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TERRIBLE TRAGEDIA. BASTE DECIR QUE EN UNA ÉPOCA LLEGÓ A PROHIBIRSE PORQUE
FOMENTABA EL SUICIDIO.
El libro está escrito en forma de diario y de cartas que Werther dirige a su hermano
Guillermo y, en ocasiones, a su amada Carlota, contándoles todas las cosas que le van
sucediendo y todos los sentimientos que va experimentando.
Parece ser que el libro tiene cierto contenido de autobiografía, ya que el propio Goethe se
enamoró en su momento de la prometida de un amigo suyo.
- Sentimiento e imaginación
Por otra parte, predomina también la imaginación sobre la razón, la emoción sobre la
lógica y la intuición sobre la ciencia. En Las desventuras del joven Werther se observa la
anteposición de la imaginación a la razón cuando el protagonista imagina situaciones
futuras o pasadas: <<¡Ay! Cuando todavía vacilando en medio del sueño la busco a tientas
y me despierto... un torrente de lágrimas corre de mi corazón oprimido, y lloro
desconsolado ante porvenir tan sombrío. >>(carta del 21 de agosto, pág 104), << Si una
venturosa confianza les hubiera vuelto antes a acercarse, si hubiera revivido en ellos el
amor y la tolerancia recíproca y hubiesen abierto sus corazones, quizás hubiera sido
posible salvar a nuestro amigo. >> (Alpin, pág. 176), o, <> (carta del 21 de agosto, pág.
133).
- La naturaleza
Es otro de los rasgos del romanticismo. Destacan los lugares intactos y la (presumible)
inocencia de los habitantes del mundo rural (Werther redacta diversas anécdotas sobre los
habitantes de pueblo). El gusto por la vida rural se funde generalmente con la
característica de melancolía romántica, la naturaleza puede ser un locus amoenus o sus
tormentas son indicio de algún mal presagio, como cuando están en el baile Lotte y
Werther bailando y una invitada le recuerda a Lotte su prometido: <>
- Héroe romántico
Los escritores románticos sustituyeron también a los héroes universales de la literatura del
siglo dieciocho por héroes más complejos e idiosincráticos. Gran parte del teatro, la novela
y la poesía romántica se entregan a la celebración del “hombre corriente”, personaje que
encarna a la perfección el joven Werther, un personaje que ya no tiene nada que ofrecer a
los demás, que no va a destacar por su valentía y coraje, y mucho menos va a enfrentarse
a peligros externos a su persona, tal y como hacían los héroes de la literatura anterior al
romanticismo. Ahora Werther es un hombre corriente, al que se le ocurren cosas corrientes
y el cual se enfrenta a problemas corrientes. No es distinto a los demás, ni es el elegido
para salvar ninguna situación, más bien lo contrario, como las siguientes líneas dan a
entender: <> (Alpin, pág, 179). Es un individuo como el resto. Este es el concepto de héroe
romántico.
Las desventuras del joven Werther, es una novela en la que se habla con libertad del alma
humana y de sus pasiones, y esto es lo que escandaliza a los bien pensantes.
Precisamente porque es así, el romántico se quiere revelar, luchar contra esta monotonía y
romper el patrón que Dios ha diseñado para la creación de vida humana. Buscando esta
distinción rechazan el mundo y la sociedad que les envuelve, desean liberarse de las
convenciones y la tiranía, y defienden el gran valor de los derechos y la dignidad del ser
humano. Werther a lo largo d todo el libro hace una crítica social de todo aquello que está
anclado a la razón como las costumbres, los valores, etc. Y trata de convencer al lector que
las acciones de los hombres no pueden ser todas medidas por el mismo rasero a través de
anécdotas que le suceden, y sobretodo, con su propio suicidio, al que me referiré más
adelante.
