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SALA CONSTITUCIONAL

Magistrado-Ponente: JOSÉ M. DELGADO OCANDO

El 21 de febrero de 2002, se recibió en esta Sala Constitucional el oficio n° 027


proveniente del Juzgado Superior Décimo en lo Civil, Mercantil y del Tránsito de la
Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas, y adjuntos los originales
del expediente n° 4254 (nomenclatura de dicho Juzgado) contentivo de
laAPELACIÓN de la decisión dictada el 18 de enero de 2002, la cual declaró sin lugar
la acción de amparo constitucional interpuesta por los abogados Cesáreo José Espinal
Vásquez y Pedro Jesús Castillo Rivas, inscritos en el Inpreabogado bajo los núms. 134 y
14.508, respectivamente, actuando en su carácter de apoderados judiciales
de INDUSTRIAL HOTELERA VICTORIA C.A., inscrita ante el Registro de
Comercio del Juzgado de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil, Agrario, del Tránsito
y del Trabajo del Segundo Circuito de la Circunscripción Judicial del Estado Sucre el
28 de octubre de 1977, bajo el n° 256, folios 422, 423, 424 y 425, tomo 27, contra la
decisión dictada el 10 de mayo de 2001 por el Juzgado Primero de Primera Instancia en
lo Civil, Mercantil y del Tránsito de la misma Circunscripción Judicial.

En la misma fecha, se dio cuenta en Sala y se designó ponente al Magistrado


doctor José Manuel Delgado Ocando, quien con tal carácter suscribe el presente fallo.

Efectuada la lectura individual del expediente, para decidir se hacen las


siguientes consideraciones:
I
ANTECEDENTES
El 10 de mayo de 2001, el Juzgado Primero de Primera Instancia en lo Civil,
Mercantil y del Tránsito de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de
Caracas declaró con lugar la apelación incoada por los abogados Elizabeth Villanueva
de Maldonado y Rafael Enrique Marín Pinto, actuando en representación de los
ciudadanos Franco Martín Fotino Malavé, Luigia Fortino Malavé y Haydee Fortino de
Petruzzi, contra la decisión dictada el 12 de febrero de 2001 por el Juzgado Quinto de
Municipio de la misma Circunscripción Judicial y, en consecuencia, revocó el fallo
apelado, rechazó la demanda de retracto legal arrendaticio incoada por Industrial
Hotelera Victoria C.A., y declaró extinguido el proceso.

El 19 de octubre de 2001, los abogados Cesáreo José Espinal Vásquez y Pedro


Jesús Castillo Rivas, en su carácter de apoderados judiciales de Industrial Hotelera
Victoria C.A., interpusieron ante el Juzgado Superior Distribuidor en lo Civil, Mercantil
y del Tránsito de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas acción
de amparo constitucional contra la anterior decisión. Siendo recibido en el Juzgado
Superior Décimo en lo Civil, Mercantil y del Tránsito de la misma Circunscripción
Judicial el 22 del mismo mes y año.

El 29 de octubre de 2001, se admitió la acción de amparo constitucional


interpuesta y se ordenaron las notificaciones de ley.

El 11 de enero de 2002, se fijó para el 14 del mismo mes y año a las 2.00 p.m. la
audiencia constitucional. Siendo el día y hora fijados se dejó constancia de la asistencias
de la parte accionada y de los terceros coadyuvantes, y de la no comparecencia del
Tribunal accionado y del Fiscal 75° Ministerio Público.

El 18 de enero de 2002, el Juzgado Superior Décimo en lo Civil, Mercantil y del


Tránsito de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas declaró sin
lugar la acción de amparo constitucional incoada.

El 22 de enero de 2002, el apoderado judicial de la parte accionante apeló de la


anterior decisión.
El 25 del mismo mes y año, el referido Juzgado oyó la apelación y ordenó
remitir el expediente a esta Sala Constitucional, siendo recibido el 21 de febrero de
2002 por oficio n° 027.
II
DE LA ACCIÓN DE AMPARO

Alegaron los apoderados judiciales de la accionante que entre la firma mercantil


Industrial Hotelera Victoria C.A. y el ciudadano Mario Fortino Fiore, celebraron en el
año 1985 un contrato de arrendamiento por un inmueble constituido por un edificio
donde funciona el Hotel Victoria.

