Вы находитесь на странице: 1из 36

Feudalismo

De Wikipedia, la enciclopedia libre

Saltar a navegación, búsqueda

Se denomina feudalismo a la organización social, política y económica basada


en el feudo que predominó en la Europa occidental entre los siglos IX y XV. Se
trataba de propiedades de terrenos cultivados principalmente por siervos,
parte de cuya producción debía ser entregada en concepto de "censo"
(arriendo) al amo de las tierras, en la mayoría de los casos un pequeño noble
(señor) nominalmente leal a un rey.

Contenido

[ocultar]
• 1 Definición de feudalismo

• 2 Uso del término "feudalismo"

• 3 Antecedentes

○ 3.1 Un nuevo poder

○ 3.2 Entorno, tareas y división de la nueva sociedad

• 4 El vasallaje y el feudo

○ 4.1 El homenaje y la investidura

○ 4.2 La encomienda. La organización del feudo

• 5 Los estamentos sociales

○ 5.1 Los eclesiásticos

○ 5.2 La caballería

 5.2.1 La caballería en los reinos de Hispania

○ 5.3 Los no privilegiados

 5.3.1 Los villanos

• 6 Economía feudal

• 7 Caída del feudalismo

• 8 Véase también
• 9 Enlaces externos

• 10 Bibliografía

○ 10.1 Notas

Definición de feudalismo

Existen en general dos definiciones de feudalismo:

- Definición institucionalista (por F.L. Ganshof): Designa un conjunto de


instituciones que respaldan compromisos generalmente militares, entre un
hombre libre, el vasallo (vasallus, vassus) y un hombre libre en situación
superior. El primero recibe del segundo un feudo (feodum, feudum) para su
mantenimiento.

[P]uede definirse el feudalismo como un conjunto de instituciones que crean y


rigen obligaciones de obediencia y servicio –principalmente militar– por parte
de un hombre libre, llamado “vasallo”, hacia un hombre libre llamado “señor”,
y obligaciones de protección y sostenimiento por parte del “señor” respecto
del “vasallo”, dándose el caso de que la obligación de sostenimiento tuviera la
mayoría de las veces como efecto la concesión, por parte del señor al vasallo,
de un bien llamado “feudo”.[1]

- Definición marxista: Un modo de producción con unas peculiares formas de


relación socioeconómica, situado entre el esclavismo de la Antigüedad y el
capitalismo moderno. Concretamente, se lo entiende como un conjunto de
relaciones de producción y dependencia entre el campesino y el señor,
propietario de la tierra que aquél usufructúa, en un momento de predominio de
la agricultura como fuente de riqueza.

[U]n sistema bajo el cual el status económico y la autoridad estaban asociados


con la tenencia de la tierra y en el que el productor directo (que a su vez era
poseedor de algún terreno) tenía la obligación, basada en la ley o el derecho
consetudinario, de dedicar cierta parte de su trabajo o de su producción en
beneficio de su superior feudal.[2]

- El Feudalismo se puede entender también como la ruptura de todas las


estructuras de poder Antiguo, en un sistema de fragmentación de la tierra
donde el Señor es juez, administrador y militar de la misma. Todos los señores
responden al monarca. Los campesinos ofrecen sus servicios y labran la tierra
a cambio de la protección del señor feudal, y entre los señores se forman las
relaciones feudovasalláticas antes mencionadas.

La postura habitual entre los medievalistas distingue dos procesos:


- Un complejo de compromisos militares, que, junto con la disgregación del
poder político, conlleva una privatización de funciones públicas en beneficio de
una minoría de libres privilegiados.

Uso del término "feudalismo"

El fracaso del proyecto político centralizador de Carlomagno llevó, en ausencia


de ese contrapeso, a la formación de un sistema político, económico y social
que los historiadores ha convenido en llamar feudalismo, aunque en realidad el
nombre nació como un peyorativo para designar del Antiguo Régimen por
parte de sus críticos ilustrados. La Revolución francesa suprimió solemnemente
"todos los derechos feudales" en la noche del 4 de agosto de 1789 y
"definitivamente el régimen feudal", con el decreto del 11 de agosto.

La generalización del término permite a muchos historiadores aplicarlo a las


formaciones sociales de todo el territorio europeo occidental, pertenecieran o
no al Imperio carolingio. Los partidarios de un uso restringido, argumentando la
necesidad de no confundir conceptos como feudo, villae, tenure, o señorío lo
limitan tanto en espacio (Francia, Oeste de Alemania y Norte de Italia) como en
el tiempo: un "primer feudalismo" o "feudalismo carolingio" desde el siglo VIII
hasta el año 1000 y un "feudalismo clásico" desde el año 1000 hasta el 1240, a
su vez dividido en dos épocas, la primera, hasta el 1160 (la más
descentralizada, en que cada señor de castillo podía considerarse
independiente); y la segunda, la propia de la "monarquía feudal"). Habría
incluso "feudalismos de importación": la Inglaterra normanda desde 1066 y los
estados latinos de oriente creados durante las Cruzadas (siglos XII y XIII).[3]

Otros prefieren hablar de "régimen" o "sistema feudal", para diferenciarlo


sutilmente del feudalismo estricto, o de síntesis feudal, para marcar el hecho
de que sobreviven en ella rasgos de la antigüedad clásica mezclados con
contribuciones germánicas, implicando tanto a instituciones como a elementos
productivos, y significó la especificidad del feudalismo europeo occidental
como formación económico social frente a otras también feudales, con
consecuencias trascendentales en el futuro devenir histórico.[4] Más dificultades
hay para el uso del término cuando nos alejamos más: Europa Oriental
experimenta un proceso de "feudalización" desde finales de la Edad Media,
justo cuando en muchas zonas de Europa Occidental los campesinos se liberan
de las formas jurídicas de la servidumbre, de modo que suele hablarse del
feudalismo polaco o ruso. El Antiguo Régimen en Europa, el Islam medieval o el
Imperio bizantino fueron sociedades urbanas y comerciales, y con un grado de
centralización política variable, aunque la explotación del campo se realizaba
con relaciones sociales de producción muy similares al feudalismo medieval.
Los historiadores que aplican la metodología del materialismo histórico (Marx
definió el modo de producción feudal como el estadio intermedio entre el
esclavista y el capitalista) no dudan en hablar de "economía feudal" para
referirse a ella, aunque también reconocen la necesidad de no aplicar el
término a cualquier formación social preindustrial no esclavista, puesto que a
lo largo de la historia y de la geografía han existido otros modos de producción
también previstos en la modelización marxista, como el modo de producción
primitivo de las sociedades poco evolucionadas, homogéneas y con escasa
división social -como las de los mismos pueblos germánicos previamente a las
invasiones- y el modo de producción asiático o despotismo hidráulico -Egipto
faraónico, reinos de la India o Imperio chino- caracterizado por la tributación de
las aldeas campesinas a un estado muy centralizado.[5] En lugares aún más
lejanos se ha llegado a utilizar el término feudalismo para describir una época.
Es el caso de Japón y el denominado feudalismo japonés, dadas las innegables
similitudes y paralelismos que la nobleza feudal europea y su mundo tiene con
los samuráis y el suyo (véase también shogunato, han y castillo japonés).
También se ha llegado a aplicarlo a la situación histórica de los periodos
intermedios de la historia de Egipto, en los que, siguiendo un ritmo cíclico
milenario, decae el poder central y la vida en las ciudades, la anarquía militar
rompe la unidad de las tierras del Nilo, y los templos y señores locales que
alcanzan a controlar un espacio de poder gobiernan en él de forma
independiente sobre los campesinos obligados al trabajo.

Antecedentes

El sistema feudal europeo tiene sus antecedentes en el siglo V, al caer el


Imperio romano. El colapso del Imperio acaeció básicamente por su extensión y
la incapacidad del emperador para controlar todas sus provincias, sumado a las
cada vez más numerosas incursiones de pueblos bárbaros que atacaban y
saqueaban las provincias más retiradas del imperio. Esto provocó que los
emperadores necesitaran gente para defender sus grandes terrenos y
contrataran caballeros o nobles (precursores del modelo de señor feudal),
éstos contrataran vasallos, villanos, etc. Se llegó incluso a contratar a jefes y
tropas mercenarias de los mismos pueblos "bárbaros".

A partir del siglo X no queda resto de imperio alguno sobre Europa. La realeza,
sin desaparecer, ha perdido todo el poder real y efectivo, y sólo conserva una
autoridad sobrenatural remarcada por las leyendas que le atribuyen carácter
religioso o de intermediación entre lo divino y lo humano. Así, el rey no
gobierna, sino que su autoridad viene, a los ojos del pueblo, de Dios, y es
materializado e implementado a través de los pactos de vasallaje con los
grandes señores, aunque en realidad son éstos quienes eligen y deponen
dinastías y personas. En el plano micro, los pequeños nobles mantienen
tribunales feudales que en la práctica compartimentalizan el poder estatal en
pequeñas células.