En el siguiente fragmento Werther critica las distancias entre clases sociales, la idea de
que si alguien perteneciente a la clase social alta se mezcla con otras gentes de clase
inferior, perderá su respeto frente a los de su misma clase: <
Ya sé que no somos ni podemos ser iguales, pero opino que quien juzga imprescindible
distanciarse del así llamado populacho para mantener su respeto, es tan reprobable como
el cobarde que se esconde del enemigo por temor a sucumbir. >> (carta del 15 de mayo,
pág. 59).
Werther también ataca a la subordinariedad a la que los niños están relegados: <> (carta
del 29 de junio, pág. 80).
En una conversación entre Werther y Albert discuten sobre el suicidio, sólo hablar de ello
ya era inmoral, Goehte puso en boca de Albert la opinión general de la época: <> (carta
del 12 de agosto, pág 97), y continua diciendo: <>(carta del 12 de agosto, pág.98). A lo
que Werther replica que para tachar a alguien de cobarde o inmoral se han de conocer las
causas del porque ha cometido tal acción, es decir, no se ha de valorar la acción fuera del
contexto en que ha sido cometida: <
La naturaleza humana - continué argumentando- tiene sus límites: puede soportar hasta
cierto punto la alegría, las penas y sufrimientos, pero sucumbe en cuanto sobrepasa esa
barrera. (...) Y me parece igualmente absurdo tachar de cobarde a quien se quita la vida;
como no sería pertinente tildar de cobarde a quien muere de una fiebre maligna. (...)
Observa al hombre en sus limitaciones, mira cómo actúan sobre él las impresiones, cómo
arraigan en él las ideas, hasta que al fin una pasión creciente le roba todas las serenas
fuerzas de su razón y le impulsa a su destrucción. >> (carta del 12 de agosto, pág. 99)La
discusión continúa, Werther ejemplifica su argumento con la historia de una joven que es
abandonada por su amado y se suicida porque siente que ha perdido lo único que tenía y
quería. Albert replica que si hubiera dejado obrar el tiempo la angustia de su corazón
hubiera desaparecido y <> (carta del 12 de agosto, pág 101). Al oír esto Werther exclama
diciendo que <> (carta del 12 de agosto, pág. 101).
Werther expone a lo largo de la novela su opinión sobre las clases sociales, como podemos
comprobar en la carta del 24 de diciembre: <> (pág. 118). En la carta que escribe a Lotte
explica la historia de una joven que a conocido, con la que se siente identificada porque
tiene un problema similar al suyo: <> (carta del 20 de enero, pág. 121).
Además en esta misma carta deja patente la mentira en la que viven los burgueses: <>
(carta del 20 de enero, pág. 121) y más adelante sigue criticando el amor burgués, que no
es más que una mentira: <>.
- El suicidio
En Las desventuras del joven Werther Goethe exalta los sentimientos hasta el punto de
justificar el suicidio por un amor no correspondido y, establece un tono y un estado de
ánimo con tendencia al frenesí, a la melancolía, al hastío del mundo y a la autodestrucción,
temas típicos del movimiento romántico.
Los románticos y los “sturm und dränger” rechazaban, al mismo tiempo que eran
rechazados, por la sociedad, dividida en clases sociales, en que vivían, regida por las
normas, el orden. La forma que tenían de revelarse contra lo establecido era el suicidio,
como ya he mencionado anteriormente. Es el acto que simboliza la libertad, ya que en esta
vida lo único que no se puede elegir, y que por consiguiente es impuesto, es nacer.
CONCLUSIÓN
La historia de amor imposible que acaba en suicidio tenía su origen en una experiencia
propia, pero Goethe supo proyectar en ella las inquietudes de la época: exagerado
sentimentalismo, angustia vital, comunión con la naturaleza... Eso explica su enorme éxito:
su repercusión en las modas (vestidos, perfumes, abanicos, objetos de regalo...) y hasta en
el comportamiento de los jóvenes (la novela fue condenada por la Iglesia porque su
publicación desencadenó una ola de suicidios). Como el propio Goethe declaró, su libro no
había sido inventado, sino que, en los años que precedieron a la Revolución francesa,
corría sutilmente por las venas inquietas de casi todos los jóvenes.
