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Jesualdo Sosa
Jesualdo Sosa nació en el campo de Tacuarembó y trabajó desde niño, por eso
pudo comprender mejor el drama de los que concurrían a la Escuela Rural de
Canteras del Riachuelo (Colonia). Allí surge el relato de Vida de un Maestro (1935)
que presentado como un diario de clase, registra mucho más que la búsqueda de
una técnica por parte de un joven maestro inconformista. El libro que cumple
setenta años, puede ser juzgado como una novela a la vez que constituye un
tratado de educación.
Maestro y escritor, se dedicó a las letras para demostrar la posibilidad de una
educación nueva y decir su "rebelión como hombre" y su "escondida venganza
contra la despersonalización de la escuela hacia el individuo" según el mismo
afirmara. Su primera experiencia docente la realizó en la Escuela Experimental Nº
1 de Montevideo. En su tarea chocaba a menudo con directores e inspectores que
consideraban que su clase "paseaba demasiado". Su vocación social lo llevó a
probar suerte en una escuela rural de la que su reciente esposa María Cristina
Zerpa era directora. En Riachuelo se encontró con un panorama desolador. No
podía enseñar a niños que padecían hambre, así que consiguió unas vacas para
criar en el predio escolar. Descubrió en ese lugar la explotación y las desigualdades
sociales; los niños de la escuela estaban obligados a "repetir" varias veces por
ausencia de cursos superiores. Lo peor era el destino que les esperaba cuando a
los diez o doce años debían convertirse en asalariados rurales para engrosar la
lista de los que no tenían más que sus manos. Jesualdo así se dio cuenta que la
escuela era el único agente de cultura y que hacía felices a los niños, por eso
suprimió vacaciones y feriados y creó cursos para ex alumnos, además incluyó
dentro de los estudios escolares el cálculo aplicado al valor de un jornal, el precio
de la mercancía, la ganancia de un propietario, para que los jóvenes se movieran
con mayor lucidez.
Inspirado en las ideas de la Escuela Nueva de principios de siglo, centró el
quehacer educativo en los intereses del niño, estudiándose los temas que los
alumnos llevaban como preocupaciones cotidianas. Dos de los centros de su
práctica serán "la autonomía del trabajo infantil" y "el problema de la expresión"
por eso en sus cursos se aprendía también al aire libre y en campamentos de
exploración. El dibujo ocupaba un lugar fundamental, como una forma de
apropiarse del mundo externo y como un camino para construir la propia
identidad. De hecho un grupo de sus alumnos participó de una exposición en el
Círculo de Bellas Artes de Montevideo y algunos, como Aldo Faedo fueron luego
pintores. Otra forma de expresión promovida por él fue la escritura que representa
un esfuerzo del niño por "traducir impresiones propias, por lo tanto es un
instrumento personal de cada uno" razón por la cual el cuaderno escolar sería "el
libro personal del niño" transformándose en una biografía de su experiencia. De
esta forma obtiene productos reveladores del mundo interior del niño que recogerá
en el libro 500 poemas de los niños de la escuela de Jesualdo. Otras de sus obras
fueron Nave del alba pura (libro de poesía publicado en 1927), Elegía
Autobiográfica (1949) donde habla de su infancia en un pueblo del norte, Mi viaje
a la URSS (1952) donde documenta su admiración por el sistema soviético, luego
de haber sido destituido de su cargo por la dictadura de Gabriel Terra y realizar
ese viaje, 17 Educadores de América (1945) donde expresa su idea de desarrollar
una "pedagogía de tránsito" útil para Latinoamérica que conjugue los ideales con
las duras condiciones sociales.
Fue conferencista en el Uruguay y en el extranjero. En 1939 el gobierno de México
lo invitó a colaborar en los planes de educación y en 1944, superado el ciclo
terrista es asesor del Ministerio de Instrucción Pública y profesor de Pedagogía en
los Institutos Normales. En esa época se afilia al Partido Comunista visitando varios
países del "bloque socialista". Jesualdo contribuyó a concebir y fundar la Escuela
de Educación de la Universidad de La Habana, que dirigió durante 1961-62
enseguida de la revolución y el Instituto Cultural Bertolt Brecht que vincula a
Uruguay con Alemania.
