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Curso:
Formación Cívica y Ética en
Educación Básica II. El enfoque
por competencias
Antología
La
Antología
del
Curso
de
Actualización
Formación
Cívica
y
Éticaen
Educación
básica
II.
El
enfoque
por
competencias
fue
elaborado
por
NEXOS.
Sociedad,
Ciencia,
Literatura
/
Cal
y
arena
en
colaboración
con
la
Dirección
General
de
Formación
Continua
de
Maestros
en
Servicio
de
la
Subsecretaría
de
Educación
Básica.
SEP.
Coordinación:
Silvia
Conde
Flores
Gloria
Canedo
Castro
Elaboración:
María
Guadalupe
Fuentes
Cardona
María
Eréndira
Tinoco
Ramírez
María
Esther
Tapia
Álvarez
2
Sesión
I
¿Por
qué
un
currículo
orientado
al
desarrollo
de
competencias
cívicas
y
éticas?
Definición de competencias cívicas y éticas en la educación básica, Texto
elaborado ex profeso para el trabajo con esta sesión.
SEP (2004) Programa de Educación Preescolar, México.
____ (2006) Educación Básica, Secundaria, Plan de Estudios, México.
____ (2007) Formación Cívica y Ética. Reforma de la Educación Secundaria.
Programas de Estudio 2006, México.
____ (2008) Programa Integral de Formación Cívica y Ética, México.
____ (2009) Educación Básica. Primaria, Plan de Estudios 2009. México.
____ (2009) Educación Básica. Primaria, Programas de estudio, Primer Grado,
México.
____ (2009) Educación Básica. Primaria, Programas de estudio, Sexto Grado,
México.
Zhou Nanzhao, Las competencias en el desarrollo curricular,
http://www.ibe.unesco.org/fileadmin/user_upload/COPs/Pages_documents/Compe
tencies/Further_Reading/CompetCurDev_esp.pdf [consultado el 4 de octubre de
2009].
3
Definición de competencias cívicas y éticas en la educación básica1
Educación Preescolar
En este apartado2 se rescatan los propósitos, los campos formativos y las competencias
que se plantean en el Programa de Preescolar 2004, que guardan una relación con las
competencias cívicas y éticas que se señalan en el Programa Integral de Formación
Cívica y Ética (PIFCyÉ).
Propósitos
Los propósitos fundamentales de la educación preescolar definen en conjunto, su misión y
expresan los logros que se espera tengan los niños y las niñas que la cursan. A la vez,
son la base para definir las competencias a favorecer en ellos mediante la intervención
educativa.
Estos propósitos, como guía para el trabajo pedagógico, se favorecen mediante las
actividades cotidianas. La forma en que se presentan permite identificar la relación directa
que tienen con las competencias de cada campo formativo; sin embargo, porque en la
práctica los niños ponen en juego saberes y experiencias que no pueden asociarse
solamente a un área específica del conocimiento, estos propósitos se irán favoreciendo
de manera dinámica e interrelacionada.
1
Este texto fue elaborado a partir de la información que se presenta en los siguientes Programas:
Programa de Educación Preescolar 2004, Programas de Formación Cívica y Ética, 2009 de 1º y 6º
grados, Programa Integral de Formación Cívica y Ética, 2008 y Programa de Formación Cívica y
Ética, 2006, Educación secundaria. Su propósito es el de de facilitar a los maestros y maestras que
participan en este curso, la consulta a dichos documentos. Para una referencia más amplia, se
sugiere la consulta a las fuentes originales.
2
El contenido de este apartado se elaboró con base en la información que presenta el Programa
de Educación Preescolar 2004. También se retoman las 8 competencias cívicas y éticas que
señaladas en el PIFCyÉ 2008. Para una referencia más amplia, se sugiere la consulta a los
documentos originales.
4
o Se apropien de los valores y principios necesarios para la vida en comunidad,
actuando con base en el respeto a los derechos de los demás; el ejercicio de
responsabilidades; la justicia y la tolerancia; el reconocimiento y aprecio a la
diversidad de género, lingüística, cultural y étnica.
o Conozcan mejor su cuerpo, actúen y se comuniquen mediante la expresión
corporal, y mejoren sus habilidades de coordinación, control, manipulación y
desplazamiento en actividades de juego libre, organizado y de ejercicio físico.
o Comprendan que su cuerpo experimenta cambios cuando está en actividad y
durante el crecimiento; practiquen medidas de salud individual y colectiva para
preservar y promover una vida saludable, así como para prevenir riesgos y
accidentes.
Con la finalidad de identificar, atender y dar seguimiento a los distintos procesos del
desarrollo y aprendizaje infantil, y contribuir a la organización del trabajo docente, las
competencias a favorecer en los niños se han agrupado en seis campos formativos3.
Cada campo se organiza en dos o más aspectos, en cada uno de los cuales se
especifican las competencias a promover en las niñas y los niños.
3
En este documento, sólo se retoman tres porque son los que guardan una relación estrecha con
algunas de las competencias cívicas y éticas que se favorecen en los niveles de primaria y
secundaria.
5
propuestas, variantes que impongan nuevos desafíos a los niños en el campo formativo
de que se trate.
Campos formativos
1. Desarrollo personal y social
Este campo se refiere a las actitudes y capacidades relacionadas con el proceso de
construcción de la identidad personal y de las competencias emocionales y sociales. La
comprensión y regulación de las emociones y la capacidad para establecer relaciones
interpersonales son procesos estrechamente relacionados, en los cuales las niñas y los
niños logran un dominio gradual como parte de su desarrollo personal y social.
Las competencias que componen este campo formativo se favorecen en los pequeños a
partir del conjunto de experiencias que viven y a través de las relaciones afectivas que
tienen lugar en el aula y que deben crear un clima favorable para su desarrollo integral.
El desarrollo de competencias en los niños y las niñas en este campo formativo depende
fundamentalmente de dos factores interrelacionados: el papel que juega la educadora
como modelo, y el clima que favorece el desarrollo de experiencias de convivencia y
aprendizaje entre ella y los niños, entre los niños, y entre las educadoras del plantel, los
padres de familia y los niños.
6
culturas y creencias que deben ser
tratadas con respeto.
- Aprende sobre la importancia de la
amistad y comprende el valor que tienen
la confianza, la honestidad y el apoyo
mutuo.
- Interioriza gradualmente las normas de
relación y comportamiento basadas en la
equidad y el respeto.
La definición del campo se basa en el reconocimiento de que los niños, por el contacto
directo con su ambiente natural y familiar y las experiencias vividas en él, han
desarrollado capacidades de razonamiento que les permiten entender y explicarse, a su
manera, las cosas que pasan a su alrededor.
El trabajo en este campo formativo es propicio para que los niños pongan en juego sus
capacidades de observación, se planteen preguntas, resuelvan problemas (mediante la
experimentación o la indagación por diversas vías), y elaboren explicaciones, inferencias
y argumentos sustentados en las experiencias directas que les ayudan a avanzar y
construir nuevos aprendizajes sobre la base de los conocimientos que poseen y de la
nueva información que incorporan.
El conocimiento y la comprensión que los niños logran sobre el mundo natural los
sensibiliza, fomenta en ellos una actitud reflexiva sobre la importancia del
aprovechamiento adecuado de los recursos naturales, y orienta su participación en el
cuidado y la preservación del ambiente.
Por lo que respecta al conocimiento y la comprensión del mundo social, este campo
formativo se orienta a los aprendizajes que los niños y las niñas pueden lograr en relación
con su cultura familiar y la de su comunidad. La comprensión de la diversidad cultural,
lingüística y social (costumbres, tradiciones, formas de hablar y de relacionarse), así como
de los factores que hacen posible la vida en sociedad (normas de convivencia, derechos y
responsabilidades, los servicios, el trabajo), son algunas nociones que se propician
mediante el trabajo pedagógico en este campo formativo.
Por las relaciones que pueden establecerse entre el desarrollo físico y la salud personal,
se han incluido en este campo formativo los aspectos básicos en los cuales la
intervención educativa es importante para favorecer que los niños empiecen a tomar
conciencia de las acciones que pueden realizar para mantenerse saludables y para
participar en el cuidado y la preservación del ambiente.
La salud, entendida como un estado de completo bienestar físico, mental y social, se crea
y se vive en el marco de la vida cotidiana y es el resultado de los cuidados que una
persona se dispensa a sí misma y a los demás, de la capacidad de tomar decisiones y
controlar la vida propia, así como de asegurar que la sociedad en la que se vive ofrezca a
sus miembros la posibilidad de gozar de buen estado de salud. La promoción de la salud
implica que las niñas y los niños aprendan, desde pequeños, a actuar para mejorarla y a
tener un mejor control de ella, y que adquieran ciertas bases para lograr a futuro estilos de
vida saludables en el ámbito personal y social.
Si bien el estado emocional de las niñas y los niños pequeños depende en gran medida
del ambiente familiar en que se desenvuelven, la maestra puede ser una figura
importante, de gran influencia, en quien puedan confiar cuando enfrentan situaciones
difíciles de maltrato o violencia.
Este campo formativo se organiza en dos aspectos relacionados con las capacidades que
implica el desarrollo físico y las actitudes y conocimientos básicos referidos a la
promoción de la salud: Coordinación, fuerza y equilibrio, y Promoción de la salud. En este
documento sólo se presentan las competencias que se pretende logren las niñas y los
niños en el que corresponde a Promoción de la salud, así como la relación dichas
competencias guardan con algunas de las que se expresan en el PIFCyÉ.
9
Educación Primaria, (1er Grado)4
Respecto a las competencias se entienden como la capacidad que desarrolla una persona
para actuar en una situación determinada movilizando y articulando sus conocimientos,
habilidades y valores. Las competencias cívicas y éticas involucran una perspectiva moral
y cívica que permite a los alumnos tomar decisiones, elegir entre opciones de valor,
encarar conflictos y participar en asuntos colectivos. Los aprendizajes logrados a través
del desarrollo de las competencias tienen la posibilidad de generalizarse a múltiples
situaciones y de enriquecer la perspectiva de los alumnos sobre sí mismos y sobre el
mundo en que viven.
Para que el desarrollo de las competencias cívicas y éticas tenga lugar, la escuela
primaria debe ofrecer múltiples oportunidades para experimentar y vivir situaciones de
convivencia, de participación, de toma de decisiones individuales y colectivas. De esta
forma, los aprendizajes que los alumnos logren les permitirán enfrentar nuevos desafíos
en su vida diaria relacionados con su desarrollo como personas, con las decisiones que
involucren juicios y con su contribución al bien común.
El desarrollo planteado para las competencias cívicas y éticas es progresivo, por ello se
describen en secuencia gradual que orienta los alcances posibles de su desarrollo en los
programas de asignatura de cada grado.
De acuerdo con la modalidad y contexto de la escuela, los docentes realizarán los ajustes
convenientes para promoverlas.
4
El contenido de este apartado se elaboró con base en la información que presenta el Programa
de Formación Cívica y Ética, Primaria, Primer Grado, 2009. Para una referencia más amplia, se
sugiere la consulta al documento original.
10
Consiste en la capacidad de una persona para reconocerse como digna y valiosa, con
cualidades, aptitudes y potencialidades para establecer relaciones afectivas, para cuidar
su salud, su integridad personal y el medio natural, así como para trazarse un proyecto de
vida orientado hacia su realización personal. En esta competencia se cimientan todas las
demás, pues un sujeto que reconoce el valor, la dignidad y los derechos propios puede
asumir compromisos con los demás.
A través del ejercicio de esta competencia se busca que los estudiantes se reconozcan
como miembros activos y responsables de diversos grupos sociales que van desde la
familia, los grupos de amigos, la localidad, hasta ámbitos más extensos como la entidad,
la nación y la humanidad, de manera que se sientan involucrados, responsables y
capaces de incidir en los acontecimientos de su entorno próximo y con lo que les ocurre a
otros seres humanos sin importar sus nacionalidades.
11
Su ejercicio implica que los alumnos reconozcan los conflictos como componentes de la
convivencia humana, y que su manejo y resolución demanda de la escucha activa, el
diálogo, la empatía y el rechazo a todas las formas de violencia. Asimismo, el desarrollo
de esta competencia plantea que sean capaces de analizar los factores que generan los
conflictos, entre los que se encuentran diferentes formas de ver el mundo y de jerarquizar
valores.
12
o Desarrollen su potencial como personas y como integrantes de la sociedad.
o Establezcan relaciones sociales basadas en el respeto a sí mismos, a los demás y a
su entorno natural.
o Se reconozcan como parte activa de su comunidad, de su país y del mundo.
o Se comprometan con la defensa de la vida democrática, la legalidad y la justicia.
o Valoren el medio natural y sus recursos como base material del desarrollo humano.
o Definan de manera autónoma su proyecto personal.
La formación cívica y ética contribuirá a que los estudiantes identifiquen las situaciones
que favorecen su bienestar, su salud y su integridad personal a través del conocimiento y
valoración de sus características personales, las del grupo cultural al que pertenecen y las
de su medio. Favorecerá su actuación autónoma y responsable conforme a principios
éticos y democráticos, orientados a la protección y respeto de los derechos humanos.
Como resultado, los alumnos estarán en condiciones de desplegar su potencial de
manera sana, satisfactoria y responsable; podrán construir un proyecto de vida viable y
prometedor para sí mismos y la sociedad.
Se pretende que los alumnos reflexionen acerca de los rasgos y elementos que
construyen a la democracia como forma de vida y como sistema político.
13
diversas posibilidades personales y colectivas para superar conflictos y que comprendan
el papel de las normas y los acuerdos para la convivencia armónica en los distintos
espacios donde participan.
14
Educación Primaria (2º a 5º grados)5
Propósitos
El Programa Integral de Formación Cívica y Ética (PIFCyÉ) para la educación primaria se
propone contribuir a la formación de ciudadanos éticos capaces de enfrentar los retos de
la vida personal y social. Para ello se han definido los siguientes propósitos:
• Brindar una sólida formación ética que favorezca su capacidad de juicio y de
acción moral, mediante la reflexión y el análisis críticos de su persona y del mundo
en que viven, con apego a los principios fundamentales de los derechos humanos,
los valores de la democracia y las leyes.
• Promover en las niñas y los niños capacidades para el desarrollo de su potencial
personal de manera sana, placentera y responsable, libre de violencia y
adicciones, hacia un proyecto de vida viable y prometedor, que contemple el
mejoramiento de la vida social, el aprecio a la diversidad y el desarrollo de
entornos sustentables.
• Fortalecer en la niñez una cultura política democrática, entendida como la
participación activa en asuntos de interés colectivo para la construcción de formas
de vida incluyentes, equitativas, interculturales y solidarias, que enriquezcan el
sentido de pertenencia a su comunidad, su país y la humanidad.
De este modo, el PIFCyÉ busca que los alumnos aprecien y asuman los valores y
normas que permiten conformar un orden social incluyente, cimentado en el respeto y la
consideración de los demás. Con estas bases, el programa apunta a una vertiente de
desarrollo personal, a través de la cual los alumnos se conocen y valoran a sí mismos,
adquieren conciencia de sus intereses y sentimientos, toman decisiones, resuelven
problemas y cuidan su integridad.
Asimismo, el PIFCyÉ plantea una vertiente social, la cual reconoce que en sociedades
complejas, heterogéneas y desiguales como la nuestra, la escuela debe brindar a niñas y
niños las herramientas necesarias para analizar críticamente su contexto e identificar las
condiciones favorables para un desarrollo sano de los individuos y de las naciones:
ambiente natural de calidad, paz, convivencia respetuosa y plural, equidad de género,
orientación al desarrollo y consumo sustentables, salud pública y personal, uso creativo
del tiempo, seguridad personal y colectiva, prevención de la corrupción y el crimen, así
como el uso y la recepción crítica de la información.
Como parte de esta vertiente social, los alumnos desarrollarán capacidades personales
para conocer, ejercer y defender sus derechos, para participar de forma activa en los
colectivos en los que se desenvuelven y para emitir juicios y asumir posturas
argumentadas ante asuntos públicos.
5
El contenido de este apartado se elaboró con base en la información que presenta el Programa
Integral de Formación Cívica y Ética, 2008. Para una referencia más amplia, se sugiere la consulta
al documento original.
15
Los intereses, capacidades y potencialidades de los alumnos sirven de base para
estimular el desarrollo de conocimientos, habilidades y actitudes que les permitan resolver
y manejar situaciones problemáticas del contexto en que viven.
Se entiende por competencia la capacidad que desarrolla una persona para actuar en una
situación determinada movilizando y articulando sus conocimientos, habilidades y valores.
Las competencias cívicas y éticas involucran una perspectiva moral y cívica que permite a
los alumnos tomar decisiones, elegir entre opciones de valor, encarar conflictos y
participar en asuntos colectivos. Los aprendizajes logrados a través del desarrollo de las
competencias tienen la posibilidad de generalizarse a múltiples situaciones y de
enriquecer la perspectiva de los alumnos sobre sí mismos y sobre el mundo en que viven.
Al centrarse en competencias, el PIFCyÉ desplaza los planteamientos centrados en la
elaboración de conceptos que pueden resultar abstractos y facilita la generación de
situaciones didácticas concretas que pueden ser más accesibles a los alumnos.
Asimismo, este planteamiento favorece el trabajo en torno a los valores al plantearlos en
contextos que promueven su reforzamiento mutuo a través de las competencias.
Para que el desarrollo de las competencias cívicas y éticas que tengan lugar, la escuela
primaria debe ofrecer oportunidades para experimentar y vivir situaciones de convivencia,
de participación, de toma de decisiones individuales y colectivas.
De esta forma, los aprendizajes que los alumnos logren les permitirán enfrentar nuevos
desafíos en su vida diaria relacionados con su desarrollo como personas, con las
decisiones que involucren juicios, y con su contribución al bien común.
El desarrollo planteado para las competencias cívicas y éticas es progresivo, por ello son
descritas en una secuencia gradual que orienta los alcances posibles de su desarrollo en
los programas de asignatura de cada grado.
De acuerdo con la modalidad y contexto de la escuela, los docentes realizarán los ajustes
convenientes para promoverlas.
A continuación se describen las ocho competencias cívicas y éticas.
A través del ejercicio de esta competencia se busca que los estudiantes se reconozcan
como miembros activos y responsables de diversos grupos sociales que van desde la
familia, los grupos de amigos, la localidad, hasta ámbitos más extensos como la entidad,
la nación y la humanidad, de manera que se sientan involucrados, responsables y
capaces de incidir en los acontecimientos de su entorno próximo y con lo que les ocurre a
otros seres humanos sin importar sus nacionalidades.
17
7. Apego a la legalidad y sentido de justicia
Esta competencia alude a la capacidad de actuar con apego a las leyes y las instituciones
como mecanismos que regulan la convivencia democrática y protegen sus derechos. Se
busca que los alumnos comprendan que las leyes y los acuerdos internacionales
garantizan los derechos de las personas, establecen obligaciones y limitan el ejercicio del
poder, a fin de que promuevan su aplicación siempre en un marco de respeto a los
derechos humanos y con un profundo sentido de justicia. Asimismo, se plantea que
reflexionen en la importancia de la justicia social como criterio para juzgar las condiciones
de equidad entre personas y grupos.
18
Educación Primaria, (6º Grado)6
Los intereses, las capacidades y las potencialidades de las y los alumnos sirven de base
para estimular el desarrollo de conocimientos, habilidades y actitudes que les permitan
resolver y manejar situaciones problemáticas del contexto en que viven.
Se entiende por competencia la capacidad que desarrolla una persona para actuar en una
situación determinada, mediante la articulación y la movilización de sus conocimientos,
habilidades y valores. Las competencias cívicas y éticas involucran una perspectiva moral
y cívica que permite a los alumnos tomar decisiones, elegir entre opciones de valor,
encarar conflictos y participar en asuntos colectivos. Los aprendizajes logrados por medio
del desarrollo de competencias tienen la posibilidad de generalizarse a múltiples
situaciones y
de enriquecer la perspectiva de los alumnos sobre sí mismos y sobre el mundo en que
viven.
Al centrarse en competencias, el PIFCyÉ desplaza los planteamientos centrados en la
elaboración de conceptos que pueden resultar abstractos, y facilita la generación de
situaciones didácticas concretas que pueden ser más accesibles a las y los alumnos.
Asimismo, este planteamiento favorece el trabajo en torno a los valores al plantearlos en
contextos que promueven su reforzamiento mutuo a través de las competencias.
Para que el desarrollo de las competencias cívicas y éticas tenga lugar, la escuela
primaria debe ofrecer oportunidades para experimentar y vivir situaciones de convivencia,
participación y toma de decisiones individuales y colectivas. De esta forma, los
aprendizajes que los alumnos logren les permitirán enfrentar en su vida diaria nuevos
desafíos relacionados con su desarrollo como personas, con las decisiones que
involucren juicios y con su contribución al bien común.
El desarrollo planteado para las competencias cívicas y éticas es progresivo, por ello son
descritas en una secuencia gradual que orienta los alcances posibles de su desarrollo en
los programas de asignatura de cada grado. De acuerdo con la modalidad y contexto de
la escuela, los docentes realizarán los ajustes convenientes para promoverlas.
6
El contenido de este apartado se elaboró con base en la información que presenta el Programa
de Formación Cívica y Ética, Primaria, Sexto Grado, 2009. Para una referencia más amplia, se
sugiere la consulta al documento original.
19
vida orientado hacia su realización personal. En esta competencia se cimientan todas las
demás, pues un sujeto que reconoce el valor, la dignidad y los derechos propios puede
asumir compromisos con los demás.
A través del ejercicio de esta competencia se busca que los estudiantes se reconozcan
como miembros activos y responsables de diversos grupos sociales que van desde la
familia, los grupos de amigos, la localidad, hasta ámbitos más extensos como la entidad,
la nación y la humanidad, de manera que se sientan involucrados, responsables y
capaces de incidir en los acontecimientos de su entorno próximo y con lo que les ocurre a
otros seres humanos sin importar sus nacionalidades.
Su ejercicio implica que los alumnos reconozcan los conflictos como componentes de la
convivencia humana, y que su manejo y resolución demanda de la escucha activa, el
20
diálogo, la empatía y el rechazo a todas las formas de violencia. Asimismo, el desarrollo
de esta competencia plantea que sean capaces de analizar los factores que generan los
conflictos, entre los que se encuentran diferentes formas de ver el mundo y de jerarquizar
valores.
Formación Cívica y Ética contribuirá a que los estudiantes identifiquen las situaciones que
favorecen su bienestar, su salud y su integridad personal a través del conocimiento y la
valoración de sus características personales, las del grupo cultural al que pertenecen y las
de su medio. Favorecerá su actuación autónoma y responsable conforme a principios
éticos y democráticos, orientados a la protección y el respeto de los derechos humanos.
Como resultado, las y los alumnos estarán en condiciones de desplegar su potencial de
manera sana, satisfactoria y responsable, y podrán construir un proyecto de vida viable y
prometedor para sí mismos y la sociedad.
Se pretende que las y los alumnos reflexionen acerca de los rasgos y elementos que
constituyen a la democracia como forma de vida y como sistema político. Los estudiantes
identificarán diversas expresiones de la democracia como forma de vida, a partir del
análisis de valores y actitudes que se manifiestan en las relaciones que establecen en los
espacios de convivencia a los que tienen acceso. Consolidarán su conocimiento y aprecio
por la democracia como forma de gobierno, mediante el conocimiento y respeto de las
normas y leyes que regulan las relaciones sociales, y la comprensión de la estructura y
funcionamiento del Estado mexicano. Asimismo, tendrán conciencia de que México es un
país multicultural y de que en el territorio nacional existen diversas formas de organización
social. Para ello, se requiere que identifiquen el papel de la participación y la organización
social y política para el bienestar colectivo, el lugar que ocupan las normas y leyes en la
vida social los aspectos que los vinculan con grupos e instituciones, y las diversas
posibilidades que ofrecen para enriquecer su vida, la sociedad y el momento histórico a
los que pertenecen.
22
En lo que respecta a su formación ética, se espera que sean capaces de argumentar en
torno a aspectos vinculados con valores como la justicia, la igualdad, la libertad, la
solidaridad y el respeto a la dignidad de las personas, tomando en cuenta criterios
vinculados con los derechos humanos.
En este grado se busca que comprendan que las leyes son acuerdos para la convivencia
social cuyos principios están plasmados en la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos, para que identifiquen casos en que sus actos están regulados por una ley y
valoren la democracia como una forma de gobierno y de vida que garantiza los derechos
de todas las personas y abre vías pacíficas para resolver conflictos.
23
Educación Secundaria (2º y 3er Grados)7
El orden en que a continuación se describen las competencias parte de los aspectos más
personales y próximos a los estudiantes y avanza paulatinamente a las esferas más
amplias de la participación y la convivencia social.
7
El contenido de este apartado se elaboró con base en la información que presenta el Programa
de Formación Cívica y Ética, Secundaria, 2006. Para una referencia más amplia, se sugiere la
consulta al documento original.
24
equidad, es decir, la oportunidad que merece todo ser humano para disfrutar de
condiciones básicas de bienestar, lo cual demanda el desarrollo de la capacidad de
empatía y solidaridad para comprender las circunstancias de otros. Los alumnos
apreciarán críticamente las manifestaciones de la diversidad y rechazarán expresiones
que se contrapongan a los derechos fundamentales.
La dimensión personal de dicha formación para la vida pone en el centro del proceso
educativo al adolescente, con la finalidad de facilitar el desarrollo y la formación de todas
aquellas capacidades que contribuyen al conocimiento y a la valoración de sí mismo y le
permiten enfrentar, conforme a principios éticos, los problemas de la vida cotidiana; optar
por un sano desarrollo de su persona, y tomar conciencia de sus intereses y sentimientos.
Así, el estudiante podrá orientarse, de manera racional y autónoma, en la construcción de
su proyecto de vida y de autorrealización.
26
Los contenidos relativos a la formación ciudadana consideran las experiencias de los
alumnos en su entorno social, así como su vivencia de las normas que regulan las
relaciones interpersonales y el ejercicio de derechos y responsabilidades.
“La formación ética” tiene como referencia central los valores universales y los derechos
humanos, que enriquecen la convivencia de las personas y las colectividades. Se orienta
al desarrollo de la dimensión ética de los alumnos mediante experiencias que les lleven a
conformar, de manera autónoma y racional, principios y normas que guíen sus decisiones,
juicios y acciones.
o Conozcan la importancia de los valores y los derechos humanos que han sido
creados a lo largo de la historia como referencias para la comprensión del mundo
social y la conformación de una perspectiva ética; que expresen ésta en su acción
cotidiana y sus relaciones con los demás.
27
o Comprendan el significado de la dignidad humana y de la libertad en sus distintas
expresiones y ámbitos. Desarrollen su capacidad para identificar medidas que
fortalecen su calidad de vida y el bienestar colectivo, para anticipar y evaluar
situaciones que ponen en riesgo su salud e integridad personal.
o Construyan una imagen positiva de sí mismos: de sus características, historia,
intereses, potencialidades y capacidades; se reconozcan como personas dignas y
autónomas; aseguren el disfrute y cuidado de su persona; tomen decisiones
responsables y fortalezcan su integridad y su bienestar afectivo, y analicen las
condiciones y alternativas de la vida actual para identificar posibilidades futuras en
el corto, mediano y largo plazos.
o Valoren a México como un país multicultural; identifiquen los rasgos que
comparten con otras personas y grupos, y reconozcan a la pluralidad y al respeto a
la diversidad como principios fundamentales para una convivencia democrática en
sociedades multiculturales.
o Desarrollen actitudes de rechazo ante acciones que violen los derechos de las
personas; respeten los compromisos adquiridos consigo mismos y con los demás;
valoren su participación en asuntos de interés personal y colectivo para la vida
democrática, y resuelvan conflictos de manera no violenta, a través del diálogo y el
establecimiento de acuerdos.
o Identifiquen las características de la democracia en un Estado de derecho;
comprendan el sentido democrático de la división de poderes, el federalismo y el
sistema de partidos; conozcan y asuman los principios que dan sustento a la
democracia: justicia, igualdad, libertad, solidaridad, legalidad y equidad;
comprendan los mecanismos y procedimientos de participación democrática, y
reconozcan el apego a la legalidad como un componente imprescindible de la
democracia que garantiza el respeto de los derechos humanos.
o Desarrollen habilidades para la búsqueda y el análisis crítico de información;
construyan estrategias para fortalecer su perspectiva personal de manera
autónoma ante diversos tipos de información, y desplieguen capacidades para
abordar los medios de comunicación como una vía para formarse una perspectiva
de la realidad y para asumir compromisos con la convivencia social.
Los programas de Formación Cívica y Ética comprenden dos cursos, cada uno de los
cuales está integrado por cinco bloques temáticos. De acuerdo con los ejes descritos
anteriormente, en cada bloque temático se abordan asuntos relacionados con las
condiciones de los adolescentes, la reflexión ética y la ciudadanía.
La secuencia de los bloques entre sí se organiza a partir de los aspectos relacionados con
los adolescentes como personas y se encamina, de manera paulatina, a los asuntos de
orden social más amplios. Esta secuencia procura dejar las temáticas más complejas y
abstractas hacia el final de cada curso, así como responder de manera oportuna a los
momentos de decisión por los que transitan los alumnos durante el tercer grado, como es
el caso de la selección de alguna opción para proseguir estudios del nivel medio superior.
