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I. La Educación Monástica.
1. La invasión de los pueblos bárbaros a occidente en el siglo V d. de C., sólo trajo un
gran desastre en todo orden de cosas. Éstos destruyen todo a su paso. La cultura y
educación que logró sobrevivir fue la que se conservó en los monasterios, donde lo
bárbaros no pudieron ingresar. Independientemente de este hecho los monasterios se
convierten en los únicos centros donde se desarrolla la cultura y educación de la
época.
2. Entre los monasterios hay que contar a la orden benedictina, fundada por San Benito
en Monte Casino el 529, y que alcanzará en esta época su máximo esplendor.
Sobresalen el de Monte Casino, el de York en Inglaterra, el de Fulda en Alemania,
el de Gall de Suiza y el de Tours en Francia.
3. En los monasterios era esencial la vida religiosa y de un modo secundario era
importante la vida cultural y educativa. Por ello, el aspecto cultural era
relativamente bajo y si muy elevado el cultivo espiritual. Su finalidad educativa más
importante era la educación de los monjes, la que comenzaba a los 6 o 7 años como
pueri oblati y duraba hasta los 14 o 15. En esta época se los iniciaba en la lectura y
escritura, en los trabajos agrícolas y artísticos, en la copia de los manuscritos y el
estudio de la Sagrada Escritura. Posteriormente se introdujo el estudio de los
clásicos. También los monasterios tenían escuelas externas para la educación de
alumnos pobres que no se dedicaban a la vida monacal. Según Otto Willman al
terminar la Edad Media había alrededor de 37.000 edificios pertenecientes a los
benedictinos u otras órdenes derivadas.
4. En la Edad Media surge un nuevo tipo de educación a través de las escuelas
catedralicias, que se desarrollan sobretodo a partir del s. XI. En ellas la educación
estaba a cargo de un scholasticus o didaskalus. Las escuelas catedralicias más
notables fueron las de Letrán en Roma, Lieja, Riems, Magdeburgo, Padeborn, etc.
5. Estas escuelas estaban destinadas a la formación del clero y en ellas se estudiaba el
trivium y el quadrivium, y la teología. Igualmente tenían una escuela externa donde
asistían alumnos de las clases sociales altas.
6. Los Obispos tenían una función de inspección sobre éstas y las escuelas
parroquiales que estaban adscritas a una parroquia y estaban a cargo del párroco o
el sacristán.
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con los demás caballeros se deben respetar ciertas normas, las que dan origen al
código de honor. Finalmente en el trato con la mujer debe primar una consideración
especial y de aquí surge la cortesía.
2. También el caballero ha de poseer ciertas condiciones físicas: saber manejar las
armas, realizar determinados ejercicios y dominar algunos elementos espirituales e
intelectuales. “Observamos en los caballeros un valor temerario, una arrogancia
personal, un respeto de si mismo, un cumplimiento cortesano de la palabra de
honor, aunque empeñada con arreglo a ciertas formas, despreocupación de toda
ventaja personal, excepto la gloria guerrera, y por otro lado, ferocidad salvaje,
crueldad deliberada, coraje llevado casi hasta la locura, extravagancia manifiesta,
prodigalidad frívola, falta de disciplina militar, escasez de la fe cristiana e
infidelidad”.
3. Dithey compara este caballero medieval con el de los guerreros de la época heroica
de los griegos, romanos y árabes, y advierte que estos ideales se encuentran en todos
los pueblos.
4. La educación del caballero se iniciaba en la familia, pero a los 7 años era enviado a
la corte o al palacio de un caballero, quedando al servicio de las damas como paje.
A los 14 o 15 años pasaba a ser escudero, acompañando a su señor en las guerras y
a su señora en las horas de paz en el castillo. A los 21 años era armado caballero en
una ceremonia especial y entonces adquiría una personalidad independiente, aunque
a veces era vasallo o tributario de otro caballero.
5. La formación intelectual del caballero era muy pobre, incluso algunos no sabían ni
leer ni escribir. En cambio se cultivaban intensamente en las destrezas físicas entre
las que se incluían la carrera, la equitación, la esgrima, el manejo del arco, de la
caza y de la lanza. No se descuidaba la formación espiritual, que consistía en el
recitado de oraciones, de poesías, en la lectura y escritura, y también en la música y
el canto.
6. La culminación de los ejercicios físicos lo constituía la participación en torneos en
los que se juzgaba el valor y la habilidad de los caballeros.
7. La educación de la mujer también estaba presente y consistía en aprender las tareas
domésticas y en el cultivo de la poesía, la música y el canto. La mujer era una figura
muy exaltada por los caballeros, a quienes consideraban como uno de sus ideales
más queridos.
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Mandonnet. Chronologie des quaestions disputeés de Saint Thomas”. Rev. Thomiste, XXIII, 1928.
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afirmar que Dios no existe. Estas objeciones eran expuestas por el público asistente,
en primer lugar los profesores, y luego los ayudantes y alumnos. Después se
resolvían una a una las objeciones propuestas. Y finalmente el maestro desarrollaba
la solución al problema propuesto. Esta última parte se conoce como determinatio
porque el maestro a partir de los principios daba la solución al problema planteado.