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CONFERENCIA MAGISTRAL “LA CONSTITUCION DEL FUTURO·, PRONUNCIADA EN SANTO

DOMINGO EN ACTO DE “ABOGADOS CON REINALDO”. 28 de abril, 2010. Hotel Meliá, Salón
Canoabo.

Apreciado colegas, amigos y amigas:

La cortesía y la gratitud me imponen ante todo agradecer con toda la sinceridad que me es
posible, acumular a los organizadores de este importante evento, que me han permitido llegar
hasta aquí y hasta ustedes, para sostener esta conversación sobre un tema de especial interés,
como lo es el referente a la Constitución proclamada el 26 de enero del presente año.
Agradezco pues a los integrantes de la Secretaría de Asuntos Jurídicos del PLD y en especial a
toda la membresía del movimiento gremial “Dignidad Jurídica” el que hayan posibilitado este
encuentro.

Ahora bien, si es cierto que el montaje y organización de este acto se lo debemos a ellos, no
menos cierto es que sin la presencia de todos ustedes el mismo hubiera abortado. Al contar
con su asistencia esta noche en este lugar, les digo con mi corazón sirviéndome de eco, gracias,
muchas gracias por su compañía.

Pues bien, el actual Congreso Nacional dirigido por el Partido de la Liberación Dominicana,
caracterizado en su proceder y una conducta apegados a la ética y la transparencia, ha
emprendido, conocido y aprobado un conjunto de impresionantes iniciativas de variados
temas, introducidos, ya fuere por el Poder Ejecutivo, ya fuere por los propios congresistas, que
van encaminadas al fortalecimiento de las instituciones de nuestro país y a su estado de
derecho.

En la dirección de ambas cámaras congresionales, hemos tenido claramente definido en el


accionar de todos nuestros actos, el ingrediente moral y ético, lo que ha conducido hacia una
percepción de cara a la población, que ha redundado en mejorar de manera considerable la
imagen del Poder Legislativo del Estado Dominicano.

Debido a esa actitud y para solo citar un ejemplo que refuerza y robustece lo que aquí
sostenemos, es el siguiente: Al principio de la actual gestión parlamentaria, existían
determinados organismos no gubernamentales que eran apadrinados o propiedad de algunos
congresistas de todos los partidos, los cuales se beneficiaban de recursos económicos
provenientes del presupuesto nacional de cada año hasta ese momento. Las mismas, una vez
identificadas, fueron excluidas definitivamente de los presupuestos sub-siguientes de la
Nación, lo que perdura y se mantiene hasta ahora.

Cuando el LIc. Julio César Valentín y nosotros asumimos la dirección de dichas cámaras
congresionales, la importantísima Ley de Libre Acceso a la Información pública tenía más de
dos años vigente y, sin embargo, las correspondientes oficinas que manda a aperturar la
indicada ley, eran inexistentes tanto en la Cámara de Diputados como en el Senado de la
República.
Podemos afirmar sin sonrojos a este honorable auditorio, que la prudencia, madurez y
ecuanimidad han caracterizado a las autoridades que han tenido a su cargo la dirección de este
importantísimo Poder del Estado en el cuatrenio 2006-2010. Un dato revelador que así lo avala
lo constituye el hecho de que la división política indiscriminada a que fue sometido el territorio
de la República en el pasado, con la creación de numerosos municipios y distritos municipales
sin criterio alguno, fue detenida a tal punto, que solo un nuevo municipio se ha creado en
estos casi cuatro años.

Si a honrar el deber se refiere, en el Senado de la República hemos sentado históricos


precedentes. Si quieren que les ofrezca una muestra de ese notable desempeño, les digo en
este momento, que en casi cuatro años solo en dos ocasiones se han suspendido las sesiones
del Senado por falta de quórum, lo que conduce a un porcentaje de casi un 100% de
cumplimiento en este aspecto.

En cuanto al componente legislativo, ni hablar. La labor legisladora llevada a cabo por el


Congreso Nacional correspondiente al período 2006-2010 dirigido por el PLD, ha sido inmensa
y extraordinaria, Los tratados internacionales de las más diversas materias ratificados por las
autoridades congresionales de que se trate, suma más de cien. Con solo decirles, que muchos
de ellos tenían más de treinta y cuarenta años esperando la aprobación exigida por la
Constitución.

