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Clase 7.

Teorías del desarrollo local en


Europa y América Latina. F. Quetglas
Clase a cargo del Lic. Fabio Quetglas

Sitio: FLACSO
Curso: Diploma Superior en Desarrollo Local y Economía Social 2009
Clase: Clase 7. Teorías del desarrollo local en Europa y América Latina. F. Quetglas
Impreso por: Fanny Aida Reynoso
Fecha: martes, 21 de julio de 2009, 15:06

Tabla de contenidos
 I. Presentación

 II. El surgimiento de las teorías de desarrollo local

 III. El desarrollo local y la globalización: lo local y lo global

 IV. El gobierno "multinivel"

 V. El concepto de Desarrollo local: relación del desarrollo con el territorio.

 VI. La estructura territorial Argentina

 VII. Cierre y Anexo. El desarrollo local y la economía social: el microcrédito

 Cierre y preguntas de la clase

 VIII. Bibliografía
I. Presentación
En la clase anterior abordamos la situación de los municipios argentinos en cuanto a la
gestión y el desarrollo local y vimos algunas experiencias interesantes generadas por
estos en cuanto a la cooperación intermunicipal y la planificación estratégica.

En esta clase el Dr. Fabio Quetglas realizará un análisis mas orientado a la temática
del desarrollo local y el territorio. Veremos cómo surge el concepto de desarrollo local,
y cuáles fueron sus principales características en el origen. Referiremos a la relación
entre desarrollo local y globalización, haremos mención a los gobiernos multinivel, y
analizaremos la relación entre desarrollo y territorio, para definir con más precisión el
concepto de desarrollo local. Por último, se hará referencia a la conformación de la
estructura territorial de Argentina.
II. El surgimiento de las teorías de desarrollo local
El primer teórico que habló de desarrollo local fue Giacomo Becattini en 1973 en el
libro “Del distrito industrial al distrito territorial”. En plena crisis del petróleo
descubrió que las industrias textiles de Milán y de Turín no resistían la crisis y
quebraban, en cambio las de Florencia eran capaces de sobrevivir. Entonces, comenzó a
entrevistar a los actores locales más importantes de Florencia y a preguntarse si existe
alguna relación entre el desarrollo y lo local.

Los primeros antecedentes de desarrollo local en Europa, aunque sin formulación teórica
los podemos ubicar en el período de posguerra. Europa atravesaba grandes miedos:
primero, al hambre. Segundo, la explosión demográfica en las ciudades que generaba la
reconstrucción de las mismas. El Estado debió desarrollar políticas radicales para retener
a la gente en el territorio. Tercero, miedo a la norteamericanización de la cultura.
Existía una situación de extrema criticidad sobre el territorio.

Los Estados europeos comenzaron a desarrollar políticas para tender a que la gente no se
movilice y se quede radicada en la zona rural. Estas políticas son las que, treinta años
después, Becattini denominó “políticas de desarrollo local”.

En sus investigaciones sobre las adaptaciones de las industrias textiles del norte de Italia
a la crisis del petróleo, Becattini detectó fundamentalmente la existencia de algunos
factores culturales y lazos de solidaridad. De las entrevistas a los obreros florentinos
surgían respuestas como: “…acá hay crisis, se trabajan horas extras y se cobran como
horas comunes, pero no lo decimos en ningún lado porque no queremos problemas con
el sindicato…” y “…estamos dispuestos a trabajar horas extras y cobrarlas como
simples porque el abuelo del patrón contrató a mi abuelo…”. Observó que durante la
crisis, el gobierno local coordinaba a los empresarios y estos realizaban por ejemplo,
compras conjuntas. La respuesta más reveladora de la existencia de factores culturales la
obtuvo cuando preguntó “…si un florentino que se instala en Turín o Milán puede
aplicar las prácticas culturales de Florencia” y le dijeron que “…no era posible…” Sin
embargo, si alguien ajeno a Florencia quiere producir textiles, puede hacer compras
conjuntas en esta localidad.

De este modo comprobó que el territorio tiene una importancia central para el
desarrollo y que el territorio ésta condicionado por las instituciones. Detectar la
importancia que tiene el territorio para el desarrollo le permitió romper con el
apotegma marshalliano que reivindicaba las economías de escala por el impacto
que tenían para el flujo de capitales, recursos humanos y dotación de infraestructura.

Becattini descubre que la escala es importante pero que existen otras variables
relevantes como la economía de red y la economía de concertación. En los últimos
treinta años comenzaron a aparecer estudios que indagan sobre las desventajas
ambientales, la rigidez institucional y organizativa y los problemas de gobernabilidad de
los grandes conglomerados urbanos. El ordenamiento urbano requiere conservar el
sentido del equilibrio.

II.1. El desarrollo local en América Latina


Entre 1960 y 1990 en América Latina, no se hablaba de desarrollo local. La concepción
predominante de la época era el pensamiento desarrollista clásico influenciado
por una visión que podría denominarse económico- centrista. El pensamiento de la
época asociaba desarrollo con industrialización y sostenía que los países periféricos
requerían de grandes flujos de inversiones para completar la fase de industrialización.
En éste período, el desarrollo se concentró en grandes centros urbanos, dando lugar a un
crecimiento no armónico y donde los territorios carecían de una estrategia.

