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Y por supuesto que no nos da tristeza por ellos, sino por nosotros.
Un pueblo de pescadores de los mares del norte es ahora toda una potencia
internacional gracias a que descubrió petróleo hace apenas 30 años; nosotros
tenemos alrededor de 100 años en la actividad y, parece ser, hemos fracasado;
sin embargo ese país tiene la fortuna de que, sobre todo, el gobierno le
procure calidad de vida a sus habitantes.
Si, calidad de vida que es educación, calles sin baches, entorno limpio, árboles
y flores, autopistas seguras y bien hechas, pensiones para el futuro, trabajos
bien remunerados, seguridad de las personas,...
Nunca me ha gustado el comparar con los demás solo para ver si eres “mejor
que los demás”. Pienso que es conveniente ir creciendo con las metas de uno
mismo. Pero si creo que hay que conocer las mejores prácticas que han
llevado al Éxito a una persona, empresa o País. Éxito que, por cierto, se vuelve
un hábito en la permanente búsqueda de cada vez mejores niveles de calidad
de vida.
Por ello cuando se tiene la posibilidad de viajar a otro país hay que reflexionar
porque ellos y nosotros estamos, cada uno, así, en lo bueno y en lo malo.
Me decía una persona de ese país -que tiene sólo cuatros horas de “noche”, de
oscuridad, durante el verano- cuando le preguntaba si el cambio en la calidad
había sido relativo, paulatino o contundente.
Si, es triste. Si en México las leyes fueran mas estrictas me pregunto si todos
confiaríamos que no habría “cochupos” entre las autoridades para evitar ser
sancionado. Porque, de corrupción, en eso países… ¡Ni pensarlo!
Y, finalmente, aunque nuestro país tenga uno de los mejores climas para el
turismo; Agua en abundancia en ríos y mares que pueden darnos comida; Un
país que tiene historia que nos da cultura, aunque tenga riquezas; tenga
naturaleza pródiga y vasta... Somos nosotros los que no nos damos el permiso
de vivir mejor. Tal vez porque somos individualistas o ya somos muy
desconfiados por las veces que nos han engañado.
Pero eso no debería ser razón para salir a la calle, diariamente, a ver como nos
paramos en doble fila sin que nos vean, como nos colamos en una fila, como
dejamos de pagar algún servicio, como sorprendemos al menos preparado o
como nos coludimos con una autoridad para hacernos de algún dinerito.