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Te reconozco, puedo leerte en cada trozo, me he saciado con las letras
de tu nombre. ¿Quién detendrá la lluvia? ¿Y si no para? ¿Se hincharán tus
brazos de madera, te deformarás, y andando tras de ti seguiré yo el
siniestro rastro? Hoy tengo tiempo, te contemplo en tu viaje. He visto todo:
soplan los fuelles, todos ellos en número de veinte, se crispan los cristales y
el martillo golpea. He visto todo: ese pez, esa balsa, esa arena oscura; he
recorrido profundamente tus escollos.
Te reconozco, puedo leerte en cada trozo, me he saciado con las letras
de tu nombre. ¿Quién detendrá la lluvia? ¿Y si no para? ¿Se hincharán tus
brazos de madera, te deformarás, y andando tras de ti seguiré yo el
siniestro rastro? Hoy tengo tiempo, te contemplo en tu viaje. He visto todo:
soplan los fuelles, todos ellos en número de veinte, se crispan los cristales y
el martillo golpea. He visto todo: ese pez, esa balsa, esa arena oscura; he
recorrido profundamente tus escollos.
Te reconozco, puedo leerte en cada trozo, me he saciado con las letras
de tu nombre. ¿Quién detendrá la lluvia? ¿Y si no para? ¿Se hincharán tus
brazos de madera, te deformarás, y andando tras de ti seguiré yo el
siniestro rastro? Hoy tengo tiempo, te contemplo en tu viaje. He visto todo:
soplan los fuelles, todos ellos en número de veinte, se crispan los cristales y
el martillo golpea. He visto todo: ese pez, esa balsa, esa arena oscura; he
recorrido profundamente tus escollos.
Es difcil contemplarte a la distancia. No eres una curva escarlata mi
amor. Eres un temblor que sube por mi vientre, eres lo que soy yo; y yo soy siempre lo que t quieres que sea. Abro las piernas y tu abres los ojos, me miras -en silencio por supuesto-, me pides no s qu; y te ofrezco el infierno de mis brazos, un respiro en mis abismos. La noche fragua algo en nuestros cuerpos. Hoy tengo tiempo, te reconozco, he recorrido profundamente tus escollos. Ven, por favor, destryeme, devrame tirando de mis puntos lbiles. He visto todo: los vidriosos ojos de las mujeres descalzas, los pies speros y las ropas polvosas de sus hijas; la plaga del dolor que crece como el silencio hecho ovillo en las manos de sus hijos. Ya no puedo quedarme fuera bajo el fro y la lluvia penetrante, crece luz en mi entrepierna, me habita como al maz el grano. Maana tal vez ser hora de morir, hoy tengo tiempo. Ven, viaja a m entre la nieve, derrtela a tu paso ahora que la niebla de la ciudad te envuelve. Cierra los ojos, ataja el camino a mis rodillas; brelos luego en el delgado camino vertical. Verdad que no es a lavanda a lo que huele el precipicio? Calndulas, liquidmbares, qu podra lograr con el deseo la lluvia que cae hoy de nosotros? An recuerdo la noche en la que corr a ti, desnuda en el bosque, deseando ser un rpido tren de carga, an recuerdo el ruido y la furia de los estertores y relmpagos. Ven, cierra la persiana, cobjate, hoy tengo tiempo. Dj vu, has estado aqu antes, has cado en este abismo. Tambin t recuerdas esos ojos vidriosos, esas madres, esas ruinas. Dejas tu casa, te mueves bajo el fro, te empapa la lluvia penetrante, vacas de arena el cuenco y lo llenas de agua. Piensas: dj vu. Lo conoces, lo has vivido antes. Caminaste ya bajo los rboles rotos y sobre tus pasos sombros. Ese pez, esa balsa, esa arena oscura, esa lluvia. Lo reconoces todo. Flotas entre las ramas, sueas que eres un rbol, que te desprendes, que te despedazas. Escribirs un poema sobre m? Te reconozco, puedo leerte en cada trozo, me he saciado con las letras de tu nombre. Quin detendr la lluvia? Y si no para? Se hincharn tus brazos de madera, te deformars, y andando tras de ti seguir yo el siniestro rastro? Hoy tengo tiempo, te contemplo en tu viaje. He visto todo: soplan los fuelles, todos ellos en nmero de veinte, se crispan los cristales y el martillo golpea. He visto todo: ese pez, esa balsa, esa arena oscura; he recorrido profundamente tus escollos. Ven, por favor, devrame, defrmame, destryeme, hoy tengo tiempo para eso.