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Dimitrov sobre la disolución de la Komintern

Kurt Gossveiler
Editions Démocrite, Les Dossiers du BIP, núm. 89

Durante una discusión con camaradas reputados del DKP [Partido Comunista de
Alemania] sobre la disolución del Despacho (secretaría) de Información Comunista por
Jruschov, que introducía en el movimiento comunista el nacional comunismo propagado
por el partido de Tito, en lugar del principio marxista-leninista del internacionalismo
proletario, se me replicó: ¡Entonces, debes dirigir ese reproche a Stalin ante todo,
puesto que, sin consultar nada a nadie, ordenó en 1943, por autoridad propia, la
disolución de la Internacional Comunista y dio así un golpe severo al movimiento
comunista!

Esta visión de la disolución de la Komintern la encontramos de forma característica


tanto en el DKP como en el DPS [Partido Socialista Democrático] y, naturalmente, en
todos los partidos y grupúsculos devotos de Trotsky.

Pero tiene tan poco que ver con la verdad como los dos textos tratados precedentemente
y refutados con la ayuda del diario de Dimitrov.

Lo que sucedió realmente lo sabemos también por Dimitrov.

Une ley firmada por el presidente Roosvelt el 17 de octubre de 1940 en los EE.UU.,
forma parte de la prehistoria. Esta ley prohibía cualquier filiación internacional a las
organizaciones en los EE.UU. El Partido Comunista se encontraba amenazado así por
su pertenencia a la Internacional Comunista. Su entonces Secretario General, Earl R.
Browder, estaba en ese momento en la cárcel. Había sido condenado en enero de 1940 a
una pena de 4 años de cárcel por un delito de pasaporte. A propuesta suya, el Partido
dirigió una petición al CEIC -el Comité Ejecutivo de la Internacional Comunista- para
saber si no sería conveniente la supresión de su pertenencia a la Internacional
Comunista, a fin de evitar la prohibición del Partido. A esta petición se refiere
visiblemente la siguiente nota del diario de Dimitrov:

16.11.40: Ercoli (Togliatti), Marty y Gottwald, en mi casa, a propósito de


la petición del P.C. de América en relación con su Congreso
Extraordinario.

Nos pusimos de acuerdo sobre la respuesta siguiente: ‘Si es


absolutamente necesario tomar una decisión de la pertenencia (de la
Organización a la Komintern), en ese caso tal decisión debe poner el
acento en la fidelidad del partido al marxismo-leninismo y al
internacionalismo proletario precisamente en el momento en que el
partido se ve obligado a romper temporalmente las relaciones formales
con la I.C. para conservar la posibilidad de trabajar legalmente’
(pág.319).

Cinco meses más tarde, en abril de 1941, Dimitrov relata las palabras de Stalin, en el
círculo de camaradas dirigentes:
20.4.41: Se brinda también a mi salud. En esta ocasión J.V. Stalin dice:
‘En casa de Dimitrov, en el Komintern, los partidos se retiran (alusión al
partido americano). No es malo. Al contrario, se debería hacer de los
partidos comunistas, partidos totalmente independientes en lugar de
secciones de la I.C. Deben convertirse en partidos comunistas nacionales
con diferentes nombres: partido obrero, partido marxista, etc. El nombre
no es importante. Lo que es importante es que arraiguen entre su pueblo
y se concentren en sus propias tareas específicas. Deben tener un
programa comunista, deben apoyarse en un análisis marxista, no mirar
siempre hacia Moscú sino resolver independientemente, en cada país
respectivo, las tareas concretas pendientes... Ya que la situación y las
tareas son completamente diferentes en los distintos países... Si los
partidos comunistas se refuerzan de esta manera, entonces podrán
reconstruir su organización internacional.

La Internacional fue fundada en tiempos de Marx con la expectativa de


una revolución internacional por llegar. La Komintern fue creada bajo
Lenin del mismo modo en un periodo parecido. En el presente, las tareas
nacionales pasan, en cada país, al primer plano. Sin embargo, es un
handicap que los partidos comunistas estén subordinados al Comité
Ejecutivo de la I.C. como secciones de una organización internacional...

No os agarréis al pasado. Considerad de manera consecuente las nuevas


condiciones surgidas...

