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8 avjo y Juin Macias, Centen de (aed, 1993, seco, Macdkd 1987 1980. (2* ad) ales, Madrid, 1995 Sspass-Calpe, Madrid, 1973, 1395, res, 1972 1» Medrid, 1978, 88 CAMPS, V., y otios fed.) I dela ética II.1. LA DIVERSIDAD DE LAS TEORIAS ETICAS En el capitulo primero discingufamos entre las doctrinas morales y las reo rfas éticas. Apuntabamos que las doctrinas morales son sistematizaciones de algin conjunto de valores, principios y normas concretos, como es el caso de la moral catélica, 0 la prorestance, o fa moral lateista que implantaron los regimenes inspirados en el marxismo-leninismo. Tales sistemas morales» 0 edoctrinas morales* no son propiumente teorias filosoficas, al menos en el sentido eécaico de Ia palabra «Filosofia», aunque a veces pueden ser expues- os por los correspondientes moralistas haciendo uso de las herramientas de 1a Filosoffe pera conseguir cierea coherenci Ioeica y expositiva Las ceorias évicas, a diferencia de las morales concreras, no buscan de modo inmediato contesrar a preguntas como «jqué debemos hacer?» 0 «ide qué modo deberia organizatse una buena sociedad, sino mas bien a estas avras: <;por qué hay moral, «qué razones —si las hay- yustifican que siga- mos utibzando alguna coneepcién moral concreta para oriencar nuestras widest», «zqué ratones ~si las hay-avalan Ia eleccida de una determinads concepeidn moral frente a otras concepeiones rivalests. Las doctrinas morales se ofrecen come oriencacién inmediaca para ta vida moral de lag personas, mienteas que las eeorias éticas pretenden mas bien dar euents del fenmeno de la moratidad en general. Como puede suponerse, In respuesta frecida por las filésofos a estas cuestiones dista mucho de ser undnime. Cada teor‘a ética ofrece una decerminada viswin del fenémeno de la nora: lidad y lo analiza desde una perspectiva diferente. Todas ellas estén cons- truidas pricticamente con los mismos coneeptos, porque no es posible 5 hablar de morat prescindienda de valores, bienes, deberes, conciencia, feli Cidad, fines de la conchucta, libertad, virtudes, etc. La diferencia que obser- vamos entre las diversas tearias éticas no viene, por tanto, de los concepiis ‘que manejan, sino del modo como los ordenan en cuante 2 su prioridad y de los mérodos filoséficas que emplean. Asi pues, un acercamiento a las distintas teorias éticas resulta extrema: demente Geil para entender el fendmeno de Is moralitad. Sin embargo, dado que, al menos en Occidente, eipiezan a claborarse desile el siglo V a. J.C., con Socrates, 9 incluso antes (con los llamados «presocriticas), no parece posible exponerlas todas. Nos limitaremos aqui a una sucinta exposicion de algunas de las que han tenido y estén teniendo mayor tele vancia histories. Las hemos agrupado en cres conjuntos que corcesponden a tes grandes fases de la historia de la filosofia En la primera fase ~que abarca la antigtiedad clisiea y el medievo— agrupamos las éticas que tuvicron como base Gltima de sustentacisn la pregunta por sel ser», esto es, por la verdadera realidad de las cosas, inclu. yendo las cosas humanas, come la moralidad. En una segunda fase ~que abarca el periodo que habitualmente se conace como «la filosofia moder nar, esto es, desde Descartes hasca principios del sigle XX-. colocamas las éticas que nacieion al hilo de ta reflexién en torna a la nocién de xconciencia» come nuevo punto de parcida filoséfica. ¥ por tleimo, ageu pamos en una eercera fase a las éticas que se han hecho eco del «giro lin- Biiisticos propio de la filosoffa concemporsnes, es decir, aquéllas que coman como punto de arrangue filoséfico la existencia del lenguaje y de {a argumentacisn como fenémenos que iuestran uno exigencia de senti- clo, No hemos seguido un orden cronologico estricto, puesto que, al fin y al cabo, los eres enfogues que acabamos de mencionar se supetponen entre sia medida que van surgiendo en Is historia, pero pensamos que puede resultar Geil una agrupacién semejante para comprendcr algunos elemencos importantes de las teorias expuseas. Pero antes de comenzar con Ls exposicion de las diferentes teortas, haga- mos una breve reflexién sobre el contexco cultural en el que sutgieron. La filosofia occidental -como coda nuestea culturs de Occidence en genesal- facié sin duda entre los antiguos griegos, pero inmediatamente se sumé 9 la herencia grvega el elemento latino, merced a la asimilacion que de to ariego hicieron los comanos, aifadiendo a aquel legado su propia apurta ci6n. Posteriormente, con la expansisn del eriscianismo, el componente grecolaring de nuestra cultura se enriquecié can el aporte oriental de la sabiduria hebrea ~condensada en el Antiguo Testamento~, y con el propio aporte cristiano recogido en el Nuevo Testamento. De este modo, la cultu- 52 ra occidental se ha ido una cultura mestiza, en tos de muy distinca proc la hora de comprender I en general, y lade la E jante mestizaje como wt mamos més bien lo con condiciones de posibilic En efecto, aunque la rias, 2 menudo contrap clusién de que evalqui seres humanos de finale Ia desesperanzada infec a la resolucién de nuest sucesion histérica de k griego -la Etica~ que h elaborando nuevos con que deberia acupar alo cas que podamos consi puede ser «til, indudab del pasado. 