Un nuevo poder
La Iglesia Católica abarcadora de todos los bienes llamados limosnas,
conocedora de la fragilidad de los reinos y del poder que ella misma tiene en
esa situación, durante los concilios de Charroux y de Puy consagra a los
prelados y señores como jefes sociales y sanciona con graves penas la
desobediencia de estas normas. Los señores, a partir de ese momento,
"reciben el poder de Dios" y deben procurar la paz entre ellos, pacto que deben
renovar generación tras generación.

Se conforma así un modelo en el que la "gente armada" adquiere


determinados compromisos sobre la base de juramentos y deben proteger el
orden creado, y los eclesiásticos que forman la moral social y se encuentran
salvaguardados por los señores.

Entorno, tareas y división de la nueva sociedad

El castillo encaramado sobre un alto será la representación del poder y la


fuerza. En principio, baluarte que se daban las poblaciones para protegerse de
las depredaciones. Luego, hogar del señor y lugar de protección de los vasallos
en los conflictos. Desde allí se administra justicia a todos cuantos se
encuentran sujetos. En un principio, las personas libres están sometidas a unas
mínimas normas de obediencia, defensa mutua y servicios prometidos. Los
demás son siervos.

En los países donde la dominación romana duró más tiempo (Italia, Hispania,
Provenza), las ciudades se conservan, si bien con menor importancia numérica,
pero a salvo de señoríos. En los países, más al norte, donde los romanos se
asentaron menos tiempo o con menor intensidad, la reducción de la población
en las ciudades llegó a hacer desaparecer los pocos núcleos importantes que
había y el feudalismo se implanta con más fuerza.

La sociedad se encuentra entonces con tres órdenes que, según la propia


Iglesia, son mandatos de Dios y, por tanto, fronteras sociales que nadie puede
cruzar. La primera clase u orden es la de los que sirven a Dios, cuya función es
la salvación de todas las almas y que no pueden encomendar su tiempo a otra
tarea. La segunda clase es la de los combatientes, aquellos cuya única misión
es proteger a la comunidad y conservar la paz. La tercera clase es la de los que
laboran, que con su esfuerzo y trabajo deben mantener a las otras dos clases.

El vasallaje y el feudo
Un vasallo arrodillado realiza la inmixtio manum durante el homenaje a su
señor, sentado. Un escribiente toma nota. Todos están sonrientes.

Dos instituciones eran claves para el feudalismo: por un lado el vasallaje como
relación jurídico-política entre señor y vasallo, un contrato sinalagmático (es
decir, entre iguales, con requisitos por ambas partes) entre señores y vasallos
(ambos hombres libres, ambos guerreros, ambos nobles), consistente en el
intercambio de apoyos y fidelidades mutuas (dotación de cargos, honores y
tierras -el feudo- por el señor al vasallo y compromiso de auxilium et consilium
-auxilio o apoyo militar y consejo o apoyo político-), que si no se cumplía o se
rompía por cualquiera de las dos partes daba lugar a la felonía, y cuya
jerarquía se complicaba de forma piramidal (el vasallo era a su vez señor de
vasallos); y por otro lado el feudo como unidad económica y de relaciones
sociales de producción, entre el señor del feudo y sus siervos, no un contrato
igualitario, sino una imposición violenta justificada ideológicamente como un
quid pro quo de protección a cambio de trabajo y sumisión.

Por tanto, la realidad que se enuncia como relaciones feudo-vasalláticas es


realmente un término que incluye dos tipos de relación social de naturaleza
completamente distinta, aunque los términos que las designan se empleaban
en la época (y se siguen empleando) de forma equívoca y con gran confusión
terminológica entre ellos:

El vasallaje era un pacto entre dos miembros de la nobleza de distinta


categoría. El caballero de menor rango se convertía en vasallo (vassus) del
noble más poderoso, que se convertía en su señor (dominus) por medio del
Homenaje e Investidura, en una ceremonia ritualizada que tenía lugar en la
torre del homenaje del castillo del señor. El homenaje (homage) -del vasallo al
señor- consistía en la postración o humillación -habitualmente de rodillas-, el
osculum (beso), la inmixtio manum -las manos del vasallo, unidas en posición
orante, eran acogidas entre las del señor-, y alguna frase que reconociera
haberse convertido en su hombre. Tras el homenaje se producía la investidura
-del señor al vasallo-, que representaba la entrega de un feudo (dependiendo
de la categoría de vasallo y señor, podía ser un condado, un ducado, una
marca, un castillo, una población, o un simple sueldo; o incluso un monasterio
si el vasallaje era eclesiástico) a través de un símbolo del territorio o de la
alimentación que el señor debe al vasallo -un poco de tierra, de hierba o de
grano- y del espaldarazo, en el que el vasallo recibe una espada (y unos golpes
con ella en los hombros), o bien un báculo si era religioso.

El homenaje y la investidura

Torre del Homenaje del Castillo de Olbrueck en Alemania.

El homenaje era un ritual por el que un señor concedía un feudo a otro hombre
de la clase privilegiada a cambio de unos servicios y prestaciones,
generalmente de orden militar.

La figura del Homenaje adquiere mayor relevancia entre los siglos XI al XIII,
destinándose la parte más noble del castillo para ello, la torre, y en el
ceremonial participaban dos hombres: el vasallo que, arrodillado, destocado y
desarmado frente al señor[6] con las manos unidas en prueba de humildad y
sometimiento, espera que éste le recoja y lo alce, dándose ambos un
reconocimiento mutuo de apoyo y un juramento de fidelidad. El señor le
entregará el feudo en pago por sus servicios futuros, que generalmente
consistía en bienes inmuebles: Grandes extensiones de terreno, casi siempre
de labranza. El juramento y el vasallaje será de por vida.

La entrega del feudo o algún elemento que lo represente constituye la


investidura y se realizaba inmediatamente después del homenaje. El régimen
jurídico de entrega es, de forma general, un usufructo vitalicio, aunque
también podía ser en bienes materiales, pero que con el tiempo se convirtió en
una ligazón de familias entre el señor y sus vasallos, pudiendo heredarse el
feudo siempre que los herederos renovaran sus votos con el señor. Sin
embargo, el señor feudal tenía derecho a revocar el feudo a su vasallo si éste
no se comportaba como tal, o demostraba algún signo de deslealtad, como
conspirar contra él, no cumplir entregando las tropas de su feudo en caso de
guerra, etc., ya que cometía el delito de felonía. A un felón se le consideraba
un mal vasallo y una persona de la que desconfiar. En el sistema feudal, la
felonía era una terrible mancha de por vida en la reputación de un caballero.

La encomienda. La organización del feudo

La encomienda, encomendación o patrocinio (patrocinium, commendatio,


aunque era habitual utilizar el término commendatio para el acto del homenaje
o incluso para toda la institución del vasallaje) eran pactos teóricos entre los
campesinos y el señor feudal, que podían también ritualizarse en una
ceremonia o -más raramente- dar lugar a un documento. El señor acogía a los
campesinos en su feudo, que se organizaba en una reserva señorial que los
siervos debían trabajar obligatoriamente (sernas o corveas) y en el conjunto de
las pequeñas explotaciones familiares (mansos) que se atribuían a los
campesinos para que pudieran subsistir. Obligación del señor era protegerles si
eran atacados, y mantener el orden y la justicia en el feudo. A cambio, el
campesino se convertía en su siervo y pasaba a la doble jurisdicción del señor
feudal: en los términos utilizados en España en la Baja Edad Media, el señorío
territorial, que obligaba al campesino a pagar rentas al noble por el uso de la
tierra; y el señorío jurisdiccional, que convertía al señor feudal en gobernante y
juez del territorio en el que vivía el campesino, por lo que obtenía rentas
feudales de muy distinto origen (impuestos, multas, monopolios, etc.). La
distinción entre propiedad y jurisdicción no era en el feudalismo algo claro,
pues de hecho el mismo concepto de propiedad era confuso, y la jurisdicción,
otorgada por el rey como merced, ponía al señor en disposición de obtener sus
rentas. No existieron señoríos jurisdiccionales en los que la totalidad de las
parcelas pertenecieran como propiedad al señor, siendo muy generalizadas
distintas formas de alodio en los campesinos. En momentos posteriores de
despoblamiento y refeudalización, como la crisis del siglo XVII, algunos nobles
intentaban que se considerasen despoblados completamente de campesinos
un señorío para liberarse de todo tipo de cortapisas y convertirlo en coto
redondo reconvertible para otro uso, como el ganadero.[7]

Junto con el feudo, el vasallo recibe los siervos que hay en él, no como
propiedad esclavista, pero tampoco en régimen de libertad; puesto que su
condición servil les impide abandonarlo y les obliga a trabajar. Las obligaciones
del señor del feudo incluyen el mantenimiento del orden, o sea, la jurisdicción
civil y criminal (mero e mixto imperio en la terminología jurídica reintroducida
con el Derecho Romano en la Baja Edad Media), lo que daba aún mayores
oportunidades para obtener el excedente productivo que los campesinos
pudieran obtener después de las obligaciones de trabajo -corveas o sernas en
la reserva señorial- o del pago de renta -en especie o en dinero, de circulación
muy escasa en la Alta Edad Media, pero más generalizada en los últimos siglos
medievales, según fue dinamizándose la economía-. Como monopolio señorial
solían quedar la explotación de los bosques y la caza, los caminos y puentes,
los molinos, las tabernas y tiendas. Todo ello eran más oportunidades de
obtener más renta feudal, incluidos derechos tradicionales, como el ius prime
noctis o derecho de pernada, que se convirtió en un impuesto por matrimonios,
buena muestra de que es en el excedente de donde se extrae la renta feudal
de forma extraeconómica (en este caso en la demostración de que una
comunidad campesina crece y prospera).

