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El Desarrollo Humano

Una difícil búsqueda

Alfonso Alarcón Zamorano

I. INSTRUCCIONES

1. Realiza la siguiente lectura y analiza las tres viñetas.


2. Elige una de ellas y haz un pequeño boceto de cómo debería el protagonista de
establecer un proceso de desarrollo personal.
3. En el área de Foros explica tu boceto y comenta las ideas de otras personas. No dejes
de estar atento a los procesos de retroalimentación que puedas tener.
4. . En caso de dudas, envía un correo a divanradio@hotmail.com

II. LECTURA

Todos los seres humanos tratamos de mejorar en nuestra vida de algunas maneras,
desafortunadamente no es extraño que no sepamos que dirección darle a nuestro esfuerzo y
terminamos en ocasiones comprometiéndonos en proyectos que no logran llegar a buen
término.

Y no es extraño que volteemos a la psicología nos encontremos con diversas posturas o


conjuntos de afirmaciones que luego llegan a contradecirse y no nos ayuden a identificar
hacia donde debemos de dirigir nuestro caminar. En términos generales podemos hablar de
que existen las escuelas conductual, psicoanalítica, gestalt, humanista y sistémica.

En lo particular creo que todas ellas tienen un campo de aplicación muy definido y que son
importantes si se saben enfocar adecuadamente; sin embargo, para el grueso de las
personas es difícil determinar que escuela seguir en su proceso de crecimiento.

El conductismo es una de las más antiguas y busca establecer los condicionamientos


necesarios para que la persona adquiera y desarrollo los comportamientos adecuados para
estar bien adaptado al medio en el que se desempeña. Mucho se le ha criticado porque no
favorece el crecimiento interno sino sólo lo externo. En años posteriores han surgido
modificaciones al sistema que han tratado de incluir electos afectivos que en sus orígenes
fueron hechos a un lado.

Pero si el conductismo se preocupó por lo externo en su origen, la psicoanalítica se orientó a


las estructuras psíquicas de la persona por lo que introdujo conceptos como inconciente,
proyección, negación, etc. Es sin duda una de las más difundidas en la medida que se han
realizado diversos programas y películas sobre ella.

La tercera escuela, la gestalt, trato de alejarse del manejo de impulsos de la psicoanalítica


para enfocarse en la percepción, en el cómo nos damos cuenta de la realidad y cómo a

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partir de lo que vemos interactuamos con ella. A pesar de que manejan éstas dos escuelas
modelos teóricos diferentes, es sencillo encontrar puntos de coincidencia.

La cuarta, la humanista nace frente a un mundo que sufre guerras, carencias, hambrunas
por lo que se enfoca en el alivio del sufrimiento humano y no tanto en como ve la realidad,
cuáles son sus sufrimientos o cómo debe de ser condicionado.

En años posteriores aparece la escuela sistémica que se preocupa por los procesos de
comunicación que se dan entre los seres humanos y que van determinado, modificando y
condicionando el comportamiento.

Posiblemente sea una revisión demasiado breve; sin embargo, nos muestra claramente que
una persona que se preocupa por su desarrollo pero que no presenta síntomas clínicos,
puede optar por el modelo humanista para su autoanálisis y crecimiento

Sin embargo, las aportaciones de la escuela psicoanalìtica pueden a su vez enriquecer el


trabajo y ayudar a clarificar el camino. En ese tenor, y partiendo de que el desarrollo se
relaciona con el comportamiento, Bleger, siguiendo a Pichon Riviere, establece que la
conducta o comportamiento es el “conjunto de operaciones (fisiológicas, motrices, verbales,
mentales, etc.) por las cuales un organismo en situación reduce las tensiones que lo motivan
y realiza sus posibilidades” (Bleger, 1973, pág. 26), la cual, llevada al proceso de enseñanza
– aprendizaje, nos muestra a un discente que se encuentra en constante tensión
intrapsíquica entre la inactividad pasiva y la actividad o iniciativa que lo llevarán a construir
su propia realidad.

También establece que la conducta tiene


tres áreas o dominios de competencia: la
intelectiva, la afectiva y volitiva (también
conocida como connativa por Coll ,1999),
que serán abordadas para su
comprensión de manera independiente,
aunque en su actuar siempre se
encuentran unidas.

