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,
la sedosa brisa del Cosmos insondable,
que desgarra el plisado murmullo sordo,
de la plúmbea rutina de lo real:
“Criaturas todas del Señor”.
Unidad,
que reverbera frondosa
en el hondón de todos los creados,
como un soñado anhelo rielado
de plenitud ignorada;
un misterio de Ser, Ser , Ser… de Amor:
y Trinidad,
Kenótico trébol enamorado de un mismo centro,
abanico fraterno de diálogo enamorado en todos,
que agita vientos de una hondura desconocida,
se hace misteriosa cumbre nevada de bondad,
y se funde en un arroyo de esperanza,
que se ensancha en un río de fe,
desembocando en un mar de reposado fuego enamorado,
familia inmarcesible de la albura.
Y el Verbo,
un beso de tu Boca,
ya conjugado en Jerusalén,
como sedoso Misterio de carne almibarada en el Espíritu Santo,
añil primogénito de toda criatura,
Imagen de la Bondad perfecta,
candorosa mirada de arrorró en un pesebre de besos,
Hijo del Padre materno,
Alfa de toda criatura que amanece,
Omega de todo vivir en un siempre
que nunca anochece con miedo;
Principio y Fin:
Jesús de Nazaret, humanidad divinizada,
Mesías de los hombres desgarrados en la existencia,
comunión del pobre sin palabras ni aromas,
engendrado del árbol de la vida y del amor ,
para cosechar la espiga y vendimiar la uva,
amasada y pisada en una Cruz
donde beber el néctar de tu paz;
quicio y desquicio de la razón y el sentimiento,
muero por tu presencia inmarcesible,
porque ante ti la finitud muere, al fin, sin límites.
Dios encarnado, encarnado Dios,
Muerto y Resucitado,
entregado a palabras rotas en la Historia
que se arrancaron de la Verdad;
enviado a enjugar lágrimas de ceniza,
desiertos de sangre y barro.
Enviado a enseñar con su palabra de carne
que un hombre libre es salvado sin infiernos:
creado para amarte, amado para recrearte, sin fin...
Un Sí basta para ser,
ser un siempre de sonrisas divinas.
El Padre y el Hijo,
se aman,
son el Amor...
totalidad desconocida de mi anhelante necesidad,
el abrasante fuego de Amor y Misericordia,
éxtasis de ternura inmanente;
que entrelazados de divinidad oblativa en el amor absoluto,
espiran el Don del Espíritu Santo,
que vivifica carne, materia y ley,
uniendo y amando lo creado.
Se lloran...,
y sus lágrimas de mosto divino
resbalan por sus mejillas eternas
transformándose en el Agua del Bautismo
que empapa el barro agrietado de supurar tanto mal;
se convierte en blanca seda de carne espiritual besada por el “Viento”.
No lloran,
sentados junto a la fuente de la desolación.
Sin hambre, sin Pobreza, sin tristeza,
Bienaventurados por un arco iris de tersa libertad.
No duelen,
la sangre no se dobla de soledad mortal.
Ven a Dios, cara a cara,
y juegan a vivir, plenificados, con Él,
la vida sin guadaña, sin contradicción,
como niños ausentes de la Historia entre dos límites,
porque ya es tiempo de Salvación.
Escuchad, escuchad...,
como alaban y bendicen con la paz de Dios:
sin remordimientos ni discordias,
sin murmuraciones y difamaciones,
sin prejuicios,
sin traiciones ni asesinatos,
sin envidias ni odios,
sin sospecha,
sin dolor y sufrimiento,
sin más torturas ni rejas del alma muda;
sin Culpa…
sin más desgarros de locura
por la ignorancia de no saber
como sentirte en mi, en ti, en si...
sin Mal ...
En genuflexión adorante,
y desde el Pórtico de lo distinto,
todos los creados a imagen de Dios,
entre la Eternidad y el Tiempo,
despiden al Ungido, ya conjugado y enviado.
(no os riáis...,
llevará incontables cartas de consuelo y de esperanza
a una humanidad desencantada de no encontrar
tragaluces de bondad por las costuras del cielo)
La Nada...,
Perfora mi conciencia,
muerde mi vida,
me inocula el testamento irónico de la desesperación,
y rabiosamente sin escrúpulos sepulta mis sentimientos como brutal
misántropo de la Historia.
Lo Fragmentado...,
Piezas desencajadas en el sinsentido de un yo geométrico
sin dioses, sin Dios, sin Razón, sin intuición...
Fragmentados en el mismo pistilo amado de la existencia,
de las emociones,
de los sentimientos,
de las pasiones,
del pensamiento,
de las acciones.
¿Hombres y Mujeres de un siempre continuo...,
como hacinadas lágrimas de mercurio mortecino
sobre la Historia sin rumbo fijo?
¿Quién era yo antes de ser yo?
Misterios conjugados
en un pasado-tradición de seda,
en un presente-kairós de carne,
y en un futuro-Éscaton de eternidad;
un mi, un tú, un nosotros.
Una realidad creada, las cosas;
un Dios familia, comunión y amante.
Y el dolor, y el sufrimiento, y la guerra, y la muerte;
el mal…, y la Bondad...
¿Qué puedo esperar?
Mi Dios y mi todo...
Un Reino, de Dios.
La Plenitud, de Dios.
Un Rey, un profeta, un sacerdote:
Jesús de Nazaret, el Cristo.
Ver crecer la carne de mi carne.
Verme morir, gota a gota , tiempo a tiempo,
como muere una fresca pincelada,
Secándose de amor...
en el lienzo de la existencia;
y los otros tiempos.
Un abrazo, un beso, una sonrisa,
un compromiso de fidelidad y amor, un deseo…
Un verso, un pajarillo, un paisaje, un color.
Una Esperanza, y la muerte…;
la Resurrección, y la Nada…;
el Vacío, y la Salvación…, El AMOR.
Un hombre ora en genuflexión,
el vértigo angustioso de la duda,
y mirando al cielo de la misericordia
se pregunta:
¿Por qué sangran los ojos rotos
de tanto mirar el Misterio impenetrable?,
¿Por qué no se descubre a Dios en la intimidad más íntima sobre todas las
cosas?
AMEN.