29
Las competencias en el desarrollo curricular8
Zhou Nanzhao
Durante años se han desarrollado debates a nivel nacional e internacional sobre diversos
aspectos especialmente referidos a:
En vista de los problemas conceptuales y los debates sobre las definiciones, D.S. Rychen
y A. Tiana (2004) proponen ‘un enfoque funcional de las competencias’, como el adoptado
para la iniciativa de la OCDE[9] Definición y Selección de Competencias: Bases teóricas y
conceptuales (conocida como DeSeCo[10] y llevada a cabo conjuntamente por la Oficina
Federal Suiza de Estadísticas y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo
Económico). Esta conceptualización es holística, en el sentido de que integra y relaciona
8
http://www.ibe.unesco.org/fileadmin/user_upload/COPs/Pages_documents/Competencies/Further_Reading/
CompetCurDev_esp.pdf [consultado el 4 de octubre de 2009].
9
La OCDE es un organismo internacional intergubernamental que fue fundado en 1961 por 20 de
los países más desarrollados e industrializados con economía de mercado del mundo.
Actualmente, cuenta con 30 países miembros, entre los cuales se encuentra el nuestro, cuyo
ingreso fue en 1994. Se ha constituido en uno de los más influyentes foros mundiales en el que se
analizan y establecen orientaciones y normas sobre temas económicos, educacionales,
medioambientales y otros de relevancia internacional. Los representantes de los países miembros
intercambian información y armonizan sus políticas, con el objetivo de maximizar el crecimiento
económico y apoyar tanto su desarrollo como el de los países no miembros.
10
DeSeCo es el nombre del proyecto de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo
Económicos (OCDE), encargado de definir y seleccionar las competencias consideradas
esenciales para la vida de las personas y el buen funcionamiento de la sociedad.
30
demandas externas, atributos individuales (incluida la ética y los valores) y el contexto
como elementos esenciales del desempeño competente.
En este contexto una competencia se define como “la habilidad para satisfacer exigencias
complejas de manera satisfactoria o para llevar a cabo una tarea o una actividad”. Esta
definición… se complementa con una comprensión de las competencias como
“estructuras mentales internas de habilidades, capacidades y disposiciones insertas en el
individuo”. Sin embargo, cada competencia definida desde esta perspectiva corresponde
a “una combinación de habilidades prácticas y cognoscitivas interrelacionadas,
conocimientos, motivaciones, valores y ética, actitudes, emociones y otros componentes
sociales y comportamentales que pueden movilizarse conjuntamente para una acción
eficaz en un contexto particular” (D.S. Rychen y A. Tiana, 2004, p. 21).
Desde este punto de vista, cada uno de los pilares del aprendizaje (Delors, 2006) implica
un marco de competencias a desarrollar en el currículo y la enseñanza. Por ejemplo,
“aprender a hacer” implica competencia para:
Por ejemplo, desde el punto de vista de la sociopsicología, los seres humanos se definen
como seres sociales adaptables y los individuos son considerados en un contexto
lingüístico, social y cultural. “Competencia” implica allí efectivamente interacción en la
relación con el mundo físico, social y cultural. La “eficacia” se relaciona no sólo con el
desempeño técnico, sino con la interpretación del contexto y el significado.
Consideradas desde esta perspectiva, las competencias pueden incluir atributos como la
adaptabilidad a los cambios, el sentido de la responsabilidad, la confianza en sí mismos y
la capacidad de contraer obligaciones, de comprometerse. Los filósofos pueden abordar
las “competencias clave” desde una perspectiva reflexiva y definirlas a un nivel abstracto
generalmente independiente de la cultura, el contexto y las características personales.
Desde una perspectiva sociológica, las competencias clave implican la afirmación de los
individuos y los grupos para preservar su autonomía y ejercer sus derechos sin abusar de
los derechos de los demás y evolucionar en y a través diversos niveles sociales.
Las teorías económicas y los enfoques empíricos podrán también utilizarse para
interpretar las competencias clave que los trabajadores necesitan para aumentar la
productividad y ser exitosos en el mercado laboral, con el éxito definido en la
“optimización del ingreso” y el “retorno a la educación” en términos financieros, y de esto
se deriva un acento puesto en el conocimiento y las destrezas que tendrá por resultado el
incremento de la competitividad nacional en el mercado internacional.
Las múltiples perspectivas de diversas disciplinas académicas han derivado hacia una
visión interdisciplinaria y una comprensión común de las competencias clave. La
expresión
“competencias clave” es utilizada para designar competencias que capacitan a los
individuos para participar efectivamente en múltiples contextos o niveles sociales y que
contribuyen a una vida de los individuos lograda en todos sus aspectos y a una sociedad
que funciona armónicamente (Rychen y Tiana, p. 22). En los países de la OCDE se las
califica de “necesarias para todo el mundo”.
32
Como se aplica a la educación, el currículo escolar constituye un medio fundamental para
desarrollar las competencias clave para la vida en la sociedad moderna y tiene siempre la
posibilidad de transferir competencias a la práctica educativa.
Los cuatro pilares del aprendizaje, [señalados en el informe Delors] ofrecen un extenso
marco de competencias clave apropiadas para un enfoque integral.
[Con lo anterior, podría decirse que] los cuatro pilares del aprendizaje representan y
reflejan las nuevas metas y los nuevos objetivos comunes a todos los sistemas educativos
en el siglo XXI, dado que:
Referencias bibliográficas
Delors J., (Comp) (1996). La educación encierra un tesoro, Mdrid, Ediciones: UNESCO.
Rychen, D.S y Tiana, A. (2004): Developing Key Competencies in Education: Some
Lessons from International and National Experience, Ginebra, UNESCO-IBE, Studies in
Comparative Education.
34
Sesión
2
Las
competencias
cívicas
y
éticas…
¿Una
apuesta
a
educar
para
la
vida?
Perrenoud, Philippe (1999) “Introducción” y “Primer enfoque” en Construir
competencias desde la escuela. Santiago de Chile, Dolmen Pedagógica, Océano,
pp. 7-11.
Zabala y L. Arnau, (2008) “Competencias generales, componentes/contenidos,
competencias específicas (Resumen), en 11 ideas clave. Cómo aprender y
enseñar competencias. Madrid: Grao, pp.97-101.
SEP, Programa de Educación Preescolar, México, 2004.
____ (2007) Formación Cívica y Ética. Reforma de la Educación Secundaria. Programas
de Estudio 2006. México.
____ (2009) Educación Básica. Primaria, Programas de estudio, Primer Grado, México.
____ (2009) Educación Básica. Primaria, Programas de estudio, Sexto Grado, México.
____ (2008) Programa Integral de Formación Cívica y Ética, México.
35
INTRODUCCIÓN∗
PRIMER ENFOQUE
Las competencias que ponen de manifiesto estas acciones no son, conocimientos en sí;
éstas utilizan, integran, movilizan conocimientos. Aunque el abogado conozca la teoría del
Derecho, su competencia va más allá de esta erudición, puesto que no le basta con
conocer todos los textos para llevar a buen término el caso en cuestión. Su competencia
∗
Perrenoud, Philippe (1999) Construir competencias desde la escuela. Santiago de Chile, Dolmen
Pedagógica, Océano, pp. 7-11.
36
consiste en relacionar su conocimiento del derecho, de la jurisprudencia, de los
procedimientos y la representación del problema por resolver, utilizando un razonamiento
y una intuición propiamente jurídicos. De la misma manera, un buen médico llega a
identificar y a movilizar los saberes científicos pertinentes, en el momento adecuado, en
una situación concreta que, evidentemente, no se presenta en general como un «caso
teórico» para el cual bastaría encontrar «la página adecuada de un gran libro» y aplicar la
solución recomendada. El que el médico practicante disponga de amplios saberes (en
física, biología, anatomía, fisiología, patología, farmacología, radiología, tecnología, etc.),
es sólo una condición necesaria de su competencia. Si ésta se redujera a una simple
aplicación de conocimientos memorizados en casos concretos, le bastaría, a partir de
algunos síntomas típicos, identificar una patología detallada, después de encontrar, en su
memoria, en un tratado o una base de datos las indicaciones terapéuticas. Las
competencias clínicas de un médico van mucho más allá de una memorización segura y
de recordar oportunamente las teorías pertinentes, al menos cada vez que la situación
sale de la rutina y exige relacionar, interpretar, interpolar, inferir, inventar, en suma,
realizar operaciones mentales complejas cuya organización sólo puede construirse en la
realidad, de acuerdo a saberes y esquemas del experto así como según su visión de la
situación.
Una competencia nunca es el puro y simple empleo «racional» de conocimientos, de
modelos de acción, de procedimientos. Formar a través de competencias no lleva a
dar la espalda a la asimilación de conocimientos. Sin embargo, la apropiación de
varios conocimientos no permite su movilización ipso facto en situaciones de acción.
La aparición de las dos últimas categorías podría sugerir que cualquier acción se puede
reducir a un conocimiento. Según mi opinión, más vale aceptar el hecho de que, tarde o
temprano, llega el momento en que el experto que posee todos los conocimientos ya
mencionados, debe juzgar su conveniencia de acuerdo a la situación, y movilizados de la
manera más adecuada. De acuerdo a esto, este juicio va más allá de la utilización de una
regla o de un conocimiento.
Como nos lo recuerda Pierre Bourdieu:
«Toda tentativa de fundar una práctica basándose en la obediencia a una regla
explícitamente formulada, ya sea en el dominio del arte, de la moral, de la política, de la
medicina o incluso de la ciencia (piénsese en las reglas del método), se enfrenta al
37
problema de las reglas que definen la manera y el momento oportuno (kairos, como
decían los sofistas) de aplicar las reglas o, como se dice, de poner en práctica un
repertorio de recetas o de técnicas, en fin, del arte de la ejecución a través del cual se
reintroduce inevitablemente la costumbre (Bourdieu, 1972, p. 199-200).
Este arte de la ejecución activa un conjunto de modelos lógicos de alto nivel de
abstracción. Sin embargo, si los expertos sólo fueran personas a la vez inteligentes y
eruditas, serían más lentos y por lo tanto menos eficaces y menos útiles. Ante una
situación inédita y compleja, desarrollan una estrategia eficaz, más rápido y con más
seguridad que una persona que disponga del mismo saber y posea la misma
«inteligencia », La competencia del experto, más allá de la inteligencia operatoria, se
basa en modelos heurísticos o analogías propias de su dominio, en formas de pensar
intuitivas, en procedimientos de identificación y resolución de cierto tipo de problemas,
que aceleran la movilización de los conocimientos pertinentes y su transposición y sirven
de base a la investigación y la elaboración de estrategias de acción adecuadas. Hay que
agregar que la pericia supone actitudes y posturas mentales, una curiosidad, una pasión,
una búsqueda de sentido, las ganas de formar lazos, una relación de tiempo, una forma
de unir la intuición con la razón, la prudencia y la audacia, que son, a la vez, producto de
la formación y de la experiencia.
38
COMPETENCIAS GENERALES, COMPONENTES/CONTENIDOS,
COMPETENCIAS ESPECÍFICAS∗
(RESUMEN)
∗
Resumen tomado de Zabala, Antoni y Arnau, Laia (2008), 11 ideas clave. Cómo
aprender y enseñar competencias. Madrid: Grao, pp. 97-101.
39
contexto real, en un país determinado y en una escuela concreta, el proceso de
derivación y concreción consistirá en la respuesta a las cuestiones siguientes:
COMPETENCIAS ESPECÍFICAS
Democrático.
Dimensión Relacionarse. Conocimientos Relacionarse. Comprensivo.
Interpersonal Comunicarse. Provenientes Comunicarse. Tolerante.
Cooperar. de la Cooperar. Solidario.
Participar sociología, la Participar.
psicología, la
sociolingüística,
etc.
Dimensión Ejercer la Conocimientos Actuar de forma Responsable.
Personal autonomía, la provenientes autónoma. Autónomo.
cooperación la de múltiples Emprender. Cooperativo.
creatividad y la disciplinas Resolver Creativo.
libertad. científicas problemas. Libre.
Dimensión Ejercer una tarea Conocimientos Habilidades Responsable.
profesional profesional. provenientes generales para la Flexible.
de múltiples profesionalización Riguroso.
disciplinas
científicas y
profesionales
Contenidos conceptuales
En el cuadro 12 se puede ver también como en la dimensión social, los
contenidos conceptuales provendrán de múltiples disciplinas científicas,
40
especialmente de las ciencias sociales, la historia, la geografía, la sociología y las
ciencias de la naturaleza. En la dimensión interpersonal, los conocimientos
procederán principalmente de la psicología, la psicología social y la
sociolingüística. En la dimensión personal los contenidos conceptuales serán de
disciplinas o áreas de conocimiento relacionadas con la salud, el desarrollo
psicomotor y la psicología. Y en la dimensión profesional, se corresponderán con
los conocimientos básicos para el desarrollo de los estudios profesionales y
universitarios.
Contenidos procedimentales
Si nos fijamos en los contenidos procedimentales, observaremos que en todas la
dimensiones hay términos como <<búsqueda>>, <<análisis>>, <<organización>>
e <<interpretación de la información>>, <<actuación autónoma>>,
<<aprendizaje>>, <<planificación>> y <<organización de actividades>>,
<<resolución de problemas>>, y <<gestión y solución de conflictos>>. En la
dimensión social, interpersonal y profesional: <<comunicación de ideas e
información>>, <<trabajo en equipo>>, <<participación en la vida pública>> e
<<interacción dentro de un grupo>> tanto homogéneo como heterogéneo.
Contenidos actitudinales
El desarrollo de las competencias en las cuatro dimensiones comporta el
aprendizaje de contenidos actitudinales como: identidad, solidaridad, respeto a los
demás tolerancia, empatía, asertividad, autoestima, autocontrol, responsabilidad,
adaptabilidad, flexibilidad…
41
Sesión
3
Hacia
una
noción
de
planeación
amplia
y
flexible
Darling-Hammond, Linda (2002) El derecho de aprender. Crear buenas escuelas
para todos, México, SEP/Ariel Educación, Biblioteca para la actualización del
maestro.
Imbernón, Francisco (2008) “La programación de las tareas en el aula: un proceso
contextual, dinámico y flexible”, en S. Antúnez, et al Del proyecto educativo a la
programación de aula. El qué, el cuándo y el cómo de los instrumentos de la
planificación didáctica, España, Graó.
Perrenoud, Philippe (2004) Diez nuevas competencias para enseñar, Biblioteca para la
actualización del maestro, SEP/Graó.
SEP (2004) Programa de Educación Preescolar, México, SEP.
____ (2007) Formación Cívica y Ética. Reforma de la Educación Secundaria.
Programas de Estudio 2006. México.
____ (2008) Programa Integral de Formación Cívica y Ética, México, SEP.
____ (2009) Programas de estudio. Primer Grado, Educación Básica. Primaria,
México, SEP.
____ (2009) Programas de estudio. Sexto Grado. Educación Básica.
Primaria, México, SEP.
42
1. LA FLEXIBILIDAD NECESARIA∗
Enseñar una materia y desarrollar capacidades, al mismo tiempo que tratan con sujetos
diferentes y sus respectivas personalidades, es algo que requiere una gran habilidad. Ser
capaz de hacer ambas cosas a la vez es, a fin de cuentas, un arte [...] A diferencia de un
abogado que esté tratando con un cliente o de un médico que lo haga con un paciente, los
profesores realizamos nuestro trabajo con grupos de 30 o 35. Hay que hacer frente, por lo
tanto, a problemas múltiples; si no eres capaz de realizar cinco cosas a la vez, mejor sería
que abandonaras la clase, porque en ella tienes que tratar con un montón de variables al
mismo tiempo.
∗
Darling-Hammond, Linda (2002) El derecho de aprender. Crear buenas escuelas para todos,
México, SEP/Ariel Educación, Biblioteca para la actualización del maestro, pp. 117-120 y 122-126.
43
detallados basados en objetivos de ese tipo probablemente serán menos
sensibles a las ideas y acciones de los estudiantes (Zahorik. 1970). o no ajustarán
sus estrategias de enseñanza a las pistas que les vayan suministrando sus
estudiantes (Peterson y Clark, 1978). Esto disminuye la cantidad de razonamiento
de alto nivel y el aprendizaje ocasional que va apareciendo en el devenir de una
clase (Duchastel y Merril, 1977; Yelon y Schmidt, 1973; Melton, 1978). En pocas
palabras, los profesores que siguen con mayor fidelidad esquemas curriculares
racionales son los que menos posibilidad tienen de lograr la comprensión.
Pienso en los niños para los que hago la planificación. Pienso sobre qué es lo que en
realidad quiero que aprendan de la materia. Procuro poner en relación todo lo que quiero
enseñar, y también pienso en el grupo clase en su conjunto (…..) De ese modo planteo mi
planificación de forma tal que se acomode a los alumnos para quienes estoy planificando.
Mi principal preocupación es cuáles son las características del grupo que tengo ese año.
Creo que nunca he impartido una clase dos veces de la misma manera a lo largo de once
años, porque el grupo clase nunca es el mismo.
Aunque, en los distritos más fuertemente regulados, los profesores tenían que
seguir, para empezar, el currículum establecido, la mayoría de ellos se centraba
inmediatamente en cómo podían alterarlo para satisfacer las necesidades de sus
estudiantes. Una profesora creativa le dio vueltas a la cabeza sobre este asunto, y
diseñó su propia guía curricular con la finalidad de propiciar diversas alternativas a
sus estudiantes:
Hemos elaborado tantos materiales de apoyo como para detener a un caballo. Por
ejemplo, en una de las sub áreas el material llena ocho libretas, cada una de cuatro
pulgadas de grosor [...] Les digo a los estudiantes: ..Éstas son las cosas que nos indican
aquí. A ver, ¿cuáles de ellas os interesan a vosotros?» y entonces elegimos. Cada uno
elige aquello que le gusta en especial, entonces trabajan sobre ello y se lo cuentan al resto
de la clase.
En primer lugar y sobre todo, tengo en cuenta lo que les pueda interesar a mis alumnos,
resultarles familiar, de modo que puedan compararlo con las nuevas ideas; parto de lo
44
familiar y voy llevándoles hacia lo nuevo. Pienso igualmente en sus habilidades y los
materiales disponibles, y me pregunto en qué grado serán capaces de utilizarlos
adecuadamente. Trato de introducir algo de variedad en una clase, quizá cambiando las
actividades dos o tres veces durante el curso de la lección para ayudarles a conectar con
sus intereses.
En primer lugar pienso dónde están mis chicos. lo que ya saben. y las capacidades que
tienen. ¿Cómo podría presentarles el contenido de modo que les resulte interesante?
¿Cómo aprende mejor este grupo en particular? ¿Es mejor la explicación del profesor. o
aprenden más de un montón de preguntas y de la interacción con otros estudiantes?
¿Aprenden más de actividades de clase en las que tienen que participar? ¿Les vendría
bien hablar menos y hacer más? Cada grupo es distinto y los estudiantes pueden variar
mucho de una actividad a otra. Pueden trabajar bien de un modo en una actividad de
ciencias, pero necesitar un tipo distinto de explicación en otra de ortografía. Así que
realmente tienes que conocer a tus niños y saber cómo aprenden.
Cuando el currículum está muy cerrado, los profesores, como digo, no se sienten
cómodos en su mayoría, aunque reaccionan a ese malestar de maneras
diferentes. Algunos reducen los requisitos planteados por la administración a una
suerte de juego consistente en rellenar impresos. Como señalaba una profesora:
«Muchas de las metas del distrito escolar pueden ser atendidas poniendo algunas
palabras sobre el papel, mientras que, luego, haces lo que piensas que has de
hacer.» Otra decía: «Escribir [los objetivos] es un trabajo que lleva tiempo, pero
eso es lo que quieren, y si eso les hace felices, pues vamos a dárselo. »
Fui a una escuela para realizar una entrevista, y allí existía un patrón de enseñanza tan
rígido que cada profesor a cargo de una materia tenía que ir cubriendo cada día una
página del libro. Si alguien me planteara a mí este tipo de rigideces, me negaría.
Cualquiera que haya tenido experiencia en la enseñanza sabe que puedes enseñar cierto
contenido un día en particular y quizás tener que continuar con lo mismo el día siguiente,
así como que algunos temas que había previsto para cinco días, a lo mejor los acabas en
tres. No siempre tienes certezas sobre una clase en particular, y, si tuviera que ceñirme a
unos límites tan rígidos, no me quedaría en la enseñanza y me iría a hacer otra cosa.
Cuando estás enseñando a los niños y éstos tienen ciertas necesidades que no puedes
satisfacer, como los materiales específicos que el Condado ha aprobado, como el manual
de lectura o lo que sea, te podías salir y usar otros materiales. Pero en la escuela a la que
me he trasladado, el director me dijo que no podía usar más que esa serie de libros para
lectura. Entonces sentí que no podía satisfacer las necesidades de los niños [...] [Este
distrito escolar] solía hacer burla de eso de satisfacer las necesidades de los niños, algo
en lo que yo creo firmemente, pero parece que solamente les preocupa la «vuelta a lo
básico» y en ocasiones no favorecen la buena enseñanza.
Bueno, justo ahora estamos en un programa llamado CBC. y su empeño está en que todos
los profesores se hagan eco de esas pautas. Resulta difícil porque interfiere en tu
enseñanza. Tengo que admitir que no siempre lo cumplo. Cuando veo que no casa con las
necesidades de una clase particular, lo que hago es cerrar los ojos.
De ningún modo enseñaré siguiendo ciegamente los planes de ordenación docente del
distrito. Desde mi punto de vista me están pidiendo que enseñe algunas cosas que son
ridículas, que no son necesarias en este nivel de la enseñanza como, por ejemplo, los
impresos para sacar el carné de conducir, o cómo rellenar un currículum para pedir un
trabajo en el grado séptimo. [Resulta estúpido] tener que interrumpir tu programa para
enseñar esas cosas.
Hace algún tiempo se entendía que los supervisores de área habían de entrar en la clase y
ver si los objetivos formaban parte del trabajo cotidiano. Yo no soy partidario de escribirlos
y colgarlos de las paredes [los objetivos operativos]. Nadie me ha amonestado todavía por
ello, y si lo hacen les diré que los escriban y los cuelguen en las paredes ellos mismos.
Tengo cosas más importantes que hacer.
46
Les dije que no iba a seguir sus metas ni métodos tal como ellos los habían diseñado,
porque yo tenía mis propias metas según los alumnos que tenía delante, y les expliqué qué
era lo que hacía.
Como puede apreciarse, una parte importante de los profesores a los que se les
requiere enseñar bajo sistemas fuertemente regulados terminan viéndose a sí
mismos como saboteadores creativos, que procuran abrir nuevas vías para
introducir proyectos más interesantes, trabajos más creativos, y conexiones más
explícitas con las experiencias de sus alumnos, aun cuando hayan de progresar
en cierto modo por las rutas predeterminadas y limitadas que marca una
determinada guía curricular. Nuestros profesores nos describieron algunas de sus
vías de escape con el secreto placer que acompaña a la emoción que provocan
las libertades que alguien se permite a escondidas:
Tenemos un libro que te dice que este año tienes que enseñar esto, aquello, eso otro y lo
de más allá. Así que te dan todo bastante trillado, pero yo dejo que los estudiantes se
salgan de esa regla si quieren. Les permito que recorten artículos de prensa sobre los que
hablamos de vez en cuando. Que se salgan de lo programado y que hagan las preguntas
que quieran.
El sistema escolar prescribe muchas cosas. No hay mucha libertad para variar estas guías,
pero con frecuencia las he cambiado y asumiría la responsabilidad de haberlo hecho si
alguien me preguntara al respecto.
Otra profesora nos explicaba que sus esfuerzos para provocar la comprensión de
los estudiantes se volvieron cada vez más difíciles a causa de las prescripciones
curriculares: «El programa demanda un número x de minutos para esto o aquello,
así que no siempre puedes enseñar de manera globalizada. Yo prefiero organizar
el currículum en tomo a algunos ejes que te permitan integrar como es debido el
conocimiento. Creo que esto tiene más significado para los niños. Sólo fui capaz
de hacerlo un año. Tuve que pedir un permiso especial, pero fue el mejor curso
que jamás haya tenido».
De lo que esta profesora nos habla no es de otra cosa que de alguna de las
consecuencias no deseadas del afán de prescribir el currículum hasta el mínimo
detalle: fragmentación y parcelación del mismo en torno a los aprendizajes más
fácilmente atomizables, rechazo de las necesidades e intereses de los alumnos y
falta de tiempo para disponer modelos de instrucción más interesantes desde un
punto de vista intelectual. Si los profesores han de solicitar un permiso especial
para enseñar de una forma distinta a la establecida por los reformadores, el
cambio del currículum exigirá, con toda seguridad, mucho más que simplemente
dar ánimos o invitar a que se acometan innovaciones desde la base.
48
CONOCER, A TRAVÉS DE UNA DISCIPLINA DETERMINADA, LOS
CONTENIDOS QUE HAY QUE ENSEÑAR Y SU TRADUCCIÓN EN OBJETIVOS
DE APRENDIZAJE11
Conocer los contenidos que se enseñan es lo mínimo cuando se pretende instruir
a alguien. Pero ésta no es la verdadera competencia pedagógica, sino que
consiste en relacionar los contenidos por un lado con los objetivos, y por el otro,
las situaciones de aprendizaje. Esto no parece necesario cuando el profesor se
limita a recorrer, capítulo tras capítulo, página tras página, el «texto del
conocimiento». Sin duda, ya existe transposición didáctica (Chevallard, 1991), en
la medida en que el conocimiento se organiza en lecciones sucesivas, según un
plan ya un ritmo que tiene en cuenta, en principio, el nivel medio y las
adquisiciones anteriores de los alumnos, con momentos de revisión y otros de
evaluación. En esta pedagogía los objetivos se definen de forma implícita por los
contenidos: en resumen, se trata, para el alumno, de asimilar el contenido y de
hacer la prueba de esta asimilación en una prueba oral, un control escrito o un
examen.
La importancia de los objetivos ocupó un primer plano durante los años sesenta,
con la «pedagogía de control», traducción aproximada de la expresión inglesa
mastery learning.bloom (1979), su fundador, aboga por una enseñanza orientada
por criterios de control, regulada por una evaluación formativa que conduzca a
«remediaciones». En esa misma época (Bloom, 1975) propone la primera
«taxonomía de objetivos pedagógicos», es decir, una clasificación completa de
los aprendizajes enfocados a la escuela.
11
Perrenoud, Philippe (2004) Diez nuevas competencias para enseñar, Biblioteca para la
actualización del maestro, México, SEP/Graó.
49
por separado. Los conocimientos y habilidades de alto nivel se construyen en
situaciones múltiples, complejas, de las cuales cada una persigue varios objetivos,
a veces en varias disciplinas. Para organizar y favorecer semejantes situaciones
de aprendizaje, es indispensable que el profesor controle los conocimientos, que
tenga más de una lección de ventaja respecto a los alumnos y sea capaz de
encontrar lo esencial bajo múltiples apariencias, en contextos variados.
«Lo que se concibe correctamente se expresa con claridad y las palabras para
decirlo salen con facilidad», decía Boileau. Hoy en día, nos encontramos más allá
de este precepto. Para hacer aprender, no basta con estructurar el texto del
conocimiento, luego «leerlo» de modo inteligible y con energía, sino que esto
exige al menos talentos didácticos. La competencia necesaria hoy en día es
controlar los contenidos con suficiente soltura y distancia para construirlos en las
situaciones abiertas y las tareas complejas, aprovechando las ocasiones,
partiendo de los intereses de los alumnos, explotando los acontecimientos, en
resumen, favoreciendo la apropiación activa y la transferencia de conocimientos,
sin pasar necesariamente por su exposición metódica, en el orden prescrito por un
índice de contenidos.
50
ADOPTAR UNA PLANIFICACIÓN FLEXIBLE, IMPROVISAR12
No se puede enseñar por competencias, sabiendo, desde el inicio de clases, lo
que se tratará en diciembre, puesto que todo dependerá del nivel y del interés de
los alumnos, de los proyectos que habrán tomado cuerpo, de la dinámica del
grupo-clase. Esto dependerá, sobre todo, de los sucesos previos, puesto que cada
problema resuelto puede engendrar otros. A veces es bueno poner fin a ciertos
seguimientos y emprender un nuevo proyecto. También se puede proyectar
construir el año escolar poco a poco, un tema conteniendo a otro, un proyecto que
se termina y sugiere una nueva aventura.
La palabra puede parecer demasiado fuerte, tratándose de una institución tan
burocratizada y obligatoria como la escuela. No obstante, se trata de aventuras
intelectuales, de empresas que nadie conoce por anticipado, que nadie, ni siquiera
el profesor, ha vivido exactamente en las mismas condiciones. Tal pedagogía no
funciona sin una planificación didáctica flexible. Cuando uno trabaja con proyectos
y problemas, uno sabe cuando comienza una actividad, rara vez cuando y como
terminara, porque la situación lleva en sí misma su propia dinámica. Por ejemplo,
el montaje de un espectáculo concebido sobre la base de una encuesta en el
barrio va a exigir, no cuatro semanas, como se había previsto al principio, sino dos
meses, durante los cuales será necesario renunciar a hacer otras cosas. Los
proyectos tienen sus propias exigencias de triunfo. Estos sólo tienen sentido si se
les da la prioridad, al menos en ciertas fases cruciales. Estos se apoyan en otras
partes del currículum exigen del profesor una gran flexibilidad.
