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El "Continuo" y la "Abominación

Asoladora" de Daniel 12:11


Por Samuel Nuñez

En el libro de Daniel hay dos expresiones cúlticas que trataré de


interpretar de acuerdo al contexto en que aparecen. La primera es la
"abominación desoladora" (shiqqusim meshomem, hashshiqqus
meshomem y shiqqus shomem) de Daniel 9:27; 11:31 y 12:11. La
segunda es 'el continuo' (tamid) que se encuentra en Daniel 8:11-13;
11:31 y 12:11.

Probablemente si uno logra interpretar correctamente estas dos


expresiones de Daniel 8:11-13; 9:27 y 11:31, en su debido contexto,
gramatical e histórico, también pueda interpretar correctamente las
dos expresiones cúlticas idénticas que aparecen en Daniel 12:11.

Estoy consciente de la historia exegética de estas dos expresiones


cúlticas dentro de nuestra iglesia. También estoy consciente de que en
el año 1908 la sierva de Dios se vio en la necesidad de escribir a dos
líderes de la Iglesia Adventista que tenían opiniones contrarias sobre la
interpretación del "continuo" de Daniel 8:11-13, diciéndoles que no
tenía luz especial sobre el punto en discusión y que además no veía la
necesidad de discutirlo (carta al pastor W. Prescott). También agregó,
entre otras cosas, que en ese momento histórico de la iglesia no
debería tocarse el tema, y que en lo que pudiera decirse en favor de
cada posición, el silencio era elocuencia (carta al pastor S. N. Haskell).

Alguien podría preguntar, si a la sierva de Dios no se le concedió luz


especial sobre estas dos expresiones cúlticas, y que en 1908 el silencio
era elocuencia en relación al tema, ¿por qué dedicar tiempo ahora a
estudiar esas dos expresiones? ¿Por qué habría de ser importante
comprenderlas en nuestros días? Sin adelantarme a la exposición de
mi tema, me concretaré a decir que la importancia de estas dos
expresiones radica en que están muy relacionadas con los eventos de
los últimos días de la historia de nuestro mundo y que es nuestro
deber saber en qué momento de la historia nos encontramos.

La señora White, al comentar sobre los líderes de Judá que vivieron en


el tiempo de nacimiento de Cristo, escribió: "'Cuando se produjo el
primer advenimiento de Cristo los sacerdotes y fariseos de la ciudad
santa, a quienes fueran confiados los oráculos de Dios, habrían podido
discernir las señales de los tiempos y proclamar la venida del Mesías
prometido. La profecía de Miqueas señalaba el lugar de su nacimiento
(Miq. 5:2). Daniel especificaba el tiempo de su nacimiento (Dan. 9:25).
Dios había encomendado estas profecías a los caudillos de Israel; no
tenían, pues, excusa, por no saber que el Mesías estaba a punto de
llegar, y por no habérselo dicho al pueblo. Su ignorancia era el
resultado de su descuido. Los judíos estaban levantando monumentos
a los profetas de Dios que habían sido muertos, mientras que con la
deferencia con que trataban a los grandes de la tierra estaban
rindiendo homenaje a los siervos de Satanás. Absortos en sus luchas
ambiciosas por los honores mundanos y el poder, perdieron de vista
los honores divinos que el Rey de los cielos les había ofrecido" (El
conflicto de los siglos, págs. 358, 359. En lo sucesivo el título de este
libro se abreviará CS). Pocos párrafos más adelante añade: "¡Oh, qué
lección enseña esta maravillosa historia de Belén! ¡Qué reconvención
para nuestra incredulidad, nuestro orgullo y amor propio! ¡Cómo nos
amonesta a que tengamos cuidado, no sea que por nuestra criminal
indiferencia, nosotros también dejemos de discernir las señales de los
tiempos, y no conozcamos el día de nuestra visitación!" (Id., pág. 360.
El énfasis es nuestro).

La misma autora declaró: 'No debe interpretarse una declaración del


Salvador en forma tal que venga a anular otra. Aunque nadie sepa el
día ni la hora de su venida, se nos exhorta y se requiere de nosotros
que sepamos cuándo está cerca. Se nos enseña, además, que
menospreciar su aviso y negarse a averiguar cuándo su advenimiento
esté cercano, será tan fatal para nosotros como lo fue para los que
viviendo en días de Noé no supieron cuándo vendría el diluvio' (Id.,
págs. 420, 421. El énfasis es de la autora).

Como se nota en la última cita, "se requiere de nosotros que sepamos


cuán cerca está" nuestro Señor, ya que "negarse a averiguar cuándo
su advenimiento esté cercano" puede ser tan fatal para nuestra iglesia
o para nosotros como lo fue para los antediluvianos.

La abominación desoladora.

Con estos pensamientos en mente comencemos nuestro estudio


tratando de entender, en primer lugar, la expresión "abominación
desoladora". Pero antes de continuar desearía que quedara bien claro
que esta interpretación es tentativa. La presento con el ardiente deseo
de estimular la investigación y el estudio de la Palabra de Dios que es
la antorcha que alumbra en la oscuridad, hasta que el día amanezca.

Lo primero que quiero hacer notar es que nuestro Señor Jesucristo hizo
referencia a la "abominación desoladora" anunciada por el profeta
Daniel, en su sermón escatológico (Mal. 24:15; Mar. 13:14; cf. Luc.
21:20), que tenía que ver con el fin de la nación judía como pueblo de
Dios, incluyendo a la ciudad de Jerusalén y el santuario, y que también
tiene que ver con el fin del mundo.
En otras palabras, el sermón del Señor Jesús en Mateo 24, Marcos 13 y
Lucas 21 tiene un doble cumplimiento. El primero ya tuvo lugar en los
eventos que culminaron con la destrucción de Jerusalén y del santuario
en el año 70 d. C. El segundo tendrá lugar en los eventos que van a
culminar con la destrucción del mundo.

Estas dos grandes crisis fueron predichas por nuestro Señor Jesús para
contestar las dos preguntas que le hicieron sus discípulos. La primera
tenía que ver con el tiempo de la destrucción del templo: "¿Cuándo
sucederán estas cosas?" Y la segunda tiene que ver con eventos
indicadores de la segunda venida de Jesús: "¿Cuál será la señal de tu
venida y del fin del mundo?"

La señora White, al comentar sobre el sermón escatológico del Señor


Jesús, declaró: "La profecía del Señor entrañaba un doble significado;
al par que anunciaba la ruina de Jerusalén, presagiaba también los
horrores del gran día final" (CS., pág. 28). La misma autora, en otro de
sus libros, escribió: "En su amonestación a sus discípulos, Jesús no
consideró por separado la destrucción de Jerusalén y el gran día de su
venida. Combinó la descripción de estos dos acontecimientos. Si
hubiese revelado a sus discípulos los acontecimientos futuros como los
contemplaba él, no habrían podido soportar la visión. Por misericordia
hacia ellos, fusionó la descripción de las dos grandes crisis, dejando a
los discípulos estudiar por sí mismos el significado. Cuando se refirió a
la destrucción de Jerusalén, sus palabras proféticas llegaron más allá
de este acontecimiento hasta la conflagración final de aquel día en que
el Señor se levantará de su lugar para castigar al mundo por su
impiedad, cuando la tierra revelará sus sangres y no encubrirá más sus
muertos. Este discurso entero no fue dado solamente para los
discípulos, sino también para aquellos que iban a vivir en medio de las
últimas escenas de la historia de esta tierra" (El Deseado de todas las
gentes, págs. 581, 582).

Está claro, pues, que el sermón profético tiene doble cumplimiento.

Ahora tratemos de ver cuál es el significado de la expresión


"abominación desoladora" de Daniel 9:27, a la cual se refirió nuestro
Señor Jesús en su sermón escatológico.

Para lograr este objetivo debemos descubrir primero cómo utilizaron


los autores del Antiguo Testamento o la Biblia Hebrea, la palabra
"abominación" (shiqqus). Aquí cabe mencionar que en el idioma
hebreo hay tres palabras que se traducen al español como
"abominación". La primera de ellas es ebah, que se utiliza en el área
de la ética moral. La segunda es sheqes que, por lo general, se usa en
relación a las comidas no limpias o inmundas (Lev. 11:13, 20, 23; 41,
42. La tercera y última es shiqqus que siempre se utiliza en conexión
con prácticas idolátricas, ya sea que se refiera al ídolo en sí (Jer. 16:18)
o a alguna otra cosa relacionada con el ritual idolátrico.

De estas tres palabras hebreas que se traducen como "abominación",


la que más nos interesa comprender es shiqqus, porque ese es el
término que se utiliza en los versículos de Daniel 9:27; 11:31; 12:11.

Para confirmar este punto de vista veamos algunos ejemplos del uso
del término shiqqus en el Antiguo Testamento. En 1 Reyes 1 1:5 dice:
"Porque Salomón siguió a Astoret, diosa de los sidonios, y a Milcom,
ídolo abominable (shiqqus) de los amonitas". También. en el versículo
7 dice: "Entonces edificó Salomón un lugar alto a Quemos, ídolo
abominable de Moab, en el monte que está enfrente de Jerusa-lén, y a
Moloc, ídolo abominable (shiqqus) de los hijos de Amón" (véase
también 2 Rey. 23:13). Es muy claro en estos dos pasajes que shiqqus
tiene que ver con un ídolo pagano.

En Ezequiel 11:18 la misma palabra, aunque en plural, se relaciona con


la idolatría: "Y volverán allá, y quitarán de ella todas sus idolatrías y
todas sus abominaciones" (shiqqusim). Lo mismo ocurre en 11:21:
"Mas aquellos cuyo corazón anda tras el deseo de sus idolatrías y de
sus abominaciones, yo traigo su camino sobre sus propias cabezas,
dice Jehová el Señor".

A la luz de estos ejemplos se puede ver que las palabras


"abominación" shiqqus y "abominaciones" shiqqusim están ligadas a
un ídolo o ídolos u otra cosa relacionada con el ritual idolátrico.

Ahora surge la pregunta, ¿qué es entonces la "abominación


desoladora" de Daniel 9:27, referida por nuestro Señor en su sermón
escatológico?

La respuesta no puede ser otra que esa "abomi-nación" tiene que


referirse a los ídolos de Roma o a algún otro elemento de Roma
relacionado con el culto idolátrico. Si alguno pregunta, ¿por qué Ro-
ma? Respondemos, porque ese es el poder que destruye el santuario
en Daniel 8 y 9.

Esta respuesta concuerda con el siguiente comentario de la señora


White: "Y el Salvador advirtió a sus discípulos: 'Por tanto, cuando
viereis la abominación del asolamiento, que fue dicha por Daniel,
profeta, que estará en el lugar santo (el que lee, entienda), entonces
los que estén en Judea huyan a los montes' (Mat. 24:15, 16; Luc.
21:20). Tan pronto como los estandartes del ejército romano idólatra
fuesen clavados en el suelo sagrado, que se extendía varios estadios
más allá de los muros, los creyentes en Cristo debían huir a un lugar
seguro. Al ver la señal preventiva, todos los que quisieran escapar
debían hacerlo sin tardar" (CS., págs. 28, 29).
Queda establecido, entonces, que la "abominación desoladora", de la
cual habló nuestro Señor Jesús tiene que ver, en su primer
cumplimiento, con "los estandartes idolátricos del ejército romano"
clavados en el suelo sagrado alrededor de la ciudad de Jerusalén. Pero,
¿qué haremos con la interpretación de san Lucas que intercambia la
expresión "abominación desoladora" por "un ejército"? (Luc. 21:20). El
problema se resuelve si tomamos en cuenta que ese ejército tenía
estandartes idolátricos que eran el símbolo de la autoridad romana.
Esta interpretación está en armonía con el uso de la palabra shiqqus
(abominación) en el Antiguo Testamento.

Antes de ver qué será la "abominación desoladora" del segundo


cumplimiento o del tiempo del fin, tratemos de descubrir el significado
probable de la palabra 'continuo'.
El continuo

Las palabras "continuo", "continuamente" y "perpetuo" son los


términos utilizados en español para traducir la voz hebrea tamid. Sin
embargo, esta misma palabra ha sido traducida en Daniel 8:11-
13;11:31; y 12:11 como "continuo sacrificio". ¿Es al "continuo
sacrificio" que se refiere tamid en el libro de Daniel?

Antes de contestar esta pregunta es necesario que veamos cómo se


usa la palabra tamid en el Antiguo Testamento. A continuación
presento algu-nos ejemplos:

Exodo 25:30: "Y pondrás sobre la mesa el pan de la proposición


delante de mí continuamente" (tamid).

Exodo 29:38: "Esto es lo que ofrecerás sobre el altar: dos corderos de


un año cada día continua-mente" (tamid).

Exodo 30:8: "Y cuando Aarón encienda las lámparas al anochecer,


quemará el incienso; rito perpetuo (tamid) delante de Jehová por
vuestras generaciones".

