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08-08-2006
"También vi aquí una cultura que reconocía a la Tierra como madre y al Sol como padre"
La abuela Margarita, de origen chichimeco y maya, trae la visión
de los pueblos de América
Javier Ruiz
www.laverdaddecanarias.com
En las culturas ancestrales de América, que tradicionalmente no utilizaban la escritura, los ancianos
siempre fueron los recipientes donde se guardaron los conocimientos. De hecho, para los incas,
tayta quiere decir padre o anciano, pero también maestro. Muchos de los indios amazónicos
consideran aún hoy a las abuelas como las responsables de transmitir a los niños los conocimientos
de su pueblo a través de sus canciones. Esa es la labor que lleva a cabo la abuela Margarita,
heredera de las tradiciones del pueblo chichimeca, civilización anterior a los aztecas que habita en
el norte de México, y del maya. Margarita visitó Tenerife para llevar a cabo un temascal, baño de
vapor tradicional. "Temascal viene de temascali, cali, casa y temas es caliente. Es como entrar al
útero de la tierra y sirve para sacar todo lo que nos estorba de nuestro cuerpo", explica. Con sus
ritos, sus canciones y sus costumbres, Margarita abre la puerta a otro modo de ver la vida y el ser
humano.
LA VERDAD.- Las relaciones de usted no son sólo con las personas, son también con las montañas,
con las piedras, los árboles, el mar, ¿qué le dicen los árboles, las montañas y el mar cuando viene a
Canarias?
MARGARITA.- "El mar es el mismo mar Atlántico que baña mi país, es un solo mar y es inmenso.
Los árboles, las piedras, las montañas, el mar y los hombres somos una unidad. Al llegar aquí veo
que, aunque muchos no sean los mismos que en México, aquí como allí, los unos no están
enfrentados con los otros".
L.V.- Usted practica las enseñanzas y conocimientos que le legaron sus antepasados, los
chichimecas, ¿puede el hombre del mundo aprovechar ese conocimiento?
M.- "El mundo ahorita es tecnológico. La Madre Tierra está llena de tecnología y de industria pero
hay muchas industrias que dañan a la Madre Tierra y la dañan muchísimo. Un día nuestro amor a la
Tierra nos volverá a unir y las abandonaremos, desaparecerán. Entonces la tecnología nos servirá
para medir la distancia entre nuestras capacidades de clarividencia, intuición, poder de ubicuidad,
clariaudiencia y las de las computadoras y veremos que hay muy poquita distancia. Ese día
comenzaremos a usar de nuevo lo que tenemos dentro".
L.V.- Para su pueblo, los ancianos como usted atesoran, guardan y protegen todos los
conocimientos de una cultura ancestral, ¿cuál es el legado que nos llega hasta hoy?
M.- "Nuestros pueblos, nuestro continente, eran una sola humanidad y una cultura. Durante los
últimos 5 siglos nuestras culturas han pasado de labio a oído para poder ser rescatadas. Muchos de
nuestros ritos como el temascal, la Danza del Sol, la Danza de la Tierra, la de la Noche se
guardaron por todo este tiempo y se escondieron en los sitios más inhóspitos. Se buscaban los
lugares más escondiditos para seguir celebrándolos y así conservarlos. Ahora, es el tiempo de
poder irse abriendo a la humanidad y por ello nuestros conocimientos se están abriendo a todos
cada vez más. De nuestros antepasados, de labio a oído, nos llegó un mensaje que dice: `Que los
hombres cuiden a las mujeres, que los padres y las madres cuiden a sus hijos, sus hijas, a los niños,
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a los jóvenes. A los abuelos y abuelas que cuiden de que no se pierda el conocimiento. Pásenlo de
labio a oído pero cuiden de que no se pierda. Porque vendrá un día en que el conocimiento se
impartirá en círculos abiertos´. Ahora nuestro conocimiento se comparte ya de forma amplia,
incluso hay libros que lo recogen. El que haya más o menos tatas y nanas (ancianos y
ancianas-maestros y maestras) y que los compartan se debe en el primer caso a que a que el
sincretismo ha mezclado las prácticas católicas con las nuestras y han ido desapareciendo las
nuestras y sus maestros, y en el segundo, a que la tecnología llega a todos los lugares. Muchos de
nuestro abuelos y abuelas también están en asilos y hospitales. Creo que al perder el poder de
compartir sus conocimientos han entrado en una etapa de demasiados sentimientos interiores -los
propios y los de las creencias diferentes- y se han enfermado".