Asimismo, importa destacar lo referente a la aprobación de los contratos de transferencia de


inmuebles celebrados entre el Estado Dominicano y particulares. Resulta que de conformidad
con la anterior Constitución del año 1966, todos aquellos contratos de inmuebles a los que nos
hemos referido que sobrepasasen la suma de veinte mil pesos, debían ser sometidos a la
ratificación de las Cámaras. Pues bien, cuando asumimos n nuestras funciones, los contratos
que se encontraban pendientes de conocimiento superaban los siete mil. Hoy en día podemos
afirmar sin ambages ni reticencia, que la labor desarrollada en esta dirección ronda los seis mil
contratos aprobados, la mayoría de los cuales, involucran a personas de escasos recursos, ya
que una gran parte de los mismos se refieren a viviendas de apartamentos económicos y que
necesitan un título de propiedad, para ser tratados y considerados como sujetos de créditos.

Ahora bien, donde en verdad se ha producido una auténtica revolución institucional que ha
transformado en gran medida el marco legal y el funcionamiento del aparato estatal
dominicano, ha sido en lo atinente a nuevas leyes de cierta trascendencia, las que suman
decenas y decenas.

Para un simple una simple edificación y muestra, citaremos algunas: La de Presupuesto del
Sector Público; Sobre Soborno en el Comercio y en la Inversión; Sobre Compras y
Contrataciones de Bienes y Servicios con el Estado; De Implementación del DR-CAFTA; Acuerdo
de Libre Comercio con la Unión Europea; de Rectificación Tributaria; la que crea el Ministerio
de Hacienda; la que crea el Ministerio de Economía, Planificación y desarrollo; la de
Planificación e Inversión; la de Control Interno y Contraloría General de la República; la que
crea el Sistema Integrado de Administración Financiera del Estado; Sobre Crímenes y Delitos
de Alta Tecnología; de Recapitalización del Banco Central; de Eficiencia Recaudatoria; de
Función Pública; nueva Ley para el Distrito Nacional y los municipios: de Aviación Civil; Sobre
Energías Renovables, entre otras no menos importantes.
Por igual, en múltiples materias también de especial envergadura, tenemos las siguientes; La
de Competitividad e Innovación Industrial; de Presupuesto Participativo y Municipal; la que
crea la Jurisdicción Contenciosa, Tributaria y Administrativa; la que crea la Aldeas para
Estudiantes Sobresalientes; la que otorga Incentivos a Rentistas y Pensionados de Fuentes
Extranjeras; la de Terrorismo y que da origen al Comité Nacional Anti Terrorista; Sobre
Arbitraje Comercial; Ley General de Archivo; Del Libro y Bibliotecas; Sobre Defensa del
Competencia,; la que crea el Instituto Nacional de Ciencias Forenses; nueva Ley General de
Sociedades Comerciales y Empresas de Responsabilidad Limitada; del Consejo Nacional del
Dominicano en el Exterior; de Zonas Financieras Internacionales; la que establece un Régimen
y un Marco Legal para las Micro, Pequeñas y Medianas Empresas; Sobre el Seguro
Agropecuario en la R.D.; Para el Control Regulación de los Productos Pirotécnicos (Sobre
Fuegos Artificiales); al igual que muchas más, cuya mención haría muy extensa la presente
descripción.

Como se habrá podido comprobar apreciados invitados, se trata de todo un caudal de leyes de
singular y particular trascendencia, que desembocaron en el proceso jamás vivido en la
República Dominicana y que culminó el pasado día 26 de enero, fecha en que se conmemora el
nacimiento del Patria de la Patria, con la proclamación de un novedosa, moderna y actualizada
Constitución.

El rol fiscalizador del Congreso Nacional, también se ha fortalecido considerablemente en el


actual periodo legislativo, con la inclusión en la nueva Constitución de la República de un
conjunto de disposiciones en esa dirección. Así nos lo confirman los acápites a, b, c, d, e y f, del
numeral 2, de su artículo 93, al igual que los artículos 94 y 95 y sus correspondientes párrafos.
Pero, además, en cuanto a este mismo tópico se refiere, no está de más recordar que fue en el
presente período legislativo, donde se celebró y llevó a cabo el único juicio político de la época
contemporánea, bajo la observancia de todos los procedimientos constitucionales y legales,
incluyendo la preservación del legítimo derecho de defensa de los encausados. Claro que
aludimos al enjuiciamiento de los pasados miembros de la Cámara de Cuentas de la República
Dominicana.