Levítico 24:2: "Manda a los hijos de Israel que te traigan para el


alumbrado aceite puro de olivas machacadas, para hacer arder las
lámparas continuamente" (tamid).

Números 28:3: "Y les dirás: Esta es la ofrenda encendida que


ofreceréis a Jehová: dos corderos sin tacha, de un año, cada día, será
el holocausto continuo" (tamid).

Es claro que la palabra hebrea tamid no se utiliza sólo en relación al


sacrificio diario del templo judío, sino también en relación a las
lámparas, los panes de la proposición y el altar del incienso del
santuario de Dios. Por eso me parece más apropiado interpretar la
palabra tamid de los versículos de Daniel, dependiendo del contexto
en que aparezca, como el culto o servicio del santuario en Jerusalén o
simple-mente el culto del verdadero Dios.

Si esta interpretación es correcta, entonces el "continuo" de Daniel


8:11-13, que fue quitado por el "cuerno pequeño", se refiere al servicio
del santuario de Jerusalén que fue descontinuado por el ejército
romano cuando literalmente echó por tierra el templo de Jerusalén.
También puede referirse el continuo del mismo pasaje al culto del
verdadero Dios que fue sustituido por un culto pagano o semipagano
en la Edad Media.

La abominación desoladora del tiempo del fin

Ahora veamos el significado de la "abominación desoladora" del


tiempo del fin o de los últimos días.

Comenzamos nuestra argumentación diciendo que nuestro Señor Jesús


hizo referencia a la "abominación desoladora" en su sermón
escatológico. También dijimos que dicho sermón tiene doble
cumplimiento. Que el primero tuvo lugar en el pasado y que el
segundo lo tendrá en el futuro.

Vimos también que la "abominación desoladora" del primer


cumplimiento tuvo que ver con los estandartes idolátricos del ejército
romano que eran el símbolo de la autoridad del imperio romano
pagano. Ahora nos toca investigar el significado de la "abominación
desoladora" del tiempo del fin.

Todo estudioso sincero y diligente del libro de Daniel encontrará en las


profecías de dicho libro que Dios reveló al profeta toda la historia de
nuestro mundo, desde su tiempo hasta la venida de nuestro Señor en
gloria y majestad.

También encontrará en dichas profecías que en el transcurso de esa


historia se levantarían cuatro grandes imperios: Babilonia, Medo-
Persia, Grecia y Roma (Dan. 2). Hallará, además, que el cuarto o último
imperio sería dividido y que de ese reino saldría un "cuerno pequeño"
que dominaría por "tiempo, tiempos y la mitad de un tiempo" (Dan.
7:25). Según la interpretación de la mayoría de nuestros eruditos, ese
"cuerno pequeño" simboliza a la Roma papal que, en una forma u otra,
impuso su poder sobre los "santos del Altísimo" desde el año 538 hasta
1798 d. C. Este mismo poder, a nuestra manera de ver, está
representado por el "rey" de Daniel 1 1:36-45, por el "hombre de
pecado" de 2 Tesalonicenses 2:1-12 y por la "bestia" que sube del mar
de Apocalipsis 13:1-10.

Es en el capitulo 13 de Apocalipsis donde encontramos que esa


potencia recibiría una herida de muerte, pero que ésta se curaría
(Apoc. 13:3). Este simbolismo de herida y sanamiento nos indica que
aunque ese poder recibió una herida de muerte en 1798, cuando le
quitaron su poderío, también resur-giría de nuevo con el mismo poder,
o aún mayor, a tal punto que los habitantes de la tierra, maravilla-dos,
le rendirían culto (Apoc. 13:3, 4).

Si esta interpretación es correcta, entonces ese poder polítco-religioso


que está representado por el "cuerno pequeño" de Daniel 7:24-26 y
por el "rey" de Daniel 11:36-45 existirá cuando se levante Miguel y el
mundo sea sumido en una angustia tal que jamás hombre alguno haya
conocido (Dan. 12:1). En otras palabras, ese poder político-religioso
estará activo en el "tiempo del fin" (et qes) o en la última parte de la
historia de nuestro mundo.
Según Daniel 11:40-45, es en el "tiempo del fin" cuando ese poder
entraría "a la tierra gloriosa". Es en ese tiempo cuando se apoderaría
"de los tesoros de oro y plata". Es en ese tiempo cuando "noticias del
oriente y del norte lo atemorizarán, y saldrá con gran ira para destruir
y matar a muchos". Es en ese tiempo cuando "plantará las tiendas de
su palacio entre los mares y el monte glorioso y santo".

Es también en ese "tiempo del fin" cuando Miguel se levantará, cuando


ocurrirá el tiempo de angustia y la resurrección especial (Dan. 12:1-3).
De paso, es esta porción de Daniel 11:40 al 12:3 que se le dijo al
profeta que sellara hasta el "tiempo del fin" (et qes, Dan. 12:4).

La expresión temporal "tiempo del fin" (et qes), es exclusiva del libro
de Daniel (Dan. 8:17; 11.-35, 40; 12:4, g). Sin embargo, la palabra qes
(fin) por sí sola aparece en otros libros del Antiguo Testamento; y por
el uso que se le da en esa sección de la Biblia, se puede concluir que
ese término tiene un significado escatológico. Por ejemplo, en Amós
8:2 qes indica el fin del reino de Israel del norte; y en Ezequiel 7:2, 6
qes indica el fin del reino de Judá (véase también Habacuc 2:3). En
base a estos ejemplos, y al contexto de la visión de Daniel 8, me
inclino a pensar que en Daniel 8:17 la expresión "tiempo del fin" puede
referirse al fin de la nación judía como pueblo de Dios y también al
período final de la historia de nuestro mundo. En cambio, en otros
contextos la expresión "tiempo del fin" no puede referirse más que al
período final de la historia humana que ha sido determinado por Dios
(Dan. 11:40-12:4).

De acuerdo a la señora White "el tiempo del fin" de Daniel 12:4


comenzó en 1798. Notemos sus palabras: "Pero la parte de su profecía
que se refería a los últimos días, debía Daniel cerrarla y sellarla 'hasta
el tiempo del fin'" (C&, págs. 404, 405). Y pocas líneas más adelante,
añadió: "Pero desde 1798 el libro de Daniel ha sido desfilado, la ciencia
de las profecías ha aumentado y muchos han proclamado el solemne
mensaje del juicio cercano" (Ibíd).

Al llegar a esta parte de nuestro estudio es muy importante notar que


el profeta Daniel, antes de concluir su libro, nos comenta que oyó a
uno que estaba en la orilla del río preguntarle "al varón vestido de lino
que estaba sobre las aguas del río: ¿Cuándo será el fin (qes) de estas
maravillas?" (Dan. 12:6). A lo cual respondió el "varón vestido de lino"
que será "por tiempo, tiempos y la mitad de un tiempo" (Dan. 12:7). La
pregunta del ángel dirigida al "varón vestido de lino" se puede
entender de dos maneras. Dependiendo del contexto, la expresión
hebrea ad matay puede significar "hasta cuándo" o "cuánto tiempo".
Por la forma gramatical de la respuesta que le dio "el varón vestido de
lino" al ángel, me parece que la pregunta de éste fue la siguiente:
¿Cuánto tiempo será el fin de estas maravillas?, y la respuesta del
"varón vestido de lino" fue: "Por tiempo, tiempos, y la mitad de un
tiempo" (Dan. 12:7).

Si mi interpretación es correcta, las maravillas de la pregunta del ángel


son las maravillas de "el fin" (qes) del "tiempo del fin" (et qes). Sin
embargo, Daniel declara que él oyó pero no entendió. De allí que él
mismo se atrevió a preguntar: "¿Cuál será el fin (aharit) de estas
cosas?" (Dan. 12.8). En otras palabras, ¿qué evento ocurrirá en la
"parte final" (aharit) correspondiente a las maravillas? A pesar de que
le dijeron a Daniel que estas cosas estaban cerradas y selladas hasta
el tiempo del fin" (Dan. 12:9), le dieron una respuesta: "Muchos serán
limpios, y emblanquecidos y purificados..." (Dan. 12:10).

Además, siendo que Daniel preguntó por un evento, el "varón vestido


de lino" añadió: "Desde el momento que sea quitado el continuo
(tamid) y se establezca la abominación desoladora (shiqqus shomem)
habrá mil doscientos noventa días" (Dan. 12:11).

Es en este contexto de la visión de la historia que debemos entender la


"abominación desoladora" y el "continuo" de Daniel 12:11. En otras
palabras, este "continuo" y esta "abominación desoladora" todavía van
a tener su cumplimiento en la "parte final" (aharit) del "tiempo del fin"
(et qes).

Como ya hemos comentado anteriormente, la palabra "abominación"


(shiqqus) tiene que ver con la idolatría, ya sea que se refiera a los
ídolos o a alguna otra cosa ligada con el culto pagano. Por lo tanto, la
"abominación desoladora" de Daniel 12:11 también tiene que referirse
a un ídolo o ídolos o a alguna otra cosa ligada con el culto idolátrico.
Por lo tanto, la "abominación desoladora" de Daniel 12:11 también
tiene que referirse a un ídolo o ídolos o alguna otra cosa relacionada
con la idolatría. Por el contexto de la visión, es muy probable que esta
"abominación" de Daniel 12:11 tenga algo o mucho que ver con el
"rey" de Daniel 11:40-45, que es el mismo poder de Apocalipsis 13. Si
esto es así, entonces la "abominación" de Daniel 12:11 se refiere a un
día que está relacionado con la idolatría, o sea el día domingo, que es
el signo o marca de la autoridad de la Roma Papal.

Esta conclusión concuerda con la siguiente declaración de la señora


White: "Así como el sitio de Jerusalén por los ejércitos romanos fue la
señal para que huyesen los cristianos de Judea, así la asunción del
poder de parte de nuestra nación, con el decreto que imponga el día
de descanso papal, será para nosotros una amonestación. Entonces
será tiempo de abandonar las grandes ciudades, y prepararnos para
abandonar las menores en busca de hogares retraídos en lugares
apartados entre las montañas" (Servicio cristiano, pág. 200).
El continuo de Daniel 12:11

Si la imposición del día de descanso papal (domingo) tiene que ver con
la "abominación desola-dora" de Daniel 12:11, ¿a qué se refiere el
"continuo" que será quitado?

Como ya hemos visto anteriormente, el "continuo", dependiendo del


contexto donde aparezca en las profecías de Daniel, tiene que ver con
el servicio del santuario de Jerusalén o simplemente con el culto del
Dios verdadero.

Siendo que en el "tiempo del fin" ya no existe el templo de Jerusalén,


ni la nación judía es ya el pueblo escogido de Dios, entonces el
"continuo" de Daniel 12:11 tendrá que ver con el culto del Dios
verdadero, establecido por él mismo en su Santa Palabra, o con el
servicio del Santuario celestial. En otras palabras, Daniel 12:11
presenta el último drama del conflicto entre el bien y el mal y su
duración. Es el conflicto entre el Dios verdadero, Creador del cielo y de
la tierra, y su día que lo identifica como Creador; y un dios falso y su
día, que es el signo de su autoridad.

De acuerdo a la señora White, "la importancia del sábado, como


institución conmemorativa de la creación, consiste en que recuerda
siempre la verdadera razón por la cual se debe "adorar a Dios", porque
él es el Creador y nosotros somos sus criaturas. Por consiguiente, el
sábado forma parte del fundamento mismo del culto divino, pues
enseña esta gran verdad del modo más contundente, como no lo hace
ninguna otra institución" (CS., pág. 490).

Si el "continuo" tiene que ver con el culto del Dios verdadero, y "el
sábado forma parte del fundamento mismo del culto divino", entonces
es muy probable que el sábado como día de reposo del Dios verdadero
esté en juego en Daniel 12:11.
Conclusión

En resumen, propongo tentativamente que Daniel 12:11 predice que


cuando se ponga a un lado el culto del Dios verdadero, representado
en el sábado como "parte del fundamento mismo del culto divino" para
establecer el signo de la autoridad papal o el día domingo, que es un
día relacionado con el culto idolátrico, "habrá 1,290 días" (Dan. 12:1 l).
"Bienaventurado el que espere y llegue a mil trescientos treinta y cinco
días" (Dan. 12:12). Estos días, en el contexto de la visión y de la
historia, no pueden ser otra cosa que días literales.

Con esta interpretación de Daniel 12:11 en mente, reflexionemos en


las siguientes dos citas de la señora Elena G. de White:

"Durante seis mil años, la obra de la rebelión de Satanás 'hizo temblar


la tierra. El convirtió el mundo en un desierto, y destruyó sus ciudades;
y a sus prisioneros nunca los soltaba para que volviesen a casa.
Durante seis mil años, su prisión (la tumba) ha recibido al pueblo de
Dios, y lo habría tenido cautivo para siempre, si Cristo no hubiese roto
sus cadenas y libertado a los que tenía presos" (Id., págs. 717, 718).

"La obra de destrucción de Satanás ha terminado para siempre.