1.2. ETICAS DE LA ER Los peumeros fildsofo el ser de las cosas, por 9 dado que muclias veces cardaron en preguncarst ja verdadera nocigin de griegos comparcian en virtud que se muestran ‘que beneficia a a prop plenamente desarrollad destacar en algo sobre ideal de «ser el mejor» cios a lp comunidad a k por los griegos de los ti {como bien, eviraude las primeras teorias écic . deberes, conciencia, fell a. La diferencia que obser- vor tanto, de los concepros sn cuatro a sv prioridad y ias éricas resulta execema- moralidad. Sin embargo, taborarse desde el siglo V amados «presocraticos»), remos aq) stan teniendo mayor rele juntos que corresponden a a una sucinca ad clasica y cl medievo— litima de sustentacién ls salidad de las cosas, inclu. 3n_una segunda fase —que como «la filosofia moder- I siglo XX— colocamas las sn tormo a la nocién de fico. Y por tiltimo, agru- vhecho eco det « a, es decir, aquéllas que astencia del lenguaje y de una exigencia de senti 0 line ricto, puesto que, al fin y ionar se superponen entre sero pensamos que puede render algunos elementos as diferentes teorias, haga: salen el que surgieron. La de Occidence en general-- ramedtiatamente se sumé a tla asimilacién que de lo legado su propia aporta- tianismo, el componence el aporte oriental de la ratnento-, y con el propio 0. De este mode, Ie cule 1a occidental se ha sdo configurando -come casi todas las culturas~ como tuna cultura mestiza, en ls que conviven no siempre en armenia clemen. tos de muy distinta procedencia. Este hecho no deberia perderse de vista a Ia hora de comprender las censiones que recorren ta historia de fa filosofia cen general, y la de la Etica en particular. Pero, lejos de considerar seme jance mestizaje como un defecto, y rales censiones como obstdeules, afir mamos mas bien lo contrario: el inestizaje es fecundo y tas tensiones son condiciones de posibilidad de desarrollo. En efecto, aunque la historia de la Etica recoja una diversidad de ceo tias, a menudo concrapuescas, ello no debe Hevarnos a la ingénua con. clusién de que cualquiera de ellas puede ser valida para nasotres los seres humanos de finales del siglo XX y priacipios del XXI-, ni tampoco a la desesperanzada inferencia de que ninguna de cllas pusde aportar nada a la resolucion de nueseros problemas. Por el contraria, lo que amuestea la sucestén histérica de las cearias es Ia enorme fecundidad de wn invento griego ~Ia Ecica~ que ha sabido adaptarse a los problemas de cada época elaborando nucvos conceptes y disetando nuevas soluciones. La cuestién que deberia ocupar a los éticos de hoy es la de perfilar nuevas teorias éti cas que podamos considerar a ta altura de nuestro tiempo. Y para ello puede ser ‘til, indudablemence, el conocimiento de las principales éticas del pasado 1.2. ETICAS DE LA ERA DEL «SER» Los primeros filésofos de la antigua Grecia se preguntaron ante tado gor et ser de las cosas, por su sverdadera realided= osu vaucéntica nacuraleran, dado que muchas veces «las apariencias engafians. Ast, algunos de ellos no ardaron en preguntarse en qué consistia fa verdaders virtud del hombre y la verdadera nocién de lo bueno. Antes de la aparicién de la filosofia, los gricgos compartian en gran medida las concepeiones de lo bueno y de la virtud que se muestran en los poemas homéricas: lo buena era toda accisn que beneficia 2 ta propia comunidad, la virtud (areté) era toda capacidad plenamence desarroilada -toda vexcelenciay— que permite 2 quien ta posee destacar en algo sobre los demss. Esta menralidad se camplecaba son ef ideal de «ser el mejor» (aristés) en el sentido de prestat 1s mejores servi- c1os a la comunidad a la que uno percenece. De este modo, 1a moral vivida por los griegos de los tiempos prefilossficos ya contensa algunos conceptax (como «bien», «virtuds y scomunided) que serian luego piezas basicas de las primeras teorias éticas 53 M2. Socrates A excepcién de unos pocos fragmentos de. Heraclito y Jenéfanes, las pri- meras reflexiones filoséficas sobre cuestiones morales las encontramos entre los sofistas y Sécrates {siglo V a.C.). Con respecto tos Sofistas, es sabido que se tenian a s( mismos por maestros de la virtud, concretamente la evirtud politica» o excelencia en la gestion de los asuntas ptiblicos. Pero al mismo tiempo sus doctrinas filossficas defendfan ~al parecer posiciones individualistes y relativistas que conductan de hecho al escepticismo con respecto a la propia nocién de la vietud politica, Alardeaban de saber coma educar a los j6venes pata que llegasen a ser «buenos eiudadanos» y at rismo tiempo negaban Ia posibilidad de alcanzar criterios seguros para saber en qué consiste la buena ciudadania, Frente a ellos, Socrates representa en la historia de la filosofia el inten. to de establecer criterios racionales para distinguir la verdadera virtud de {a mera apariencia de virtud. Lo que le preocupa es la cuestién de cual es la excelencia propia del ser humano y, en consecuencia, de qué modo debigramos condueir nuestras vidas. Los solistas idencifieaban la exceten. cia humana con el éxito politico, y asu ver el éxito politico -en un sistema democrstico asambleario como el aceniense~ dependia en gran medida del dominio de fa elocuencia, del dominio del arte de convencer por medio de artificios rexdricos. En cambio Sécrates apuesta por la busqueda continua de la verdad a través del didlogo y ta reflexién. No vatora el dominio de la fetérica, sino que desea hacer su «modesta» aportacién a la comunidad a través de la ironia y de las preguncas criticas (por ello le llamaban «el raha. no de Arenass). Aunque no dejé escrita ninguna obra, los testimonios de varios escrico: res de Ia época nos han permmitide reconstruie algunss de las principales aportaciones que generalmente se le atribuyen: 1) Laexcelencia humana se muestra ante todo en la actinal de busqueda del verdadero bien, puesto que slo quien llega a conocer ilicho bien puede Ponerlo en prdctica, Em consecuencia, el primer pasa para alcancar la