La mayor parte de Las desventuras del joven Werther es presentada como una colección
de cartas escritas por Werther, un joven artista de temperamento sensible y apasionado, y
dirigidas a su amigo Wilhelm. En estas cartas, Werther revela datos íntimos de su estancia
en el pueblo ficticio de Wahlheim (basado en la ciudad de Garbenheim, cerca de Wetzlar),
donde queda encantado por las tradiciones simples de los campesinos. Conoce y se
enamora de Lotte, una hermosa joven que cuida a sus hermanos después de la muerte de
su madre. Desafortunadamente, Lotte ya está comprometida con Albert, once años mayor
que ella. A pesar de la pena que esta relación le origina, Werther cultiva una amistad
íntima con Lotte y Albert. Dicha pena lo obliga a abandonar Walheim para dirigirse a
Weimar.
Allí conoce a la Fraulein von B. Sufre una gran pena al enterarse de que Lotte nunca va a
ser suya y junto con un amigo se queja de su situación. Después regresa a Walheim, donde
sufre más que nunca, parcialmente porque Lotte y Albert están casados. Cada día que
pasa le recuerda que Lotte nunca podrá corresponder su amor. Con pena por Werther y
respeto por su esposo, Lotte decide que Werther no debe visitarla tan frecuentemente. Él
la visita por última vez y después de recitar una trecho de Ossian, ambos se besan.
Werther sabía, antes de este incidente, que uno de ellos —Lotte, Albert, o Werther— tenía
que morir. Incapaz de hacerle daño a otro ser, Werther no ve mas opción que su suicidio.
Después de escribir una carta de despedida (para que fuera encontrada después de su
muerte), le escribe a Albert pidiéndole dos pistolas con la excusa de que va a cazar. Lotte
recibe esta petición con dolor y le manda las pistolas, a pesar de intuir cuál es la intención
de Werther. Luego, Werther se quita la vida.
Inspiración y paralelismos
Goethe mencionó en su primera versión de su Römische Elegien, que su «sufrimiento
juvenil» fue en parte inspiración para la creación de la novela. Cuando terminó su estudio
legal en el verano de 1772, Goethe encontró empleo en la Cámara Imperial de el Sacro
Imperio Romano Germánico en Wetzlar. Goethe cultivó la amistad de el secretario Karl
Wilhelm Jerusalem. La noche de 9 Junio, 1772, los dos amigos estaban presentes en un
baile. En este evento social, Goethe conoció a la joven Charlotte Buff y su prometido,
Johann Christian Kestner, un hombre mayor. Goethe se enamoró instantáneamente de
Charlotte. Goethe galanteo a Charlotte y la relación entre los dos entró en un ciclo de
amistad y rechazo. Charlotte fue honesta con Goethe, y le dijo que no había esperanza de
una aventura. El 11 de septiembre, Goethe se fue sin despedirse.
Los paralelos entre este incidente y la novela son evidentes. Charlotte Buff, como su
contraparte en la novela, era la hija de un oficial y tenia muchos hermanos y hermanas.
Goethe, como Werther, encontró difícil terminar sus trabajos. Goethe y Werther celebran
su cumpleaños el 28 de Agosto, y ambos abandonaron a sus amadas el 10 de Septiembre.
La novela también cuenta con varios eventos paralelos o similares en la vida del amigo de
Goethe, Jerusalem. Al igual que Werther, Jerusalem se suicidó. Goethe fue informado de
que el motivo de esta acción era el amor no correspondido que Jerusalem sentía hacia la
mujer de otro hombre. Jerusalem también se suicidó con pistolas prestadas.
El efecto de Goethe
Goethe guardó la distancia con Las desventuras del joven Werther en su vejez. Él lamentó
su fama y haber hecho público su amor juvenil hacia Charlotte Buff. Aunque escribió
Werther cuando tenía veinticuatro años, la mayoría de los visitantes que tuvo en su vejez
sólo habían leído este libro y sólo lo conocían por esta novela entre todas las que escribió.