Durante seis mil años obró a su gusto, llenando la tierra de dolor y
causando penas por todo el universo. Toda la tierra gimió y sufrió en
angustia. Ahora las criaturas de Dios han sido libradas para siempre de
su presencia y de sus tentaciones" (Id., págs. 731, 732).

Si la interpretación de Daniel 12:11 que hemos presentado es correcta,


y las últimas dos citas de la señora White señalan el tiempo que Dios
ha determinado para toda la historia de la humanidad, entonces el
tiempo disponible que tiene la iglesia del Dios vivo para prepararse y
predicar el Evangelio antes del decreto dominical, es corto.

Quiera el Dios del cielo ayudamos a entender en -qué momento de la


historia nos encontramos.

Ojalá que en esta etapa crucial de la historia no caigamos en el


legalismo del pueblo judío que pretenda amar la ley de Dios pero
rechazó al Mesías. Ojalá que tampoco caigamos en el libertinaje del
pueblo "cristiano" que pretende amar al Señor Jesús pero pisotea la
santa ley de Dios. Recordemos: "Aquí está la paciencia de los santos,
los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús" (Apoc.
14:12).

Nota: Las conclusiones de este artículo no reflejan necesariamente la


posición tradicional de la iglesia en cuanto a la interpretación de este
aspecto particular del texto. Tampoco representa la posición de esta
revista. Lo publicamos para que, como el autor mismo espera, sirva de
estímulo a mayores reflexiones y estudios que, a su vez, puedan
conducirnos a una mayor comprensión de la brevedad del tiempo.

El autor de este artículo es el pastor Samuel Nuñez, publicado por la


Revista Ministerio Adventista en el número de Septiembre-Octubre de
1992.

Los 1290 y los 1335 días de


Daniel 12
Por Dr. Alberto R. Timm

La interpretación de los 1.290 y los 1.335 días de Daniel 12:11 y 12


respectivamente como 1.290 y 1.335 años se puede encontrar ya
entre los expositores judíos del siglo VIII d. JC. Esa interpretación, que
se basa en el principio del día-año (véase Núm. 14:34 y Eze. 4:6, 7),
continuó siendo defendida por los seguidores de Joaquín de Fiore
(1130-1202), como asimismo por varios otros expositores durante el
período anterior a la Reforma y la Reforma misma, y fue incorporada a
la tradición protestante posterior a ella.1

Guillermo Miller (1782-1849), por su parte, creía (1) que tanto los
1.290 como los 1.335 años habían comenzado en el año 508, cuando
Clodoveo obtuvo su victoria sobre los ostrogodos arrianos, paso
decisivo en la unión de los poderes político y eclesiástico para castigar
a los "herejes" por parte del catolicismo medioeval; (2) que los 1.290
años se habían cumplido en 1798, con la detención del papa Pío VI por
parte del ejército francés; y (3) que los 1.335 años se extendieron
otros 45 años más hasta la conclusión de los 2.300 años de Daniel 8:14
en 1843/1844.2 Los primeros adventistas observadores del sábado
conservaron esa interpretación, 3 y así se convirtió en la posición
histórica de la Iglesia Adventista hasta el día de hoy.4

No obstante, en años recientes algunos predicadores independientes


han comenzado a propagar una "nueva luz" acerca de los 1.290 y
1.335 días de Daniel 12. Apartándose de la tradicional interpretación
adventista, esas personas alegan que ambos períodos constituyen días
"literales" (y no días que representan "años") que deben cumplirse
todavía en el futuro. Algunos de ellos sugieren que los dos períodos
comenzarán con el futuro decreto dominical; que los 1.290 días
"literales" es el período reservado para que el pueblo de Dios salga de
las ciudades; y que al final de los 1.335 días "literales" se oirá la voz de
Dios que anunciará "el día y la hora" del regreso de Cristo.5

Por más interesantes que puedan parecer estas teorías, existen por lo
menos cinco razones básicas que nos impiden aceptarlas.

Esta teoría se basa en una lectura parcial y tendenciosa del Espíritu de


Profecía.

Uno de los argumentos empleados para justificar el cumplimiento


futuro de los 1.290 y los 1.335 días es la falsa suposición de que Elena
de White consideraba erróneo el concepto de que los 1.335 días se
habían cumplido en el pasado. Se menciona su carta "a la iglesia que
está en la casa del Hno. Hastings", con fecha del 7 de noviembre de
1850, en la que se mencionan algunos problemas relacionados con el
Hno. O. Hewit, de Dead River. En el texto original en inglés de esa
carta aparece la siguiente declaración: "We told him of some of his
errors of the past, that the 1335 days were ended and numerous errors
of his".6

Esta sentencia se debería traducir sencillamente de la siguiente


manera: "Le mencionamos algunos de sus errores del pasado, que los
1.335 días se habían cumplido y muchos de sus errores". Pero algunos
de los defensores de la "nueva luz" profética prefieren reemplazar la
conjunción "que" ("that" en inglés) por la expresión "tales como"
("such as" en inglés), con lo que se altera el sentido del texto. De esta
manera intentan conseguir que la sentencia diga que entre los errores
defendidos por Hewit se encontraba la idea de que "los 1.335 días se
habían cumplido".

Si la intención de la Hna. White consistía realmente en corregir al Hno.


Hewit por creer que los 1.335 días ya se habían cumplido, surgen una
cantidad de interrogantes: ¿Por qué Elena de White se limitó a corregir
en 1850 en forma parcial y tendenciosa lo que habría sido sólo una
posición personal de este hermano, sin dirigir la más mínima
reprensión a los demás dirigentes del movimiento adventista que
también creían que ese período profético ya se había cumplido en
1844? ¿Por qué no reprendió a su propio esposo (Jaime White) por
afirmar en la Review, en 1857, que "los 1.335 días terminaron junto
con los 2.300, con el clamor de media noche en 1844"?7 ¿Por qué no lo
reprendió por seguir publicando en la Review diversos artículos de
otros autores que defendían la misma idea?8 Más aún, ¿cómo podría
haber declarado Elena de White en 1891 que "el Señor me mostró que
el mensaje debe avanzar, y que no debe depender del tiempo, pues
éste no será nunca más una prueba",9 si el cumplimiento de los 1.290
y los 1.335 días todavía estuviera en el futuro?

Las evidencias de que Elena de White creía que esos períodos ya se


habían cumplido en sus días se pueden encontrar también en
declaraciones suyas que se refieren a que Daniel ya estaba por recibir
su heredad desde el comienzo del tiempo del fin.10 Creemos, por
consiguiente, que el Dr. Gerard Damsteegt, profesor del Seminario
Teológico de la Universidad Andrews, estaba en lo cierto al declarar
que "ya en 1850 Elena G. de White había escrito que los 1.335 días se
habían cumplido, sin especificar el momento de ese cumplimiento".11

Esta teoría vulnera el paralelismo profético-literario del libro de Daniel

Para justificar el supuesto cumplimiento futuro de los 1.290 y los 1.335


días, los abogados de esta "nueva luz" profética alegan sin la menor
preocupación que el contenido de Daniel 12:5-13, donde aparecen
estos períodos, no forma parte de la cadena profética de Daniel 11.
Pero un análisis más detenido del libro de Daniel no confirma esta
teoría.
El Dr. William H. Shea aclara que en el libro de Daniel cada período
profético (1.260, 1.290, 1.335 y 2.300 días) aparece como un apéndice
regulador del cuerpo básico de la profecía que le corresponde. Por
ejemplo, la visión del capítulo 7 está descrita en los versículos 1 al 14,
pero el tiempo que se relaciona con ella aparece recién en el versículo
25. En el capítulo 8 el cuerpo de la visión se encuentra en los
versículos 1 al 12, pero el tiempo correspondiente recién figura en el
versículo 14. De la misma manera, los tiempos proféticos relacionados
con la visión del capítulo 11 se mencionan en el capítulo 12.12

Este paralelismo comprueba que los 1.290 días y los 1.335 días de
Daniel 12:11 y 12 participan de la misma naturaleza profético-
apocalíptica que el "tiempo, tiempos y medio tiempo" de Daniel 7:25, y
las 2.300 tardes y mañanas de Daniel 8:14. Por lo tanto, si aplicamos
el principio de día por año a los períodos proféticos de Daniel 7 y 8,
también lo debemos aplicar a los períodos de Daniel 12, por que todos
estos períodos están relacionados de alguna manera entre sí, y la
descripción de cada visión indica un solo cumplimiento para el período
profético que le corresponde.

Además, la alusión de Daniel 12:11 al "continuo sacrificio" y a la


"abominación desoladora", conecta los 1.290 y los 1.335 días no sólo
con el contenido de la visión de Daniel 11 (véase Daniel 11:31), sino
también con las 2.300 tardes y mañanas de Daniel 8:14 (véase Dan.
8:13; 9:27). El mismo poder apóstata que establecería la "abominación
desoladora" en lugar del "continuo sacrificio" se describe en Daniel 7 y
8 como el "cuerno pequeño", y en Daniel 11 como el "rey del Norte".

Por lo tanto, la tentativa de interpretar algunos períodos proféticos de


Daniel (70 semanas, 2.300 tardes y mañanas) como días que
simbolizan años, y otros (1.290 y 1.335 días) como meros días
literales, desentona totalmente con el paralelismo profético-literario
del libro de Daniel.

Esta teoría se basa en una interpretación anti bíblica de la palabra


hebrea tamid ("diario", "continuo")

La teoría de que tanto los 1.290 como los 1.335 días comienzan con el
futuro decreto dominical, se basa en la suposición de que en Daniel
12:11 las expresiones "continuo sacrificio" y "abominación desoladora"
significan respectivamente sábado y domingo. Esa suposición también
carece de base bíblica.

La expresión "continuo sacrificio" es la traducción del término hebreo


tamid, que significa "diario" o "continuo", al cual se le añadió la
palabra "sacrificio" que no aparece en el texto original de Daniel 8:13 y
12:11. Ese término (tamid) se usa en las Escrituras en relación no sólo
con el sacrificio diario del santuario terrenal (véase Exo. 29:38, 42)
sino también con varios otros aspectos de la ministración permanente
de ese santuario (véase Exo. 25:30; 27:20; 28:28, 38; 30:8; 1 Crón.
16:6). En el libro de Daniel el término se refiere, obviamente, al
continuo ministerio sacerdotal de Cristo en el santuario/templo
celestial (véase Dan. 8:9-14). Ya la expresión "abominación
desoladora" implica el amplio sistema de falsificación de ese
ministerio, basado en las teorías anti bíblicas de la inmortalidad natural
del alma, la mediación de los santos, el confesionario, el sacrificio de la
misa, etc.

No podemos estar de acuerdo con la teoría de que en Daniel 12 el


"diario" representa el sábado y la "abominación desoladora" el
domingo. Para creer esto, tendríamos que vaciar esas expresiones del
amplio significado que poseen, dado tanto por el propio contexto
bíblico en el cual aparecen, como asimismo por el consenso general de
las Escrituras.

Esta teoría refleja la interpretación jesuítico futurista de la Contra


Reforma católica

Los defensores de la interpretación literal y futurista de los 1.290 y los


1.335 días alegan que su posición es genuinamente adventista y que
está plenamente sancionada por el Espíritu de Profecía. Pero si
analizamos más detenidamente el asunto a la luz de la historia,
descubrimos que esta teoría rechaza el historicismo y el principio del
día-año, de tradición protestante, para alinearse abiertamente con el
futurismo literalista de la Contra Reforma católica.

Los reformadores protestantes del siglo XVI identificaban el "cuerno


pequeño" con el papado, que daría origen a la "abominación
desoladora" acerca de la cual habla Daniel.13 Con el propósito de
defender al papado de esas acusaciones, el cardenal italiano Roberto
Bellarmino (1542-1621), el más capaz y renombrado de todos los
polemistas jesuitas, sugirió que el "cuerno pequeño" era solo un rey, y
que los 1.260, 1.290 y 1.335 días eran días literales, que se cumplirían
recién en el período anterior al fin del mundo.14 De esta manera el
papado de aquel tiempo no podría ser identificado más con el "cuerno
pequeño" o con el "rey del Norte" y, por consiguiente, no se lo podría
responsabilizar de la "abominación desoladora".

Muchos de los defensores contemporáneos de la interpretación


futurista de los 1.290 y 1.335 días desconocen la relación que existe
entre esa teoría y el futurismo de la Contra Reforma católica. Pero aún
así, estos individuos deberían reconocer por lo menos que "esas
propuestas futuristas reposan, esencialmente, sobre una comprensión
equivocada de los patrones de pensamiento de la poesía hebrea", y
que "representan una lectura del idioma hebreo con ojos
occidentales".15

Esta teoría no toma en cuenta las advertencias del Espíritu de Profecía


que se opone a la tentativa de extender el cumplimiento de toda
profecía de tiempo más allá de 1844

Si esta teoría fuera correcta, con la mera promulgación del decreto


dominical ya sabríamos con anticipación cuándo se cerraría la puerta
de la gracia y cuándo sería la segunda venida de Cristo. Es, por lo
tanto, una forma sutil y capciosa de establecer fechas para los eventos
finales. Por más originales y creativas que puedan parecer, esas
tentativas no pasan de ser propuestas especulativas, que desconocen
e inclusive desprecian, en nombre del Espíritu de Profecía, las propias
advertencias del Espíritu de Profecía acerca de este asunto.