En su libro Vaz Ferreira, pedagogo burgués (1963) analiza y rechaza buena parte
de las ideas y proyectos del referente filósofo uruguayo, reprochándole vacilación,
abstracciones, inacción, exceso reflexivo y temores propios de la pequeña
burguesía y cuyos criterios contradicen su idea de "pedagogía de tránsito" que
ubica su posición político-social y apuesta a todo lo que se puede cambiar antes de
que cambie todo.
La dictadura cívico militar instalada en Uruguay en 1973 prohibió su actuación
pública y la circulación de sus textos. El maestro fallece en 1982. Tres escuelas
llevan su nombre en Caracas, Santiago de Chile y Riachuelo. Su último libro La
Escuela Politécnica Humanista, se publicó en 1974. A diferencia de lo que ocurre
con otras personalidades de la educación y la cultura, este maestro
tacuaremboense no ha sido olvidado, encontrándose por ejemplo en internet
referencia sobre su vida y obra
(www.quehacer.com.uy/Uruguay/Jesualdo/jesualdo_vida_obra.htm).
Todo esto permite encontrar a Jesualdo Sosa entre quienes valoran el papel
positivo y democratizador de la educación.
En el año 2005 se cumplió el centenario del nacimiento de Jesualdo, y más allá del
homenaje que se le tribute como pedagogo comprometido con los más altos
valores de la educación de nuestro continente, es una buena ocasión para
reflexionar sobre su obra, que ha permanecido marginada por el olvido
inconsciente o interesado, el desconocimiento o el brillo de modas que muestran
como nuevas, cuestiones planteadas con lucidez en el pasado.
Conocer las raíces pedagógicas comunes latinoamericanas es una exigencia que
permanece insatisfecha a pesar del continuo multiplicarse de la literatura sobre
educación. En este marco se plantea la recuperación de la obra de Jesualdo.La
publicación en 1935 de “Vida de un maestro”, en la que narra su experiencia en la
escuela rural de Canteras del Riachuelo, produjo viva conmoción en el magisterio
latinoamericano que vio reflejada en aquellas páginas sus propias inquietudes y
convicciones.
Luego fue ampliamente reconocido por los medios académicos que lo llevaron a
ejercer la docencia y el asesoramiento en educación también fuera de su patria.
Dictó conferencias y cursos en diversos países de América Latina, Europa, Asia y
África, y en Estados Unidos. En 1961-62 estuvo en Cuba, donde fue decano de la
Facultad de Educación y colaboró como asesor en la Campaña de Alfabetización.
Desde innumerables tribunas luchó por los derechos de los niños y de los maestros
y por un mundo más justo. En 1965 participó en el Congreso Internacional de
Educadores en Argel como miembro informante de la Federación Internacional de
Sindicatos de la Enseñanza.
Obtuvo varios premios nacionales e internacionales por su labor pedagógica,
literaria e histórica.En el presente trabajo nos proponemos presentar brevemente
los temas que consideramos fundamentales dentro de su obra: su proyecto
curricular basado en la expresión creadora y el interés actual y su concepto de
“pedagogía tránsito” que ubica su posición político-social. Además presentamos un
comentario sobre el ensayo inédito “Vigencia de la educación en Lenin” en el que
estaba trabajando cuando la dictadura se instauró en nuestro país. Durante ese
nefasto período, cuyo final no llegó a ver ya que falleció en 1982, se le prohibió
cualquier tipo de actuación, así como la difusión y venta de sus libros.
Su dimensión político-social.
1.-Pedagogía- tránsito.
Al referirse a José Carlos Mariátegui, Jesualdo dice: “La obra de los pedagogos que
América ha denominado revolucionarios, está llena del más hondo sentido
humanista; tiene un derrotero lógico y científico, nunca utópico, y tan seguro como
que él acabará con esa escuela arcaica; y responde, en su tiempo, a los llamados
del pueblo que despierta a la conciencia de su verdadero destino social, más allá
de toda especulación puramente intelectualista.” (9)Estas palabras son
premonitorias de la forma en la que hoy se puede caracterizar la propia trayectoria
de Jesualdo, que desde muy joven estuvo presidida por una visión humanista
arraigada en nuestro destino latinoamericano. Sus inquietudes lo llevaron a
estudiar magisterio y a vincularse al periodismo, actividades que lo pusieron
rápidamente en contacto con la situación política y social.