Goethe tuvo un disgusto con este libro, llegando a escribir que no podría haber sido
visitado por un fantasma más vengativo aún cuando Werther hubiera sido un hermano al
que hubiera matado. De todas formas, Goethe reconoció el gran impacto personal y
emocional que Las desventuras del joven Werther tenía en los jóvenes enamorados y
deprimidos. En 1821, le comentó a su secretario que «Debe de ser malo, si no todos tienen
un momento en su vida en el que sientan que Werther fue escrito solo para ellos».
Impacto cultural
Las desventuras del joven Werther fue el primer gran triunfo de Goethe, que lo transformó
de un desconocido a un autor célebre prácticamente de la noche a la mañana. Napoleón
Bonaparte consideró esta novela como uno de los trabajos más importantes en Europa.
Esta novela le inspiró de joven a escribir un monólogo al estilo de Goethe, y de adulto,
llevó siempre consigo una copia del Werther en sus campañas.
La fiebre de Werther fue causa de preocupación para las autoridades y otros autores. Un
autor, Nicolai Friedrich, decidió escribir un final alternatvo para la novela, que resultaría
más agradable llamada Die Freuden des jungen Werther (Las alegrías del joven Werther),
según el cual Alberto, reconociendo las intenciones de Werther, llena las pistolas de sangre
de pollo, evitando el suicidio de Werther y concediéndole calma a Lotte. Goethe encontró
esta versión desagradable, y empezó una enemistad literaria con Nicolai de por vida.
Goethe escribió un poema titulado Nicolai auf Werthers Grabe, en el cual Nicolai defeca en
el sepulcro de Werther, desecrando su memoria. Esta enemistad continuó con la colección
de poemas las Xenien, que Goethe escribiría más tarde.
INTRODUCCIÓN
Las desventuras del joven Werther, escrita por Wolfgang Goethe, publicada por primera vez
en 1774, es la novela, escrita en forma epistolar, que abrirá el paso al romanticismo y
encabezará el movimiento nacional del Sturm und Drang. Además, será la primera obra
nacional conocida internacionalmente.
RESUMEN DE LA TRAMA
CONTEXTO
- Sentimiento e imaginación
En cambio, en Las desventuras del joven Werther se destaca la importancia del sentimiento y
la imaginación en la creación poética y narrativa, rechazándose las formas y los términos
literarios convencionales. De este modo el Werther no está narrado en torno a la razón si no
en torno al individuo y sus sentimientos. Ésta afirmación se observa a lo largo de todo el
fragmento, en el que el protagonista saca a flote todo lo que lleva dentro. Citas como las
siguientes son las que certifican dicha afirmación: <<Amor y fidelidad, los más bellos
sentimientos del hombre, se habían transformado en violencia y muerte. >> (El editor al
lector, pág. 153), <<poco a poco van poniéndose en tensión todos mis sentidos, se me
nublan los ojos, apenas puedo oír, tengo oprimida la garganta como si me estrangulasen, mi
corazón con violentas palpitaciones busca el aire que le falta a sus sentidos sofocados y
solamente consigue agrandar su turbación. >> (carta del 30 de agosto, pág 106) o <<¡Ah!,
lo que yo sé puede saberlo cualquiera - mi corazón no es más que mío. >> (carta del 9 de
mayo, pág.130).