Los estamentos sociales

Véase también: Estamento

La división en tres órdenes se subdividía a su vez en estamentos compactos y


perfectamente delimitados.

En una primera división, se encuentra el grupo de los privilegiados, todos


ellos señores, eclesiásticos o caballeros. En la cúspide se hallaba el Rey,
después el Alto Clero integrado por arzobispos, obispos y abades y el Bajo
Clero formado por los curas y sacerdotes, y por último la nobleza. Es este
grupo de privilegiados el que forma los señores y los caballeros, y éstos últimos
a su vez podían ser señores de otros caballeros, dependiendo de su poder y de
la capacidad de subinfeudar sus tierras. El Alto Clero, además de las tareas que
dentro de los tres órdenes le habían sido encomendadas, la guía espiritual y
sostener la doctrina moral que mantenía el feudalismo, podían ser a su vez
señores y entregar parte de sus bienes para la defensa de su comunidad. Los
privilegiados no pagaban impuestos.

Los no privilegiados eran la burguesía, los artesanos, los sirvientes y los


campesinos, que se subdividían a su vez en colonos y aldeanos. A éstos
correspondía el sometimiento a la tierra y, por tanto, a quien de ella
dependiera, trabajándola y entregando una parte de sus frutos al señor, o bien,
en el caso de artesanos y burgueses, debían obediencia a quien les
garantizaba la defensa de la ciudad y la entrega de bienes o dinero.

Los eclesiásticos

Véase también: Clero


Cruz de Calatrava, emblema de la Orden de Calatrava, organización religioso-
militar fundada en 1158 en Castilla.

El Alto Clero estuvo siempre dominado por el episcopado, cuyos poderes


terrenales eran equiparables a los de cualquier señor laico. En un primer
momento, los monjes, todos pertenecientes al Bajo Clero, quedaban dentro del
ámbito de poder de los obispos; más tarde, serían los abades quienes
terminarían por delimitar su autoridad sobre los miembros de las órdenes
monásticas, quedando los sacerdotes en el ámbito de la diócesis episcopal.

En las abadías, se fueron perfilando modelos distintos: por un lado, aquéllas


que no eran poseedoras de grandes propiedades y que dependían para su
supervivencia de las limosnas de los fieles, y de algunos predios entregados
por los señores del lugar para garantizar el sustento de la comunidad religiosa.
La necesidad de dinero favorece que sea en este instante en el que la figura de
la limosna es ensalzada como deber fundamental para el creyente y camino
para la salvación del alma.

Otros monasterios poseían extensas propiedades y el abad actuaba como un


señor feudal, en algunos casos incluso nombrando caballeros que le protejan o
favoreciendo la creación de órdenes religioso-militares de gran poder. Sea
como fuere, en éstos el dinero proviene de las rentas que son entregadas por
los siervos, generalmente en especie, así como de las aportaciones, muchas de
ellas generosas, y a veces interesadas, de otros señores. La necesidad de
mantener una buena relación con el abad de un monasterio poderoso
favorecerá que otros señores entreguen ofrendas de alto valor y ayuden a la
construcción y embellecimiento de iglesias y catedrales que simbolizaban el
poder.

El diferente destino de los eclesiásticos venía determinado por su ascendencia


social. Se trata del estamento social más abierto, pues cualquier persona libre
puede incorporarse al mismo pagando una cantidad de dinero dote. Éste será
el elemento que determine dentro del estamento la posición que,
efectivamente, va a ocupar cada uno. Los hijos de los señores que se integran
dentro de la iglesia aportarán cuantiosas sumas que garantizan, no sólo su
supervivencia de por vida, sino un incremento patrimonial notable para el
cabildo catedralicio o monasterio en el que se integran, y un rango alto de los
donantes dentro del sistema. Son éstos los que ocuparán más tarde los cargos
obispales. Por otro lado, los clérigos serán los hijos de los campesinos y, en
general, de los no privilegiados, y cuyas funciones, además de las religiosas,
estarán limitadas al ora et labora. Esta práctica degeneró en la práctica de
compraventa de cargos eclesiásticos llamada simonía.

La caballería

Armadura y armas de los caballeros, generalmente aportadas por el señor en


la Investidura.

La obligación primordial del vasallo era cumplir con los deberes militares, sobre
todo la defensa del señor y sus bienes, pero también la defensa del propio
feudo y de los siervos que en él se encontraban. Una obligación pareja era
aportar una parte mínima de los tributos recaudados al señor para
engrandecer sus propiedades. El caballero no tenía en realidad un dueño, ni
estaba sometido a poder político alguno, de ahí que se encontrasen caballeros
que luchaban en las filas de un rey un día, y al siguiente en las de otro. Su
deber real era para con el señor a quien le unía un espíritu de camaradería.

En el siglo IX aún se usaba el término milites para hacer referencia a los


caballeros, aunque pronto los idiomas locales fueron gestando términos
propios que se agrupaban en "jinetes" o "caballeros". Su importancia fue en
aumento al prescindirse cada vez más de la infantería. El caballero debía
proveerse de caballo, armadura y armas, y disponer de tiempo de ocio para
cumplir su misión.
Aunque abierto al principio, el estamento de los caballeros tendió a cerrarse,
convirtiéndose en hereditario. Con el tiempo, los caballeros eran ordenados al
terminar la adolescencia por un compañero de armas en una ceremonia
sencilla. En este momento ya no importa la fortuna, sino la ascendencia,
creándose diferencias notables entre los mismos. Los más pobres disponen de
un pequeño terreno, y ocupan su tiempo entre las labores propias del
campesino y la guerra. Los más poderosos, que disponen de tierras y fortuna,
comenzarán a formar la auténtica nobleza, concentrando poder económico y
militar.

La caballería en los reinos de Hispania

En los reinos peninsulares, los reyes, siempre necesitados de tropa para


enfrentarse a los moros, promueven la caballería entre sus súbditos de modo
muy sencillo: Se denominaba caballero aquél capaz de mantener un caballo,
cosa para la que se requería una mínima fortuna, pues el caballo no sirve para
las tareas del campo. Al cabo de tres o cuatro generaciones, manteniendo un
caballo, se adquiría la calidad de hidalgo (hijo de alguien). Ésta es la razón por
la que Alonso Quijano, don Quijote, tuviera un caballo flaco: para seguir
llamándose hidalgo y el hecho de que quisiera ser armado "caballero", una
burla más de Cervantes que entendían quienes, en la época, sabían que
hidalgo era más que caballero.

Tener un caballo suponía poder participar en las guerras del rey y,


comportándose valientemente, optar a la posibilidad de que el rey le
concediera mercedes.

Esta organización, mucho más permeable socialmente, tuvo dos


consecuencias: fortalecer el poder real frente a los nobles, puesto que el rey
tenía ejércitos sin necesitar su ayuda, y haciendo más fuerte el poder real,
hacer más poderoso el país, como así ocurrió. Véanse las guerras civiles entre
Pedro I de Castilla y su hermanastro Enrique, cómo el primero se apoya en las
ciudades y el segundo en los nobles, pero cambia de bando hacia las ciudades
cuando derrota y mata a Pedro.

Los no privilegiados

Véase también: Señorío

El conjunto de laicos libres que no pertenecen a la reducida categoría


caballeresca son los no privilegiados en cuyo trabajo descansa el orden
económico del feudalismo.

El más numeroso grupo lo forman los campesinos libres, que trabajan la tierra,
generalmente ajena, o pequeñas parcelas propias. Entre éstos sigue habiendo
diferencias, según se sea labrador que dispone de una yunta de bueyes o mero
peón. En algún caso singular, campesinos libres llegan a poseer grandes
extensiones que les permitirán más tarde llegar a la condición de
terratenientes y, de ahí, a nobles, pero serán situaciones excepcionales.

En cualquier caso, lo que les distingue como estamento, como siervos, es su


situación de dependencia frente a un señor que no han elegido y que tiene
sobre ellos el poder de distribuir la tierra, administrar justicia, determinar los
tributos, exigirles obligaciones militares de custodia y protección del castillo y
los bienes del señor y apropiarse como renta feudal de una parte sustancial del
excedente, en trabajo, en especie (porcentajes de la cosecha) o dinero.

Viñateros Campesinos
Siega del heno, podando. Psalterio vendimiando.
Campesino cavando
con guadaña. Weinbau, hacia Psalterio Weinbau,
Psalterio Hunter,
Psalterio Hunter, 1180. hacia 1180.
hacia 1170.
hacia 1170.