En las circunstancias actuales, la pertenencia de los partidos comunistas


a la Komintern facilita su persecución por la burguesía y favorece su
plan de aislarlos de las masas de sus propio país: los partidos comunistas
estarán impedidos para desarrollarse de manera autónoma y resolver sus
tareas como partidos nacionales’.

Conclusión de Dimitrov:

La cuestión de la continuación de la existencia de la I.C. en el próximo


periodo y después de las nuevas formas de relaciones y de trabajos
internacionales en las condiciones de guerra mundial ha sido planteada
clara y exactamente (pág. 374).

A propósito de la consulta sobre esta cuestión, Dimitrov se reúne con los camaradas
dirigentes del CEIC:

21.4.41: He confrontado con Ercoli y Maurice (Thorez) la cuestión de


saber si el CEIC debiera cesar su actividad como instancia dirigente de
los partidos comunistas en el próximo periodo y debiera garantizar a los
partidos comunistas aislados una plena autonomía; si se debiera
transformarlos en verdaderos partidos nacionales de los comunistas en
sus países respectivos quienes, evidentemente, guiados por un programa
comunista pero que resolverían sus tareas concretas a su manera,
correspondiendo a las condiciones de sus países y que serían
responsables de sus decisiones y de su acción. En lugar del CEIC, un
órgano de información y de apoyo ideológico y político de los partidos
comunistas.

Ambos pensaban que era perfectamente justo plantear la cuestión y que


ello correspondía totalmente a la situación actual del movimiento obrero
internacional (pág. 375).

Poco tiempo después Dimitrov lleva a buen fin con D.S. Manuilski y A.A. Jdanov otras
consultas sobre esta cuestión:

12.5.41: Discusión con D.S Manuilski sobre la forma de justificar la


decisión de suspender la actividad del CEIC. Numerosas cuestiones,
confusas e importantes, se encuentran ligadas a esa remodelación. En el
CC (en casa de Jdanov). Hemos hablado de la Komintern.

1°) La decisión debe justificarse en materia de principios, ya que


tenemos que dar una explicación plausible al extranjero y a nuestros
comunistas soviéticos. El Komintern tiene una gran historia y de repente,
cesa de existir y de actuar como centro internacional homogéneo.

En la decisión se tendría que tener en consideración previamente, todos


los posibles golpes del adversario, por ejemplo, que se trataría de una
pretendida maniobra o que los comunistas habrían abjurado del
internacionalismo proletario y de la revolución proletaria internacional.
Nuestra argumentación debe ser tal que conduzca a un avance de los
partidos comunistas y no que suscite la desmoralización y la
incertidumbre.

Las ideas de la Internacional Comunista están profundamente enraizadas


en las filas de las capas dirigentes de la clase obrera de los países
capitalistas. En la etapa actual, es necesario que los partidos comunistas
se desarrollen como partidos nacionales autónomos. Después del apogeo
del movimiento comunista nacional en los países respectivos surgirá, en
la próxima etapa, una organización comunista internacional sobre una
base más amplia y más sólida.

Es necesario clarificar que la disolución del CEIC no significa ninguna


renuncia a la solidaridad proletaria internacional. Al contrario, sólo
cambian las formas en que se manifiesta, y los métodos se corresponden
mejor a la etapa actual del movimiento obrero internacional.

2°) Esta gestión debe ser absolutamente seria y consecuente. No se debe


cambiar de traje sino dejar todo lo demás en condiciones, es decir, que el
CEIC, cierto, se disuelve pero continúa existiendo de hecho bajo otra
forma, como centro internacional dirigente.

3°) La cuestión de por iniciativa de quién se produce esto, es muy


importante: por propia iniciativa de la Dirección o por proposición de
una serie de partidos comunistas. La última solución es realmente mejor.
4°) El tema no corre prisa. No se debería precipitarlo sino discutirlo y
prepararlo seriamente.

Tres puntos necesitan discutirse:

a) ¿Cómo se debe justificar la decisión desde el punto de vista de los


principios?
b) ¿Quién debe tomar la iniciativa de la decisión?
c) ¿Cómo proseguir la herencia de la IC?

