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Este ejercicio propone despertar la conciencia del "Testigo" interior, separando la identidad del cuerpo, deseos, emociones y pensamientos. Recitando el texto cada mañana durante 40 días, la persona experimentará un estado de calma y equilibrio emocional, observando sus reacciones internas como olas superficiales. Al instalarse en el Testigo, la persona podrá observar sus tendencias internas con calma en lugar de identificarse con ellas.
Este ejercicio propone despertar la conciencia del "Testigo" interior, separando la identidad del cuerpo, deseos, emociones y pensamientos. Recitando el texto cada mañana durante 40 días, la persona experimentará un estado de calma y equilibrio emocional, observando sus reacciones internas como olas superficiales. Al instalarse en el Testigo, la persona podrá observar sus tendencias internas con calma en lugar de identificarse con ellas.
Este ejercicio propone despertar la conciencia del "Testigo" interior, separando la identidad del cuerpo, deseos, emociones y pensamientos. Recitando el texto cada mañana durante 40 días, la persona experimentará un estado de calma y equilibrio emocional, observando sus reacciones internas como olas superficiales. Al instalarse en el Testigo, la persona podrá observar sus tendencias internas con calma en lugar de identificarse con ellas.
Tengo un cuerpo pero no soy mi cuerpo. Puedo ver y sentir, y lo que se
puede ver y sentir no es el autntico Ser que ve. Mi cuerpo puede estar cansado y excitado, enfermo o sano, sentirse ligero o pesado, y eso no tiene nada que ver con mi yo interior. Tengo un cuerpo y no soy mi cuerpo. Tengo deseos, pero no soy mis deseos Puedo conocer mis deseos y lo que se puede conocer, no es el autntico Conocedor. Los deseos van y vienen, flotan en mi conciencia y no afectan a mi yo interior. Tengo deseos, y no soy mis deseos. Tengo emociones pero no soy mis emociones. Puedo percibir y sentir mis emociones y lo que se puede percibir y sentir no es el autntico Perceptor. Las emociones pasan a travs de m, pero no afectan a mi yo interior. Tengo emociones y no soy mis emociones. Tengo pensamientos pero no soy mis pensamientos. Puedo conocer e intuir mis pensamientos, y lo que puede ser conocido no es el autntico Conocedor. Los pensamientos vienen a m y luego me abandonan, y no afectan a mi yo interior. Tengo pensamientos pero no soy mis pensamientos. Soy lo que queda, un puro centro de percepcin consciente. Un testigo inmvil sentimientos
de
todos
esos y
pensamientos,
emociones, deseos.
Las escuelas de crecimiento interior afirman que si una persona, cada
maana al despertar y a lo largo de 40 das, persevera en la formulacin de este texto, experimentar cambios extraordinarios en la consciencia de su propia identidad. A los pocos das de practicar se observar capaz de mantener un lcido estado de sosiego en situaciones que anteriormente se vivan como tensas y agitadas. Y conforme se vayan recitando las palabras haciendo consciente su significado, descubrir que sus emociones, de aversin y de fascinacin, se equilibran y se templan. Tras el perodo de cuarentena, la persona considerar los extremos emocionales tan slo como olas perifricas y superficiales de la conciencia. Observar que ha despertado la propia identidad Testigo, un estado desde el cual la vida se contempla de manera ms ecunime, sin perder las risas ni las lgrimas de nuestra calidad interna.
Una vez instalado en el Testigo, suceder que cuando brote el vaivn de
sus luces y sombras, usted ser espectador de sus tendencias. Si surge una aversin a ese sentimiento, asimismo ser usted veedor del mismo. Si la aversin le provoca a su vez aversin, tambin observar dicho bucle de fuerzas internas. No hay nada que hacer, pero si surge un hacer, lo presenciar en calma. Al entender que todo ello no es usted, ya no rechazar sus aflicciones ni se complacer en ellas. Aquello que conoce ciertas cosas, no puede tener en su propia naturaleza ninguna de ellas. Es decir, que si por ejemplo, nuestro ojo fuese de color rojo, no sera capaz de percibir los objetos rojos. Asimismo el pez no es consciente del agua, hasta que salta a la superficie y se da cuenta. Hasta que no saltamos por encima de las mareas del pensamiento y lo observamos, no nos percatamos de que no somos el pensamiento, sino el Testigo que lo observa. Hasta que no saltemos fuera del ocano de la afliccin, no nos daremos cuenta de que no somos la afliccin, sino el Testigo de esa afliccin. El problema est en que el que ve, se identifica con los instrumentos de la visin.