Otro aspecto que se ha reforzado a lo interno del Poder Legislativo está relacionado con la
inserción de determinados textos constitucionales, que van en el sentido de incrementar las
exigencias para el cumplimiento de las obligaciones, a cargo de los legisladores y legisladoras.
Nos referimos a las previsiones contempladas en los artículos 88, 91 y 92 de la Carta
Sustantiva, que plantean el deber de asistencia “a las sesiones de las legislaturas”, so pena de
ser sometidos a juicio político en casos extremos y a la rendición de cuentas que e
deberán hacer cada año de su gestión, “ante los electores que representan”.

Un elemento que no podemos dejar de tocar es el inherente a la escogencia de los actuales


miembros, titulares y suplentes de la Junta Central Electoral. El Senado de la República, en un
proceso sin precedentes en el país, que se hizo acompañar de la celebración de vistas públicas,
entrevistas, evaluaciones y del escrutinio de toda la opinión pública, llevó a cabo, sin traumas
ni querellas, una elección que mereció el elogio de toda la sociedad dominicana.

Esos hechos ya han hablado y hablan por si solos. Esa realidad sobre el trabajo desplegado en
estos casi cuatro años, deviene en incontrastable e irrebatible. Tal y como queda demostrado
sin discusión alguna, el avance y el progreso que ha acusado el Congreso Nacional en la
coyuntura a que nos hemos venido refiriendo, es innegable, absolutamente innegable, aún de
aquellas que, escudados en la mezquindad y la perversidad, se nieguen a reconocerlo.

Ahora bien, como consecuencia de un análisis realizado por nosotros de cada uno de los 277
artículos que integran y conforman el texto de la actual Constitución, hemos sostenido en
otros escenarios y ahora en este, que el Congreso Nacional que se instalará el próximo 16 de
agosto, tiene en gran medida una agenda legislativa que le impone la referida Carta Magna.

Ello así, porque después de ese análisis detenido y razonado del indicado texto constitucional,
nos encontramos en que será necesario e imprescindible la aprobación de nuevas leyes, la
modificación y actualización de otras que ya existen y la derogación de otras leyes también
vigentes. Veamos:

El artículo 12 que tiene a su cargo la división político administrativa, de conformidad con la


parte central de esta disposición, una ley que deberá dejar establecida las regiones, las cuales
devienen en una nueva división del territorio del país.

El párrafo del artículo 15 referente a los Recursos Hídricos, una ley deberá regular “las
condiciones, formas y servidumbres en que los particulares accederán al disfrute o gestión” de
los “ríos, lagos, lagunas, playas y costas nacionales”.

Asimismo, los numerales 3 y 4 del artículo 22, respecto de los Derechos de Ciudadanía, dos
leyes que deberán garantizar el ejercicio de los derechos contemplados en los mismos. Por una
parte, una ley que organizará lo referente a la “iniciativa popular, legislativa y municipal”,
mientras que, por otra parte, una ley también, contemplará la forma para plantear las
“peticiones a los poderes públicos para solicitar medidas de interés público y obtener
respuesta de las autoridades”.

En cuanto al artículo 49 referente a la Libertad de Expresión e Información, hay planes para la


actualización de la Ley 6132, sobre expresión y difusión del pensamiento, que conllevaría la
aprobación de una especie de código sobre la materia.

Los Numerales 4 y 5 del artículo 55, que tienen a su cargo los Derechos de Familia, exigen por
un lado que una ley deberá fijar los términos que los “matrimonios religiosos tendrán efectos
civiles”, mientras que, por otro lado, una ley tendrá que definir las condiciones en que un
“unión singular y estable entre un hombre y una mujer genera derechos y deberes”.

El Hábeas Data contemplado en el artículo 70, que exige que una ley tendrá que determinar
bajo qué características una persona dispone del “derecho a una acción judicial para conocer
de la existencia y acceder a los datos que de ella consten en registros o bancos de datos
públicos privados”.

El artículo 72 prevé la Acción de Amparo ya contemplada en una legislación vigente. Sin


embargo, esa disposición adjetiva deberá merecer la atención correspondiente, a los fines de
determinar los alcances de su modificación.
Tres numerales del artículo 81 detallan la forma en cómo estará configurada la Cámara de
Diputados. No obstante, cuando nos detenemos en el tercero de esos numerales, nos
encontramos que una Ley tendrá que establecer la “forma de elección y distribución” de los
“diputados elegidos en representación de la comunidad dominicana en el exterior”.