per- fecctén moral es el abandono de actitudes dogmiticas y escépcicas que son producto de la pereza~, y Ie consiguiente adopcidn de un ecitud evtica que silo se deja convencer por el mejor argiemento Poco impor que th pienses de esta o de la otra manera, puesto que yo Slo examino Ia casa misma; y resultard igualmence que seremios cxorainadon ¢l uno yel otro; yo preguntando y té respondiende> Plavén (Protdigoras, 333 c) 2) Dado que le verdad sobre el bien humano es una meta que continua mente hemos de estar persiguiendo, cabe preyuntarse si acaso no seré alu: 54 sorio creer que fa alea os que la verdact habica el ella mediante la intros auestro aucor adopts « Is fachada del templo ¢ mode, el aucoconacin misterios de todas las ¢ proceso de «alumbrami a otros, de un modo se urientas a dar a luz. F smayéuticar ~esto es, go encaminado a la bi. 3) A pesar de que & rica €s provisional, rev obscante un hallazgo et nidad en la que se vi estudiosas, pero que pr todas los hombres, y qu cia critica frente a las que Sécrates swcrataba sélo de puesto su pensamie 4) Bl objetivo ulti cién de: la curiosidad, para obrer bien, y de © que es lo misino: la sal tal punto creis Scrat parecer sostuvo que na obrac mal. Esta doctri afirmar que quien obra ciera el bien se sentirt: imporcancia de la edie puesto que sélo si cont mos esperar que serén IN.2.2, Placén En diversos pasaje extensas reflexiones s siempre bajo ta influc Herdclito y Jenéfanes, las pri- 2s morales las encontramos on respect a los sofistas, es de la virtud, concretamente de los asuntos pablicos. Pero «fan -al parecer posiciones e hecho al escepticisme con a. Alardeaban de saber como buenos ciudadanos» y al anzar criterios seguros para toria dela filosofia ol inten- nguir la verdadera vireud de pa es la cuestién de cul es vonsecuencia, de qué modo as identificaban la excelen ‘xico politico en un sistema lependia en gran medica del de convencer por medio de ta por la biisqueda continue Ne valora el dominio de la poitactén a ta comunidad & or ello le Hlamaban «el taba ‘stimonios de varios escrito. © algunas de las principales odo en la actitud de buisqueda a conocer dicho bien puede or paso pare aleanzer la pet- udticas 9 escépticas ~que son 16m de wna actieud eritica gue Ja otra manera, puesta que ye rente que seremos exarninades endow Platdn (Protdgoras, 333 e) > e$ una meta que concinwa: antarse siacaso no sera ilu- sorio creer que Is aleanzamos en cada momento, La respuesta de S6erares. es que la verdad habitc en el fondo de nosotros mismas, y que podemas llegar ella mediance ta introspeccién y el didlogo. Se cuenta que, en su juventud, auestro autor adopts como [ema de sv vide la inseripeién que figuraba en ly fachada del eemplo de Apolo en Delfos: *Condcete a ti mismo», De este modo, el aucoconocimiento fue para él la via idénea para penetrar en los misterios de todas las cosas, incluidas las cuestiones morales. Pero en este procesa de valumbramiento de la verdad nos podemos ayudar mucho unos a otros, de un modo semejante a como algunas personas ayudan a las par- rurientas a dar a luz. Este simil sirvi6 de base para que Sécraces Haase emayéwtica> ~esto es, arte de ayudar a patir~ a su propio método de didlo- go encaminado a la busqueda de la verdad 3) A pesar de que toda verdad encontrada mediante el método mayéue tico es provisional, revisable, nunca fijada dogmaticamente, constituye no obstance un hallszgo caya valide: sobrepasa las fronceras de la propia comu- nidad en la que se vive. Se crata de verdades enconcradas par unos pocos esrudiasos, pero que pueden valer universalmente, como orientacién para codes los hombres, y que en tin momento dado pueden servic como instan- cia critica frente a fas normas de la propia comunidad. Aristételes relata que Socrates ecrataba sélo de cuestiones morales, y en ellas buscaba lo universal y tenia puesto su pensimiento ante codo en la definiciSn.» (Metaftsca, 1, 6, 987) 4) El objetivo diltimo de la biisqueda de la verdad no es la mera satistac- ci6n de la curiosidad, sino la asimilacisn de los conocimientos necesarios para obrar bien, y de este modo poder alcanzar la excelencia humana, 6 lo que € lo mismo: Je sabiduria, 0 también: la felicidad o vida buena, Hasta tal punto creia Sécrates que estos conceptos estin ligados ence si, que al parecer sostave que nadie que conazea realmente el verdadero bien puede obrar mal, Esta doctrina se tlama «intelectualisma moral». Consiste en. afirmar que quien obra mal es en realidad un ignorance, puesto que si cono- ciara el bien se sentiria inevitablemence mmpulsado a abrar bien. De abi la imporcancia de la educacitin de los ciudadanos como tarea ética primordial, pucsto que solo si contamos con ciudadanos versaderamente sabios podle- mos esperar que serdin buenos ciudadanos. 