EL CENTAURO Y LA SIRENA

Compré un pasaje
rumbo a tu cintura
y sin pensar en nada
partí hacia la locura

Subí a tu avión
de labios indecentes
cerré los ojos
y me tragó la corriente

pasajero de tu cuerpo polizonte de tu piel

prisionero de este juego que sin pausa propones

Me diste a probar de tu veneno

y aluciné que el infierno era el cielo

Me diste la manzana de tu boca

y todas las neuronas se me volvieron locas

Fui rehén de tu lujuria

refinada
vos tenías el timón
y yo te acompañaba

Toqué el pie de San Pedro

con mis manos
cuándo te oí gritar
“ahora nos vamos”

La muerte fue un beso lento

que a la vida me empujó
no sé si soné despierto
lo cierto es que sucedió

Me diste a probar de tu veneno

y aluciné que el infierno era el cielo

Me diste la manzana de tu boca

y todas las neuronas se me volvieron locas

(Yo pensaba que era cierto

que el centauro y la sirena
en noches de luna llena
eran cómo Adán y Eva)