El enfoque por competencias lleva a hacer menos cosas, a dedicarse a una
pequeña cantidad de situaciones sólidas y fecundas, que producen aprendizajes y
giran en torno a saberes importantes. Esto obliga a despedirse de una buena parte
de los contenidos que aun hoy se estiman indispensables. ¿Los nuevos
programas del colegio permiten esta disminución? Se puede dudar de esto. El
ideal sería dedicar mucho tiempo a un pequeño número de situaciones complejas,
más que tratar una gran cantidad de temas a través de los cuales se debe avanzar
rápidamente para dar vuelta a la ultima pagina del manual, el ultimo día del año
escolar…
12
Perrenoud, Philippe (1999) Construir competencias desde la escuela. Santiago de Chile, Dolmen
Pedagógica, Océano.
51
4. Una gran libertad, con respecto a los contenidos, la capacidad de leerlos
con espíritu crítico, sin dejarse engañar por todos los compromisos de los
que resultan, volviendo, en la medida en que sea posible, a las fuentes de
la transposición, osando extraer lo esencial, para no perderse en el
laberinto de los saberes.
52
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F-XC A N GE F-XC A N GE
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c u-tr a c k c u-tr a c k
S. Antúnez
L.M. Del Carmen
F. Imbernón
Del Proyecto Educativo a la
Programación del aula.
Editorial Grao. P.P-107-132
1
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F-XC A N GE F-XC A N GE
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c u-tr a c k c u-tr a c k
El debate no está en el hecho evidente de que antes de llevar a cabo una acción hay
que hacer alguna cosa que dé coherencia a cada uno de los actos, sino que la cuestión
se centra en el qué ha de poseer, o mejor dicho, qué marco de referencia y qué
elementos ha de tener esa programación en un modelo de proceso que pretende de la
mejora del profesorado, del alumnado, de los centros y de la educación.
2
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F-XC A N GE F-XC A N GE
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Hace uno cuantos años, el profesorado preparaba sus clases a partir de las acciones
que debían realizar sus alumnos sin contar con su diversidad. La lógica era la
uniformidad y la generalidad. Sus juicios sobre los alumnos u alumnas, su experiencia
previa, sus conocimientos, sus lecturas, sus creencias y los libros eran su <<teoría
educativa y curricular>>. Con esa teoría, algún que otro libro de texto como manual
(predominantemente ecnciclopédico) y la normativa oficial al uso, el profesorado se
iniciaba en la práctica educativa. Y así, mediante un predominio de la palabra, unos
apuntes o notas rudimentarias y una gran intuición e improvisación, desarrollaba la
docencia.
Con ello, el campo educativo entraba en una nueva época, que ha marcado la actual.
Se imponía una corriente técnica que hablaba de <<construir>> el currículum
orientado hacia el producto final (¿qué quieres conseguir del alumnado, que además
pueda comprobarse?). La práctica educativa era encorsetada y <<explicable>>. La
programación era un ejemplo para poder medir los resultados de esa práctica, que era
sometida a la descontextualización, y, por tanto, fácil de efectuar mecánicamente, ya
que todo era cuestión de dominar ciertas técnicas (normalmente lingüísticas) para
conseguir determinados fines. Si las actividades (eso sí, terminales) conseguían de los
alumnos alcanzar los objetivos prefijados, se había realizado una excelente
programación y una buena educación; si había habido desviaciones, la programación
era incorrecta. Entonces, había que aplicar una feed-back, anglicismo ampliamente
usado en el vocabulario técnico-pedagógico (sencillamente: realimentación), para
establecer los mecanismos de corrección curricular.
3
H H
F-XC A N GE F-XC A N GE
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c u-tr a c k c u-tr a c k
educación>>, a partir de las reformas de los años 1970, y potencialidad por los
gobiernos tecnócratas al uso.
Nadie que en ese momento estuviera en los centros educativos ha olvidado lo que
comportó el desarrollo del modelo por objetivos. Una plasmación formal en plantillas
de programación estándar, redacción de objetivos operativos (entendidos como
conductales debido a la teoría del aprendizaje predominante), análisis de taxonomías
de objetivos, etc. La práctica educativa se reducía a planificar (o redactar) unos
<<técnicamente correctos y bien definidos>> objetivos; a partir de aquí, la
programación didáctica se centraba en las actividades (¿Qué haré para alcanzar X, en
qué tiempo, con qué recursos, cuál será la actividad terminal que me permitirá
comprobar el resultado?).
Existía, en esa reflexión previa sobre la práctica, una verdadera distancia entre teoría y
práctica. Se proponían modelos cerrados. El profesorado dibujaba cuadros de doble
entrada, los dividía luego en columnas (objetivos, contenidos, actividades, recursos,
tiempo...), se esforzaba en seguir el modelo de redacción de objetivos que
presentaban muchos libros que se ocupaban de cómo redactarlos y qué verbos utilizar.
Al final, la mayoría del profesorado colocaba la programación (quincenal, mensual,
diaria, trimestral, corta, larga) en la pared de su aula o la guardaban celosamente (a
veces, curso tras curso). Era una imagen engañosa de modernidad, de técnica, de
cientificidad, de eficiencia, de estar al día. Pero, al no tener una programación útil de
proceso como recurso para la acción educativa cotidiana, seguían el libro de texto, con
la secuencia de:
- Lectura del libro.
- Explicación sobre lo leído.
- Ejercicios del libro.
- Prueba.
Posteriormente, a partir de bien entrada la década de 1980-, nos van llegando voces
de cambio y de ruptura con el modelo anterior (las aperturas políticas y los
correspondientes estudios y teorías facilitarán ese cambio, ya que introducen el
cognitivismo, provocando una crisis del conductismo, y ponen de relieve la importancia
del estudio de los procesos psicológicos superiores, el pensamiento y las actitudes en
el campo teórico de la psicopedagogía). Las nuevas propuestas parecen dar la razón a
la práctica, pero muchos profesores y profesoras se quedan en la encrucijada, sin
saber qué camino tomar.
Van apareciendo un interés más práctico y más reflexivo; una visión diferente de
entender la teoría y la práctica educativa y, por tanto, de la programación. Se empieza
a hablar de proceso, de ambiente, de contexto, de diversidad, de cuestionar el libro de
texto como herramienta única..., y no tanto de resultados. Se extiende la opinión de
que los objetivos, por muy bien redactados que estén, no pueden expresar todo lo que
interviene en el proceso educativo, y que el profesorado ha de plantearse hipótesis
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Y se hace evidente lo que profesores y profesoras sabían desde hacía muchos años:
que la práctica educativa no es únicamente una programación oficial-escrita-esquema,
sino un proyecto en el que intervienen todos los participantes en un proceso de
reflexión, acción, reflexión y regulación, y que los alumnos no son unas máquinas cuyo
proceso de fabricación sea igual para todos.
El organizador previo
• Conocimiento pedagógico
Este es el marco que nos permite analizar y responder al porqué de una determinada
selección de conocimientos, y cuáles son los que se pretenden trabajar con los
alumnos, y cómo, porque reúnen la condición de conocimiento relevante y útil en el
contexto en el que se desenvuelven.
• Conocimiento social
Permite analizar el marco en el que se encuentra la enseñanza y provoca al
reconstrucción del conocimiento vulgar en conocimiento académico con una finalidad
de análisis crítico y de transformación y mejora social.
• Conocimiento psicológico
Permite saber el tipo de alumnos, su diversidad y cuáles son sus características.
• Conocimiento epistemológico
Permite conocer y analizar el contenido y su secuencia lógica de aprendizaje.
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Este trabajo previo a la programación en el aula, que forma parte del bagaje
profesional, es el reconocimiento de la existencia de una teoría curricular o marco
teórico e ideológico, implícita o explícita, que guía cómo se aplica el currículum en las
aulas y centros.
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preocupa no sólo del lugar hacia donde ir, sino también de por qué y cómo ir, o sea, a
través de qué medios y eligiendo los caminos más adecuados.
Esta elección de los medios más adecuados para llegar a donde pretendemos hace
que la programación sea siempre algo dinámico, no acabado ni rígido. En su interior,
no tienen sentido las segmentaciones definitivas ni las temporizaciones a largo plazo
(hemos de huir del viejo concepto de programación de cursos a priori, como
programación de actividades a largo plazo). Su función será determinar y regular
constantemente las prácticas educativas adecuadas al contexto y a los alumnos, para
la consecución de las finalidades socioeducativas que pretendemos.
- los contenidos;
- los objetivos didácticos;
- las tareas (llamadas a veces estrategias metodológicas o actividades);
- los recursos puestos a disposición de las actividades y de los alumnos;
- los criterios y momentos de la evaluación; y
- el establecimiento de la dinámica del grupo-clase.
Tareas
- Analizar el marco social y educativo
- Analizar la selección curricular del contenido
- Analizar el ámbito pedagógico
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Tareas
- Proponer la metodología para el área de conocimiento
- Analizar los recursos disponibles
- Tener en cuenta los espacios
- Establecer los criterios de evaluación del área de
conocimiento
Tareas
- Estudio previo de los alumnos
- Criterios y momentos de la evaluación del ciclo
- Análisis de la metodología didáctica del ciclo o etapa
4. Profesorado en el aula
Tareas
- Conocimiento alumnado
- Programación de tareas didácticas
- Análisis y preparación del ambiente de aprendizaje
- Dinámica del grupo
- Instrumentos de evaluación
• Qué conocimientos que hay que tratar y su selección cultural. Permite analizar los
contenidos de aprendizaje, como experiencias socioculturalmente organizadas, y los
objetivos o procesos de crecimiento personal que se deseen suscitar, favorecer o
facilitar mediante la enseñanza. Es el contexto de la enseñanza.
• De qué forma trabajar el contenido en la acción. Esto es, cómo hay que estructurar
las experiencias de aprendizaje y los intereses de los alumnos. En la práctica, lleva
al establecimiento de tareas, recursos y procesos de temporización íntimamente
relacionadas.
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¿Qué pretendemos?
Actuamos impulsados por algún motivo y en ese proceso generamos nuevos objetivos.
Un momento del proceso de la programación consiste en el establecimiento y la
interpretación de los objetivos didácticos que hay que alcanzar a lo largo del proceso
de enseñanza-aprendizaje, pero la propia acción genera también nuevos objetivos.
Organizar la enseñanza implica siempre tener en cuenta esos objetivos de proceso; es
preguntarse qué estamos haciendo. Los objetivos constituyen una guía para la
planificación del aprendizaje, pero no son su eje. La reflexión sobre los objetivos nos
permite preguntarnos lo que hay que enseñar.
Los objetivos, en cierta medida, son siempre expresión de una cierta utopía. Así pues
no identificamos los objetivos con el objetivo-resultado del aprendizaje, sino que lo
conceptualizamos como una guía orientadora (objetivos de capacidades, objetivos
tendencia, objetivos expresivos), como principios de procedimientos del proceso
didáctico que conduce a la consecución de un resultado peculiar por parte de cada
alumno, de acuerdo con las bases implícitas de cada sujeto, su estructura mental y su
proceso de aprendizaje. En la programación del aula, los objetivos asumen un nivel
referencial que orienta el desarrollo de las diversas capacidades de los alumnos en la
tareas o actividades en el aula.
Nuestro planteamiento comparte, en general, las objeciones que se han hecho del
modo de objetivos operativos (comportamientos observables) de fundamento
conductista, principalmente porque una programación orientada por este tipo de
objetivos coarta la libertad (mecanización del proceso) y la variedad en los
procedimientos metodológicos, limita la creatividad y no tiene en cuenta los procesos
de aprendizaje en un largo período de tiempo.
Por tanto, los objetivos cumplen dos funciones esenciales; una, la de servir de guía a
los contenidos, y otra, la de introducirse didácticamente en cada una de las tareas de
aprendizaje. También es cierto que nos pueden suministrar información en cuanto a lo
propuesto y lo logrado, así como las causas de la discrepancia si la hubiere. Esta
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información tiene como función la revisión de los detalles del proceso, a fin de
introducir los cambios necesarios y al alcance de los profesores para su mejora. Pero
en esta revisión deben considerarse no sólo al alumno y a la alumna, sino también al
profesorado, al contenido y a las tareas.
Hay que tener en cuenta que el centro de la programación didáctica son las tareas;
sobre ellas pivotarán los objetivos didácticos (en referencia a unos objetivos más
amplios de todo el proceso), y por tanto no podemos anteponer el formalismo de la
redacción a la utilidad.
Un contenido será útil si sirve para reconstruir el conocimiento vulgar del alumno y
desarrollar las capacidades que pretendemos en un marco determinado; será
significativo si incluye los contenidos concernientes a la realidad, y será adecuados y
global si se adapta a la competencia cognoscitiva de los alumnos y se relaciona con
otros intereses.
Será, por tanto, muy importante analizar los contenidos para seleccionar y organizar
los que consideramos más adecuados a las circunstancias específicas de los alumnos
(conocimientos previos, características psicológicas...) y al ambiente específico de
aprendizaje.
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Actualmente, diversos sistemas educativos han optado, en sus reformas, por acogerse
a la teoría de Merrill (1983) respecto a la estructuración curricular de los contenidos.
Dicha teoría puede ser un instrumento de referencia y análisis siempre que no
constriña la labor docente en la transformación y reconstrucción de la cultura. Esto ha
llevado a distinguir en los currícula prescriptivos tres tipos de contenidos:
• Contenidos conceptuales
Son abstractos, son realidades de características comunes y están relacionados entre
sí.
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• Contenidos procedimentales
Un procedimiento es un conjunto de acciones ordenadas.
Estos contenidos incluyen las habilidades, destrezas, estrategias...
• Contenidos actitudinales
Son los que pretenden desarrollar en los alumnos y alumnas determinados
comportamientos ético-sociales.
En estos contenidos se incluye las actitudes, los valores y las normas. Las actitudes
con un comportamiento persistente ante una determinada situación, persona u
objetos. Los valores son la regulación del comportamiento ante un principio normativo
social que se fundamenta en sí mismo o en una creencia. Y las normas son modelos de
comportamientos sociales estipulados por la mayoría para determinadas situaciones.
No existe una fórmula mágica ni un catecismo pedagógico único y por ello no puede
haber un método ideal, ya que en cada situación se da la posibilidad de estructurar de
un modo u otro las tareas educativas.
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El resultado El proceso
Motivación
Problema
Situación inicial de aprendizaje
Información verbal y escrita Fuentes de información
Ejercicios individuales Ejercicios individuales y colectivos
Evaluación formativa
Conclusiones Conclusiones
Generalización Generalización
Memorización Memorización comprensiva
Expresión
Examen Evaluación sumativa
Nuevos conocimientos
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Cuando hablamos de tareas, nos referimos a una secuencia ordenada de todas las
actividades y recursos que utiliza el profesorado en la práctica educativa con un fin
determinado de aprendizaje (individualización, socialización, cooperación,
descubrimiento, directividad, actividad, recepción...).
Expongamos una serie de evidencias que aparecen al analizar la práctica educativa del
aula:
• Los objetivos siempre existen; por una parte, en la teoría del profesorado y, por
otra, plasmados en un proyecto que debería estar situado en una realidad social y
educativa determinada, planteados como hipótesis para la acción, y si no en los
materiales curriculares que se utilizan.
Desde estas evidencias, la programación de las tareas del aula asumirá, ciertamente,
una importancia fundamental para la práctica educativa. Decíamos anteriormente que
programar es anticipar un proyecto de acción en un determinado marco social y
cultural que siempre plantea problemas (de un mundo real), que parte de las
experiencias de los alumnos y del profesor/profesores y que procura el beneficio de
ambos. Por tanto, programar es un proyecto flexible, abierto, en constante reflexión.
Ya no existe separación entre programar, ejecutar y evaluar, puesto que la
interrelación es absoluta. Es un nuevo concepto de enfocar la práctica educativa de la
programación.
Esto supone romper el viejo esquema tecnológico, ya que, si nos basamos en las
evidencias que comentaba anteriormente, podemos vislumbrar, desde la práctica, que
la programación ha de pivotar alrededor de las tareas o actividades entendidas como
proceso cognoscitivo que estructura las experiencias de aprendizaje en un determinado
ambiente. ¿Qué es lo que realiza un profesor o una profesora en el aula? Multitud de
actividades. Si los objetivos de a dónde quiero llegar y los contenidos de qué enseñaré
existen (y es evidente que existen), la verdadera renovación de la programación está
en la innovación de las tareas, ya que permite introducir la diversidad y la función
educativa en un contexto determinado.
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Para que esto sea posible es necesario que se den tres condiciones:
Si reflexionamos sobre las tareas, poniendo en ese análisis nuestro bagaje teórico y
nuestra práctica, es seguro que participaremos en la innovación de nuestras clases y
centros.
El componente didáctico de la tarea comprende los objetivos que hay que conseguir y
el contenido que hay que desarrollar, los recursos necesarios y la evaluación. En la
organización de las tareas tendremos en cuenta el horario, la agrupación de alumnos,
el ambiente y el espacio.
Como una buena muestra de ello y como elemento de reflexión, expongo el siguiente
esquema personal, pero extraído a partir de la aportación de Doyle (1986):
ORGANIZACIÓN
OBJETIVOS
PRINCIPIOS DE CONTENIDOS
PROCEDIMIENTOS
CONTENIDO
GENERALES
RELACIÓN EDUCATIVA
AGRUPAMIENTO TAREAS
ACTIVIDADES (PROF./ALUM.)
ALUMNOS
ESTRATEGIAS
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DIDÁCTICOS
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Pero, unas características que siempre deben poseer las tareas en el aula son la
ordenación y la flexibilidad, la necesidad de adaptación a cada circunstancia específica.
Una tarea didáctica no ha de ser inmutable, fija, sino que cada profesor y cada
profesora ha de utilizar la de distinta manera, según la realidad que los envuelve y la
percepción que tengan de enseñanza.
Las tareas didácticas son la forma activa y ordenada de llevar a cabo las experiencias
de aprendizaje. Por tanto, éstas se basan en el principio de actividad.
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Cada conjunto de tareas requiere diferentes formas de experiencia educativa, que son:
• Tareas de introducción-motivación
Han de despertar el interés en los alumnos en cuanto al aspecto de la realidad que hay
que conocer.
• Tareas de consolidación
En éstas se contratan las nuevas ideas con las previas de los alumnos y se aplican los
nuevos aprendizajes.
• Tareas de refuerzo
Tareas que programamos para alumnos con necesidad de una mayor diversificación.
• Tareas de recuperación
Son las que programamos para los alumnos que no han alcanzado los conocimientos
trabajados.
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Cuando programamos las tareas, hemos de tener cuidado también de qué material
curricular será el más adecuado para la experiencia de aprendizaje, que además sea
apto para el alumnado (por su estructura cognitiva) y tenga un valor educativo.
La primera nos permite saber dónde nos situamos todos: qué espacios son de talleres,
de murales, de material, de noticias, de medida del tiempo, de bibliotecas. La
organización del aula nos permite estudiar las diversas posibilidades de trabajo
individual y en grupo, así como las diversas posibilidades de configuración del espacio
en el aula. También es importante para la propia movilidad y convivencia entre los
alumnos y el profesorado.
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Por otra parte, la organización de la tarea educativa implica una cuidadosa evaluación
de todo el proceso curricular. Esta evaluación podría definirse, a todos los niveles,
como el proceso de valorar lo que se aprende durante un determinado tiempo,
después de conocer la realidad en la que se actúa (socioeducativa), las posibilidades
de los alumnos, los materiales utilizados y los conocimientos previos.
Desde una perspectiva positiva, evaluar es medir el logro de los objetivos previamente
definidos. Es la medida del éxito en la enseñanza, en términos de conducta observable
(qué es lo que ha cambiado) en los alumnos y alumnas. Desde la actual perspectiva,
evaluar entender y valorar los procesos y resultados de las tareas educativas en su
contexto. La primera utilizará como procedimientos metodológicos la cuantificación de
las observaciones y el tratamiento estadístico de los datos, mientras que la segunda
utilizará la observación, la entrevista, la tutoría, los registros, los cuestionarios, los
análisis de documentos, etc.
Por tanto, todo lo que signifique mejora en los procesos de toma de decisiones en una
relación educativa, exige que el profesorado se provea de una serie de datos del
alumnado y del resto de los componentes de la tarea educativa.
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Una reflexión, un debate y el tomar decisiones constantemente sobre las tareas que
desarrollamos y enseñamos en el aula nos ayudará a mejorar cada vez más la práctica
educativa; nunca una programación ha de estar cerrada, sino que su estructura ha de
tener un carácter abierto, público y mejorable, en el sentido más amplio de mejora
profesional, institucional y social.
Referencias bibliográficas
ANTÚNEZ, S.; DEL CARMEN, L.; IMBERNÓN, F.; PARCERISA, A.; ZABALA, A. (1992):
Del proyecto educativo a la programación de aula. Barcelona, Graó.
BRUNER, G. (1968): Citado en la renovación de la enseñanza de las ciencias sociales
en las escuelas secundarias de los estados Unidos. Washington DC. Unión
Panamericana.
DOYLE, W. (1986): Academic tasks in classrom en Hammersley, M.: Case studies in
classroom research. Milton Keines. Open University Press.
EISNER, E. (1987): Procesos cognitivos y currículum. Barcelona. Martínez Rica.
GIMERO, J. (1982): Pedagogía por objetivos. La obsesión por la eficiencia. Madrid.
Morata.
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Sesión
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La
situación
problema
y
la
secuencia
didáctica
en
la
planeación
de
formación
cívica
y
ética
Airasian, Peter W. (2002) La evaluación en el salón de clases, Biblioteca para la
actualización del maestro, México, SEP/McGraw-Hill Interamericana.
Conde, Silvia (2008) Guía de actividades, módulo 5. Diplomado Formación Cívica
y Ética, México, Dirección General de Formación Continua, SEB, Nexos.
Díaz Barriga, Frida (2006) Enseñanza situada: vínculo entre la escuela y la vida,
México, McGraw-Hill Interamericana.
Perrenoud, Philippe (1999) Construir competencias desde la escuela, Santiago de
Chile, Dolmen Pedagógica, Océano.
(2004) Diez nuevas competencias para enseñar, Biblioteca para la
actualización del maestro, México, SEP/Graó.
Saint-Onge, Michel (2000) Yo explico pero ellos… ¿aprenden?, Biblioteca para la
actualización del maestro, México, SEP/FCE.
Zabala, Antoni y Arnau Leia (2008), 11 ideas clave: cómo aprender y enseñar
competencias, México, Graó.
53
RECURSOS DIDÁCTICOS∗
Los recursos didácticos de que dispone un maestro influyen no sólo en la índole
de la enseñanza, sino también en los resultados del aprendizaje. Dentro de este
contexto, el término recursos se emplea en su sentido más amplio y abarca los
suministros, el equipo, el espacio, los ayudantes o voluntarios, los libros y el
tiempo. Todos ellos inciden en la naturaleza de la enseñanza y, por lo mismo, en
el aprovechamiento que puede lograr el grupo.
Un maestro de biología querrá que sus alumnos conozcan los órganos internos de
una rana, y para ello le gustaría que hicieran la disección correspondiente. Pero si
la escuela carece de laboratorio de biología y del equipo de disección, se verá
obligado a suprimir este objetivo. Los ayudantes o voluntarios que les leen a los
alumnos, que trabajan con grupos pequeños o que sirven de asistentes de
microscopio durante una unidad en este aparato, permiten al maestro disponer de
más tiempo para planear y realizar actividades de enriquecimiento que, de lo
contrario, no hubiera podido incluir. Cuando se planea la instrucción hay que tener
presente todo tipo de recursos.
∗
Airasian, Peter W. (2002) La evaluación en el salón de clases, Biblioteca para la
actualización del maestro, México, SEP/McGraw-Hill Interamericana, pp. 48-50.
54
instrucción para su grupo. En último término, las decisiones sobre lo que se
resaltará en el año lectivo están en manos del maestro, pues no hay quien
conozca mejor a los alumnos ni esté en mejores condiciones de planear e impartir
una enseñanza adecuada a sus necesidades.
PLANES DE LECCIÓN
Una vez recabada la información relevante acerca de los alumnos, del maestro y
de los recursos didácticos, la siguiente tarea consiste en sintetizarla e integrarla en
una serie de planes de enseñanza. El que planea intenta visualizarse enseñando,
revisando y repasando mentalmente las actividades de aprendizaje que se
proyecta utilizar en el aula. Este repaso mental orienta la instrucción tanto para los
alumnos como para su maestro.
Consideremos, por ejemplo, tres métodos de planear la clase que suelen impartir
los maestros principiantes: instrucción directa, presentación informal y
descubrimiento estructurado (Price y Nelson, 1999). El maestro dirige el primer
método, llamado también práctica supervisada. En esencia, puede caracterizarse
con tres frases: "Yo lo hago, nosotros lo hacemos y tú lo haces", es decir, el
maestro demuestra, los alumnos y él lo hacen juntos, después ellos lo hacen
solos. Es un procedimiento útil si los resultados se centran en hechos o en
procedimientos. En la presentación informal el maestro transmite información a
sus alumnos. Es un clásico esquema de clase en el cual los estudiantes escuchan
lo que les dice y luego lo escuchan comunicarles lo que debieron aprender. A
diferencia de la instrucción directa que se centra en hacer, la presentación informal
se centra en conocer. El descubrimiento estructurado consiste en que los alumnos
descubren la información o los conceptos planeados por su maestro. Él sabe de
antemano lo que van a descubrir y estructura las actividades, las exploraciones y
55
los ejemplos en forma tal que lo logren. Es un esquema que puede realizarse con
los alumnos de manera cooperativa o individual. Hay muchas otras técnicas para
planear e impartir la clase (Arends, 1977; Borich, 1996). He aquí lo que debe
recordarse siempre: los métodos didácticos producen una enseñanza y evaluación
especial y ningún maestro logrará sobrevivir si aplica sólo uno.
Los planes elaborados por maestros con experiencia son menos detallados que el
modelo general de la tabla 3.1. Casi siempre constan de una lista de actividades
que se realizarán durante la instrucción, una lista que les indica a ellos ya sus
alumnos cómo hacer algo, decir algo, escribir algo, preguntar o mostrar algo.
Estos maestros tienen una ventaja sobre sus colegas principiantes: un cuaderno
mental de notas lleno con experiencias que pueden traer a la memoria partiendo
de una breve lista de frases y de actividades (Leinhardt, 1989). Cuando preparan
un plan de clase, se concentran en lo que ellos y sus alumnos realizarán durante
la enseñanza. Los planes describen las actividades de unos y otros; pero rara vez
indican lo que prenderán los alumnos al efectuarlas (objetivos educacionales) ni
cómo determinarán los maestros el éxito de su enseñanza (evaluación). Es
desafortunado, pues, que la planeación se centre en las actividades, que son
simples medios, no en los fines de la enseñanza. Para tener presente su
verdadero propósito se recomienda incluir la formulación de objetivos en los
planes de lección, a fin de indicar lo que se quiere que el alumno aprenda.
56
Evaluación. Se describe cómo se evaluará el aprendizaje de la lección
(asignación de tareas, preguntas orales, redacción de un ensayo, etcétera).
Las sociedades actuales se caracterizan por la incertidumbre, por los constantes cambios
y por la velocidad en la que se producen nuevos conocimientos. Las personas deben
aprender a actuar en situaciones nuevas, cambiantes y muy competitivas en las que es
fundamental la capacidad de elegir, de seguir aprendiendo a lo largo de su vida, de dar
sentido ético a las acciones e interacciones tanto de la ciencia, de adaptarse de manera
inteligente a nuevas situaciones, de generar conocimiento y de resolver problemas. Por
ello, gradualmente la educación básica en México ha ido transitando del clásico civismo
basado en una concepción minimalista de ciudadanía, hasta enfoques integrales de
formación ciudadana que incorporan una visión ampliada de la misma, en la que la vida
cotidiana es fuente de conocimientos y de situaciones que dan sentido a las leyes, valores
y procedimientos, por lo que se convierten en recursos para la resolución de los
problemas de la vida y la convivencia.
Según Díaz Barriga y Rigo “el concepto de competencia alude a un saber hacer, a una
capacidad para resolver problemas que se aplica de manera flexible y pertinente,
adaptándose al contexto y a las demandas que plantean situaciones diversas
La aplicación del aprendizaje, así como la estrecha relación de éste con el contexto da
lugar a la significatividad y a la incorporación de diversos contenidos y preocupaciones
locales. Más allá de un pragmatismo simple, la construcción de competencias en el
alumnado requiere la vinculación con situaciones socialmente relevantes, el saber hacer
sustentado en sólidos conocimientos teóricos y orientado por normas, valores y actitudes
definidas autónomamente y a traducidas en acciones.19 Esta concepción se aleja de la
∗
Conde, Silvia (2008) Guía de actividades, módulo 5. Diplomado Formación Cívica y Ética, México,
Dirección General de Formación Continua, SEB, Nexos, Adapatación.
57
educación enciclopedista y del enfoque clásico del civismo, del cual convendría
distanciarnos definitivamente. Como veremos más adelante, este rasgo de la educación
por competencias tiene importantes implicaciones en la forma como se planea la
experiencia educativa, pues se requiere aprender a resolver problemas.