Un ejemplo de estrategia de desarrollo y competencias sociales puede verse en el caso


del debate en Chile en torno de la radicación de Intel. Chile fue seleccionado junto a
Costa Rica e Irlanda, sin embargo no realizó ninguna concesión para atraer la inversión,
pese a que la instalación de la misma implicaría la generación de 5000 puestos de
trabajo directos de alta calificación. Las conclusiones a las que arribaron en Chile fueron
que nosotros llegamos hasta acá porque no adecuamos la legislación a cada uno. Con
la legislación actual no vino Intel pero vinieron otros que permitieron que Chile llegara
a donde está” Este es un caso de reivindicación de la institucionalidad por sobre el
sentido de la oportunidad.

La asociación directa de desarrollo con actividad económica es incorrecta. Tomemos por


caso a Ciudad del Este. Es una ciudad con una incesante actividad económica pero
no satisface los servicios sanitarios y de infraestructura básica (carece de agua potable a
ocho cuadras del centro). La asociación directa entre actividad económica y desarrollo
es una asociación equívoca.

En América Latina, el desarrollismo clásico padeció el déficit de baja


institucionalidad y poca planificación del territorio. Los profesionales de las ciencias
sociales deben reflexionar sobre la institucionalidad, lo cual no significa copiar a las
instituciones de países exitosos. Argentina tiene que reflexionar sobre su
institucionalidad y construirla con calidad.
III. El desarrollo local y la globalización: lo local y lo
global

El desarrollo local no es el antagonista teórico de lo global ni podría serlo porque son


fenómenos de distinta naturaleza. La globalización es un subproducto de un cambio de
paradigma tecnológico. En algún sentido, el mundo viene globalizándose a escala
creciente desde hace muchos años. La escalada tecnológica que permite estar
rápidamente vinculado con todos los lugares del mundo tiene como correlato la
extinción de lenguas ancestrales pero también la incorporación de millones de personas
al bilingüismo.

La globalización es un viento que apaga los fuegos débiles pero enciende los fuegos
firmes; extingue las identidades débiles pero potencia las identidades fuertes. Ni el
catalanismo ni la identidad irlandesa están en crisis con la globalización. Las identidades
que están en crisis son aquellas que no pudieron adaptarse a la revolución industrial, que
tienen dificultades en términos de estatalidad.

La experiencia internacional, sin embargo en especial en lo referente a la tecnología, que


las identidades emergentes con alto impacto político no son identidades políticas en el
sentido clásico. El modo de consumo de productos orgánicos, el comercio justo o el
consumo de marcas es una cuestión de identidad.

Los movimientos gay de los países centrales financian a los movimientos gay de los
países periféricos como hacían los sindicatos de los países centrales con los sindicatos
de los países periféricos a comienzos del siglo XX. El modo de consumo está
conformando una nueva idea política que se empieza a alejar de la idea de nación y de la
idea de clase (el obrero italiano y el obrero griego tenían identidad de clase frente al
patrón).

Volviendo al tema central, la globalización es un paradigma de base tecnológica y el


desarrollo local es un abordaje de política pública. Sin embargo, se los plantea como
antagonismos teóricos porque el discurso del desarrollo local se puso de moda. De este
modo, la globalización y el desarrollo local tienen una relación tensional. Hay teóricos
que dicen “la globalización necesita del desarrollo local” porque necesita incorporar
mercado de manera creciente. Bajo una lógica industrial, el sistema necesita aumentar el
mercado y el desarrollo local es una forma de incorporación.

Por otra parte, otros teóricos plantean que lo global y lo local representan una tensión
irresuelta a mediano plazo porque el primero implica una lógica concentradora y
homogeneizante y el segundo asume características desconcentradotas. El desarrollo
local genera potencia política desconcentradora con personas que tienen poder de
decisión, que generan excedentes y esto es siempre tensional.

Como pueden ver, en este debate no aparecen los Estados Nacionales. Se produce un
recorte de nueva territorialidad entre actores que tienen escala global y actores que
tienen escala de decisión local pero con capacidad política y esto genera problemas de
gobernabilidad y modificaciones en el rol clásico del Estado.

La revolución industrial fue la que diseñó la territorialidad de los Estados


nacionales y el Estado benefactor generó un consenso sociopolítico en los países
centrales y en algunos países periféricos que permitió mejorar los estándares de calidad
de vida y establecer la paz social entre el capital y el trabajo desde 1940 hasta 1973. En
este esquema, el Estado mediaba en las relaciones obrero-patronales y generaba una
institucionalidad que disminuía la conflictividad por el excedente económico. El Estado
garantizaba un esquema de distribución de beneficios porque el conflicto, la producción,
la fábrica, el sindicato y los empresarios estaban localizados en el territorio. La
capacidad mediadora del Estado ha cambiado con la globalización.

¿Cuántos años pasarán hasta que los beneficios de la revolución tecnológica actual den
paso a un nuevo estatus político de paz social y distribución económica? El plazo tiene
que ser breve. ¿Cuál será el estatus político de inducción de beneficios de la última
revolución tecnológica?
IV. El gobierno "multinivel"
Las transformaciones tecnológicas, el auge de la información y la nueva territorialidad
dan lugar a la construcción del “gobierno multinivel”. La innovación institucional es el
requisito fundamental para que un proyecto microrregional o gobierno multinivel sea
viable. En Barcelona, por ejemplo, se dieron cuenta de que el mapa físico no permitía
resolver aquello que querían abordar desde las políticas públicas. Descubrieron que el
territorio no es topográfico y que existen comportamientos que modifican el uso del
suelo y las políticas públicas. También descubrieron que la población se desplaza  por
distintas jurisdicciones y que la calidad de vida de una persona - el fin último de la
política pública- no depende de la calidad del gobierno de donde vive sino de una
cantidad de gobiernos con los que toma contacto.

