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hacerlo con otro. Si el perdn es parte del amor al enemigo, cmo ser posible amar al
enemigo fuera de nosotros, si no iniciamos por amar al enemigo que est dentro de
nosotros?
Entonces se podr tambin comprender al mismo ofensor. Comprender no en el
sentido de justificarlo, sino de comprender el porqu de su comportamiento y
mirarlo como un ser humano y un hijo de Dios: entonces se abrir el camino al perdn
como acto en el que reencuentro a aquel ya es mi hermano, pero que el mal ha alejado
de m.
Una etapa ms ser encontrar un sentido al mal recibido: si los acontecimientos
pasados son imborrables, el sentido de lo sucedido lo que hemos hecho o lo que
hemos padecido no queda fijado de forma definitiva. En el perdn el mal no tiene la
ltima palabra: la muerte no triunfa sobre la vida y la reconciliacin puede surgir como
el resultado final del proceso. El perdn nos hace entrar en la dinmica pascual.
Pero despus, en este camino, para el cristiano es fundamental descubrirse perdonado
por Dios en Cristo. Y esto har que el acto de perdn que se realizar no ser en primer
lugar (o solamente) un acto de voluntad, sino la apertura al don de gracia del Seor.
Abrirse a la gracia del perdn. Finalmente, el perdn, una vez concedido, puede
reabrir la relacin y entonces puede darse la reconciliacin. Puede. No est garantizado
que se d: el perdn siempre puede ser rechazado. Pero el perdn, una vez ofrecido
(con aquella fuerza que tiene la expresin yo te perdono), no sabemos cmo actuar
en el corazn y en la mente del ofensor que ya es el perdonado.
Y aqu aparece un aspecto del perdn que lo asemeja al poder paradjico de la
cruz. El perdn es omnipotente, en el sentido de que todo puede ser perdonado
(puede, no debe: la grandeza del perdn consiste en la libertad con la que fue
ofrecido), a la vez el perdn es infinitamente dbil, porque nada asegura que el ofensor
dejar de hacer el mal. En este sentido el perdn cristiano puede ser comprendido
verdaderamente slo a la luz del escndalo y de la paradoja (absurdo) de la cruz, donde
el poder de Dios se manifiesta en la debilidad del Hijo. Cristo crucificado desde la cruz
ofrece el perdn a quien no lo pide, viviendo la unilateralidad de un amor asimtrico
que es la nica manera para abrir a todos el camino de la salvacin.
Reflejo de la Pascua, el perdn cristiano tiene que ver ms con la presencia
creadora de Dios que con la tica/moral: donde hay perdn, ah est el Espritu de
Dios, ah Dios reina, ah Cristo se hace presente.