Las situaciones problema son de distinta naturaleza, así que el docente podrá elegir el
tipo de problema que en un momento determinado tiene un mayor poder formativo.
Algunas de estas situaciones se ubican en el plano práctico, como definir la manera de
presentar un trabajo, dónde buscar información o cómo llevar a la escuela una maqueta
muy grande. En otro contexto será de gran utilidad resolver problemas de carácter lógico
entre los que se encuentran los característicos de las matemáticas o aquellos que
impliquen el análisis causal, como los que llevan a diseñar y aplicar un proyecto
comunitario. Con los alumnos de secundaria estos problemas pueden conjugar la
problematización con la acción, por ejemplo en actividades para la defensa de derechos
de los niños, con ello además se favorece la capacidad de organización, la perspectiva
social, el compromiso con el mejoramiento de su entorno, así como la cultura de la
legalidad.
La manera como el alumnado resuelve los problemas tiene que ver con su nivel de
desarrollo, con los conocimientos cotidianos, así como con la cultura del entono y familiar.
Es por ello que el docente requiere promover la creatividad en las respuestas, más que un
determinado patrón de soluciones. En este marco, la creatividad implica la búsqueda de
formas originales y novedosas de enfrentar la solución a una situación o bien para
expresar opiniones, ideas, sentimientos, entre otros aspectos. Se puede ser creativo al
tomar decisiones sobre hechos reales o hipotéticos, sobre aspectos que le afectan
directamente o sobre situaciones que atañen a terceras personas y suponen el desarrollo
de la capacidad empática.
58
59
EL APRENDIZAJE BASADO EN PROBLEMAS∗
∗
Díaz Barriga, Frida (2006) Enseñanza situada: vínculo entre la escuela y la vida, México,
McGraw-Hill Interamericana, pp. 62-68.
60
pensamientos que exhiben y, por consiguiente, de los aprendizajes que logran. La
importancia del ABP estriba en que las aulas que trabajan con este enfoque se
convierten en comunidades de aprendizaje donde la información y la construcción
del conocimiento son actividades colectivas que generan interés y compromiso en
los alumnos. Los miembros de una comunidad de aprendizaje donde se trabaja el
enfoque ABP experimentan y se hacen expertos en el diálogo, la tutoría, la
enseñanza recíproca, las estrategias de interrogación y argumentación, así como
en habilidades que pérmiten la integración y la transferencia de los conocimientos.
En general, las situaciones problema plantean un claro vínculo entre contenidos y
problemas disciplinarios e interdisciplinarios con problemas de la vida real. No
existe una metodología o formato únicos en la educación y diseño de unidades de
enseñanza que incorporan el aprendizaje basado en problemas, aunque sí
diversos principios compartidos, que resultan consistentes entre los autores
revisados. Con base en los autores revisados en este capítulo, encontramos como
principios básicos los siguientes:
61
alumnos a aprender y puedan establecer los mecanismos del andamiaje
necesarios.
En particular, cuando se enfrenta una situación de solución de problemas, el
docente o agente educativo requiere modelar el proceso y las habilidades
requeridas, pero cuidando “no decir demasiado al alumno” ni adelantar o imponer
las soluciones. Otra acción crucial es la de saber plantear las preguntas relevantes
que guíen el caso y permitan que el alumno logre focalizar el problema al mismo
tiempo que lo conduzcan a construir sus propios argumentos y propuestas
(Kolodner y Guzdial, 2000). Visto de otra manera, aparece de nuevo la importancia
de promover el diálogo reflexivo y la supervisión en y sobre la práctica.
Otros principios educativos por considerar en la enseñanza basada en problemas,
propuestos por los varios autores que ya revisamos, son:
• Plantear retos abordables y con sentido para los alumnos, fomentar que ellos
mismos ideen problemas por resolver.
62
• Los profesores deben dar prioridad a las actitudes que desarrollan los alumnos
como resultado de trabajar experiencias de ABP; en particular, destaca la
importancia de que los alumnos sepan que deben resolver un problema
importante, real, y que las soluciones que aporten, beneficien a su escuela o su
comunidad.
63
involucrados. indagación y el
desarrollo del
- Supervisa y ajusta el pensamiento.
nivel de dificultad del
reto. - Presenta al alumno
distintas
- Maneja la dinámica perspectivas,
del grupo.
controversias o
- Mantiene el proceso dilemas que deba
en movimiento. considerar en la
toma de decisiones
conducente a la
solución más viable.
64
CONSTRUIR Y PLANIFICAR DISPOSITIVOS Y SECUENCIAS DIDÁCTICAS∗
Una situación de aprendizaje se incluye en un dispositivo que la hace posible y a
veces en una secuencia didáctica en la cual cada situación es una etapa en una
progresión. Secuencias y dispositivos didácticos se incluyen a su vez en un pacto
pedagógico y didáctico, reglas de funcionamiento, instituciones internas de la
clase.
El profesor del GFEN (Grupo Francés de Nueva Educación), que enseña física en
una clase de un instituto francés (5º, 13-14 años), se ha formado en biología. Sin
∗
Perrenoud, Philippe (2004) Diez. Nuevas competencias para enseñar, Biblioteca para la
Actualización del Maestro, México, SEP/Grao, pp. 25-28.
65
duda esta es la razón por la cual no trata el principio de Arquímedes de un modo
tan abstracto. Empieza por hacer reflexionar a sus alumnos sobre parejas de
materias: pan-azúcar, madera-hormigón. hierro-plástico, sin referencia en este
estadio a un líquido. Les pregunta cuál es la más pesada. Las primeras respuestas
carecían de razonamiento, se basaban en una intuición sensible de la densidad,
sin que se construyera el concepto. Luego viene la constatación decisiva: no se
puede saber, «depende de la cantidad».
¿Cuánto? Los alumnos llegarán a la conclusión -después de reflexionar- de que
un kilo de plumas es tan pesado como un kilo de plomo. La cantidad se refiere por
lo tanto al volumen. El profesor, partidario del principio de autosocioconstrucción
de los conocimientos (Bassis, 1998; Vellas. 1996), evita facilitar el trabajo. No
propone volúmenes de madera, hierro, plástico o hormigón iguales y de la misma
forma, que bastaría con pesarlos. Pone a disposición de los alumnos fragmentos
de volúmenes, formas y pesos variados. que no se prestan ni a una comparación
directa por un peso, a una clasificación sencilla en volúmenes iguales. Poco a
poco se van cumpliendo las condiciones para que surja el concepto de masa
volumétrica.
En una segunda secuencia, el profesor propone tratar el mismo problema de otra
forma. Da a cada equipo un trozo de plastilina y pide a los alumnos que midan la
mayor exactitud posible la masa y el volumen. Tienen a su disposición balanzas y
probetas graduadas que se pueden llenar de agua y en las que se puede sumergir
los trozos. Observaremos que los conceptos de masa y volumen, en este punto de
los estudios, se consideran construidos y movilizables. El nuevo desafío es
ponerlos en relación, de ahí derivará el concepto de masa volumétrica.
Los alumnos pesan los bloques de plastilina gracias a una balanza y miden el
volumen por inmersión, luego hacen una tabla comparativa:
Los resultados del equipo 3 van bien encaminados: la relación entre masa y
volumen no es verosímil. El equipo está seguro del peso, quiere volver a medir el
volumen.
El profesor les pide que calculen este volumen, sin volver a usar la probeta. La
clase se moviliza y llega a formulaciones del tipo: «cuando dividimos masa por
volumen, el resultado es casi siempre el mismo». O «hay que multiplicar el
volumen por una cifra más grande que 1 y más pequeña que 2 para encontrar la
masa». Centrémonos ahora en las verificaciones y las pruebas que logran,
después de varios intentos, designar y formalizar el concepto de masa
volumétrica. La cuestión de saber si una materia es más pesada o ligera que otra
puede reformularse de un modo más «científico»: ¿su masa volumétrica es
superior o inferior? Los alumnos han entendido que sólo se podía comparar las
masas que tenían un mismo volumen y que era una de las funciones de las
unidades de volumen, que son volúmenes ficticios, que no se dividen físicamente.
66
El profesor introduce una tercera secuencia a la que llama «¿Flota o se hunde?»,
diciendo:
«iUn iceberg de 5000 toneladas, esto flota; una pequeña bola de hierro de 10 gramos, esto
se hunde!». Los alumnos le responden que el hierro es más pesado que el hielo. El
profesor se sorprende, puesto que diez gramos .es una masa inferior a 5000 toneladas».
Los alumnos responden: .pero no se trata de la bola, sino del hierro. iLa masa voIumétrica,
hombre!» (Laschkar y Bassis, 1985, p. 60).
67
RESOLVER LOS PROBLEMAS……INTELIGENTEMENTE∗
Los problemas se presentan de formas muy variadas. En efecto, yo me enfrento a
un problema si tengo que descubrir mi modo de expresarme por no estar en mi
ambiente o si tengo que dar con el método para facilitar el aprendizaje del uso del
imperfecto a los que hablan inglés. Se puede afirmar que existe un problema
cuando se dan una o muchas diferencias entre una situación real y una deseada.
Pero un problema tiene otra característica más importante: el que sea la persona
interesada la que tenga que descubrir cómo ha de actuar para reducir o eliminar
esas diferencias (Bourne y otros, 1979).
∗
Saint-Onge, Michel (2000) Yo explico pero ellos… ¿aprenden?, Biblioteca para la
actualización del maestro, México, SEP/FCE, pp. 110 y 11, 114-118.
68
Además, los individuos difieren en el modo de agrupar los datos. Así, para un
mismo problema, pueden confeccionar listas de elementos, destacar relaciones
formando mapas conceptuales o, también, construyendo cuadros. Cada modo de
plantear un problema tiene sus propiedades, que repercuten en su utilidad
respecto del problema por resolver. Así, el mapa o el cuadro dan una idea de lo
que se combina, cosa que no hace la lista. El cuadro sólo proporciona una
organización de los elementos que pone en relación las categorías a las que éstas
pertenecen. Por causa de esto, las personas que utilizan el cuadro encuentran
más fácil mente la solución, cuando se trata de un problema de asociación de
elementos (Schwartz, 1971).
Por eso, conviene iniciar a los alumnos no sólo en la aplicación de algoritmos, sino
también en el proceso de su elaboración. Así, una enseñanza que nunca se
interesara en el proceso de elaboración de los algoritmos se podría considerar tan
incompleta como otra que nunca garantizara el dominio de un algoritmo y de su
aplicación (Bourjolly, 1984).
Lo mismo puede decirse del procedimiento heurístico. Con frecuencia los alumnos
tienen que realizar trabajos en los que no sólo los problemas por resolver no están
explicados sino que, además, las etapas por recorrer están poco controladas o no
están claras. Es necesario, en el transcurso del proceso, al menos al comienzo,
poder evaluar cómo va aplicando el alumno una estrategia de solución de
70
problemas, con el fin de poder ayudarle a resolver las dificultades de cada una de
las etapas.
Proponer ejercicios
Una vez que el proceso de solución de un tipo de problemas es conocido, hay que
aplicarlo a un número mayor de casos para que se cree cierto hábito. Ésta es la
función principal de los ejercicios. Conviene que éstos contengan indicios
semejantes a los que han servido en la enseñanza, que remitan a conocimientos
ya integrados y que exijan estrategias conocidas.
CONCLUSIÓN
Lo que aparece, a primera vista, como una capacidad general para resolver
problemas es, en realidad, un conjunto de habilidades que ayudan a aplicar el
modo de solucionar problemas en campos concretos. El dominio en un área de
conocimientos por su estructuración alrededor de principios y conceptos, la
capacidad de plantearse acertadamente lo que constituye un problema en esa
área, el conocimiento de las estrategias de solución de problemas (generales o
particulares) y la capacidad de evaluar los resultados son habilidades
indispensables para aplicar el proceso de solución de problemas.
71
La enseñanza puede facilitar el desarrollo de las habilidades para resolver
problemas, en tanto que no esté concebida como exposición de conocimientos
que nunca se utilizan ni se vinculan explícitamente a un proceso de solución de
problemas. Se aprende para actuar, para resolver problemas.
72
LA ENSEÑANZA DE LAS COMPETENCIAS: ANTÍTESIS DE LA ENSEÑANZA
TRADICIONAL∗
La dificultad en la enseñanza de las competencias viene dada no solo por su
complejidad inherente a las fases y componentes de una actuación competente,
sino especialmente por; la forma de enseñarlas, ya que implica actividades muy
alejadas de Ia tradición escolar. La imposibilidad de que una competencia sea
aprendida de forma no significativa comporta la inclusión de una serie de
condiciones que no son habituales en los modelos de enseñanza heredados. Una
tradición basada en la transmisión verbal y en la reproducción, más o menos
literal, de lo aprendido en exámenes convencionales no ayuda de ninguna manera
a proceder bajo criterios en los que las características diferenciales de cada uno
de los alumnos y las alumnas son las piezas clave para el aprendizaje de las
competencias. Así pues, tener que partir de los conocimientos previos, tener en
cuenta las motivaciones e intereses personales, ofrecer retos y ayudas según las
posibilidades reales de cada uno de los alumnos y alumnas, evaluar teniendo en
cuenta el papel de la autoestima con el fin de poder seguir motivado para el
estudio, etc., no forman parte del saber hacer de la mayoría de profesionales de la
enseñanza.
Sin embargo, debemos añadir los otros dos factores clave, el de la complejidad y
el del carácter procedimental de las competencias. La escuela heredada es una
escuela basada en el saber, en un conocimiento académico desligado la mayoría
de las veces de su función. Se aprenden fórmulas, tablas, principios, conceptos,
algoritmos, etc., de los que se valora fundamentalmente la capacidad para
reproducirlos, pero no tanto para aplicarlos. «Sabemos» la Ley de Ohm, pero
somos incapaces de interpretar el simple circuito eléctrico de una linterna.
«Sabemos» el principio de Arquímedes, pero nos cuesta relacionarlo con lo que
sucede cuando nos sumergimos en una piscina. «Sabemos» qué es un sintagma
nominal, pero no sabemos utilizarlo para mejorar una frase escrita. «Sabemos»
resolver una ecuación de segundo grado sin saber qué es lo que representa. En
fin, sabemos mucho y somos incapaces de utilizarlo para resolver situaciones en
las que este conocimiento que tenemos nos podría ser muy valioso. Como hemos
visto, enseñar competencias implica saber intervenir en situaciones reales que,
por ser reales, siempre son complejas. La enseñanza para la complejidad sigue
siendo extraña en una escuela que se basa en modelos de aproximación a la
realidad extremadamente simplificados.
Además del carácter procedimental de las competencias, o sea el saber hacer,
implica inexcusablemente un saber y una actitud. Se aprende haciendo, hecho
que comporta una organización compleja del aula, con una gran participación del
alumnado, y que los distintos ritmos de aprendizaje se hagan extraordinariamente
visibles.
∗
Zabala, Antoni y L. Arnau (2008), 11 ideas clave: cómo aprender y enseñar competencias,
México, Graó, pp. 130-133.
73
En la práctica
Futbol, jugadas ensayadas y esquemas de actuación
Las estrategias de entrenamiento en muchos deportes de equipo nos pueden ser
útiles para comprender las ideas generales sobre cómo debe ser la enseñanza de
competencias y el papel que en ella tienen los esquemas de actuación. Si, por
ejemplo, nos fijamos en el futbol, sus jugadores son seleccionados y preparados
para ser competentes en los partidos oficiales. Aunque, evidentemente, es
imposible repetir con exactitud las situaciones de competencia con que se pueden
encontrar en cada partido, non se desiste de establecer un plan para su
aprendizaje.
De forma simplificada podemos apreciar las medidas que se utilizan. En primer
lugar, según la posición que el jugador ocupa en el equipo, se ejercita en unas
acciones que se considera que deben ser las apropiadas para esta posición y en
función de la estrategia general del equipo. El jugador realizará «jugadas tipo» o
«jugadas ensayadas», es decir, lo que hemos llamado «esquema de actuación»,
para cada una de las acciones previstas en sus funciones defensivas o de ataque.
Por ejemplo, en el caso de un defensa lateral, se le entrenará en distintas
acciones identificadas para su posición, entre ellas el esquema de actuación
consistente en: una vez recuperado el balón, avanzar con él por la banda
sorteando las entradas de los contrarios para, una vez en el área del equipo
contrario, centrar con el fin de que alguno de sus compañeros pueda chutar a
puerta. Si ésta es una de las acciones en las que tiene que ser competente, el
entrenador le propondrá múltiples ejercicios de simulación en los que deberá
realizar todo el proceso, desde la recuperación de la pelota en la defensa hasta su
lanzamiento en el área contraria, es decir, todo este esquema de actuación. Pero
para dominar los esquemas de actuación no solo ha tenido que ejercitarse en todo
el esquema a la vez, sino que, previa o simultáneamente, tendrá que haber
aprendido las distintas acciones y los componentes que lo constituyen: los
conocimientos, habilidades y actitudes inherentes a saber detener la pelota con
precisión, a avanzar con ella, a sortear las embestidas de los jugadores contrarios
y a centrar el balón. El entrenamiento no consistirá solo en repetir la secuencia
entera del esquema de actuación, sino también la de ejercitarse por separado en
cada uno de sus componentes tantas veces como sea necesario.
Sin embargo, además, para poder ser competente, el uso de este esquema de
actuación deberá ser estratégico, es decir que la jugada prevista no deberá
realizarse mecánicamente como ha sido ensayada, sino que en función de las
circunstancias reales deberá ser aplicada de forma flexible adecuándola a las
mismas.
De tal modo que cuando el defensa recupere la pelota en su área, lo primero que
deberá hacer es seleccionar, entre los distintos esquemas de actuación posibles
que ha aprendido y domina, el más apropiado para aquellas circunstancias. Una
vez identificado el esquema de actuación, deberá seguir la estrategia aprendida,
pero aplicándola según las posibilidades que le permita el contrario y
reinterpretando el esquema con las variaciones pertinentes.
En la escuela se enseña a ser competente al recrear una situación problema real a
la que el alumno deberá enfrentarse en el futuro y, al igual que en el
entrenamiento de los jugadores de futbol, para ello se pueden aprender «jugadas
tipo», es decir, esquemas de actuación para dicha situación. Aunque no podamos
74
colocar a los alumnos delante de las situaciones reales, podemos recrearlas de la
forma más fiel posible a la realidad. Para aprender competencias, por lo tanto,
aunque no podamos enseñar en contextos reales, la mayor parte de las veces
deberemos enseñar mediante distintas situaciones problema que permitan actuar
como modelos y entrenar los esquemas de actuación específicos para cada una
de ellas.
No obstante, para dominar este esquema de actuación será necesario establecer
estrategias de enseñanza específicas para cada uno de sus componentes
conceptuales, procedimentales y actitudinales, a veces de forma sistemática y,
siempre que se pueda, de forma interrelacionada, aunque muchas veces será
necesario hacerlo por separado para garantizar su dominio. El esquema de
actuación de la competencia se deberá enseñar para aplicarlo de forma
estratégica, en función de las nuevas variables que plantee la situación real objeto
de estudio. Por lo tanto, habrá que enseñar a analizar las variables que
condicionarán el uso de un esquema u otro. Éste será también otro de los
objetivos principales de una enseñanza de competencias.
75
I. Comunicación de la lección.13∗
El profesor o la profesora expone el tema. Mientras explica, los alumnos toman
apuntes. El profesor o la profesora permite alguna pregunta, que responde
oportunamente. Cuando acaba, define la parte del tema que será objeto de la
prueba puntuable.
Según el área o materia, los contenidos pueden ser: un relato histórico, una
corriente filosófica, literaria o artística, un principio matemático o físico, etc.
2. Estudio individual sobre el libro de texto.
Cada uno de los chicos y chicas, utilizando diferentes técnicas (cuadros,
resúmenes, síntesis), realiza el estudio del tema.
3. Repetición del contenido aprendido.
Cada chico y chica, individualmente, memoriza los contenidos de la lección
que supone que será objeto de la prueba o examen.
4. Prueba o examen.
En clase, todos los alumnos responden las preguntas del examen durante una
hora.
5. Evaluación.
El profesor o la profesora notifica a los alumnos las calificaciones de los
resultados obtenidos.
.Si observamos el Cuadro 1, veremos que los contenidos de la primera unidad son
fundamentalmente conceptuales. La técnica expositiva difícilmente puede tratar
otra cosa que no sea contenidos conceptuales. En todo caso, se pueden exponer
modelos de realización de algún contenido procedimental, o se puede hacer
alguna valoración sobre las actitudes de algún personaje. Pero el tratamiento es
básicamente conceptual. Las habilidades que se trabajan (toma de apuntes,
técnicas de estudio, síntesis, memorización) no se pueden considerar contenidos
de aprendizaje, ya que en ningún momento se tienen en cuenta como objetos de
enseñanza, sino como medios para la memorización y, por consiguiente, no se
enseñan ni se evalúan directamente. Las actitudes que se desarrollan en esta
unidad no van más allá de las necesidades para el mantenimiento del orden y el
respeto del profesorado. Con todo esto podemos concluir que los contenidos que
se trabajan son conceptuales y que el objetivo fundamental del profesorado
consiste en que el alumnado "sepa" determinados conocimientos.
13 ∗
Zavala, Antoni (2000) La práctica educativa. Cómo enseñar, España, Graó, PP.56 y 60.
76
1. Presentación por parte del profesor o la profesora de una situación
∗
∗
Zabala, Antoni (2000) La práctica educativa. Cómo enseñar, España, Graó, pp. 58 y 59, y 62 y 63.
77
En la secuencia 2, vemos que en prácticamente todas las actividades que la forman,
aparecen contenidos conceptuales, procedimentales y actitudinales. En este caso, los
alumnos marcan el ritmo de la secuencia, actuando constantemente y utilizando una serie
de técnicas y habilidades: diálogo, debate, trabajo en pequeño grupo, investigación
bibliográfica, trabajo de campo, elaboración de cuestionarios, entrevista, etc. Al mismo
tiempo, se encuentran ante una serie de conflictos personales y grupales de sociabilidad
que hay que resolver, lo cual implica que deban ir aprendiendo a “ser” de una
determinada manera: tolerantes, cooperativos, respetuosos, rigurosos, etc. En esta
secuencia vemos que aparecen contenidos de las tres categorías. Pero en este caso
existe un trabajo muy manifiesto en el campo de los contenidos procedimentales y
actitudinales. Del mismo modo que en la secuencia anterior, el hecho de que aparezcan
estos contenidos no quiere decir que exista una conciencia educativa. Mientras que esto
no se traduzca en la manera de trabajar estos contenidos por parte del profesorado y no
sean objeto de evaluación, no los podremos considerar contenidos explícitos de
aprendizaje. No obstante, si nos fijamos en la fase de evaluación, se puede ver que no
solo se hace una valoración de la prueba realizada, sino que la calificación es el resultado
de las observaciones hechas a lo largo de toda la secuencia. En este caso, se puede
afirmar que se pretende que el alumnado “sepa” los términos tratados, “sepa hacer”
cuestionarios, investigaciones, entrevistas, etc., y que cada vez ”sea” más tolerante,
cooperativo, ordenado, etc.
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La
transversalidad
en
la
planeación
de
las
actividades
de
aprendizaje
Díaz Barriga, Frida (2006) Enseñanza situada: vínculo entre la escuela y la vida,
México, McGraw-Hill Interamericana.
Palos Rodríguez, José (2000) Educar para el futuro: temas transversales del
currículum, Edit. Desclée de Brouwer, Bilbao, España
Perrenoud, Philippe (1999) Construir competencias desde la escuela, Santiago de
Chile, Dolmen Pedagógica, Océano.
(2004) Diez nuevas competencias para enseñar, Biblioteca para la
actualización del maestro, México, SEP/Graó.
Zabala, Antoni y Arna Leia (2008), 11 ideas clave: cómo aprender y enseñar
competencias, México, Graó.
79
ORÍGENES Y SUPUESTOS EDUCATIVOS DEL ENFOQUE DE PROYECTOS∗
∗
Díaz Barriga, Frida (2006) Enseñanza situada: vínculo entre la escuela y la vida, México, McGraw Hill
Interamericana, pp.30-47.
80
proyectos en la enseñanza, es en torno a la visón deweyniana donde se
reconocen las dos tendencias que a la fecha dan sentido al mismo: a) la
enseñanza centrada en el facultamiento del alumno, en el desarrollo de su
independencia y responsabilidad, y b) la formación orientada a mejorar la vida en
sociedad en virtud de una práctica social y formas de comportamiento
democráticas.
En el cuadro 2.1 se ofrece una síntesis de los supuestos en que descansa el
enfoque centrado en proyectos desarrollado en torno a las ideas de Dewey y
Kilpatrick, así como de otros seguidores, de acuerdo con Posner (2004, p. 183).
81
El referente obligado en la explicación de la conducción de la enseñanza mediante
proyectos es aún el trabajo de William H. Kilpatrick, discípulo directo de John
Dewey, quien se dio a la tarea de configurar el método de proyectos dentro de la
perspectiva de la educación progresista centrada en el niño. En su definición de lo
que significa el término “proyecto”, Kilpatrick (1918) lo relacionó con otros
términos, como “acto propositivo” que ocurre en un entorno social determinado. La
calificación de “propositivo” es muy importante para el autor, pues presupone una
libertad de acción por parte del alumno, y por consiguiente establece como rasgo
crucial el componente motivacional. Kilpatrick consideraba que por medio de un
proyecto o actividad propositiva que entusiasma e involucra a la persona que
aprende es posible articular una enseñanza acorde a las leyes del aprendizaje, las
cualidades éticas de la conducta, las actitudes individuales del alumno y la
situación social en que vive.
La enseñanza mediante proyectos así planteada implica ir más allá del ejercicio de
una técnica docente; requiere un cambio de actitud y de forma de trabajo en los
trabajo en los actores de la educación, no sólo de profesores y alumnos, sino
directamente de padres y directivos. Implica un cambio en nuestra representación
del qué y el cómo de la educación, y sobre todo, como veremos más adelante, en
la capacidad de trabajar colaborativamente en un esquema de interdependencia
positiva. Por último, no todo proyecto tiene el mismo potencial educativo, y aquí
es donde aparece la responsabilidad del docente como mediador en la
construcción de la situación educativa en un sentido amplio.
• Induce un conjunto de tareas en las que todos los alumnos pueden participar y
desempeñar un rol activo, que varía en función de sus propósitos, y de las
facilidades y restricciones del medio.
84
generativas, es decir, las que requieren que los estudiantes apliquen lo que
aprendieron en formas creativas y novedosas, así como en la solución de
problemas significativos.
En el cuadro 2.2 se sintetizan los beneficios previstos así como los objetivos que
persigue el enfoque de enseñanza mediante proyectos, contemplando su
aplicación tanto en contextos escolares como cotidianos.
Objetivos:
1. Lograr la movilización de saberes y de procedimientos, construir
competencias.
Para desarrollar competencias es preciso, antes que nada, trabajar por problemas o por
proyectos, proponer tareas complejas o desafíos que inciten a los alumnos a movilizar sus
conocimientos, y, en cierta medida, a completarlos. Esto presupone una pedagogía activa,
cooperativa, abierta para la ciudad o el barrio, sea una zona urbana o rural […] Enseñar
hoy debería consistir en concebir, encajar y regular situaciones de aprendizaje según los
principios activos constructivistas.
86
Uno de los efectos más benéficos del trabajo mediante proyectos, al igual que
cuando se trabaja con otros enfoques experienciales, como la solución de casos y
problemas, con oportunidad para la expresión creativa y original de las ideas de
los alumnos, estriba en sus efectos en la motivación por el aprendizaje. Woolfolk
(1996) plantea que los profesores pueden fomentar de manera efectiva la
motivación y el aprendizaje autorregulado al incrementar el grado de participación
y autonomía de los alumnos en las tareas académicas, es decir, al solicitarles
abiertamente iniciativas que les permitan expresar sus intereses y talentos.
En otro orden de ideas, también se plantean dos modelos básicos de instrucción
mediante proyectos (Knoll, 1997). En el primero y más antiguo, los alumnos tienen
que aprender en un inicio y por separado los conocimientos y habilidades que
después deberán aplicar de manera creativa e independiente en el proyecto en si.
Esto implica un diseño de la instrucción en el cual el alumno no tiene que pasar
primero por una serie de ejercicios básicos donde aprende el “alfabeto de las
técnicas y las herramientas” y después, al final de una determinada unidad o ciclo
escolar, procede a desarrollar proyectos independientes. Incluso, en algunos
casos, la aplicación ocurre varios ciclos o años escolares después; por ejemplo,
cuando se pide al alumno que, con base en lo que aprendió en determinadas
asignaturas centradas en contenidos disciplinares o en metodología de
investigación y estadística, desarrolle su “proyecto de graduación o tesis”. La
lógica implícita aquí es que los conocimientos y técnicas que se aprendieron de
manera aislada se aplicaran después en un contexto, aunque esa racionalidad ha
sido puesta en tela de juicio, tanto como la posibilidad de transferir y aplicar de
esta manera los aprendizajes así logrados (véase la argumentación que ofrece
Donald Schön, en el capitulo anterior).