Barcelona es un buen ejemplo de gobierno multinivel. Ella posee siete niveles


jurisdiccionales estatales: la Comunidad Europa, el Estado español, el Estado nacional,
la Comunidad Autónoma Catalana, la provincia de Barcelona, la comarca de Barcelona
y el municipio de Barcelona, que está dividido en delegaciones municipales. Algunos
niveles de gobierno no funcionaban bien. Al nivel de gobierno provincia de Barcelona
no le quedaban más funciones que la elección de diputados como representantes de la
provincia. Entonces, los partidos políticos decidieron reducir ese nivel a una existencia
formal, trasladaron las funciones de gobierno al Estado local y distribuyeron el ahorro
entre todas las comarcas de Barcelona. Lo más sorprendente fue que las municipalidades
más pequeñas tuvieron la misma estrategia de comunicación que Barcelona.
Descubrieron que la calidad interjurisdiccional influye más en la calidad de vida
de la población que la capacidad de gestión del gobierno donde esa persona vive.

 
V. El concepto de Desarrollo local: relación del
desarrollo con el territorio.
El concepto de desarrollo local es un concepto que se encuentra muy en boga en los
últimos años. Sin embargo, es necesario precisarlo, definir qué significa desarrollo local,
qué hace local a algo. Coincidimos que desarrollo local no es igual a desarrollo
pequeño. Tampoco debe asociarse con desarrollo municipal -una estrategia
municipal puede no ser local-, una estrategia metropolitana podría ser local.

Entonces, ¿qué significa el adjetivo “local”? Local hace referencia a lo territorial, la


palabra local, desde su raíz lingüística, refiere a lugar. De este modo, abordar lo
territorial nos conduce al debate central en torno del desarrollo local: qué relación existe
entre territorio y desarrollo. Si nos remitimos a la historia, sin lugar a duda vamos a
encontrar que existe una relación directa entre desarrollo y territorialidad. Sin embargo,
y dado que la evolución histórica de la territorialidad es una relación muy compleja,
estableceremos como punto de inflexión la crisis del petróleo en 1973, puesto que la
misma representa un momento de fuerte cuestionamiento de la capacidad del Estado-
nación para articular la relación entre territorio y desarrollo.

Ello se ve reflejado en el debate global-local, el cuál excluye al Estado como un actor


relevante en la conformación del territorio y de las relaciones sociales, económicas,
políticas y culturales que se dan en torno de éste.

La crisis del petróleo puso en cuestión la relación entre territorio y desarrollo a


través de la conformación de un discurso poco estructurado pero que contenía
condicionantes temporales. Este discurso fue llamado “discurso deslocalizador” y
sostiene que el territorio es de poca importancia para el desarrollo. El discurso
plantea que el desarrollo depende del flujo de capitales y éste a su vez de 4
condicionantes: bajos salarios en términos de productividad, bajos impuestos,
bajas retenciones ambientales y bajos condicionamientos a la movilidad de
capitales.

Los condicionamientos temporales que sostenían éste discurso implicaban una


relativización de la importancia del territorio. El primero de los condicionantes
temporales refiere a la aparición de nuevas tecnologías que provocaron un cambio
profundo en los procesos de producción. Estas tecnologías facilitaron el acceso a la
información de forma más o menos barata y desde cualquier lugar del mundo. La misma
se convirtió en un insumo productivo que de alguna manera rompió con la idea de lugar
y de localización de la producción. Las empresas de los países centrales comenzaron a
trasladar sus industrias a los países periféricos que ofrecían menos restricciones
laborales y ambientales.

El segundo condicionante que emergió de la crisis del petróleo fue el dominio de las
fuerzas conservadoras como respuesta a la crisis del Estado de Bienestar tanto en
los países centrales como en los periféricos. En términos territoriales, el discurso
deslocalizador refiere a una visión “smithiana”, en referencia a Adam Smith de
acomodamiento automático de variables.

Un tercer condicionante del discurso deslocalizador fue la crisis de la deuda y el default


a escala continental en 1982, en América Latina (Perú, Venezuela, México, Brasil,
Argentina). A diferencia del último default, el de 1982 fue fundamentalmente con
bancos comerciales y no con bonistas ni organismos internacionales. Por lo tanto, los
organismos internacionales fueron presionados por los bancos para que incrementaran
su rol de policía financiera internacional y evitaran un nuevo default de escala
continental. En función de ello, los organismos internacionales suscribieron una serie de
documentos; la mayoría luego conformaron el Consenso de Washington.

y ofrecieron soluciones económicas de manera más o menos homogénea, tanto para


Honduras, como para Finlandia o Irlanda.

Como vemos, el “discurso deslocalizador” relativiza la relación existente entre


territorio y desarrollo porque no contempla las particularidades territoriales y las
diferencias existentes entre los países. De éste modo, el territorio se torna menos
condicionante en término de políticas públicas.

Sin embargo, el territorio refiere a una complejidad mucho mayor que el diseño
topográfico del terreno, que el mapa de las ciudades. El territorio esta condicionado
por las instituciones y por la infraestructura. Veamos algunos ejemplos bien
concretos: un ciudadano de La Plata, después de la construcción de la autopista
Buenos Aires – La Plata, está a 50 minutos del centro de Buenos Aires. Un ciudadano de
Colegiales está a 8 Km. del centro de Buenos Aires y también se encuentra a 50
minutos del centro. La pregunta es ¿a quién le queda más lejos el centro de Buenos
Aires? Es una pregunta difícil de responder porque la gente no vive mirando mapas, la
gente vive viajando, y la infraestructura condiciona el territorio. En sí, parece un
condicionamiento simple pero al ciudadano de La Plata se le multiplicó 16 veces el
mercado de trabajo al estar a 50 minutos de la ciudad de Buenos Aires. En ese sentido,
nos podríamos preguntar qué sería del carnaval de Gualeguaychú sin el puente
Zárate –Brazo Largo.
Del mismo modo, la educación condiciona la territorialidad. Por ejemplo: Canadá es
el país emblemático en materia de tecnología de información y comunicación. Ello se
debe, entre otras razones, a que cuenta con un muy buen plantel tecnológico y a que
prácticamente el 90% de los contenidos de la web están en inglés o en francés. Sin
embargo, para los lituanos Internet no es atractivo porque hay pocos contenidos en su
idioma. Lo paradójico es que Internet, lo más emblemático en términos globales,
para ser atractivo tiene que tener contenidos locales.

