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5) Freud en este punto recomienda a sus colegas que procuren tomar como
modelo durante el tratamiento psicoanaltico la conducta del cirujano, que
impone silencio a todos sus afectos e incluso a su compasin humana y
concentra todas sus energas psquicas en su nico fin: practicar la operacin
conforme a todas las reglas del arte. Por las circunstancias en las que hoy se
desarrolla la actividad mdica se hace mximamente peligrosa para el analista
una cierta tendencia afectiva: la tambin teraputica de obtener con su nuevo
mtodo un xito que acte convincentemente sobre los dems.
Entregndose a esta ambicin no slo se coloca en una situacin
desfavorable para su labor, sino que se expone indefenso a ciertas resistencias
del paciente, de cuyo vencimiento depende en primera lnea la curacin. La
justificacin de esta frialdad de sentimientos que ha de exigirse al analista est
en que crea para ambas partes interesadas las condiciones ms favorables,
asegurando al mdico la deseable proteccin de su propia vida afectiva, y al
enfermo eI mximo auxilio que es dado prestarle.
6) No es difcil adivinar el fin al que todas estas reglas convergen. Intentan crear
en el mdico la contrapartida de la regla psicoanaltica fundamental
impuesta al analizado. Del mismo modo que el analizado ha de comunicar todo
aquello que la introspeccin le revela, abstenindose de toda objecin lgica o
afectiva que intente moverle a realizar una seleccin, el mdico habr de