En el segundo modelo, mas reciente y acorde a los principios de la perspectiva
situada que henos revisado, el proyecto no queda confinado al final de la unidad o
ciclo de enseñanza, sino que constituye el centro de la misma, una “totalidad
natural”, donde el curso de la instrucción no precede al proyecto, sino que está
integrado en el, de manera que la conducción del proyecto en si en la que permite
los aprendizajes más relevantes y significativos.
Otro aspecto importante es que el trabajo escolar mediante proyectos no es
privativo de ninguna disciplina en particular, pero asume particularidades de
dominio en relación con el ámbito disciplinario donde se realiza y con el contexto
educativo donde se sitúa. Así planteado, no es lo mismo si se trabaja la
metodología de proyectos en la enseñanza de las ciencias en bachillerato y se
desarrolla un proyecto de composición escrita en la clase de español de tercer
grado centrado en adquirir competencias comunicativas para la vida cotidiana.
Tampoco es que exista una visión única de lo que es el método científico y su
aplicación en un proyecto con fines de enseñanza-aprendizaje; en este caso, el
lector encontrara en este terreno la presencia de los debates actuales entre las
ciencias duras y las sociales, o entre los enfoques cualitativo y cuantitativo.
Aunque en la versión original de la educación progresista los proyectos se
planteaban como interdisciplinarios, hoy en día, y desde perspectivas afines a las
que hemos venido revisando, encontramos documentadas experiencias
educativas donde los proyectos se vinculan a una sola disciplina (p. ej.,
matemáticas), son de carácter interdisciplinario (p. ej., enseñanza de las ciencias
naturales y sociales), o apuntan a aprendizajes “no disciplinarios” en sentido
87
estricto, del orden de la socialización o de las llamadas competencias
transversales en el currículo.
Es muy cierto que la situación idónea para la realización de un proyecto se ubica
en la “vida real” con un modelo de practica in situ y niveles altos de actividad social
y relevancia cultural (véase capitulo 1), pero también es frecuente que las
situaciones de simulación situada de problemas o fenómenos de interés
(científicos, sociales, ambientales, etc.) sean más viables en el contexto escolar y
permitan al docente un manejo más pausado y controlado del asunto en estudio.
De nuevo, lo importante es que los proyectos generen oportunidades de
aprendizaje significativo para los alumnos, rescaten sus intereses y promuevan
sus puntos fuertes. En este sentido, se puede afirmar que esta forma de trabajo, al
igual que las demás estrategias que revisamos en este libro, conducen al alumno
al despliegue de las llamadas inteligencias múltiples. Es bien sabido que la
enseñanza tradicional descansa ante todo en la inteligencia verbal-lingüística y en
la lógica-matemática; por el contrario, las estrategias basadas en las perspectivas
experiencial y situada trabajan los planos anteriores y también otras modalidades
de aprendizaje: audiovisual, kinestetico, musical y artístico, intra e interpersonal.
• Definición de una pregunta que lleve a una situación problema por resolver.
• Redacción de conclusiones.
90
como a trabajar de manera responsable y cooperativa con mis compañeros de equipo.
Fecha:___________ Nombres y firmas (alumnos, profesor, padres de familia, tutores).
Sección B. Reporte de avance num.____
Titulo del proyecto_______________________________________ Fecha___________________
Describa lo avanzado a la fecha en relación con su proyecto:______________________________
Lo que les falta realizar para concluir el proyecto es:_____________________________________
Las dudas que tienen o el apoyo que requieren para continuar consiste en:___________________
Que tan satisfechos se encuentran en relación con la responsabilidad y trabajo realizado por cada
participante del equipo:____________________________________________________________
Nombres y firmas (alumnos, profesor, padres de familia, tutores).
Pensamiento científico
¿El problema o tópico son apropiados para conducir una investigación 4 3 2 1 0
científica? 4 3 2 1 0
¿El problema está planteado claramente? 4 3 2 1 0
¿El problema está bien delimitado? 4 3 2 1 0
¿El método de investigación es apropiado para el problema? 4 3 2 1 0
¿Se eliminaron las variables extrañas, se incluyeron controles y se revisaron 4 3 2 1 0
los resultados?
¿Los datos recabados justifican las conclusiones?
Rigurosidad
¿El proyecto es resultado de una planeación cuidadosa? 4 3 2 1 0
¿El proyecto indica una comprensión a fondo del tópico seleccionado? 4 3 2 1 0
¿La información es precisa? 4 3 2 1 0
¿El cuaderno o carpeta de notas documenta con suficiencia el trabajo realizado 4 3 2 1 0
por el alumno/grupo? 4 3 2 1 0
¿Se recopilaron suficientes datos? 4 3 2 1 0
¿La exposición o presentación representa un todo o historia completa?
Habilidad
¿El proyecto refleja el trabajo propio de cada estudiante? 4 3 2 1 0
¿El proyecto es sólido y está bien construido? 4 3 2 1 0
¿Todo el equipo empleado se ubica dentro del nivel de comprensión y 4 3 2 1 0
experiencia de los alumnos? 4 3 2 1 0
¿El proyecto cumple normas de seguridad?
Claridad
¿El proyecto se explica a sí mismo? ¿Puede entenderlo una persona ajena a 4 3 2 1 0
él? 4 3 2 1 0
¿Los caracteres, señales, y diagramas son limpios, ordenados y precisos? 4 3 2 1 0
¿Los caracteres, señales, y diagramas se emplean apropiadamente, evitan el
desorden y la confusión?
91
UN APRENDIZAJE OPERATORIO: INTERESES Y LIBERTAD∗
Como educadores, a menudo nos ponemos fácilmente de acuerdo en reconocer y
proponernos que los niños participen en su proceso educativo, así como en que usen su
libertad para decidir qué quieren estudiar o en qué desean trabajar.
Creemos que, por el mero hecho de preguntar al niño qué trabajo prefiere, nos
responderá libremente según sus intereses. En casi todos los casos las respuestas que
obtenemos son reflejos netos del medio en que vive, con vestigios de todas las influencias
de los medios de comunicación, publicidad, modas, etcétera.
Ante este hecho se nos ofrecen dos salidas: una consistiría en pensar que aunque demos
libertad al niño para escoger lo que le interesa, la presión social que recibe es tan fuerte
que acaba formulando como intereses propios lo que la sociedad quiere de él, y así
parece imposible superar o vencer el peso de esta presión. Otra salida consistiría en
pensar que admitiendo que el niño está inmerso en un mar de fuertes presiones, podemos
enseñarle a discernir qué es lo que realmente le interesa de entre todo cuanto le rodea.
La primera postura nos lleva a criticar el sistema como no válido ya perpetuarlo, por
cuanto nuestra respuesta es pasiva y nada hace por modificarlo; mientras que la segunda
postura propone hacer de la libertad un proceso de aprendizaje para su obtención, y para
poder vencer con ella las influencias que recibimos del medio.
Caso de inclinarnos por esta segunda postura, ¿cómo construir este proceso de
aprendizaje? Todos los ejemplos y referencias que daremos han sido trabajados en un
grupo-clase de 5° de E GB, que utiliza el método de la Pedagogía Operatoria, en la
escuela Laietana de Barcelona.
El punto de partida consistirá en situar al niño ante un abanico más o menos amplio de
posibilidades para que realmente pueda escoger; el punto final será el que pueda
discernir de forma argumentada, cuál de estas posibilidades le interesa.
Entre este principio y este final pasará un periodo de tiempo (diferentes sesiones) en el
que el niño tendrá que proponer y argumentar tanto las diversas fuentes de información
que le permitan encontrar ideas, como los posibles temas de trabajo que formule, y
elegirá también los medios a su alcance para poder ejecutar todos los objetivos que se
propone.
Todo este proceso suscitará un continuo diálogo, discusión, análisis y crítica entre todos
los miembros del grupo-clase, proceso que empieza a forjar el aprendizaje de un
auténtico uso de la libertad. Mientras que un niño propone, tras una discusión:
NIÑO: A mí me gustaría estudiar las plantas porque quiero conocerlas bien; así
cuando vaya por el campo sabré sus nombres, de qué familia son, si son
venenosas etcétera... y las podemos ir a ver y estudiar a los bosques, campos y
otros lugares de Cataluña.
OTRO NIÑO: A mí me gustaría más estudiar los aviones, porque de las plantas ya
sé algunas cosas y los aviones nunca los he estudiado y me gustaría saber cómo
funcionan, cómo son los reactores, cómo se aguantan, por qué pueden volar sin
hélice, cómo se inventaron, etcétera. Podríamos hacer muchas cosas: ir al
aeropuerto, buscar información en libros, cromos, hacer experimentos, no sé si
hay museos...
∗
María Dolores Busquets, y X. Grau, (1998) "Un aprendizaje operatorio: intereses y libertad" en
Módulo Pedagógico del Plan de Actividades Culturales de Apoyo a la Educación Primaria
(PACAEP), México, SEP/Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, pp. 131-135.
92
utilizando diferentes sistemas de votación; sea cual sea el sistema utilizado, siempre
haremos que el voto vaya acompañado de su justificación o argumentación para fomentar
el razonamiento en este último momento decisivo ya evitar ingenuas contaminaciones.
Siguiendo este proceso, los niños escogieron trabajar sobre los aviones.
Por otro lado, al programar un aprendizaje parece que sea suficiente prever cuáles
son los conocimientos que el niño debe adquirir y qué actividades nos permitirán
acceder a ellos de una manera atractiva y agradable olvidando que todo
aprendizaje requiere un proceso de construcción gen ético, con una serie de
pasos evolutivos que, gracias a una interacción entre el individuo y el medio,
hacen posible la construcción de cualquier concepto.
Para llevar a la práctica esta programación será preciso seguir en todo momento
el ritmo evolutivo del razonamiento infantil que se manifiesta a través de sus
intereses, preguntas, respuestas, hipótesis, medios que se proponen, etcétera,
evitando cualquier precipitación por parte del adulto que anule este proceso de
construcción al facilitar respuestas y resultados ya elaborados. El papel del
maestro se centrará en recoger toda la información que recibe el niño y en crear
situaciones (de observación, de contradicción, de generalización, etcétera) que le
ayuden a ordenar los conocimientos que posee ya avanzar en el largo proceso de
construcción del pensamiento.
∗
SEP, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (1998) “Aprender de la realidad” en Módulo
Pedagógico del Plan de Actividades Culturales de Apoyo a la Educación Primaria, México, SEP/
Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, pp. 119-121.
94
Una experiencia práctica
Observamos cómo un grupo de niños de 1° de E GB, se propone trabajar el tema
de las vacas.
El tema fue elegido por una considerable mayoría de los niños de clase; uno de
los argumentos que tuvo mayor peso, en el momento de su elección, fue el de que
para estudiar este tema tendrían que hacer muchas cosas. Pusieron claramente
de manifiesto la necesidad de la acción para llegar al conocimiento de los
objetivos planteados; desde un principio enunciaron que no sólo querían saber
cómo se obtenía a partir de la leche, la nata, el queso, la mantequilla, el
requesón... sino que querían elaborarlos ellos mismos.
Antes de iniciar el tema hacemos un sondeo para averiguar qué saben sobre las
vacas. Luego averiguamos qué quieren saber. Se formulan preguntas como:
¿A una vaca le sacan leche desde que es pequeña?
¿Las vacas tienen cuernos o sólo los toros?
¿Los cuernos están en lugar de las orejas?
¿Una vaca cuando nace es ya como una vaca grande pero en pequeño o es
diferente?
¿Cuando una vaca está enferma, la leche es buena?
¿Cuando les sacan la leche ya la ponen en botellas para venderla?
¿Cómo se hace la nata? etcétera.
Para que los propios niños pudieran responder a las preguntas formuladas,
necesitaban abstraer una serie de propiedades diferenciales de las vacas y
compararlas con otros animales. Ello nos llevaría a la clasificación como un
método para diferenciar propiedades y para sistematizar estas diferencias. Pero
primero era necesario tomar contacto con la realidad, observarla.
A iniciativa de los niños visitamos dos granjas. La primera, que pertenecía a unos
parientes de una niña de la clase, proporcionó una información previa. La
segunda, gracias al bagaje anterior, permitió descubrir muchas cosas, establecer
términos de comparación, buscar semejanzas y diferencias a la vez que
generalizar algunos aspectos recogidos. Pudieron observar desde vacas recién
nacidas (¡incluso asistimos a un nacimiento!) hasta adultas y ver las
modificaciones que sufrían en las diferentes etapas de crecimiento.
Observar no es suficiente
Los niños plasmaron en dibujos sus observaciones , una vez en clase se
realizaron comparaciones entre las vacas y otros animales, llegando así al
concepto de mamífero, que establecieron los propios niños como propiedad entre
las vacas y otros animales que a la vez lo diferenciaba de los no mamíferos, Las
características observadas en los animales se convirtieron en criterios de
clasificación y permitieron, a su vez, excluir de la pertinencia a cada clase,
aquellos animales que no poseían las propiedades que la definían, De esta forma
la clasificación se convirtió en un instrumento de sistematización de los
conocimientos adquiridos, a la vez que permitió establecer relaciones lógicas
(pertenencia, exclusión, cuantificación, etcétera) entre ellos.
95
Para trabajar los productos derivados de la leche se realizaron una serie de
experiencias que les llevaron a la elaboración de la nata, del requesón, del yogurt,
etcétera, ya diferenciar los derivados de la leche de los otros productos en que
ésta era sólo un componente, como el flan y el chocolate. En esos trabajos surgió
la necesidad de medir los ingredientes, lo cual les llevó a inventar unidades de
medida sin las cuales resultaba imposible una dosificación correcta de los
ingredientes. Tanto los procesos de elaboración, como las cantidades necesarias
para ella, fueron representados gráficamente por los niños que descubrieron así,
cómo una serie de acciones realizadas con una finalidad podían registrarse sobre
el papel y ser recordadas o transmitidas a otros, y cómo las cantidades eran
necesarias para poder conseguir los fines que se habían propuesto. Las cifras se
convertían en la expresión gráfica de algo que tenía significado y una utilidad, y la
escritura en un sistema para narrar algo que realmente había sucedido y que
estaba íntimamente ligado a una experiencia inmediata.
Por otra parte, observamos también cómo a través de los intereses del niño, de
sus aciertos y errores, de sus hipótesis, el maestro puede abordar objetos de
trabajo que le conducen al aprendizaje de las materias escolares.
96
CARTA DE DESPEDIDA
Estimados profesores y profesoras:
Al finalizar este segundo bloque que aborda el proceso de planeación, creímos
conveniente dirigirles esta carta, para hacer algunas puntualizaciones que quedaron en el
tintero.
Hablar de la planeación como un proceso amplio, significa ir más allá de seleccionar
contenidos, actividades y recursos en el diseño de un plan de clase. Implica, como ya se
ha señalado, un conocimiento de planes y programas, así como de los enfoques que se
dirigen al desarrollo de competencias. Tiene que ver también, con identificar las
necesidades e intereses de los alumnos y alumnas, así como considerar el contexto en el
que ocurre el acto educativo. Informarse para responder a los por qué y para qué de la
Reforma la Educación Básica, permite a los docentes comprender qué tipo de educación
requieren los estudiantes, y en consecuencia, qué se espera de ellos como
implementadores centrales de este cambio. De ello se deriva la necesidad de reflexionar
sobre el tipo de práctica docente que ponemos en marcha, y de las competencias que
habremos de adquirir para responder a los desafíos que plantea el escenario educativo
actual.
Organizar los contenidos de aprendizaje de acuerdo al orden en que aparecen en los
programas de estudio y tomar como referencia la duración el ciclo escolar para hacer una
distribución proporcional al número de semanas o meses de trabajo, habla de un criterio
que pone en primer plano cuestiones de forma. Seleccionar los contenidos de aprendizaje
partiendo de lo que nuestros alumnos requieren, y tratando de establecer relaciones de
correspondencia entre las asignaturas, aunque ello signifique modificar la estructura de
las unidades o bloques de estudio, pone en el centro cuestiones de fondo bajo un criterio
de flexibilidad. Estar dispuesto a cambiar el rumbo de una planeación previa, para atender
un interés surgido de manera imprevista, o por detectar alguna dificultad que no permita al
grupo avanzar, también es una muestra de flexibilidad.
No se trata de renunciar al orden o a la continuidad, ni tampoco de “saltar” de un bloque a
otro. Se trata de que este orden esté determinado por las necesidades del grupo, y no por
un diseño estructural que deba considerarse inamovible. Lo anterior representa para el
maestro o maestra, un margen más amplio para la toma de decisiones.
Los procedimientos formativos, son recursos que requieren abordarse de manera
continua, precisamente para que cumplan el cometido de formar habilidades y actitudes
en los chicos y chicas. Los contenidos de las asignaturas, y de la Formación Cívica y
Ética en particular, ofrecen múltiples oportunidades para incorporarlos a la planeación de
situaciones de aprendizaje. Su práctica continua favorecerá el desarrollo de las
competencias cívicas y éticas.
Como ya habrán notado, las situaciones problema, los proyectos y las secuencias
didácticas, son herramientas que pueden complementarse. Una situación problema puede
suscitar el desarrollo de un proyecto, del mismo modo que este último puede
desencadenar una o más de las primeras. Tanto una como el otro, requieren el diseño de
secuencias didácticas que organicen el quehacer de los alumnos y alumnas.
En otro orden de ideas, la situación problema parece ser la estrategia que más favorece el
desarrollo de competencias, y el proyecto supone el marco idóneo para el trabajo con ejes
transversales. Estas y otras relaciones pueden establecerse dentro de la complejidad de
la dinámica escolar.
Sin duda, elaborar una planeación bajo este enfoque, e incorporar las estrategias
metodológicas propuestas, puede resultar de inicio una tarea compleja. Y eso es
precisamente lo que se quiere evitar. Por ello nos atrevemos a ofrecerles estas
recomendaciones:
97
• El conocimiento y análisis de planes y programas, no tiene que efectuarse en un solo
momento. La misma planeación de situaciones de aprendizaje, brinda oportunidad de
acercamientos sucesivos y sistemáticos.
• Cuando diseñen sus secuencias didácticas, revisen las orientaciones que recuperaron
de los textos revisados en los apartados 3 y 4 de la Sesión 4. No pretendan que sus
diseños contengan todas y cada una de las características que en ellos se mencionan.
Seleccione dos o tres de ellas como referencia. En futuros diseños, incorporen
paulatinamente las demás.
• Para el desarrollo de proyectos, las recomendaciones son las mismas que para el
diseño de situaciones problema. Les proponemos iniciar con un proyecto sencillo,
enmarcado en la asignatura de Formación Cívica y Ética. Posteriormente, vayan
sumando contenidos de otras asignaturas, hasta que logren arribar a un proyecto
transversal.
Esperamos que esta carta y las ideas que en ella les compartimos, les resulten de
utilidad.
Nuestros mejores deseos.
Las autoras.
98
Hernández, Fernando; Ventura Monserrat. La organización del currículum y
proyectos de trabajo. Es un calidoscopio.
Ice-Grao, 7ª. Ed. 1998, Barcelona
Los Proyectos de trabajo son una respuesta -ni perfecta ni definitiva —ni
única— a la evolución que el profesorado del centro ha seguido y que le
permite reflexionar sobre su propia práctica y mejorarla.
a Inicial: qué saben los alumnos sobre el tema, cuáles son sus hipótesis y
referencias de aprendizaje.
b Formativa: qué están aprendiendo, cómo están siguiendo el sentido del
Proyecto.
c. Final: qué han aprendido en relación con las propuestas iniciales. ¿son
capaces de establecer nuevas relaciones
Esta secuencia ha de servir como pauta de reflexión y seguimiento del
Proyecto y como preparación de otros futuros, todo lo cual irá guiando su
proceso de toma de decisiones.
Por lo tanto, podemos encontrar un grupo clase que utilice los Proyectos para
intentar favorecer una construcción de los conocimientos de manera
significativa y favorecedora de la autonomía en el aprendizaje. Pero también
podemos encontrar clases donde los Proyectos sean simplemente una nueva
organización externa, un nombre nuevo con el que se denomina una rutinaria
actitud profesional ante las relaciones de enseñanza y aprendizaje. Desde la
perspectiva general de toda la escuela, los Proyectos generan un alto grado de
autoconciencia y de significatividad en el alumnado respecto de su propio
aprendizaje, aunque en un determinado período o curso puedan estar
desarrollando Proyectos de una forma menos intensa. Esta variedad, como
hemos dicho, es un elemento de contraste y dinamiza la discusión
psicopedagógica en el centro, aunque en ocasiones también sirve de freno o de
forma de presión de unas docentes sobre otros.
La información:
4. Lleva a cabo el Interpreta la realidad
tratamiento La ordena y la presenta
de la información Plantea nuevas
preguntas
Lo que se pretendía con ella era detectar si los estudiantes habían captado "el
valor de un índice" y si podían responder a "por qué se habían realizado tres
diferentes en el Proyecto de la Antártida", así como el "papel de cada uno de
ellos" dentro de la secuencia de aprendizaje y de la, intenciones de la maestra.
Una vez establecidas todas las delimitaciones anteriores se procedió a diseñar
la situación de intervención. Con esta finalidad, un observador planteó a un
grupo de alumnos la siguiente situación:
Se les presentaba un ejemplar de los tres índices realizados en la
clase para el Proyecto de la Antártida. A continuación, se les
planteaba las siguientes cuestiones:
El Proyecto permite a los estudiantes, a partir del índice final, realizar una
ordenación de las actividades que se han llevado a cabo durante su desarrollo.
(No puede decirse que haya un tiempo fijo para llevar a cabo un Proyecto.
Depende del tema, del curso, de la experiencia, del maestro; oscila, por lo
general ente un mes y todo un trimestre.) Por eso, la recapitulación final tiene
razón de ser no sólo como reagrupamiento de lo estudiado, sino como
recorrido ordenado (según el índice y las actividades realizadas por cada
estudiante) en función de los diferentes aspectos de la información trabajados
y de los procedimientos que para ello se han utilizado. Por esta razón, la
ordenación y presentación final de todos los materiales reunidos a lo largo de
un Proyecto va más allá de la intención. De unirlos y cubrirlos con una
portada para lucirlos ante las familias. En nuestro caso tiene otra dimensión,
pues constituye el primer componente de la evaluación formativa del
Proyecto.
*
En el verano de 1987, como parte de las actividades de formación de la escuela. Se llevó a
cabo en el propio centro un seminario sobre "diseño y maquetación" en torno a los
materiales que se utilizaban en la escuela y que eran "creados" por los enseñantes n el
alumnado. Este seminario fue impartido por un estudiante de la especialidad de diseño de la
Facultad de Bellas artes de Barcelona y fue importante para destacar el valor cultural de la
presentación visual de los Proyectos.
de trabajo que por su presentación homogeneizan tos problemas y la
información, carteles repletos de formas y valores estéticos que no utilizan los
más elementales recursos de persuasión, o diseños de objetos y materiales que
buscaban "resultar bonitos", pero que poseen muy poco en común con las
“imágenes” que el alumnado puede ver en la calle, la televisión olas revistas.
Los Proyectos de trabajo son una innovación que puede aplicarse en todas las
áreas de conocimiento, pero básicamente han sido puestos en práctica en las
áreas de Ciencias Naturales y Ciencias Sociales, ya que éstas favorecen en
mayor grado la búsqueda y el tratamiento de la información. La puesta en
práctica de Proyectos en otras áreas continúa siendo ocasional, aunque se
hayan diseñado pequeños Proyectos en Matemáticas o en Lengua. Para
algunos docentes, la alternativa a esta limitación pasa por conectar los
contenidos y actividades de los Proyectos con contenidos y Proyectos de otras
situaciones educativas que realiza el alumnado a lo largo de su que hacer
escolar. Una profesora de Ciclo Medio cree que "lo que pasa es que nada más
se ha podido llegar hasta aquí, pero pienso que hay muchas actividades en la
escuela que están planteadas como taller y que en su momento se podrían
plantear como Proyecto de trabajo. Falta tener todavía más elementos de
reflexión. ¿Que si han de ser las Ciencias el núcleo principal del Proyecto? Ya
no digo las Sociales y las Naturales, sino un sentido más global de ciencia".
Esta es la perspectiva que en la actualidad están planteando algunos de los
enseñantes de la escuela en Proyectos como "La Astronomía", en el que
además de los contenidos propios de Ciencias Naturales se introduce el punto
de vista histórico al comparar la evolución de las visiones que sobre la tierra y
su posición en el espacio ha elaborado la Humanidad y se introduce la noción
interdisciplinar de la relatividad. Pero esto forma parte del contenido de otra
historia.
APRENDER EN LA ESCUELA A
TRAVES DE PROYECTOS:
¿POR QUÉ?, ¿CÓMO?
Philippe Perrenoud
Universidad de Ginebra
2000
2. Dejar ver prácticas sociales que incrementan el sentido de los saberes y de los
aprendizajes escolares.
4. Plantear obstáculos que no pueden ser salvados sino con nuevos aprendizajes,
que deben lograrse fuera del proyecto.
Beneficios secundarios.
Conclusión.
Referentes.
Hoy en día, la escuela pública es un melting pot de todo tipo de ideas cada vez menos
nuevas, las que en su origen se han desarrollado de manera marginal. En las prácticas, la
unión entre pedagogías tradicionales y pedagogías alternativas sigue siendo globalmente
una mezcla de aceite y vinagre, un poco menos desequilibrada en la escuela primaria
que en el segundo grado. A nivel de las intenciones y de los discursos, por el contrario,
es difícil decir hoy día a quién pertenece la "metodología de proyecto". Ciertamente,
ésta sigue siendo uno de los temas fuertes de ciertos movimientos pedagógicos, como el
Grupo francés de educación nueva, pero cualquiera se siente autorizado a reclamar para
sí la metodología de proyecto, sin necesidad de estar afiliado a un movimiento
específico.
Es entonces difícil ponerse de acuerdo sobre aquello de que se habla. Cada profesor
tiene, probablemente, una relación personal con los proyectos, en la vida y en la sala de
clases. Algunos, cortados de toda cultura en pedagogía activa, son reducidos al sentido
común y al espíritu del tiempo y juegan para sí mismos una visión artesanal del
proyecto. Otros, se sienten miembros de un movimiento pedagógico y/o de un equipo en
los que la pedagogía y la metodología de proyectos tienen una historia y una
significación identificables.
Hablar de pedagogía del proyecto como principio general de organización del trabajo
corre el peligro de hacer huir de manera bastante rápida a todos aquellos que no
adhieren a una pedagogía definida, pero hacen lo propio en el abanico de las estrategias
¿Cuáles son entonces, las razones para elegir una metodología de proyecto? Si las lógicas
que presiden la elección de un tipo de actividad o de otra fueran claras y compartidas,
dispondríamos de una trama conceptual en la cual podríamos situar la estrategia de
proyecto. Desgraciadamente, no disponemos de tal referente como algo adquirido.
Procedamos entonces a la inversa y partiendo de una definición provisoria de la
metodología de proyecto, tratemos de ver para qué sirve y lo que se puede esperar de
ella. Una vez establecido este inventario, será el momento de preguntarse si otras
actividades cumplen las mismas funciones o dicho de otro modo, con qué entran en
competencia directa las estrategias de proyecto y en qué áreas constituyen el único
recurso.
• Es una empresa colectiva dirigida por el grupo curso (el profesor o profesora
anima, pero no decide).
La estrategia es voluntariamente definida por sus modalidades antes que por su filosofía,
puesto que en formación inicial una parte del trabajo de análisis ex post consiste
justamente en identificar las razones para comprometerse de manera más o menos
regular en tales procedimientos, en la escuela primaria y sobre la base de una
experiencia.
Los formadores responsables de esta unidad se han dado cuenta, con el correr de los
años, que era probablemente necesario decir algo más para que el análisis no se pierda
en una diversidad excesiva de estrategias.
Es por esta razón que ha parecido útil delimitar mejor lo que puede esperarse de la
metodología de proyecto para incitar a los estudiantes y a sus formadores de terreno a
situarse más claramente en este nivel, antes de sumirse en los contenidos y en los
aspectos prácticos.
¿Qué se puede esperar de tal metodología? Se ve claramente que ella no está conectada
a ninguna disciplina en particular. Una metodología de proyecto en ciencias, para iniciar
por ejemplo en la metodología experimental, presenta especificidades. En francés, si se
pretende desarrollar la postura de un autor o una actitud metalingüística, es esto lo que
impregnará la metodología.
Retomemos estas diez "funciones" explicitando los títulos y dando algunos ejemplos.
2. Dejar ver prácticas sociales que incrementan el sentido de los saberes y de los
aprendizajes escolares
El proyecto es movilizador para los alumnos porque los desafíos les importan. Ahora
bien, estos desafíos no son en primer lugar aprender o comprender, sino tener éxito,
alcanzar una meta, recibir una retroalimentación positiva de un destinatario o tener la
satisfacción del trabajo cumplido y del desafío logrado.
Aunque nadie se engaña y sabe que va a la escuela para aprender, los alumnos que "se
prestan al juego" se comportan como actores sociales comprometidos en prácticas
sociales bastantes próximas a la vida.
Estas incursiones en mundos sociales, ya sean directas o indirectas porque son evocadas
al filo de las operaciones, forman parte de la construcción de una cultura general y de
una educación para la ciudadanía, pues comprender la sociedad es entrar en contacto
con sus múltiples rodamientos ¡al menos, tantos como conocer su Constitución!.
