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 ALUMNA: Ma.

Victoria Gomez Vila

 CÁTEDRA: Historia de la Filosofía Moderna

 FECHA DE ENTREGA: 14/12/09

TRABAJO PRACTICO Nº 3
La filosofía crítica de Kant en la Crítica de la razón pura

La Crítica de la razón pura es ciertamente una de las obras más complejas e intrincadas
en la historia de la filosofía. El extremo detalle en cada uno de los tópicos abordados
influye en su lectura extenuante, provocando la pérdida de atención en el eje central de
la propuesta kantiana. En orden de evitar tal inconveniente, consideramos fundamental
el dirigirse a los interrogantes planteados por Kant en este escrito, los cuales han sido
tomados en cuenta para el desarrollo del presente trabajo: “¿Qué puedo conocer? ¿Qué
debo hacer? ¿Qué puedo esperar?”1.
Según lo estipulado en la consigna, debemos explayarnos en la respuesta que otorga
Kant a la primera pregunta. A diferencia de O. Höffe, quien vislumbra la posibilidad de
que la Crítica se refiera sólo a la mencionada duda como una “lectura superficial” 2,
consideramos la enumeración de estos interrogantes como una suerte de proyecto de
investigación, el cual encontrará el primero de sus interrogantes replicado con extensión
considerable en la Crítica, mientras que los restantes se verán respondidos en textos
posteriores.
¿Qué puedo conocer, entonces, según los preceptos kantianos? De acuerdo a R. Torretti,
la noción de conocimiento debe vincularse con el juicio, el cual nos remitirá a “todas las
representaciones expresables en proposiciones capaces de verdad o falsedad”3. Sin
embargo, aquí meramente comienza el despliegue de la estructura gnoseológica
kantiana. El conocimiento, continúa Torreti, puede ser empírico (a posteriori;
proveniente de la experiencia), o a priori (puro; independiente de la experiencia). Esto
puede ser fácilmente relacionado con la clasificación de los distintos tipos de juicios, a

1
Kant, I. CRITICA DE LA RAZÓN PURA. Ed. Alfaguara, 1978, Madrid, B 833.
2
Höffe, O. “La crítica de la razón pura de Kant vuelta a leer 200 años después” en IMMANUEL KANT:
VIGENCIA DE LA FILOSOFÍA CRÍTICA. Siglo del Hombre Editores, 2007, Bogotá, p.20.
3
Torretti, R. MANUEL KANT: ESTUDIO SOBRE LOS FUNDAMENTOS DE LA FILOSOFÍA
CRÍTICA. Ediciones Charcas, 1980, Buenos Aires, p. 306
saber, los juicios analíticos a priori, los juicios sintéticos a posteriori y los juicios
sintéticos a priori. Estos últimos significan la concentración de las máximas energías de
Kant a la hora de exponer su teoría, debido a que dan cuenta del conocimiento sintético
a priori, el cual implica la conciliación de aspectos teóricos con aquellos vinculados a la
experiencia.
El entendimiento, facultad esencial en el proceso cognoscitivo, se reduce a la actividad
de juzgar, la cual implica, según hemos visto, enlazar una multiplicidad de
representaciones. El enlace de los juicios, en este caso, se dará con los conceptos puros
del entendimiento, también conocidos como categorías. Dichos conceptos, conectados
con los esquemas, vinculados a los principios del entendimiento y actuando junto con
las intuiciones sensibles puras (espacio y tiempo), contribuirán a la construcción del
objeto de conocimiento, en tanto a priori.
Las categorías encuentran su necesidad en la unidad originaria sintética de la
apercepción, la cual se identifica con el “Yo pienso”, que acompaña cada una de
nuestras representaciones. Sin la intervención de dicha unidad, no sería posible
mencionar un sujeto gnoseológico.
Al reconocernos en cada una de las representaciones que acompañamos, tenemos
conciencia de nosotros mismos. No obstante, tal conciencia no implica un
autoconocimiento; si fuese así, estaríamos hablando de un yo sustancial, afirmación
incómoda para Kant. La sola manera en que podemos conocernos es fenoménicamente,
según nos manifestemos.
Como podemos observar, lo único posible de conocer, en definitiva, es el fenómeno, el
cual consiste en la representación que tenemos de la cosa en sí. Éste será encuadrado
espaciotemporalmente y sintetizado categorialmente por el sujeto. Sin embargo, ningún
concepto, principio, intuición o unidad sintética sería posible si no fuera por la
participación del dato sensible en el proceso gnoseológico. La experiencia, o
conocimiento empírico, no será de suprema relevancia en el idealismo trascendental
kantiano, pero es justamente ella la que permitirá establecer una conexión entre las
determinaciones del sujeto y el mundo empírico que lo rodea.
Consideramos esta última noción el máximo aporte de Kant en la historia de la filosofía
moderna. A pesar de la fuerte contienda entre un racionalismo y un empirismo
inconciliables, vigentes en su época, Kant supo hallar la forma de legitimar ambas
corrientes de pensamiento, pero brindando claramente una mayor importancia al
elemento intelectual en el desarrollo gnoseológico de su obra cumbre.

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