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Príncipe Asserati
¿Hay más tolerancia que convivencia?
El príncipe etíope Asfa-Wossen
Asserati, vástago de una de las
más viejas dinastías del mundo,
reflexiona sobre Europa y por
qué la gente moderna carece
de afabilidad. Tras sus libros sobre NIETO DEL NEGUS DE ETIOPÍA. ASESOR DE EMPRESAS Y ANALISTA DE LAS BUENAS MANERAS
contrastes entre Europa y África, con

«El mal humor es el mayor

«Manieren» (Maneras) busca explicar
a los europeos de las nuevas
generaciones, al menos del ámbito

ejemplo de mala educación»

germano, cómo sus padres cambiaron
la cordialidad en la convivencia por un
mal humor permanente

TEXTO Y FOTO: RAMIRO VILLAPADIERNA

—Hablar a los demás de buenos
modales ¿no es una falta de mo-
dales?
—Absolutamente, pero seamos
flexibles, que también es de bue-
na educación.
—En Centroeuropa hay hoy
una recuperación de los valo-
res burgueses, que edificaron
la sociedad cívica.
—Se añora un tiempo que se perci-
be hoy como mejor porque en los
últimos 30 años ha decaído mu-
cho el trato entre personas, tene-
mos una relación muy poco civili-
zada. Por eso ahora en Alemania
se debate tanto sobre los valores
que hicieron grande la cultura
burguesa: el respeto, la urbani-
dad, la libertad...
—Denostar al burgués es un
rasgo cultural del siglo XX.
—Un error —y nada racional— si
pensamos que hoy la mayor parte
de los ciudadanos somos sin duda
eso que vilipendiamos. Viniendo
de África, yo valoraba mucho lo
burgués, gente que tenía respeto
por la tradición y el lugar del que
venían, el mundo que les prece-
dió y lo adaptaron a la ciudad.
— Cortesía ha rimado a veces
tisfecho con lo que logra en lo ma-
terial. El arte de vivir es saber de-
cir «basta ya» y ponerse límites.
Thomas Mann le escribía a su
hermano: «eres demasiado abso-
luto, yo en cambio me he permiti-
do darme una constitución». Los
que saben dónde están los lími-
tes, que acepta que hay incluso ta-
bús no necesita un libro de moda-
les.
—¿Cree que sobre gustos no
hay nada escrito?
—Los gustos son discutibles, el
buen gusto no. A la postre todos
preguntan qué hacer y cómo ha-
cerlo. Cuando la Revolución Fran-
cesa acabó con todo un sistema,
el páramo social fue tal que hubo
que reinventarlo: buscaron a los
antiguos profesores de baile para
que les enseñaran las virtudes
del trato y la educación. También
aquí, tras el seísmo de los años 60
y el fin de la comunicación fami-
liar, las escuelas de baile son las
únicas que conservan esas ense-
ñanzas ancestrales.
— Relativizar ¿no es a veces no
saber?
—Con Sartre decíamos: «¿Por
qué el hombre tiene que afeitarse
callejón sin salida de no poder
aceptar que la fe ha sido base de
la civilización, en Europa por lo
menos. La educación y maneras
de crianza que he ido encontran-
do son, desde luego, hijos de la mo-
ral y nietos de la religión.
—Vivió el 68 en la Universidad
de Fráncfort, ¿qué se reprocha?
—El 68 fue necesario y lo pasa-
mos genial. Pero en Inglaterra,
Francia o Italia revolucionó me-
nos las mentalidad, mientras que
en Alemania dividió el modo de
pensar de una generación. Tira-
mos por la ventana todo un patri-
monio y unas respuestas aquila-
tadas y quedamos desorientados.
—¿Por qué cree que con la vida
privada comienza el fin de la
convivencia?

El nieto de la con hipocresía.