Todos estos mundos ofrecen entradas a los saberes. Dejan ver prácticas y competencias
que movilizan saberes. Ahí tienen curso las palabras, las nociones, los problemas, las
reglas que justifican una parte de los aprendizajes escolares, incrementando entonces su
sentido.
4. Plantear obstáculos que no pueden ser salvados sino con nuevos aprendizajes, que
deben lograrse fuera del proyecto
Puede suceder que el aprendizaje requerido para salvar el obstáculo sea posible en el
marco mismo del proyecto. A veces, se aprende de manera espontánea, por ensayo y
error, quebrándose la cabeza, observando, discutiendo. También se puede suspender la
acción e ir a pedir un complemento de información.
Simplemente importa medir que el abuso de tales despegues hace perder todo su
encanto, hasta inclusive todo el sentido del proyecto porque rompe su dinámica y en
consecuencia, la implicación de sus actores. Entonces, es preferible aceptar que todas
las carencias no sean satisfechas en lo inmediato.
El profesor puede también utilizar los proyectos para conocer y para comprender mejor
a sus alumnos y también para identificar mejor sus logros y sus dificultades, puesto que
él los ve en la práctica, en sus múltiples y complejas tareas. Es una herramienta mayor
de observación formativa.
Más allá de las competencias, los alumnos toman conciencia de la importancia de una
inteligencia colectiva o distribuida, de la capacidad de un grupo; si funciona bien, les
permite además fijarse metas que ningún individuo puede esperar alcanzar por sí solo.
Los trabajo sobre el empowerment (Hargreaves and Hopkins, 1991) muestran hasta qué
punto los individuos, en las organizaciones, tienen dificultad para considerarse actores
mientras se les trata como agentes. Esta identidad de actor viene de lejos y si la escuela
no la construye, continúa siendo totalmente dependiente de la educación familiar y en
consecuencia, muy desigual. Los que no tienen la suerte de construir en este marco una
fuerte identidad personal abordan el mundo del trabajo de manera muy carente.
En un proyecto, cada uno corre el peligro de ser arrastrado por opciones colectivas que
no comprende o no comparte, por no haber sabido defenderse y no hacer prevalecer al
menos algunas de sus ideas. Una metodología de proyecto favorece entonces un doble
aprendizaje:
• por una parte, el aprendizaje de la autonomía con respecto al grupo que permite
al individuo manejarse con prudencia en zonas en las cuales sigue siendo amo de
su acción o por lo menos de una parte de las modalidades e inclusive de las
finalidades.; para esto, es preciso saber reconocer su competencia y hacerse
delegar tareas sin que éstas sean prescritas en detalle;
• por otra parte, el aprendizaje de los modos concretos de hacerse oír en un grupo
y de influir en las decisiones colectivas, de manera de poder reconocerse en
ellas.
En una "sociedad de proyecto" (Boutinet, 1993, 1995; Courtois et Josso, 1997), una
buena parte de los profesionales se encuentran, de manera más o menos frecuente,
comprometidos en proyectos de desarrollo, de reestructuración, de innovación. En la
vida fuera del trabajo, sucede lo mismo en el campo asociativo, político, sindical,
deportivo, cultural.
Algunos profesores comienzan el año escolar con un proyecto: ellos han comprendido
que es la mejor forma de crear un vínculo social, de afianzar a un grupo y también de
dar a los alumnos menos favorecidos la posibilidad de presentarse como actores, a veces
divertidos, eficaces, conciliadores antes que aparezcan, de buenas a primeras, como
poco escolares o portadores de carencias.
Esta experiencia no sólo es favorable para una dinámica del curso, crea una cultura
compartida de la acción, a la cual pueden referirse durante todo el año escolar para dar
sentido a ciertos saberes. En efecto, en el trabajo escolar importa no sólo responder de
manera convincente a la
pregunta ¿para qué sirve esto?, sino suscitarla y conectar la respuesta a problemas
concretos. Las metodologías de proyecto no giran en torno a prácticas sociales, pero
permiten acceder a algunas de ellas de manera más concluyente que por medio de una
evocación abstracta.
Por ejemplo, una experiencia de proyecto permite tomar conciencia del hecho que toda
decisión se funda en saberes tanto teóricos como procedimentales y que los que ejercen
una cierta influencia no son quienes gritan más fuerte, sino los que analizan las
posibilidades, los medios y contribuyen a concebir estrategias realistas.
Conclusión
Este referente no tiene entonces ninguna intención de normalizar los proyectos, mucho
menos agobiarlos con tareas de formación de una ambición desmesurada. Simplemente,
propone puntos de referencia para responder a dos preguntas complementarias.
Referentes
¿La
evaluación
formativa
de
las
competencias
cívicas
y
éticas?
Álvarez Méndez, Juan (2008), “Evaluar el aprendizaje en una enseñanza
centrada en competencias” en Gimeno Sacristán (comp.), Educar por
competencias, ¿qué hay de nuevo? Morata, Madrid. p.p 221-233.
La evaluación en preescolar. Finalidades y funciones de la evaluación.
Síntesis tomada del Programa de Preescolar, 2004. SEP, México. p.p. 131-
141.
SEP (2004) Programa de Educación Preescolar, México.
____ (2007) Formación Cívica y Ética. Reforma de la Educación
Secundaria. Programas de Estudio 2006, México.
____ (2008) Programa Integral de Formación Cívica y Ética, México.
____ (2009) Educación Básica. Primaria, Plan de Estudios 2009. México.
____ (2009) Educación Básica. Primaria, Programas de estudio, Primer
Grado, México.
____ (2009) Educación Básica. Primaria, Programas de estudio, Sexto
Grado, México.
99
La evaluación como fuente de aprendizaje1.
1
Álvarez Méndez, Juan Manuel (2008) “Evaluar el aprendizaje en una enseñanza centrada en
competencias” en Sacristán, Gimeno, et al (compls.) Morata,
E d u c a r p o r c o m p e t e n c i a s ¿ q u é h a y d e n u e v o ?
221
situación para la que inicialmente no habían sido preparados. Sólo cuentan a lo
más, con la preparación tradicional, "de antes". Paradójicamente el cambio no
puede esperar. En el momento de la evaluación los profesores 'deben valorar la
aplicación de las competencias, deben recoger evidencias de aprendizaje4. Y
deben asignarles notas o calificaciones en una escala borrosa y convencional,
después de haber corregido tareas, trabajos o exámenes que consideren
convenientes. Si los exámenes tradicionales no sirven, no deberían servir para la
evaluación del desarrollo y aplicación de las competencias; si el profesor se ha
dedicado a elaborar informes descriptivos sobre 'las aplicaciones que reflejen el
aprendizaje de los alumnos, esto plantea varios problemas prácticos. Entre ellos, el
número de alumnos que cada profesor puede atender de acuerdo con las
exigencias que derivan 'de las nuevas tareas, de las nuevas funciones que debe
desempeñar. Y más delicado aún, aunque no menos importante, es cómo el
profesor debe hacer para "traducir" su informe en una nota, en, una calificación, y
cómo podrá expresar con ella toda la riqueza que pueda recoger en el informe.
Con el movimiento e interés por las competencias nos viene un nuevo enfoque
que enfatiza, entre otros aspectos, que la enseñanza debe tener como centro de
atención, no tanto al profesor que enseña sino al alumno que aprende; no tanto la
información que se transmite cuanto la capacitación del alumno. Significa que a la
atención sobre cómo aprende el alumno debe corresponder un nuevo enfoque
sobre cómo enseña el profesor. El giro conlleva un nuevo enfoque en la
evaluación, que identifican con la evaluación formativa, expresión que sobrevive a
cuanta reforma conocemos, independientemente del marco conceptual en que
cada una se inspire. En este sentido podemos, decir que la, evaluación orientada al
aprendizaje debe ir más allá de la calificación o puntuación sobre o a partir de la
reproducción de la información transmitida, que no suele coincidir con la
información recibida y, menos aún, con la información comprendida.
Se trata, en la nueva lectura y en una interpretación ingenua en clave positiva,
de evaluar para aprender, evaluar para enseñar a aprender y para enseñar a
estudiar de tal modo que puedan evitarse errores de procedimiento en el proceso
de aprender, evaluar para facilitar y asegurar el aprendizaje-de un modo
comprensivo, evaluar para corregir errores a tiempo y explicar las causas que los
motivan con el fin de evitar un resultado negativo (el fracaso) después de recorrer
eI camino de aprendizaje. Se trata de evaluar al servicio de quien aprende. Lejos
debe quedar aquella práctica que limita la evaluación a la calificación final, cuando
ya no hay remedio para mejorar los procesos de enseñanza y de aprendizaje los
dos, de la mano. Se trata de transformar el 'culto al examen, asentado en la
costumbre y en la rutina como recurso de control, en la cultura de la evaluación, en
ejercicio de formación. Pasar del carácter estático del examen a la dinámica de la
participación, de la construcción, del diálogo, del intercambio, en la que la
información sea relevante para la construcción el aprendizaje y para superar as
dificultades, incluidos los errores. Como advierte Perrenoud (2001), "no se
construyen competencias sin evaluarlas, pero esta 'evaluación no puede tomar la
forma de pruebas del tipo papel y lápiz o de los clásicos exámenes universitarios.
La evaluación de las competencias debería ser, en gran medida, formativa, pasar
por un co-análisis del trabajo del alumno y la regulación de su inversión antes que
pasar por notas o clasificaciones".
4
Puede ser ilustrativo de este proceder la sugerencia que aparece en el siguiente documento que
parafraseo de la Universidad de Valencia <http://www.uv.es/sfp /WEB07/pdi07/rodalies/linia4/
linia4.htm> en el que se propone el siguiente para la evaluación: para realizar una evaluación,
r o c e s o
correcta de competencias .es necesario tener definidos los perfiles estructurados en conocimientos,
habilidades y actitudes. A continuación, definir los criterios de evaluación: qué se va a evaluar y cuáles
serán los indicadores. El siguiente paso será definir las evidencias de cada una de las competencias, para
finalmente, comparar si los resultados coinciden con las evidencias del aprendizaje. Universidad de
Valencia. 2007
a e v a l u a c i ó n d e l o s e s t u d i a n t e s e n l a E d u c a c i ó n S u p e r i o r . E v a l u a c i ó n d e c o m p e t e n c i a s , .
222
Es la misma idea de evaluación cuando la aplicamos en otros contextos
naturales en los que evaluamos, contrastamos, argumentamos, buscamos
opiniones y valoraciones distintas con el fin de tomar decisiones ajustadas a las
situaciones a .las que nos enfrentamos. Y no esperamos a comprobar que algo
falla al final ni esperamos a concluir para constatar resultados no deseados,
resultados negativos anunciados. Al contrario, procuramos, que todo funcione en
cada momento -evaluación continua-, y cuando no es así, tomamos decisiones
convenientes con el fin de subsanar la disfunción. De este modo aprendemos con
la evaluación. En contextos de formación, deberíamos hacer de la evaluación un
medio para mejorar la enseñanza y el aprendizaje, mejora que beneficia al profesor
y al alumno.
Porque analizamos y valoramos nuestras decisiones, porque reflexionamos
sobre lo que hemos hecho y sobre lo que hacemos, porque contrastamos nuestras
'opiniones y confrontamos nuestras creencias con las de' otros, porque evaluamos
constantemente los logros y los fracasos, las conquistas y lo que nos falta por
adquirir, y analizamos y valoramos los pros y los contra de cuanto nos rodea, los
puntos fuertes y los puntos débiles de nuestras acciones y de nuestros propósitos,
de nuestras convicciones y de nuestros afectos, aprendemos: evaluación formativa.
Distinguimos entre lo que merece la pena y lo que no, apreciamos el valor de lo que
es objeto de nuestra atención y descartamos aquello que carece de él, discernimos
entre algo que consideramos valioso de lo que no lo es, discriminamos entre lo
sustantivo y lo coyuntural. Estos procesos se dan constante y continuamente en la
cotidianidad de nuestras vidas.
En la educación no tiene por qué ser de otro modo. Y en el momento' de la
evaluación del rendimiento de los alumnos, momento de 'valorar el aprendizaje
escolar, no hay ningún motivo para que cambie ese sentido constructivo y
formativo de lo que hacernos cuando evaluamos en contextos de normalidad En
situaciones de la 'vida cotidiana, evaluamos siempre con la intención de mejorar,
de aprender, de conocer, de saber, de tomar las decisiones' adecuadas y justas.
No gastamos nuestro tiempo ni dedicamos atención a valorar lo que no interesa, a
lo superficial, a lo anecdótico o a lo que simplemente carece de valor o nos resulta
molesto, inconveniente, a no ser que sea para comprender las (razones que
provocan situaciones que no deseamos y de este modo poder hacerles frente o
poder evitarlas. Pero aprendemos. "Sacamos conclusiones”. De los errores y de los
aciertos, de los propios y de los ajenos. Constantemente estamos evaluando y a la
vez estamos aprendiendo, enriqueciendo nuestra experiencia, aumentando nuestro
caudal de conocimiento, a veces individualmente, a veces en grupo. Contrastamos,
discutimos, defendemos posturas' y puntos de vista personales. Toda buena
evaluación de y sobre algo conlleva aprendizaje, en muchos casos compartido,
sobre el objeto de evaluación.
En Educación esta interpretación adquiere pleno, sentido y nunca debería de
haber dejado de ser así. Porque en los procesos de formación la evaluación
desempeña –debe desempeñar– funciones esencialmente formativas al servicio de
quien aprende: función formativa. Y al evaluar, sea el profesor, sea el alumno' el
que realice ese proceso –necesariamente debe ser procesual por tanto, continua–,
todos deberían aprender: sobre lo adquirido y sobre lo que falta por conseguir,
sobre los aciertos y sobre los errores, sobre el contenido de las respuestas y sobre
el contenido de las preguntas, sobre 'las respuestas que elabora y da el alumno y
sobre los criterios y las formas que utiliza el profesor para valorar las respuestas,
las preguntas que formula el, profesor y sobre las que podría formular el alumno
como ejercicio de aprendizaje de la propia autoevaluación. Y el profesor, también.
A lo largo del año académico los profesores tienen muchas oportunidades de
averiguar y .de evaluar cómo aprenden los estudiantes y pueden utilizar esa
información para introducir cambios que contribuyan a la mejora de la enseñanza y
del aprendizaje. A este objetivo responde la evaluación formativa. Como se recoge
en la Ley Orgánica de Educación (LOE) de 2006, "la evaluación se ha convertido
223
en un valioso instrumento de seguimiento y de valoración de los resultados
obtenidos y de mejora de los procesos que permiten obtenerlos”195.
Porque constantemente estamos aprendiendo, constantemente estamos
evaluando. Y también a la inversa: porque constantemente evaluamos,
constantemente aprendemos. Si este principio parece tan evidente, ¿por 'qué en
los contextos educativos pierde tanta nitidez? ¿Por qué aumenta la confusión
conceptual y las prácticas se hacen tan poco transparentes? ¿Por qué aprendemos
tan poco de la evaluación que practicamos, y tan poco de las evaluaciones que
conocemos? ¿Por qué en el enfoque por competencias el discurso sobre
evaluación ofrece tan pocas garantías sobre la voluntad formativa que se anuncia?
Pienso que la confusión se produce porque en educación interesadamente la
evaluación se confunde con mucha frecuencia con el control, concretado en
cualquier tipo de examen. Lo que es un recurso, un medio, deviene en objeto y en
objetivo que termina marcando el currículum. Esto resta claridad en la exposición
del concepto, y resta importancia al mismo proceso de evaluación, confundiendo la
propia práctica de la evaluación, que se ve sometida a controles externos, en los
que los matices -semánticos pierden sentido. La evaluación que se propone para
concretar el curriculum por competencias tiene este sentido.
Si la enseñanza y el aprendizaje giran en torno a las competencias, en la
evaluación los alumnos tienen que tener la oportunidad de mostrar y de demostrar
sus habilidades. Y aquí radica uno de los cambios que vienen como consecuencia
de este razonamiento: en términos generales, los exámenes tradicionales no
ofrecen esa posibilidad. Las pruebas objetivas 'y todas las de tipo test no parecen
ofrecer ninguna garantía. Tampoco tenemos evidencias de que las actuales formas
de evaluar refuercen la capacidad de -transferencia de conocimiento, más allá de
la inmediatez del aula. ¿Qué nos queda? La respuesta coherente sería que queda
la búsqueda de modos alternativos para evaluar. En principio, los que conocemos
hasta ahora no deberían servimos, como también se nos hace creer que lo que se
estaba haciendo hasta ahora, no era lo acertado. Decir que la evaluación debe ser
formativa y continua, ya lo dije, no añade mucho, y se trata de funciones que se dan
simultáneamente, no de un nuevo modo de entender la evaluación. Lo que resulta
difícil de sustentar es la compatibilidad de un discurso orientado a los aspectos
formativos que diseña unas prácticas aferradas exclusivamente a los modos de
hacer y orientada a los resultados.
5
3 Jueves 4/mayo 2006, BOE núm. 106.
L E Y O R G Á N I C A 2 / 2 0 0 6 , d e d e m a y o , d e E d u c a c i ó n .
224
autonomía para participar responsablemente en este proceso y asumir las
obligaciones y los compromisos que de aquellas se derivan. Al actuar de un modo
en el que las obligaciones se reparten asimétricamente 'entre: quienes enseñan y
quienes aprenden, se limitan desde el prejuicio las propias posibilidades y
capacidades de aprendizaje total, entre las que está la capacidad de-evaluar(se).
Esta interpretación refuerza la idea de que la evaluación; en el desarrollo global
del currículum es una ocasión más de aprendizaje y no una interrupción del mismo
ni un rendir cuentas mecánico y rutinario de y sobre la información' recibida y
acumulada previamente. Tampoco puede limitarse la evaluación a la observación
de evidencias. El aprendizaje, como proceso, no puede reducirse a simple
observación de lo dado porque, si realmente tiene lugar, siempre irá más allá de la
inmediatez del aula.
Puesto que la evaluación educativa se ocupa del proceso educativo abierto en
cuanto sistema permanente, es decir, que no concluye, la evaluación debe ser
invariable y constantemente formativa y continua: el sujeto debe aprender con ella
y a través de ella merced a la información crítica y relevante que el profesor,
cuando evalúa, debe 'ofrecer al alumno con el ánimo de mejorar el propio trabajo o
con la intención de mejora en el proceso educativo. En esta función esencial, el
ejercicio de la evaluación debe ser, ante todo, una garantía de éxito –no
confirmación de un fracaso– y un apoyo y un refuerzo en el proceso de
aprendizaje, del que sólo se espera el beneficio para quien aprende, que lo será
simultáneamente beneficioso para quien enseña. La tarea del profesor persigue de
este modo asegurar siempre un aprendizaje reflexivo, en cuya base está la
comprensión de contenidos valiosos de conocimiento. Por esta razón, la
evaluación educativa es aprendizaje6 y todo aprendizaje que no conlleve
autoevaluación de la actividad misma del aprender no forma. Si el aprendizaje
necesita la implicación activa del sujeto que aprende, la autoevaluación llega como
una consecuencia lógica. La evaluación viene a ser en este sentido una forma de
autorregulación constructiva del mismo proceso que sustenta y justifica los ajustes
necesarios para garantizar el adecuado progreso de formación. La penalización por
errores cometidos en el proceso es una función añadida que no tiene que ver con
esta visión constructiva del proceso educativo. "La historia del aprendizaje, explica
Postman (1995, pág. 145), narra la aventura de la superación de nuestros errores.
No hay nada malo en equivocarse. Lo malo está en nuestra reticencia a
reexaminar nuestras creencias, así como en creer que nuestras autoridades
en cada materia no pueden equivocarse".
Una condición básica para poner en práctica la evaluación que aquí defiendo es
la de renunciar a la búsqueda del éxito académico como valor en sí, identificando
con el éxito de las calificaciones (notas) –tan importantes y tan condicionantes en
la mente de los alumnos–, para tratar de alcanzar el éxito educativo que trasciende
los estrechos márgenes de la enseñanza orientada al examen. Se trata de sustituir
la enseñanza centrada en la transmisión de-información que lleva a un aprendizaje
memorístico y rutinario –está orientada al examen y mediatizada por él– por una
enseñanza cuya base sea la comprensión crítica de la información recibida,
apoyada por una buena explicación y acompañamiento por parte del profesor en el
proceso de construcción de aprendizaje, Se trata de pasar de un aprendizaje
sumiso y dependiente, que sólo puede garantizar el éxito fugaz para la inmediatez
del aula y del momento crítico que es el examen, a un aprendizaje asentado en
bases de entendimiento y al desarrollo de habilidades intelectuales, no sólo
competencias prácticas, que facilitan establecer nexos interdisciplinares necesarios
6
Entre los aspectos que destaca el documento del MEC,
r o p u e s t a s p a r a l a r e n o v a c i ó n d e l a s
y aptitudes en los profesores adecuadas para la comprensión de las nuevas formas de aprendizaje, la
evaluación como herramienta de aprendizaje eficaz y el empleo satisfactorio de las TIC en los procesos
educativos” (MEC, 2006, pág 28).
225
para la formación integral del pensamiento de quien aprende.
Los trabajos de indagación que permiten y obligan a la reflexión y al diálogo son
medios adecuados para recorrer este camino de descubrimiento y de encuentro.
Importa en esta interpretación averiguar no sólo cuánto sabe el alumno, sino cómo
aprende. Las llamadas "carpetas de aprendizaje" o "portafolios” sin más, sirven a
este propósito, pues deben contener los trabajos y las tareas que el alumno va
realizando a lo largo del curso, y será él, en diálogo con el profesor, quien dé razón
y cuenta de-los contenidos acumulados en las mismas7. El profundo respeto que
cada uno tiene para con todos los 'demás participantes en el mismo proceso de
aprendizaje y la firme voluntad de querer entenderse son los requisitos que
posibilitan e impulsan esta forma razonable de proceder. A ella se deben adaptar
los programas y su desarrollo. Justo en la medida en que el profesor toma
decisiones prudentes sobre la conveniencia del, ajuste, él mismo pone, en práctica
la responsabilidad derivada del saber, del saber decidir y del saber hacer que
identifican su labor profesional y didáctica. Es decir, su competencia profesional.
La propuesta presupone que el ritmo de enseñanza depende de la capacidad
para comprender del sujeto que aprende. Sólo hablando con él o dándole la
oportunidad de que pueda (de)mostrar su propio proceso podremos darnos cuenta
en .profundidad del camino recorrido, a la vez que podemos ayudarle en el que
falta por hacer. Convertida el aula en espacio natural de aprendizaje, es la forma
ideal para descubrir cómo piensa y cómo entiende el sujeto que aprende. A partir
de .esta información se puede prever dónde pueden surgir las dificultades en el
aprendizaje y cómo se le puede realmente, ayudar a quien aprende.
Si pretendemos estimular un aprendizaje orientado al desarrollo de habilidades o
competencias superiores (pensamiento critico y creativo, capacidad de resolución
de problemas, aplicación de conocimientos a situaciones o tareas nuevas,
capacidad de análisis y de síntesis, interpretación de textos o de hechos, capacidad
de elaborar un argumento convincente), será necesario practicar una evaluación
que vaya en consonancia con aquellos propósitos. También será condición que
sea consecuente con la forma en la qué se entiende el aprendizaje. En esta
concepción, el aprendizaje abarca el desarrollo de las capacidades evaluativas de
los propios sujetos que aprenden, "competencias en acción", lo que les capacita
para saber cuándo usar el conocimiento y cómo adaptarlo a situaciones
desconocidas.
No debemos olvidar que existe una relación directa entre lo que el profesor
enseña, lo que los alumnos aprenden y la forma en la que el primero controla lo
que los segundos aprenden (GIPPS, 1998). Para que esto suceda es
imprescindible que el alumno desarrolle una mente organizada además de
informada. En este propósito el profesor desempeña un papel importante de
orientación y de ayuda. Su valoración razonablemente argumentada y crítica sobre
la base de información acumulada y contrastada procedente de diversas fuentes
(observación en clase, tareas, resolución de problemas, apuntes de' clase,
participación en debates o explicaciones, ejercicios en la pizarra, conversaciones,
7
En palabras de DOCHY, SEGERS y DIERlK (2002), “el portafolio es una 'herramienta para el aprendizaje
que integra la enseñanza y la evaluación y se 'emplea para una evaluación longitudinal de procesos y
productos. Propone el diálogo y la cooperación entre los estudiantes y el profesor, en los que los dos
colaboran en la evaluación de los resultados y el futuro desarrollo del estudiante con relación a una
materia. Además, el portafolio constituye un método que refleja de forma comprensiva, que cuenta la
historia del estudiante como aprendiz, señalando sus puntos fuertes y sus debilidades, La elaboración de
portafolios anima a los estudiantes a participar y a tomar la responsabilidad de su aprendizaje (…).
También proporciona una idea sobre el conocimiento previo del estudiante, a través de la cual la
evaluación puede vincularse con ese conocimiento (…). Finalmente las habilidades y las estrategias de
aprendizaje que los estudiantes desarrollarán para construir sus portafolios (búsqueda de datos,
organización de los análisis de datos, interpretación y reflexión) son competencias fundamentales en la
idea del aprendizaje a lo largo de la vida"
226
carpetas de aprendizaje, corrección de exámenes ...), así como el contraste y
confrontación con la información e ideas de los demás compañeros, será el medio
por el cual el alumno pueda desarrollar y contrastar su propio pensamiento crítico,
sus propias competencias cognitivas y de aplicación, otorgando significado
personal desde la información que el profesor le brinda y desde el conocimiento
que posee. Con la actitud crítica del profesor, el alumno podrá construir
críticamente su pensamiento. Para conseguir este propósito es imprescindible
convertir el aula en espacio de encuentro donde se dan los aprendizajes y no en
locales donde el alumno acude a obtener información con el fin de adquirir un
cúmulo de datos para el consumo inmediato que representa el examen,' mientras
el profesor habla.
Con la misma intención formadora es igualmente .importante fomentar el debate
de ideas nuevas, el pensamiento divergente y las respuestas múltiples. Esto exige
establecer relaciones, analizar y valorar las informaciones disponibles, sustentar el
mejor argumento para defender las ideas propias. Este proceder se opone a
realizar pruebas de una respuesta válida única o correcta, que simplifican el
camino hacia la inmediatez del éxito del examen en la· misma medida que refuerza
la dependencia de la palabra prestada.
En esta interpretación de la evaluación como actividad critica, las normas y los
criterios de evaluación no se elaboran fuera del contexto .de aprendizaje ni
adoptan decisiones definitivas o inalterables. Más bien, de las respuestas y de los
argumentos que cada uno pone en juego surgen las vías de entendimiento, Es
necesaria la apertura por parte de quien enseña y de quien aprende para revisar,
defender y rebatir críticamente las propias razones, los propios argumentos
(Elliot,1990, pág. 219).
227
Si la evaluación no es fuente de aprendizaje queda reducida a la aplicación
elemental de técnicas que inhiben u ocultan procesos complejos que se dan en la
enseñanza y en el aprendizaje. En estos casos, la evaluación se confunde con el
instrumento, con el examen, con el resultado final separado del proceso en el que
adquiere significado y sentido.
No debe entenderse que aprendan lo mismo ni con el mismo propósito el
profesor y el alumno. Para el profesor es importante aprender de la pregunta o del
problema que selecciona en función del valor formativo o informativo que en sí
mismo encierra el contenido, dando por sentado que merece la pena responderla o
vale el esfuerzo resolver el problema o aplicar el saber a una situación dada.
Aprende de las formas en las que responde-el alumno, y aprende de las
estrategias que éste pone en juego para dar con la respuesta correcta.
La responsabilidad del que enseña es asegurar desde principios éticos que
derivan de la profesión y de la autoridad moral que otorga el saber que aquello que
se ofrece como contenido de aprendizaje merece la pena ser aprendido.
Escudarse o esconderse en que "es parte del programa" o "viene así en los libros
de texto" o "es exigido por unos mínimos curriculares” es renunciar a la propia
identidad y a la autonomía profesionales, características que definen las
competencias docentes, dejando en otras manos las decisiones que caracterizan el
quehacer didáctico. Simultáneamente se da por perdida de antemano la capacidad
de decisión consustancial al ejercicio de la responsabilidad que deriva del sentido
de la profesionalidad, de la profesión docente en este caso, y que implica
prudencia, juicio, dialogo e interacción (Grundy, 1993, pág. 74).
Si las preguntas que formula el profesor merecen la pena ser respondidas o los
problemas que plantea vale la pena resolverlos, indagando por caminos que
despiertan la curiosidad y afirman las propias' capacidades y las adquisiciones
previas del alumno, es probable que haya más de un camino para llegar a una
respuesta aceptable o más de una respuesta válida. Aquí la fuerza de los
argumentos de apoyo y las razones que el alumno pueda dar par justificar sus
respuestas desempeñan un papel decisivo para decidir sobre el valor de las
explicaciones y de las respuestas y soluciones. En este sentido, las preguntas o los
problemas serán también atractivos y tendrán valor formativo en sí. Por contra, si
lo que, el profesor pide en un examen o en una prueba es repetir mecánicamente
algo que él mismo ha dado antes y tal como lo ha dado antes, además de aburrido
por monótono para los alumnos en el momento de responder y para el profesor a la
hora de 'corregir, no estimulará la curiosidad por seguir aprendiendo ante el reto
que suponen las preguntas que desafíen el conocimiento.
