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"Para dominar a los espritus elementales y convertirse en rey de los elementos ocu

ltos, es preciso haber sufrido primero las cuatro pruebas de las antiguas inicia
ciones y como las iniciaciones no existen ya, haber sufrido por anlogos actos, co
mo exponerse sin temor en un incendio, atravesar un torrente sobre el tronco de
un rbol o
sobre una tabla; escalar una montaa a pie durante una tempestad tirarse a nado en
una catarata o en un torbellino peligroso.
El hombre que tenga miedo al agua no reinar jams sobre las Ondinas; el que tema el
fuego, nada podr mandar a las Salamandras; en tanto que tenga pavor al vrtigo, ne
cesitar dejar en paz a los Silfos y no irritar a los Gnomos, porque los espritus i
nferiores no obedecen ms que a un poder probado, demostrndose su dueo hasta en sus
propios elementos."
"Para dominar y servirse de los espritus elementales, no hay que abandonarse a lo
s defectos que le caracterizan. As nunca los espritu ligero y caprichoso gobernar a
los Silfos. Jams una naturaleza blanda, fra y voluble, ser duea de las Ondinas; la
clera irrita a las Salamandras y la concupiscencia grosera hace a aquellos de qui
enes quieran servirse, juguete de los Gnomos. Es preciso ser prontos y activos c
omo los Silfos; flexibles y atentos a las imgenes como las Ondinas; enrgicos y fue
rtes como las Salamandras; laboriosos y pacientes como los Gnomos; en una palabr
a, es necesario vencerlos en su fuerza, sin dejarse nunca dominar por sus debili
dades.
Cuando haya conseguido tales disposiciones el mundo entero estar al servicio del
sabio operador. Pasar, durante la tempestad, sin que la lluvia toque a su cabeza;
el viento, no desarreglar un solo pliegue de su traje; cruzar el fuego sin quemar
se; caminar sobre el agua y ver los diamantes a travs del espesor de la tierra. Est
as promesas, que pueden parecer hiperblicas, no lo son ms que en conceptos del vul
go; porque si el sabio no hace material y precisamente las cosas que estas palab
ras manifiestan. har otras mayores y ms admirables. Sin embargo, es indudable que
se puede, por la voluntad, dirigir los elementos hasta cierto punto y cambiar o
detener realmente los efectos."
Dogma y Ritual de Alta Magia - Tomo II - Capitulo IV - Eliphaz Levi Zahed.

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