De éste modo, vemos que el territorio es más que la topografía, refiere a las
instituciones, a la infraestructura, etc. Esto es importante tenerlo en cuenta para
contrarrestar la teoría del discurso deslocalizador. Finlandia en la década del ´90 fue el
país que más creció y rompió con las cuatro condiciones del discurso deslocalizador:
bajos salarios en términos de productividad, bajos impuestos, bajas retenciones
ambientales y bajos condicionamientos a la movilidad de capitales. Esto no quiere decir
que el discurso deslocalizador sea una falacia sino que no es universalizable.

V.1. La relación entre el Estado y lo local: reseña histórica

Para entender las transformaciones actuales del territorio, explicaremos primero cómo
sucedió la última gran transformación del territorio. Sobre el fin del medioevo surgió un
emergente que llamaremos burguesía comarcana. Estos artesanos producían bienes que
comerciaban a escala local en sus Burgos. Para la sociedad medieval, el gobierno más
importante por razones de proximidad –en el occidente civilizado- era el gobierno local.
El Estado centralizado es una construcción social de la Modernidad. El derecho lo tenía
el señor local, éste era quien cobraba impuestos, quien tenía los ejércitos y los siervos.
El señor feudal era la autoridad de la comarca mientras que el emperador era una figura
lejana y desconocida para la mayoría.

En la época medieval, la extensión territorial de lo local correspondía a la capacidad de


traslado a caballo de una persona en un día. Ésta era la escala comarcal del gobierno y
era la escala comarcal de la economía. A fines de la Edad Media comienza un proceso
de acumulación que deriva en pequeñas transformaciones tecnológicas conocidas como
la Revolución Industrial. Los señores burgueses de las unidades locales multiplicaron su
capacidad de producción, por lo tanto, necesitaron aumentar el espacio económico
comarcal y necesitaron colocar la producción fuera de la comarca. De éste modo, se les
presenta una oportunidad y un problema puesto que la burguesía comarcal “era un traje
que les quedaba corto”. Ese es el origen real de la construcción de una artificialidad que
se llama el Estado Nacional. Hasta entonces, un provenzal no reconocía como francés a
un bretón, ni un catalán reconocía como parte de su misma pertenencia territorial, a un
castellano o a un vasco.

El Estado Nacional tiene en la burguesía un antecedente tecnológico que lo justifica y


que requiere otra escala territorial. El Estado Nacional es una frontera, un ejército para
atender esa frontera, una aduana y una burocracia. La construcción artificial del Estado
Nacional, dos siglos después la concebimos y pensamos como natural pero en verdad es
que es una condición artificial, es el producto territorial del emergente de las
burguesías nacionales.

Ahora bien, si esa revolución tecnológica produjo esos cambios en el territorio –que son
evidentes- ¿por qué la revolución tecnológica que se está produciendo ahora no va a
producir cambios en el territorio? Si uno pudiera trazar una analogía, esta revolución
tecnológica también puede producir cambios en el territorio; por eso nosotros hablamos
de local-global y decimos que el Estado Nacional está en crisis.

Así como los señores feudales tomaban las grandes decisiones económicas de la época,
uno se podría preguntar ¿quiénes toman las grandes decisiones económicas hoy después
de la revolución en las comunicaciones y en la información? Asciende con esta
revolución una nueva “clase” de nuevos decisores sociales, y tienen comportamientos
parecidos: tienen “un barrio para ellos” (en nuestro caso sería la parte del Bajo de
Buenos Aires, Puerto Madero  y “la city”); leen la misma revista The Economist; hablan
el mismo idioma, miran los mismos canales de noticias. En realidad es una ciudad
global que tiene enclaves territoriales donde lo que importa es la conectividad, no
importa el asentamiento. La globalización produce un cambio en el parámetro de
movilidad de las personas, entonces cambia la idea de territorio.

Ahora bien, esta transición tecnológica, territorial y del modelo de gobierno, lo que
evidencia es que la estatalidad que nosotros tenemos es una estatalidad que está en
crisis, pero veamos de qué naturaleza es esa crisis. La estatalidad global existe: las
Naciones Unidas, la OMC, la OIT son organizaciones de base estatal, las componen
países. Sin embargo, la estatalidad global está en una crisis de potencia absoluta: la
ONU no puede parar que los EEUU invada Irak, la OMC no puede comerciar con
China, la OIT no sabe qué hacer con Cuba. El grado de impotencia que está
manifestando la estatalidad global está fuera de discusión.

La estatalidad local también está en crisis y se manifiesta en un nuevo ordenamiento


territorial. Cuando surgió el Estado nacional, se estableció una lógica de división de
tareas: a los Estados centrales les correspondían las relaciones exteriores, el cuidado de
las fronteras, los servicios públicos pasaron a los Estados intermedios, mientras que a los
Estados locales les correspondieron las actividades administrativas y el ordenamiento
urbano de las ciudades, le habían quedado funciones mínimas.