Preguntas que no indagan más que sobre información dada tampoco desarrollan
la imaginación ni el pensamiento. Es simple tarea de rutina que cansinamente
vuelve sobre sí misma, renunciando a avanzar incluso antes de levantar el pie.
Todo el esfuerzo del alumno se dirigirá a dar con la respuesta correcta. El profesor
se interesará menos por saber cómo llega a ella. Y esto repercute negativamente
en el desarrollo de la profesionalidad, haciéndolo más acomodaticio con el orden
establecido que innovador e incentivador de la autoafirmación mediante el
desarrollo del pensamiento, de quien enseña y de los alumnos que con el profesor
aprenden.
Es evidente que no toda la información dada, explicada o simplemente contada
se convierte automáticamente en conocimiento adquirido y asimilado, ni todo
conocimiento adquirido es evaluable ni está pensado o elaborado para ser objeto
de evaluación en términos de calificación. El alumno aprende mucho más de lo que
puede constreñirse en un examen; pero tampoco el examen garantiza que aquello
sobre lo que indaga sea lo más relevante y lleno de valor. Más bien el profesor
puede descubrir a través de un-examen lo que el alumno ignora o lo que no sabe
hacer o simplemente recuerda para la ocasión, pero, difícilmente el examen le
servirá al profesor para descubrir y verificar los conocimientos, habilidades y
valores asimilados. Difícilmente tampoco será útil para distinguir las adquisiciones
228
fugaces para un examen –saber sin comprensión– de aquellas que se incorporan
a la estructura del pensamiento del alumno. Y menos aún servirá en una dimensión
prospectiva. En esta dirección, el examen deja a Ia vista sus propias debilidades y
limitaciones, puestas las miras en lo pasado y sin capacidad para mejorar el futuro.
229
Pero también cuando aprenden, conviene comprobar que realmente entienden
aquello que dicen que aprenden. Menos útil para el aprendizaje es la evaluación
cuando se utiliza sólo para demostrarle-al alumno cuán ignorante es (atención al
déficit, y no tanto a la capacidad de aprender).
Del análisis y de la reflexión sobre estos aspectos debe seguirse una
intervención críticamente informada, moralmente ejercida y responsablemente
asumida por parte del docente que fundamente y justifique cualquier decisión de
mejora de las prácticas de enseñar y de aprender. Sólo en esta dirección y con este
ánimo la evaluación podrá ejercerse en su sentido formativo, intención tan
permanentemente .proclamada y omnipresente en los discursos pedagógicos como
ausente en las concreciones prácticas de tanto deseo. De otro modo, que es
habitual, la evaluación desempeña más funciones coercitivas, de control y de
calificación, que terminan en clasificación y discriminación o segregación, cuando
no mero; ejercicio de poder desmesurado y desigual, que las funciones
directamente formativas. Cuando esto ocurre, cabe hablar más de calificación o
notas o examen sin más –crea menos confusión–, que de evaluación, acción ésta
que supone' un proceso más complejo, a la vez que más rico; proceso de
deliberación, de contraste, de diálogo y de crítica y que remite o debería remitir al
ámbito de los valores, prioritariamente morales, pues cuando se evalúa el
rendimiento de un alumno indirectamente estamos evaluando a todo el sujeto. Y él
lo vive así en sentido e intensidad.
Entre tanta palabra que envuelve y oculta a la evaluación, corno concepto y
como práctica, no podemos perder de vista que prioritariamente se trata de un acto
de justicia, de ecuanimidad, de un ejercicio que necesariamente debe
desempeñarse dentro de las pautas que derivan de la deontología profesional del
docente.
Son exigencias que derivan de la competencia profesional de quien enseña. En
la medida que esto se dé podremos creer que la enseñanza centrada en
competencias evalúa formativamente el aprendizaje de quienes aprenden.
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231
LA EVALUACIÓN EN PREESCOLAR1.
• Constatar los aprendizajes de los alumnos y las alumnas –sus logros y las dificultades
que manifiestan para alcanzar las competencias señaladas en el conjunto de los campos
formativos– como uno de los criterios para diseñar actividades adecuadas a sus
características, situación y necesidades de aprendizaje.
• Identificar los factores que influyen o afectan el aprendizaje de los alumnos y las
alumnas, incluyendo la práctica docente y las condiciones en que ocurre el trabajo
educativo, como base para valorar su pertinencia o su modificación.
• Mejorar –con base en los datos anteriores– la acción educativa de la escuela, la cual
incluye el trabajo docente y otros aspectos del proceso escolar.
De este modo, la evaluación del aprendizaje constituye la base para que la educadora,
sistemáticamente, tome decisiones y realice los cambios necesarios en la acción docente
o en las condiciones del proceso escolar –en primer lugar, las del aula– que estén a su
alcance. A diferencia de otros niveles educativos (por ejemplo, la educación primaria o
secundaria) donde la evaluación es la base para asignar calificaciones y decidir la
acreditación de un grado escolar o la certificación del ciclo educativo, en la educación
preescolar la evaluación tiene una función esencial y exclusivamente formativa, como
medio para el mejoramiento del proceso educativo, y no para determinar si un alumno
acredita un grado como condición para pasar al siguiente. En este sentido es importante
destacar que el avance de los alumnos en los tres grados de la educación preescolar no
tendrá como requisito una boleta de aprobación de un grado; la acreditación se obtendrá
por el hecho de haberlo cursado, mediante la presentación de la constancia
correspondiente.
Los registros de evaluación tendrán como una de sus finalidades contribuir a que la
educadora del grado siguiente –inclusive el maestro de la escuela primaria que reciba a
los egresados del Jardín de Niños– cuente con información para diseñar o planificar su
trabajo en función de las características de sus nuevos alumnos. Esta concepción de la
evaluación –es decir, el énfasis en su función formativa– implica establecer prácticas que
permitan centrar la atención en los procesos que siguen los niños durante el desarrollo de
las actividades escolares, así como en la evolución del dominio de las competencias, y no
sólo en sus logros al final del curso. Asimismo, implica superar una concepción que limita
la evaluación a los aprendizajes de los alumnos y excluye otros factores que influyen en el
proceso educativo; es necesario también diversificar los medios e instrumentos de
evaluación y aprovechar plenamente la información obtenida en este proceso.
1
Síntesis tomada del Programa de Preescolar, 2004. SEP, México. p.p. 131-141.
Las acciones de evaluación sólo tienen sentido si la información y las conclusiones
obtenidas sirven de base para generar la reflexión de la educadora, modificar aquellos
aspectos del proceso escolar que obstaculizan el logro de los propósitos educativos,
fortalecer aquellos que lo favorecen, o diseñar y experimentar nuevas formas de trabajo si
con las formas usuales no se han alcanzado los propósitos fundamentales previstos o
deseables. Del mismo modo, los resultados de la evaluación deben ser uno de los
elementos principales para la reflexión colectiva del personal docente en el Jardín de
Niños y para la comunicación con las madres y los padres de familia.
La observación atenta de los alumnos y del trabajo que realizan, el diálogo con ellos y con
los padres de familia, y la entrevista son los principales medios para obtener la
información en que se basa la evaluación. La principal fuente de información es el
desarrollo de la jornada escolar; ello significa que mientras la educadora trabaja con los
niños y, por tanto, se concentra en generar su interés, en atender a sus preguntas o
argumentos, es cuando puede observar las manifestaciones de sus competencias, cuyo
desarrollo es el objetivo de la educación preescolar. Estos hechos ocurren
simultáneamente, y pueden dificultar el registro y la posterior organización de la
información.
Con el propósito de contribuir a facilitar esta tarea, a continuación se propone una serie de
instrumentos agrupados en los siguientes rubros: el expediente personal del niño y el
diario de la educadora.
Estos documentos contienen datos personales del alumno. Es conveniente que en la ficha
de inscripción se solicite información relativa a aquellos aspectos de la salud de los niños
sobre los que hay que tener especial cuidado, por ejemplo, los casos de alergias y
medicamentos prohibidos.
2. Entrevistas con la madre, con el padre o con el tutor del alumno
La entrevista inicial tiene como propósito recoger y aprovechar el saber de cada familia
acerca del niño respecto a: cómo es, qué se le dificulta, qué le interesa, cómo se relaciona
con los adultos y con otros niños, y respecto a las condiciones en que vive y se
desenvuelve, las cuales resultan significativas para comprender sus formas de interactuar
con el mundo y tienen significado en el contexto de la tarea escolar.
La entrevista de la educadora con los padres o tutores de los alumnos es también un
recurso para la construcción de un vínculo de comprensión y colaboración entre docentes
y padres, hecho que contribuye a establecer mayor coherencia en la intervención de los
adultos en la educación infantil.
Para realizar la entrevistas es necesario tener en cuenta que el primer encuentro con las
madres y los padres de familia es una oportunidad para establecer relaciones cordiales,
que permitan la comunicación constante con ellos; es, entonces, muy importante que
perciban que la información que aporten será de utilidad en la educación de su hijo. La
confianza que logre la educadora en este encuentro será fundamental para lograr la
participación de las familias en el trabajo escolar.
Como parte de la tarea educativa, es necesario que la educadora registre los logros y las
dificultades de los alumnos en el desarrollo de las competencias, para lo cual será
necesario contar con información “clave”; es decir, no se requiere una descripción
pormenorizada, sino señalar situaciones específicas en las que esos logros o dificultades
se manifiestan, así como el apoyo que los niños necesitan para avanzar. Para el registro
también conviene centrar la atención en los siguientes rasgos: ¿el alumno se concentra
en las actividades?, ¿cómo reacciona ante situaciones difíciles que se le presentan?, ¿en
qué momentos solicita ayuda?, ¿explora alternativas?, entre otros.
Los trabajos que elaboran los alumnos son evidencias valiosas de su aprendizaje.
Incorporarlos a un expediente personal permite observar los avances que su autor
manifiesta en su desarrollo a lo largo del ciclo escolar; conviene incluir evidencias que
refieran al trabajo en distintos campos formativos. En cada trabajo deben anotarse datos
de identificación (nombre, fecha de realización) y un comentario breve de las
circunstancias en que se realizaron o de los progresos alcanzados por el alumno.
6. Evaluación psicopedagógica
El diario de trabajo
Una
propuesta
de
evaluación
para
Formación
Cívica
y
Ética
<http://www.xtec.cat/~ilopez15/materials/ambitpedagogic/avaluacio/
evaluarparaaprender.pdf> Resumen de SanMartí, Neus (2007), Diez ideas
clave, evaluar para aprender, Ed. Graó. Barcelona.
SEP (2004) Programa de Educación Preescolar, México.
____ (2007) Formación Cívica y Ética. Reforma de la Educación Secundaria.
Programas de Estudio 2006, México.
____ (2008) Programa Integral de Formación Cívica y Ética, México.
____ (2009) Educación Básica. Primaria, Plan de Estudios 2009. México.
____ (2009) Educación Básica. Primaria, Programas de estudio, Primer Grado,
México.
____ (2009) Educación Básica. Primaria, Programas de estudio, Sexto Grado,
México.
100
10 ideas clave
Evaluar para aprender
Tendencia a verlo
todo desde el propio
punto de vista Formas de percibir
nuestro entorno Formas de razonar
Formas de sentir
(creencias, valores,
emociones)
Las palabras no
siempre se utilizan en
el mismo sentido
Muchas creencias y
sentimientos son
obstáculo para aprender
1. La evaluación es el motor del aprendizaje, ya que de ella depende tanto qué y cómo
se enseña, como el qué y el cómo se aprende.
2. La finalidad principal de la evaluación es la regulación tanto de la enseñanza como
del aprendizaje, tanto de las dificultades y errores del alumnado, como del proceso
de la enseñanza.
3. El error es útil para regular el aprendizaje, conviene estimular su expresión para que
se pueda detectar, comprender y favorecer su regulación.
4. Lo más importante es aprender a autoevaluarse. Para ello es necesario que los
alumnos se apropien: de los objetivos de aprendizaje, de las estrategias de
pensamiento y de acción aplicables para dar respuesta a las tareas planteadas; y de
los criterios de evaluación.
5. En el aula todos evalúan y regulan, el profesorado y los compañeros, pero la
evaluación más importante es la que realiza el propio alumno.
1
6. La función calificadora y seleccionadora de la evaluación también es importante, y
sus resultados dependen en buena parte de la calidad de la evaluación-regulación
realizada a lo largo de los procesos de enseñanza y aprendizaje.
7. La evaluación sólo calificadora no motiva. En general, ni la evaluación en sí misma
ni la repetición de curso si se suspende motivan al estudiante a esforzarse más en
aprender, a no ser que le proporcionen criterios e instrumentos tanto para
comprender sus errores y superarlos, como para reconocer sus éxitos.
8. Es necesario diversificar los instrumentos de evaluación. Dado que cualquier
aprendizaje contempla diversos tipos de objetivos, es preciso que los instrumentos
de recogida de información sean múltiples y variados. Y las estrategias para analizar
los datos y promover la regulación deben favorecer la autonomía del alumnado.
9. La evaluación externa de los aprendizajes de los alumnos puede ser útil para orientar
la enseñanza. Pero para ello es importante que los instrumentos y métodos de
evaluación aplicados promuevan prácticas de aula innovadoras.
10. Evaluar es una condición necesaria para mejorar la enseñanza. La evaluación debe
proporcionar información que permita juzgar la calidad del currículo aplicado, con
la finalidad de mejorar la práctica docente y la teoría que la sustenta.
Dime qué y cómo evalúas y te diré qué y cómo enseñas (y qué y cómo tus alumnos
aprenden)
¿Qué se entiende por evaluar? Una actividad de evaluación se puede identificar como
un proceso caracterizado por:
• Recoger información, sea por medio de instrumentos escritos o no, ya que también
se evalúa, por ejemplo, a través de la interacción con los alumnos en gran grupo,
observando sus caras al empezar la clase, comentando aspectos de su trabajo
mientras lo realizan en clase, etc.
• Analizar esa información y emitir un juicio sobre ella. Por ejemplo, según la
expresión de las caras que hayamos observado, valoraremos si aquello que teníamos
como objetivo de trabajo de aquel día será difícil de conseguir.
• Tomar decisiones de acuerdo con el juicio emitido. Estas decisiones se relacionan
fundamentalmente con dos tipos de finalidades:
o De carácter social, orientadas a constatar y certificar, ante los alumnos,
los padres y la sociedad en general, el nivel de unos determinados
conocimientos al finalizar una unidad o una etapa de aprendizaje. Es la
evaluación sumativa y tiene una función de selección y orientación del
alumnado.
o De carácter pedagógico o reguladoras, orientadas a identificar los
cambios que hay que introducir en el proceso de enseñanza para ayudar a
los alumnos en su propio proceso de construcción del conocimiento. Esta
evaluación tiene la finalidad de “regular” tanto el proceso de enseñanza
como el de aprendizaje y se acostumbra a llamar evaluación formativa.
2
decisiones. Sin embargo, está comprobado que sólo el propio alumno puede corregir sus
errores, dándose cuenta de por qué se equivoca y tomando decisiones de cambio
adecuadas.
La función del profesorado se debería centrar, pues, en compartir con el alumnado este
proceso evaluativo. No es suficiente que el que enseña “corrija” los errores y “explique”
la visión correcta, debe ser el propio alumno quien se evalúe, proponiéndole actividades
con este objetivo específico. Esta evaluación es la que se llama evaluación formadora.
Se les puede decir a los estudiantes que establezcan relaciones, deduzcan, jerarquicen,
sean creativos…, pero si las preguntas de los exámenes son memorísticas y
reproductivas de lo dicho en clase o del libro de texto, los alumnos perciben que eso es
realmente lo que se les pide, y se limitan a memorizar, el día anterior al examen, los
conocimientos que se les va a preguntar.
Cada alumno explicita individualmente los aspectos que cree que debe conocer con
relación al tema, e indica cuáles considera que aún no ha aprendido y por qué. Este
trabajo lo hace en casa tras haber realizado en clase distintas tareas de aprendizaje.
Posteriormente, en clase, redacta un nuevo contrato a partir de las redacciones
individuales de cada miembro del heterogéneo grupo, que amplían los aspectos
aportados y mejoran la redacción. El profesor ayuda a la revisión de las primeras
redacciones, ya que mientras están reelaborándolas en el aula, da orientaciones para su
realización. Finalmente, cada alumno escribe su compromiso de estudio para preparar el
examen, indicando los aspectos que, a su parecer, debe mejorar. Entre las reglas de
juego pactadas anteriormente como condiciones que debe reunir este trabajo están: que
ningún alumno puede valorar que ya tiene un conocimiento perfecto de todo aquello que
ha estudiado y, viceversa, que ningún alumno puede decir que no ha aprendido nada. El
profesor revisa este contrato y facilita la realización de las propuestas, proporcionando
ejercicios de repaso o convocando a alguno de los alumnos a una sesión de trabajo más
individualizada (en una hora de consulta).
3
Nombre: Rosa (1), Daniel (2), Victoria (3) y Tomás (4)
Rosa: He de practicar más el lenguaje verbal, explicarme, ya que no tengo facilidad de palabra
Daniel: He de hacer más gráficos para que me salgan proporcionales
A veces no sé hacer los gráficos proporcionales ni ponerles un título adecuado, ni explicar un
Victoria:
gráfico verbalmente. He de practicar estas cosas
He de prestar más atención, hacer los deberes y aportar más al grupo. Todos los problemas se
Tomás:
irán resolviendo poco a poco
Todos los miembros del grupo estamos conformes con este precontrato de evaluación
Rosa, Daniel, Victoria y Tomás
4
estrategias no basadas en la repetición y dirigidas a atacar las causas de la dificultad.
Un estudio demuestra que cuando los profesores devuelven sistemáticamente los
trabajos con comentarios sobre los éxitos y los aspectos mejorables, sin puntuarlos, los
resultados de los estudiantes mejoran, mientras que cuando se les devuelve sólo con una
nota, no hay ningún cambio. Es más, si se retornan con comentarios y puntuados, los
resultados tampoco mejoran, ya que los estudiantes sólo prestan atención a la nota
obtenida.
La evaluación inicial
¿Qué evaluar
inicialmente?
Estructuras de acogida
Concepciones Hábitos y
alternativas actitudes
Prerrequisitos
de aprendizaje
Campo semántico
del vocabulario
utilizado
Estrategias Experiencias
espontáneas de personales
razonamiento
5
La evaluación final vista desde su finalidad formativa
6
2º de Primaria.
Pregunta: ¿Por qué se utiliza el agua para lavar?
¿A qué se refieren los Idea subyacente que puede ¿Qué expresiones utilizan los
Código
alumnos? ser útil en la enseñanza alumnos?
Está limpia, no está sucia, no
Es pura (se puede admitir
tiene colorantes, es 1
impurezas)
transparente…
Es un líquido (no tiene forma
A propiedades del agua
fija, puede extenderse por una Es líquida, se reparte… 2
superficie)
Interacciona con otros Moja, es mojada, se lleva la
3
materiales suciedad de la ropa…
Sustancias que aumentan la
A la acción de propiedad del agua para Añadimos jabón, detergentes… 4
sustancias añadidas al interaccionar con otras
agua Sustancias que tienen efectos Añadimos lejía, blanqueadores,
5
decolorantes o antisépticos desinfectantes
Operaciones que favorecen que
Pasamos agua por la parte sucia,
el agua y la suciedad 6
frotamos, restregamos
interaccionen
A las operaciones
Operaciones que eliminan el
necesarias para lavar
agua el agua que contiene las Quitar el agua sucia, el agua con
7
sustancias causantes de las el jabón y la suciedad, enjuagar
manchas
A tautologías Dicen que el agua limpia, lava…, sin más argumentos 8
7
La evaluación, pieza clave en la comunicación entre alumnos y docentes
Conviene tener en cuenta que sólo quien ha cometido los errores puede corregirlos, por
lo que la función del docente es proponer acciones que ayuden a los alumnos a
autorregularse.
Por otro lado, los alumnos, incluso aquellos que no han cometido errores, pueden
aprender de los compañeros. No equivocarse en la realización de una tarea no quiere
decir que esté bien comprendida e interiorizada. Muchas veces, un alumno, al
confrontarse con las producciones no tan exitosas de otros, comprende por qué lo ha
hecho bien y da más sentido a ideas o prácticas que sólo había intuido.
Nos encontramos, pues ante una manera distinta de concebir el aula y, en consecuencia,
de organizarla. Se trata de gestionarla como un sistema en el que los actores pueden
intercambiar papeles que normalmente están asignados de forma diferenciada: los
alumnos pueden actuar como profesores, los que tienen éxito pueden aprender de los
que no lo tienen, y el docente puede aprender de sus alumnos lógicas de razonamiento
erróneas y estrategias para superarlas, estrategias que proponen y aplican los que están
aprendiendo.
8
Este sencillo ejercicio facilita a los alumnos la síntesis de los aspectos más relevantes de
la actividad, y centra la atención de aquellos más dispersos obligándoles a tomar
conciencia de lo que han hecho. A los profesores nos permite delimitar las dificultades
de cada alumno y así razonar con ellos acerca de las estrategias que aplicaron, y revisar
su planificación y ejecución.
Se propone una actividad que tiene la finalidad de ayudar a los alumnos a identificar
posibles causas de los “fallos” cometidos en una prueba de evaluación de
conocimientos. Los alumnos responden cuando se les ha devuelto su trabajo analizado.
Se busca que reflexionen sobre:
• Cómo han planificado el estudio y qué estrategias han utilizado
• Aspectos que hicieron bien y no es necesario revisar
• Qué dificultades lectoras, de comprensión, de realización, de conceptos…
encontraron
• Posibles causas de los errores cometidos
• Formas de solucionar las distintas dificultades
Las personas que mejor aprenden se caracterizan por la capacidad para planificar su
actividad, manipulativa y mental, en función de un objetivo de aprendizaje, no sólo de
aprobar.
9
Componentes del proceso de autorregulación
Limitarse a dar soluciones o modelos cerrados sobre cómo realizar una tarea no ayuda,
en general, a aprender. El verdadero problema didáctico reside en cómo conseguir que
sea el estudiante quien construya su propia lista de criterios, es decir, cómo no
imponerla sabiendo, sin embargo, que es necesario facilitar el proceso de
autoconstrucción.
10
• ¿Qué operaciones se deben realizar para aplicar cada estrategia y por qué?
(operaciones)
• ¿En qué orden han de realizarse dichas operaciones?
• ¿Qué conocimientos se precisan para efectuar de manera consciente estas
operaciones? (contenidos de la base de orientación)
El estudiante discute con más lógica cuando discute con otro. Frente a los demás, lo
primero que se busca es evitar la contradicción y, también, la objetividad, demostrar
ideas y dar sentido a las palabras. El trabajo en grupo favorece a todo tipo de
estudiantes: a los que tienen dificultades de aprendizaje, porque el pequeño grupo
facilita la expresión de sus dudas y puntos de vista; y a los que no las tienen, porque la
necesidad de explicitar los propios razonamientos obliga a concretarlos y desarrollarlos,
escogiendo los términos más adecuados.
Conseguir que el trabajo colectivo sea cooperativo no es fácil; requiere revisar tanto el
trabajo individual, como el que se realiza en pequeño grupo y en gran grupo. Por
ejemplo, un trabajo en pequeño o en gran grupo sólo es rentable cuando parte de un
trabajo individual previo, aunque sólo sea pensar en él. Sin haber intentado resolver una
tarea o imaginar una explicación, es imposible autorregularla. Y para que prime la
cooperación ante la competitividad la pregunta básica es siempre: ¿Qué le dirías a tu
compañero para que mejore su forma de pensar y de hacer? También será importante
aprender a comunicarse buscando la mejor manera de preservar la autoestima del otro,
por ejemplo, anteponiendo la constatación de lo que está bien hecho a lo que conviene
revisar.
11
Estimulando la capacidad de autoevaluarse coevaluándose
12
en el programa PISA están orientadas a la evaluación de competencias básicas, pero
sin duda pueden plantearse muchos otros tipos de actividades de evaluación que
posibiliten demostrar al actuar la capacidad de movilizar de forma coherente distintos
saberes.
13
organización de los centros favorezcan el trabajo eficiente del profesorado, o porque los
métodos aplicados para enseñar no sean los adecuados.
Unos buenos resultados en una evaluación final son la consecuencia de unos buenos
aprendizajes, y no la causa. La única afirmación generalizable es que cuanto más se
aprende, mejores resultados se obtienen en exámenes finales y mayor es la motivación y
el empeño que se pone en continuar aprendiendo. Es bien sabido que la verdadera
motivación se produce cuando los alumnos descubren el placer de utilizar un nuevo
conocimiento para entender un libro, resolver problemas, explicar los fenómenos que
suceden a nuestro alrededor, interpretar un cuadro o escuchar música. Si no se aprende,
los exámenes y las evaluaciones calificadoras sólo conllevan más desánimo y deserción
en el esfuerzo por continuar intentándolo. Sucede lo mismo con los profesores: es muy
dudoso que éstos mejoren en el ejercicio de la profesión sólo porque se les evalúe más y
más, sin poner los medios para que puedan aprender a enseñar mejor y, en
consecuencia, consigan que sus alumnos aprendan.
14
Aprendiendo a reconocer éxitos y dificultades
Cuando los problemas son grandes, conviene arbitrar sistemas de regulación a más largo
plazo, porque no se solucionan fácilmente. Uno de los instrumentos más útiles es el
establecimiento de un contrato de trabajo1 (individual o en pequeños grupos) a través
del cual identifican los aspectos que hay que regular –uno a uno y pocos, pero
importantes-, así como sus posibles causas. También se pactan formas de trabajo
específicas y se concreta qué ayudas se pueden recibir y cómo se revisará si el pacto se
cumple.
1
Pacto escrito que recoge los acuerdos a los que llega el profesor con algún alumno, con un grupo o con
el grupo-clase acerca de aspectos concretos de la metodología de trabajo o de la organización del trabajo
individual y colectivo.
15
• Preguntas abiertas o muy contextualizadas (analizadas intentando comprender la
lógica del que aprende, por ejemplo, por medio de redes sistémicas).
• Preguntas de opción múltiple diseñadas a partir de las respuestas obtenidas en
preguntas abiertas.
• Mapas conceptuales.
Diagnosis o
• Formularios KPSI (Knowledge and Prior Study Inventory). Posibilitan identificar
evaluación
lo que el alumno cree que sabe y no tanto lo que realmente sabe, pero a veces la
inicial
tarea del profesor es ayudarle a reconocer que su autoevaluación inicial no es
adecuada.
• Conversación libre, pero prestando mucha atención a los que no intervienen.
• Portafolio o carpetas de trabajo
• …
• Explicitación de objetivos por parte del docente y autoevaluación de los alumnos
acerca de cuándo creen que se van apropiando de ellos.
• Verbalización de objetivos por parte de los alumnos expresando qué creen que
están aprendiendo o han aprendido.
• Diarios de clase que recogen las opiniones de los alumnos sobre qué creían que
iban a aprender en contraste con lo que creen que han aprendido.
Evaluación de • Mapas conceptuales que se van construyendo colectivamente (o analizando si ya
la se ha construido) a medida que se aprende un nuevo concepto y se relaciona con
representación los demás.
de los objetivos • Formularios KPSI (si se pregunta sobre el grado de conocimiento de los
objetivos de aprendizaje previstos y, posteriormente, van revisando si creen que
han mejorado su comprensión).
• Análisis de trabajos de alumnos de cursos anteriores y explicitación, por parte
de los que aprenden, de las características de la “producción” que creen que se
espera que sean capaces de realizar al final del proceso de enseñanza.
• …
• Bases de orientación, cartas de estudio, cartas de navegación, en todas ellas los
alumnos deben resumir las operaciones que creen necesarias ara realizar un
determinado tipo de tarea.
Evaluación de • Diarios de clase que recojan qué creen que han aprendido y cómo lo han hecho.
la calidad de
• Mapas conceptuales que organicen e interrelacionen los conceptos aprendidos.
anticipación y
• Esquemas, diagramas de flujo…
planificación de
la acción • V de Gowin2, en las que tengan que establecer relaciones entre los referentes
teóricos y lo que hacen para ejecutar una tarea.
• Resúmenes de lo que han aprendido
• …
• Elaboración de parrillas de criterios de evaluación por parte de los alumnos, que
luego aplicarán a la autoevaluación de sus producciones.
• Aplicación de parrillas de criterios de evaluación elaboradas por el profesorado.
• Contratos de evaluación, a través de los cuales se negocian y se pactan los
Evaluación de
contenidos y criterios de evaluación.
la
• Diarios de clase que hagan referencia a qué creen que han aprendido bien y qué
representación o
no acaban de entender o de saber hacer.
percepción de
los criterios de • Elaboración, por parte de los alumnos, de preguntas para un posible examen final
evaluación y concreción de los criterios de evaluación.
• Elaboración y corrección de ejercicios en actividades de coevaluación.
• Revisión de las respuestas a preguntas o actividades planteadas en la evaluación
inicial, explicitando los criterios aplicados para valorarlas.
• …
2
Es una forma gráfica de representar los elementos conceptuales y metodológicos que interactúan en el
proceso de justificación de hechos experimentales, de interpretación de textos o de resolución de
problemas, ideado por B. Gowin. Puede ser utilizado como instrumento de evaluación ya que posibilita
identificar si las relaciones que los alumnos establecen entre datos y teoría son adecuadas.
