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1) El documento analiza la evolución del cuento latinoamericano en las décadas de 1970 y 1980, período posterior al "boom" de la literatura latinoamericana. 2) En las décadas anteriores, la novela había surgido como el género dominante para construir grandes relatos sobre la identidad cultural de América Latina. 3) Sin embargo, el cuento continuó siendo un campo de experimentación donde surgían nuevas técnicas y temáticas que luego se expandían a la novela.
1) El documento analiza la evolución del cuento latinoamericano en las décadas de 1970 y 1980, período posterior al "boom" de la literatura latinoamericana. 2) En las décadas anteriores, la novela había surgido como el género dominante para construir grandes relatos sobre la identidad cultural de América Latina. 3) Sin embargo, el cuento continuó siendo un campo de experimentación donde surgían nuevas técnicas y temáticas que luego se expandían a la novela.
1) El documento analiza la evolución del cuento latinoamericano en las décadas de 1970 y 1980, período posterior al "boom" de la literatura latinoamericana. 2) En las décadas anteriores, la novela había surgido como el género dominante para construir grandes relatos sobre la identidad cultural de América Latina. 3) Sin embargo, el cuento continuó siendo un campo de experimentación donde surgían nuevas técnicas y temáticas que luego se expandían a la novela.
El cuento latinoamericano en las dcadas de los 70 y 80
Graciela Tomassini y Stella Maris Colombo
La escena literaria de los aos 60 nos brinda el espectculo de un vasto coro polifnico cuyas innumerables voces entonan ritmos y melodas distintos que sin embargo parecen responder a un eje comn, una trama escondida que enhebra los hilos de aquella maraa de propuestas artsticas y ensayos experimentales: se trata de la vigencia, todava efectiva en esa dcada, de los metarrelatos legitimadores que confieren sentido al hacer cultural de la modernidad. Este utopismo confa a la narrativa la construccin de modelos totalizadores de la realidad americana: surgen as grandes proyectos narrativos, generalmente unitarios, cuya misin es definir y explicar en qu consiste la identidad cultural de la regin, al margen o a contrapelo de los modelos heredados o importados, y por consiguiente, encontrar un lenguaje capaz de tomar a su cargo semejante tarea de modelizacin. Todava bajo la herencia del Romanticismo, los escritores latinoamericanos pugnan por construir(se) una conciencia histrica, que por fuerza abreva en las races del mito, para comenzar por cambiar el punto de focalizacin de su mirada, instalndolo en la misma Amrica que quiere narrativizarse. A esta actitud se refiere ngel Rama (1987) cuando define el proyecto de Garca Mrquez como constitucin de un arte nacional y latinoamericano. De alguna manera, el texto narrativo conlleva la funcin de conjurar demonios o cerrar ciclos: el ciclo de la soledad en Garca Mrquez se cierra con el esperpntico entierro de la Mam Grande, matrona simblica cuya desaparicin parece abrir para su tierra las puertas de la Historia. La irrupcin del fenmeno llamado boom de la literatura latinoamericana se explica en este horizonte cultural signado por la crtica asuncin de la conciencia histrica, as como tambin por la necesidad de explicitar los rasgos definidores de la diferencia cultural del subcontinente. No es el momento de evaluar las razones ni la autenticidad de dicho fenmeno: sea un invento feliz de la industria editorial o una eclosin sin precedentes de creatividad literaria, lo cierto es que en esta dcada la literatura latinoamericana transpone fronteras geogrficas e idiomticas y comienza a exportar sus modelos hacia las culturas hegemnicas que para entonces comienzan a analizar sus propios sntomas de entropa, y a escuchar con indita atencin las voces provenientes de los mrgenes del antiguo imperio en disolucin. El cuento, que fue durante las dcadas precedentes el campo privilegiado de ensayo y experimentacin de nuevos modos y formas del narrar, pasa a segundo trmino: complemento de los grandes universos narrativos o refugio de las historias que no logran concretarse como novelas. La necesidad de construir la imagen literaria del subcontinente hacer el gran relato de la Amrica mestiza- parece reclamar el vasto espacio de la novela, donde esta funcin constructora de modelos a gran escala encuentra su lugar natural. Sin embargo, el cuento contina siendo la punta de lanza, el campo de experimentacin y configuracin de los ricos universos narrativos que disean el mapa literario del continente. La mayor parte de las innovaciones tcnicocompositivas, as como tambin la problemtica que se desarrolla y expande en la novela surge, pues, de la praxis cuentstica, como lo testimonian las experiencias escriturales de Arguedas, Vargas Llosa,Garca Mrquez. Dice Carlos Rincn (1978), refirindose a la situacin de la prosa narrativa breve en las ltimas dcadas: (se ha producido en su seno) un cambio decisivo que est en relacin directa con la promocin de la novela al estatus de gnero dominante dentro de las letras latinoamericanas. El cuento lleg a convertirse a lo largo de ese lapso en un espacio de recoleccin de
