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Cuando llego el día del examen sentí temor, pues ya habían pasado unos
años de que había dejado la escuela, en fin, decidí que si veía a muchas
jovencitas no haría el examen. Lo bueno es que me encontré con mujeres de
varias edades, aunque si he de admitirlo, predominaban las que habían terminado
recientemente la preparatoria. Al acabar el examen, salí triste pues había sido la
última en mi salón en entregarlo y me había costado mucho trabajo resolverlo por
lo que pensé no me quedaría.
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El primer día de clases se me dificulto
encontrar el salón, además estaba tan
nerviosa que entre a otro y como sin
nada llegue y me senté, pero al notar
las miradas de extrañamiento de los
otros compañeros deduje que ellos ya
se conocían y la que no pertenecía allí
era yo. Con toda la pena que embargaba mi alma salí y decidida me puse a
buscar el salón 319, después descubrí que es el que esta casi al lado del
Chedrahui (no es cierto, pero casi). Y entonces supe que era mi salón cuando
descubrí otras cuarenta caras de sorpresa, extrañamiento y preocupación muy
parecidas a la mía.
Como fueron pasando los días comenzaba a sentirme mas confiada, como
en casa, pues esta carrera me estaba gustando mucho, a pesar de las tareas y de
lo mucho que tenia que leer y organizarme para llevar niñas a la escuela, hacer
tareas y demás, no me pesaba pues era muy interesante todo lo que estábamos
aprendiendo.
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Es en segundo semestre fue cuando comencé a manejar, así que el primer
día de clases llegue con mi carro nuevo, lo malo es que justo ese día el carro
recibió su primer y único golpe, pues en mi inexperiencia se me atravesó un árbol,
por lo que tuve que llevarlo al mecánico. Ese semestre fue cuando conocí al
profesor Magaña y en una clase nos dejo hacer una práctica en la hemeroteca de
la UNAM, por lo que subí al carro como a medio salón y fuimos a realizar el trabajo
encomendado, cabe señalar que también fue la primera vez que manejaba en
periférico.
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En tercero tuve que salir de diablo en una
pastorela que nos pidió la profesora
Patricia, así que represente a una malvada
diabla mayor, fue una experiencia muy
agradable, aunque al principio tuvimos
dificultades para organizarnos pudimos
sacar el trabajo adelante; hasta vino mi mamá y mi esposo a ver mi actuación, y
yo creo que no lo hice tan mal porque después me invitaron a comer.
Después de unos días se ponía cada vez peor, así que la lleve al hospital,
la sometieron a diversos estudios como ultrasonidos, pruebas de sangre, orina,
tomografías, entre otros para concluir después de una endoscopia que necesitaba
una operación. Al final todo salió bien y yo creí que reprobaría el semestre, pero
tuve maestros muy comprensivos y amigas que me apoyaron en todo momento.
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Al terminar sexto semestres tuve que
elegir campo. Nos presentaron muchas
opciones y fue un poco difícil, por que
cuando lo eliges, no estás del todo
segura que lo abrán, por lo que vives
momentos de mucha tensión, pero
cuando lo abrieron respire aliviada pues
allí estaban maestros que sabia eran muy buenos y la verdad no me equivoque
porque he aprendido mucho, así que me inscribí al campo de educomunicacion.
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Es interesante que cinco personalidades tan diferentes nos den clase, Rita
Dromundo, Alejandro Gallardo, Juan Carlos Rangel, Alicia Carvajal y David
Magaña, ya que han cambiado mi vida de una manera positiva y pertenecen al
campo de educomunicación en donde estoy inscrita.
Estos maestros son a los que con más cariño voy a recordar, tal vez
porque hemos pasado dos semestres juntos, también porque con sus enseñanzas
me han hecho pensar de una forma diferente, más crítica, también me han
enseñado a defender mi carrera, pero sobre todo los cinco me han aportado
demasiado, pues son unas personas muy valiosas.
Cuando leí que el lema es “educar para transformar” hace cuatro años,
nunca imagine que de verdad me cambiaria la vida. Soy más segura, tengo una
manera de pensar diferente.
Sé que una etapa está a punto de terminar, tal vez una de las etapas más
felices de mi vida pues la he vivido con plenitud. Sé también que voy a comenzar
una etapa nueva para mí, ha llegado la hora de poner mis conocimientos en
práctica y de trabajar.
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