Campesinos Oficios de la
Campesinos
separando el grano Campesino construcción.
segando.
de la paja con trillos arreando mulas de Ilustración del siglo XI
Ilustración del
manuales. carga. Biblia (Construcción de la
siglo XIV
Ilustración del siglo Maciejowski, hacia torre de Babel, del
(Tacuinum
XIV (Tacuinum 1250. Maestro del
sanitatis).
sanitatis). Pentateuco).

Los villanos

Recibían este nombre los habitantes de las villas dedicados a la agricultura. Se


distinguían dos clases: los siervos (siervo) y los campesinos libres. Los siervos
no eran dueños de sus tierras. Formaban parte de la tierra, por lo cual se les
llamaba siervos de la gleba. No podían abandonar la tierra sin consentimiento
del señor, lo mismo para contraer matrimonio. Se les podía vender junto con la
tierra. Tenían, además, que pagar por la tierra que cultivaban y servir gratis al
señor. Los campesinos libres podían cambiar de lugar, contraer matrimonio,
transmitir sus bienes. Sin embargo, estaban obligados al servicio militar y a
pagarle al señor impuestos en dinero o en especie por el uso de la tierra. La
vida de los villanos era muy dura. A menudo se veían acosados por el hambre y
la peste. El sistema feudal, desde el punto de vista político, inicia su
decadencia al comenzar las Cruzadas. Aun cuando desde el punto vista social y
económico en algunos países persiste hasta nuestros días. El predominio
absolutista de los reyes y con la adquisición de libertades por parte de las
ciudades termina de poner fin al sistema.

Economía feudal

Las invasiones que sufre Europa durante más de cien años (normandos,
musulmanes, eslavos) con la caída del Imperio romano y el posterior
debilitamiento del Imperio carolingio frenarán la actividad económica hasta las
puertas del año 1000.

Es en este momento cuando se extienden modernas técnicas agrícolas que,


existiendo anteriormente, habían quedado reducidas a pocos espacios
territoriales. Entre ellos cabe destacar el aumento en el uso de los molinos de
agua como fuerza motriz y de las acequias para riego, extendiendo los cultivos
y liberando mano de obra. Además, mejoran los métodos de enganche de los
animales, especialmente el caballo y el buey, cuya cría aumenta de manera
notable y permitirá disponer de animales de tiro en abundancia. Los
instrumentos de uso agrícola, como el arado o la azada, generalmente de
madera, son sustituidos por otros de hierro.

La explotación agraria feudal era de subsistencia. Los siervos cultivaban lo


suficiente para mantenerse a sí mismos y para pagar los diezmos a la Iglesia y
la renta al señor. De la recolecta se separaban también las semillas necesarias
para la siguiente siembra. Los mercados urbanos se abastecían con las
porciones de los diezmos y la renta.

Los cultivos se organizaban en torno a las poblaciones en tres anillos. El


primero y más cercano a la población se dedicaba a las frutas y hortalizas. El
segundo era para los cereales, principal sustento de la época. El tercer núcleo
eran tierras de pasto y monte explotadas de forma comunal. Los pastos
comunales limitaban por tanto la expansión de las tierras de cereales e
impedían ampliar la extensión cultivada según la demanda de la población.

La rotación de cultivos era el principal sistema utilizado para evitar el deterioro


de la tierra. Este método consiste en dejar en barbecho (es decir, sin cultivar)
una parte de la tierra cada año para permitir su regeneración. En las regiones
mediterráneas se usaba la rotación bienal, según el cual la mitad de las tierras
quedaba en barbecho cada año. En las regiones europeas atlánticas se usaba
la rotación trienal: un tercio de la tierra para cereal de ciclo largo -de invierno-,
otro tercio para cereal de ciclo corto -verano- y el último tercio en barbecho. La
tierra que quedaba sin cultivar se dedicaba a uso comunal, permitiendo que los
animales pastasen en ella (práctica conocida como derrota de las mieses).

El aumento de la producción como consecuencia de las innovaciones supone


ya en el siglo XI una reducción de las prestaciones personales de los siervos a
sus señores en cuanto a horas de trabajo, sustituyéndose por el pago de una
cuantía económica o en especie. Se reducen las tierras del señor y aumentan
los arrendamientos. Al mismo tiempo, los campesinos aumentan sus rentas
disponibles y ganan en independencia.

Se incrementa el número de tierras roturadas y comienza el periodo de


eliminación de los bosques europeos, drenaje de las tierras empantanadas, la
extensión de los terrenos arados lejos de las aldeas y la construcción dispersa
de casas campesinas. Las mejores tierras atraen a una mayor masa de
población y se producen migraciones en todo el centro de Europa. El
crecimiento de la población es notable a partir del 1050, llegándose a duplicar
la población de Inglaterra en 150 años y se triplicará hacia el final de la Edad
Media. En el siglo XI las hambrunas han desaparecido.

A partir del siglo XII, la existencia de excedentes incrementa el comercio más


allá de las fronteras del señorío. Las actividades comerciales permiten que
surja una incipiente burguesía, los mercaderes, que debe realizar su trabajo
pagando igualmente una parte de sus beneficios en forma de tributos a los
señores, que a su vez incrementan con ello sus recursos. Las rutas de
peregrinaje son los nuevos caminos por donde se abre el comercio. Roma,
Jerusalén o Santiago de Compostela son los destinos, pero las comunidades
situadas en sus vías de acceso florecen. Las ciudades, burgos, son al mismo
tiempo espacios de defensa y de comercio conforme avanza el tiempo y se va
gestando una nueva sociedad que despegará en los siglos XIII y XIV.

Caída del feudalismo

A partir del siglo XIII, la mejora de las técnicas agrícolas y el consiguiente


incremento del comercio hizo que la burguesía fuera presionando para que se
facilitara la apertura económica de los espacios cerrados de las urbes, se
redujeran los tributos de peaje y se garantizaran formas de comercio seguro y
una centralización de la administración de justicia e igualdad de las normas en
amplios territorios que les permitieran desarrollar su trabajo, al tiempo que
garantías de que los que vulnerasen dichas normas serían castigados con igual
dureza en los distintos territorios.

Las ciudades que abrían las puertas al comercio y a una mayor libertad de
circulación, veían incrementar la riqueza y prosperidad de sus habitantes y las
del señor, por lo que con reticencias pero de manera firme se fue diluyendo el
modelo. Las alianzas entre señores eran más comunes, no ya tanto para la
guerra, como para permitir el desarrollo económico de sus respectivos
territorios, y el rey fue el elemento aglutinador de esas alianzas. El feudalismo
alcanzó el punto culminante de su desarrollo en el siglo XIII; a partir de
entonces inició su decadencia. El subenfeudamiento llegó a tal punto que los
señores tuvieron problemas para obtener las prestaciones que debían recibir.
Los vasallos prefirieron realizar pagos en metálico (scutagium, ‘tasas por
escudo’) a cambio de la ayuda militar debida a sus señores; a su vez éstos
tendieron a preferir el dinero, que les permitía contratar tropas profesionales
que en muchas ocasiones estaban mejor entrenadas y eran más disciplinadas
que los vasallos. Además, el resurgimiento de las tácticas de infantería y la
introducción de nuevas armas, como el arco y la pica, hicieron que la caballería
no fuera ya un factor decisivo para la guerra. La decadencia del feudalismo se
aceleró en los siglos XIV y XV. Durante la guerra de los Cien Años, las
caballerías francesa e inglesa combatieron duramente, pero las batallas se
ganaron en gran medida por los soldados profesionales y en especial por los
arqueros de a pie. Los soldados profesionales combatieron en unidades cuyos
jefes habían prestado juramento de homenaje y fidelidad a un príncipe, pero
con contratos no hereditarios y que normalmente tenían una duración de
meses o años. Este ‘feudalismo bastardo’ estaba a un paso del sistema de
mercenarios, que ya había triunfado en la Italia de los condotieros
renacentistas.

Véase también

• Monarquías feudales

Enlaces externos

• Definiciones de feudalismo (textos comparados de Claudio Sánchez


Albornoz, Maurice Dobb, Paul Sweezy, Witold Kula y Guy Bois.

Bibliografía

• Anderson, Perry (1979). Transiciones de la Antigüedad al Feudalismo.


Madrid: Siglo XXI. ISBN 84-323-0355-0.

• Balari i Jovany, Josep, Orígenes históricos de Cataluña Edición Facsímil


(2001) Universidad de Alicante. Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes.

• Bloch, Marc. (1961) La sociedad feudal. Editorial Akal, Madrid. Edición de


1987: ISBN 978-84-7600-262-9

• Duby, Georges (1976). Guerreros y Campesinos. Desarrollo inicial de la


economía europea (500-1200). Trotta. ISBN 84-323-0229-5.

• Fourquin, Guy (1977). Señorío y feudalismo en la edad media. Madrid:


EDAF. ISBN 84-7166-347-3.
• Ganshof, François-Lois (1964) Feudalismo. Edición de 1985. Ariel,
Barcelona.

• Guerreau, Alain (2001) El futuro de un pasado. Edición de 2002. Crítica,


Barcelona.