Ya en 1850 Elena de White advirtió: "El Señor me mostró que el


TIEMPO no ha sido motivo de prueba desde 1844, y que nunca más lo
será".16 Posteriormente añadió que "nunca más habrá para el pueblo
de Dios un mensaje basado en el tiempo". "El Señor me mostró que el
mensaje debe avanzar, y que no debe depender del tiempo, porque el
tiempo nunca más será una prueba". "Dios no nos reveló el tiempo
cuando este mensaje concluirá, o cuándo terminará el tiempo de
gracia".17 Solamente después de la terminación del tiempo de gracia,
y poco antes de la Segunda Venida, declarará Dios a los salvos "el día
y la hora de la venida de Jesús".18

En su comentario acerca de Apocalipsis 10:6, que según la versión


inglesa del rey Jaime reza: "no habrá más tiempo", Elena de White
aseveró lo siguiente en 1900: "Este tiempo, que el ángel declaró con
solemne juramento, no es el fin de la historia de este mundo, ni del
tiempo de prueba, sino del tiempo profético, que debe preceder al
advenimiento del Señor. Es decir, el pueblo no tendrá otro mensaje
basado en un tiempo definido. Después de este período de tiempo, que
se extiende desde 1842 a 1844, no puede haber cálculo definido del
tiempo profético".19

Si este es el caso, ¿por qué algunos profesos adventistas insisten en


aplicar al futuro los 1.290 y los 1.335 días de Daniel 12? Sólo Dios
puede juzgar el grado de sinceridad de esas personas; pero una cosa
es cierta: "La fe en una mentira no ejercerá influencia santificadora
sobre la vida o el carácter. Ningún error es verdad, ni se puede
convertir en verdad por la repetición o porque se tenga fe en él. . .
Puedo ser perfectamente sincera al seguir un camino equivocado, pero
eso no convierte en correcto ese camino, ni me llevará al lugar donde
quiero llegar".20

Conclusión
Es evidente, por lo tanto, que la teoría del cumplimiento futuro de los
1.290 y los 1.335 días (1) se basa en una lectura parcial y tendenciosa
del Espíritu de Profecía; (2) vulnera el paralelismo profético-literario del
libro de Daniel; (3) se basa en una interpretación no bíblica del término
hebreo tamid ("diario", "continuo"); (4) refleja la interpretación
jesuítico-futurista de la Contra Reforma católica; y (5) pasa por alto las
advertencias del Espíritu de Profecía contra la tentativa de extender el
cumplimiento de toda profecía de tiempo más allá de 1844.

En una época cuando los vientos de las falsas doctrinas están soplando
con mucha intensidad (véase Efe. 4:14), "de tal manera que
engañarán, si fuere posible, aun a los escogidos" (Mat. 24:24), sólo
estaremos seguros si nos encontramos fundados sobre la clara e
inamovible Palabra de Dios. Toda "nueva luz", para que sea verdadera,
debe estar en perfecta armonía con el contexto general de las
Sagradas Escrituras y de los escritos inspirados de Elena G. de
White.21 Los atalayas del pueblo de Dios jamás deberían permitir que
las conjeturas y las especulaciones humanas les impidan darle a la
trompeta un sonido certero. (Véase Eze. 33:1-9; 1 Cor. 14:8).

Referencias

1Le Roy E. Froom, The Prophectic Faith of our Fathers (Washington DC:
Review and Herald, 1954), tomo 4, 205, 206.

2William Miller, Evidences from Scriptures and History of the Second


Coming of Christ about the Year A.D. 1843, and of His Personal Reign
of 1000 Years (Evidencias basadas en las Escrituras y en la historia
acerca de que la segunda venida de Cristo se producirá en torno del
año 1843, y de su reino personal de mil años, Brandon, VT: Vermont
Telegraph Office, 1833), 31; Idem, Evidence from Scripture and History
of the Second Coming of Christ, about the Year 1843; Exhibited in a
Course of Lectures (Evidencias basadas en las Escrituras y la historia
acerca de que la segunda venida de Cristo se producirá en torno del
año 1843, expuestas en una serie de conferencias, Boston: Joshua V.
Himes, 1842), 95-104, 296, 297; idem, "Synopsis of Miller's Views"
(Sinopsis de las opiniones de Miller), Signs of the Times (Las señales de
los tiempos), 25 de enero de 1843, 148, 149.

3Véase P. Gerard Damsteegt, Foundations of the Seventh-day


Adventist Message and Mission (Fundamentos del mensaje y la misión
de los adventistas del séptimo día, Grand Rapids, MI: Eerdmans, 1977),
168-179.

4Véase, por ejemplo, Urías Smith, "Synopsis of the Present Truth, No.
12" (Sinopsis de la verdad presente, No. 12), Review and Herald, 28 de
enero de 1858, 92, 93; Stephen N. Haskell, The Story of Daniel the
Prophet (La historia de Daniel, el profeta, Berrien Springs, MI: Advocate
Publishing Company, 1903), 263-265; J.N. Loughborough, "The Thirteen
Hundred and Thirty-Five Days" (Los mil trescientos treinta y cinco
días), Review and Herald, 4 de abril de 1907, 9-10; Urías Smith, The
Prophecies of Daniel and Revelation (Las profecías de Daniel y el
Apocalipsis), edición revisada (Washington, D.C.: Review and Herald,
1944), 330,331; George M. Price, The Greatest of the Prophets: a New
Commentary on the Book of Daniel (El más grande de los profetas: un
comentario acerca del libro de Daniel, Mountain View, CA: Pacific
Press, 1955), 337-342; Araceli S. Melo, Testemunhos Históricos das
Profecias de Daniel (Testimonios históricos de las profecías de Daniel,
Río de Janeiro: Laemmert, 1968), 727-728; Francis D. Nichol, editor,
The Seventh-day Adventist Bible Commentary (El comentario bíblico
adventista, edición revisada, Washington, D.C.:Review and Herald,
1977) tomo 4, 880, 881; Vilmar E. González, "Os 1290 e 1335 dias em
Daniel 12" (Los 1.290 y los 1.335 días en Daniel 12), Revista
Adventista, septiembre de 1982, 43-45; Jacques B. Doukhan, Daniel:
the Vision of the End (Daniel: la visión del fin, edición revisada, Berrien
Springs, MI: Imprenta de la Univerdidad Andrews, 1989), 153; William
H. Shea, "Time Prophecies of Daniel 12 and Revelation 12-13"
(Profecías relativas al tiempo en Daniel 12 y Apocalipsis 12 y 13), en
Frank B. Holbrook, editor, Symposium on Revelation -Book 1 (Simposio
acerca de Apocalipsis - Tomo 1), Serie producida por la Comisión
acerca de Daniel y Apocalipsis, tomo 6 (Silver Spring, Maryland,
Instituto de Invetigación Bíblica de la Asociación General de los
Adventistas del Séptimo Día, 1992), 327-360; William H. Shea, Daniel
7-12: Prophecies of the End Time (Daniel 7 al 12, profecías relativas al
tiempo del fin; El Amplificador de la Vida Bíblica Abundante, Boise,
Indiana: Pacific Press Publishing Association, 1996), 217-233.

5Un importante análisis crítico de varias teorías más recientes acerca


del cumplimiento de los 1.260, 1.290 y los 1.335 días se puede
encontrar en la obra de Victor Michaelson, Delayed Time-Setting
Heresies Exposed (Denuncia de ciertas herejías relativas a una tardía
fijación de fechas, Payson, Arizona: Leaves-of-Automn, 1989).

6E.G. de White, "To the Church of Bro. Hastings House" (A la iglesia de


la casa del Hno. Hastings), 7 de noviembre de 1850 (carta H-28, 1850).
Vuelta a publicar en idem, Manuscripts Releases (Manuscritos puestos
en circulación), tomo 5, 203; ibidem, tomo 6, 251, ibidem, tomo 16,
208.

7White, James, "The Judgment" (El juicio), Review and Herald, 29 de


enero de 1857, 100.

8Véase, por ejemplo, J.N. Loughborough, "The Hour of His Judgment is


Come" (La hora de su juicio ha venido), Review and Herald, 14 de
febrero de 1854, 30; Urías Smith, "Short Interviews with
Correspondents" (Cortas entrevistas con corresponsales), Review and
Herald, 24 de febrero de 1863, 100. Idem, "The Sanctuary" (El
santuario), Review and Herald, 8 de septiembre de 1863, 116.

9Elena G. de White, Testimonios Selectos, tomo 1, 220, 221.

10Idem. "Temperance" (Temperancia), Manuscrito No. 50, 1893


(publicado en idem, Sermons and Talks (Sermones y charlas), tomo 1,
225, 226), en idem, Testimonios para los Ministros, 115, en portugués);
idem, "Diary" (Diario), Manuscrito 176, del 4 de noviembre de 1899
(publicado en Comentario bíblico adventista,tomo 4, 1174); idem.
"Help to be Given to our Schools" (La ayuda que se debe prestar a
nuestras escuelas), Manuscrito 10, 1900 (publicado en el Comentario
bíblico adventista, tomo 7, 949); idem, "To Our Church Members in
Australasia" (A nuestros miembros de iglesia en Australasia), Carta B-
6, del 17 de enero de 1907 (publicada en el Union Conference Record
(Boletín de la Unión -- Australasiana), 11 de marzo de 1907, 1, 2).

11Damsteegt, 169.

12Shea, Daniel 7-12, 217-218.

13Véase Froom, tomo 2, 241-243 y siguientes.

14Véase ibid., 495-502.

15(Frank B. Holbrook), "Editorial Synopsis" (Sinopsis editorial) al


artículo de W.H. Shea, "Time Prophecies of Daniel 12 and Revelation
12-13" (Las profecías relativas a tiempo en Daniel 12 y Apocalipsis 12
y 13), en Holbrook, editor, Symposium on Revelation (Simposio acerca
del Apocalipsis), tomo 1, 327.

16E.G. de White, "Dear Brethren and Sisters" (Queridos hermanos y


hermanas), Present Truth (La verdad presente), noviembre de 1850,
87. Véase también Primeros Escritos, 75.

17Idem, Mensajes Selectos, tomo 1, 188, 191. (En portugués).

18Idem, El Conflicto de los Siglos, 840. (En portugués).

19Comentario de Elena G. de White en el Seventh-day Adventist


Commentary (Comentario bíblico adventista), tomo 7, 971.

20Idem, Mensajes Selectos, tomo 1, 56. (En portugués).

21Véase idem, Counsels to Writers and Editors (Consejos a escritores y


redactores), 33-51.

Publicado por la revista Logos 3/2 septiembre 1999 página 20

ARMAGEDÓN: Su ubicación y
significado
Por William H. Shea

A causa de que la sexta plaga de Apocalipsis 16:12-16 contiene


referencias específicas a determinados sitios geográficos -Eufrates y
Armagedón-, se le concedió mayor atención que a las plagas
precedentes que se refieren de un modo más general a las úlceras, la
sangre, el calor y la oscuridad. Ante el gran interés en estas
referencias geográficas, se debiera examinar con mayor detalle la
ubicación y la imaginería veterotestamentaria de la que surgen.

La Bablionia histórica y el Eufrates

El río Eufrates, mencionado en el versículo 12, es bien conocido y no


hay problemas en identificar lo que representa. El curso del río nos
conduce a la ciudad de Babilonia, y la referencia al secamiento de sus
aguas nos remonta a un evento histórico en los tiempos del Antiguo
Testamento, cuando la súbita reducción de su caudal contribuyó a la
caída militar de Babilonia. Los ejércitos de Media y de Persia, en el
este, marcharon para conquistar Babilonia en el mes de Tisri (Octubre)
del año 539 AC, e ingresaron a la ciudad caminando por el lecho del
Eufrates.

Según Herodoto (Los nueve libros de la historia, Madrid, Hyspamérica,


1982 , págs. 72-74), los persas desviaron el Eufrates en canales que
habían cavado y, de este modo, consiguieron entrar a la ciudad por el
lecho del río. Si bien los persas posiblemente pudieron controlar la
ciudad de Babilonia por este medio, es improbable que hubieran
desarrollado el gran proyecto de ingeniería hidráulica que describe
Herodoto. Las fechas de la Crónica de Nabonido arguyen en contra de
un proyecto de esta magnitud. Ciro atacó al ejército babilonio en Opis,
en el Tigris, a principios de Tisri (acerca de la descripción, véase A. L.
Oppen heim, "Babyionian and Assyrian and Historical Texts", ANET
[ Ancient Near Eastern Texts], pág. 306). Luego cayó Sippar, el 14 de
Tisri, y dos días después una división de las tropas de Ciro conquistó
Sabilonia.