—¿No está el mundo bastante mal
si la vida es una basura?». Así lle-
gamos al verdadero problema de

Reina de Saba como para decidir que lo peor es

«Pertenecer a la monarquía
más antigua del mundo es
aplastante. Uno crece bajo
una sola palabra:
responsabilidad. Me
persigue y siempre estará
conmigo, aunque viva en
Alemania. He querido
rechazarla pero es mi
destino y no me va a dejar.
No sabe cuantos etíopes
viven en mi situación, La
mayoría sólo espera el
momento de volver. Pero le
diré sólo que para mí la
monarquía más justificada
del mundo es la española:
haberse ganado por derecho
el papel de garante de la
democracia es algo único y
que todas le envidian»
ponerse corbata o ir a misa el do-
mingo? El auténtico enemigo es
el que pasa por encima de todo. Y
a veces resulta que son quienes
querían revolucionarlo todo y se
creen mejores por no respetar na-
da, empezando por sí mismos.
— ¿A qué llamamos maneras?
—Es la actitud con que uno abor-
da el día: el mal humor es el peor
ejemplo de mala educación. No se
trata de saber comer espárragos,
sino entender el motivo para ha-
cerlo bien. La civilidad es simbio-
sis de contenido y formas. Noble-
za y paz interior son los pilares
más importantes de la educación
para la convivencia. No conozco
mayor signo de civilidad que ha-
cer feliz a alguien aunque sea por
un segundo.
—¿A más confort peor humor?
—El ser humano nunca estará sa-
Europa: la civilización se nos es-
tá yendo de las manos. Si conten-
ción y discreción son rasgos de lo
mejor de la sociedad, ¿por qué to-
do te invita a lo contrario?
—¿Por qué?
—La civilización europea se yer-
gue, como dijo Klaus Mann, so-
bre dos columnas, Hélade y Gólgo-
ta: Grecia y el cristianismo. Si se
intenta decir que el cristianismo
no tiene nada que ver con Euro-
pa, ¿cuál es la alternativa, en qué
se basa nuestra cultura?
—¿Habla del debate del Trata-
do Europeo?
—Los europeos hemos llegado al
«Un africano nunca llevará a su padre a una
residencia, es importante que hijos y nietos
vean que ya no se es fuerte, ni joven, aprender
a vivir la enfermedad y la muerte»
 10-11 S 6 LOS SÁBADOS DE

—La privatización es un invento falta de valor para educar. Se in-

de la industrialización y desde en-
tonces todo se ha privatizado de-
masiado: yo, para mí, conmigo.
Antes se vivía tan hacia fuera
que hasta el rey iba al retrete en
público. La privacidad está en re-
lación con la dignidad del ser hu-
mano, pero lo privado nos ocupa
demasiado, no estamos dispues-
tos a pensar en el otro, se ha debi-
litado la unidad con el otro... y
por ello aguantan hoy tan pocos
matrimonios.
—¿Es antidemocrática la bue-
na educación?
—Eso son bobadas pseudorrevo-
lucionarias, cuando se decía que
siste en pasarle la papeleta al Es-
tado pero ¿quién es el Estado? La
única política familiar efectiva
debería ser devolver a las fami-
lias el privilegio de la responsabi-
lidad ante sus hijos. Y estos respe-
tarían más a sus padres.
—A los etíopes no les falta de na- Los anillos ganan
da: pueden presumir de cristia-
terreno gracias a los
famosos que los llevan
nos, de judíos y hasta de musul-
manes.
—Tenemos a los primeros musul-
manes, por eso Mahoma dijo: «No
llevéis nunca la guerra a los etío-
pes». Y somos los únicos que pri-
mero fuimos judíos y luego cris-
tianos, lo hicimos bien: primero

la gentileza y la elegancia eran
un privilegio. Claro que lo son, pe-
ro del ser humano. Es una cues-
tión de conciencia, no de la clase.
—Incluso argumenta que es
Club turquesa
el Antiguo y luego el Nuevo Testa-
mento. Nosotros ya creíamos en
un solo Dios, en cambio los euro-
peos pasaron del paganismo al
cristianismo y se les nota.