Expresaron que el ciudadano Eugenio Pita Pombo, en su carácter de Director


Gerente de la mencionada Industrial Hotelera, tuvo “conocimiento accidental” de la
venta del referido inmueble cuando el ciudadano Franco Martín Fortino Malavé se
apersonó al inmueble manifestándole un nuevo canon de arrendamiento, en virtud de
que tanto él como sus hermanos Luigia Fortino Malavé y Haydée Fortino de Petruzzi
eran los nuevos dueños del edificio, dado que su padre se los había dado en venta.

Narraron que ante dicha circunstancia, el ciudadano Eugenio Pita Pombo,


solicitó ante la Oficina de Registro Subalterno del Municipio Autónomo Bermúdez del
Estado Sucre, copia certificada del documento de venta, del 22 de junio de 1995, bajo el
n° 33, Protocolo Primero, tomo sexto, segundo trimestre, la cual fue expedida el 5 de
octubre de 1999, y de la cual se desprendía que efectivamente los hermanos Fortino
eran los nuevos dueños del inmueble, es decir, que -a su juicio- a partir de ese día se
encontraba notificado de la venta del inmueble y sería a partir del día siguiente cuando
comenzaría a correr el lapso de caducidad de cuarenta (40) días para intentar el retracto
legal, conforme al artículo 6 del Decreto Legislativo sobre Desalojo de Viviendas.

Visto ello, el 9 de noviembre de 1999, introdujeron demanda de retracto legal, la


cual fue recibida ante el Juzgado Quinto de Municipio de la Circunscripción Judicial del
Área Metropolitana de Caracas, el 18 del mismo mes y año, la cual fue admitida, el 23
de noviembre de 1999.

Ahora bien, respecto a la sentencia accionada alegaron que la misma dispuso:


“Ahora bien, de acuerdo con las actuaciones que en copia certificada cursan
en los autos, la demanda se introdujo el 09 de noviembre de 1.999, se
recibió en el Tribunal de la causa el día 18 del mismo mes y año, y el
documento de compraventa fue protocolizado el 22 de junio de 1995. Es
decir, que para la fecha en que se interpuso la demanda, cualesquiera (sic)
de los lapsos fijados por el artículo 1.547 de Código Civil se habían
consumado, pues, entre la fecha de protocolización de la venta del inmueble
arrendado y la fecha en que se introdujo la demanda, habían transcurrido
cuatro (4) años y cuatro meses y medio, es decir, había transcurrido como es
evidente el lapso en exceso. De manera que conforme a la Doctrina del
Tribunal Supremo de Justicia [Sentencia de la Sala de Casación Civil del 21
de marzo de 2000] acogida por este Tribunal, la demanda es contraria a
derecho por haberse consumado la caducidad de la acción. ASÍ SE
DECLARA” (Corchetes de la Sala).

Alegaron que la Juez de alzada, consideró procedente el lapso de caducidad de


cuarenta (40) días contados a partir de la fecha del registro de las escrituras, por el
simple hecho de que dicho instrumento había sido registrado, sin tomar en cuenta que
paralelamente debía constar la imposibilidad de notificar al interesado, en virtud de
estar ausente y carecer de representante, lesionando por incorrecta aplicación de las
normas contenidas en los artículos 1.547 del Código Civil, 15 del Código de
Procedimiento Civil, los artículos 26 y 29 de la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela, que consagran el derecho a la defensa y el debido proceso, y
dejando así al retrayente arrendaticio en estado de indefensión.

Por otra parte, señaló que ni la demandada ni la vendedora, durante todo el


proceso probaron en forma alguna el hecho cierto de haber notificado al inquilino
ausente o a su representante, para que éste ejerciera el derecho de retracto, quedando así
la parte actora en estado de indefensión, por ello, el lapso de caducidad comenzaba a
correr a partir del día siguiente del 5 de octubre de 1999, fecha de la expedición de la
copia certificada del documento de venta, día en el cual el inquilino tuvo conocimiento
del acto.

En virtud de lo expuesto, solicitó se admitiera la acción de amparo constitucional


y se dejara sin efecto la decisión dictada, el 10 de mayo de 2001, por el Juzgado
Primero de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil y del Tránsito de la Circunscripción
Judicial del Área Metropolitana de Caracas.
III
DE LA SENTENCIA APELADA

La decisión dictada, el 18 de enero de 2002, por el Juzgado Superior Décimo en


lo Civil, Mercantil y del Tránsito de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana
de Caracas, que declaró sin lugar la acción de amparo constitucional interpuesta contra
la decisión dictada el 10 de mayo de 2001 por el Juzgado Primero de Primera Instancia
en lo Civil, Mercantil y del Tránsito de la misma Circunscripción Judicial, basó su
decisión en los siguientes argumentos:

Señaló que en la tramitación del juicio de retracto legal, la empresa querellante


gozó de la prerrogativa del doble grado de jurisdicción, apreciándose que tanto en el
Juzgado de Municipio como en el de Primera Instancia tuvo amplia oportunidad de
alegación, con el debido respeto de los lapsos procesales establecidos por la Legislación
Adjetiva a los fines probatorios. Vista la situación desde esa perspectiva, mal pudo
hablarse de vulneración a los derechos la defensa y al debido proceso.

