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Esperando (con terror) a Godot

Mario Acha

De sus espadas harán rejas de arado, y de sus lanzas, hoces; no alzará espada nación

contra nación, ni se adiestrarán nunca más para la guerra.

Primera escena: los hechos

Tercera llamada, se abre el telón en silencio. Vemos a un lado de la escena una

espectacular fotografía del dramaturgo irlandés, amigo de Joyce, contemporáneo de


Ionesco, reflejo del espíritu moderno y pesimista profesional: Samuel Beckett (1906-

1989). La fotografía lo muestra de pie, con la camisa arremangada hasta los codos,

recostado y pensativo en la pared de su estudio, tiene el rostro apoyado en el dorso de los

dedos de una mano, mientras tiene enganchada la otra en la costura superior del pantalón.

El espacio escénico está rodeado por muros de ladrillo pintados con grafitos que invocan

a la lucha armada. Reconocemos las siglas de varias agrupaciones terroristas. En el

centro vemos, junto a un pequeño árbol, una triste banca de fierro fundido; ambos están

rodeados por toneladas de basura. La escena se alumbra por una luz, débil y mortecina.

Escuchamos, no muy lejos, a varios niños jugando, una voz de mujer los llama a cenar y

todo queda de nuevo en silencio. Una llave de agua gotea con insistencia, a lo lejos se

escucha una sirena, un perro aúlla, alguien grita groseramente que cierren la ventana... y

luego silencio. Tosen algunas personas del público.

De pronto alguien se tropieza ruidosamente con una lata de basura y entran a escena,

perdidos y perplejos, como siempre lo quiso Beckett, los tres ridículos personajes de esta

historia. (Vladimir, representado por Glenn Close; Estragón, representado por Gary

Oldman y Samuel por un Jeremy Irons totalmente rejuvenecido).

Visten trajes negros de marca, pero de menor talla, los botones están a punto de reventar;

los brazos y piernas de los actores sobresalen considerablemente de las mangas, las

corbatas son enormes y llevan puestos unos pequeños sombreros redondos. Se


distribuyen por toda la escena y esperan asustados. Todos llevan los clásicos maletines

negros de ejecutivo.

Lentamente y al compás de unas campanas, se descuelga en medio de la escena y de

manera irregular, como si el mecanismo se hubiera trabado, un letrero que nos indica que

estamos en el mes de julio (1992). Nos trasladamos hipotéticamente al lugar de los

hechos.

Vladimir (Glenn Close), se inclina vencido por el peso de su maletín y grita sin emoción

alguna: - Acaba de explotar un coche bomba en algún lugar de este planeta.


Samuel (Jeremy Irons) luego de un buen rato replica con flojera: - ¿Coche bomba?

Estragón (Gary Oldman), recogiendo un periódico arrugado del suelo: - ¡Ja! Coche

bomba: vehículo de transporte, robado el día anterior, armado con explosivos que se

detonan mediante un sencillo dispositivo electrónico, ¡Puf!

(Un rayo láser atraviesa la escena y se estrella contra la pared).

Samuel, subido sobre la banca hace equilibrio y pela un plátano mientras dice: - La

prensa limeña informa que la bomba ha sido colocada por el grupo Maoísta Sendero

Luminoso (come) y que han muerto varias (come) personas despedazadas por la

fragmentación de vidrios, entre ellas una (come) pareja de jóvenes recién casados (se

limpia la boca).
Vladimir (hace un gesto obsceno equivalente a hacer el amor): ¡Zas, zas!

Estragón (agachándose lentamente sin doblar las rodillas): -La fuerza expansiva de un

coche bomba, libera tal energía que puede destrozar por completo los órganos internos de

cualquier persona que se encuentre en un radio de cincuenta metros.

(Otro rayo láser atraviesa la escena y se estrella contra la pared, los tres caen al suelo con

las piernas hacia arriba). Suenan unos compases musicales mientras se descuelga otro

letrero que indica que ahora estamos en marzo (1996).


Vladimir se levanta, se pone a bailar con Estragón y sin dejar de mirar al público dice: -

Varios terroristas acaban de soltar gas venenoso en el metro de Tokio durante la hora de

mayor afluencia.
Samuel sigue comiendo plátanos sobre la banca y dice: - Mueren diez personas y salen

lesionadas... (come)... cinco mil (se queda paralizado).


Vladimir (sigue bailando): - ¿Qué diablos es un terrorista?

Estragón, se detiene, toma un periódico del suelo y lee: - La diferencia fundamental

entre un guerrillero y un terrorista radica en que el primero utiliza estrategias militares

que requieren de un territorio para conquistar o defender, mientras el segundo, usa la


violencia como estrategia para sembrar el pánico total.

Samuel bota la cáscara de plátano y salta de la banca. Vladimir impulsado por Estragón

da una vuelta en el aire y cae sobre los hombros de Samuel. Aparece discretamente otro

letrero que nos indica que ahora estamos en febrero (1996).