Por otra parte, predomina también la imaginación sobre la razón, la emoción sobre la lógica y
la intuición sobre la ciencia. En Las desventuras del joven Werther se observa la anteposición
de la imaginación a la razón cuando el protagonista imagina situaciones futuras o pasadas:
<<¡Ay! Cuando todavía vacilando en medio del sueño la busco a tientas y me despierto... un
torrente de lágrimas corre de mi corazón oprimido, y lloro desconsolado ante porvenir tan
sombrío. >>(carta del 21 de agosto, pág 104), << Si una venturosa confianza les hubiera
vuelto antes a acercarse, si hubiera revivido en ellos el amor y la tolerancia recíproca y
hubiesen abierto sus corazones, quizás hubiera sido posible salvar a nuestro amigo. >>
(Alpin, pág. 176), o, <<Cuando me pierdo en mis sueños no puedo desechar la idea: ¿y si
Albert muriese?¡Tú serías...! ¡sí, ella sería...!, y entonces echo a correr tras el fantasma de mi
cerebro y soy conducido hasta el abismo, ante el que retrocedo despavorido>> (carta del 21
de agosto, pág. 133).
- La naturaleza
Es otro de los rasgos del romanticismo. Destacan los lugares intactos y la (presumible)
inocencia de los habitantes del mundo rural (Werther redacta diversas anécdotas sobre los
habitantes de pueblo). El gusto por la vida rural se funde generalmente con la característica
de melancolía romántica, la naturaleza puede ser un locus amoenus o sus tormentas son
indicio de algún mal presagio, como cuando están en el baile Lotte y Werther bailando y una
invitada le recuerda a Lotte su prometido: <<El baile no había aún terminado cuando los
relámpagos que hacía tiempo habíamos visto iluminaban el horizonte y que yo había
achacado a efectos del calor, fueron haciéndose cada vez más grandes y los truenos
sofocaron la música. >>
- Héroe romántico
Los escritores románticos sustituyeron también a los héroes universales de la literatura del
siglo dieciocho por héroes más complejos e idiosincráticos. Gran parte del teatro, la novela y
la poesía romántica se entregan a la celebración del “hombre corriente”, personaje que
encarna a la perfección el joven Werther, un personaje que ya no tiene nada que ofrecer a
los demás, que no va a destacar por su valentía y coraje, y mucho menos va a enfrentarse a
peligros externos a su persona, tal y como hacían los héroes de la literatura anterior al
romanticismo. Ahora Werther es un hombre corriente, al que se le ocurren cosas corrientes y
el cual se enfrenta a problemas corrientes. No es distinto a los demás, ni es el elegido para
salvar ninguna situación, más bien lo contrario, como las siguientes líneas dan a entender:
<<He turbado la paz de tu casa y he sembrado desconfianza entre vosotros. ¡Adiós! ¡Voy a
poner fin a todo! ¡Ojalá seáis felices con mi muerte! ¡Albert! Haz feliz a ese ángel y, que la
bendición de Dios caiga sobre ti!>> (Alpin, pág, 179). Es un individuo como el resto. Este es
el concepto de héroe romántico.
Las desventuras del joven Werther, es una novela en la que se habla con libertad del alma
humana y de sus pasiones, y esto es lo que escandaliza a los bien pensantes. Precisamente
porque es así, el romántico se quiere revelar, luchar contra esta monotonía y romper el
patrón que Dios ha diseñado para la creación de vida humana. Buscando esta distinción
rechazan el mundo y la sociedad que les envuelve, desean liberarse de las convenciones y la
tiranía, y defienden el gran valor de los derechos y la dignidad del ser humano. Werther a lo
largo d todo el libro hace una crítica social de todo aquello que está anclado a la razón como
las costumbres, los valores, etc. Y trata de convencer al lector que las acciones de los
hombres no pueden ser todas medidas por el mismo rasero a través de anécdotas que le
suceden, y sobretodo, con su propio suicidio, al que me referiré más adelante.
En el siguiente fragmento Werther critica las distancias entre clases sociales, la idea de que
si alguien perteneciente a la clase social alta se mezcla con otras gentes de clase inferior,
perderá su respeto frente a los de su misma clase: <<He tenido una triste experiencia (...):
que gente de cierta clase mantiene siempre una fría distancia con el pueblo bajo, como si
creyera perder con el acercamiento; y hasta hay insustanciales y bromistas que simulan
rebajarse para hacer sentir a la pobre gente, del modo más palpable, su petulancia.