En la actualidad, el gobierno local resulta muy demandado por la ciudadanía en materia


de sustentabilidad ambiental y desarrollo, entre otros. Sin embargo estructuralmente
sigue siendo el gobierno simple, sin cuadros calificados y sin capacidad de disponer
tributo, es decir es un Estado local que recibe demandas muy fuertes pero que le quedó
la estructura de un gobierno de proximidad asistencial porque de las otras tareas se
encargaban los otros niveles de gobierno. En el Estado local también están ocurriendo
transformaciones y sólo aquellos que sean capaces de pasar de la estructura de división
de funciones a la cultura de la coordinación de tareas serán capaces de adaptarse a los
cambios territoriales.

V.2. La generación de una nueva territorialidad y la


competitividad de los territorios

A partir de los ´90 comenzaron a producirse o acelerarse ciertos procesos que implicaron
profundas transformaciones de los territorios, ya sea por razones políticas como la
conformación de la Comunidad Europa y las restricciones que imponen los acuerdos
de Maastricht. Transformaciones también generadas por el desarrollo de la
infraestructura, como por ejemplo el puente entre Copenhague y Malmö, dio
lugar a la generación de una nueva territorialidad. Otro ejemplo de conformación de
nueva territorialidad fue la agencia de desarrollo local de Trieste, en Italia que abarca a
una municipalidad de Austria.

La emergencia de una nueva territorialidad, las transformaciones tecnológicas y


las adaptaciones de los gobiernos demuestran que la estatalidad que heredamos de
la modernidad esta en crisis.

En el esquema de centralidad del Estado-Nación, a los municipios les correspondían las


funciones administrativas, algunos servicios públicos elementales y el ordenamiento
urbano. Actualmente, el gobierno local se encuentra muy demandado por la ciudadanía
y sin embargo, sigue careciendo de capacidad de gestión. El cambio tecnológico y las
transformaciones en el territorio llevaron a algunos gobiernos locales a introducir
adaptaciones y modificar el modelo de gestión para satisfacer las nuevas demandas de la
ciudadanía. Indagar a cerca de la relación entre territorio y desarrollo requiere de un
cambio respecto de la concepción que se tiene del primero.

Estamos acostumbrados a pensar el territorio de manera continua, sin embargo, el


desarrollo microrregional obliga a establecer relaciones cooperativas en base a intereses
y capacidades.

Por lo tanto es necesario que las microrregiones se conformen en base a lógicas de


producción y no a relaciones de continuidad.

Un caso de esto son las cuencas citrícolas de Monte Caseros y Mocoretá y la de Bella
Vista y Salada en la provincia de Corrientes. Estas se encuentran separadas, entre otras
cosas por los esteros del Iberá. Cuando la provincia diseñó las microrregiones no las
integró porque no eran contiguas. Sin embargo, ambas tienen los mismos desafíos ante
la Unión Europea en materia de certificación de calidad, los productores invierten en
ambas cuencas y el cluster sobre el que trabajan es el mismo.

Así como se construyó la estatalidad y la coherencia nacional, también se puede


construir una nueva territorialidad en base a intereses comunes. La alianza de territorios
del área mediterránea en Europa es muy fuerte y no refiere a territorios contiguos, sin
embargo conformaron una coherencia de intereses. San Rafael utiliza la marca
Patagonia  en lo que refiere a turismo invernal y de aventura, sin embargo cuando
promociona sus vinos recurren a la región cuyana y se presenta como el “corazón de
Cuyo”. De éste modo, conforman territorios de geometría variable porque se
identifican con la Patagonia para el turismo y con el resto de Mendoza para el vino.

Ello da lugar a un tema muy importante como es el de los territorios competitivos. La


posibilidad de traslado y el acceso a la información hace que los territorios tengan que
competir por los residentes, los recursos, los turistas y las inversiones que antes estaban
cautivos. Las marcas territoriales tienen su origen en la necesidad de competir. La
palabra “marca” deriva del germánico marc: frontera. La primera acepción de la palabra
marca es territorial, después vino la comercial y la jurídica.

Los territorios comienzan a competir en base a sus ventajas relativas. Unos ofrecen
mejor calidad de vida, protección ambiental; otros ofrecerán seguridad jurídica; otros
bajos salarios y pocas restricciones laborales. Respecto de la relación entre desarrollo y
territorio no hay que olvidar que existe una relación entre lo que se ofrece y lo que se
recibe.

El desarrollo es un orden conflictivo. El desarrollo es un conjunto de competencias


sociales. Si yo pongo una fábrica en un lugar, tienen que ser competencias apropiadas
socialmente. Tener infraestructura, contar con una institucionalidad sólida, con recursos
humanos calificados, permite tener más posibilidades de lograr el desarrollo. Si esto no
fuera así, diríamos que al final de la Segunda Guerra Mundial, Alemania era un
país subdesarrollado. El ejemplo opuesto es pensar que si el precio de la soja se
multiplicara por cuatro pasaríamos a ser desarrollados. Esta fue la confusión argentina
de principios de siglo XX.

El desarrollo es un conjunto de competencias sociales y depende de muchos


intangibles, no sólo de la infraestructura. Los intangibles son las cualidades y
competencias propias de las personas, las instituciones y las sociedades. El conjunto
de competencias sociales se manifiesta en la capacidad de organizar instituciones.
Las competencias sociales pueden adquirirse y constituyen por tanto una
construcción social.