Un anillo
una actitud cristiana. — ¿La educación es eurocéntri-
—Educación y urbanidad en Eu- ca o hay que aprender de otros?
ropa tienen su origen en el cristia- —Un ministro africano me dijo

para los solteros

nismo: en la frase «ama al próji-
mo como a ti mismo», que es la
que históricamente nos libera del
egoísmo, al desplazar el foco de
uno mismo al otro. Eso hace al
cristianismo tan excepcional, la
construcción del otro como próji-
mo a respetar, sin pedir que nos
caiga bien.
— La gente repite «hoy todo da
igual» con retintín.
—Otra «tic» hipócrita de nuestra
cultura. Nos prohibimos decirlo,
una vez: «Los europeos tienen los
relojes, pero nosotros tenemos el
tiempo». Quien hoy tiene tiempo,
para su familia, los amigos, para
comer, para leer, es el más feliz.
Hay cosas que cambian de tradi-
ción en tradición y es de buena No está mal la idea. El anillo para solteros, ideado
educación aprenderlas.
— ¿Por ejemplo?
por un diseñador sueco, evita muchas planchas
—La forma de tratar a los mayo-
res. Un africano nunca llevará a TEXTO: CARMEN VILLAR MIR FOTO: ABC
su padre a una residencia, es im-
portante que hijos y nietos apren-

pero todos sabemos qué es bueno
y qué es malo. Pero no se habla de
ello a los hijos. Detrás se esconde
E
da a vivir la enfermedad y la s la nueva moda y una so-
muerte. Pero en Europa nada nos fisticada forma de ligar.
debe recordar a la muerte. Se trata del «Singelring»,
o anillo de «no compromi-
so» para solteros. Una alianza uni-
sex de brillante color turquesa, sím-
bolo de soltería para usar a diario y
sin fecha de caducidad. Fue ideada
para todos los galanes y casaderas
que quieran señalar su libertad.
Sin embargo, como en casi todas las
situaciones en la vida, la voluntad
es frágil y se da el caso de que algu-
nos, casados, y bien casados, o con
pareja estable, se quitan la alianza
que le puso su novia o novio ante el
altarunida aun juramento de fideli-
dad, y con idea de encontrar pareja
para vivir una aventura corta en
una noche loca de copas y sexo, se
colocan esta joya azul en el anular
que anuncia su soltería. El surgi-
miento de este anillo es uno de esos
fenómenos de la moda, según los so-
ciólogos, que ocurren una vez por
decenio.
El «fenómeno» que nació en Sue-
cia una noche de primavera, hace
dos años, empezó a venderse en Di-
namarca y Noruega. Aunque su po-
pularidad no fue instantánea, hoy
ha ampliado su clientela y sus fron-
teras. Su empleo se ha extendido a
todo el mundo y ha conquistando
los mercados de 61 países, convenci-
do a más de medio millón de ciuda-
danosde todas edades y razas y.ade-
más, creando además, una filosofía
global de vida. O por lo menos así lo
afirma su diseñador que desde
Shanghai nos cuenta que hay un
club mundial al que pertenecen los
«usuarios del singelring», quienes
gracias a ese símbolo encuentran,
no solamente un ligue fácil sino un
amor duradero.
Libre como un taxi
Se llama Johan Wahlbäck, Un jo-
ven sueco, emprendedor y muy
amigo de divertirse, que cumplió
37 años en diciembre. Se le ocurrió
un buen día que tanto varones co-
mo hembras deberían llevar una se-
ñal que anunciara que estaban li-
bres: «Como los taxis... pero más
discreta. Así podrían evitarse mu-
chos patinazos a la hora de conquis-
tar». No le parecía lógico que exis-
tieran alianzas de compromiso y
de matrimonio y no de soltería. Así
dibujó esta alianza o «ring», de pla-
ta cubierta con una fibra de cristal
color turquesa.
Karin Sarnö, otra entusiasta de
la empresa «Singelringen.AB» me
comenta que nunca han vendido
tantos anillos como ahora. Lo que
se debe sin duda a que Naomi Cam-
pbell, y otros famosos como Mario
lópez, Terrence Howard, Diana
Ross y Paula Abdul, entre unos
cuanto más, portan este accesorio:
«Nos han pedido varias docenas a
la vez y parece claro que quieren re-
garlas a sus amigos».
Su precio actual es de 360 coro-
nas, unos 40 euros, y todas van
provistas de un número especial
que garantiza su autenticidad. [