Ya sé que no somos ni podemos ser iguales, pero opino que quien juzga imprescindible
distanciarse del así llamado populacho para mantener su respeto, es tan reprobable como el
cobarde que se esconde del enemigo por temor a sucumbir. >> (carta del 15 de mayo, pág.
59).
Werther también ataca a la subordinariedad a la que los niños están relegados: <<Sí,
querido Wilhelm, los niños, es lo que más quiero en este mundo. Cuando los miro y veo en
esa pequeñita cosa el germen de todas las virtudes, (...), a éstos que son nuestros
semejantes y que deberíamos tratar como modelo los tratamos como a subordinados. ¡No les
está permitido tener voluntad propia! - ¿No la tenemos nosotros? ¿Y en qué estriba nuestro
privilegio? - ¡En que somos mayores en edad y experiencia! - ¡Dios Santo, desde tu cielo ves
niños viejos y niños jóvenes, y nada más! ; y en quienes tienes más complacencia lo anunció
ya hace tiempo tu Hijo. Pero creen en él y no lo escuchan -¡ésta es también la vieja historia!-
y forman sus hijos según su imagen y... ¡adieu, Wilhelm! ¡No quiero seguir divagando sobre
este tema!>> (carta del 29 de junio, pág. 80).
En una conversación entre Werther y Albert discuten sobre el suicidio, sólo hablar de ello ya
era inmoral, Goehte puso en boca de Albert la opinión general de la época: <<no puedo
imaginarme cómo un hombre puede ser tan loco que acabe pegándose un tiro; solamente el
pensarlo me produce repugnancia. (...)ciertas acciones son inmorales esa cual fuere el móvil
que las produce. >> (carta del 12 de agosto, pág 97), y continua diciendo: <<Todo lo
exageras y aquí, en este punto al menos, no tienes razón al comparar el suicidio, que es de lo
que ahora se trata, con acciones sublimes: cuando no debe ser considerado sinó como
flaqueza. Porque en realidad es más fácil morir, que soportar con entereza una vida llena de
penalidades. >>(carta del 12 de agosto, pág.98). A lo que Werther replica que para tachar a
alguien de cobarde o inmoral se han de conocer las causas del porque ha cometido tal
acción, es decir, no se ha de valorar la acción fuera del contexto en que ha sido cometida:
<<Veamos pues, si podemos imaginarnos de otro modo en qué estado de ánimo ha de
hallarse el hombre que se decide a deshacerse del peso de la vida, en ocasiones agradable.
Porque solamente podremos tener el honor de hablar de una cosa si la conocemos y
sentimos como los demás.
La naturaleza humana - continué argumentando- tiene sus límites: puede soportar hasta
cierto punto la alegría, las penas y sufrimientos, pero sucumbe en cuanto sobrepasa esa
barrera. (...) Y me parece igualmente absurdo tachar de cobarde a quien se quita la vida;
como no sería pertinente tildar de cobarde a quien muere de una fiebre maligna. (...)
Observa al hombre en sus limitaciones, mira cómo actúan sobre él las impresiones, cómo
arraigan en él las ideas, hasta que al fin una pasión creciente le roba todas las serenas
fuerzas de su razón y le impulsa a su destrucción. >> (carta del 12 de agosto, pág. 99)La
discusión continúa, Werther ejemplifica su argumento con la historia de una joven que es
abandonada por su amado y se suicida porque siente que ha perdido lo único que tenía y
quería. Albert replica que si hubiera dejado obrar el tiempo la angustia de su corazón hubiera
desaparecido y <<habría surgido otro que la consolara>> (carta del 12 de agosto, pág 101).
Al oír esto Werther exclama diciendo que <<el hombre es sólo hombre y la escasa
inteligencia que pueda tener, poco o nada cuenta cuando la pasión se agita y está uno
confinado por los límites de lo humano... >> (carta del 12 de agosto, pág. 101).
