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La visita de los primos

El sábado en la tarde llegaron mis tíos y mis primos de visita. Unos venían de la
Sierra Norte del Estado, de Huauchinango, una ciudad grande y muy bonita,
con sus casas típicas con techo de tejas debido al clima lluvioso. Hay varios
arroyos y ríos que en época de lluvia crecen e impiden el paso de personas y
de vehículos. Hay muchos cerros, algunos muy altos como el Cempoaltépetl
con sus cerca de 20 picos, se dice que aquí todavía se encuentran temazates,
que son venados de pequeña estatura, así como coyotes. Abunda la vegetación
sobretodo los ocotes, oyameles, encinos, etc., hay árboles frutales como el
aguacate, manzanos, perales, ciruelos, chirimoyos, plataneros, papayos;
también se cultivan las azaleas, las gladiolas, las hortensias, buganvilias,
pascuas, y orquídeas. Todavía conserva algunos animales silvestres como el
gato montés, ardillas, conejos, tlacuaches, murciélagos, tejones, serpientes y
una gran cantidad de aves, de mariposas e insectos. En estos días ha estado
lloviendo mucho y ha hecho también bastante frío, por eso vienen muy
abrigados con sus chamarras. Pero aquí en Puebla, el clima está templado y ya
se empieza a sentir mucho calor. Aunque les gusta la ciudad de Puebla por
todas las comodidades que ofrece, ellos extrañan la Sierra, ya que mires para
donde mires, todo siempre es verde.
Los otros parientes vienen de la Mixteca poblana, de la región de Tehuacán, un
lugar seco y cálido, llueve muy poco, y sin embargo abunda la vegetación en
los cerros colindantes, aunque la mayoría tiene espinas. Mis primos se dedican
al cultivo del pitayo y de la pitahaya, así como del nopal de tunas y el nopal
que se come como verdura, también tienen sembradíos de xoconoxtle de
varios colores sus frutos. En los alrededores hay izotes o palmeras, sus hojas
parecen espadas, estas palmeras dan un quiote lleno de flores, algunos les
llaman palmitos, aquí en Puebla les llamamos cacayas, son flores blancas que
se guisan con un poco de tequesquite y son muy sabrosas. En esa región
también abundan las palmas para hacer los petates, aventadores, chiquehuites
de varios tamaños, monederos y diversos objetos artesanales elaborados con
palmas pintadas de diferentes colores. Entre la vegetación de los cerros
cercanos a Tehuacán se encuentran gran variedad de biznagas que dan unas
hermosas flores, cada especie florea de un color distinto, al secarse la flor dan
una especie como de chilitos y otras en forma de pequeñas piñas, saben
agridulce y a mis primos les gusta ir al cerro a pixcar estas frutitas. Abundan
los mezquites, los huitzcolotes, huizaches y otros arbustos con espinas en las
que anidan diversas aves. Hay palomas, llamadas tehuacaneras, antes era
común verlas también en Puebla, pues son aves que emigran, ahora se les
llega a ver poco aquí en mi ciudad. Hay centzontles, y otras aves canoras, aquí
todavía se encuentran poxoacas, es decir correcaminos que se alimentas de
lagartijas, serpientes y otros insectos. También hay muchas mariposas,
insectos y varios tipos de serpientes como la víbora de cascabel y el coralillo.
La región de Tehuacán también es rica en fósiles marinos y lugares
arqueológicos. Me cuentan mis primos que ellos salen a buscar conejos en las
tardes. Antes iban en busca de venados, pera ya casi no hay. Cuando van al
cerro deben de llevar pantalones de mezclilla por las plantas espinosas que les
desgarran la ropa. Hay poco agua, por eso la cuidan mucho y en las casas
antiguas hacían aljibes para almacenarla y tener agua todo el tiempo, esta
agua la usaban para lavar, para los animales y las plantas, y para tomar
recogían el agua de lluvia a través de canaletas que bajaban de los tejados. A
estos primos también les gusta venir a Puebla, aunque no se hayan por tanto
ruido y esmog, ellos prefieren sus cerros adornados con órganos, algunos de
gran tamaño donde anidan las aves canoras.
Fuimos todos el domingo de visita a Atlimeyaya, en Atlixco. Salimos de Puebla
a las 8 de la mañana, para estar en el mercado de Atlixco a las 8:30, ahí
desayunamos tamales y atole de granillo, quesadillas y molotes; los tíos y mis
papás compraron chocolate, pinole, queso, pepitas, cacahuates enchilados,
palanquetas y alegrías; y sabrosos chapulines para ir comiendo en el camino.
Después de desayunar fuimos al zócalo a comer helados. En los árboles del
parque vimos ardillas que corrían entre las ramas. Pasamos primero a la
colonia Cabrera en la que hay muchos viveros y conocimos plantas de diversas
partes de la república e incluso de otros países. Nos tardamos un buen rato
pues visitamos varios viveros, solo se compraron pocas plantas porque no
cabían en los coches y camionetas en las que viajábamos. El clima en Atlixco
es muy agradable, se dice que es el mejor clima del mundo, no hace frío, ni
calor, hay agua en abundancia así como mucha vegetación, principalmente
cultivos de maíz, frijol, alfalfa y en algunos lugares caña de azúcar. También
abundan los árboles frutales. Cerca de las dos de la tarde llegamos a
Atlimeyaya, visitamos el ahuehuete de cuyas raíces brota un ameyal de agua
fría que va a dar al centro piscícola donde crían principalmente truchas. Hay
varios restaurantes y cada uno tiene sus piletas de agua corriente donde se
crían los peces que consumen los clientes, en algunos nos permiten pescar los
peces que nos vamos a comer. Aunque aquí en Atlimeyaya en la tarde ya se
sentía frío, pero eso se debe a que está hacia arriba de Atlixco, en las faldas
del Popocatépetl. En el camino de regreso vimos varios conejos, y a pastores
que regresaban a sus casas después de cuidar al ganado en el campo.
Salimos de Atlixco ya noche, porque todavía se pasó al zócalo a tomar café con
pan, algunos pidieron chocolate con agua y otros con leche. En la carretera a
Puebla, vimos el cielo estrellado, y mis tíos decidieron estacionarse en un
terrero plano, a un lado de la carretera. Mis primos me dijeron los nombres de
algunas constelaciones, yo no me las sé porque en Puebla, con las luces de la
ciudad ya no se ve el cielo estrellado, solo algunas estrellas. Me fascinó cómo
estando todo oscuro se ve gran cantidad de estrellas, mis tíos me dijeron cuál
era la Vía láctea; nos emocionábamos cuando veíamos algunas estrellas
fugaces. Después de un rato empezamos a sentir algo de frío y decidimos
regresar a los coches para continuar nuestro camino. Al salir de una curva, se
presentó el espectáculo de la gran ciudad de Puebla alumbrando el Valle en el
cual se encuentra asentada, realmente es un hermoso espectáculo pero no se
compara con las luces del cielo.
Mi estado es muy hermoso y eso se debe al relieve del suelo que es lo que
permite una variedad de climas, donde lugar a diversos ecosistemas, desde
tierra caliente hasta lugares muy fríos, desde lugares con lluvia abundante
hasta otros en los que casi no llueve, y todo esto permite que haya una gran
variedad de flora y de fauna. Siendo Puebla uno de los Estados más ricos del
país.

J. C. Rubén Sánchez meza


3 de abril de 2010

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