Por ejemplo la justicia transgeneracional: Finlandia tenía un superávit fiscal del PBI de
entre cuatro y cinco puntos y una tasa de impuesto a las ganancias muy alta. El debate
político era si debían bajar la tasa del impuesto a las ganancias. Ellos invierten el
superávit en una canasta de 25 monedas y no bajan el impuesto porque calcularon que
dentro de 10 ó 15 años van a necesitar el excedente para financiar al elevado número de
jubilados. Sin embargo, Finlandia recibe inversiones de calidad porque brinda
previsibilidad. La capacidad de la ciudadanía de comprometerse en políticas
transgeneracionales hace al desarrollo de Finlandia.

En Argentina también hay líneas de innovación y desarrollo en términos productivos,


hay que detectarlas y estudiarlas. Desde que se creó la web en setiembre de 1994 y
setiembre del 2004, la mitad de los sitios de Internet y los emprendimientos.com de
América Latina fueron creados por argentinos que viven en el país o Latinoamérica y
éstas son competencias sociales.

En Argentina hay intangibles positivos para avanzar en el desarrollo, pero debemos


revertir la escasa institucionalidad. Creer en las instituciones es adelantar al futuro, es
funcional al desarrollo.

Existe una falacia en el discurso neoliberal en términos de la idea de la atractividad para


el arribo de capitales, de generar clima de negocios. En verdad, están en juego muchas
capacidades y cualidades como el tipo de mercado, la cautividad del mismo, la calidad
de los empresarios locales y las preferencias de los consumidores.

V.3. Tipología de territorios

El análisis de los territorios de la nueva economía y la relación con el desarrollo nos


permite identificar conceptualmente tres tipos de territorios: territorios de extracción,
territorios de oportunidad y territorios de desarrollo. La variable que condiciona el tipo
de territorio será la institucional.

a) El territorio de extracción: para hacerlo gráfico recurrimos al ejemplo de las


economías coloniales que abastecían de materias primas a las metrópolis. La extracción
puede ser de materias primas pero también puede ser cultural cuando sistemáticamente
se atrae al sector científico, por ejemplo si los hindúes que fabrican software en EEUU
estuvieran en la India, ésta sería el primer exportador mundial de software. Para éstas
empresas poco importan las condiciones sociopolíticas y económicas de los territorios,
su objetivo es realizar la mayor extracción de recursos del territorio.

b) Los territorios de oportunidad: son aquellos donde las empresas tienen algún
compromiso si se dan ciertas condiciones de oportunidad. Todos los territorios que se
consideran desarrollados fueron en algún momento territorios de oportunidad. Argentina
es una economía de oportunidad, con bajos salarios, una infraestructura medianamente
montada, relativamente previsible, con competencias laborales bastante calificadas y que
genera importantes oportunidades de negocios.

c) Los territorios de desarrollo: son los territorios donde los acuerdos institucionales
son sólidos y se basan en el compromiso y confianza entre las partes. Son territorios
donde se cree en las instituciones y donde se superan las coyunturas: a mayor volatilidad
de contexto, mayor valor de la institucionalidad; a mayor volatilidad en término de
flujos territoriales, mayor valor de la territorialidad en sentido no topográfico sino de
territorialidad compleja. Esto explica el desarrollo de Finlandia en los ´90 y la ruptura
del “discurso deslocalizador”, por ejemplo, ya que cuenta con el sistema de
patentamiento de innovación más serio del mundo, a través de inversiones en capital
humano, lo cual le da un valor fundamental.

Los territorios establecen estrategias de competencia, el 80% del flujo de capitales se


explica según el “discurso deslocalizador”. El otro 20% del flujo de capitales busca
personal calificado, salarios dignos y protecciones ambientales. Esta constatación
permite pensar que en base al territorio que se construya se recibirá determinado
tipo de inversiones y accederé a otro tipo de desarrollo porque los territorios son una
concepción sociopolítica, no sólo topografía.

Manuel Castells, plantea que se produjo un cambio respecto del desarrollo. El


paradigma anterior planteaba que el desarrollo era necesario para mejorar la calidad de
vida, es decir, se pensaba en la teoría del derrame. Castells invierte el paradigma y
plantea que las mejoras en la calidad de vida atraerán recursos humanos calificados, los
cuales contribuirán a generar el desarrollo. Se invierte la pauta. Es una reflexión
interesante, un poco sofisticada para países que tienen ciertas deficiencias estructurales,
sin embargo permite pensar el desarrollo en claves más reales.
VI. La estructura territorial Argentina
El territorio argentino está signado por tres grandes oleadas de constituciones
territoriales.

La primera fue el ferrocarril. Éste determinó qué lugar del país iba a ser rico y qué
lugar del país iba a ser pobre. El tendido férreo se basó en la idea de que lo estructural
estaba muy vinculado al dinamismo económico mundial. A las regiones que tenían algo
para colocar en el mercado mundial, les llegaba el ferrocarril o a la inversa, porque
llegaba el ferrocarril se incorporaban al mercado mundial y se estableció una dinámica
de espacios vacíos a la vez que de grandes flujos de capital.

La segunda oleada de constitución territorial argentina fue la industrialización


sustitutiva (1930-1975). Esta careció de impacto territorial porque reprodujo la
estructura concentradora del modelo agroindustrial. La promoción económica, la
industrialización sustitutiva y la política de créditos subsidiados se concentraron en
Buenos Aires y los grandes conglomerados urbanos. No hubo una reflexión
compensatoria y las leyes de promoción industrial tampoco fueron transparentes y
efectivas.