Indicó que en lo que al caso de autos se refiere, ocurrió que la instancia recurrida
hizo, conforme a su soberanía de apreciación, la pertinente exégesis de la norma que
consideró aplicable para la solución de la controversia sometida a su autoridad, y en
virtud de ello, cumpliendo con los requisitos de índole formal exigidos por las normas
de procedimiento, profirió la decisión que en su concepto era adecuada.

Adujo que la parte accionante imputó a la decisión el vicio de error en la


interpretación del artículo 1.547 del Código Civil, puesto que a su decir el lapso de
caducidad allí previsto debió contarse a partir de la fecha en que tuvo conocimiento de
la venta y no desde la fecha de la protocolización. No obstante, juzgó que dicho
Tribunal no podía examinar lo acertado o desacertado del criterio emitido por el
Juzgado Primero de Primera Instancia al acoger la cuestión previa de caducidad de la
acción opuesta en el juicio de retracto, porque ello sería como convertir el Tribunal
constitucional en una tercera instancia, lo que a todas luces resulta inadmisible, aparte
que el supuesto vicio estructuraría cuando más la violación de un precepto de rango
legal, lo que quita toda relevancia constitucional al asunto debatido.
Señaló que en casos similares, la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de
Justicia en su decisión del 22 de junio de 2001, caso: Louis López Mejías, ha precisado
que “la acción de amparo contra sentencias no es un medio para plantear nuevamente
ante un órgano jurisdiccional un asunto, ya decidido por otro, mediante sentencia
firme, por cuanto el juez de amparo no actúa como una nueva instancia sino como
juzgador de la constitucionalidad de la decisión accionada”.

Vistas las anteriores consideraciones, estimó que el fallo recurrido en amparo no


quebrantó las garantías constitucionales denunciadas como infringidas, resultando
imperioso por tanto declarar la improcedencia de la acción de amparo incoada.
IV
DE LA COMPETENCIA

Previo a cualquier otra consideración, esta Sala debe pronunciarse sobre su


competencia para conocer de la presente apelación. A tal efecto es necesario reiterar que
en decisión del 20 de enero de 2000, (Caso: Emery Mata Millán. Vs. el Ministro y el
Vice-Ministro del Interior y Justicia), se dejó sentado que: “…Corresponde a esta Sala
conocer las apelaciones y consultas sobre las sentencias de los Juzgados o Tribunales
Superiores aquí señalados, de la Corte Primera de lo Contencioso-Administrativo y las
Cortes de Apelaciones en lo Penal, cuando ellos conozcan la acción de amparo en
Primera Instancia…”. Ahora bien, por cuanto la sentencia fue decidida en primera
instancia por el Juzgado Superior Décimo en lo Civil, Mercantil y del Tránsito de la
Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas, corresponde a esta Sala
Constitucional el conocimiento de la presente apelación, de conformidad con la
sentencia señalada supra y lo previsto en el artículo 35 de la Ley Orgánica de Amparo
sobre Derechos y Garantías Constitucionales. Así se declara.

V
MOTIVACIÓN PARA DECIDIR

El objeto de la presente acción de amparo constitucional fue la impugnación de


la decisión dictada el 18 de enero de 2002 por el Juzgado Superior Décimo en lo Civil,
Mercantil y del Tránsito de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de
Caracas, por considerar la parte accionante que el a quo actuó fuera de su competencia e
incurrió en incorrecta aplicación de las normas contenidas en los artículos 1.547 del
Código Civil, y 15 del Código de Procedimiento Civil, y por ende, lesionó su derecho a
la defensa y el debido proceso consagrados en los artículos 26 y 29 de la Constitución
de la República Bolivariana de Venezuela.

Esta Sala Constitucional en sentencia n° 828 del 27 de julio de 2000,


caso: Seguros Corporativos C.A. y Agropecuaria Alfin S.A., estableció:

“Para que el amparo proceda, es necesario que exista una infracción por
acción u omisión a una norma constitucional, sea esta realizada mediante
desconocimiento, mala praxis, o errada interpretación de normas legales o
sub-legales, siempre que ella enerve el goce y ejercicio pleno de un derecho
constitucional.

