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PEDAGOGÍA NO DIRECTIVA
NDC
SUMARIO: I. La pedagogía centrada en la persona: 1. El sujeto de la educación;
2. Presencia del educador; 3. Fundamentos e ideas básicas; 4. Métodos,
organización y estructuras; 5. Objeciones y problemas; 6. Experiencias y
adquisiciones. II. No directividad y educación de la fe: 1. Interrogantes y
dificultades; 2. Acentuaciones.
El buen educador necesita saber transmitir, saber relacionarse. Hay muchos tipos
de relación: autoritaria, democrática, libertaria, autogestionaria, etc. ¿Cuál
es la mejor? La pedagogía tradicional era intelectualista, directiva,
autoritaria, individualista... Modernamente hay muchas corrientes de signo
contrario1. Existe también la no directividad de Carl Rogers, en la que nos
vamos a centrar2.
Respecto de Rogers, hay que dejar bien claro lo siguiente: 1) Que la expresión
no directividad (la que todos usamos) es poco acertada; sugiere rechazo de todo
magisterio y autoridad, distanciamiento o desinterés, permisividad3. Pero lo que
Rogers propone es «centrarse en el cliente», en el sujeto: propone cercanía,
presencia auténtica, valiosa y difícil, puesta al servicio de la autenticidad y
crecimiento del otro, por sí mismo y desde dentro. 2) Que muchísimo más que las
técnicas y métodos, importa una determinada visión de las cosas (el hombre, la
maduración, la educación) y la implicación profunda y personal en las actitudes
correspondientes. 3) Que Rogers se mueve dentro de los límites de la experiencia
psicoterapéutica (de la que prescindiremos) y de la pedagogía, que también le
apasionó. No es filósofo ni mucho menos teólogo (no trata de la estructura
metafísica de la persona, ni del sentido último de la vida, del dolor y la
muerte).
La no directividad debe modularse según la edad y las circunstancias; es una
orientación, una utopía nunca plenamente alcanzable. Esto supuesto, nos vamos a
plantear dos cuestiones: ¿Qué interrogantes y aportaciones ofrece Rogers a la
educación? ¿Tiene algo que ver todo esto con la educación de la fe?
I. La pedagogía centrada en la persona
En toda educación hay contenidos (tomados en sentido muy amplio); pero lo más
importante no es su transmisión, sino su asimilación por el receptor, es decir,
el tipo de relación viva que el sujeto establece con dichos contenidos.
1. EL SUJETO DE LA EDUCACIÓN. Para Rogers, la enseñanza es insuficiente, sobre
todo en nuestro mundo cambiante. Lo decisivo es estar abiertos al cambio,
aprender a aprender, enfrentarse con lo nuevo. O sea, lo más importante no es la
ve como un bien y no como una amenaza. Después, esta experiencia grupa] tiende a
transmitirse fuera, en las relaciones con los compañeros, los subordinados y los
superiores (cf LCE 226). Por este camino Rogers se propone cambiar no sólo las
personas sino también el sistema (cf LCE 223-250).
4. MÉTODOS, ORGANIZACIÓN Y ESTRUCTURAS. Rogers cree que se pueden mantener los
mismos principios y muchos de los procedimientos, tanto en primaria y secundaria
como en el college y en la universidad (cf LCE 54).
Frente a la inevitable presión de programas, textos y pruebas, lo importante es
que «dentro de estas limitaciones se dé un grado de libertad real... Entonces,
aunque sea en un estrecho sector de las actividades, los educandos gozarán de la
libertad de elegir, de expresarse y de ser» (LCE 67). En toda vida hay
exigencias que se nos imponen; son los verdaderos test que el sujeto debe
afrontar.
He aquí algunos métodos que pueden dar más libertad para el propio crecimiento:
trabajar sobre problemas reales que afecten a los educandos (descubrir qué cosas
constituyen un desafío para los jóvenes y darles la oportunidad de enfrentarse a
ellas). Proporcionarles muchos recursos: muy variados y muy al alcance de su
mano (aunque siempre el recurso principal es el educador). Valerse de contratos
de trabajo: cada educando planifica qué quiere hacer y se fija un lapso de
tiempo; método muy flexible que puede servir de transición entre el modelo
tradicional y la no directividad. Establecer dos modos de funcionamiento: los
que prefieren ser dirigidos y los que escogen mayor libertad. Promover la
autoevaluación: es capital, puesto que asumir responsabilidades es fijar
criterios, precisar objetivos y juzgar resultados. Desde luego, los métodos
«sólo serán eficaces si el maestro desea realmente crear un clima de libertad
para aprender» (LCE 115).