• Hilton, Rodney (ed., artículos de Maurice Dobb, Karl Polanyi, R. H.


Tawney, Paul Sweezy, Kohachiro Takahashi, Christopher Hill, Georges
Lefebvre, Giuliano Procacci, Eric Hobsbawm y John Merrington) (1976,
1977 en español). La transición del feudalismo al capitalismo. Barcelona:
Crítica. ISBN 84-7423-017-9.

• Le Goff, Jacques (2007). La Edad Media explicada a los jóvenes.


Barcelona: Paidos. ISBN 978-943-1988-4.

• Tabacco, Giovanni (1984). Estructuras feudales y feudalismo en el


mundo mediterráneo (siglos X-XIII). ISBN 84-7423-227-9.

• Valdeón Baruque, Julio y García de Cortázar, José Ángel, en Fernández


Álvarez, Manuel; Avilés Fernández, Miguel y Espadas Burgos, Manuel
(dirs.) (1986). Gran Historia Universal (volúmenes 11, 12 y 13).
Barcelona: Club Internacional del Libro. ISBN 84-7461-654-9.

Notas

1. ↑ Ganshof, “Introducción”, en El feudalismo, Editorial Ariel, Barcelona,


1975, p. 17.

2. ↑ Dobb, M., Estudios sobre desarrollo del capitalismo, p. 465-466.


Buenos Aires, Siglo XXI, 1971.

3. ↑ Guy Fourquin (1977), Señorío y feudalismo en la edad media, Madrid:


EDAF. ISBN 84-7166-347-3

4. ↑ Es la tesis principal de Perry Anderson op. cit.. Es comentada y


criticada por Gregory Elliott (2004) Perry Anderson: El laboratorio
implacable de la historia Universitat de València, ISBN 84-370-5935-6
pg. 144. La expresión síntesis feudal es utilizada habitualmente en ese
sentido: Bisso y otros Occidente y su legado. Una historia. Volumen I.
Desde las primeras civilizaciones a la crisis del mundo medieval ISBN
987-9164-80-6 reseña

5. ↑ Witold Kula Teoría económica del sistema feudal; Perry Anderson, op.
cit.

6. ↑ Quien jure fidelidad a su señor debe tener siempre presente las seis
palabras siguientes: incolume, tutum, honestum, utile, facile, possibile.
Sano y salvo para que no cause daño alguno al cuerpo de su señor.
Seguro, para que no perjudique a su señor revelando su secreto o
entregando las plazas fuertes que garantizan su seguridad. Honesto,
para que no atente a los derechos de su señor o bien a otras
prerrogativas insertas en lo que considera su honor. Útil, para que no
dañe sus posesiones. Sencillo y posible, para que no haga difícil a su
señor el bien que podría hacer fácilmente, y a fin de que no haga
imposible lo que hubiese sido posible a su señor. Es justo que el vasallo
se abstenga de este modo de perjudicar a su señor. Pero con sólo esto
no se hace digno de su feudo, pues no basta con abstenerse de hacer el
mal, sino que es necesario hacer el bien. Importa, pues, que en los seis
aspectos indicados proporcione fielmente a su señor consilium et
auxilium, si quiere aparecer como digno de su beneficio y probar la
fidelidad jurada. También el señor debe, en todos sus dominios, pagar
con la misma moneda al que le juró fidelidad. Si no lo hiciere, sería
considerado de mala fe con pleno derecho, al igual que el vasallo que
fuese sorprendido faltando a sus deberes, por acción o por omisión,
sería culpable de perfidia y perjurio. Carta de Fulberto de Chartres a
Guillermo, Duque de Aquitania (h. 1020) en Ganshof, F.L., El Feudalismo,
op. cit.

7. ↑ Voces coto redondo, señorío y serna, en Diccionario Temático de la


Enciclopedia de historia de España, Miguel Artola (dir.), pgs. 370-371 y
1086-1089

AGRICULTURA MEDIEVAL

Agricultura

De Wikipedia, la enciclopedia libre

Saltar a navegación, búsqueda

Este artículo o sección necesita referencias que aparezcan en una


publicación acreditada, como revistas especializadas, monografías,
prensa diaria o páginas de Internet fidedignas.
Puedes añadirlas así o avisar al autor principal del artículo en su página
de discusión pegando: {{subst:Aviso referencias|Agricultura}} ~~~~
Una plantación de maíz en Liechtenstein.

La agricultura (del latín agri, 'campo o tierra de labranza'[1] y cultūra, 'cultivo,


crianza'[2] ) es el conjunto de técnicas y conocimientos para cultivar la tierra. En
ella se engloban los diferentes trabajos de tratamiento del suelo y cultivo de
vegetales. Comprende todo un conjunto de acciones humanas que transforma
el medio ambiente natural, con el fin de hacerlo más apto para el crecimiento
de las siembras.

Las actividades relacionadas son las que integran el llamado sector agrícola.
Todas las actividades económicas que abarca dicho sector tienen su
fundamento en la explotación de los recursos que la tierra origina, favorecida
por la acción del hombre: alimentos vegetales como cereales, frutas,
hortalizas, pastos cultivados y forrajes; fibras utilizadas por la industria textil;
cultivos energéticos; etc.

Es una actividad de gran importancia estratégica como base fundamental para


el desarrollo autosuficiente y riqueza de las naciones.

La ciencia que estudia la práctica de la agricultura es la agronomía.

Contenido

[ocultar]
• 1 Historia

○ 1.1 El nacimiento de la agricultura

○ 1.2 Agricultura en Roma

○ 1.3 Edad Media

○ 1.4 Edad Moderna


○ 1.5 Edad Contemporánea

• 2 Actualidad

• 3 Tipos de agricultura

• 4 Agricultura y medio ambiente

○ 4.1 Algunos problemas actuales

• 5 Maquinaria, equipos y herramientas agrícolas

○ 5.1 Maquinaria agrícola

○ 5.2 Equipos agrícolas

○ 5.3 Herramientas agrícolas

○ 5.4 Diferencias entre maquinarias, equipos y herramientas según


su uso

○ 5.5 Importancia de las maquinarias, equipos y herramientas en la


labor agrícola

• 6 Políticas agrarias

• 7 Véase también

• 8 Bibliografía

• 9 Notas

• 10 Enlaces externos

Historia [editar]

El nacimiento de la agricultura [editar]

Artículo principal: Revolución Neolítica


Campesino arando. Pintura en la tumba de Sennedyem, ca. 1200 a. C. Egipto.

El comienzo de la agricultura se encuentra en el período Neolítico, cuando la


economía de las sociedades humanas evolucionó desde la recolección, la caza
y la pesca a la agricultura y la ganadería. Las primeras plantas cultivadas
fueron el trigo y la cebada. Sus orígenes se pierden en la prehistoria y su
desarrollo se gestó en varias culturas que la practicaron de forma
independiente, como las que surgieron en el denominado Creciente fértil (zona
de Oriente Próximo desde Mesopotamia al Antiguo Egipto), las culturas
precolombinas de América Central, la cultura desarrollada por los chinos al
este de Asia, etc.

Se produce una transición, generalmente gradual, desde la economía de caza y


recolección a la agrícola. Las razones del desarrollo de la agricultura pudieron
ser debidas a cambios climáticos hacia temperaturas más templadas; también
pudieron deberse a la escasez de caza o alimentos de recolección, o a la
desertización de amplias regiones. A pesar de sus ventajas, según algunos
antropólogos, la agricultura significó una reducción de la variedad en la dieta,
creando un cambio en la evolución de la especie humana hacia individuos más
vulnerables y dependientes de un enclave que sus predecesores.

La agricultura permitió mayor densidad de población que la economía de caza


y recolección por la disponibilidad de alimento para un mayor número de
individuos. Con la agricultura las sociedades van sedentarizándose y la
propiedad deja de ser un derecho sólo sobre objetos móviles para trasladarse
también a los bienes inmuebles, se amplía la división del trabajo y surge una
sociedad más compleja con actividades artesanales y comerciales
especializadas, los asentamientos agrícolas y los conflictos por la
interpretación de linderos de propiedad dan origen a los primeros sistema
jurídicos y gubernamentales.trabajo jose diaz diaz

Agricultura en Roma [editar]

Artículo principal: Agricultura y ganadería en la antigua Roma

En los primeros tiempos de Roma se cultivaban principalmente cereales,


leguminosas y hortalizas, pero en la época de la expansión republicana e
imperial la agricultura incluía, además del trigo (el pan fue siempre la base de
la alimentación) los otros dos elementos de la llamada tríada o trilogía
mediterránea: la vid y el olivo (vino y aceite de oliva fueron los otros alimentos
de presencia generalizada).

El campesino trabajaba con su familia, en un modelo literariamente idealizado


de vida sencilla (base de los valores morales, familiares y públicos, y de la
participación en la res publica); pero con la expansión territorial, la continuidad
del esfuerzo bélico, que exigía un prolongado servicio militar de los
ciudadanos, arruinó las pequeñas explotaciones en beneficio del modo de
producción esclavista. En ese sistema se incluía la mayor parte de la
producción agrícola, tanto la de los modestos lotes de tierras repartidos a
soldados veteranos como los grandes latifundios en manos de la aristocracia
senatorial. En la lenta transición del esclavismo al feudalismo, a partir de la
crisis del siglo III, se sustityeron los esclavos por siervos, y el Imperio se
ruralizó, pasando las villae rurales a ser centros autosuficientes, en perjuicio de
las decadentes ciudades.