No sólo las fechas vinculadas con esta campaña indican que los persas
no se preocuparon por desarrollar un esquema tan elaborado como el
que pinta Herodoto, sino que el mes en que ocurrió demuestra que tal
estratagema era innecesaria. La corriente del Eufrates está en su
mayor reflujo en Tisri, por lo que la misma naturaleza preparó la ruta
del río para que los persas ingresaran en la ciudad. De este modo, un
rey del este - Ciro - penetró victorioso en Babilonia gracias a la bajante
de las aguas del Eufrates. Este episodio condujo a la liberación del
pueblo de Dios, porque Ciro fue, el que permitió que los judíos en el
exilio regresaran a su tierra (Esd. 1-2).

Todos estos eventos fueron descriptos proféticamente en Isaias 44: 24-


45: 6. En estos textos, Yahwéh habló a las aguas y benefició a Ciro:
"¡Sécate! Yo desecaré tus ríos" (Isa. 44: 27, BJ). Por lo tanto, la caída
no se produjo gracias a la ingeniería persa, sino por el decreto del Dios
que ejerce la soberanía sobre la naturaleza. En estos eventos Ciro
actuó como agente de Yahwéh, y por esta razón se designó como el
pastor ungido por Yahwéh. Dios también prometió "abrir delante de él
las puertas, y las puertas no se cerrarán... quebrantaré puertas de
bronce, y cerrojos de hierro haré pedazos" (Isa. 45: 1, 2). Nunca se
determinó cómo se abrieron las puertas que daban al río. A causa de
que Nabonido era un rey impopular en Babilonia, se conjeturó que
hubo conspiradores dentro de la ciudad que abrieron las puertas a los
conquistadores. Otra posibilidad puede ser la perspectiva que se
ofrece en lsaías 45: 1, 2, por lo que el interrogante podría ser si la
misma mano que escribió en la pared del palacio, en la misma noche
que cayó Babilonia (Dan. 5: 5, 25), abrió las puertas de la ciudad a los
persas.

Cuando se considera la analogía de Apocalipsis 16: 12 con el histórico


secamiento del río Eufrates, aparece un hecho medular: la fraseología
de Apocalipsis se refiere a la venida de una figura mesiánica que, en
virtud de su victoria, liberará al pueblo de Dios.

Las "aguas de Meguido" y el "monte de Meguido"

El pasaje que se refiere a la sexta plaga no describe una batalla, sólo


los preparativos para ella. En los aprestos para la próxima batalla del
"gran día del Dios Todopoderoso" (Apoc. 16:14), se reúnen las fuerzas
de una triple coalisión maligna en el lugar que en hebreo se llama
Armagedón" (Apoc. 16: 16). En el pasaje que se refiere al comienzo de
la plaga, debe observarse la diferencia entre la figura revelada aquí y
la que se emplea en el caso del secamiento del Eufrates. El río que
desciende por el valle de Jezreel y pasa junto a Meguido hacia el mar,
no es el Eufrates, sino el Cisón. A su vez, es Babilonia, y no Meguido, la
ciudad que está ubicada junto al Eufrates en Mesopotamia. Esta
mezcla de metáforas históricas pareciera ser intencional, y debería
comunicarnos algo acerca de la naturaleza de la batalla del gran día
del Dios Todopoderoso que sigue a esta plaga. Esto mismo debería
advertir al comentador contra el excesivo literalismo de interpretar
estas referencias en un marco de entidades políticas actuales en el
Medio Oriente o en otra parte.
La analogía profética o la lección que se extrae de este marco histórico
del Armagedón sólo puede determinarse luego de que se precise cuál
es el lugar al que se refiere. Lamentablemente, esto no ha sido fácil, y
hubo grandes discrepancias entre los comentadores bíblicos, como lo
dice G. E. Ladd: "El vocablo 'Armagedón' es difícil de interpretar; el
equivalente hebreo sería har-megidon -el monte de Meguido-. El
problema es que Meguido no es un monte, sino una llanura ubicada
entre el Mar de Galilea y el Mediterráneo, es parte del Valle de Jezreel
(Esdraelón). Fue un famoso campo de batalla en la historia de Israel.
En Meguido, Débora y Barak derrotaron al cananeo Jabin (Jue. 5: 19);
Jehú mató a Ocozías (2 Rey. 8: 27; véase además 2 Rey. 23: 29; 2
Crón. 35: 22). No es claro por qué Juan se refiere al Monte Meguido. R.
H. Charles dice que en la literatura hebrea no hay una interpretación
convincente que aclare esta frase... Pero cualquiera sea la procedencia
del nombre, lo evidente es que Juan menciona con el nombre de
Armagedón el lugar de la batalla final entre los poderes del mal y del
reino de Dios" (G. E. Ladd, A. Commentary on the Revelatión of John,
[Grand Rapids, Mich., 1972], pág. 216)

Una atención más estrecha a la geografía de Palestina hubiera


ayudado a evitar la trampa en la que cayeron Lad y otros
comentadores. Si bien Meguido no era un monte ni tampoco una
planicie, era una ciudad. Como tal, estaba ubicada en la llanura o en el
valle denorrrinado Jezreel o Esdraelón. La ciudad no es la que da el
nombre al valle, y tampoco recibe su nombre por el valle en que está
ubicada. Sin embargo, es posible identificar diferentes aspectos de la
topografía de los alrededores de las ciudades antiguas
denominándolas según el nombre de la ciudad -práctica muy común
en hebreo-, y cuando se lo hace se emplea una construcción lingüística
concatenada expresada por un genitivo posesivo. Este es el caso de
Jueces 5: 19, que ubica el campo de batalla donde las fuerzas de Jabin
y Sísera encontraron a las de Débora y Barak en la vecindad de las
"aguas de Meguido".

¿Cuáles son las "aguas de Meguido"? Un vistazo fugaz a la topografía


del Valle de Jezreel y una lectura al canto de Débora, es suficiente para
identificarlos. Meguido estaba ubicada en el sector sur de la llanura de
Esdraelón, y el curso de agua que recorría el valle, y también Meguido,
era el Wadi Cisón. En verdad, la identificación del "torrente de Cisón"
con "las aguas de Meguido" se establece claramente en Cantico de
Débora (compare Jue. 5: 21 con 5: 19).

El punto aquí es que Yawéh, el Dios que lo controla todo y emplea los
elementos de la naturaleza para que sirvan a sus propósitos, trajo la
tormenta de lluvia que anegó el Cisón y lo desbordó. La lluvia y el río
desbordado transformaron el valle de Jezreel en un lodazal donde los
carros cananeos se empantanaron y no pudieron maniobrar. De este
modo, Dios le dio a su pueblo una gran victoria junto a las "aguas de
Meguido".

Por analogía con este marco histórico y con la cadena constructiva del
genitivo posesivo, "las aguas de Meguido" y el "monte de Meguido"
debieran estar cerca de la ciudad. Meguido estaba ubicada al pie de la
falda norte de la zona a la que los geógrafos modernos de Palestina
denominan comúnmente como la cadena montañosa del Carmelo.
Sinembargo, la Biblia no utiliza jamás esta terminología específica. La
referencia al Carmelo aparece veinte veces en el Antiguo Testamento,
y en dieciséis de ellas aparece como un nombre de lugar sin estar
conectado con un determinativo como "monte" o "montañas". En tres
de las dieciséis veces se lo compara poéticamente con Basán y
Transjordania (Isa. 33: 9; Jer. 50:1 9 y Neh. 1: 4), y en una ocasión se lo
compara con Sarón, la planicie que se extiende hacia el sur (Isa. 35: 2).

En cuatro ocasiones se identifica al Carmelo con determinativos, que


siempre están en singular: "el monte de Carmeio" o "Monte Carrnelo"
(nunca "los montes de Carmelo"). Dos de estas referencias relatan la
experiencia de Elías (1 Rey. 18: 19, 20), y otras dos surgen de la
narración referente a Ellas (2 Rey. 2: 25; 4: 25). Así como la expresión
"las aguas de Meguido" se refiere al río que corre junto a Meguido,
pero al que se lo conoce con otro nombre - Wadi Cisón-, también el
"monte de Meguido", bien podría identificarse con la montaña vecina a
Meguido, aunque se la conoce con otro nombre: el Monte Carmelo.
Sobre la base de esta proximidad geográfica, así como la analogía
histórica y textual, "el monte de Meguidó(n)" en Apocalipsis 16: 16
puede identificarse con el Monte Carmelo.

La antigua batalla en el monte de Meguido y la analogía con


Apocalipsis 16:16

El monte de Meguido, en Apocalipsis 16: 16, no sólo podría


identificarse con el Monte Carmelo desde una perspectiva geográfica,
sino que también se podría establecer una conexión histórica. Así
como la imagen del secamiento del Eufrates se extrae de una batalla
histórica en tiempos de Ciro, por la que se conquistó Babilonia, y así
como la batalla junto a las aguas de Meguido se refiere a una batalla
específica y famosa en el valle de Jezreel, así también el Monte
Carmelo fue el sitio de otra batalla histórica famosa en la Escritura: la
batalla entre Elias y los profetas de Baal (1 Rey. 18). Esta batalla no se
libró empleando la fuerza de las armas, sino que, por el contrario, fue
un conflicto intensamente espiritual. Esta es la batalla de la que puede
extraerse la imagen de la cual depende "la batalla de Armagedón" en
Apocalipsis. Todos los principales elementos posteriores tienen un
paralelismo con 1 Reyes 18 en una forma histórica concreta.

Si el dragón de Apocalipsis 16: 13 representa el poder del estado civil


de un modo u otro, entonces ese poder lo representó Acab en el
conflicto del Monte Carmelo. Si la bestia de Apocalipsis 16: 13 está
vinculada con la de Apocalipsis 13 y con la mujer impura de
Apocalipsis 17, 18 como una manifestación de religión apóstata,
entonces ese elemento lo representó Jezabel en el encuentro en el
monte Carmelo (véase además la referencia a Jezabel en Apoc. 2: 20).
Por supuesto, se admite que Jezabel, de acuerdo con 1 Reyes 1 9: 1, no
estuvo presente en la lucha, aunque fue ella la que, como princesa
fenicia y reina de Israel, inculcó el culto a Baal en la urdimbre y la
trama de la vida del reino del norte. El tercer elemento que une sus
fuerzas al monte Meguido, según Apocalipsis 16: 13, sería el falso
profeta. Esta es la primera vez que la expresión "falso profeta" aparece
en el libro de Apocalipsis. Los falsos profetas fueron claramente
representados en el monte Carmelo, allí había 850 de ellos (1 Rey. 18:
19). (Elías, como puede notarse, salió del este, desde Tisbe en Gaiaad.)

Finalmente, el fuego que descendió de Dios y consumió el sacrificio de


Elias y todo lo que lo rodeaba, terminó con la contienda sobre el Monte
Carmelo. Los profetas de Baal fueron pasados por la espada en el Wadi
Cisón. Una vez más, debe enfatizarse que la sexta plaga no describe la
lucha real de una batalla, sólo los preparativos para la contienda. El
dragón, la bestia y el falso profeta llaman a todos sus seguidores a
reunirse en el Monte de Meguido, así como Elías citó a Acab y a todo
Israel en el monte Carmelo para librar la contienda. Sin embargo, la
batalla que se prepara en el transcurso de la sexta plaga se libra en
Apocalipsis 19: 11-21. Esta es la batalla de Armagedón, o más
apropiadamente, la "batalla del gran día del ¡Dios Todopoderoso"
(Apoc. 16: 14). Esta batalla se peleará cuando Cristo venga del cielo
como Rey de Reyes y Señor de Señores junto con su ejército de
huestes celestiales. Y la victoria se alcanzará de un modo similar, por
el fuego que caerá y consumirá a la bestia y al falso profeta (Apoc. 19:
21), y por la espada que terminará con sus seguidores (vers. 21). Esta
espada utilizada como en los tiempos de Elías, es la espada que sale
de la boca del Rey de Reyes (vers. 15, 21).

Conclusión

Sobre la base de la analogía con el marco histórico del Antiguo


Testamento que proporcionan las imágenes de Apocalipsis 16: 16, este
conflicto final debiera ser fundamental y esencialmente un conflicto
espiritual, en el que los principales contendientes son seres
sobrenaturales: Cristo y su archienemigo, "el gran dragón, la serpiente
antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo
entero" (Apoc. 12: 9). El desafío para el pueblo de Dios en ese tiempo
será el que confrontó Elías cuando oró ante la asamblea: "Jehová Dios
de Abrahán, de lsaac y de Israel, sea hoy manifiesto que tú eres Dios
en Israel,... para que conozca este pueblo que tú, oh Jehová, eres el
Dios, y que tú vuelves a ti el corazón de ellos" (1 Rey. 36, 37). Y la
respuesta de fidelidad en ese tiempo encontrará una expresión
adecuada en la aclamación de la asamblea reunida en el Carmelo:
"¡Jehová es el Dios, Jehová es el Dios!" (vers. 39).