Ahora bien, hay que distinguir entre la incorrecta aplicación de una norma,
su omisión, o los errores en su interpretación, que se refieren a su actividad
y entendimiento, de la infracción de un derecho o garantía
constitucional. Estos no se ven -en principio- vulnerados, porque la norma
deja de aplicarse, se aplica mal o se interpreta erradamente. Estos vicios, por
sí mismos, no constituyen infracción constitucional alguna, y es del ámbito
del juzgamiento de los jueces, corregir los quebrantamientos señalados, los
cuales pueden producir nulidades o ser declarados sin lugar.Cuando estos
vicios se refieren a las normas de instrumentación del derecho
constitucional, en principio los derechos fundamentales no quedan
enervados. La forma como interpretan la Ley el Juez o la Administración o
su subsiguiente aplicación, puede ser errada u omisiva, pero necesariamente
ello no va a dejar lesionado un derecho o una garantía constitucional, ni va a
vaciar su contenido, haciéndolo nugatorio (...).

Pero cuando el tipo de vicio aludido deja sin aplicación o menoscaba un


derecho o garantía constitucional eliminándolo, y no puede ser corregido
dentro de los cauces normales, perjudicándose así la situación jurídica de
alguien, se da uno de los supuestos para que proceda el amparo, cuando de
inmediato se hace necesario restablecer la situación jurídica lesionada o
amenazada de lesión. Si la inmediatez no existe, no es necesario acudir a la
vía del amparo, sino a la ordinaria, no porque el amparo sea una vía
extraordinaria, sino porque su supuesto de procedencia es la urgencia en el
restablecimiento de la situación o en el rechazo a la amenaza, y si tal
urgencia no existe, el amparo tampoco debe proceder.

Los errores de juzgamiento sobre la aplicabilidad o interpretación de las


normas legales, en principio no tienen por qué dejar sin contenido o
contradecir una norma constitucional, motivo por el cual ellos no pueden
generar amparos. Lo que los generan es cuando los errores efectivamente
hagan nugatoria la Constitución, que la infrinjan de una manera concreta y
diáfana. Es decir, que el derecho o garantía constitucional, en la forma
preceptuada en la Constitución, quede desconocido” (Subrayado añadido).

En el presente caso, las infracciones constitucionales que denunció el actor son


producto de supuestos vicios de juzgamiento en los que, indicó, incurrió el Juez
presuntamente agraviante cuando sentenció.

De lo trascrito se evidencia que los errores de juzgamiento no pueden ser objeto


de amparo constitucional, salvo que dicho error haga nugatorios derechos y garantías
constitucionales.
Tal como se desprende de los hechos narrados en el presente caso, el accionante
lo que planteó fue su desacuerdo respecto a la interpretación que realizara el Juzgado
accionado, sobre el artículo 1.547 del Código Civil, por cuanto la decisión accionada
fue contraria a los planteamientos que expusiera ante esa instancia.

Verificando el hecho de que la decisión estuvo ajustada a derecho, se observa


que la Sala de Casación Civil de este Tribunal Supremo de Justicia en sentencia n° 55,
del 21 de marzo de 2000, caso: José Noel Gómez Castro y otros, hizo referencia a los
lapsos que prevé el artículo 1.547 y entre otros señaló que “Si el inquilino no ha sido
notificado por el ‘vendedor o el comprador’ con posterioridad a la ‘enajenación
(venta) perfeccionada’, por la específica circunstancia de que ‘no estuviere presente y
no hubiere quien lo represente’, le será aplicable a dicho inquilino -retrayente- el lapso
de caducidad legal de cuarenta (40) días contados desde la fecha del registro de la
escritura respectiva", lo cual es el caso de autos.