materias, elementos tcnicos y temticos, procedimientos narrativos, y recursos
sintcticos y lxicos que no hallaban cabida o slo lograban penetrar tangencialmente en la novela. () diramos que el cuento ha constituido en nuestra reciente literatura, variando una frmula clebre, el verdadero laboratorio de la narracin. A la zaga de las luminarias de la dcada, las nuevas voces que vienen creciendo surgen y se nutren en el territorio frtil del cuento. Son los herederos del boom, las generaciones de novsimos que, habiendo asimilado la experiencia esttica de los consagrados y habiendo, de alguna manera, despejado los fuegos de artificio protagonizan el proceso de transformacin del imaginario discurso-narrativo hacia las formas que asumir en las dcadas de los 70 y 80. EL comn denominador que las vincula es la asimilacin de los nuevos paradigmas de escritura que en un momento significaron ruptura y transgresin como las quiebras espacio-temporales, el juego con mltiples perspectivas y planos narrativos, la construccin de mundos e historias paradojales- en combinacin con una revalorizacin de los referentes socio histricos que asume el modo de un compromiso con la realidad menos condicionado por el utopismo conceptualista de los aos 60. Aunque en las dcadas de los 70 y 80 el panorama del cuento exhibe, ms que nunca, la vigencia simultnea de mltiples poticas, es posible advertir al menos un puado de rasgos dominantes que intentaremos sealar, no con el nimo de minimizar la riqueza de la diferencia, sino ms bien para detectar en ella los vectores de mayor productividad, las tendencias que muestran de manera ms evidente la articulacin entre las pautas culturales emergentes y su elaboracin literaria. 1. Disolucin de los criterios de novedad y originalidad como pautas determinantes de la produccin y sancin consagratoria de las obras Efectivamente, a partir de los 70, las prcticas hipertextuales como la parodia (de texto o de gnero), el pastiche, las diferentes formas de transcodificacin y transmodalizacin constituyen sntomas de ese cansancio, o conciencia de que todo est hecho y todo ha sido dicho ya. De ah la actitud ldica, irnica, entre humorstica y desencantada, de Monterroso en Movimiento perpetuo (1972) cuando no slo cuestiona el hacer literario como actividad del todo superflua y repetitiva, sino tambin la veleidad del escritor, ms que nunca sujeto a las leyes del mercado, a las amistades y protectores de quienes depende la edicin y difusin de sus libros, a los albures y falsificaciones de la interpretacin crtica. Esta tendencia est inscripta de modo an ms exacerbado en el volumen Al trajo, trejo, troja, trujo, treja, traje, trejo (1980) del venezolano Osvaldo Trejo, donde lo anecdtico se diluye en imgenes difusas e intrascendentes juegos lingsticos que, lejos de priorizar el gesto narrativo, desembocan, antes bien, en una anti-narrativa signada por una actitud de profunda insatisfaccin ante la escritura. La desmitificacin del texto literario como espacio de bsqueda y experimentacin aparece tambin en obras como Rajatabla (1971), de Luis Britto Garca, aunque dando lugar a soluciones muy diversas. El eje temtico de la serie es precisamente el estado de entropa, contemplado framente en su inexorabilidad, en los distintos planos de la realidad humana: agotamiento de la dinmica social, de la lucha ideolgica, de la experimentacin esttica, de la ciencia y la tecnologa, otras tantas calles ciegas hacia metas hoy ya develadas como utpicas (el desarrollo como metarrelato legitimador de la modernidad). Los cuentos breves del volumen se ordenan en series de acuerdo con distintas aunque equivalentes expresiones de la entropa, en cada una de las cuales los textos se construyen como parodias de gneros y modos narrativos: la narrativa testimonial, la objetivista, el realismo crtico, el fantstico, la ciencia-ficcin. Podra decirse que la parodia se constituye, en estas dcadas del post-boom, en el paradigma central de una escritura que deja de percibirse a s misma como nueva. Es posible asimilar esta tendencia a una categora sinttica mediante la cual el pensamiento
