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POLÍTICA ANALÍTICA

Juan Fernando Perdomo *

EL CAMBIO Y LA DEMOCRACIA

Sólo otra palabra está tan desgastada como la palabra “cambio” y es la del
concepto “democracia”. Ambas se han usado tanto en los últimos 20 años
que ya no le dicen nada a la sociedad. No somos fatalistas, somos realistas.
No en todos los casos se ha usado mal, pero en muchos se emplea de manera
deliberadamente ambigua, confusa, retórica y oportunista y, por supuesto, en
la mayoría de las ocasiones no se traduce en hechos. Simplemente el
“cambio” y la “democracia” no se materializan y la sociedad civil percibe de
forma clara estas contradicciones. Veamos.

Las encuestas -una realizada por el INEGI (Encuesta Nacional de Cultura


Política y Prácticas Ciudadanas) encargada por la Secretaría de Gobernación
y realizada entre noviembre y diciembre del 2001, y la otra por el Grupo
Financiero Banamex en septiembre del 2002 tomando en cuenta en la
muestra tanto las zonas rurales como las urbanas- arrojan los resultados que
ya anticipamos: el 64.5% de los encuestados identifican al actual Gobierno
Federal como el que prometió el “cambio” y el que se asumió como
Gobierno de “transición democrática”; el 59% considera que la situación
sigue igual que en los regímenes anteriores (léase priístas), el 28% cree que
ha empeorado en los últimos 22 meses y tan sólo el 13% estima que se ha
mejorado; el 62% prefiere la democracia como forma de gobierno en lo
general, pero la poca participación efectiva refleja que estamos muy lejos de
haber consolidado la democracia tan deseada: El 44% prefiere no hablar de
política, el 23% sólo lo hace en reuniones con amigos y el 13% en su
trabajo, el 20% dice participar y opinar en discusiones políticas, los hombres
aceptan la participación en un 26% y las mujeres en un 16%; y, en
consecuencia, el resultado más alarmante se refiere a la credibilidad y
confianza en la política y sus instituciones: El 52.5% manifiesta no tener
ninguna, el 34.8% regular y el 12.7% mucha.

Los resultados de las encuestas tomadas en conjunto son contundentes: el


87% de los encuestados no percibe cambios reales todavía, no hay
mecanismos seguros de participación y la falta de credibilidad y confianza
son abrumadoras. Señores –y señoras, como se dice hoy- a esto hasta en
cualquier manual de socio política se le conoce como crisis de
representación, crisis de legitimación y crisis política y los pronósticos de
esta combinación no son nada buenos. Dichas crisis se originan en las
reiteradas y evidentes mentiras, en las promesas que no se cumplen, en las
denuncias que no son ciertas, en las declaraciones tronantes que no son más
que para llamar la atención, en las actitudes protagónicas de no pocos
políticos, en el oportunismo arrebatador, en el canibalismo inter e intra
partidos, en las políticas (estrategias, propaganda, marketing) de choque,
destructivas, fatalistas y en la falta de resultados en un mercado político que
pareciera tener sobreoferta, pero que en realidad tiene muy poca oferta de
soluciones reales. “¡Mucho ruido, pocas nueces!”

Sin embargo, es la democracia la mejor manera hasta hoy de consensuar las


corrientes de opinión y darles un lugar adecuado de participación. La
sociedad civil se ha manifestado en las encuestas. No queremos más de los
mismos vicios. No queremos “democracias” rígida y unívocamente
promovidas y orquestadas “de arriba hacia abajo” que son, lo sabemos de
sobra, antidemocráticas, sino democracia real, “de abajo hacia arriba” y
horizontal que sólo se logrará con la participación activa de la sociedad civil
convertida en agente de presión y cambio efectivos. ¿Cómo? Quizás como
muestra sirvan dos botones que se pueden hacer extensivos en muchos otros
ejemplos.

Vistas las estadísticas, y pulsando el entorno, veremos una similitud en el


voto. Son las personas que se interesan en la conducción del país las que
votan, las que ven y entienden la necesidad de tomar parte en la decisión de
todos. El voto independiente e informado es un vehículo que posibilita el
pluralismo, la diversidad, la tolerancia, los derechos, la representación
vigilante, la realización de los proyectos urgentes, necesarios, incluyentes,
en pocas palabras, la democracia. Si ejercemos nuestro derecho con libertad,
votar o no votar y si votas por quién tú quieres, podemos empezar a hablar
de democracia.

No obstante esto no es suficiente. La sociedad civil debe participar en los


debates y proponer, a través de los canales adecuados, proyectos que
generen mecanismos que materialicen y protejan la democracia. Hoy día el
debate sobre los recursos a los partidos es de importancia capital: ¿Será la
sociedad directamente de su bolsillo a través de los impuestos con
oportunidades más amplias de competir y participar o los intereses privados,
los poderosos económicamente en exclusiva como en La Unión Americana
la que dé sustenta al partido de su preferencia e impulse al candidato que le
convenza? ¡En este debate se juega el principio mismo de la democracia!

En México, ciertamente TENEMOS que construir y transformar poco a poco


el entorno donde vivimos. Democracia es la participación de todos en todas
las tareas. ¿A quién elegiría usted de la gente que conoce, que fuera
competente y capaz de resistir las tentaciones del poder? Alguien que no use
el fuero para tener más privilegios que los demás, que no robe o se deje
sobornar o hacerse cómplice del crimen organizado; alguien de la sociedad
civil, que privilegie a la sociedad civil, que le genere espacios a la sociedad
civil. ¿Tiene varias personas? Felicidades, vive usted rodeado de gente
buena. Sí, efectivamente, hay gente buena, honesta y competente en México,
pocos, pero cada día son más. Cada día son más los mexicanos con
CONCIENCIA de justicia: un plomero, un campesino, un artesano, un
indígena, un estudiante, un financiero etcétera. Y es esa conciencia la que le
permite al ser humano entender y exigir que la democracia requiere
condiciones claras y transparentes; de, por y para todos.

Necesito respetar para que me respeten, necesito cumplir y


hacer cumplir para tener certeza y seguridad; si tengo
respeto, certeza y seguridad, viviré tranquilo; si estoy
tranquilo puedo producir más y aprender más; si produzco y
aprendo más, vivo mejor, con calidad.

Cambiemos nosotros y todo va a cambiar como nosotros. Cada uno decide.


¡Las mayorías definirán al país que hemos decidido formar! Un país en
donde la palabra CAMBIO y la palabra DEMOCRACIA signifiquen ESO...
¡y no solamente un LEMA de CAMPAÑA!

JUAN FERNANDO PERDOMO es egresado del TEC DE MONTERREY.

Servidor público, empresario y Político ( jperdomo@infosel.net.mx )

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