Werther expone a lo largo de la novela su opinión sobre las clases sociales, como podemos
comprobar en la carta del 24 de diciembre: <<Lo que más me irrita son las fatales
circunstancias sociales. >> (pág. 118). En la carta que escribe a Lotte explica la historia de
una joven que a conocido, con la que se siente identificada porque tiene un problema similar
al suyo: <<Su condición social es una carga para ella pues no satisface ninguno de los
deseos de su corazón. Anhela evadirse del bullicio y pasamos largas horas soñando en
escenas campestres de felicidad sin mácula>> (carta del 20 de enero, pág. 121).
Además en esta misma carta deja patente la mentira en la que viven los burgueses: <<los
demás afirman que no han visto a nadie que sepa alabar con tanto refinamiento como yo ( y
mentid, añadid vos, pues lo uno no se da sin lo otro ¿me comprendéis?)>> (carta del 20 de
enero, pág. 121) y más adelante sigue criticando el amor burgués, que no es más que una
mentira: <<Este amor, (hablando de la anécdota del joven que se enamoró de su ama y
quiso tomarla por la fuerza) esta fidelidad, esta pasión no es por tanto invención poética.
Vive y se da en su mayor grado de pureza entre la clase de hombres que nosotros apodamos
incultos y rudos. ¡Nosotros, los bieneducados!, ¡educados para nada!>>.
Otro de los bravos ataques del Werther va dirigido al matrimonio, que es como una jaula de
dónde sólo se puede entrar para no volver a salir jamás: << ¡Ah!, ¿lo ves?, ante mi alma se
alza como una muralla... esta felicidad... y después morir para expiar este pecado... ¿Pecado?
>> (carta del 24 de noviembre, pág. 145) o <<¿Y qué importa que Albert sea tu esposo?
¿Esposo? Eso lo será para este mundo... y para este mundo será pecado que yo te ame, que
yo quiera arrancarte de sus brazos para estrecharte en los míos. ¿Pecado? Sea, yo me
impongo la condena; lo he saboreado en toda su celestial delicia; éste pecado fue bálsamo
de vida y fuerza para mi corazón. >> (Alpin, pág. 175)
- El suicidio
En Las desventuras del joven Werther Goethe exalta los sentimientos hasta el punto de
justificar el suicidio por un amor no correspondido y, establece un tono y un estado de ánimo
con tendencia al frenesí, a la melancolía, al hastío del mundo y a la autodestrucción, temas
típicos del movimiento romántico.
Los románticos y los “sturm und dränger” rechazaban, al mismo tiempo que eran
rechazados, por la sociedad, dividida en clases sociales, en que vivían, regida por las normas,
el orden. La forma que tenían de revelarse contra lo establecido era el suicidio, como ya he
mencionado anteriormente. Es el acto que simboliza la libertad, ya que en esta vida lo único
que no se puede elegir, y que por consiguiente es impuesto, es nacer.
CONCLUSIÓN
La historia de amor imposible que acaba en suicidio tenía su origen en una experiencia
propia, pero Goethe supo proyectar en ella las inquietudes de la época: exagerado
sentimentalismo, angustia vital, comunión con la naturaleza... Eso explica su enorme éxito:
su repercusión en las modas (vestidos, perfumes, abanicos, objetos de regalo...) y hasta en el
comportamiento de los jóvenes (la novela fue condenada por la Iglesia porque su publicación
desencadenó una ola de suicidios). Como el propio Goethe declaró, su libro no había sido
inventado, sino que, en los años que precedieron a la Revolución francesa, corría sutilmente
por las venas inquietas de casi todos los jóvenes.
Johann Wolfgang Goethe
(Frankfurt, 1749-Weimar, id., 1832) Escritor alemán. Nacido en el seno de una familia patricia
burguesa, su padre se encargó personalmente de su educación. En 1765 inició los estudios
de derecho en Leipzig, aunque una enfermedad le obligó a regresar a Frankfurt. Una vez
recuperada la salud, se trasladó a Estrasburgo para proseguir sus estudios. Fue éste un
período decisivo, ya que en él se produjo un cambio radical en su orientación poética.