5°) En todo caso el movimiento comunista puede alcanzar grandes


ventajas de esta cuestión. Todos los pactos Antikomintern pierden su
fundamento. La baza mayor de la burguesía se convierte en caduca: a
saber que los comunistas estarían a las órdenes de un centro extranjero y
serían por tanto, unos ‘traidores’. El P.C. reforzará su autonomía en cada
país y se transformará en un verdadero partido popular en su país. Se
facilitará la entrada en el P.C. de esos militantes obreros que actualmente
no quieren entrar porque son de la opinión que, de esa manera, se
alejarían de sus pueblos (pag. 386).

Como puede verse, seis semanas antes del ataque de la Alemania nazi contra la Unión
Soviética, la disolución de la I.C. estaba, por así decirlo, decidida. El comienzo de la
guerra patriótica contra la Alemania fascista pasaba, de forma comprensible, a un
primer plano delante de las otras cuestiones.

Además, la dirección de los partidos comunistas por el CEIC, en las condiciones


completamente transformadas de la alianza de la Unión Soviética, de la Gran Bretaña y
de los Estados Unidos por un cierto periodo de tiempo, cobró, una vez más, una gran
importancia, como se mostrará en el próximo capítulo.

La primera alusión concerniente a la disolución de la Internacional Comunista, después


del ataque fascista, sólo se encuentra en el diario de Dimitrov, en mayo 1943, después
de la gran victoria del Ejército Rojo en la batalla de Stalingrado, batalla en la que los
ejércitos de la Alemania fascista fueron conducidos definitivamente a la vía de la
derrota:

8.5.43: De noche con Manuilski, en casa de Dimitrov, hablamos sobre el


futuro de la Komintern. Llegamos a la conclusión de que la Komintern,
como centro de dirección para los partidos comunistas en las condiciones
actuales, es un obstáculo para su propio desarrollo y para la realización
de sus tareas específicas. Se elabora un documento para la disolución del
centro.

Desde este 8 de mayo y hasta el 22 de mayo de 1943, no hay un solo día en el que no se
inscriba en el diario de Dimitrov una nota sobre las deliberaciones a propósito de esta
cuestión. El 11 de mayo del 43, un proyecto de declaración del Presidium del CEIC,
redactado por Dimitrov y Manuilski es puesto en conocimiento de Stalin quien se
muestra de acuerdo con él.
Este proyecto se deliberó varías veces en el Presidium del CEIC y se redactó en su
versión definitiva el 20 de mayo de 1943; el 21 de mayo, es aceptado unánimemente por
el Buró Político del P.C. de la URSS y publicado el 22 de mayo de 1943 en Pravda
como Comunicado del presidium del Comité Ejecutivo de la Internacional Comunista.

Tenía el siguiente contenido:

El papel histórico de la Internacional Comunista, surgida en 1919 como


resultado del hundimiento político de la enorme mayoría de los viejos
partidos obreros de antes de la guerra, consistía en la defensa de las
enseñanzas del marxismo contra su aplastamiento y su distorsión por
elementos oportunistas del movimiento obrero. Consistía en favorecer,
en una serie de países, la fusión de la vanguardia de los obreros
progresistas en verdaderos partidos obreros, en ayudarlos a movilizar las
masas de trabajadores por la defensa de sus intereses políticos y
económicos, para el combate contra el fascismo y la guerra que
preparaba, en sostener a la Unión Soviética como principal apoyo contra
el fascismo. La Internacional Comunista desveló en el momento
oportuno la verdadera significación del pacto Antikomintern del que se
servían los hitlerianos como instrumento de preparación para la guerra.
Mucho antes, la Komintern denunciaba infatigablemente el vergonzoso
trabajo de zapa de los hitlerianos en los otros Estados, que se justificaban
con sus graznidos sobre la supuesta ingerencia de la Internacional
Comunista. Mucho tiempo antes de la guerra se hizo cada vez más claro
que la solución de las tareas del movimiento obrero de cada país, a través
de las fuerzas de un centro internacional, tropezaría con dificultades
insuperables debido a la complejidad creciente, tanto de la situación
interior como exterior de los diferentes países. Esta diferencia de las vías
históricas de desarrollo de los diferentes países del mundo, el carácter
diferenciado, incluso el contraste de su estructura, la diferencia de nivel y
ritmo de su evolución social y política, finalmente la diferencia del grado
de conciencia y de organización de los trabajadores hacen que se
impongan tareas diferentes a la clase obrera de cada país. Todo el
desarrollo de los acontecimientos durante el pasado cuarto de siglo y la
experiencia adquirida por la Internacional Comunista mostraron de
manera convincente que la forma de organización escogida en el I
Congreso de la Internacional Comunista para la unión de los trabajadores
y que correspondía a las exigencias del periodo inicial del renacimiento
del movimiento obrero en los diferentes países y la complejidad de sus
tareas, se convertía incluso en un obstáculo para el fortalecimiento
ulterior de los partidos obreros nacionales.

