por las diócesis 28 de marzo al 3 de abril de 2010 ev: 23

Al Paraíso Padre Manuel

REDACCIÓN El Visitante
director@elvisitante.net
Meses atrás celebró su sexagésimo quinto aniversa-
rio de ordenación sacerdotal y días atrás, “con la arma-
dura de Cristo”, el Padre Manuel J. Gamarra Cortijo se
marchó al Paraíso.
De 91 años y oriundo de la Provincia de Yauyos en
Lima, Perú, Padre Manuel trabajó por Jesús y su Iglesia
sirviendo en la Parroquia Santísimo Sacramento de la Ur-
banización Matienzo Cintrón y del residencial Manuel A.
Pérez en Río Piedras.
Después de ordenado, su primera misión en la cor-
dillera de los Andes. Su dominio del idioma quechua le
permitió comunicarse con los feligreses de la zona andi-
na.
En septiembre de 1991 fue amenazado de muerte
por el grupo terrorista Sendero Luminoso, famoso por
exterminar autoridades del sector civil y religioso, así
(SUMINISTRADA)
el Cardenal Luis Aponte Martínez le dio la bienvenida con
amor de padre y le permitió pertenecer al clero diocesa-
no de San Juan. Más tarde lo acogió el Arzobispo de San
Juan, Monseñor Roberto González Nieves.
“Siempre vi la alegría dibujada en su rostro y perci-
bí que era un hombre de Iglesia siempre presto al ser-
vicio, especialmente de los más pobres. Cuando vino a
la Arquidiócesis hace 18 años, le pidió al Cardenal Luis
Aponte Martínez que lo asignara a una parroquia pobre.
Todos los años entre nosotros trabajó con los pobres. En
el residencial Manuel A. Pérez dio un testimonio muy
hermoso de la vida sacerdotal”, dijo el Arzobispo de San
Juan, Roberto González Nieves, tras las exequias de Padre
Manuel.
De otro lado, el pasado fin de semana el Arzobispo
presidió una misa en la Catedral de San Juan por las vícti-
mas del terremoto y maremoto que semanas atrás estre-
meció a Santiago de Chile. A la celebración asistieron el
cónsul de Chile en Puerto Rico, Cyril Meduña y su familia.

“Hemos querido orar por todas las víctimas, por sus

como personajes prominentes de los pueblos del Perú. familiares y de manera especial por la Iglesia. Dentro de
Con profundo dolor en su corazón, tuvo que salir del varias semanas tendremos nuestra propia campaña de
Perú con la anuencia de su Obispo. Dejó a su amada pa- solidaridad para enviar nuestros donativos a la iglesia
tria y a sus feligreses después de haber servido al Señor hermana en Chile”.
“Fue un hombre de Iglesia siempre presto al servicio,
especialmente de los más pobres”, dijo Monseñor Roberto.
por 47 años en el Perú. Su refugio fue Puerto Rico. Aquí,

CAGUAS MAYAGÜEZ

Oración, limosna y ayuno “Y llamó a los que Él quiso”

OFICINA DE COMUNICACIONES
Diócesis de Caguas
Estos son los elementos básicos con
los que debemos alcanzar las promesas
que hicimos el miércoles de ceniza, cuan-
do acudimos con gran fe y devoción a
cumplir con nuestros buenos propósitos,
de aprovechar el tiempo de cuaresma
para prepararnos dignamente a las fiestas
Pascuales.
Ante la invitación de:
“Si te conviertes y crees en el evan-
gelio”
-respondiste- : “Renuevo mi esperan-
za”
Así, hemos venido cumpliendo desde
nuestra experiencia personal con estos
tres puntos de apoyo y crecimiento de fe.
La oración, limosna y ayuno son las
herramientas para caminar hacia la espe-
ranza, para fortalecer el carácter de cada
persona. Son aquellas que fortalecen
nuestra relación con Dios.
La Limosna me llevará a establecer
nuevas relaciones con mi prójimo, espe-
cialmente con los más pobres, con los que
sufren.
Es el Medio que voy a usar: El com-
partir mis bienes, desarrollará en mí el
sentido del acompañamiento a través de
la solidaridad.
La Oración: Es la que me lleva a recu-
perar mi relación con Dios, y a profundi-
zar en su conocimiento.
El Ayuno, me ayuda a recuperar una
buena relación con mi persona, mortifi-
cando mi cuerpo, negándome los gustos
personales y comida.
Oración por las pequeñas comunida-
des
Señor, Padre bueno, que nos llamas a
ser una sola familia en el amor, llénanos
de tu Espíritu Santo, para que, guiados
por la Palabra de Vida, renovemos nues-
tras vidas, nuestras familias, nuestras co-
municados y todo nuestro pueblo puer-
torriqueño.
Ayúdanos a caminar y crecer en uni-
dad, compartiendo lo que somos y tene-
mos en solidaridad, sin excluir a nadie,
para que la vida y el proyecto de Jesús, el
Buen Pastor, se haga realidad entre noso-
tros y nosotras, y así se extienda tu Reino
de vida, justicia, verdad y amor.
Que todos conozcan tu gran bondad
y se construya nuestra comunidad con la
alegría que haces brotar de los corazones
sencillos.
A ti la gloria por los siglos de los si-
glos. Amén.
JOSÉ GUSTAVO Torres Vega
Para El Visitante
Esa frase del evangelio junto con
el refrán popular: “No importa la can-
tidad sino la calidad”, la pudimos con-
firmar recientemente, cuando cinco
jóvenes de la Diócesis de Mayagüez
asistieron al retiro vocacional que or-
ganizó la Pastoral Vocacional Diocesa-
na.
Teniendo un pensamiento mera-
mente humano, podríamos decir que
fueron muy pocos; pero teniendo un
pensamiento cristiano, diríamos que
fue una bendición, ya que estos jóve-
nes demostraron un verdadero anhelo
de discernir la vocación a la que Dios
les llama (sacerdotal, vida religiosa,
matrimonio, laico comprometido…).
Los que estuvimos trabajando de
cerca con ellos, vimos como en esos
días se esforzaron por vivir el retiro, por
mantener un ambiente de oración que
les ayudase a escuchar la voz de Dios.
En el retiro, se trataron diversos temas
como la vocación, el discernimiento, el
sacerdocio (diocesano, religioso, insti-
tuto secular) y el matrimonio.
Ciertamente, al final del retiro se
pudo percibir en ellos la alegría de
haber participado. No hay duda que
el Señor “llamó a los que Él quiso” y
eso es algo que nos llena de alegría,
porque vemos que todavía hay espe-
ranza para la Iglesia y para la Diócesis
de Mayagüez.
Invitamos a los jóvenes a que no
tengan miedo a la llamada del Señor.
Si Él les llama, respondan con genero-
sidad. A los padres de familia, les ex-
hortamos a que si sus hijos muestran
tener inquietud vocacional, no se los
prohíban. Dejen que ellos contesten a
la llamada del Señor. ¿No saben que el
tener un hijo sacerdote es una bendi-
ción para la familia? No tengan miedo
en entregar sus hijos al Señor.
A los sacerdotes, les pedimos en-
carecidamente que se unan a la labor
vocacional y ayuden a promover los
talleres y retiros vocacionales. Todos
somos parte de la obra vocacional
diocesana. La Iglesia necesita sacerdo-
tes, sacerdotes santos y buenos que la
sirvan como ella quiere y merece ser
servida.
Oremos al Señor para que envíe
más operarios a su mies y para que Su
voluntad se cumpla en los jóvenes va-
lientes que asistieron al retiro.
(El autor es seminarista de la Dió-
cesis de Mayagüez).