La primera de ellas, la intelectiva, ha sido,


sin lugar a dudas, la más estudiada y
observada desde la antigüedad; ya en la
antigua Grecia existía Palas Atenea, la
diosa del conocimiento y la sabiduría,
papel que desempeñaría Minerva y
Sarasvatî en Roma y en el Hinduismo respectivamente.

A esta área le corresponde la memoria de corto y mediano plazo, la capacidad de juicio que
permite entender e interpretar lo que sucede a nuestro alrededor, la imaginación que permite
recurrir a las representaciones mentales internalizadas para modificarlas y generar nuevas,
así como la capacidad de razonamiento y de saber como resolver problemas.

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Durante muchos siglos fue el área considerada la más importante, y se pensaba que de su
desarrollo dependía el buen comportamiento de la persona; sin embargo, esta concepción
comenzó a cambiar a partir de la llegada de nuevos modelos epistemológicos que
comenzaron a darle mayor importancia a otras.

Fue a partir de la Segunda Guerra Mundial que la psicología, por medio de la psicometría,
comenzó a medir su desempeño ante la necesidad de llevar a los mejores hombres en los
mejores puestos para enfrentar al ejército enemigo. Es así como surgen las pruebas de
inteligencia tan utilizadas en la actualidad.

En cuánto a la segunda área, la de la competencia afectiva, fue durante muchos años, la


más olvidada, y por tanto, la menos estudiada por la psicología. Durante muchos siglos sólo
la literatura y la filosofía incursionaron en ella y, aunque obtuvieron importantes
observaciones, éstas no eran ni ordenadas ni sistematizadas; es más, todavía hoy en día es
frecuente encontrar especialistas que sostienen que los afectos son negativos y que deben
ser controlados.

Esta visión ha imposibilitado a muchos psicólogos para profundizar en ellos, aunque, al igual
que con el intelecto, el afecto ha estado presente en el pensamiento y observación del ser
humano, como lo demuestra la presencia de Eros en Grecia y de Afrodita en Grecia.
Desafortunadamente se le vinculó únicamente con el amor erótico, lo que condenó a ésta
área al olvido.

Es a partir de la psicología humanista que las competencias afectivas encuentran un espacio


adecuado para reclamar su existencia y manifestarse como lo que verdaderamente son: una
parte fundamental en el desarrollo del ser humano. A ésta área compete la motivación, la
sensación, la pasión para entregarse a cualquier tipo de empresa, la capacidad para amar y
ser amado, la ternura, la alegría, etc.

Y, finalmente, la tercera área de competencia corresponde a la voluntad o conación. Ésta, en


el más puro sentido dialéctico, se da de la integración del intelecto y del afecto, es decir, es
fruto de la mezcla de los dos y se manifiesta en el comportamiento del ser humano. La
voluntad será aquella que empuje a la persona a realizar las cosas, al buscar sus metas y al
hacer realidad sus objetivos.

Es muy importante resaltar que la voluntad sólo operará en el hombre en cuanto las otras
dos áreas se encargan de lo suyo.

Sin embargo, esta visión es incompleta si no se le integra con otros dos desarrollos teóricos,
el primero de ellos propuesto por el mismo Bleger (1973) en el que sostiene que toda
persona cuenta con cuatro niveles de integración: el físico-químico, el biológico, el
psicológico y el axiológico y otro expuesto por Casares y Siliceo (1999) que se abordará más
adelante.

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El primero de ellos, el físico-químico,
corresponde a todos los procesos
químicos, a las reacciones eléctricas y a
las respuestas físicas que se dan dentro
del organismo. El segundo de ellos, el
biológico, contempla al cuerpo como un
conjunto de sistemas que realizan una
serie de operaciones que se
interrelacionan entre si, como el sistema
respiratorio, circulatorio, digestivo, etc.

El tercero de ellos, el psicológico, brinda


el espacio necesario para que se den los
procesos intelectivos, afectivos y volitivos
necesarios para el desarrollo del ser
humano. Ningún proceso se puede dar sin un movimiento en los otros dos niveles de
integración. Un discente no puede estudiar si en lo biológico no cuenta con un sistema
nervioso capaz de concentrarse o con las proteínas necesarias para analizar. Y, finalmente,
el axiológico, que es el nivel que permite integrar los valores y la vida espiritual al
comportamiento humano. Este nivel es propio del ser humano.

