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Leo una nota sobre las nuevas bandas de ramoneadores merciales, la larga noche eléctrica de los 7 eleven, miles
urbanos: por las noches, durante el apagón social televi- y cientos de miles vamos revisando las fechas de caduci-
sivo, recorren la ciudad buscando alimentos y objetos dad de los botes de yo g u rt, gelatinas, jugos, frascos de
imposibles de contenedor en contenedor. Viven a bordo mermelada y paquetes de galletas, latas de leche con-
de una camioneta en campamento itinerante. Sus trayec- densada, duraznos en almíbar o sardinas, empaques de
tos se trazan para abandonarse y sus reglas se reducen a embutidos, en las tapas de las salsas, las cajas de cereal y
unos cuantos principios que funcionan como indicacio- en los cucuruchos plásticos de aceitunas. La lógica de
nes de tránsito: no recogen desechos, únicamente pro- circulación de los supermercados fue establecida como
ductos empaquetados, de supermercado; productos que un tránsito errático, inconexo mas continuo, sin para-
la gente tira a la basura cuando la fecha de caducidad das estacionales. Pero desde que los productos micro b i o-
mancha su aura. Un frasco de frutas en conserva, un pan lógicamente pere c e d e ros deben llevar inscrita su fecha
de caja, un bote de jugo, un tro zo de queso que han cadu- de caducidad, es necesario hacer una serie de paradas
cado y con los cuales los ramoneadores condimentan el intermitentes para descifrar esas inscripciones. Interva-
olvido de su destino. Para ellos, la fecha de caducidad y la los que no merman la vitalidad ciega de los consumidores
fecha que indica “consumirse preferentemente antes ni rompen el trance mediático de sus desplazamientos.
del...” son trampas atrapabobos, indicadores vacíos, dis- Quizá porque nunca se encontrará en los estantes un
paros que buscan despertar en la mente de los consumi- solo producto que haya caducado; no nos percatamos de
d o res el olor a plástico quemado y a naranjas podridas. los movimientos del ejército que hace posible la circ u-
At r a vesando las superficies inmaculadas de los lación de la obsolescencia. ¿Adónde van todos esos pro-
supermercados, la atmósfera en flujo de los centros co- ductos caídos, todos esos envases y empaques absorbidos
con una significación distinta, se proclamó la inminente la obsolescencia. Fuera de plazo pero en sincronía con la
superación de la miseria material en todo el planeta gra- publicidad, porque la velocidad de sustitución se am-
cias al progreso tecnocientífico. En los años cincuenta, plifica desde los medios de comunicación. El gran poder
por ejemplo, Buckminster Fuller realizó un inventario de reductor de los medios ralentiza la velocidad de susti-
los recursos mundiales que le sirvió para trazar un plan de tución para ampliar el consumo: así, el valor de uso de-
erradicación total de la pobreza. Los recursos estaban ahí, viene del factor de obsolescencia y éste se sustrae a la vida
la tecnología requerida también, pero a Fuller, y también útil de los aparatos, programas y formatos. Con todo,
a los últimos grandes optimistas occidentales, como John la obsolescencia programada no funciona como la moda.
Cage, les pasó por alto que la maquinaria que hizo posi- Cuando la moda llega a los pobres, deja de ser moda, de-
ble esos recursos se alimenta de pobreza. Esto era así en cía más o menos Alfonso Reyes. La moda, aunque no se
los cincuenta y lo es ahora: las cadenas comerciales y em- circunscribe a las pasarelas, tiene un ritmo de tempora-
presas trasnacionales son los principales donadores de ali- das, su seducción es la vejez de lo único. Algo parecido
mentos para los pobres; ese gesto “solidario” lo establecen sucede con los teléfonos móviles; en los contenedores de
con productos caducos y, además, les permite deducir el basura de las zonas residenciales, los ramoneadores ur-
costo del producto entregado hasta en un 50 por ciento banos encuentran frecuentemente modelos démodé. Aho-
de la utilidad que tendrían si lo hubiesen vendido. Una ele- ra, el contagio de lo único, la proliferación de las pren-
gante salida a la obsolescencia programada. Kafka tenía das y accesorios fake que se producen en líneas paralelas
razón: “creer en el progreso no significa creer que ya suce- de las mismas fábricas chinas que elaboran los “origina-
dió algún progreso. Ésa no sería fe”. les”, ha provocado que las líneas de producción se
hallen virtualmente superpuestas a las pasarelas: ¿es
fake o auténtico el bolso que lleva la modelo? La duali-
EL CONTINUUM OSCURO dad auténtico / doble se ha diluido en la síntesis trans-
fronteriza doble-doble. Todo es copia. Para asegurar la
¿Hacen más los nuevos aparatos electrónicos? ¿Son autenticidad de una bolsa sería necesario coserle, en un
más veloces, tienen más funciones y programas, brin- costado, un chip cuyo tono pudiese ser reconocido por
dan más servicios? Quizá, pero ¿quién puede hacer uso un decodificador miniatura instalado en los móviles de
de todas las funciones y quién puede manejar todos los las ninfetas y papagayos adictos al Hola. Muy pronto
programas? La velocidad de sustitución no da tiempo veremos la aparición de comités éticos en los circuitos
para hacer tales consideraciones: siempre hay una fun- de la moda.
ción, un programa, un aparato o un proceso en ruta de El dispositivo tecnomediático ligado al flujo de
recambio; siempre se está fuera de plazo con respecto a recomposición ilimitada busca modular las subjetivida-