El artículo 97, que trae consigo una novedad como lo constituye la Iniciativa Legislativa
Popular, especifica que “Una ley especial establecerá el procedimiento y las restricciones para
el ejercicio de esta iniciativa”.

El artículo 115 que significa un paso de avance trascendental en lo atinente a los mecanismos
de “Regulación de procedimientos de control y fiscalización” por parte del Congreso Nacional,
determina que una Ley “regulará los procedimientos requeridos” para “el examen de los
informes de la Cámara de Cuentas”, “de los actos del Poder Ejecutivo, las invitaciones, las
interpelaciones” y “el juicio político”, por las “cámaras legislativas”.

Al amparo del artículo 134 de esta nueva Constitución, las anteriores Secretarías de Estado
pasaron a denominarse Ministerios. En ese motivo se impone la aprobación de una nueva ley
sobre los mismos.

El artículo 140 trae consigo una nueva disposición y consiste en la prohibición del aumento de
la ´”remuneración o beneficios a sus incumbentes o directivos” en el período de vigencia de su
ejercicio. Pues bien, ese artículo en su parte final exige que la “inobservancia de esta
disposición será sancionada de conformidad con la ley”.

Los artículos 155 y 156 le crean un nuevo organismo al Poder Judicial que se denomina
“Consejo del Poder Judicial”. Esta instancia tendrá a su cargo todas las atribuciones inherentes
a los aspectos financieros, administrativos, disciplinario, de nombramiento y promoción de los
integrantes de dicho Poder y estará conformado por jueces de todos los niveles jerárquicos.
No obstante, el Párrafo II del artículo 155 consagra que “La Ley definirá el funcionamiento y
organización de este Consejo”.

Los artículos 164, 165, 166 y 167 son dedicados a la “Jurisdicción Contenciosa Administrativa”
y la parte central del primero de esos artículos dispone que sus “atribuciones, integración,
ubicación, competencia territorial y procedimientos serán determinados por la ley”.

Al igual que en el caso del Poder Judicial, que como vimos le fue creada un organismo con
atribuciones de dirección ya especificadas, en lo referente al Ministerio Público ha ocurrido lo
mismo, al establecer los artículos 174 y 175 del “Consejo Superior del Ministerio Público”. De
conformidad con el párrafo del artículo 174, una ley deberá definir “el funcionamiento y
organización de este consejo”.

La institución de la Defensa Pública figura por vez primera en el texto de una Constitución, al
así preverlo los artículos 176 y 177 de la misma. También en esta situación una ley “regirá el
funcionamiento de esta institución”.

En el caso del Consejo Nacional de la Magistratura previsto en los artículos 178, 179, 180, 181
y 182, lo que se impone es modificar y actualizar su ley orgánica para insertarse las novedades
que trae consigo la Constitución, toda vez que entre las mismas está la de evaluar el
desempeño de los jueces de la Suprema Corte de Justicia al cabo de 7 años.

El Tribunal Constitucional fue uno de los temas más debatidos públicamente el año pasado
durante las sesiones celebradas por la Asamblea Nacional, cuando era conocida la reforma a la
Carta Magna. Finalmente fue aprobada su creación en los artículos 184, 185, 186, 187, 188 y
189 y en tal sentido fue previsto en el último de estos textos, que “La ley regulará los
procedimientos constitucionales y lo relativo a la organización y funcionamiento del Tribunal
Constitucional”.

Los artículos 193, 194, 195, 196, 197 y 198 están dedicados a la Organización del Territorio y a
la Administración Local. Es necesaria la aprobación de una ley de ordenamiento territorial,
“que asegure el uso eficiente y sostenible de los recursos naturales de la Nación, acorde con la
necesidad de adaptación al cambio climático”. Asimismo, la Constitución crea una división
político territorial nueva como lo es “La región” y a este respecto el artículo 196 nos dice que
ella es “la unidad básica para la articulación y formulación de las políticas públicas en el
territorio nacional”, agregando que una “Ley definirá todo lo relativo a sus competencias,
composición, organización y funcionamiento y determinará el número de éstas”.