Vladimir desde los hombros de Samuel: - Explota una poderosa bomba fabricada con

media tonelada de explosivos en Londres y ha sido colocada por el Irish Republican

Army.

(Rayo láser dibuja las siglas IRA en la pared)

Samuel hace equilibrio para no dejar caer a Vladimir, saca de su maletín una bolsa de

palomitas y prosigue: - Cien personas resultaron lesionadas y (come) 39 fueron

hospitalizadas.
Estragón busca algo entre la basura y nos dice con tristeza: - Al día siguiente... los

equipos de rescate encuentran... debajo de los escombros.. .los cuerpos... de dos

vendedores de periódicos.

Levanta dos muñecos de trapo y se pone a llorar desconsoladamente.


Los tres a coro: se abrazan, giran y recitan sin respirar:

- Marzo (1996), un terrorista suicida hace explotar una bomba en un autobús en la parte

central de Jerusalén y mata a 26 personas, el atentado es atribuido al grupo palestino

Hamas (los tres aspiran con exageración).

- Agosto (1996), explota una bomba durante los juegos olímpicos de Atlanta, hay

decenas de heridos y dos muertos, uno de ellos, es un camarógrafo turco, que muere de

un ataque al corazón al tratar de cubrir la noticia (los tres respiran aliviados).

Se enciende una luz enceguecedora y vemos imágenes de la matanza de los once atletas
israelíes asesinados por los ocho palestinos del grupo terrorista Septiembre Negro en las

olimpiadas de Munich hace 24 años.

Los tres personajes se arrodillan, abren sus maletines y se cubren la cabeza con unas

medias de licra roja que les deforma el rostro por completo. Gritan, arrojan algo

imaginario hacia el público y se tapan los oídos. Simultáneamente se escuchan tres

explosiones y varias bombas neumáticas cubren el auditorio con papel picado, mientras

el escenario se llena de humo rojo. Luego de unos instantes de desconcierto, cae el telón.

Segunda escena: las sinrazones

Se levanta el telón, misma escena, mismos personajes, la única diferencia es que el

pequeño árbol junto a la banca ha florecido. Los personajes han recuperado sus rostros y

se encuentran realizando una rutina clásica de circo (intercambio rápido de sombreros).

Vladimir: - Existen muchas formas de terrorismo.

Estragón: - El terrorismo se da desde hace muchos años, recordemos la matanza de los

santos inocentes o el genocidio indígena de la conquista.


Samuel (siempre comiendo): - A fines del siglo pasado nadie estaba a salvo de los

anarquistas terroristas.
Los tres prosiguen con la rutina de intercambio de sombreros, mientras sobre la pantalla

vemos fotografías de personajes históricos asesinados por terroristas en los últimos cien

años: el presidente Sadi Carnot de Francia (1894), la Emperatriz Isabel de Austria (1897),

el Rey Umberto I de Italia (1900), el presidente McKinley de los Estados Unidos (1901).

Samuel (autoritario): - Deténganse, un momento (los sombreros caen)... silencio...

recordemos ahora los asesinatos políticos de este siglo

Se inicia una pieza musical mortuoria, nuestros personajes recogen sus sombreros y
permanecen de pie con los sombreros en la mano en actitud de oración. Se proyectan

fotografías del Archiduque de Austria (1914), de los hermanos Jack y Robert Kennedy,

del pastor Martin Luther King, del hindú Rajiv Ganhi (1991) y del israelí Yitzhak Rabin

(1995).

Vladimir (colocándose el sombrero): - Las estrategias terroristas han evolucionado.

Estragón: - Ya no apoyan ideologías como antes, ahora las fuentes de motivación son

viscerales, étnicas... separatistas, vengadoras.


Vladimir: - Se trata de una fría estrategia sangrienta para sembrar el pánico y

desestabilizar el orden establecido.


Estragón: - Sin embargo, no siempre logran desestabilizar el “establishment”.

Vladimir: - Lo hicieron en Sri Lanka.

Estragón: - No pueden en España.

Vladimir: - El pánicoterrorismo está asociado a nacionalismos exacerbados, a

intransigentes fundamentalismos religiosos, a fascismos históricos recalcitrantes, a

retornos milenaristas apocalípticos.


Samuel (ríe y recita sarcástico, como orando): - Es la voluntad de Alá, de Belcebú o

Yemanyá... que más da.


Vladimir (muy seguro): - Nostradamus vaticinó hace quinientos años que en julio de

1999 vendrá del cielo un gran reino del terror.


Estragón (remedándolo): El evangelio según San Mateo dice que nadie, nadie, nadie

conoce el día y la hora del fin de mundo, ni siquiera los ángeles del cielo.
Vladimir dobla la cintura y deja caer los brazos hasta el suelo: - - Acaba de explotar un

coche bomba en algún lugar de este planeta... alguna persona, no importa el sexo, busca

sembrar el pánico con sangre y violencia.