L.V.- Entonces, ¿usted coindice con los Encuentros de Ancianos que celebran los diferentes pueblos
indígenas de América desde hace años y en los que se anuncia que en el décimo pachacutec
(actualidad), Viracocha retornará a los Andes, Qetzatcoalt a México, la Mamá Grande a Colombia y
la cultura ancestral de América y sus conocimientos volverán a salir a la luz después de 7
generaciones de oscuridad y de permanecer ocultos?
M.- "Hay un poema de mi pueblo muy hermoso que habla de Qetzalcoalt y que me gustaría
compartir. Dice: Del rojo corazón de Qetzalcoalt brotó la flor de oro y la semilla. El dulce trino y la
luz de la estrella en la frente de un pueblo. Nace el Sol, humanidad, flor y pájaro en el centro vital
del pensamiento. Está en el viento, es ala, es nube, agua que encarna en el maíz. Qetzalcoatl
mágico y cósmico es. Es joya, piedra preciosa que tiene inmersos la luz y los colores, destellos del
río de oro que lleva incrustadas el habla, el canto, la voz de la flauta y la pirámide del conocimiento.
Es el trueno que hace vibrar los metales de su voz en la garganta de la humanidad y en la de los
pájaros. Crece como árbol florido en la boca humana y en el pico de las aves. Es el vino del amor,
delicia del calor de la mujer, tesoro y quietud del guerrero, útero donde nace la vida. Qetzalcoalt
mágico y cósmico es. Muchas veces pensamos en Qetzalcoalt con forma humana pero yo creo que
su regreso anuncia un cambio para la humanidad. Que en México se llame Qetzalcoalt, en los
Andes Viracocha y en otros lugares de otra forma, eso da igual. Es el anuncio del mismo cambio y
yo tengo mucho gusto de que pueda suceder. Por otra parte se puede ver algunos de los cambios
que ya se están produciendo y que confirman que esto va a suceder".
L.V.- Para el pueblo chichimeca del que usted procede y otros pueblos originarios del actual México
la muerte tiene una significación muy especial...
M.- "Donde yo vivo se murió hace poquito una vecina de un ranchito cercano, doña Chayo.
Pensaba llevarme mi tabaco para agradecer que nos hubiéramos conocido. Hacía quesos y muchas
veces le compraba y los compartíamos. Era una abuelita de más de 90 años y habíamos tenido una
relación muy bonita. Cuando iba a salir de mi casa la sentí. Me tocó y me dijo que me llevara la
sonaja y el tambor. Yo le dije: `Doña Chayo, su gente piensa de otra manera y no voy a llevarlos´.
`Llévatelos´, me ordenó. `Tienes que hacer lo que debes de hacer´. Agarré un rebozo para llevar el
tambor y la sonaja escondiditos. Cuando llegué, pedí a la familia permiso para tocar mi sonaja y mi
tambor y me contestaron que lo hiciera. Solemos pensar que la muerte es una separación muy
drástica y total pero les hablé que cuando dejamos el cuerpo nuestros sentidos se despiertan, están
más vivos. Yo por ejemplo no puedo saber a simple vista cuántos limones tiene ese limonero pero si
yo le pregunto a alguien que se murió y que me responde, éste es capaz de decírmelo y no se
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equivoca en uno. Ni el más escondido se deja de contar. La visión es mucho más amplia, el poder.
La muerte es sólo un pequeño cambio. Yo le canté a doña Chayo delante de su gente y todos
cantaron conmigo, con el tambor y la sonaja: La muerte no es muerte, es tan sólo un cambio y con
la creación doña Chayo está gozando, y con el creador doña Chayo está gozando. Creo que
gastamos más energía en enfermarnos y en morirnos que en estar sanos y, después de estar
sanos, elevarnos cuando sentimos que ya es suficiente nuestra vida en esta tierra. Ya hay autores
de libros que lo cuentan".
L.V.- Las Islas sufren hoy un proceso por el que desaparecen espacios naturales por el exceso de
edificación, ¿cómo afecta a los que vivimos aquí?
M.- "A todos los niveles. Cuando vi las terrazas de cultivo aquí sólo pude decir: `Esto también es la
Madre Tierra, aquí hay una cultura´. Pude mirar hacia atrás y pude ver lo que había aquí, el amor a
la Tierra, vi reconocer a la Tierra como madre y al Sol como padre igual que en Ámérica. Todo lo
demás nos aleja de ser naturales, de la naturaleza".
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