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Desde los años ochenta se ha hecho patente el caos vehicular que padece la ciudad de Lima
este crecimiento teratológico que ha experimentado la ciudad ha dado cabida para que surjan
empleos informales que satisfagan una demanda creciente de bienes y servicios. Ante la
incapacidad del sistema de absorber a estos nuevos actores se ha llegado a un punto de
desbordamiento en el cual lo informal es lo regular y del cual el poder oficial impotente deja
de actuar, llevando a que estos mismo actores que buscan soluciones a sus problemas más
inmediatos se las ingenien y busquen soluciones originales e igualmente ajenas al sistema
oficial.
Algunos escritores han llamado a esta forma heurística que tiene el sistema de transporte
como “cultura combi” haciendo extensiva a la sociedad informal que dentro de todo se
desenvuelve y tienes modos de actuar que algunos denominarían no correctos, pero que les
permite cumplir con sus objetivos que es completar su labor para ganar dinero.
Si bien está cultura combi ha sido en algunos casos alabada como la nueva economía basada
en la creatividad y bajos costos. La realidad es que las personas perciben que es el sistema de
transporte a llegado a un estadio caótico, del desorden, de la crisis de valores, de una anomia.
Sin embargo sabemos que un sistema caótico, no puede ser debidamente aprovechable, ni
tampoco se tiene la seguridad necesaria para sobrevivir bajo está forma por mucho tiempo,
por ello desde los mismo agentes que son parte de esta configuración se generan respuestas
organizacionales, para decirlo de una manera más sucinta, existe un orden en lo que
percibimos como caos y este es dado por los mismo actores.
El análisis obedece a la razón, del mismo modo y recordando la experiencia del debate sobre la
cultura combi, si tal imagen fuera totalmente cierta por qué el sistema no ha colapsado y más
aún, dentro de todo, el sistema mal que bien funciona, existen regularidades y de hecho la
ciudad se articula diariamente por medio de él.
En ese escenario y ante esta falencia reguladora, a algún personaje que vio que existía un
vacio en el mercado. Se puso en una esquina con una tablilla, lapicero en mano, un reloj de
pulsera y se puso a apuntar la hora en que pasaba por ese punto cada unidad de transporte
Luego, la información era proporcionada a cada transportista que lo solicitase, mediante un
reporte (en el dorso de un boleto) con el detalle de los tres últimos vehículos que pasaron por
ese lugar e indicación de los intervalos entre uno y otro.
Cuando pregunte a los diferentes dateros a los que consultaba qué se necesita para laborar
como datero me daban prácticamente las mismas respuestas, en muchos casos dicen que es
un trabajo que lo podría realizar cualquier, sólo que no les agrada el hecho de estar parado
siempre en una zona por varias horas. En las cuales no tienen el suficiente tiempo como para
responder preguntas, pues siempre tienen que estar expectante de las unidades que pasan.
Para contestar la pregunta he decidido sintetizar todas las respuestas y dar una descripción de
las actitudes que debe tener cualquier datero:
Otra cualidad que debe poseer un buen datero es la memoria, la que debe poner en práctica
para identificar a los choferes, cobradores, vehículos y empresas con las que labora, para
brindar una orientación eficiente ya que, como en todo servicio, existen clientes (choferes y
cobradores) bastante exigentes.
Con el correr de los tiempos, la figura del datero se ha institucionalizado en nuestra urbe y hoy
vemos en cada cruce de avenidas a dos o tres personajes que, tablilla y lapicero en mano,
proporcionan sus “datos” por la suma de S/. 0.20 por reporte. Ante la competencia (facilitada
en gran medida con la inmensa masa desempleada de nuestro país y nuestra “inclinación
nacional” al esfuerzo mínimo) y la gran demanda, el mercado de dateros se ha sofisticado y
hoy es posible obtener información adicional y –en algunos casos compleja- igualmente util
para el transportista. A modo de ejemplo referiré que, luego de un rápido sondeo, comprobé
que la información que puedo obtener por S/. 0.20 se refiere a:
- Ultimas unidades que han transitado (con indicación de línea y ruta que siguen).
- Intervalos entre las unidades.
- Número de pasajeros (estimado) incluyendo parados y sentados.
-, La “velocidad promedio” (este rubro lo definen los dateros en términos de sí el vehículo que
está delante del solicitante está “correteando” o no).
- Naturaleza de los transportistas que anteceden al solicitante (esto es, si es pirata o no).
Ser datero reporta entre S/. 40.00 y S/. 60.00 diarios (antes era mucho más), nada mal en un
país donde los niveles salariales están muy por debajo de dichos montos.
“Unos 40 soles diarios, medio turno. Si, si no me quejo mejor que vigilante, cuánto gana un
vigilante 18 soles; acá medio día 40 soles creo que es factible para cualquiera vivir”.
“Cada vez que llegamos a un lugar hay una persona que nos informa, digamos. Cómo va
delante de mí, el carro que ha salido antes que yo”.
Los choferes actúan con una racionalidad económica. La lógica que guía las decisiones de los
choferes es la de maximizar ganancias. Haciendo un cálculo mental casi inadvertido logran
sumar y restar ganancias y pérdidas, para después tomar la mejor decisión para ello recurren
al datero que les proporciona información la cual analizan y resuelven si aumentar la velocidad
de o reducir la marcha para esperar que se junten más pasajeros.
Los dateros entonces cumplen una función social, la de organizar de alguna manera el flujo de
vehículos y la de informante.
