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La finalidad del entrenamiento físico es el desarrollo de las cualidades físicas básicas, pero
debemos tener en cuenta, que cada una de éstas tiene una maduración cronológica específica. El
conocimiento de su evolución nos va a permitir adaptar el entrenamiento a las distintas etapas del
crecimiento.
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Entre los 8 y los doce años el aparato cardiovascular está en evolución, pero se encuentra en
condiciones de aguantar esfuerzos moderados y continuos. En esta etapa se pueden realizar trabajos de
tipo aeróbico, pero teniendo mucho cuidado de no forzar el organismo y no realizar trabajos de alta
intensidad, ya que esto podría ir en perjuicio del aumento de volumen del corazón.
El entrenamiento anaeróbico se puede iniciar a partir de los 14-15 años, aunque con mucha
precaución, dado que se produce un engrosamiento del musculo cardíaco que es desaconsejable a
edades tempranas; a partir de los 18 años se puede intensificar este tipo de entrenamiento.
La fuerza es la cualidad motriz que tiene una evolución más tardía. En la primera etapa de la
infancia, no se observan grandes incrementos de fuerza, siendo a partir de la pubertad cuando se
empieza a apreciar un aumento considerable de la fuerza. A los 18 años aún no se ha alcanzado el 50%
de la fuerza muscular, llegando a su máximo desarrollo aproximadamente a los 30 años (varía según las
fuentes consultadas).
De los 8 a los 12 años hay un incremento continuo de la velocidad, motivado por la mejora de la
coordinación dinámica general y la coordinación intramuscular, que se produce en estas edades.
Al contrario que el resto de las cualidades, podemos decir que la flexibilidad máxima la
tenemos al nacer, aunque hasta aproximadamente los 10 años se mantiene en unos niveles muy altos.
Con el desarrollo muscular propio de la pubertad, se produce un deterioro paulatino de la movilidad
articular y la elongación muscular. A los 25 años, queda aproximadamente el 50% de la flexibilidad
que teníamos al nacer.
La iniciación, por lo gereral, debería empezar hacia los 8 años, aunque lo que se
recomienda en estas edades tempranas, es desarrollar una base motriz lo más amplia posible para
preparar la futura especialización del deportista; en este sentido, el entrenamiento de iniciación es un
complemento de la educación física escolar, que paulatinamente nos va a ir adentrando en actividades
más competitivas.
El objetivo del entrenamiento de iniciación debe ser mejorar la condición física general, gracias
al trabajo de todas las cualidades físicas, pero siempre integradas en contextos jugados y lúdicos.
El trabajo de capacitación aeróbica y resistencia general ofrece una buena base para potenciar
el desarrollo posterior de las demás cualidades motrices y estimula la capacidad neuromuscular,
cardiorespiratoria y orgánica en general.
A la hora de efectuar este trabajo aeróbico, debemos tener en cuenta la tabla anteriormente
expuesta de tiempos de trabajo en función de la edad. Asimismo, no es conveniente sobrepasar en
ningún momento las 150 pulsaciones por minuto. El sistema de entrenamiento más adecuado es la
carrera continua, aunque también se pueden desarrollar secuencias preparatorias con balón que
respeten el ritmo y el tiempo de trabajo a la vez que se mejora el aspecto técnico-táctico. Otro sistema
de entrenamiento que podemos utilizar es el entrenamiento por circuitos, alternando ejercicios técnico-
tácticos con otros de carácter muscular.
Hasta los 13-14 años, está absolutamente desaconsejado el entrenamiento de tipo anaeróbico. A
los 14 años se puede empezar a desarrollar la potencia anaeróbica aláctica, con esfuerzos inferiores a
los 8 segundos y recuperaciones de 50 segundos aproximadamente.
En esta etapa, el trabajo de fuerza se debe realizar de forma suave, utilizando medios
naturales con autocarga, ejercicios por parejas y gimnasia, poniendo gran preocupación en no
sobrecargar la columna vertebral. La tarea está orientada fundamentalmente al trabajo de fuerza-
resistencia, incidiendo en la musculatura paravertebral y abdominal.
La velocidad, la vamos a desarrollar mediante juegos donde los chicos realicen carreras cortas,
pero rápidas. La coordinación, es un factor determinante de la velocidad, que podemos mejorar en esta
fase mediante ejercicios de técnica de carrera y multisaltos.
La flexibilidad es muy importante mantenerla en los niveles más altos posibles, ya que cuando
se inicie el desarrollo muscular propio de la pubertad va a sufrir una merma considerable.
Los objetivos de esta fase son mejorar la condición física general y desarrollar las cualidades
motrices específicas del deporte en cuestión. Se produce un aumento del volumen de entrenamiento en
lo concerniente al número de sesiones y horas de dedicación, y en la intensidad y complejidad de los
ejercicios.
Esta edad es la más adecuada para incidir en la velocidad de reacción y en las salidas
explosivas, con y sin balón. El trabajo de amplitud y frecuencia como factores de la velocidad de
translación también debe ser trabajado en esta fase.
La fuerza se debe desarrollar con sistemas comunes hasta los 20-21 años. Se pueden usar
los sistemas de cargas submáximas y de cargas máximas . Dependiendo de la estructura del sujeto, el
deporte y el momento de la temporada, el objetivo del trabajo será la hipertrofia muscular, la fuerza
resistencia o la fuerza explosiva.
Con el paso de los años y el aumento de los volúmenes de
entrenamiento, el trabajo de flexibilidad se vuelve mas
importante de cara a alcanzar un rendimiento deportivo
óptimo.