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Tomaz Tadeu Da Silva, “El proyecto educacional

moderno ¿identidad terminal?”


La situación actual de “crisis” de los sistemas educativos gestados en
la modernidad se halla atravesada por dos cuestionamientos
diferentes.
La educación escolarizada y pública, explica Tadeu da Silva, concibe
las ideas de la modernidad y el iluminismo. Las ideas de progreso
constante a través de la razón y la ciencia, con un sujeto autónomo y
libre. La escuela es la institución encargada de transmitir los ideales
del proyecto moderno, tales como la igualdad, la justicia, etc.

Desde las perspectivas postmodernas al sistema educativo moderno


se le cuestiona: la existencia de un sujeto esencial, centrado y
unitario, las narrativas maestras de la razón y el progreso, el ideal de
la emancipación y autonomía.
Cuestionan la idea de que la educación pública está armada sobre
narrativas del progreso social, la ciencia y la razón, del sujeto
autónomo, y el papel de la propia educación como instrumento de
realización de esos ideales.
Se cuestiona el concepto fundamental de la epistemología, la
racionalidad, hay principios universales en donde se determina la
verdad de las proposiciones de conocimiento, sin considerar la
historia, el contexto y la política. Tadeu da Silva explica que aparecen
las explicaciones globales sobre la sociedad, es decir las grandes
narrativas para ordenar clasificar y controlar la organización y la
interacción social, que la postmodernidad sostiene que en realidad
contribuyen a oprimir, suprimir y excluir.
La educación moderna se basa en la existencia de un sujeto unitario,
y su finalidad consiste en la autonomía, independencia y
emancipación. Se cuestiona este sujeto particular ya que esconde
“una construcción social e histórica, contingente, característica de
una época histórica específica”. Y explican que el sujeto moderno solo
existe como resultado de los dispositivos discursivos y lingüísticos. Se
pasa del paradigma de la conciencia al del lenguaje, y éste es
entendido como constitución de la realidad y atravesado por las
relaciones de poder.
Además, este cuestionamiento no puede ignorar a los movimientos
sociales, tales como los feministas y ecológicos, en los que también
se discuten la idea de progreso como algo bueno y deseable, y
caracterizan a la ciencia y el conocimiento dominante diciendo que
está atravesado por una mirada masculina, eurocéntrica y blanca, y
alertan que estas construcciones no son inocente y benignas.
Tadeu da Silva sostiene que otra cuestión es el desdibujamiento de
las fronteras de la cultura alta y baja. El privilegio de la cultura elite,
de la “alta cultura” se apoyaba en características consideradas
superiores. En el escenario postmoderno, la alta cultura es “dislocada
por productos de cultura mercantilizada”, tal es así que es imposible
considerarla como “superioridad moral, estética y epistemológica.”
Esta perspectiva del carácter disciplinar de la organización moderna
del saber y del conocimiento, está teñida de relaciones de poder, y la
escuela responde a esta lógica disciplinar, tanto en conductas como
en la distribución del espacio.

El espacio educativo que pretende construir el proyecto neoliberal en


educación, a partir de los 90:
Tadeu da Silva habla de “asalto neoliberal al sentido común sobre la
educación pública producido por el modernismo y el iluminismo, y el
consecuente dislocamiento de la educación de la esfera del espacio
público al espacio privado del consumo y la selección.”
El proyecto neoliberal se propone reformar lo social y lo político de
acuerdo a los intereses del capital, redefinir los propósitos del estado
y la política para orientar los a los intereses de los grandes capitales,
en relación a la acumulación de capital y la competitividad. Un punto
para adecuar este proyecto es el recorte de los gastos sociales:
desregulación, privatización, desestatización, etc. Y la educación ha
sido uno de los blancos del asalto neoliberal.
Como lo explica Tadeu da Silva, el neoliberalismo pretende transferir
la educación de la esfera pública a la esfera privada. Así la educación
quedaría al control de las empresas privadas y capitalistas, en donde
aparecen cuestiones de gerencia, eficiencia y productividad.
El proyecto neoliberal constituye una nueva hegemonía, que esta
construcción está basada en la “utilización eficaz de dispositivos
lingüísticos”. La educación deja de ser un derecho, un bien social para
vincularse con la productividad empresarial. Entonces el sujeto es
concebido como consumidor. Se disloca el foco de lo político a lo
técnico, pone el acento de la ”transformación educativa al expert en
gerencia, en administración, reingeniería, evaluación, calidad total.”
En síntesis el sujeto educacional neoliberal, define Tadeu da Silva,
debe ser “adquisitivo, competitivo, flexible, adaptable, maleable”. Es
“sujeto del mercado y del ámbito de trabajo modificado por la
reingienería y por las nuevas técnicas de gerencia”.
Origen de la escuela
Durante la Edad Media, la educación se hallaba bajo la tutela de la Iglesia y se caracterizaba por la presencia del latín
como vehículo para la transmisión del saber.
La modernidad, implica una ruptura cuya raíz se halla en el cambio de cosmovisión : el proceso de secularización ha
comenzado. En este sentido Didáctica Magna de Comenio es una obra fundamental que representa a los vientos de
cambio. Con la modernidad llega la imprenta, la traducción de la biblia, la educación simultánea (en oposición al
sistema "tutorial")... y más tarde, tal vez a partir de Rousseau, se inicia la pedagogización de la infancia.
La escuela, tal como la entendemos actualmente , surge efectivamente a partir de la modernidad, proceso junto al cual
se da el surgimento de la infancia como categoría social.
La escuela, se transformará a partir de entonces, en un problema de estado.

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