12.2, Placén En diversos pasajes de loy Dédlogos platénicos podemos encontrar extensas reflexiones sobre Ia mayor parte de los conceptos morales, pero siempre bajo Ia influencia de un planceamiento heredado del maestro 55. Socrates: la verdadera moral ha de ser un conocimiento que ha de peesidie al mismo tiempo la vida del individuo y la de la comunidad, la del ciu- dadano y la de la polis; es un conocimiento que nos orienta para alcanzar la felicidad, pera el primer elemento de ese conocimiento ya nos informa de que los setes humanos sélo podemos ser felices en el seno de una comu- nidad bien organizada. En consecuencta, lo buen y Io justo para el inchvi- duo no puede ser algo distineo de lo que se descubra como bueno y justo para cl bien comiin, para lograr 0 mancener una ciudad feliz Para alcanzar esa ciudad felis en la que todos y cadla uno puedan gozar de su propia felicidae., Platén propone un modelo ideal, una utopia, un disso perfecto elaborado por Ja razén y la imaginacién, destinado a servir de punto de referencia a todos aquélles que pretendan reformar las costumbres y las instituciones con ¢l objetivo de mejorar la vida humana individual y social. Este disefio utdpico, que Platn expone en La Repiéblica, es al mismo tiem- o una representacién ampliada del alma humana. Quiere exponer en pri- mer lugar su visin de la justicia en la gran panralla del Estado, paca com: prender mejor lo que ocurre en el alma humana; ambas realidades, como sefiala Jaeger', «tienen la misma esencia y la misma estructura». Plagsn sosciene una concepcién orginica de! Estado. Es decir, entiende que esté conformado por diversos estamentos que cumplen tina determinada fancién deatto del organismo social. Tales estamentos son: 1*} Los gober- nantes, que tienen Is funcién de adminisetor, vigilae y osganizar la ciudad con el fin de que ésta alcance el bien que le es propio. 28) Los guardices o defensores, que tienen la misién de defender la ciudad. ¥ 3°) Los produc: tores (campesinos y artesanos), que desarrollan las actividades econémicas. Cada uno de estos estamentos se ha de earsctetizar por una virtied espe- cifica, por una apritud y disposicién que les permitied realizar su tarea ade- cyadamente: a) los gobernantes por la prudencia entendida como la sahi- duria que se aplica para aleanzar el bien general de la ciudad; b) los guardianes o defensores el valor, como firmeza en la defensa de la ciudad y en el cumpluniente de las drdenes de los gobernances; c) los produccores, ta moderacién o templanza como autocontrel y armonia en el someti mienco voluntario a la autoridad de los gobernantes para que se realice un desarrollo ordenado de la produceién ecénomica’. " W, Joeaer, Paldia: los ieales de ta cultura griega, México, FUE, 1978, p. 599 ys. "Esta virtud de ta moderacién no es exclusiva del tercer extamento, por el contratio debe estar presente en los res grupos, pero tiene una significacin especial para el de los productores, puesto que ellos estén lamadas especialmente a obedecer a los otton, (Repiiblica, 4304-431). 56 Por orra parte, tambie gue Platén en el alma hu mis excelso, dotado de r nente inteligente, con el capacidad de reronamier je, fendmenas donde pre {fuerza interior que pone produce un conflicte ent bign llamada «parte cor pasiones ¢ inscintos. La virtud propia del seria entendida como ws del individuo, y que, por nes del hombre. La parte miento, y sacrificar los } que sefala [a raz6n5 le « valor, encendida como 5 la razén. ¥ por diltimo, » propia Is moderacién « impuesto por 1a r226n La vietud de la justi ciudad, come no lo tier contrano, se presenta © co de la ciudad y todos | cen [a armonia y perfects Gel alma cumple y real uindola segiin se vietw nance, pues la esencia tor del hombre = «No nos seed 22 nosotros habican lo Pues éstos no ilegan » Com una parce deciee a rercera, a causa de sum liar que aplicare, sino que Fuerea, en efecto, la parce nientes « la comida, a Int 580e-d). deimiento que he de presidir € la comunidad, ta del ciu- Ue nos orienta para aleanzar pnocimiento ya aos informa ces en el seno de una comu- eno y lo justo para el indivi escubra come bueno y jusco 1a ciudad feliz, sy cada uno puedan gozar de ideal, una utopia, un diseio 1, destinado a servir de punto eformar las costumbres y las humana individual y social Repiiblica, es al mismo ciem- ana, Quiere exponer en pri- otalla del Estado, para com- na; ambas realidades, como nisma estructura». +1 Estado. Es decir, entiende se cumplen una determinada amentos son: 18) Los gober- vigilar y organicar la ciudad ropio. 28) Los guardianes » a ciudad. ¥ 3*) Los produe- las actividades econdmicas sterizar por una virtud espe- -micirg eevlizar su tavea ade- cia entendida como la sabi neral de Iz ciudad; b) los en la defensa dle ta ciudad y tmantes; c) los productores, aly armona en el someci- antes para que se realice un ent \Gsica, BCE. 1978, p99 ys. reer egtsmenc, por é| conte snificacidn especial pars €! de los Imente 2 obedecer s tor ottos. Por otra parce, cambién son eres las especies o dimensiones que disti gue Platén en el alma humana”: a) Racional, que es cl elemento superior y ms excelso, dorado de realidad autonoma y de vida propia: es el compo- nente inteligente, con el que el hombre conoce, y que se caracteriza por su capacidad de raronamienco. b} Ivascible, la sede de la decision y del cora- je, fendmenos donde predomina nuestra voluncad; se fundamenta en una fuerza incerior que ponemos en accién (o dejamos de hacerlo} cuando se produce un conflicto entre la razin y los deseos instintivos. c) Apetito,tam- ign llamada sparte concupiscibles, Con ella nos referimos a los deseos, pasiones ¢ instintos La vireud propia del alma cacional es la sabiduria 0 prudencia. Esta seria entendida como un saber que sc aplica para alcanzar el bien general del individuo, y que, por lo tanto, permite la regulacion de todas las acc nes del hombre. La parte irrascible del alma debe superar el dolor y et suti- miento, y sacrificar los placeres cuando sea necesario para cumplir con lo que sefals [a razdn; le correspond, por canto, la virtud de la fortalexa 0 valor, encendida como petseverancia y firmeza para seguir los mandatos de la raz6n. Y por dltimo, el apetito {parte concupiscible} tiene como vireud propia !a moderacién o templanza: la capacidad de adecuarse al orden. inapuesto por la razén. La vireud de Ia justicia no tiene asignado un lugar determinado en la ciudad, como no lo tiene tampaco en las