Sin embargo, tratar de entender la integridad del ser humano únicamente analizando sus
respuestas intelectivas, afectivas y volitivas, por un lado, y por otro sus niveles físicos,
biológicos, psicológicos y axiológicos, sería algo incompleto.

Casares y Siliceo (1999) proponen que el actuar del ser humano se da en seis dimensiones:
lo fisiológico, privado, espiritual, familiar, social y escolar / laboral. Estos trabajos, aunque
tienen algunas coincidencias con los de Bleger, lo complementan y permiten tener una visión
más amplia del ser humano.

En lo físico se incluye la alimentación, condición física, el peso, etc.; en lo privado o


personal las necesidades, inquietudes, metas,
deseos e intereses de cada ser humano y en lo
espiritual los valores y la relación entre lo
humano y la trascendencia.

En lo familiar se busca al hombre como


miembro tanto de una familia nuclear como de
una extendida en la que se dan vínculos
afectivos y simbólicos importantes; en lo social
se analizan las relaciones que la persona
establece con sus semejantes, desde amigos,
conocidos, compañeros hasta las personas con
las que se convive en la vida cotidiana como el
vendedor de periódicos, el portero, etc.; y por último, lo escolar / laboral que introduce al
hombre a dos experiencias fundamentales, la primera que le permite adquirir conocimientos,

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desarrollar actitudes y habilidades, y la segunda que lo dignifica al permitirle adquirir los
bienes necesarios para desarrollarse.

Tres modelos teóricos, dos de Bleger (1973) y uno de Casares y Siliceo (1999) que permiten
observar al hombre, desde la psicología, con una visión más amplia, más integral que ponen
a la mano del observador una vía para acercarse tanto a lo interno como a lo externo del ser
humano.

III. VIÑETAS

1. Son un par de jóvenes que se conocen desde que son niños que deciden
comenzar su relación de noviazgo hacia finales de la secundaria. La relación dura
varios años pero a mediados de la preparatoria deciden terminar y regresar por
breves intervalos de tiempo. El cae en el alcoholismo y aunque se casa con una
mujer 10 años mas grande que el que le mantiene la enfermedad, no deja de ver
seguido a su antigüa novia en calidad de free. Protagonista: el.

2. Un hombre casado con fama de maltratar a su esposa y padre de una hija


comienza a salir con una joven 5 años menor. Inician una relación que al ser
descubierta por los padres de ella, le provocan constantes problemas con su
familia. El hombre casado decide divorciarse y se va a vivir con su nueva novia
sólo para repetir el patrón de maltrato. La familia de ella interviene, pero cada vez
que puede la muchacha se escapa hasta que en uno de los pelitos tiene que ser
hospitalizada. Protagonista: ella.

3. Un matrimonio aparentemente feliz, se ve interrumpido por la infidelidad de parte


de la mujer quien cansada de que su esposo trabaje todo el día busca tener la
atención y el cariño de alguien más, el esposo le daba todo, lujos, viajes, todo…
pero no lo que ella buscaba. Mantuvieron la relación durante 3 años hasta que el
esposo se da cuenta y decide poner fin a la relación y quitarle a sus hijos, la
mujer desesperada acude con su amante para pedir apoyo quien decide
abandonarla.

IV. BOCETO

Aunque técnicamente tendría que llamarse programa, para fines prácticos y por el alcance
de esta ficha técnica, le denominaremos de esta forma. Trata de describir cada uno de los
siguientes elementos de cada una de las historias. De la que elijas para participar en el foro,
has una descripción lo más clara posible.

• Capacidades
Capacidad de Juicio para analizar la realidad.
Capacidad para orientar los afectos hacia un buen destino.
Capacidad para tomar las decisiones más adecuadas.

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• Necesidades
Afectivas del protagonista
Sociales del protagonista

• Aspectos a cubrir
Físicos
Químicos
Personales
Familiares
Sociales
Espirituales
Escolares

V. BIBLIOGRAFÍA
Braunstein, N. (1975). Psicología, ideología y ciencia. México: Siglo XXI
Bleger, J. (1973). Psicología de la conducta. Argentina: Paidós.
Casares, D. y Siliceo, A. (1999). Planeación de vida y carrera. México: Limusa.
Coll, C., (1999), Desarrollo psicológico y educación, psicología de la educación, (volumen II). España:
Alianza Psicología.

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