16
• Pruebas escritas que incluyen preguntas “productivas”, es decir, aquellas cuya
respuesta exija relacionar conocimientos aplicándolos al análisis de situaciones
no trabajadas anteriormente.
• Mapas conceptuales elaborados por los alumnos.
Evaluación de
• Realización de proyectos o trabajos que comporten aplicar los conocimientos
los resultados
aprendidos. Pueden concretarse en escritos, maquetas, dramatizaciones,
de los
murales…
aprendizajes
• Exposición oral sobre algún tema en el que haya que demostrar las relaciones
realizados
con lo aprendido.
• Juegos de rol.
• Responder de nuevo al cuestionario inicial y especificar los cambios producidos
en los conocimientos.
17
• Bases de orientación que expliciten la anticipación de la acción (lo que tendrán que
hacer o pensar para realizar un determinado tipo de tarea)
• Mapas conceptuales que organicen las relaciones entre los principales conceptos
• Contratos u otros instrumentos que expliciten su percepción de los criterios de
evaluación
• Borradores y versiones finales de un trabajo, para evidenciar los cambios
• Descubrimientos, preocupaciones, recursos utilizados, bibliografía consultada,
fotografías, coevaluaciones…; es decir, todo aquello que pueda constituir una
“biografía” del trabajo realizado.
• Actividad de evaluación final y autorreflexión sobre los resultados: qué ha
aprendido y qué dificultades tiene el alumno.
Los contenidos de la carpeta pueden ser pactados entre profesores y alumnos. La carpeta
final debe estar bien organizada y tener un índice.
9. La evaluación externa de los aprendizajes de los alumnos puede ser útil para
orientar la enseñanza. Pero para ello es importante que los instrumentos y
métodos de evaluación aplicados promuevan prácticas de aula innovadoras
18
La variable profesor continúa siendo la más importante en el aprendizaje. Las
evaluaciones externas pueden ser utilizadas para mejorar, pero depende
fundamentalmente de si los profesores pueden llegar a comprobar que quienes
promueven estas evaluaciones colaboran con ellos en la resolución de los problemas de
la práctica educativa, y les proporcionan ayudas que favorezcan su autonomía. Si sólo
las perciben como medio de control, de penalización en caso de malos resultados y de
sistema de selección, la evaluación provocará efectos contrarios a los aparentemente
buscados. En este sentido, no hay diferencia con lo que sucede con los alumnos cuando
evaluamos sus aprendizajes.
Un currículo se refiere a aquello que se aplica en las aulas e incluye no sólo los
contenidos y objetivos, sino también los métodos de enseñanza y evaluación. Una
administración puede dar orientaciones, pero el profesorado debe asumir su papel como
transformador y, de hecho, creador de su currículo. Conviene tener en cuenta que desde
la escuela se puede incidir poco en las variables individuales y sociales. En cambio, sí
que se puede cambiar qué se enseña y cuándo, y cómo se enseña y cómo se evalúa.
Toda evaluación del currículo está estrechamente relacionada con la investigación en la
acción y la innovación. Cada centro responde a una realidad distinta en la que sus
componentes tienen la capacidad de tomar decisiones autónomamente y, por ello, de
dirigir en cierto modo su evolución. Esta evolución no está predeterminada, por lo que
la profesión de enseñante es, sin duda, una de las que ofrece una mayor posibilidad de
crear e innovar.
El guión que se ofrece a continuación puede ser utilizado colectivamente para analizar
el currículo global de una escuela, por niveles o por departamentos. Una de las primeras
tareas del grupo evaluador puede ser ampliar las preguntas planteadas o suprimir las que
no se valoren colectivamente como importantes. El guión puede ser muy amplio, pero
para la evaluación es mejor seleccionar unas pocas preguntas que intentar abarcar de
golpe toda la revisión completa del currículo aplicado. Conviene recordar que las
dificultades se deben afrontar una a una y con el tiempo necesario.
Será importante que, al igual que cuando se plantea una evaluación formadora con loos
estudiantes, primero cada profesor elabore su propia autorreflexión, para luego ponerla
en común en el marco de un pequeño grupo. Posteriormente en gran grupo o con los
representantes de los pequeños grupos, se elaboran las conclusiones globales, que
pueden recoger puntos de vista diversos. Lo más importante será negociar y pactar en
qué se va a intentar innovar colectivamente, y establecer cómo se van a comprobar los
resultados.
19
Algunas preguntas para guiar la evaluación del currículo
¿Qué conviene
Priorización
preservar y qué
Variables sobre las que realizar el análisis (Recoger datos que argumentada
conviene
ilustren las opiniones y fundamentarlas en referentes teóricos de las
cambiar? ¿Por
alternativas
qué?
20
Sesión 8
¿Qué
competencias
docentes
se
requieren
para
la
Formación
Cívica
y
Ética?
Martínez Marín, Miquel (2000) “Sobre el profesorado” en El contrato moral
del profesorado, México, SEP, Biblioteca para la actualización del maestro
SEP, Sistema Nacional de Formación Continua y Superación Profesional de
los Maestros en Servicio, Documento elaborado por la Dirección General de
Formación Continua de Maestros en Servicio, s/f.
Altet, Marguerite (2008) “La competencia del maestro profesional o la
importancia de saber analizar las prácticas”, en Leopold, Paquay,
Marguerite Altet, Evelyne Charlier, Philippe Perrenoud, (coord), (2008), La
formación profesional del maestro. Estrategias y competencias, trad. de
Consol Vilá, México, FCE.
101
Sistema Nacional de Formación Continua y
Superación Profesional de Maestros en Servicio
Los cambios sociales, económicos y culturales que caracterizan al mundo actual, plantean
nuevos retos a los sistemas educativos y hacen necesaria una transformación de los roles
tradicionales de la escuela y los maestros.
Hoy en día, las prácticas profesionales en el ámbito de la educación están sujetas
a más demandas y de mayor complejidad que en el pasado, demandas que a menudo son
contradictorias, cambian con rapidez y suelen generar incertidumbres y riesgos en la toma
de decisiones.
Son muchos los factores que inciden en la necesidad de cambio de los sistemas edu-
cativos en el mundo y, en consecuencia, de las funciones que deben desarrollar los profe-
sionales de la Educación básica; podemos señalar entre éstos, los siguientes: la expansión
escolar, el carácter multicultural de las sociedades actuales y de las instituciones educativas,
cambios en la familia, el protagonismo de los medios de comunicación de masas y otras
instituciones de socialización, cambios en el contexto organizativo e institucional del trabajo
docente y la emergencia del colectivo docente, el desarrollo y presencia de las Tecnologías
de la Información y la Comunicación, y la incorporación de nuevas teorías pedagógicas y
didácticas al ámbito de la Educación básica.
Estos elementos inciden profundamente en el quehacer de los profesionales de la
educación y plantean desafíos para la construcción de un modelo integral y pertinente de
profesionalización que, al tiempo que ponga al día sus saberes y capacidades, incorpore una
reflexión sistemática sobre las características, necesidades y aportes de los maestros como
agentes para la mejora educativa y el desarrollo social.
Al maestro, en sus diversas funciones, se le exigen nuevas responsabilidades educa-
tivas en el trabajo con los estudiantes: que promueva competencias para la ciudadanía, que
incorpore al aula las Tecnologías de la Información y la Comunicación con fines educativos,
que conozca y aplique las nuevas teorías pedagógicas y didácticas, que desarrolle nuevos
modelos de gestión del conocimiento escolar y de interacción con sus colegas y la comuni-
dad educativa.
En el mismo sentido, también de los directores y supervisores escolares se espera que
asuman un liderazgo compartido, que resuelvan los conflictos interpersonales a través de la
negociación y el acuerdo, que desarrollen una visión estratégica y que dominen los procesos
de planeación, control y evaluación educativa. Por su parte, de los asesores técnico-peda-
gógicos se demanda actualización permanente, liderazgo académico y compromiso para
apoyar la transformación de la escuela en un espacio que propicie el desarrollo pleno de
alumnos y maestros.
13
Sistema Nacional de Formación Continua y Superación Profesional
de Maestros en Servicio
Frente a este panorama los maestros necesitan desarrollar una cultura de la formación
continua, entendida como la suma de actividades sistemáticas y regulares que les permitan
renovar sus conocimientos y capacidades a lo largo de su ejercicio profesional mediante ac-
ciones de actualización, capacitación y superación profesional, enfocadas a la mejora de la
práctica profesional y del aprendizaje de los estudiantes.
Desde la firma del Acuerdo Nacional para la Modernización de la Educación Básica
en 1992, la formación continua de los maestros de Educación básica en servicio se desarro-
lló de manera regular y sostenida por las administraciones educativas estatales y federal a
través de los programas siguientes: a) Programa Emergente de Actualización del Magisterio
(PEAM), b) Programa de Actualización de Maestros (PAM), y c) Programa Nacional para la
Actualización Permanente de los Maestros de Educación Básica (PRONAP); los dos primeros
tuvieron una existencia efímera, en tanto que el PRONAP, con doce años de maduración, se
ha consolidado como el instrumento más importante para definir y desarrollar la política de
formación continua dentro del Sistema Educativo Mexicano (SEM).
Aunque son indiscutibles los logros del PRONAP, es evidente que aspectos fundamen-
tales de su concepción original y desarrollo ulterior han llegado a su límite: i) no privilegia
la intervención de otros actores en la formación de maestros, tales como instituciones de
educación superior, públicas y privadas, así como organizaciones de la sociedad civil y del
sector privado, a pesar de que, en los hechos, muchas de estas ya participan decididamente
en la oferta de servicios de formación continua; ii) tampoco analiza las diferentes demandas
formativas del sistema educativo hacia los profesionales de la Educación básica en servicio,
lo que le impide identificar tareas diferenciadas (capacitación, actualización y superación
profesional) y cuerpos especializados técnica y funcionalmente (docentes, directivos y su-
pervisores, y asesores técnico-pedagógicos) que ameritan acciones y procesos distintos; iii)
además, debido a la limitación de los recursos para este programa, desde su actual marco de
operación resulta imposible atender de manera universal, oportuna y pertinente al total de los
profesionales de la Educación básica en servicio.
Para lograr este objetivo, cuya prioridad para la mejora educativa resulta cada vez ma-
yor e inobjetable, es imperativo transitar de un programa de actualización a una política más
amplia y efectiva: 1) que ordene la diversidad de actores y acciones formativas para más de
un millón de maestros de Educación básica en servicio, atendiendo a las diversas funciones
que realizan dentro del SEM y en particular del Subsistema de Educación Básica (SSEB); 2)
que opere bajo criterios de universalidad, oportunidad, pertinencia, equidad y calidad; 3)
que propicie la convergencia de los sectores público, social y privado, desde una perspec-
tiva incluyente y con pleno respeto a los postulados del Artículo Tercero Constitucional; 4)
que genere mecanismos claros de coordinación, evaluación y rendición de cuentas, a fin de
promover una gestión transparente y socialmente responsable de las acciones de formación
continua y superación profesional dirigidas a los maestros de Educación básica.
14
Con esta convicción, la Subsecretaría de Educación Básica (SEB) de la Secretaría de
Educación Pública (SEP), a través de la Dirección General de Formación Continua de Maes-
tros en Servicio (DGFCMS) se ha dado a la tarea de organizar y regular el Sistema Nacional
de Formación Continua y Superación Profesional de Maestros en Servicio (SFCSP).
El documento consta de los apartados siguientes: 1) La Formación Continua de los
Maestros de Educación Básica en Servicio, 2) Prospectiva de la Formación Continua y la Su-
peración Profesional, 3) Sistema Nacional de Formación Continua y Superación Profesional
de Maestros en Servicio, 4) Sistemas Estatales de Formación Continua y Superación Profesio-
nal, 5) Desarrollo y Consolidación de los Centros de Maestros, 6) Marco de Acción al 2012
del Sistema Nacional de Formación Continua y Superación Profesional.
Para la redacción del documento fueron consultados los archivos de la Dirección Ge-
neral de Formación Continua de Maestros en Servicio (DGFCMS), los cuales documentan el
origen y desarrollo del Programa Nacional para la Actualización Permanente de los Maestros
en Servicio (PRONAP); algunos documentos normativos; documentos académicos; todas las
ediciones de las reglas de operación del PRONAP; las experiencias estatales en la materia
durante los primeros diez años del PRONAP, las evaluaciones externas realizadas a las reglas
de operación; diversos estudios de instituciones nacionales e internacionales sobre el Sistema
Educativo Nacional; así como diversos documentos que dan cuenta de la situación actual de
los docentes de Educación básica en servicio.
Cabe resaltar que el presente documento recupera las opiniones vertidas por los res-
ponsables estatales de formación continua, los coordinadores de un amplio número de Cen-
tros de Maestros, las Oficinas de Servicios Federales de Apoyo a la Educación y otros actores
de la comunidad educativa, en diversas reuniones nacionales, estatales e interestatales, entre
las que destacan las efectuadas en la Ciudad de México (29 de abril), en la ciudad de Pachuca
(del 5 al 7 de julio), en la ciudad de Puebla (20 y 21 de septiembre) y en la ciudad de Veracruz
(del 22 al 25 de noviembre) del 2007.
15
1. La Formación Continua de los Maestros de
Educación Básica en Servicio
1.1 Antecedentes
Programas de estudios (Cursos Nacionales de Actualización CNA y Talleres Generales TGA), paquetes didácticos, Centros
de Maestros y mecanismos de acreditación de los CNA. Vid. SEP. Lineamientos Generales para el establecimiento y operación
del PRONAP en las Entidades Federativas. Primera Etapa. Unidad de Normatividad y Desarrollo para la Actualización, Capaci-
tación y Superación Profesional de Maestros (UNyDACT), México, mayo de 1996.
17
Sistema Nacional de Formación Continua y Superación Profesional
de Maestros en Servicio
A partir de esta etapa, los profesores de Educación básica se han actualizado año con
año a través de los Talleres Generales de Actualización y los Cursos Nacionales de Actualiza-
ción, en 1997 se inició el proceso de evaluación de sus conocimientos profesionales. Como
producto de este esfuerzo, los responsables del PRONAP a nivel federal y estatal se fueron
conformando en una comunidad de profesionales de la educación especializados en el cam-
po de la actualización de los maestros.
Si bien durante este periodo inicial el PRONAP desarrolló una cultura de la actualiza-
ción profesional en lo individual y en lo colectivo, también es cierto que se caracterizó por
un diseño centralista, estrechamente vinculado a la promoción en Carrera Magisterial.
18
1. La Formación Continua de los Maestros de Educación Básica en Servicio
para alumnos y maestros, ii) se entendió a la docencia como una profesión colectiva y al co-
lectivo docente como el sujeto central de la formación continua, iii) se concibió el aprendiza-
je permanente como parte y requisito de la vida profesional de los docentes, iv) se reconoció
al docente como sujeto de la formación, cuya responsabilidad, convicción y profesionalismo
resulta condición indispensable en la mejora de lo procesos y resultados educativos.
19
Sistema Nacional de Formación Continua y Superación Profesional
de Maestros en Servicio
Al término del ciclo 2006-2007, un total de 346,583 profesores habían acreditado al menos un examen nacional. Base de
datos de la Dirección de Evaluación y Desarrollo Institucional de la Dirección General de Formación Continua de Maestros
en Servicio.
Evaluaciones del PRONAP, Estudio de línea de base del PEC, resultados de los alumnos en evaluaciones internacionales,
resultados de los estudiantes en pruebas nacionales (ENLACE), entre otros.
20
1. La Formación Continua de los Maestros de Educación Básica en Servicio
res entre los que destacan las condiciones estructurales del sistema educativo, la inversión
insuficiente en actividades de capacitación y actualización durante esta primera década,
con un modelo centrado en el profesor como individuo y en los cursos externos a la escuela
como modalidad formativa primordial.
Por otro lado, las acciones para la actualización de los directores de escuela, los
supervisores, inspectores y asesores técnico-pedagógicos, se realizan desde diferentes ins-
tancias de las administraciones estatales y la SEP, sin una perspectiva común ni criterios que
permitan articular estas acciones en el marco de una política nacional de formación continua
y superación profesional de los profesionales de la Educación básica del SSEB que, como tal,
pueda apoyar eficazmente la implantación de innovaciones y procesos de mejora continua
desde todos los ámbitos y niveles de operación del propio subsistema.
Para apoyar esto cabe considerar los resultados del estudio realizado por un equipo de académicos de la Universidad de
Harvard sobre las “Condiciones para el desarrollo de competencias lectoras y de escritura en el aula”, ya que encontraron
diferencias entre grupos de alumnos que contaban con recursos, materiales de apoyo y maestros acreditados en un CNA, con
los que carecían de estas condiciones. Vid. Reimers, Fernando (coord.) Aprender más y mejor. Políticas, programas y oportu-
nidades de aprendizaje en Educación básica en México, SEP-FCE-Harvard, México, 2006, pp.252-256.
Convenio para la Extensión del Programa Nacional para la Actualización Permanente de Maestros de Educación Básica en
Servicio, México, 1996, p. 8. Estos convenios fueron firmados por la Secretaría de Educación Pública y por los Gobernadores
y Secretarios de Educación de las entidades federativas, a excepción de Michoacán que se incorporó posteriormente al
Programa.
21
Sistema Nacional de Formación Continua y Superación Profesional
de Maestros en Servicio
El 52% de los Centros de Maestros ocupan un inmueble compartido, 58% ocupan locales en buen estado, solamente 9.4%
de los Centros consideran que el personal con que cuentan es suficiente, el promedio de personas encargadas de los servi-
cios académicos en los Centros de Maestros es de 4.7. Fuente: Informe Censal de los Centros de Maestros. Síntesis ejecutiva,
DGFCMS, México, abril de 2007. [Documento de trabajo].
22
1. La Formación Continua de los Maestros de Educación Básica en Servicio
De acuerdo con el reciente Informe Censal los principales retos que enfrentan los Centros de Maestros son la cobertura y
la calidad de los servicios: brindar a todos los docentes, directivos y escuelas del país oportunidades y apoyos para desarrollar
procesos de formación continua efectivos que redunden en mejores aprendizajes de los niños y adolescentes.
23
Sistema Nacional de Formación Continua y Superación Profesional
de Maestros en Servicio
24
1. La Formación Continua de los Maestros de Educación Básica en Servicio
25
Sistema Nacional de Formación Continua y Superación Profesional
de Maestros en Servicio
26
2. Prospectiva de la Formación Continua y la
Superación Profesional
27
Sistema Nacional de Formación Continua y Superación Profesional
de Maestros en Servicio
Los continuos cambios sociales, económicos y culturales que caracterizan el mundo actual,
plantean nuevos retos y demandas a los sistemas educativos, e implican transformaciones
profundas en la manera de enseñar y de aprender en la Educación básica.
En este contexto, la docencia se convierte ahora en una profesión cada vez más com-
pleja. Los profesores deben ser profesionales de la educación capaces de fortalecer las ha-
bilidades intelectuales de los alumnos, promover aprendizajes y formas de convivencia en
un aula multicultural y diversa, y propiciar el desarrollo de las competencias necesarias para
continuar aprendiendo a lo largo de la vida.
La sociedad actual requiere maestros que puedan enfrentar situaciones difíciles y com-
plejas: concentraciones de poblaciones de alto riesgo, diversificación cultural y lingüística
de la población escolar, grupos extremadamente heterogéneos, multiplicación de diferentes
lugares de conocimiento y de saber, rápida y permanente evolución cultural y social, espe-
cialmente en los jóvenes, en los que existe la sensación de un futuro incierto y pérdida del
valor de los conocimientos.
La presencia e influencia de las Tecnologías de la Información y la Comunicación
(TIC) en el mundo y, en consecuencia, de los sistemas educativos, obliga a los maestros a
convertirse en puentes de significado sobre el medio y el contenido de la información. Por lo
tanto, el maestro moderno deberá estar preparado para formar a los alumnos en la selección
de datos y la organización del conocimiento, para que puedan apoderarse de él y utilizarlo
en la vida cotidiana personal y social.
En consecuencia, es importante definir las competencias profesionales que los maes-
tros requieren desarrollar para realizar de manera pertinente las diferentes funciones profe-
sionales que puede asumir a lo largo de su carrera (profesores, directivos, asesores técnico
pedagógicos), que sean referente para la definición de las políticas y acciones de formación
continua y superación profesional de los maestros de Educación básica en servicio.
28
2. Prospectiva de la Formación Continua y la Superación Profesional
Los maestros han de ser formados en las competencias que permitan acceder a la vida
pública, lo que les dará la posibilidad de desenvolverse productivamente en la modernidad y
en la construcción de las bases de la educación permanente, lo que implica que los profeso-
res de Educación básica adquieran y desarrollen conocimientos y competencias profesiona-
les para promover el aprendizaje significativo de sus estudiantes, enseñar de nuevas maneras,
aprender a aprender y trabajar de manera colaborativa. Al mismo tiempo, implica impulsar la
innovación mediante la adopción de medidas para establecer relaciones entre la enseñanza,
la ciencia y la tecnología, y para incentivarla en las prácticas de trabajo.
Los planes y programas de estudio vigentes para la formación inicial de maestros de
Educación básica, plantean las competencias que definen el perfil de egreso de los futuros
profesores en cinco grandes campos: habilidades intelectuales específicas, dominio de los
contenidos de enseñanza, competencias didácticas, identidad profesional y ética, y capacidad
de percepción y respuesta a las condiciones de sus alumnos y del entorno de la escuela.
29
Sistema Nacional de Formación Continua y Superación Profesional
de Maestros en Servicio
30
2. Prospectiva de la Formación Continua y la Superación Profesional
Por otra parte también se resalta el papel clave que tiene el liderazgo profesional de
estos actores educativos en el desarrollo institucional. Un liderazgo firme y dirigido, con en-
foque participativo y con reconociendo académico de la comunidad.
Las funciones que realizan el supervisor, inspector y directivos escolares son de dife-
rente naturaleza: administrativas, laborales y técnico-pedagógicas; de información, comuni-
cación y enlace; de supervisión, control y seguimiento a los estudiantes, los profesores y las
escuelas. La supervisión tiene como tarea sustancial convertirse en un mediador que facilite
el trabajo del colectivo docente y del director a través de la asesoría y el acompañamiento.
La educación del siglo XXI exige un perfil profesional amplio de quienes dirigen la
gestión de los centros educativos. Para ello se requiere el desarrollo de conocimientos y com-
petencias profesionales de diferente naturaleza:
• Conocer la estructura y el funcionamiento del sistema educativo e identificar los
principales retos educativos.
• Aprender a comunicarse con el entorno social y con la estructura educativa para
garantizar el desarrollo de los centros escolares.
• Identificar y gestionar la atención de las necesidades de formación continua y su-
peración de los profesionales de la comunidad educativa, incluyendo la asesoría
académica a los profesores y colectivos.
• Comprender y manejar diferentes formas de liderazgo y trabajo colectivo para el
ejercicio de la función directiva.
• Manejar y resolver los conflictos institucionales de tipo laboral, socio-afectivos y
académicos a través de estrategias dialógicas, consensadas basadas en la norma-
tividad, el respeto y la tolerancia.
• Comprender la micro-política de la escuela, reconociendo del valor que tiene
la diversidad de metas, intereses, objetivos y relaciones de poder en el contexto
organizativo.
• Construir e implementar, de manera colaborativa, proyectos de transformación e
innovación escolar.
• Manejar las tecnologías básicas de la información y la comunicación, su uso en
procesos educativos y de gestión institucional.
• Evaluar y orientar los procesos de enseñanza y aprendizaje escolar.
• Diseñar y desarrollar mecanismo de evaluación e intervención educativa.
• Dominar los códigos en los que circula la información social necesaria para la
participación ciudadana; uno de los cuales es el manejo de una segunda lengua.
31
Sistema Nacional de Formación Continua y Superación Profesional
de Maestros en Servicio
Orientaciones generales para constituir y operar el Servicio de Asesoría Académica a la Escuela, (SAAE). SEP, 2006.
10 Ibídem.
11 Ibídem.
32
2. Prospectiva de la Formación Continua y la Superación Profesional
Los asesores técnico-pedagógicos han de contar con un perfil profesional muy comple-
to y vinculado a la Educación básica –que desarrollen o hayan realizado funciones docentes,
directivas o de apoyo técnico-pedagógico o de investigación–, con experiencia en el trabajo
frente a grupo y en actividades de capacitación, actualización o formación de maestros.
El asesor técnico-pedagógico es un profesional que se desarrolla dentro o fuera de la
Secretaría de Educación Pública con amplio conocimiento de los problemas de la escuela y
de las prácticas educativas de los profesores en servicio, reconocido en el ambiente educa-
tivo y escolar por su trayectoria, experiencia, responsabilidad y formación profesional, que
domina diferentes campos de conocimiento y de la realidad educativa:
• Conocimiento de los procesos de aprendizaje de los estudiantes y de los profe-
sores.
• Problemas y políticas de la Educación básica.
• Principios y bases filosóficas de la educación en México, así como otros linea-
mientos de la política educativa federal y estatal.
• Planes y programas de estudio, enfoques de enseñanzas y materiales de apoyo a
la Educación básica.
• La organización y funcionamiento del sistema educativo, así como de la gestión,
organización y cultura escolar de los diversos niveles y modalidades de Educa-
ción básica.
• Los procesos de asesoría y mejora educativa.
• Trabajar de manera colaborativa con otros profesionales de la educación de quie-
nes aprende y con quienes comparte experiencia y aprendizajes en un ambiente
de respeto y tolerancia.
• Maneja las tecnologías básicas de la información y la comunicación y su uso
educativo.
• Diseñar y desarrollar proyectos de innovaciones curriculares, de gestión y tecno-
lógicas.
• Diseño y desarrollo de mecanismo de evaluación e intervención educativa.
• Elaborar diagnósticos institucionales y programas de intervención escolar de ma-
nera colegiada.
• Dominar los códigos en los que circula la información social necesaria para
la participación ciudadana; uno de los cuales es el manejo de una segunda
lengua.
33
Sistema Nacional de Formación Continua y Superación Profesional
de Maestros en Servicio
El siglo XXI demanda una educación atenta a la consolidación de la identidad nacional, una
educación para la democracia, la productividad y el crecimiento, la integración y la equidad so-
cial. Lograr que el docente adquiera el perfil y las competencias profesionales para que el proce-
so educativo permita la movilidad social, constituye el principal reto en las próximas décadas.
En ese contexto, es fundamental impulsar políticas y programas de formación continua
y superación profesional que promuevan el desarrollo de una nueva profesionalidad docente
que permita transitar de una visión restringida del docente como un profesional técnico, a
la de un profesional con una formación amplia, comprometido con la tarea educativa, que
reflexiona sobre su práctica, que identifica y resuelve los problemas que se le presentan y que
requiere de márgenes de autonomía para la toma de decisiones.
Para ello, será necesario diversificar las estrategias de formación con alternativas flexi-
bles y adecuadas a las condiciones de los profesores de los diferentes niveles y modalidades
de la Educación básica; enriquecer la oferta formativa con la incorporación de propuestas
de alta calidad que atiendan a los diferentes temas y prioridades del Sistema Educativo Na-
cional; impulsar la participación regulada de escuelas normales, la Universidad Pedagógica
Nacional, instituciones de educación superior y centros de investigación nacionales y extran-
jeros; así como establecer mecanismos equitativos y confiables para que los maestros acredi-
ten sus procesos de estudio y certifiquen la actualización de sus competencias profesionales.
A todos ellos atiende el Sistema Nacional de Formación Continua y Superación Profesional
de Maestros en Servicio.
La necesidad de desarrollar los perfiles del profesorado para ajustar el desarrollo y
la eficiencia de los profesores a las necesidades escolares y el establecimiento de modelos
claros y concisos de lo que supone que tienen que saber y ser capaces de hacer los profeso-
res es señalada por la OCDE como una de las políticas comunes de los países miembros en
materia de formación de maestros: los perfiles del profesorado deberán basarse en una visión
enriquecedora de la docencia y en englobar parámetros tales como un sólido conocimiento
de la materia que vaya a impartirse; competencias pedagógicas; la capacidad de trabajar
eficazmente con un amplio abanico de estudiantes y compañeros de trabajo, de contribuir
a la escuela y la profesión, y de continuar desarrollándose. El perfil podría reflejar diferentes
niveles de prestación, según que se sea profesor principiante o experimentado o que se ocupe
un cargo con más responsabilidad.12
Los maestros son los recursos más significativos del sistema educativo; en consecuen-
cia, son piezas clave en los esfuerzos por la mejora de la educación. El desarrollo de una
profesionalidad amplia, rica en saberes culturales y profesionales, deberá de ser un elemento
esencial de las políticas orientadas a la formación de los profesores.
12 OECD 2004. Teacher matter: attracting, developing and retaining effective teachers.
34
2. Prospectiva de la Formación Continua y la Superación Profesional
Sin embargo, como señala la OCDE no hay que olvidar que la calidad de la docencia
no sólo viene determinada por la “calidad” de los profesores -aunque este es claramente un
aspecto decisivo-, sino también por el entorno en el que aquellos trabajan. Por muy aptos que
sean los profesores, puede que no logren dar lo mejor de sí mismos en estructuras que no les
presten el suficiente apoyo, donde no encuentren suficiente reto o que no los recompensen
debidamente.13
13 Ibídem.
35