Es así que se alineó con quienes luchaban a favor de la República Española y de
los Aliados durante la Segunda Guerra Mundial y adhirió al marxismo, integrando
una generación de docentes uruguayos que prestigió nuestra escuela pública
intentando elevar su nivel técnico y luchando al mismo tiempo por los derechos del
niño.En su trabajo inicial como maestro, se sintió obligado a hacer una
fundamental opción: “...o yo respondía con mi trabajo a los intereses de la
Empresa explotadora de la región, (...) o a las necesidades e intereses de los
habitantes de la aldea, en su mayoría, obreros y gregarios de la Empresa. (...)
desde luego, me decidí por la aldea y los habitantes, porque allí empecé a tener
una nueva medida de mis relaciones humanas y el verdadero concepto de las
contradicciones sociales que vivía.” (10).
Con esta decisión a cuestas comenzó su peregrinaje por América exponiendo sus
ideas, al tiempo que estudiaba los problemas que padecía la educación a nivel
continental, y es desde esta perspectiva que consideramos a Jesualdo un precursor
por sus aportes al enfoque analítico de esa realidad. El registro político social
impregna toda su obra, pero es fundamentalmente en “Problemas de la educación
y la cultura en América” y “El niño y la educación en América Latina” donde
profundizó el análisis desde este punto de vista, sustentando sus argumentos con
el examen de cifras, legislaciones y balances de la gestión de los gobiernos y de
los organismos internacionales.
A lo largo de sus trabajos mantuvo la búsqueda de una síntesis que aportara los
cambios necesarios en los métodos y en la relación de la escuela con la sociedad,
pasando por la conquista de los conocimientos, el desarrollo de la personalidad y la
democratización.Compartía la posición que Aníbal Ponce desarrolla en “Educación y
lucha de clases” aunque consideraba que su criterio era excesivamente riguroso
para juzgar la función social en la evolución pedagógica ya que se debía tener en
cuenta el factor temporal, porque con una vara tan rígida “... no la medía ni el
propio Marx, ni Engels, ni se ha seguido midiendo...-; empequeñeciendo a
pedagogos y reformas que aún ahora están gravitando en la escuela del mundo, y
cuya visión progresista, costará mucho trascenderla aún, por sus fundamentos
humanos y racionales.” (11)
A partir del estudio de la obra de Ponce, Jesualdo expuso su concepto de
“pedagogía-tránsito” acerca de que la educación no es tan solo un factor de
reproducción social. Sostenía que la obra de Ponce carece de un capítulo de
orientaciones “...a los maestros que actúan en la escuela actual y que quieren
servir a una obra de mayor justicia y razón, como un planteo en proyección, de
una escuela para una sociedad en transformación.” (12).
Para Jesualdo, si bien la escuela ha vivido subordinada a lo político social y es su
reflejo, siempre existieron y siguen existiendo en nuestras realidades determinadas
contradicciones que permiten un espacio intersticial en el que puede instalarse la
lucha para colaborar en la transformación del medio, a partir de “...una pedagogía-
tránsito que ha de servirnos en las sociedades actuales y los instrumentos que ella
nos puede proporcionar para el mejor éxito de nuestro cometido.” (13).
La intensa actividad que desarrolló es un ejemplo de su lucha por interpretar la
realidad y tratar de transformarla.
En los últimos años surgieron en el marco de las ciencias sociales, corrientes
“reproductivistas” que niegan el espacio de la educación como instrumento de
desarrollo individual y liberación colectiva, portando un sentimiento de impotencia
y escepticismo.
La definición de “pedagogía-tránsito” expresa una nítida posición sobre la relación
entre las esferas de lo político y lo educativo que ubicaría a Jesualdo entre quienes
en la actualidad discrepan con aquella posición y valoran el papel democratizador
de la escuela en el ámbito social.
OBRA DE JESUALDO