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Todos ramos jvenes, relativamente jvenes, a excepcin de Miguel ngel Asturias que ya cruzaba los setenta. Viajbamos por Alemania en un autobs privado,
invitados a la Feria de Frankfurt en el otoo de 1970, cuando la literatura latinoamericana empezaba a llamar la atencin
en Europa. La mayora estaba compuesta
por escritores connotados (Garca Mrquez,
Vargas Llosa, Asturias, Edwards, Puig, Gar mendia) aunque faltaban muchsimos fa mosos (Rulfo, Cortzar, Fuentes, Onetti,
Roa Bastos).
De aqu para all nos traan recorriendo Alemania en el autobs; dando tiempo, adems, a que el Gabo se pusiera a
inventar jueguitos verbales para matar el
tiempo. Como aqul de proponer qu objetos o personas merecan calificarse de
pavosos: un trmino desconocido para
m que defina lo cursi, lo excntrico, lo
ridculo
Pavoso es ponerse corbata de moo
deca de pronto Jorge Edwards. Y los dems insinubamos: Pavoso es dormir con
calcetines. Pavoso es un sombrero de ca rrete. Pavoso es el frac.
Pavoso es Miguel ngel Asturias
murmur bajito Garca Mrquez para
no hacerse escuchar por el Premio Nobel
guatemalteco que viajaba siempre, en compaa de su esposa Blanca, al fondo del
autobs.
Se soltaron las risotadas.
Ah empez la discordia entre los dos
novelistas, supongo.
Cuando el autobs hizo una breve es cala en Darmstadt nos llevaron ante un grupo de matemticos y cientficos solemnes
que poco o nada saban de literatura latinoamericana. Tal vez por eso dirigieron sus