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Jvenes.
Con la edad de la juventud llega la hora de las primeras decisiones. Ayudado tal vez por los
miembros de su familia y por los amigos, mas a pesar de todo solo consigo mismo y con su
conciencia moral, el joven, cada vez ms a menudo y de modo ms determinante, deber asumir su
destino. Es evidente que una catequesis que denuncie el egosmo en nombre de la generosidad, que
exponga sin simplismos ni esquematismos ilusorios el sentido cristiano del trabajo, del bien comn,
de la justicia y de la caridad, una catequesis sobre la paz entre las naciones, sobre la promocin de
la dignidad humana, del desarrollo, de la liberacin tal como las presentan documentos recientes de
la Iglesia.
Minusvlidos.
Se trata ante todo de los nios y de los jvenes fsica o mentalmente minusvlidos. Estos tienen
derecho a conocer como los dems coetneos el misterio de la fe. Al ser mayores las dificultades
que encuentran, son ms meritorios los esfuerzos de ellos y de sus educadores.
Jvenes sin apoyo religioso.
Mi pensamiento se dirige despus a los nios y a los jvenes, cada vez ms numerosos, nacidos y
educados en un hogar no cristiano, o al menos no practicante, pero deseosos de conocer la fe
cristiana. Se les deber asegurar una catequesis adecuada para que puedan creer en la fe y vivirla
progresivamente, a pesar de la falta de apoyo, acaso a pesar de la oposicin que encuentren en su
familia y en su ambiente.
Adultos.
Continuando la serie de destinatarios de la catequesis, no puedo menos de poner de relieve ahora
una de las preocupaciones ms constantes de los Padres del Snodo, impuesta con vigor y con
urgencia por las experiencias que se estn dando en el mundo entero: se trata del problema central
de la catequesis de los adultos. Esta es la forma principal de la catequesis porque est dirigida a las
personas que tienen las mayores responsabilidades y la capacidad de vivir el mensaje cristiano bajo
su forma plenamente desarrollada.