Las técnicas agrícolas se basaban en el uso del arado romano, tirado


habitualmente por bueyes, y en el sistema de barbecho. Otros aportes fueron
la prensas de aceite, algunas técnicas de regadío y de abono.

Edad Media [editar]

Labores agrícolas, 818 d. C., Salzburgo.

A lo largo de la Edad Media europea surgen importantes innovaciones


tecnológicas que aportarán algunos elementos positivos al trabajo de los
campesinos. Las principales innovaciones en la agricultura medieval se
debieron al mayor dinamismo del modo de producción feudal, que suponía
para los siervos un mayor incentivo en la mejora de la producción que para los
esclavos. Las Partidas de Alfonso X de Castilla definen a los campesinos dentro
de la sociedad estamental como los que labran la tierra e fazen en ella
aquellas cosas por las que los hombres han de vivir y de mantenerse. Este
campesinado activo fue la fuerza fundamental del trabajo en la sociedad
medieval.

La introducción del uso de arados pesados (con ruedas y vertedera) permitió


un cultivo más profundo de los suelos del norte de Europa (se incorporó a lo
largo del siglo XI en las regiones al norte de los Alpes, mientras que los suelos
frágiles de la zona mediterránea seguían vinculados al arado romano). Los
molinos hidráulicos (posteriormente los de viento introducidos desde Persia)
incrementaron de forma importante la productividad del trabajo, al igual que la
mejora paulatina de los aperos agrícolas, como nuevos tipos de trillos, hoces y
guadañas.

El cambio del buey por el caballo como animal de tiro fue el resultado de dos
avances tecnológicos —el uso de la herradura y el desarrollo de la collera—
que permitían al caballo tirar de mayores cargas más fácilmente. Esto aumentó
la eficiencia del transporte por tierra, tanto para el comercio como para las
campañas militares, y sumado a la mejora general de la red de carreteras
aumentó las oportunidades comerciales para las comunidades rurales mejor
comunicadas. En algunas zonas con tierras especialmente fértiles, se introdujo
la rotación de cultivos de tres hojas (rotación trienal, asociando un cereal de
primavera o una leguminosa a un cereal de invierno), lo que reducía al 33 en
vez de al 50% la necesidad de barbecho frente al sistema de año y vez,
aumentando la producción y haciéndola más diversificada. La posibilidad de
abonado, muy restringido, estaba restringida a la disponibilidad de ganadería
asociada, que, en las zonas y periodos en que se incrementó, tuvo un
importante impacto en la vida campesina, aunque no siempre positivo para los
agricultores, cuyos intereses estaban en contradicción con los de los
ganaderos, habitualmente de condición privilegiada (el Concejo de la Mesta y
asociaciones ganaderas similares en los reinos cristianos peninsulares). El
ejemplo de los monasterios, especialmente de la orden benedictina expandidos
por toda Europa occidental (Cluny y Císter), extendió prácticas agrícolas, de
gestión de las propiedades y de industria alimentaria. En zonas de Europa
meridional (la Sicilia y la España musulmanas), los árabes introdujeron mejoras
agrícolas, especialmente en sistemas de regadío (norias de Murcia, acequias de
Valencia), el aprovechamiento de las laderas (bancales de las Alpujarras),
zonas inundables (arroz) y el cultivo intensivo de huertas, con la generalización
de los frutales mediterráneos (naranjos, almendros) y todo tipo de verduras,
que caracterizarán el estereotipo de la alimentación de los campesinos
sometidos de estas zonas, de origen musulmán, frente a los conquistadores
cristianos (villano harto de ajos llamaba Don Quijote a Sancho).

Véase también: Revolución agrícola del islam medieval


Estos cambios causaron un crecimiento, tanto en la variedad como en la
cantidad de las cosechas, que tuvo efectos importantes en la dieta de la
población. El campo fue el gran protagonista en la Plena Edad Media europea.
Los recursos que aportaba la agricultura y la ganadería eran la base de la
economía y la tierra era el centro de las relaciones sociales, siendo la
distribución de sus excedentes la que permitió la revolución urbana que se
vivió entre los siglos XI y XIII, cumbre del periodo denominado óptimo
medieval, beneficiado por un clima especialmente benigno. La tasa de
crecimiento promedio interanual de la población europea durante el período
1000-1300 fue de 0,2%. Entre las causas de la reducción de la tasa de
mortalidad que permitió ese crecimiento, leve pero sostenido, se ha sugerido la
mejora en la alimentación producto de la incorporación del octavo aminoácido,
gracias al consumo de la lenteja.[3]

La expansión agrícola de las tierras cultivables se hizo a costa de la reducción


de la superficie del bosque y de la incorporación de tierras marginales y
aunque contribuyó al crecimiento de la producción de alimentos,
inevitablemente conducía a las consecuencias negativas de la ley de los
rendimientos decrecientes, lo que estuvo entre las causas lejanas o
precondiciones de la crisis del siglo XIV. A pesar de los progresos, la agricultura
medieval manifestó siempre signos de precariedad debido a la imposibilidad de
realizar la inversión productiva de los excedentes (extraídos en forma de renta
feudal por la nobleza y el clero) y su estrecha dependencia de las condiciones
naturales.

Edad Moderna [editar]

Durante el Antiguo Régimen los países del sur y este de Europa prolongaron el
sistema económico feudal, especialmente en la agricultura, pudiéndose hablar
de una refeudalización evidente desde la crisis del siglo XVII, en que se
reafirmó la posición predominante de los señores frente a los campesinos, que
seguían siendo la inmensa mayoría de la población, pero que no tenían
posibilidad de iniciar la acumulación de capital necesaria para la
transformación agraria. En cambio, en la Europa noroccidental, especialmente
en Holanda e Inglaterra, los cambios sociales y políticos (revolución burguesa)
se vieron acompañados en el campo por una revolución agrícola previa a la
revolución industrial del siglo XVIII, que intensificó los cultivos, aumentando los
rendimientos gracias a mejoras técnicas y productivas (rotación de cultivos de
cuatro hojas de Waasland; aperos de Jethro Tull) y a la introducción de nuevos
cultivos.[4]

La integración de la economía mundial tras la era de los descubrimientos


permitió un intercambio de cultivos a nivel planetario: productos del Viejo
Mundo, tanto de zonas templadas como el trigo y la vid, como de zonas cálidas
como la caña de azúcar, el algodón y el café, fueron introducidos con éxito en
América; mientras que productos del Nuevo Mundo como el maíz, la patata, el
tomate, el pimiento y el tabaco diversificaron la agricultura europea y del resto
de los continentes. Ya en época industrial, la explotación del caucho,
restringida inicialmente a la silvicultura amazónica, también se acabó
extendiendo a otras zonas ecuatoriales a pesar de todo el cuidado que se puso
en impedirlo.

Edad Contemporánea [editar]

La ideología del liberalismo económico propugnó la liberación del mercado de


tierras y la imposición de la propiedad privada sobre ellas, con distintas
manifestaciones según los países (enclosures en Inglaterra desde el siglo XVIII;
en España supresión de mayorazgos y señoríos desde las Cortes de Cádiz,
desamortización de Mendizábal en 1836). La formación de mercados
nacionales unificados implicaba la unificación de los pesos y medidas, y la
liberalización de los precios frente al anterior proteccionismo mercantilista,
tarea que el despotismo ilustrado había iniciado desde supuestos fisiócratas a
mediados del siglo XVIII. La supresión de la tasa del trigo en España en 1765
estuvo entre las causas del motín de Esquilache, a partir de lo cual la lenta
tramitación de una Ley Agraria no llegó a resultados efectivos (Informe de
Jovellanos, 1795). En el Imperio austríaco se produjo la abolición de la
servidumbre (José II, 1785), que en el Imperio ruso no llegó hasta 1861
(reforma de Alejandro II). En Francia, la Revolución de 1789 suprimió los
derechos feudales, proporcionando una base de pequeños propietarios pero
con suficiente capacidad de capitalización, muy implicados con su tierra, que
caracterizó desde entonces la vitalidad y especial fuerza social y política del
campo francés. En Inglaterra, el predominio de los terratenientes y la gentry en
el Parlamento logró mantener hasta bien entrado el siglo XIX el proteccionismo
de las corn laws para evitar un descenso en el precio del trigo, en perjuicio de
los industriales que patrocinaron la Escuela de Mánchester. Lo que sí se había
producido es la drástica reducción de la población activa agraria ante la cada
vez mayor productividad del trabajo. La falta de expectativas de trabajo en el
campo para una población creciente (explosión demográfica), y la ruptura de
las redes de solidaridad tradicionales en las parroquias rurales (poor laws,
desaparición de los comunales -en España con la desamortización de Madoz,
1855-) condujo a un imparable éxodo rural que alimentó los suburbios de las
ciudades industriales.