La guerra mundial desencadenada por los hitlerianos acentuó aún más las
diferencias en la situación de los diferentes países, cavó un profundo
foso entre los países portadores de la tiranía hitleriana. Mientras que en
los países del bloque hitleriano la tarea principal de los trabajadores, de
los obreros y de todos los hombres honestos consiste en colaborar en
todas partes a la derrota de este bloque, minando la máquina de guerra
hitleriana, en contribuir a la caída de los gobiernos responsables de la
guerra, en los países de la coalición antihitleriana, es un deber sagrado de
las amplias masas populares y ante todo de los trabajadores progresistas,
apoyar por todas partes los esfuerzos de guerra de los gobiernos de estos
países para hacer fracasar rápidamente el bloque hitleriano y asegurar la
colaboración de las naciones sobre la base de la igualdad de derechos. En
esto es necesario no perder de vista que algunos países aliados de la
coalición antihitleriana tienen sus propias tareas. Así, por ejemplo, en los
países ocupados por los hitlerianos y privados de sus independencia
estatal, la tarea principal de los trabajadores progresistas y de las amplias
masas populares consiste en el desarrollo de la lucha armada para
transformarla en guerra de liberación nacional contra la Alemania de
Hitler. Conjuntamente, la guerra de liberación nacional de los pueblos
ansiosos de libertad contra la tiranía hitleriana, puso en movimiento a las
más amplias masas populares que sin distinción de partidos o creencia
religiosa, engrosaron las filas de la poderosa coalición antihitleriana, y
mostró visiblemente que el impulso nacional y la movilización de masas
pueden ser realizadas por la vanguardia del movimiento obrero de cada
país, de la forma mejor, más fértil, en el marco de su Estado, para la
victoria más rápida sobre el enemigo.

El VII Congreso de la Internacional Comunista ya había tenido en cuenta


los cambios que se habían producido ante él, tanto en la situación
internacional como en el movimiento obrero y que exigían una gran
movilidad y autonomía de las Secciones de la Internacional Comunista, y
señalaba la necesidad de que el Ejecutivo de la Internacional Comunista,
en el momento de redactar la resolución concerniente a todas las
cuestiones del movimiento obrero, debiera partir de las condiciones
concretas y de las particularidades de cada país respectivo y evitar toda
intervención directa en los asuntos organizativos internos de los partidos
comunistas.

Estas consideraciones fueron tomadas en cuenta por la Internacional


Comunista cuando tuvo conocimiento de la decisión del Partido
Comunista de los EE.UU. en noviembre de 1940 y la aprobó. Los
comunistas, guiados por las enseñanzas de los fundamentos del
marxismo-leninismo, jamás han sido partidarios del mantenimiento de
formas de organización obsoletas. Siempre han sometido las formas de
organización y los métodos de trabajo de estas organizaciones a los
intereses políticos fundamentales del movimiento obrero en su conjunto,
a las particularidades de la situación histórica concreta dada y a las tareas
que emanaban directamente de esta situación. Ellos recuerdan las
enseñanzas del gran Marx, que unió a los trabajadores progresistas en las
filas de la Asociación Internacional de los Trabajadores, y que, después
del cumplimiento de su tarea histórica por la Internacional, creó los
fundamentos del desarrollo del partido obrero en los países de Europa y
América. En consecuencia, de la necesidad llegada a maduración, la
creación de los partidos obreros nacionales de masas, fue necesario pasar
a la disolución de la Primera Internacional puesto que este arma de
organización ya no correspondía a las necesidades.
Partiendo de las consideraciones presentes, tomando en cuenta el
crecimiento y la madurez política de los partidos comunistas y de sus
cuadros dirigentes en sus respectivos países tanto lo mismo que, en
consideración del hecho de que, durante el desarrollo de la presente
guerra, una serie de Secciones han planteado la cuestión de la disolución
de la Internacional Comunista como centro dirigente del movimiento
obrero internacional, el Presidium del Comité Ejecutivo de la
Internacional Comunista autoriza -puesto que en las condiciones de
guerra mundial ya no existe la posibilidad de convocar el Congreso de la
Internacional Comunista- a someter la proposición siguiente a las
Secciones de la Internacional Comunista para su aprobación:

‘Disolver la Internacional Comunista como centro dirigente del


movimiento obrero internacional y desligar las Secciones de la
Internacional Comunista de las obligaciones resultantes de su status y de
las decisiones de ésta’.