La tercera oleada de constitución territorial fue en la década del ´90. Sin embargo,
el proceso de modernización de la economía argentina en realidad correspondió
básicamente a la mejora de la calidad prestacional de los servicios. Esto sólo consistió
en un shock modernizador que equiparó los servicios con algunos estándares
internacionales. La tasa de inversión extranjera y nacional en bienes transables fue muy
baja en el período, no así la inversión en servicios.

La tendencia de los ferrocarriles convergiendo en una ciudad se hizo en un momento en


que estaba de moda tener una gran ciudad concentradora. Estábamos bajo el apotegma
marshalliano que creía en los beneficios de la economía de escala, se pensaba que tener
una gran ciudad concentradora era mejor que tener cuatro ciudades medianas.

El concepto de cohesión territorial nunca estuvo presente en el debate sobre la


construcción de la territorialidad y tampoco forma parte de la actual agenda de gobierno.
Es necesario definir políticas públicas sobre el ordenamiento territorial argentino y
desarrollar la infraestructura necesaria para evitar el despoblamiento y peligro de
desaparición de cientos de pueblos. Si se privilegia la contención de la población en sus
lugares de origen es necesario desarrollar una institucionalidad adecuada, realizar
transferencias económicas, direccionar la inversión hacia actividades rentables que
dinamicen el territorio, construir infraestructura adecuada, entre otras.

La construcción de la territorialidad sigue desarrollándose bajo la lógica radial


concentradora en las grandes ciudades. Por ejemplo, la construcción del puente Goya
– Reconquista cuesta 600 millones de pesos; está en la lógica transversal, no en la
lógica radial de la construcción del territorio. El puente permitiría unir y aumentar la
producción e inversiones agrícolas y agroindustriales en el norte santafesino, Santiago
del Estero, y el oeste chaqueño. Reconquista es el centro industrial de la región y cuenta
con aceiteras y un desarrollo industrial y comercial muy pujante. De éste modo, el
puente permitiría incorporar el sur de Corrientes al distrito sojero. Actualmente, la
comunicación de estas regiones se realiza a través del túnel subfluvial.

La planificación del territorio implica el estudio de los comportamientos demográficos


de la población. Entre el primer censo de 1869 y el censo del 2001 se observa la
tendencia demográfica del crecimiento de la gran ciudad en detrimento de las
poblaciones de zonas rurales o pequeñas ciudades. Este es un patrón constante pero a
partir de 2001, se verifica por informaciones muy recientes y todavía poco precisas, que
las ciudades intermedias están creciendo al doble de la tasa de crecimiento que
reflejaban los censos anteriores. La tasa de crecimiento histórica de los centros
urbanos argentinos ronda entre el 25 y el 40% cada 10 años, sin embargo existen
ciudades que a partir de 2001 proyectan una tasa de crecimiento poblacional del 70%.

Los gobiernos locales, provinciales y el gobierno nacional deben tener en cuenta los
cambios cualitativos del crecimiento poblacional porque esto repercute en las políticas
públicas y en la gestión de gobierno. No contemplar las modificaciones en el
comportamiento poblacional puede dar lugar al surgimiento de crisis urbanas, problemas
de seguridad, deficiencia en la gestión pública e ingobernabilidad.

Es necesario que las ciudades de 50.000 habitantes aumenten su calificación política


para soportar los cambios cualitativos puesto que de no hacerlo tendrán los mismos
problemas que los grandes centros urbanos y perderán los beneficios de poseer una
escala poblacional adecuada. Las condiciones macroeconómicas post-devaluación
permitieron que los centros urbanos de servicios y producción aumentaran la
competitividad. Sin embargo, estas ciudades requieren de institucionalidad e inversiones
en infraestructura que acompañen estos cambios.

La complejización de la gestión de las ciudades implica modificar el modelo de gestión


local y asumir competencias y desarrollar nuevas capacidades para brindar adecuados
niveles de gestión. Esto implica que los intendentes asuman conductas activas para
generar recursos propios, apropiarse de la riqueza que genera el territorio y canalizarla
en políticas públicas. En 2002, en el momento más crítico de la crisis argentina, el
aumento de los precios internacionales de los commodities permitió que la actividad
minera, petrolera y la producción sojera obtuvieran una renta espectacular. Sin embargo,
los municipios carecían de recursos y no desarrollaron instrumentos para cobrar tasas a
la riqueza local.
Al respecto, es ilustrativo el ejemplo de un municipio en donde se cosecha y exporta
soja por el equivalente a 4.000 camiones por campaña y sin embargo la municipalidad
no tenía servicio de teléfono por falta de recursos. Al intendente no se le había ocurrido
crear una tasa a cada camión que transportara soja y que con ello pudiera mantener las
calles y pagar los servicios. El anterior modelo de gestión municipal implicaba que el
municipio solo administrara pasivamente la ciudad y recibía recursos de los niveles
superiores de gobierno. Esta es una ciudad dinámica pero carece de un gobierno
generador del desarrollo.
VII. Cierre y Anexo. El desarrollo local y la economía
social: el microcrédito
Uno de los grandes éxitos del “discurso deslocalizador” fue presentarlo como un
discurso universalizable. El microcrédito, de alguna manera, sería la versión alternativa
del discurso deslocalizador porque se pretende hacer extensivo tanto para Bangladesh
como para el resto de los países y para todas las personas. Nuevamente, es necesario
introducir la variable territorialidad y contemplar las diferencias.

Desarrollo local y economía social no son sinónimos. Sin embargo, hay que
aprovechar el abordaje referencial del desarrollo local para construir economías
solidarias. La economía social implica un debate acerca de la propiedad de los
beneficios económicos.