El uso de abonos químicos (fosfatos, nitratos, etc.) la mecanización y los


estudios científicos de la edafología y la ingeniería agrícola transformaron la
agricultura, a finales del siglo XIX, en una actividad similar a la industrial en
cuanto a su conexión con la ciencia y tecnología. No obstante, la dependencia
de la climatología y la periódica irrupción de plagas (hambre irlandesa de
1845-1849, con afectación de la patata, filoxera desde 1863, con afectación de
la vid) produjo periódicas crisis agrícolas.
La división del mundo en países desarrollados y subdesarrollados tuvo en la
agricultura uno de sus aspectos: los primeros caracterizados por una
agricultura especializada y de mercado con altos rendimientos (incluso en los
denominados países nuevos donde la presión de la población sobre la
superficie es menor); mientras que en los segundos se produjo una división por
zonas entre una agricultura de subsistencia de explotaciones familiares con
tecnología tradicional y sometida a la presión del crecimiento demográfico, y
una agricultura de plantación de monocultivos destinados al mercado
internacional, que también presiona sobre los cada vez más reducidos espacios
naturales (deforestación).

La revolución verde de la segunda mitad del siglo XX significó un salto


cualitativo en la tecnificación de la agricultura en todo el mundo, basándose en
mejoras tecnológicas avanzadas como las semillas de alto rendimiento, que a
finales de siglo XX experimentó un nuevo impulso con la biotecnología (OGM).
Simultáneamente, la evolución generalizada hacia una agricultura de mercado
produjo la cada vez mayor dependencia de los plaguicidas y el abonado
intensivo, con graves problemas medioambientales como la contaminación de
suelos y acuíferos y una drástica reducción de la biodiversidad; a lo que se ha
pretendido responder con el planteamiento de una denominada agricultura
sostenible. [5]

Actualidad [editar]

Maquinaria agrícola moderna.

Siglo XX, especialmente con la aparición del tractor, las exigentes tareas de
sembrar, cosechar y trillar pueden realizarse de forma rápida y a una escala
antes inimaginable. Según la Academia Internacional de Ingeniería de EE.UU, la
mecanización agraria es uno de los 20 mayores logros de la ingeniería del siglo
XX. A principios del siglo XX, en EE.UU. se necesitaba un granjero para
alimentar de 2 a 5 personas, mientras que hoy, gracias a la tecnología, los
agroquímicos y las variedades actuales, un granjero puede alimentar a 130
personas. El costo de esta productividad es un gran consumo energético,
generalmente de combustibles fósiles.

La difusión de la radio y la televisión (medios de comunicación), así como de la


informática, son de gran ayuda, al facilitar informes meteorológicos, estudios
de mercado, etc.

Además de comida para humanos y sus animales, se produce cada vez con
más amplia utilidad tales como flores, plantas ornamentales, madera,
fertilizantes, pieles, cuero, productos químicos (etanol, plásticos, azúcar,
almidón), fibras (algodón, cáñamo, lino), combustible (biodiésel, el propio
etanol, que ahora ya se está obteniendo del maíz), productos biofarmacéuticos,
y drogas tanto legales como ilegales (tabaco, marihuana, opio, cocaína).
También existen plantas creadas por ingeniería genética que producen
sustancias especializadas (como, por ejemplo, el maíz transgénico, que, al
igual que la obtención de etanol, está modificando la economía de los cultivos
de esta planta y la vida de las comunidades que de ella siguen dependiendo).

La manipulación genética, la mejor gestión de los nutrientes del suelo y la


mejora en el control de las semillas han aumentado enormemente las cosechas
por unidad de superficie, a cambio estas semillas se han vuelto más sensibles
a plagas y enfermedades, lo que conlleva una necesidad de estos últimos
mayor por parte del agricultor; Prueba de ello es el resurgimiento de antiguas
variedades, muy resistentes a las enfermedades y plagas, por su rusticidad. Al
mismo tiempo, la mecanización ha reducido la exigencia de mano de obra. Las
cosechas son generalmente menores en los países más pobres, al carecer del
capital, la tecnología y los conocimientos científicos necesarios.

La agricultura moderna depende enormemente de la tecnología y las ciencias


físicas y biológicas. La irrigación, el drenaje, la conservación y la sanidad, que
son vitales para una agricultura exitosa, exigen el conocimiento especializado
de ingenieros agrónomos. La química agrícola, en cambio, trata con la
aplicación de fertilizantes, insecticidas y fungicidas, la reparación de suelos, el
análisis de productos agrícolas, etc.

Las variedades de semillas han sido mejoradas hasta el punto de poder


germinar más rápido y adaptarse a estaciones más breves en distintos climas.
Las semillas actuales pueden resistir a pesticidas capaces de exterminar a
todas las plantas verdes. Los cultivos hidropónicos, un método para cultivar sin
tierra, utilizando soluciones de nutrientes químicos, pueden ayudar a cubrir la
creciente necesidad de producción a medida que la población mundial
aumenta.

Otras técnicas modernas que han contribuido al desarrollo de la agricultura son


las de empaquetado, procesamiento y mercadeo. Así, el procesamiento de los
alimentos, como el congelado rápido y la deshidratación han abierto nuevos
horizontes a la comercialización de los productos y aumentado los posibles
mercados.

Tipos de agricultura [editar]

Riego en un cultivo de algodón.

Los tipos de agricultura pueden dividirse según muy distintos criterios de


clasificación:

Según su dependencia del agua:

• De secano: es la agricultura producida sin aporte de agua por parte del


mismo agricultor, nutriéndose el suelo de la lluvia o aguas subterráneas.

• De regadío: se produce con el aporte de agua por parte del agricultor,


mediante el suministro que se capta de cauces superficiales naturales o
artificiales, o mediante la extracción de aguas subterráneas de los
pozos.

Según la magnitud de la producción y su relación con el mercado:

• Agricultura de subsistencia: Consiste en la producción de la cantidad


mínima de comida necesaria para cubrir las necesidades del agricultor y
su familia, sin apenas excedentes que comercializar. El nivel técnico es
primitivo.

• Agricultura industrial: Se producen grandes cantidades, utilizando


costosos medios de producción, para obtener excedentes y
comercializarlos. Típica de países industrializados, de los países en vías
de desarrollo y del sector internacionalizado de los países más pobres. El
nivel técnico es de orden tecnológico. También puede definirse como
Agricultura de mercado.

Según se pretenda obtener el máximo rendimiento o la mínima utilización de


otros medios de producción, lo que determinará una mayor o menor huella
ecológica:

• Agricultura intensiva: busca una producción grande en poco espacio.


Conlleva un mayor desgaste del sitio. Propia de los países
industrializados.

• Agricultura extensiva: depende de una mayor superficie, es decir,


provoca menor presión sobre el lugar y sus relaciones ecológicas,
aunque sus beneficios comerciales suelen ser menores.

Según el método y objetivos:

• Agricultura tradicional: utiliza los sistemas típicos de un lugar, que han


configurado la cultura del mismo, en periodos más o menos
prolongados.

• Agricultura industrial: basada sobre todo en sistemas intensivos, está


enfocada a producir grandes cantidades de alimentos en menos tiempo
y espacio -pero con mayor desgaste ecológico-, dirigida a mover grandes
beneficios comerciales.

• Agricultura ecológica, biológica u orgánica (son sinónimos): crean


diversos sistemas de producción que respeten las características
ecológicas de los lugares y geobiológicas de los suelos, procurando
respetar las estaciones y las distribuciones naturales de las especies
vegetales, fomentando la fertilidad del suelo.

• Agricultura natural: se recogen los productos producidos sin la


intervención humana y se consumen.

Agricultura y medio ambiente [editar]

La agricultura tiene un gran impacto en el medio ambiente. En los últimos


años, algunos aspectos de la agricultura intensiva a nivel industrial han sido
cada vez más polémicos. La creciente influencia de las grandes compañías
productoras de semillas y productos químicos y las procesadoras de comida
preocupan cada vez más tanto a los agricultores como al público en general. El
efecto desastroso sobre el entorno de la agricultura intensiva han causado que
varias áreas anteriormente fértiles hayan dejado de serlo por completo, como
ocurrió en tiempos con Oriente Medio, antaño la tierra de cultivo más fértil del
mundo y ahora un desierto.
Algunos problemas actuales [editar]

• Contaminación por nitrógeno y fósforomagnesio en ríos, lagos y aguas


subterráneas

• Erosión del terreno.

• Agotamiento de minerales del suelo.

• Salinización del suelo en zonas secas.

Muchos de estos problemas van agotando y desertizando el suelo, obligando a


abandonar unos terrenos para arar otros nuevos que, a su vez, se agotan,
creando un círculo vicioso que va destruyendo el entorno. Un ejemplo claro es
la progresiva deforestación de la selva del Amazonas.

Maquinaria, equipos y herramientas agrícolas [editar]

Maquinaria agrícola [editar]

Artículo principal: Maquinaria agrícola

Tractor Lamborghini.