partes 0 especies del alma; por el contrario, se presenta como virtud que acoge y armoniza a todo el conjun- to de la ciudad y todos los elementos que conforman al individuo: consiste en Ja armonia y perfecta caordinacién con que cada estamento o cada parte del alma cumple y realiza la funcion especial que le corresponde, desarro- Mandela segn su virtud especifica. Pero el alma juega el papel determi- mante, pues la esencia y la raiz de la justicie hemos de buscarla en el inte- rior del hombre +2No nos seri acato enteramente necesario convene gue en cada uno de nosotcos habitan los mismos géneras y comportamientas que en ci Estado? Bues éstos no Hlegan al Estado procedentes de ningiin otsa lado. (Republica, 435d-e) Con uaa parte decimon que el hombre aprende, con otra se spasiona; en cuanto a la rercera, 9 esuz de su evuluipheidad de aspectas, no hemos hallado un nombre pee liar ge aplicare, sino que la hemos designada por lo que gredomina en ells con mayor fuerza, em efecta. la pare «apeticivas, en razdn de la intensidad de los deseos corecere snientes a La comida, 9 Ia bebida, al sexo y cuantos ottos las acompafin.» (Repiblica, 5806.4). 37 iT JUSTICIA = Parte Racional Prudencia Los Gobernances Parte Irascible Valor Los Guardianes Parte Concupiscible Moderscién Los Productores Quisé lo que mas Hama la atencién de la teoria écica de Platén sea su insistencia en Ta eocidn de un bien absoluto y objeriva —el Bien con maydsculas~ que en su calidad de [dea Suprema en el mundo de las [deas, constituye la razén diltima de todo cuanto existe y de toda posibilidad de conacimiento. En efecto, en La Repiiblica, Placéa expliva de varias mane- ras distintas (particularmente en la analogia del sol con el Bien y en el mito de la caverna) que el Bien es una realidad en sf mismo, olgo distinto y separado de las cosas buenas: justamente aquello por lo cual son buenas las cosas buenas y justamence aquello que empapa de inteligibilidad toda zea. lidad permitiendo que sea cognoscible para nosottos. Plavdn sostiene que sélo aquéllos que tengan ts capacidad y 1a constan- cla adecuadas llegarén a encontrarse de Heno con #1 Bien en si, de modo ue esta experiencia —que narra en términos de un encuentro mistico con lo sobrenatucal- les proporcionard un tipo de conocimients superior, una iencia del Bien que capacita a quien la posee para gobernar con rectitud 1 justicia los asuntos de la polis. Este tipo de personas serian tos gobernan. resefildsofos, y su estarura moral no puede por menos que see la mas alta, dado que el conoermienco del Bien les impulsaré uresistiblemente 9 obear bien: el incelectuatismo moral socrdtteo esti presente todavia en la ética expuesta en La Republica. En cuanto a las dems personas, que por falta de capacidades naturales no lleguen a Ta contemplacién de Ix Idea de Bien, cencantrarsn el tipo de felicidad que les corresponde con atzeglo a las capa cidades que cengan, siempre y cuando, por supuesto, desempefien cabal mente las vireudes propias de su funcion social 1.2.3. Aristoteles Axistoteles fue el primer fildsofo que labors tratados sistematicos de Ecica. El mais influyente de estos trarados, la Etéca a Nicémaco, sigue sien: do reconocide como una de las obras cumbre de Ia fitosofia maral. Alli plancea nuestro autor la cuestién que, desde su punto de vista, cansticuye {a clave de toda investigacién rica: (Cual es el fin dlcime de todas las acti- 58 vidades humanas? Suponiende accién y eleccién parecen cen inmediatamente nos damos cu otros, de modo tal que cabe aque todos deseamos por sf mis alcantarlo. Ese fin -a su juici: ida buena, la vida Feliz. ‘Ahora bien, el concepto & ago: para anos consiste en a fama y honores, ete. Aristétel concebir la vida buena pucdar se dispane a investigar en qu tar, [a vid felis tended que se ue persigamos por sf mismo Siafin de riquezas y de honor aque tales cosas se desean sie no constituyen [a felicidad m En segundo hugar, el auséo ser enurosuficiente>, es decit que, quien Io posea, ya no d cexeluye el disfrate de otros Tor altima, el bien supre de aerividad que le sea pecu arse de un modo excelente cumplir adecuadamente su f cosae, Aristceles considera scres naturales. Ahora bien del bien diltimo del hombre pefiada continuarnente, pue Ia mas cepresentativa de un En ou indagacién sobre homano Arisedreles nos rec pli en Ia propia comonia. desempefiar bien nuestro pe adqviera las virtudes corres tinuacidn se pregunea si ad amigo, de la madre o del 2 ser humane como tal, por cubrir cual es la actividad ¢ respuesta que ofrece Aciste Los Gobernantes Los Guardianes Los Productores teorfa ética de Platsn sea su to y objetivo el Bien con na en el mundo de [as [deas isce y de coda posibilidad de aton explica de varias mane. del sol con el Bien y en el Len si mismo, algo distinto y {lo por lo cual son buenas las 1 de inteligibilided toda rea- ssottos n la capacidad y la constan con el Bien en sf, de modo © un encuentro mistico con conocimiento superior, una para gobernar con rectitud 2rsonas serfan los gobernan- “menos que ser la mds alta, tra iresistiblemence a obrar wresente todavia en la énica mas personas, que por falta oplacién de la Idea de Bien, onde con arreglo a las capa- puesto, desempesion cabal 6 tratados sistematicos de ca a Nicémaco, sigue sien- de Is filosofia moral. Alli punco de vista, constituye fin Gleimo de codas las aeti vidades humanas? Suponiendo que «toda arte y toda investigacién, coda accién y eleccién parecen tender a algiin bien» (Et. Nic., |, 1, 1094 a), inmediacamente nos damos cuenta de que tales bienes se subordinan unos 2 otras, de modo cal que cabe pensar en Ia posible