Williarn H. Shea es profesor de Teologia en la Universidad Andrews,


Michigan, Estados Unidos.

El autor nos ofrece una perspectiva bíblicamente fundamentada, de


uno de los temas que siempre fue objeto de la especulación y de la
reflexión teológica respecto de sus posibles significados.
1
El "continuo", los "1335 días", y las profecías de tiempo posteriores a
1844.
L.B. 5/1/1998
¿Es pertinente colocar en el futuro el cumplimiento de profecías de tiempo,
particularmente con respecto a los
1335 días de Daniel 12? ¿Cuál es la importancia de interpretar de una u otra manera el
"continuo" de Daniel 8,11
y 12?
Colocar en el futuro el cumplimiento de profecías de
tiempo, guarda antagonismo directo con la preciosa
luz que Dios nos dio en el mensaje y la historia de
1888.
Posteriormente a la Asamblea de Minneapolis, la hermana
White se entrevistó en su tienda con uno de los
delegados que era amigo personal de la profetisa, el
pastor C.A. Washburn. (1) E. White le preguntó:
¿Cuál fue, en su opinión, el tema central en las reuniones
de Minneapolis? Éste contestó: ¡la ley en Gálatas,
naturalmente!, a lo que ella replicó: De ninguna manera,
mi hermano. Fue la justificación por la fe. El
pastor Waggoner puede exponerla mejor de lo que yo
misma puedo hacerlo
En Minneapolis, el enemigo logró en gran medida que
la atención de los delegados se dirigiera hacia la interpretación
de la ley en Gálatas (el "ayo", o "tutor"), y
hacia la polémica respecto a si los Unos o los Alemanes
formaban parte de los diez cuernos de Daniel 7. El
verdadero mensaje de la justificación por la fe, los
encantos incomparables de Cristo, quedó trágicamente
velado para muchos, resultando en una pérdida eterna.
Hoy, cuando Dios en su gran misericordia vuelve a
dirigir nuestra atención hacia Cristo y su justicia, hay
peligro de que volvamos a desviar nuestros ojos de
Cristo, el único protagonista de los libros de Daniel y
Apocalipsis, para entregarnos a un tipo de investigación
que se opone a su enseñanza, y contra la que nos
ha advertido repetidamente mediante su Espíritu de
Profecía. ¿Habríamos de caer otra vez en una trampa
similar? Una vez más, resulta imprescindible el conocimiento
del mensaje de 1888, y de su historia.
Aunque con cierto desorden e improvisación, expongo
aquí material de E. White que quizá no estuviese anteriormente
al alcance de algunos, y que creo ayudará a
hacerse una idea más objetiva, de la postura de ella
sobre un tema que vuelve a resurgir hoy, pero que fue
ya en sus días objeto de aguda polémica.
Espero que esos párrafos, algunas veces traducidos,
otras simplemente recopilados a partir de libros, revistas
y folletos de E. White (más algunos comentarios
personales), ayuden a reconocer que tenemos abundante
evidencia para guardarnos de aventurar profecías
de tiempo posteriores a 1844, así como para abstenernos
de reavivar viejas controversias en relación con
una particular interpretación del "continuo" de Daniel
8:12 y 13 que es premisa necesaria para la interpretación
"futurista" de dichas profecías.
I. El "continuo":
Carta 226, dirigida al pastor W.W. Prescott, el 1
julio 1908. (2)
"Querido hermano: Se me ha instruido que le diga que
no debe haber agitación en este tiempo en la Review
que tienda a perturbar las mentes. Procuremos trabajar
por el bien del alma. Humillémonos como pueblo ante
el Señor, y busquémosle en procura de verdadera conversión.
Hay una obra por hacer en nuestros corazones
y en nuestros hogares que muy pocos comprenden.
Hay necesidad de mucha oración, no de largas oraciones,
sino oraciones de fe ofrecidas en humildad del
alma.
Resultará ser una gran equivocación si agita usted en
este tiempo la cuestión relativa al "continuo", que ha
estado ocupando gran parte de su atención últimamente.
Se me ha mostrado que el resultado de su [intento
por] hacer prominente esa cuestión sería que las mentes
de muchos serían dirigidas a una controversia innecesaria,
y que la discusión y la confusión se desarrollarían
en nuestras filas. ¿No puede ver que si se agita esa
cuestión ahora, las mentes serán desfavorablemente
impresionadas, y que muchos que deberían estar buscando
fervientemente la gracia de Cristo serían llevados
a la controversia? Hay algunos que harán de ese
tema algo capital, para apartar las almas de la verdad.
Mi hermano, seamos lentos en suscitar cuestiones que
serán una fuente de tentación para nuestro pueblo.
No tengo luz especial sobre el punto presentado a discusión,
y no veo la necesidad de tal discusión. Sin em2
bargo, se me ha instruido que le diga que ese pequeño
asunto sobre el que está concentrando su pensamiento,
vendrá a ser una gran montaña a menos que decida
dejarlo en paz. Se me ha instruido que el Señor no ha
puesto sobre usted la responsabilidad que se atribuye
con respecto a ese asunto, y que no es bueno para usted
el dedicar tanto tiempo y atención a su consideración.
No está empleando sabiamente el tiempo que
Dios le da, al dedicarlo de esa manera a tales jotas y
tildes, cuando podría estar pronunciando palabras que
confirmarían al pueblo de Dios en la fe que sostiene.
Dios no ha puesto sobre ninguno de sus pastores la
obra de sembrar semillas que producirán confusión e
incredulidad.
Usted supone que ha tenido lugar una equivocación en
el punto de vista mantenido por algunos con respecto
al asunto del santuario. Han habido diferentes opiniones
con respecto al continuo, y continuará habiéndolas.
Si al Señor ha parecido bien dejar ese asunto descansando
por tantos años sin corregirlo, ¿no será sabiduría
por su parte el abstenerse de presentar sus opiniones
acerca de mismo? Le aconsejo no presentar sus
ideas ante las iglesias, sino dejar en paz el tema, puesto
que en este período de nuestra historia el enemigo
se serviría de cualquier ataque que se nos hiciera concerniente
a nuestro desacuerdo sobre ese punto, en
caso de darle protagonismo, lo que llevaría a una situación
peor.
Estudie el salmo 78; es digno de nuestra consideración.
Hay una obra solemne ante nosotros, y el pueblo
de Dios debiera estar mucho más avanzado de lo que
está hoy en la comprensión de las realidades eternas.
Lo que hoy necesitamos es pescadores de hombres.
Despertemos como pueblo a nuestro deber de explicar
las verdades de la Palabra a aquellos que no las conocen.
Comience esfuerzos fervientes y sacrificados por
aquellos que están pereciendo en sus pecados. Los que
siembran las semillas de verdad obtendrán una rica
cosecha. Ninguna mente humana puede imaginar la
cantidad de bien que el esfuerzo desprovisto de egoísmo
puede suponer" (White Estate, Washington, D.C. 6
ene 1983).
La postura que el pastor Prescott pretendía corregir era
la que interpreta al "continuo" como el paganismo, en
favor de la que él creía correcta, esto es, que el "continuo"
es el verdadero ministerio sacerdotal de Cristo en
el santuario celestial (el tamid). La primera (continuo
= paganismo, o Roma pagana), era la postura mantenida
por Uriah Smith en su libro sobre Daniel y Apocalipsis,
así como la de William Miller y Stephen N.
Haskell. La segunda fue la mantenida por James. S.
White (esposo de E. White), O.R.L. Crosier, Daniells,
Prescott y más modernamente por Mervyn Maxwell y
Clifford Goldstein.
La hermana White no tenía luz específica sobre ese
punto. En ningún momento se desprende la idea de
que la corrección que el pastor Prescott proponía hacer
fuese teológicamente errada (así como tampoco lo
opuesto): Ella carecía de luz específica sobre ese punto.
La advertencia de la hermana White se refiere a la
inoportunidad de hacer correcciones en ese momento y
situación.
Si ella hubiese sabido que la postura anterior era teológicamente
la correcta, y por consiguiente la corrección
propuesta un error, podría haberse expresado en
otros términos bien distintos. Eso se desprende claramente
de indicaciones como la que sigue, aparecida en
una carta al pastor Daniells (por entonces presidente
de la Asociación General): "El enemigo de toda verdad
bien sabe que si es posible mantener ocupadas las
mentes en ir a la búsqueda y dar amplia publicidad a
imperfecciones en libros que han sido impresos y que
han circulado ampliamente, una gran debilidad vendría
sobre nuestra obra" (Carta 70, 1910, dirigida a Prescott
y Daniells).
Ella no negó la posibilidad de que algunos de nuestros
buenos libros pudiesen precisar de ciertas correcciones
en asuntos de importancia menor: "En algunos de
nuestros libros importantes que han estado impresos
desde hace años, y que han traído a muchos al conocimiento
de la verdad, quizá haya asuntos de menor
importancia que demandan un cuidadoso estudio y
corrección". (3) Muy probablemente E. White tenía in
mente el libro sobre Daniel y Apocalipsis de Uriah
Smith. "Se me ha mostrado que el Señor no es el autor
de la propuesta de hacer muchos cambios en los libros
ya publicados". (4) "La obra de Satanás fue desviar sus
mentes [Prescott y Daniells] para que fuesen traídos
jotas y tildes que el Señor no les inspiró a que trajeran.
No eran esenciales Suponen que estarían haciendo
una gran obra al corregir pequeñas cosas en los libros
escritos. Pero se me encarga decir: el silencio es elocuencia".
(5)
Era evidente la inoportunidad de entregarse a tal discusión
sobre la correcta interpretación del "continuo".
¿Será hoy menos inoportuno?
La reprensión de E. White a quienes intentaban promover
la posición "nueva" ha hecho creer a quienes
sólo conocen esas declaraciones, que ella se inclinaba
3
por la otra posición (la "vieja"), pero en su contexto, es
evidente lo infundado de tal deducción. El Manuscrito
presentado a continuación expone similares reprensiones,
dirigidas esta vez a quienes intentaban promover
la "vieja" posición:
Manuscrito 11, 1910, parcialmente reproducido en
Mensajes Selectos, vol. I, p. 193-196.
"Tengo palabras que presentar a mis hermanos de los
cuatro puntos cardinales. Pido que mis escritos no sean
usados para definir cuestiones sobre las cuales ahora
hay mucha controversia. Ruego a los pastores Haskell,
Loughborough y Smith (6) y otros de nuestros hermanos
dirigentes que no hagan referencia a mis escritos
para sostener sus puntos de vista sobre "el continuo".
Se me ha presentado que no es un tema importante. Se
me ha instruido que nuestros hermanos están cometiendo
un error al magnificar la importancia de la diferencia
en los puntos de vista que se sostienen. No puedo
consentir que ninguno de mis escritos sea tomado
para definir este asunto. El verdadero significado de
"el continuo" no ha de convertirse en una piedra de
toque.
Ahora pido que mis hermanos del ministerio no usen
mis escritos en sus argumentos en cuanto a esta cuestión
[el continuo], pues no he recibido instrucción sobre
este punto en discusión y no veo necesidad de la
controversia. El silencio es elocuencia acerca de este
asunto en las condiciones actuales.
Se agrada al enemigo de nuestra obra cuando puede
usarse un tema de menor importancia para distraer la
mente de nuestros hermanos de las grandes cuestiones
que debieran ser el corazón de nuestro mensaje. Como
éste no es una piedra de toque, ruego a mis hermanos
que no permitan que triunfe el enemigo al tratar el
tema como si fuera importante
En algunos de nuestros libros importantes que han
estado impresos desde hace años, y que han traído a
muchos al conocimiento de la verdad, quizá haya
asuntos de menor importancia que demandan un cuidadoso
estudio y corrección
Esos hermanos, nuestros colportores y nuestros ministros
no magnifiquen esos asuntos en tal forma que
disminuyan la influencia de esos buenos libros "
El asunto del continuo "no es un tema de importancia
vital". Así le fue presentado a E. White. Cuando se le
daba una importancia vital a ese tema, el gran beneficiado
era Satanás. En un solo corto fragmento, E. White
pide hasta tres veces que no se utilicen sus escritos
para definir ese asunto. Si ella no autorizó al mismo
pastor Smith para que aludiese a sus escritos como
evidencia de la supuesta corrección de la postura que
él sostenía, ¿nos autorizaría hoy a nosotros a hacer la
misma cosa?
Carta 62, 1910. Parcialmente reproducida en Mensajes
Selectos, vol. I, p. 196-198
"Queridos compañeros en la Obra: Tengo palabras que
dirigir a los hermanos Butler, Loughborough, Haskell,
Smith, Gilbert, Daniells, Prescott, y a todos los que
han sido activos en sostener con argumentos sus puntos
de vista en cuanto al significado de "el continuo"