Ahora bien, otras de las novedades de la Constitución proclamada el 26 de enero del presente
año, lo constituyen los mecanismos de consulta popular, las cuales son, por una parte, local,
como los contemplados en el articulo 203, que plantea la necesidad e la aprobación de una
“Ley Orgánica de Administración Local”; mientras que, por otra parte, están los “Referendos”
de los artículos 210 y 272 de nuestra Carta Sustantiva. En cuanto al primero de ellos, se
establece que una ley “determinará todo lo relativo a la celebración”, pero con las siguientes
limitaciones: a) “No podrán tratar sobre aprobación ni revocación de mandato de ninguna
autoridad electa o designada”; y b) “Requerirán de previa aprobación congresual con el voto
de las dos terceras partes de los presentes en cada cámara”.

En lo que se refiere al segundo de estos referendos previstos en el 272, el mismo es de


carácter aprobatorio y se relaciona con modificaciones vinculadas con la Constitución de la
República, respecto de determinadas materias como son “sobre derechos, garantías
fundamentales y deberes, el ordenamiento territorial y municipal, el régimen de nacionalidad,
ciudadanía y extranjería, el régimen de la moneda y sobre los procedimientos de reforma” de
la Carta Magna.

Otra ley de singular importancia que será parte de la agenda legislativa del Congreso Nacional
a instalarse el 16 de agosto de este año, es la referente al Tribunal Superior Electoral
contemplado en los artículos 214 y 215. En ese sentido, la parte final del señalado artículo 214
especifica que la Ley reglamentará “los procedimientos de su competencia y todo lo relativo a
su organización y funcionamiento administrativo y financiero”.

Finalmente y en lo que se refiere a nuevas legislaciones a las cuales obliga la ley de leyes,
tenemos las inherentes a los artículos 251 y 261. El primero de ambos trata sobre la
constitución del Consejo Económico y Social, que deviene en un “Órgano consultivo del Poder
Ejecutivo en materia económica, social y laboral, cuya conformación y funcionamiento serán
establecidos por la ley”. Mientras que con relación al segundo tenemos lo alusivo a los
Cuerpos de Seguridad Pública o Defensa, los cuales “serán regulados mediante ley”.

Ahora bien, la Carta Sustantiva del 26 de enero del 2010, contempla otras materias e
instituciones con legislaciones existentes en la actualidad. Sin embargo, las mismas deberán
merecer también el tratamiento del próximo Congreso de la República, a los fines de adecuar
su contenido para establecer la correspondencia pertinente con el texto constitucional. Nos
referimos, entre otras, a la Ley Sobre Función Pública, al Defensor del Pueblo, al Régimen de
los Municipios, a la Ley Electoral, al Régimen Económico y Financiero, al Presupuesto General
del Estado, a la Cámara de Cuentas, a las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional.

Como habrán podido apreciar distinguidos y honorables amigos, con la puesta en vigencia de
la reciente Constitución el pasado 26 de enero, la presente coyuntura histórica que vive el país,
demanda la presencia y la intervención de actores, que no hayan estado al margen de este
enjundioso y sustancioso proceso institucional y que, además, tenga una clara y definida visión
de cara al futuro de la patria, ya que, al quedar pendiente un largo trecho por recorrer en el
área legislativa, pues gran parte de su articulado demanda el conocimiento y aprobación de
nuevas leyes, se hace más que necesario e imprescindible la concurrencia de dichos actores,
para que ese proceso no corra el riesgo de un eventual descalabro y pueda llegar a feliz
término para beneficio de toda la Nación.

Es por todo ello que afirmamos, categóricamente, sin titubeo alguno, que debemos seguir
afianzando el fortalecimiento de nuestras instituciones y de esa manera posibilitar una de las
conquistas y avances más notorios de esa constitución, como lo es la consagración del Estado
Social y Democrática de Derecho que ella proclama, por cuyo motivo sostenemos, sin ambages
ni reticiencias, que nosotros mismos, de cara a las elecciones congresionales y municipales del
presente año y en nuestras aspiraciones de seguir sustentando la Senaduría del Distrito
Nacional una garantía firme para continuar avanzando: que con nosotros no hay por qué
abrigar temores, que constituimos un aval contra el retroceso; en fin, que nosotros somos y
seguiremos con la voluntad de Dios y el sufragio de nuestros votantes el próximo 16 de de
mayo, EL SENADOR DE LA CPAITAL.

Muchas gracias…

Santo Domingo, D.N.

28 de abril 2010

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