existencia de algiin fin gue todos deseamos por s{ mismo, quedando los demas como mediow pata alcanzarlo. Ese fin -a su juicio ao puede ser otro que la eudaimonta, la vida buena, la vida feliz. Ahora bien, el concepto de felicidad ha sido siempee exteemadamente vago: para vaos consiste en acumular dinero, para otros se trata de gariae fama y honores, etc, Aristételes no cree que todas esas maneras posibles de concebir la vida buena puedan ser simulténeamence correctas, de modo que se dispone a investigar en qué consiste la verdadera felicidad. Para eme- var, la vida feliz cendré que ser un tipo de bien «perfectar, esto es, un bien que persigamos por si mismo, y no como medio para otra cosa; por rent, el afgn de riqueras y de honores no puede set la verdadera felicidad, puesto que tales cosas se desean siempre como medios para alcanzar la feliridad no constituyen la felicidad misma En segundo lugar, el auténtico fin iltimo de la vida humana tendeéa que ser cautosuficienter, es decir, lo bastante deseable por si mismo como para ques quien lo pasea, ya no desee nada més, aunque, por suipuesto, eso no excluye el disfrate de otros bienes Por Gltimo, el bien supremo de! hombre deberd consistir en algan tipo de actividad que le sea peculisr, siempre que dicha actividad pueda reati- zatse de un modo excelente. El bien para cada clase de seres consiste en cumplir adecuadamente su funcién propia, y en ésto, como en tantas otras cosas, Aristételes considera que el hombre no es una excepcign entre Jos seres naturales. Abora bien, la actividad que vamos buscando como clave del bien ulcime del hombre ba de ser una actividad que peemita ser descni- pefiacks continvamence, pues de lo concranwe diffcilmente podria tratasse de la més representativa de una clase de seres. En su indagacion sobre cust podria ser la funcién més propia del ser humano Acistételes nos recuerda que todos tenemos una misién que cutn- plir en Ia propia comunidad, y que quescro deber moral no es otto que desempenar bien nuestro papel en ella, para lo cual es preciso que eada uno adquiera las virtudes correspondiences a sus funciones sociates. Pero a con- ‘inuaci6n se pregunta si ademas de las fanciones prapias del trabgjador, del amigo, de la madre o del artista no habré también una fincién propia del ser humane como tal, porque en ese caso estariamos en camino para des cubrie cual es [2 actividad que puede colmar nuestras ansias de felicidad. Lo respuesta que ofrece Aristételes es bien conosida: ls felicidad mis perfects 59 para el ser humano reside en el ejercicia de la inteligencia tedrica, esto es, en [a contemplaciéa o comprensién de los conocimientos. En efecto, se trata de une oetividad gozoss que no se desea mas que por si misma, cuya satisfaccién se encuentra en la propia realizacién de la actividad, y que ade- nds puede llevarse a cabo continuamnente. LA primera vista puede patecernos exirano que alguien digs que la felici dad consiste en la actividad tedriea. Pero tengamos en cuenta due, en geiego el verbo theorein, de! que procede nuesteo término reeorics, signifieaba vers wobservar>, sccntemplars; por eso, quien elabora una teorfa, 0 simple mente la comprende, consigue una «visién» de las cosas que super’ y resulea preferible al estado de igmorancia en que vivia anteriormente. La actividad feérica consiste, en dltima instancia, en saber, en entender; evalauiera que haya estado intrigado por algo y que por fin un dia descubre una explicacion, satisfaccoria de [o que ocurtia, experiments esa satisiaccién maravilloso que 2 veces representamos grificamente como uns lucecita que se enciende en fsuestr0 interior: jpor fin fo entiendo! todo encaja! Aristételes era cons ciente de que ls complejidad de la realidad es tan enorme, y nuestra limita, ida a Ia hora de conocer es tan profunda, que la actividad ¢eorica nunca ten. dra fin pata los seres humanas, Por otra parce, Ia experiencia del asombro, de maravillarse ante los fenéienas eiceundantee'y ante nuestro propio se, sup. ne uno de los mayores alicientes de nuestra vida, al tiempo que nos propor siona un goro continuo, Para Aristéceles, éste es el fin dlamo de muestra vids, el mds capaz de satisfacer niestras expectativas de felicidad.) Abvora bien, Aristételes reconoce qus el ideal de una vida contemplati- va continua sélo es posible para los dioses: «el hombre contemplativo, por ser hombre, cendré necesidad del bienescar extemo, ya que nuestra naturaleza no se basta a si misma para la contempla- ign, sin que necesita de la sald del cuctpo, del slimento y de los demés os» (Bt. Nic., X, 8, 1178 b). ‘A renglon seguido nuestro autor admire que no es é&e el tinico camino para alcanzar la fel te el ejercicio del entendimiento préctico, que consiste en dominar las pasiones y conseguir una relacién amable y satisfactoria gon el mundo natural y social en el que estamos integrados. En esta tarea nos ayucaran las virtudes, que Ariststeles clasifica del siguiente modo (este liscado no es exhaustivo) La principal virtud dianoética es la prudencia, que constituye ta verda- dera «sabiduria précticas: ella nos permite deliberar correctainente, mos- tréndonos lo mas convenience en cada mamente para nuestra vida (no lo inds conveniente corto plaso, sino lo més convenience para una vide buena en su totalidad). La prudencia nos facilita cl diseernimiento en la toma de decisiones, guidndonos hacia el logro de un equilibrio encre el exceso y el defecto, y es la guia de las restantes virtudes: la fortaleza 9 coraje id, sino que también se puede acceder a ella meiian- 60 SCC Cuntact Pree Niet er erica serd, por ejemplo, el € generoso seré un