El Presisdium del Comité Ejecutivo de la Internacional Comunista llama


a todos los miembros a concentrar todas sus fuerzas en el apoyo
unilateral y en la participación activa en la guerra de liberación de los
pueblos y de los Estados de la coalición antihitleriana para aplastar lo
más rápidamente posible al enemigo mortal de los trabajadores: el
fascismo alemán, sus aliados y vasallos.

Esta declaración fue dirigida a todas las Secciones de la Komintern para una toma de
posición; todos los partidos, sin excepción, la aprobaron.

Con fecha del 29.5.43 Dimitrov anotó el contenido de la declaración de aprobación de


los partidos comunistas de Gran Bretaña, Australia y de Yugoslavia; y el contenido de
una entrevista que Stalin había ofrecido a propósito de la disolución de la Komintern a
King, corresponsal de la Agencia Reuter en Moscú:

8.6.43: Hemos celebrado la última sesión del Presidium del CEIC.

1. Hemos constatado que todas las Secciones han saludado


unánimemente la proposición de disolución de la Komintern y que
ninguna Sección ha planteado objeciones a esta proposición.

2. Hemos declarado la disolución del Comité Ejecutivo de la Komintern,


de su Presidium y del Secretariado así como la de la Comisión de
Control Internacional.

10.6.43: Ha sido publicado en el Pravda nuestro comunicado sobre la


decisión del Presidium de 8 de junio de 1943.

Así pues, tanto la documentación, como las notas de Dimitrov en su diario, sobre la
historia de la disolución de la Komintern echan por tierra de forma fundamental la
leyenda de la la brusca disolución de la Internacional Comunista por único decreto de
Stalin.
La verdad es: fue la ley americana de octubre de 1940 que amenazaba con la
prohibición del PC de los EE.UU. -en el caso que continuase siendo una Sección de la
Komintern- lo que impulsó una reflexión sobre la disolución. El primer paso hacia la
disolución fue, entonces, la supresión consiguiente del lazo del PC de los EE.UU. con la
Internacional Comunista.

La razón decisiva de la disolución de la Komintern era, por un lado, el cambio en las


condiciones objetivas, entre ellas, que la prosecución de una dirección central del
trabajo de los partidos comunistas se había convertido en un obstáculo para la
continuación de su crecimiento y para la profundización de sus vínculos con los
trabajadores de sus países respectivos, y, por el otro, la convicción de que mientras tanto
los partidos comunistas hubiesen madurado para convertirse en partidos marxistas-
leninistas no teniendo ya necesidad de la dirección de un centro.

La disolución se produjo después de una consulta de un año del Presidium del CEIC y
con aprobación de todas las Secciones de la I.C. de forma innegablemente democrática.
La disolución de la I.C. no fue, pues, de ninguna manera, una falta al internacionalismo
puesto que el internacionalismo fue un componente esencial de cada partido marxista-
leninista verdadero, independientemente de la forma organizativa respectiva de su
colaboración. Además, la creación, en condiciones nuevas, de una organización
internacional de los partidos comunistas en la forma que correspondiese entonces a la
situación existente, fue expresamente proyectada de cara al futuro tanto por Stalin como
por el Presidium del CEIC.

Como es sabido, el Buró de Información de los partidos comunistas y obreros fue


fundado en una conferencia, en Varsovia, en septiembre de 1947 porque -como se decía
en el comunicado de prensa de la Conferencia- la falta de contacto entre los partidos
representados en la conferencia había suscitado fenómenos negativos. Este Buró de
Información tenía por misión la organización de intercambios de experiencia entre los
partidos y, en caso de necesidad, la coordinación de sus actividades sobre la base de un
acuerdo recíproco.