de Daniel 8. No ha de hacerse de esto una cuestión
capital, (7) y ha sido muy desafortunada la agitación
que ha resultado de que se la tratara como tal. Como
resultado ha habido confusión y la mente de algunos
de nuestros hermanos ha sido apartada de la cuidadosa
consideración que se debiera haber dado a la obra que
el Señor ha ordenado que debiera hacerse en este
tiempo en nuestras ciudades. Esto ha sido halagador
para el gran enemigo de nuestra obra
La luz que se me ha dado es que no debiera hacerse
nada para aumentar la agitación en cuanto a esta cuestión.
No se presente en nuestros discursos como un
asunto de gran importancia ni se trate de ella como
tal
Este no es un tiempo para hacer resaltar puntos de diferencia
que no son importantes
El tema de "el continuo" no debiera producir los movimientos
que ha creado. Como resultado de la forma
en que ha sido tratado este tema por hombres de puntos
de vista opuestos en esta cuestión, ha surgido controversia
y ha habido confusión Mientras exista la
actual diferencia de opiniones acerca de este tema, no
se lo haga prominente. Cese toda contención. En un
tiempo como éste, el silencio es elocuencia.
El deber de los siervos de Dios es predicar la Palabra
en las ciudades "
Obsérvese que la corrección va dirigida igualmente a
quienes defendían la postura tomada por Uriah Smith.
El resultado de "hacer resaltar puntos de diferencia
que no son importantes" (el tema del continuo), era un
4
estado de confusión contrario a los planes de Dios,
contrario a "predicar la palabra en las ciudades", y
favorable al gran enemigo de nuestra obra.
Como un ejemplo más que ilustra por qué no podemos
tomar fragmentos en los que E. White reprende a Daniells
o a Prescott, para intentar demostrar que ella
estaba pretendiendo defender la postura teológica de
Smith o de Haskell, veamos un fragmento de la Carta
250, que la hermana White dirigió en 1908 al pastor
Haskell. (8) Éste, creyéndose apoyado por una declaración
de la hermana White en Primeros Escritos,
había intentado distribuir una copia del famoso diagrama
profético de 1843, al que añadió ciertas notas
sobre el "continuo" que apoyaban la "vieja posición"
por él defendida. ¿Cuál fue la respuesta de E. White?:
"Se me ha prevenido en relación con la necesidad de
mantener un frente unido. Ese es un asunto importante
para nosotros en este tiempo. Como individuos necesitamos
actuar con la mayor precaución.
Escribí al pastor Prescott, diciéndole que debe ser extremadamente
cuidadoso y no introducir temas en la
Review que pareciesen señalar defectos en nuestra
experiencia pasada. Le dije que ese tema en el que él
cree que se cometió un error no es una cuestión vital, y
que si se le diese ahora prominencia, nuestros enemigos
sacarían ventaja de ello, y harían una montaña de
un grano de arena.
A usted le digo igualmente que ese tema no debe ser
agitado en este tiempo. Ahora, hermano mío, es mi
sentir que en esta crisis en nuestra experiencia, ese
diagrama (9) que usted ha vuelto a publicar, no debiera
circular. Ha cometido un error en ese asunto. Satanás
está determinadamente en acción para suscitar temas
que crearán confusión Pastor Haskell, soy incapaz
de definir claramente los puntos cuestionados. No agitemos
un tema que producirá la impresión de que como
pueblo sostenemos opiniones encontradas".
II. Los 1335 días en la literatura de E. White:
Carta 28, 1850. Dirigida "A la iglesia en la casa del
hermano Hasting".
"Hace una semana, el sábado pasado, tuvimos una
reunión muy interesante. El hermano Hewit, de Dead
River, estaba allí. Vino con un mensaje al efecto de
que la [doctrina de la] destrucción de los malvados y el
sueño de los muertos eran una abominación en una
puerta cerrada, que había introducido una mujer, una
profetisa Jezabel , y él creía que yo era esa mujer. Le
hablamos acerca de algunos de sus errores en el pasado,
que los 1335 días habían terminado, y numerosos
errores suyos. Sirvió de bien poco. Sus tinieblas se
hicieron sentir en la reunión " (10)
Se ha intentado argumentar que esa oscura declaración,
única que cita los 1335 días en toda la literatura
conocida de E. White, demuestra que el cumplimiento
de esa profecía pertenece al futuro.
Pero hay varios problemas, el principal, que no conocemos
al hermano Hewit, no sabemos cuáles eran "sus
errores en el pasado", ni en qué momento los presentó.
Para comenzar, se puede entender que la frase, "que
los 1335 días habían terminado" es una afirmación de
E. White, no una descripción de uno de los errores del
hermano Hewit, sino la constatación de un hecho cierto,
a fin de demostrar la postura errónea de éste con
respecto al hecho de haberse cumplido esa profecía.
Imaginemos que uno de sus errores en el pasado
hubiese consistido en anunciar un determinado acontecimiento
al final de los 1335 días. Evidentemente, su
profecía no se cumplió. Recuérdese que la carta está
escrita sólo siete años después de 1843, fecha en la
que Uriah Smith sitúa el cumplimiento de los 1335
días. La frase, entonces, podría perfectamente entenderse
así: "Le hablamos acerca de sus errores en el
pasado, <le recordamos> que los 1335 días habían
terminado <sin que ocurriera el acontecimiento por él
anunciado>, y <otros> numerosos errores suyos".
No hay nada que nos haga pensar que ese haya de ser
precisamente el caso, pero es una ilustración de lo engañosa
que puede ser la interpretación de declaraciones
cuyo contexto ignoramos.
Ahora, suponiendo que la frase "que los 1335 días
habían terminado" se debiera interpretar como una
descripción de uno de los errores del hermano Hewit,
sucede que desconocemos cuándo presentó ese punto
de vista erróneo. Solamente sabemos que fue "en el
pasado". Veamos lo que sucede si ese "pasado" hubiese
consistido en, digamos, unos ocho años o más (recordemos
que la carta va fechada en 1850): Nos encontramos
en el año 1842. En ese año, o en cualquier
otro momento anterior, el hermano Hewit predica el
error de que los 1335 días habían terminado. Según los
cómputos proféticos expuestos por Uriah Smith, los
1335 días no se habían cumplido todavía (su libro sitúa
el cumplimiento en 1843). En tal caso, decir "que
los 1335 días habían terminado" habría sido efectivamente
un error, pero eso para nada sitúa el cumpli5
miento de ellos en nuestros días, o en el futuro, sino
simplemente un año más tarde de cuando el hermano
Hewit pretendió.
Tampoco tenemos evidencias de que esa haya de ser la
forma correcta de entender la declaración, pero ilustra
la imposibilidad de pretender apoyarse en ella para
demostrar una cosa o la contraria, en relación con los
1335 días. Es muy evidente que dilucidar tal cuestión
no era el propósito de E. White en su carta.
III. Interpretaciones proféticas basadas en el
tiempo, con posterioridad al año 1844: ¿Un
terreno seguro?
Mensajes Selectos, vol. I, p. 220 y 221.
"Vez tras vez se me ha amonestado acerca de fijar fechas.
Nunca más habrá un mensaje para el pueblo de
Dios que se base en el tiempo. No hemos de saber el
tiempo definido, ya sea del derramamiento del Espíritu
Santo o de la venida de Cristo
El señor me mostró que el mensaje debe avanzar, y
que no debe depender del tiempo, pues éste no será
nunca más una prueba. Vi que algunos estaban siendo
objeto de una falsa excitación provocada por predicar
fechas, que el mensaje del tercer ángel puede permanecer
sobre su propio fundamento y que no necesita de
fechas para fortalecerse
Jesús ha dicho a sus discípulos que velen, pero no fijándose
en una fecha definida".
Mensajes Selectos, vol. II, p. 123.
" Y el ángel que vi en pie sobre el mar y sobre la tierra,
levantó su mano al cielo, y juró por el que vive por
los siglos de los siglos, que creó los cielos y las cosas
que están en él, y la tierra y las cosas que están en ella,
y el mar y las cosas que están en él, que el tiempo no
sería más (Apoc. 10:5,6). Este mensaje anuncia el fin
de los períodos proféticos".
Comentario Bíblico Adventista (E. White), vol. VII,
p. 982.
"Esto se representa por medio del ángel que estaba
parado con un pie en el mar, proclamando con un solemne
juramento que el tiempo no sería más.
Este tiempo, el que el ángel declara con un solemne
juramento, no es el fin de la historia del mundo ni del
tiempo de gracia, sino del tiempo profético que precederá
al advenimiento de nuestro Señor; es decir, la
gente [el pueblo] no tendrá otro mensaje acerca de un
tiempo definido. Después de este lapso, que ahora
abarca desde 1842 a 1844, no puede haber ningún
cómputo definido de tiempo profético. El cálculo más
prolongado llega hasta el otoño de 1844".
Mensajes Selectos, vol. II, p. 96.
"Siempre habrá en la iglesia movimientos espurios y
fanáticos realizados por personas que pretenden ser
guiadas por Dios, por aquellos que correrán antes de
ser enviados, y que establecerán fechas para el cumplimiento
de profecías que aún no se han realizado. El
enemigo se regocija con este proceder, porque sus
repetidos fracasos y su desviación de la atención hacia
puntos falsos provoca confusión e incredulidad". (11)
Pocas cosas podrían alegrar más a nuestro enemigo,
que poder presentarnos ante el mundo como los "Adventistas
del Séptimo Chasco".
Mensajes Selectos, vol. II, p. 117-119.
"Hay que estudiar diligentemente las profecías de Daniel
y Juan
Algunos tomarán la verdad que se aplica a su tiempo y
la colocarán en el futuro. Acontecimientos de la secuencia
profética que se han cumplido en el pasado
son colocados en el futuro, y así es como, a causa de
estas teorías, se debilita la fe de algunas personas
El peso de la advertencia que el pueblo de Dios debe
recibir ahora, cerca y lejos, es el mensaje del tercer
ángel". (12)
El artículo ocupa tres páginas en el libro, y vale la pena
leerlo in extenso.
Testimonios para los ministros, p. 55
"Desconfíen tos nuestros hermanos y hermanas de
cualquiera que quisiera fijar una fecha en que el señor
ha de cumplir su palabra con respecto a su venida, o
con respecto a cualquier otra promesa de significado
especial que haya hecho. 'No os toca a vosotros saber
los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola
6
potestad'. Pueden los falsos maestros parecer muy celosos
por la obra de Dios, y gastar recursos en presentar
sus teorías al mundo y a la iglesia; pero como mezclan
el error con la verdad, su mensaje es engañoso, y
extraviará las almas por senderos falsos. Es necesario
hacerles frente y oponérseles, no porque sean hombres
malos, sino porque enseñan errores y procuran poner
sobre la mentira el sello de la verdad"
IV. Cómo comenzó el problema: (13)
"La cuestión del significado del "continuo" (Daniel
8:12 y 13) no era nada nuevo en la historia adventista.
William Miller enseñó que se refería al paganismo,
pero incluso antes del chasco, ese punto de vista era
cuestionado. El clásico diagrama profético diseñado
por Fitch, (14) y que empleaban todos los predicadores
adventistas, (15) omitía toda referencia al significado
del continuo.
En 1847 O.R.L. Crosier había expresado la posición
de que el continuo se refiere al ministerio sumosacerdotal
de Cristo en el santuario celestial. Uriah
Smith, en 1854, hizo una breve exposición de esa posición
(Review & Herald, 28 marzo 1854). Pero Smith,
quien en seguida se destacó como autor, en su libro
Thoughts on the Book of Daniel (edición de 1873, p.
163, edición 1944, p. 164, 165), volvió de nuevo a la
posición de William Miller. La posición de Smith vino
a ser la aceptada hasta el cambio de siglo, conociéndose
como la "vieja posición". La posición de Prescott
era similar a la de Crosier, a pesar de lo cual se la conoció
con dudosa propiedad (16) como la "nueva posición".
Ellen White no mencionó el continuo en El Conflicto
de los siglos, su volumen dedicado a la profecía. Su
única alusión al término se encuentra en Primeros Escritos,
p. 74,75, donde se refiere a una visión tenida el
23 de setiembre de 1850 " (The Later Elmshaven
Years, vol. VI, p. 247, Arthur L. White).
Haskell fue uno de los defensores de la "vieja posición",
la misma que sostuvo Uriah Smith en su libro.
Le parecía que en el único lugar en el que E. White se
refirió al "continuo" (en Primeros Escritos), había un
apoyo a la posición que él sostenía.
Ésta es la cita:
Primeros Escritos, p. 74 y 75.
"Entonces vi en relación con el "continuo" (Dan. 8:12)
que la palabra "sacrificio" había sido provista por la