cérim Pero el términe medio feceidn: por ejemplo, Te falta nada; de modo que en ese aspecto de: que hemes aleanzado ¢ Una persona virtur necesita para ello vivi Togas, exa capacidad q de decisiones prudent a inteligencia teériea, esto es, wonocimientos. En efecto, se & mas quie por si misma, euya idm de la actividad, y que ade- © que alguien diga que In felics agamos en cuenta que, en griega 9 términe eteoriae, significabs jen elabora una tearia, o siraple de las cosas que supers y resulta wa aneerorenc, Lo acividad ver, en encender; enalquiesa que on dia descubre una expliezcion sa satisfaccién maravillosa que tna lucecita que se enciende en © encaja! Ariscéceles era cons s tan enorme, y nuestra limita- + [a actividad teéries nunca ten. + lb experiencia del asombro, de Y¥.ance nuesero propio ser, supo- vida, sl uempo que nos propor ste es el fin dltamo de nuestra ctarvas de felicidad.) sal de una vida contemplaci tendrd necesiad del bienestar 12 si amisia pare la contempla 04 del alimente y de lor demés (Bt, Nie., X, 8, HITS b), no es ée el dnico camine >uede neceder a ella median- ve consiste en dominat las satisfactoria con el mundo En esta tarea nos ayudarin ate modo (este fiscado no es dar, que constieuye la verda- tberar correctamente, mos- tw para nuestra vide (a9 lo convenieate para una vida ita el discernimiento en le de un equilibrio entre ef ictus: la fortaleza o coraje Propias del intelecco cedrico: Inteligencia (nous) Ciencia (episteme) Sabidurfa (sofia) Doe Unt ci Clears Propias del incelecto practice. Prudencia (frénesis) Arte 0 téenien (cekne) Discrecién (gnome) Perspicacia (sinesis) Buen consejo (euboulia) Propias del autodominio: Fortaleza 9 Coraje (anérela) Templanza o Moderacion (sofrosine) | Pador (aides) Propias de las relaciones humanas: Justicia (dikaiosine) Generosidad 0 Liberalidad (eleucheriotes) Amabitidad (fia) Veracidad (aletheia} Buen humor (eutrapelis) Afabitidad 0 Dutzura (practes) Magnificencia (megaloprepeia) Magnanimidad (megalofijia) Dente ety reir tieg seré, por ejemplo, el cérmino medio entre la cobardia y la temerichadk ser generoso sera un trmine medio entre el derroche y fa mezquinidad ete Pero el término medio no es una opcin por la mediocridad, sino por la per: feccidn: por ejemplo, ung escultura perfecta seria aqueélla a la no le sobra ni le falta nada; de modo similar, Ia posesién de una vietud cualquiera siznifica que en ese aspecto de nuestro compertamiento no hay mejora posible, sino que hemos alcanzado el habito més slevado. Una persona virtuosa sera, casi con seguridad, una persona fetic, pero necesita para ello vivir en ung sociedad regida por buenas leves. Porque eb logos, esa capacidad que nos hace posible la vida contemplativa y la toma de decisiones prudentes, tambien nos capaciex para la vida social, Por eso 61 tn dria no puede desvincularse de la politica: el més alto bien individual, ta felicidad, s6lo es posible en una polis dovada de leyes justas. En sintesis, In ética aristotélica affrma que hay moral porque los seres bhumanos buscan inevitablemence la felicidad, la dicha, y para aleanzar ple. mamente este objetivo necesitan de las orientaciones morales. Peto ademas, "808 Proporciona criterios rcionales pare averiguar qué tipo de comporta miencos, qué virtudes, en una palabra qué tipo de cardeter moral es el ade cuado para tal fin. De esce modo, entendis la vida moral coma un mode de *autorrealizaciéns y por ello decimos que la ética aristotélica pertenece al Brupo de éticas eudemonistas, porque asi se aprecia mejor la diferencia con otras éticas que veremos a continuacién, que también pastullan la felicided como fin de la vida humana, pero que entienden éta coma placer (hedo- né), ¥ a las que, por eso, se das denomina «hedonistas». El placer se suele entender como una satisfaccidn de carécter sensible, en tanto que la auto. trealizacién puede comportar acciones que no siempre son placenteras, ML2A, Eticas del periodo helenistico Durante el periodo helenistico, los griegos viven momentos de descon- cierto politico y morat por la apasicion de los grandes imperios (primero +l de Alejandro Magno y posteriormerite el Imperio Romano), que traen con £g0 un alejamiento de los ciudadsnos eespecto a fos centros del poder poli- tico, con la consiguiente pérdida de interés :lel individuo por los asuntos de la polis, dado que ésca ha perdido el protagonismo del que gozaba en los siglos anteriores. Ante el descancierto ceinanit, el extoicismo y el epicure. fsmo ~las dos escuelas filoséficas nas importantes de dicho periodo.. reconducen la investigacién ética a la pregunta por la felicidad de los ind! vidluos. y ambas estén de acuerdo en afirmar, siguiendo la teadieién griega, ue felicidad y sabidurta se identifican, Destruida la confianaa en la pols, ssabiow serd abora «aquel que vive de acuerdo con ta aaturaletin. Pero estoicos y epictireas diserepan en cuanto a la manera de entender el com, cepto de nacuraleza, y en consecuencia tampoco estin de acuerdo en cuan. to al ideal de hombre sabio. Epicureismo Fl epicureismo es uno ética hedonista, esto es, una explicacign de la moral en términos de busqueda de la felicidad cntendida como placer, como satisfaccidn de catécter sensible. No se trata de la primera eticg bredonisea de In historia, puesta que ya entte los sofistas hubo algunos par, Cidacios de estos planteamientos, y entre tos discipulos de Sécrates hubo también uno corriente, la de los cirenaicose, que defendis que el bice 62 humane se identifica ¢ iamediaro. Sin erabai foe agudamente critic; ‘esperar a las propuests nismo filos6ficamente Epicuro de Samos { ducta es la biisqueda