La mayoría de las experiencias de microcrédito en Argentina fracasan porque no se tiene


en cuenta las condiciones de mercado y las competencias mercantiles necesarias para
llevar a cabo el emprendimiento. El microcrédito es una estrategia que se debe medir en
términos de adecuado o inadecuado, dependiendo del análisis de las condiciones
estructurales. Esta es una estrategia adecuada para las regiones argentinas donde no
existe una estructura industrial o donde no existen redes de comercialización masiva
como en el área metropolitana de la ciudad de Buenos Aires y en las grandes ciudades.
El microcrédito puede ser una posibilidad para redes social productivas en lugares donde
hay mercados muy endebles o de características familiares.

El microcrédito, en verdad da lugar al debate político sobre la distribución del


ingreso y la construcción de ciudadanía. La discusión central es en torno del rol del
Estado y de los derechos ciudadanos. El ciudadano debe reclamar al Estado el
cumplimiento efectivo de sus derechos y el Estado debe gobernar en sentido del bien
común. No es progresista que personas que son sobrexplotadas de lunes a sábado, los
domingos tengan que realizar la obra de agua porque el Estado no la provee.

Las ciencias sociales tienen la responsabilidad de decir esto, no pueden rendir culto al
método. Porque el desarrollo y el desarrollo local son abordajes complejos pero
concretos. Hay condicionantes institucionales, infraestructurales, de continuidad física,
restricciones macroestructurales que si no se contemplan no hay asociatividad o
economía social que revierta las situaciones de pobreza y exclusión. El desarrollo no es
un subproducto exclusivamente económico, sino, como dice Boisier, el desarrollo es
un emergente sistémico complejo. El microcrédito es una herramienta válida, el
problema está en su aplicación acrítica.

VII.1. La experiencia catalana y la española

La experiencia catalana se apoya en intangibles como el nacionalismo catalán. La


institución financiera de Barcelona más importante es una caja cooperativa catalana que
tiene 7 millones de cuentas corrientes en un país que tiene 6 millones y medio de
habitantes. Tener ahorros en un banco español esta mal visto. Éste es un intangible que
tiene aspectos positivos y rasgos negativos.

Sin desmerecer los intangibles españoles, el desarrollo en España se explica


fundamentalmente por los subsidios que recibe de la Comunidad Europea. Sin embargo,
existen ciertos valores como la creencia en las instituciones y el bajo nivel de corrupción
de su sistema político. Difícilmente a los líderes españoles se los acuse de corrupción.
Respecto de los subsidios, en la década del ’90 Argentina recibió 60.000 millones de
dólares. En España, en cambio utilizaron los fondos para hacer obras de infraestructura
necesarias.

Sin embargo, el intangible más importante que realizó la economía española fue en
1982. El gobierno de Felipe González dictó un paquete de medidas que afectó a los
sectores monopólicos más importantes de la economía española y revirtió la cerrazón de
la economía. Esto fue un golpe a la estructura concentrada del poder económico español
y una forma de disminuir las condicionalidades de los grupos económicos.

En síntesis, sin la ayuda europea, España no habría obtenido lo logros actuales. De todas
formas, hay que reconocer que España tuvo que hacer un gran esfuerzo para cambiar el
sistema tributario; la legislación, el sistema educativo – tuvieron que aprender inglés – y
modificaron el régimen fiscal, tuvieron que capacitar a la burocracia según los
parámetros que fijaba la Unión Europea. Irlanda también hizo lo propio. Argentina, por
su parte entró en default en cinco oportunidades (1870, 1892, 1930, 1982 y 2002).
Cierre y preguntas de la clase
Por último, a modo de cierre, y replanteándonos varios de los conceptos trabajados en
esta clase, así como también las relaciones y dinámicas que se trazan entre ellos, surgen
algunas reflexiones, necesarias para continuar y redireccionar el trabajo que se
desarrolla desde el ámbito local.

En primer lugar, teniendo en cuenta el enfoque planteado, aparece como un aspecto


primordial el análisis de los elementos constitutivos del “territorio”, y considerando que
esta nueva territorialidad está signada por la globalización, que repercute en la
estatalidad y el modo de abordaje de una nueva realidad, cabe preguntarse ¿Cuáles son
los cambios concretos que implica para la gestión pública local el abordaje de esta
“nueva territorialidad”? es decir ¿cómo encarar las políticas públicas a partir de este
nuevo enfoque del territorio?

Y por otra parte, en relación al fenómeno particular de la globalización ¿cuáles son las
ventajas y los desafíos que plantea para pensar el desarrollo? ¿Puede identificarse en
aspectos concretos esa tensión entre lo global y lo local? Y en ese caso ¿de qué modo
podría buscarse un equilibrio?
VIII. Bibliografía
Archivos de bibliografía

NOMBRE DE ARCHIVO REF BIBLIOGRAFICA


MODULO
1 C6-M2-DLyES-Quetglas- Quetglas, F. ¿Qué es el Desarrollo Local?,
Bibliografía obligatoria 2008, en prensa. Introducción, puntos 3 y 4,
1.doc punto 7 a 7.3 Descargar
2 C6-M2-DLyES-Quetglas- Alburquerque, F. (1999) Desarrollo
Bibliografía Económico Local en Europa y América
  complementaria 1.doc Latina, Consejo Superior de Investigaciones
Científicas Madrid, España, capítulo 1 y 2.
Descargar
3 C6-M2-DLyES-Quetglas- Quetglas, F. (2004) La economía de los flujos
Bibliografía y el desarrollo local, ponencia presentada en el
complementaria 2.doc Congreso de REDMUNI 2004, Villa María,
Córdoba. Descargar

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