Visto ello, se observa que la parte actora, a través de la acción de amparo,


pretendió que se desvirtuara por errada interpretación el criterio sostenido por el juez a
quo, e imputó a la sentencia, lesiones a derechos y garantía constitucionales que no se
verificaron; en consecuencia, esta Sala Constitucional, de conformidad con la
jurisprudencia reiterada de este Máximo Tribunal, y los hechos narrados en el presente
caso, considera que la decisión del Juzgado Superior Décimo en lo Civil, Mercantil y
del Tránsito de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas, estuvo
adecuada a lo prescrito tanto en la ley como en la jurisprudencia, por lo que, la acción
de amparo ejercida era manifiestamente improcedente.
Por lo cual, se declara sin lugar la apelación ejercida por los abogados Cesáreo
José Espinal Vásquez y Pedro Jesús Castillo Rivas, actuando en su carácter de
apoderados judiciales de Industrial Hotelera Victoria C.A., contra el fallo dictado el 18
de enero de 2002 por el Juzgado Superior Décimo en lo Civil, Mercantil y del Tránsito
de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas, y se confirma la
declaratoria sin lugar de la acción de amparo constitucional emitida en la citada
decisión. Así se declara.
En otro contexto, la Sala observa que el juicio principal se originó en virtud de la
venta que le hiciese el ciudadano Mario Fortino Fiore de un inmueble de 6 plantas
donde funciona el “Hotel Victoria” y el terreno donde está construido ubicado en la
Avenida Perimetral “Don Rómulo Gallegos” de Carúpano, Estado Sucre, a sus hijos
Franco Martín Fotino Malavé, Luigia Fortino Malavé y Haydée Fortino de Petruzzi,
pero de las actas que constan en el expediente se desprende un hecho irregular que no
podemos dejar de advertir. Se evidencia de un acta de defunción suscrita por la Prefecta
del Municipio Autónomo Chacao, del Estado Miranda, signada con el n° 235, folio n°
235, tomo 1, año 1994, que el ciudadano Mario Fortino Fiore, titular de la cédula de
identidad n° 5.883.811 falleció el 1° de mayo de 1994, y el documento de compra-
venta presuntamente suscrito por el ciudadano Mario Fortino Fiore a sus hijos, fue
autenticado por la Notaría Pública Tercera de Caracas el 29 de julio de 1994, anotado
bajo el n° 20, tomo 68, es decir, posterior a la fecha del fallecimiento del presunto
vendedor. Dicha venta fue protocolizada en el Registro Subalterno del Municipio
Autónomo Bermúdez del Estado Sucre, e inscrita en el protocolo primero, tomo sexto,
del segundo trimestre del año 1995, bajo el n° 33 de la serie, del 22 de junio de 1995.

Dicha advertencia se hace al Fisco Nacional a objeto de que constate una


presunta evasión fiscal o ejerza las acciones pertinentes.

Respecto al accionante, la Sala juzga innecesario hacer pronunciamiento alguno,


ya que lo acá contemplado no repercute en su situación jurídica actual, pues aun si el
documento de compra-venta fuese tachado de falso o declarado nulo, sin que se
intentaran acciones legales para tal fin, su condición no cambiaría, ya que los
ciudadanos Franco Martín Fotino Malavé, Luigia Fortino Malavé y Haydée Fortino de
Petruzzi, seguirían siendo los propietarios en virtud del derecho sucesoral que les asiste.
VI
DECISIÓN

Por las razones que anteceden, este Tribunal Supremo de Justicia, en Sala
Constitucional, administrando justicia en nombre de la República y por autoridad de la
Ley, declara SIN LUGAR la apelación incoada por los abogados Cesáreo José Espinal
Vásquez y Pedro Jesús Castillo Rivas, actuando en su carácter de apoderados judiciales
de Industrial Hotelera Victoria C.A., contra el fallo dictado el 18 de enero de 2002 por
el Juzgado Superior Décimo en lo Civil, Mercantil y del Tránsito de la Circunscripción
Judicial del Área Metropolitana de Caracas y se CONFIRMA la declaratoria sin lugar
de la acción de amparo constitucional emitida en la citada decisión.

Asimismo, se ordena a la Secretaría de esta Sala remita copia certificada del


presente fallo al Fisco Nacional, al objeto de que determine si se ha producido o no una
evasión fiscal.

Publíquese, regístrese, notifíquese y remítase el expediente a su Tribunal de


origen. Cúmplase lo ordenado.

Dada, firmada y sellada en el Salón de Despacho de la Sala Constitucional del


Tribunal Supremo de Justicia, en Caracas, a los 02 días del mes de diciembre dos mil
dos. Años: 192º de la Independencia y 143º de la Federación.

El Presidente,

IVÁN RINCÓN URDANETA

El Vicepresidente,

JESÚS EDUARDO CABRERA


ROMERO

Los Magistrados,
ANTONIO JOSÉ GARCÍA GARCÍA JOSÉ M. DELGADO
OCANDO
Ponente

PEDRO RAFAEL RONDÓN HAAZ

El Secretario,

JOSÉ LEONARDO REQUENA CABELLO

JMDO/ns.
Exp. n° 02-0426

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