del ramente qué actividad decir, quien consiga con los placeres, disfrurande reparciéndolos con med condiciones que hacen | el placer y el entendim varias clases de placeres sParre de muestre entre los naturales, ‘unos lo son para la la vida misena. Con cleccién a la salud ¢ sisce la vida feliz. PL ver que lo hemas ce ceanda decimos que ceres de los vievoxos 6 interpretan mal n estar percurbado en ddan bs felicidad, sim i6n o rechazo ¥ ext turbactén que se ap Como puede apreci: angenuo» para propone gadlo de ios placeres na cuerpo y del alma Bajo esca denomin amplio conjunro de aut Uajc. yNdpC. Ze una escuela en Atenas da y consolidando una! Posidonio, Séneca, Epi histérica posterior ha si el més alto bien individual, de leyes juscas, bay moral porque los seres a dicha, y para alcanzar ple- jones morales. Pero ademés, iguar qué tipo de comporca- ae cardcter moral es el ade- ida moral como un modo de ica aristotélica pervenece al ecia mejor la diferencia con ambién posculan la felicidad en ésta como placer (hedo- lonistas». El placer se suele ssible, en tanto que la auro- siempre son placenteras. ‘iven momentos de descon- randes imperios (primero el io Romano), que traen con: alos centros del poder poli- Lindividuo por los asuntos nisme del que gozaba en los »el esroicismo y el epicure- tantes de dicho perfado-, por la felicidad de los indi- guiendo la tradicién grieza, da la confianza en la polis, 0 cow la naturaleza». Pero, yanere de entender el con: » estan de ecuerdo en cuan- +25, una explicacidin de la d entendida como placer, traca de la primera ética sofistas hubo algunos par- scipulas de Sderazes hubo ue defer id que el bien humano se identifica con el placer, particularmente con el placer sensual e inmediaco. Sin embargo, como ya hemos visto, ese hedonisme in fue agudamente criticado por Placdn y Aristéceles, de modo que hubo que esperar a las propuestas de Epicuro para disponer de un modelo de hedo- nismo filoséficamente mas maduro. Epicure de Samos (341-270) sostiene que, si lo que mueve nuestra con- ducta es la bilsqueda del placer, sera sabio quien sca capaz de calcular correc: tamente qué actividades nos proporcionan mayor placer y menor dolor, es decir, quien consiga conducir su vida caleulando la intensidad y duracién de los placeres, disfrurando de los que tienen menos consceuencias dolorosas y repartiéndolos con medida « lo largo de la exiseencia. Dos son, por tanto, las condiciones que hace posible la verdadera sabidurfa y In auténtica felicidad: el placer y el entendimiento calculador. Este iltimo nas permite distinguie varias clases de placeres, correspondientes a distintos tipos de deseo: Porte de nuestros deseos son naturales, y otra parte son vanos deseos entee los naturales, unos son necesarios y otros no; y entre los necesarios, unos lo son para la felicidad, ottos para el bienestar del cuerpo y otfos pate Ta vida misonn. Conociendo bien estas clases de descos es posible referir toda clecoidn a la salud del cuerpo y 2 la serenidad del alma, porque en ello con- siste [a vida feliz. Poes actuamos siempre para no sufsir delor ni pesar, y uns vez que lo hemos conseguido ya no necesitames de nada ms... Por ello, cuando decimos que et placer es el abjetivo final, no nos referimos a los pla ceres de los vicieses ~coino cxeen algunos que ignoran, no estén de acuerdo, © meerpretan mal ouestra doettina, sino al no suftie dolor én. el cuerpo ni estar perturbado en ef alma, Porque ni banquetes ni juergas constantes {..} dan la felicidad, sino el sobrio célculo que investiga las causas de toda elec cin o rechiiza y excirpa las falsas opiniones de las que procede la gran per- ‘urbacién que se apodera del alma» (Carta a Meneceo) Como puede apreciarse, Epicuro se distancia de un cierto «hedonismo ingenuc» para proponer como ideal de felicidad el goce moderado y sose gacto de los placeres naturales, vinculadoy a las verdaderas necesidades del ‘cuerpo y del alma. Estoicismo Bajo esta clenominacidn se agrupan las dectrinas filoséticas de un amplio conjunto de autores griegos y romanos que vivieron entre los siglos MWaJ.C. yIdJ.C. Zenén de Cicio el fundador de esta corrieate~ abrié tuna escuela en Atenas en ef 306 aJ-C., y a partir de ella ce fue extendicn- dle y consolidando uns filosofia que eonts con figuras tan influyentes como Posidomo, Séneca, Epreteto y el empersdor Marco Aurelio, Su influencia histérica posterior ha sido enorme, tanto en los éeicas modernas y contem- 63 Poréneas como en las posteiones morales que muchas personas adoptan en la vida cotidiana. Los estoicos ereyeron necesario indagar en qué consiste ol orden del wniverso para determinar cul debi ser el comportamiento correcta de los seres humans. Para ello se sirvieson del pensamicnco de un autor muy anterior en el tiempo: Herdclito de Efeso (siglo VI a V a. de JC). Para Hecéclito, todo ser y todo aconcecer ha de tener su fundamento en alguns fer6n. v dado que la serie tk las razonnes no puede ser infiniea ios griveos ea general cuvieron horror vacuis, es decir, incapacidad pata aceptst una sucesién infinita de causas como explicacién de cualquier fendmeno-, ha de haber una Razén primera, comin, que seré al mismo tiempo la Ley que tige el Universo. [os estoicos hacen suya esta cancepeisn cosmeldgica y sostienen que, dade que tal Razén Césmica es fa Ley Universal, todo ests sometide a elts <: vel descino», wel hado», una rationalidad misteriosa que se iinpone sobre Ja voluatad de los diases y de los hombres haciendo que todo suceds favsl. ‘mente «cal como renia que suceders. Esra Rata Cosmica, este

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