Frecuentó los círculos literarios y artísticos del Sturm und Drang, germen del primer
Romanticismo y conoció a Herder, quien lo invitó a descubrir a Homero, Ossian, Shakespeare
y la poesía popular.
En 1772 se trasladó a Wetzlar, sede del Tribunal Imperial, donde conoció a Charlotte Buff,
prometida de su amigo Kestner, de la cual se prendó. Esta pasión frustrada inspiró su
primera novela, Los sufrimientos del joven Werther, obra que causó furor en toda Europa y
que constituyó la novela paradigmática del nuevo movimiento que estaba naciendo en
Alemania, el Romanticismo.
Biografía
El propio Goethe narró su vida en un libro autobiográfico, Poesía y
verdad (1811 y ss.), que llega hasta el año 1775.
Entre 1772 y 1775 escribió además los dramas Clavijo (1774) y Stella
(1775). Mientras, intentaba abrir con poca fortuna en Frankfurt un
bufete de abogado, y como además había roto su compromiso de
matrimonio con Lili Schömemann, no dudó en 1775 en aceptar la
invitación a la Corte de Weimar de Carlos-Augusto, heredero del
ducado de Sajonia-Weimar, y marchó hacia allá prácticamente
huyendo de las dos cosas, de la abogacía y del compromiso
sentimental.
Fue como la mecha que provocara el estallido que descubrió y sacó a plena
luz las más secretas condiciones de hombres dignos. (Poesía y verdad, lib.
XV)
Wartburg mit Mönch und Nonne (Wartburg con un monje y una monja)
pintado por Goethe. Obra datada el 14 de diciembre de 1807.
Dirigió el Teatro ducal entre 1791 y 1813 y con motivo de este cargo
conoció en 1794 al dramaturgo Friedrich von Schiller, con el que
sostuvo una luenga amistad y cierta correspondencia epistolar hasta
la muerte de éste en 1805. Schiller publicó las hasta entonces inéditas
Elegías romanas de Goethe en su periódico, Las Horas, en 1795.
También imprimió la novela Los años de aprendizaje de Wilhelm
Meister (1796) y la novela en verso Hermann y Dorothea (1798).
Schiller incitó a Goethe a que prosiguiera en la gran obra de su vida,
el Fausto, poema que no paraba de corregir y ampliar y cuya primera
versión apareció en 1808. Desde dos años antes se hallaba ya casado
con Christiane Vulpius, quizá para acallar a quienes criticaban su
estilo de vida. El hecho más importante quizá de esta época de su
vida es su entrevista en Érfurt con Napoleón I en 1808, cuando el ejército
francés ocupaba parte del territorio prusiano en el marco de las
guerras Napoleónicas.
De ese viaje por Italia son fruto también los Epigramas venecianos,
entre los cuales hay algunas meditaciones profundas sobre la
contemporánea Revolución francesa o el significado de la vida y de la
cultura. La postura política de Goethe es sin embargo conservadora:
«prefiero la injusticia al desorden», escribirá. Eso le supuso algunos
recelos por parte de otros artistas a los que no les importaba en lo
más mínimo no acordarse con su contexto social, como por ejemplo
Beethoven. En las dos versiones de su complejo y grandioso Fausto se
encuentra el último mito que fue capaz de engendrar la cultura
europea, el de cómo la grandeza intelectual y la sed omnímoda de
saber pueden, sin embargo, engendrar la miseria moral y espiritual.
Por otra parte, en la lectura y estudio de Spinoza encuentra también
un consuelo al desequilibrio romántico que le embargaba, como
cuenta en Poesía y verdad, donde se extiende en comentar
especialmente su frase de que «quien bien ama a Dios, no debe
exigir que Dios le ame a él».
Morfología