Las maquinarias son elementos que se utilizan para dirigir la acción de fuerzas
de trabajo a base de energía; por su parte en el campo agrícola, los
mecanismos a motor que se emplean en estas labores aligeran la producción y
mejoran las técnicas de cultivo. Entre las máquinas agrícolas más utilizadas en
las labores del campo se mencionan:
• Tractor: es una máquina agrícola muy útil, con ruedas o cadenas
diseñadas para moverse con facilidad en el terreno y potencia de
tracción que permite realizar grandes tareas agrícolas, aun en terrenos
encharcados. Tiene dos pedales de freno y está acondicionando para
halar rastras. Hay dos tipos de tractores: el de oruga, de gran estabilidad
y fuerza, y el de ruedas, capaz de desplazarse hasta por carreteras;
posee mayor velocidad que el de oruga.

• Motocultor: es una máquina agrícola de un solo eje y se opera por


manillar; suele tener mediana potencia pero, en cambio puede ser muy
versátil con los numerosos aperos e implementos que se han venido
desarrollando. Es la maquinaria ideal para parcelas pequeñas o
minifundios, muy frecuentes en los países del Sur de Europa, y también
del sudeste asiático, así como de otras partes del mundo; la fuerza del
motor es bastante reducida (motores monocilíndricos de gasolina o
diésel de unos 200 cc en promedio) pero queda compensada por la
escasa velocidad, lo que le da una gran potencia. Aunque también
puede emplearse en parcelas relativamente grandes con un asiento para
el conductor, su empleo ha venido siendo sustituido parcialmente por los
tractores más grandes, esenciales en las labores de integración
parcelaria, como la que se ha llevado a cabo en Francia y en otros
países, por lo que su uso ha venido limitándose cada vez más para las
labores hortícolas, en jardinería y de ornamento en las parcelas
minifundistas. Los implementos del motocultor pueden variar desde las
cosechadores, sembradoras, fumigadoras, transporte y hasta toma de
fuerza para bombas de riego y otros fines. Seguirá siendo esencial en las
parcelas en los terrenos bastante desnivelados y fragmentados por el
relieve.

• Cosechadora: o segadora es una máquina agrícola de motor potente,


peine cortador para segar las plantas maduras de cereales y un largo
rastrillo que va delante de la máquina y gira sobre un eje horizontal.

Equipos agrícolas [editar]

Artículo principal: Equipos agrícolas


Arado de cultivador, Cuenca, España.

Los equipos agrícolas son un grupo de aparatos diseñados para abrir surcos en
la tierra, desmenuzar, fumigar y fertilizar en el suelo.

• Arado: es un equipo agrícola diseñado para abrir surcos en la tierra; está


compuesto por una cuchilla, reja, vertedera, talón, cama, timón y
mancera, las cuales sirven para cortar y nivelar la tierra, sostener las
piezas del arado, fijar el tiro y servir de empuñadura. Existen diversos
tipos de arados, pero los más conocidos son:

○ arado de vertedera, formado por la reja, cuchillas y la vertedera

○ arado de discos: formado por discos cóncavos para abrir surcos


profundos

○ arado superficial, para remover la capa superior del suelo

○ arado de subsuelo, para remover la tierra a profundidad.

• Rastra: es un equipo agrícola diseñado para desmenuzar las partes o


porciones de tierra que han sido removidas por el arado; están
compuestas por una armazón, que pueden ser de madera y metal, los
dientes y el enganche que la une al tractor.

• Asperjadora: es un equipo agrícola diseñado para fumigar; está


compuesta por un depósito de líquido, bomba de presión, tapa, boca,
tanque y válvula de presión, correas, manguera, llave y la boquilla por
donde sale el líquido para fumigar, sea insecticida, fungicida o herbicida.
La asperjadora manual se coloca en la espalda del rociador y este lleva
colocada en la boca y nariz una mascarilla especial para evitar que los
fuertes olores despedidos por la sustancia que expele la asperjadora le
hagan daño.
• Sembradora de siembra directa: es un equipo para colocar las simientes
sobre la cama de siembra, sin laboreo previo.

• Abonadora: es un equipo agrícola diseñado para distribuir fertilizantes;


está compuesta por tres partes principales: la tolva o depósito del
abono, el tubo de caída del fertilizante y el distribuidor del fertilizante.

• Empacadora: es un equipo agrícola diseñado para empaquetar o


empacar la paja de los cereales u otras plantas herbaces forrajeras en
balas (también llamadas pacas o alpacas).

Herramientas agrícolas [editar]

Artículo principal: Herramientas agrícolas

Colección de aperos agrícolas, de izquierda a derecha: hoz, pala, hachas,


horcas, sierra, rastrillo, pico y azadas. Recogidos en Cuenca, España.

Las herramientas agrícolas son instrumentos que se utilizan para labrar la


tierra, cargar arena, deshierbar, remover la tierra, abrir zanjas, transportar
abono o material, etc. Son muchas y muy variadas las herramientas agrícolas,
entre las que se mencionan:

• Barretones: son palancas de acero terminadas en hoja planta y


semiplanta del mismo metal, mango de mediana longitud.

• Carretillas: son cargos pequeños que tienen una rueda y sirven para
cargar y descargar material agrícola, sea arena, tierra, abonos.

• Escardillas: son herramientas con extremo en forma de pala; es de metal


con borde inferior de filo cortante; sirve para remover la tierra.
• Machetes: son herramientas diseñadas para cortar; tienen una hoja de
acero larga y afilada, unida a un mango de madera.

• Palas: son láminas de metal, preferiblemente acero, que se usan para


labrar la tierra; pueden ser de punta o de forma ancha; tienen borde
inferior con filo cortante y mango largo de madera terminado en un asa
de metal.

• Picos: son instrumentos compuestos de una parte de acero cuyos


extremos terminan en forma de pala rectangular, por un lado, y por la
tierra en forma vertical; tiene una pala rectangular con borde inferior de
filo y mango de madera o metal.

• Rastrillos: diseñados para cubrir o rastrillar semillas; tienen una parte


horizontal de metal y formada por dientes delgados o gruesos según el
uso.

• Regaderas: son envases de metal con depósito para agua, con un tubo
que termina en una pieza redonda con muchos agujeros pequeños; sirve
para regar plantas.

• Transplantadores: son pequeñas palas de metal en forma de cuchara


pequeña, de bordes afilados y mango de madera. Sirven para sacar
semillas.

Diferencias entre maquinarias, equipos y herramientas según su uso


[editar]

La diferencia es que las maquinarias se encargan de remover la tierra,


mientras que los equipos se encargan de ayudar al terreno, de deshacerse de
lo que no debería estar en la tierra, y las herramientas ayudan a transportar y
excavar para sembrar un nuevo cultivo.

Importancia de las maquinarias, equipos y herramientas en la labor


agrícola [editar]

La importancia que existe en:

• Las maquinarias agrícolas se utilizan para arrastrar, desmenuzar o


remover la tierra, limpieza y para sembrar.

• Los equipos agrícolas se utilizan para labrar la tierra, eliminar la maleza,


fumigar las plantas y para abonar el suelo.

• Las herramientas agrícolas se utilizan para abrir zanjas, cargar tierra,


extraer raíces, arrancar hierbas, perforar el suelo y rociar con agua las
plantas.
Políticas agrarias [editar]

Un hombre trabajando en Barquisimeto, Venezuela.

La política agraria es muy compleja debido a la necesidad de equilibrar la


ecología, las necesidades del país y los problemas sociales de quienes viven
del campo.

La agricultura es un tema clave en la lucha por la justicia global. A pesar de


existir un exceso de comida en los mercados mundiales, que hace que los
precios caigan de forma continuada, aún no se ha resuelto el problema del
hambre en el mundo. La rápida pérdida de tierras cultivables y la disminución
de la cantidad de agua dulce disponible, de la que un 70% se utiliza para la
agricultura, son hoy una de las principales causas de la pobreza. La lucha
contra el hambre que sufren 800 millones de seres humanos no es posible sin
una profunda reforma de la política agraria global.

Los países ricos protegen a sus agricultores, bien a través de subvenciones a la


producción, bien a través de fuertes aranceles a los productos extranjeros. Esto
causa que los agricultores de países pobres se vean incapaces de competir en
igualdad, por lo que actualmente existe una gran oposición por parte de
muchos sectores a estos apoyos.

Las patentes otorgadas a las compañías que desarrollan nuevos tipos de


semillas por ingeniería genética han permitido que se licencien a los
agricultores las semillas de forma muy similar a la utilizada para licenciar
software. Esto ha cambiado la balanza de poder en favor de los fabricantes de
semillas, que pueden ahora dictar términos y condiciones antes imposibles.
Debido a que si el agricultor no accede a las demandas de la compañía, esta no
le vende la semilla. Esto ha hecho que muchos les acusen de biopiratería, ya
que muchas de estas empresas se dedican a investigar las propiedades de las
plantas, partiendo de conocimientos milenarios. Dándose la paradoja de que al
patentar estos conocimientos, obligando a los pueblos de los que han
aprendido dicho conocimiento, a pagarles por su uso.

Вам также может понравиться