Los participantes en la conferencia, miembros de la agrupación, llamada en abreviatura


Buró de Información, eran representantes de partidos comunistas en el poder: P.C. de la
URSS, P.C. de Bulgaria, P.C. de Yugoslavia, Partido Obrero Polaco, P.C. de Rumania,
P.C. de Checoslovaquia, P.C. de Hungría, y de dos partidos comunistas de Europa del
Oeste, el P.C. de Francia y el P.C. de Italia.

El Buró de Información tuvo una vida de 9 años. Su final se diferencia de forma


fundamental del fin de la I.C. Se presentó, claro, la forma exterior: la disolución se
justificó en el comunicado de información sobre la suspensión de la actividad del Buró
de Información de los partidos comunistas y obreros, por las nuevas condiciones para
la actividad de los partidos comunistas y obreros, y se formula: El Comité Central de
los partidos comunistas y obreros pertenecientes al Buró de Información ha realizado
un intercambio de opiniones sobre las cuestiones de su actividad y ha reconocido que
el Buró de Información creado por ellos en 1947 ha agotado su función; en este
contexto ha tomado, de común acuerdo, la decisión de suspender la actividad del Buró
de Información... y de suspender la publicación de su órgano, el periódico ‘Por una paz
duradera y por la democracia popular’.
La pregunta que hoy se plantea es: ¿Qué ha cambiado tan fundamentalmente, desde el
14 de diciembre de 1945 al 17 de abril de 1956, para pasar de la defensa de la existencia
del Buró de Información a la opinión de que éste habría agotado su función?

En efecto, el 14 de diciembre de 1955 Jruschov y Bulganin dieron una conferencia de


prensa conjunta en Nueva Delhi, en el transcurso de la cual Bulganin toma la siguiente
posición:

A veces se plantea la pregunta de si no se podría liquidar de una manera


u otra el Komintern. ¿Por qué razón los partidos comunistas deberían
renunciar a una forma universalmente reconocida de relación y de
colaboración internacionales? ¿Por qué aquellos que han planteado la
cuestión de la liquidación de la Komintern no tienen nada contra la
actividad de la Internacional Socialista, que une a los partidos
socialdemócratas? ¿Por qué les parece natural y justificativo que los
capitalistas se reúnan y tengan conferencias regularmente para realizar
sus negocios comunes mientras que se exige a la clase obrera que
renuncie a la gran divisa de la solidaridad internacional pronunciada ya
por Marx y Engels ‘¡Proletarios de todos los países, unios!’ que
corresponde a los intereses más personales de todos los trabajadores?

¡Fue por tanto una derrota perfecta para esas señorías occidentales para quienes la
Kominform -la terminología usual en el Oeste del Buró de Información- había sido
durante tanto tiempo una espina en el pie! ¿Por qué eso ya no era válido cuatro meses
más tarde? ¿Qué había cambiado tan profundamente?

Sólo hay una respuesta: el XX Congreso del PC de la URSS se había celebrado entre
tanto y había dado un giro alejándose de la política leninista de lucha contra el
imperialismo con el fin de triunfar por medio de la política de reconciliación y de
coexistencia duradera y pacífica con el imperialismo, un alejamiento, pues de la política
revolucionaria de lucha de clases intransigente en el espíritu del Manifiesto Comunista:
una política revisionista de conciliación de clases.

El Buró de Información de los partidos comunistas y obreros estaba constituido de tal


manera que podía convertirse en un centro de resistencia contra la aplicación de ese giro
en el movimiento comunista mundial. La influencia que también ejercía el Buró de
Información sobre la dirección del PC de la URSS para armonizar sus propias
decisiones con sus aliados en un órgano de decisión colectivo, he ahí la función
designada como agotada. ¡Ese órgano debía pues desaparecer! Jruschov necesitaba
tener la vía libre para su reconciliación con Tito, en 1955 y después para su táctica
sorpresa, utilizada con éxito durante el XX Congreso, de situar a los otros partidos
comunistas ante el hecho consumado y también ante la alternativa: ¡Obediencia o
ruptura con el P.C. de la URSS! Lo que el rechazo a obedecer tendría como
consecuencia se les presentó a todos en 1960, con el ejemplo de la ruptura de Albania y
China. Pero eso no fue posible para la dirección revisionista porque ya no existía ningún
órgano colectivo del movimiento comunista...

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