“Los dateros son beneficiosos en parte si y en parte no. Unos nos dice una cierta cantidad de
minutos y otro nos dice que está más adelantado”. Esos nos perjudica por ello buscamos al que
es conocido o al que ha estado más tiempo en la ruta”.
Las ventajas que proporciona a los transportistas son múltiples (según ellos mismos
manifiestan):
La información les permite predecir –sobre la base de los flujos normales de demanda del
servicio de transporte- si a lo largo de la ruta encontrarán pasajeros o, si ya se los llevó el que
va adelante.
Sobre la base de la información del datero, regulan su velocidad y en muchos casos hasta
modifican su ruta.
Para que se den estas situaciones el escenario debe ser como sigue: dos unidades se
encuentran próximas en distancia por lo que la de delante recoge a todos los pasajeros y la de
atrás se ve perjudicada. Las opciones posibles son entonces hacer la competencia y ganar
pasajeros a la unidad de delante (y por supuesto para dicha unidad no dejarse pasar ni que le
ganen sus potenciales pasajeros), o bajar la velocidad y dejar que la primera unidad se aleje
(chantarse) y deje cancha, es decir, espacio libre y dejar pasar el tiempo para que un número
de pasajeros se vuelva a acumular en los paraderos.
En el primer caso, la idea es recoger pasajeros antes que otro chofer lo haga. Conforme
predicen la demanda, son selectivos con los pasajeros que recogen (Ej. Si el chofer sabe que irá
vació, llevará escolares; por el contrario, si está en “hora punta”, no se detendrá en el
paradero de un centro educativo que va a llenar la combi de gente que se va hasta un destino
distante, por una tarifa reducida) y hasta regulan su tarifa (si sé que voy a ir vacío no tengo
inconveniente en aceptar “una china” o S/. 0.50 por un tramo corto, aún cuando la tarifa
regular es S/. 1.20).
Como vemos, la función del datero es muy útil para el transportista, por ello la práctica de este
oficio se ha venido incrementando y se ha generado una dependencia a la información que les
proporciona, al punto que a lo largo de la ruta recurren en 10 o 15 oportunidades al datero. En
el análisis del costo beneficio, el transportista concluye que es más beneficioso para sus
intereses sacrificar una suma de dinero determinada, a cambio de información que le puede
permitir un mayor rendimiento.
La información es un elemento importante para las diferentes decisiones que toma el chofer.
De esta manera puede recoger el mayor número de pasajeros y maximizar la ganancia. Esta
información le facilitará saber si es recomendable alcanzar al chofer de delante, chantarse o
seguir a una velocidad normal. La información daría entonces una ventaja o mejor
conocimiento sobre su situación para poder evaluar y llevar a cabo determinadas acciones.
Es así que surge la figura del datero informal. Como mencionamos, estos personajes se ubican
cada cierto número de paraderos, en puntos estratégicos que les permiten vender información
a los choferes. La información brindada incluye el tiempo que le lleva el chofer de delante, el
número de pasajeros que transporta, es decir si está planchao (vacío) o sopa (lleno) y si existen
policías u operativos policiales (batidas) al rededor. El chofer de esta manera tiene un mayor
control de la situación y tiene más elementos para juzgar cómo proseguir su recorrido.
El costo por la información varía de 0,10 a 0,20 soles. Pero ya que la relación con el datero es
informal, éste tiene que despertar confianza a los choferes. Esto se logra por la veracidad y
precisión de la información que brinda y por la cotidianidad de su presencia en los paraderos
clave. Es también característico de un buen datero el saber adaptarse a las necesidades del
chofer, así por ejemplo, correr hacia la unidad, dar información precisa y breve para no hacerle
perder el tiempo. Del mismo modo el datero debe saber manejar la jerga del chofer pues se
trata de un lenguaje propio de la actividad, difícil de entender, ya que tiene sus propios
códigos, signos, señales, silbidos, golpes, etc. El datero debe también ser cordial con el chofer,
breve cuando es necesario, pero despierto y bromista cuando se de la situación pues la
elección de datero se basa en una relación de amistad que se debe mantener.
Creo que pese a las bondades que trae este original sistema, admite varias objeciones, a saber:
La función “dateril” surge a partir de una falencia estructural elemental de las asociaciones que
agrupan a los transportistas y que, dentro de un marco de autorregulación lógico, podrían
contemplar mecanismos de control de esta naturaleza.
Hay que llamar la atención que, la información de los dateros tiene valor y se explica
únicamente en un escenario caótico y de total desregulación estatal y privada (la ley del más
vivo) donde vencerá quien utiliza esa información estratégicamente mejor. Con orden y
acuerdos privados, la figura del datero debería desaparecer, pues la información sería
irrelevante, no interesaría al transportista y, por lo mismo, no sería comprada por éste.
Correlativamente, para el datero la actividad dejaría de ser rentable y tendría que buscar otra
labor.
El datero en sí es un agente social cuya oficio es el de captar y vender información con la cual
los choferes de las unidades de transporte, podrán tomar una mejor decisión. Los dateros
junto con los controladores son responsables del flujo y el orden de sistema vehicular.
Atendiendo a una demanda el datero a creado su propio puesto de trabajo, sus propias
formulas y sus propios horarios. Este orden que imparten los dateros es la respuesta que ha
encontrado el sistema para su desorden, claro que es imperfecto y produce las desventajas
que se ha mencionado, pero si el Estado o la municipalidad no tiene el poder necesario para
resolver este dilema seguirán existiendo personajes que tomen estos roles.