5. OBJECIONES Y PROBLEMAS. Han abundado y abundan las críticas y los
interrogantes sobre Rogers. Por ejemplo, Hannoun habla del peligro de
solipsismo; de poca valoración de los elementos sociales explicativos de la
persona; de incompatibilidad entre aceptación incondicional y autenticidad; de
olvido de la importancia que tiene, para los niños, el proceso de imitación e
identificación; etc.
Mucho más recientemente, Poeydomenge señala puntos como los siguientes: la
preocupación de Rogers por lo observable y por la sencillez le lleva a descuidar
o minimizar las variables genéticas y ambientales, las ataduras al pasado y el
complejo mundo del inconsciente o «rostros nocturnos de la persona»; faltan
algunos cuestionamientos filosóficos y metafísicos: noción de persona, noción y
fundamento de la libertad, sentido de la vida, etc. Hay fuerte contraste entre
la visión de Rogers y las dé Freud y de Skinner. La metodología de Freud
comporta instancias psíquicas conflictivas. En cuanto a Skinner, la polémica era
inevitable, ya que Rogers rechaza los fáciles determinismos del refuerzo
positivo (aunque esto no significa que haya que renunciar a las modernas
tecnologías de la enseñanza).
Otro frente de batalla: la pedagogía por objetivos, si es reductora,
uniformadora y neodirectiva. En fin, la ayuda pedagógica es difícil: no es sólo
relación interpersonal (como la ayuda psicológica); también es relación
institucional; requiere, pues, cierta autoridad y directividad; no basta
escuchar; a veces hay que motivar y estimular, aconsejar, prohibir, imponer...,
puesto que el formando no está maduro todavía. Aquí la no directividad tiene que
ser de tipo dialéctico; algo delicado y difícil. Quizá Rogers ha subestimado la
necesidad de una formación especial para el educador; confía más en las
cualidades del corazón; privilegia el sentimiento sobre el intelecto y la
escucha sobre la mirada. No analiza suficientemente el peso de la institución y
de la burocracia, etc.
6. EXPERIENCIAS Y ADQUISICIONES. Junto a estos interrogantes y a otros muchos
que se podrían añadir, habría que mencionar también abundantes experiencias y
testimonios altamente positivos. Lo cierto es que Rogers ha comprobado amplia y
largamente que la persona sólo se realiza mediante una relación de confianza
verdadera. Además, su visión de las cosas debe completarse con su propio
comportamiento: su búsqueda de la verdad, su respeto y solicitud por el otro, la
transparencia de sus propios sentimientos y su altruismo han logrado que la
introspección de sus clientes se trocara en compromiso autoconstructor4.
Muchos educadores comparten hoy los puntos siguientes (¡no necesariamente
exclusivos de la no directividad!): importancia de la creatividad, de la
afectividad, de la singularidad de toda la persona, de la libertad y de la
experiencia personal (como fuente de conocimiento verdaderamente humano);
urgencia de replantearse muy claramente el fin de la educación; una visión más
optimista del hombre y del educando.
Un número menor de educadores defiende los puntos siguientes: para caminar hacia
la madurez, lo mejor no es la pasividad, la repetición, la dependencia, la
agresividad, el dirigismo, la imposición. No hay que imponer saberes ni valores,
por muy valiosos que sean, porque bajo la imposición vemos la vida con criterios
ajenos en vez de verla con los ojos propios, tomamos como sustancia viva lo que
no hemos vivido. Es preferible la libertad de experiencia, que permite
desarrollar la autonomía y la responsabilidad. Así hay maduración profunda,
porque los criterios no vienen de fuera, sino de lo experimentado y valorado.
El fin primario de la educación no es repetir, comprender, almacenar saberes; ni
siquiera resolver dificultades; consiste en ayudar al educando para que él mismo
vaya clarificando y logrando sus objetivos y resolviendo sus problemas. La vida
no está reñida con los saberes: pero importa que estos nazcan y se nutran de la
vida y para la vida. El acto educativo es visto, sobre todo, como relación
interpersonal: la calidad de las relaciones humanas desempeña un papel decisivo.