Estragón se sube encima de Samuel, saca una pistola, le apunta a la cabeza y grita: -

Llévame a Sudán hijo de perra.


Samuel sin dejar de comer le contesta indiferente: - ¿Para qué?

Estragón saca un diccionario y le dice: - Sudán, Sudán, Sudán, Suudán..país africano,

paraíso de todo terrorista, brinda asilo político y militar a todo secuestrador en apuros, es

la isla de los piratas del siglo XX.

Repentinamente entra a escena el polémico publicista Oliverio Toscani, (¿se acuerdan del

cartel de la monja y el sacerdote besándose?)


Toscani se dirige a Vladimir y le pregunta agresivo, mientras le muestra con decisión su

inquietante revista COLORS: - ¿Qué es la guerra para ti?.


Vladimir le da la espalda y responde avergonzado, tapándose el sexo: ¿Cuál guerra?

Toscani increpa entonces a Estragón: - ¿Es una imagen de la tele o parte de tu cultura?

Estragón encoge los hombros, voltea y se tapa la cara.

Simultáneamente vemos en la pantalla fotografías violentas de niños disparando armas y

de un “skin head” de seis años saludando como Hitler.

Toscani toma violentamente por las solapas a un Samuel totalmente laxo y le grita: -

¿Cómo afecta la guerra en lo que comes?


Samuel saca más comida de su maletín y se llena la boca, luego se deja caer al suelo.
Vemos en la pantalla a una novia llorosa seguida del cadáver de su pareja, a un joven

musulmán pateando el estómago de un anciano, a cadáveres arrojados a una fosa común

y a gente corriendo entre cuerpos despedazados.

Toscani (serio): - La lista del contraterror étnico mundial es muy extensa, vascos

separatistas en España, hermandades islámicas en Israel, Tigres Tamiles en Sri Laka,

Kashmires en Pakistán, extremistas Kurdos en Turquía y muchos otros más.


Estragón le arrebata la revista COLORS a Toscani, lo empuja y lee furioso: - Hay 25

millones de Kurdos que viven dispersos entre Turquía, Siria, Irak, Irán, Armenia y

Azerbaiyán, se trata del grupo étnico más numeroso del mundo que no tiene un país
donde vivir.
Samuel (en tono burlón de niño): - En toodas paartes los deteestan porque se aferran a su

identidaad.
Vladimir (sacude el árbol con violencia y se desprenden todas las flores): - Vivimos en

un planeta áspero y brutal.

Voces anónimas que gritan desde el público

- La quinta parte de la población del mundo en desarrollo se queda con hambre al

finalizar el día.

- La cuarta parte no satisface sus necesidades básicas.

- La tercera parte vive al margen de la existencia humana

Samuel, destapa un refresco y dice: - Efectivamente vivimos en un mundo de (bebe el

refresco) contrastes inquietantes e injustos, donde millones de personas padecen hambre

y (bebe, eructa y se limpia la boca) muchos niños mueren inútilmente.


Estragón empieza a ahorcar a Samuel y grita desesperado: - ¿Cómo es posible justificar

el terror?
Vladimir los separa.
Repentinamente recibimos imágenes en directo, transmitidas desde el podio de la

Asamblea de las Naciones Unidas, un burócrata internacional de uñas limpias y

perfumadas lee una de esas típicas frases inútiles reproducidas en todos los idiomas

oficiales de la criticada organización: - No se debe permitir que las angustias de hoy

paralicen las iniciativas de mañana.

La Asamblea aplaude, el público del pequeño teatro lanza tomates a la pantalla.

Los tres personajes se sientan muy apretados en la banca.

Vladimir: - En un futuro no muy lejano, los terroristas será individuos aislados que

atacarán rabiosamente todo lugar donde se reúnan más de diez personas... y nos
aniquilaremos los unos a los otros.
Samuel (indiferente): - Es la ley del rencor social.

Estragón: Y explotará una bomba cada vez que alguien encienda su televisor.

Vladimir (totalmente desquiciado): - ¡Que maravilla! ...Terrorismo virtual.

Samuel (dirigiéndose al público): - ¡Ja!, nada nuevo, esto es lo que dice Walter (come)

Laqueur en “Postmodern Terrorism”

Samuel le da un mordisco indiferente a otro plátano, Vladimir se arregla las uñas y

Estragón busca algo en una ruidosa bolsa de papel...los tres, esperan...

(se escuchan explosiones de bombas)

Estragón (luego de varios interminables minutos voltea ruborizado hacia la tramoya del

teatro) y susurra en voz baja: - Psst... oiga joven... psst... (y señala el telón)
Vladimir (susurrante e incomodo): - Hagan algo... bajen ese maldito telón (siguen

explotando bombas)
Samuel (indiferente): - Esto no conduce a nada... (muerde un trozo grande de plátano y

lo mastica lentamente mirando al cielo, los otros dos personajes tiemblan de miedo)...

Se apagan las luces (escuchamos pasos apresurados dentro de la escena)...cae el telón.


México, septiembre de 1996

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