sabiduría humana, y no pertenece al texto, y que el
Señor dio el sentido correcto a los que proclamaron
que había llegado la hora del juicio. Mientras existió la
unión, antes de 1844, casi todos aceptaban la opinión
correcta acerca del "continuo"; pero en la confusión
reinante desde 1844 se han aceptado otras opiniones, y
como consecuencia han entrado tinieblas y confusión".
Hoy se pretende algo similar a lo que Haskell pretendió,
pero no podemos dejar de reconocer ciertos
hechos:
Tras el chasco de 1844, Hiram Edson, O. R. L. Crosier
y F. B. Hahn, presentaron en el Day Star Extra del 7
de febrero de 1846 (p. 48) sus conclusiones a propósito
de la purificación del santuario. Allí se expresa el
punto de vista que interpreta el continuo de Daniel
8:13 como el ministerio sacerdotal de Cristo en el santuario
celestial (es decir, la que se conocería más tarde
como la "nueva" posición). (17) Si de la declaración
de E. White en las páginas 74 y 75 de Primeros Escritos
se pudiese concluir que la "vieja" posición es la
correcta, entonces también se podría concluir, a partir
de las páginas XVIII y XIX del mismo libro (!), que la
posición correcta es la "nueva", ya que la hermana
White la recomendó en términos categóricos:
"El Señor me mostró en visión, hace más de un año,
que el Hno. Crosier tiene la luz verdadera acerca de la
purificación del santuario, etc., y que su voluntad [de
Dios] es que el Hno. Crosier escriba en detalle la opinión
que nos dio en el número especial del Day-Star
del 7 de febrero, 1846. Me siento plenamente autorizada
por el Señor para recomendar ese número especial
a todos los santos". (18)
E. White manifestó claramente no tener luz especial
sobre el significado del continuo.
E. White prohibió repetida y categóricamente
recurrir a sus escritos como argumento para defender
una u otra postura sobre el particular.
Como siempre, el contexto es determinante:
Tras dedicar horas al estudio del tema, esta fue la opinión
de W.C. White:
"Es evidente que la visión del 23 de setiembre de
1850, tal como aparece publicada en Primeros Escritos,
p. 74-76, bajo el título "El tiempo de reunión", fue
7
dada para corregir el error prevaleciente sobre el cómputo
de tiempo, así como para corregir las doctrinas
fanáticas que se estaban enseñando, con referencia al
retorno de los judíos a Jerusalem". (19)
En cierto momento, un poco más adelante en esa discusión,
el mismo pastor Daniells, junto con W.C. White
y C.C. Crisler, deseosos de saber lo que había querido
expresar en su declaración de Primeros Escritos,
fueron a ella llevándole el libro, así como el diagrama
profético de 1843. Daniells se sentó al lado de la hermana
White y le hizo muchas preguntas. Así relata él
mismo la entrevista, como también confirma W.C.
White:
La hermana White se explica:
"Para empezar, leí a la hermana White la declaración
de Primeros Escritos antes mencionada. Luego le expuse
el diagrama profético que emplearon nuestros
pastores para presentar las profecías de Daniel y Apocalipsis.
Llamé su atención al esquema del santuario y
también al período de los 2.300 años, tal como lo reflejaba
el diagrama.
Entonces le pregunté si podía recordar qué fue lo que
se le mostró [en la visión] concerniente a ese tema.
Por lo que recuerdo de su respuesta, comenzó explicando
cómo algunos de los que habían liderado el movimiento
de 1844 se habían esforzado por encontrar
nuevas fechas para la terminación del período de los
2.300 años. Dicho esfuerzo consistía en fijar nuevas
fechas para la venida del Señor. Eso causó confusión
entre los que estuvieron en el movimiento adventista.
En esa confusión el Señor le reveló dijo
que la posición
que había sido mantenida y presentada con respecto
a las fechas era correcta, y que no habría otra
fecha ni ningún otro mensaje de tiempo.
Entonces le pregunté qué le había sido revelado a propósito
del resto del "continuo" el príncipe de la fortaleza,
el ejército, el ser quitado el continuo y el ser
echado por tierra el santuario.
Replicó que esas cosas no se le habían mostrado en
visión, aunque sí se le había mostrado lo concerniente
al tiempo. No querría dar explicación alguna sobre
esos puntos de la profecía.
La entrevista causó una honda impresión en mi mente.
Hablaba decididamente, sin dudar, con claridad, y lo
hizo in extenso sobre el período de los 2.300 años.
Pero con respecto a la otra parte de la profecía, guardó
silencio.
La única conclusión a la que pude llegar tras su explicación
del tiempo, y su silencio en lo referente a quitar
el "continuo" y echar por tierra el santuario, fue que la
visión que se le dio concernía al tiempo, y que no recibió
explicación en cuanto a las otras partes de la profecía".
(20)
Lo que implica que a partir de esa cita no es posible
deducir que la hermana White estuviese intentando
sustentar una postura o la opuesta, con respecto al significado
del "continuo". El problema era concerniente
al tiempo. (21)
Efectivamente, lo que sigue al citado párrafo de la
página 75 de Primeros Escritos, concuerda perfectamente
con el informe del pastor Daniells, además de
contener declaraciones extraordinariamente significativas:
"La cuestión de las fechas no ha sido una prueba desde
1844, y nunca volverá a ser una prueba.
El Señor me ha mostrado que el mensaje del tercer
ángel (22) debe progresar y ser proclamado a los hijos
dispersos de Dios, pero no debe depender de una fecha.
Vi que algunos están creando una excitación falsa
al predicar fijando fechas; pero el mensaje del tercer
ángel es más poderoso de lo que puede serlo una fecha.
Vi que este mensaje puede subsistir sobre su propio
fundamento y no necesita ser reforzado con fechas
"
V. Comentarios finales:
Hay en esas frases una amante invitación a apartar
nuestros cansados ojos del calendario, y hallar reposo
dirigiéndolos hacia el Calvario. El cielo está ansioso,
no por ver avanzar las manetas de un supuesto reloj
celestial, tampoco por ver más terremotos, guerras,
hambres, enfermedad ni degradación. Tampoco está
contando Papas. Está ansioso por ver a la Esposa preparada.
Estar preparada significa apreciar al Esposo
por lo que Él es, no por los beneficios que le ha de
reportar a su venida. "Cuando el carácter de Cristo sea
perfectamente reproducido en su pueblo, entonces
vendrá él para reclamarlos como suyos". (23)
Si aceptamos de corazón el "preciosísimo mensaje"
que el Señor nos envió a través de los pastores Jones y
8
Waggoner, nuestra fe estará a salvo de muchos peligros.
Tras haber recibido, como es nuestro privilegio,
el amor de Cristo, ¿añadiría algo a nuestra experiencia
cristiana el conocimiento de fechas de determinados
sucesos, antes del fin del tiempo de gracia? ¿nos llevaría
a amar y agradecer más profundamente lo que Cristo
hizo ya (y hace) por nosotros? ¿lo amaremos más y
nos prepararemos mejor para recibirlo si viene pronto
a buscarnos, o en un plazo que seamos capaces de calcular?
¿o bien lo amaremos más si lo conocemos mejor?
"Esta empero es la vida eterna: que te conozcan el
solo Dios verdadero, y a Jesucristo, al cual has enviado"
(Juan 17:3).
En el ambiente causado por la incursión del Calvinismo
en nuestra esperanza de la segunda venida del Señor,
muchos se encuentran sin defensa contra doctrinas
de ese tipo. Si Dios no ha hecho depender la venida de
Cristo de la preparación de su iglesia en la tierra, sino
que su venida espera simplemente la llegada de la fecha
inalterable y prefijada, ¿por qué no intentar averiguarla?
Si, por el contrario, aceptamos la enseñanza
bíblica (y apoyada por el Espíritu de Profecía) de que
Dios ha determinado que la venida de Cristo dependa
de que su pueblo esté preparado, no nos dedicaremos a
buscar supuestas fechas para su retorno, sino que estaremos
ocupados en vivir y difundir el evangelio para
apresurar dicho retorno. "Y cuando lo permite el fruto,
enseguida envía la hoz, pues ha llegado la recolección"
(Mar. 4:29, N.T. Interlineal, F. Lacueva). "Esperando
y acelerando la venida del día de Dios", "Esperad la
llegada del día de Dios y haced lo posible por apresurarla",
"Aguardando y apresurando la venida del [de
Dios] día" (2ª Ped. 3:12, R.V. 90; DHH; N.T. Interlineal,
F. Lacueva). "Todo cristiano tiene la oportunidad
no sólo de esperar, sino de apresurar la venida de
nuestro Señor Jesucristo" (Palabras de vida del gran
Maestro, p. 47).
Porque el amor de Cristo nos constriñe, pensando esto:
Que si Uno murió por todos (2 Cor. 5:14).
Hace unos dos mil años, el pueblo de Dios estaba tan
apegado a las leyes de su Dios, que cuando vino Cristo,
los suyos prefirieron a Moisés. No reconocieron a
Dios en Cristo.
Hace unos ciento diez años, estábamos tan apegados a
la Ley, que al venir Cristo en el comienzo del derramamiento
del Espíritu Santo, no le reconocimos en el
Mensaje ni en los mensajeros. Preferimos la ley, antes
que al Autor de la ley.
¿Será posible que el Señor esté intentando, en su misericordia,
venir nuevamente a nosotros, y no lo reconozcamos
en su Mensaje, porque estamos entregados a
los placeres de la elucubración profética sobre su venida
y lo que la rodea? ¿Será posible que los deslumbrantes
cálculos sobre el tiempo de su venida desvíen
nuestra atención de El que viene, hasta el punto de que
no lo reconozcamos en el silbo apacible, en el derramamiento
de su Espíritu?
Poco antes de la ascensión de Jesús, sus discípulos le
preguntaron: "¿Restituirás el reino de Israel en este
tiempo?" (Hech. 1:6). En los pocos segundos de que
disponía para pasar con ellos en la tierra, desvió su
atención de la fijación de fechas hacia una promesa
que evidentemente era para Él muchísimo más importante:
"No toca a vosotros saber los tiempos o las sazones
que el Padre puso en su sola potestad; mas recibiréis
la virtud del Espíritu Santo que vendrá sobre
vosotros, y me seréis testigos..." (vers. 7 y 8).
"El pueblo tiene ahora un mensaje especial para predicar
al mundo: el mensaje del tercer ángel" (Mensajes
Selectos, vol. I, p. 117); "Es el mensaje del tercer ángel,
que ha de ser proclamado en alta voz y acompañado
por el abundante derramamiento de su Espíritu"
(Testimonios para los ministros, p. 92).
***
Notas:
1. Sobrino del pastor Butler, y delegado por Iowa.
2. Manuscript Releases, vol. 12, p. 223-224. Prescott fue
editor de la Review and Herald desde 1903 hasta 1909.
3. Mensajes Selectos, vol. I, p. 193-196.
4. Manuscrito 11, 1910.
5. Manuscript Releases, vol. 20, p. 17.
6. Los tres nombres, ocultos en Mensajes Selectos, se citan
en The Latter Elmshaven Years, vol. VI, p. 257 (Arthur
White).
7. Original: test question, significa algo así como cuestión
probatoria, o piedra de toque.
8. Citda en The Later Elmshaven Years, vol. VI, p. 250.
9. El famoso diagrama profético de 1843 (el diagrama de
Fitch, más los añadidos de Haskell sobre el continuo, según
la "vieja" interpretación).
10. Manuscript Releases, vol. VI, p. 251 (también en vol. V,
p. 203, y vol. XVI, p. 208).
9
11. Carta 28, 1897.
12. Manuscrito 31, 1896.
13. Para mayor información, ver el Comentario Bíblico Adventista,
vol. IV, (p. 63-69).
14. Ver biografía en www.tagnet.org/apl/
15. Conocido como el "diagrama de 1843".
16. Impropiamente, puesto que había sido la postura dominante
de los protestantes, desde antes del movimiento
adventista.
17. Ver, por ejemplo, el fragmento reproducido en el Comentario
Bíblico Adventista, vol. IV, p. 67.
18. Primeros Escritos, p. XVIII y XIX.
19. Carta a Edson, 1 junio 1910.
20. DF 201b, declaración de A.G. Daniells, 25 septiembre
1931. Citada en The Later Elmshaven Years, vol. VI, p.
256 y 257.
21. Hoy nos enfrentamos a un problema similar: La interpretación
preterista sugiere que fue Antíoco Epífanes (IV)
el representado por el "cuerno pequeño", puesto que éste
suprimió el sacrificio diario o continuo del santuario judío.
Por eso es importante reconocer que "sacrificio" es
una palabra añadida, que no figura en el original. El que
verdaderamente está representado en la profecía por el
cuerno pequeño, no solamente echó por tierra el sacrificio
diario, sino todo el ministerio diario (el correspondiente
al primer departamento del santuario).
22. "Varios me han escrito preguntándome si el mensaje de
la justificación por la fe es el mensaje del tercer ángel, y
he contestado: Es el mensaje del tercer ángel en verdad
" (Mensajes Selectos, vol. I, p. 437).
23. Palabras de vida del gran Maestro, p. 47.
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