filosfico (Lyotard 1984, Vattimo 1986) ha caracterizado la condicin posmoderna: el
estallido de las utopas o prdida de sentido teleolgico de la historia, que en Amrica Latina cobra caractersticas propias de la dcada del 70 a partir de acontecimientos de profundo impacto sociocultural: recrudecimiento de la violencia de Estado en la represin sangrienta de los reclamos populares (la noche de Tlatelolco), persecucin ideolgica, golpes de estado que cercenan incipientes procesos democrticos e instauran nefastas dictaduras (Chile, Argentina), eclipse del modelo cubano como horizonte posible y deseable ante la evidencia de la persecucin y amordazamiento de intelectuales disidentes (caso Padilla, Palabras a los intelectuales). 2. Renovado auge de la narracin El agotamiento de los grandes proyectos narrativos unitarios, que en la dcada precedente tuvo su expresin mxima en las novelas totales como Rayuela o Terra Nostra constituye, sin duda, otra de las manifestaciones, en el mbito de la literatura, del rasgo de la cultura posmoderna designado como quiebra de los metarrelatos legitimadores capaces de otorgar sentido al mundo de la vida y de organizar o sugerir la posibilidad de una dimensin teleolgica subyacente en los mundos ficcionales. A partir de los 70, los grandes relatos apoyados en el mito, las ideologas, la promesa o amenaza del avance tecnolgico, ceden paso a los pequeos relatos de la cotidianeidad, la exploracin de los repliegues ntimos de la existencia individual o grupal, el costado privado o menos conocido de la Historia y sus personajes. A pesar de ello, la novela sigue siendo, como en la dcada precedente, la cifra de lo que define a un verdadero escritor (Drucaroff, 2000). El fenmeno contina la misma autora, refirindose al auge de la narracin- arrastr al cuento, gnero que por un lado se sinti como forma breve y perfecta, apta para el ms refinado trabajo de escritura. () el cuento cobr gran prestigio y fue fervorosamente ledo. Pero mientras el fragmentarismo y la discontinuidad proponen en la novela formas no convencionales de coherencia, en el mbito del cuento cobra magnitud, en cambio, la serie integrada secuencialmente (Mora, 1994), como los tres tomos de Memoria del fuego de Galeano (1982, 1984, 1986), cuya panormica unicidad procede, paradjicamente, de un efecto de mosaico, donde cada pieza funciona como sincdoque de una trama de la cual slo algunos detalles se dibujan para que el lector infiera su forma global. Otras veces, la integratividad del proyecto estriba en la insistencia sobre un mismo procedimiento constructivo: reinvencin pardica de textos (de la cual constituyen un temprano ejemplo paradigmtico las Falsificaciones de Denevi, 1966-69), parodia de gnero (La oveja negra y dems fbulas, de Monterroso, 1969), permanencia de un personaje a travs de una serie de relatos (Trafalgar, de Anglica Gorodischer, 1979). Una manera sumamente barroca de enmarcar la serie integrada en lo que podramos llamar interizacin del marco. Es la estrategia que emplea Gorodischer en Bajo las jubeas en flor (1973), donde la serie de cuentos resulta ser un conjunto de informes obtenidos por los exploradores de mundos cuya reunin para el anlisis y confrontacin de experiencias tiene lugar en uno de los cuentos del volumen, que adems no es el primero de la serie. Esta subordinacin de las unidades de una serie integrada a una situacin incluida en una de dichas unidades, escamoteando el marco a la atencin lectora y ocultndolo en un repliegue insospechado de uno de los textos del volumen es una tcnica ya ensayada por Silvina Ocampo en Autobiografa de Irene (1948, Cfr. Tomassini, 1995). 3. Contaminacin El texto literario acoge, en tensin integrativa, mltiples saberes contemporneos junto con las estrategias, registros y formatos que constituyen sus prcticas comunicativas (Boldori, 1991). En este humus arraigan numerosos proyectos cuentsticos nutridos del
documentalismo, la investigacin periodstica y el registro testimonial, que introducen
en la ficcin discursos y textualidades procedentes de campos ajenos a la literatura, estticamente resignificados. A novelas tales como El beso de la mujer araa (Puig, 1976), La ta Julia y el escribidor (Vargas Llosa, 1977), Libro de navos y borrascas (Moyano, 1983), corresponden contarios donde alternan las tcnicas y la estructura del ensayo, la estampa o iluminacin, con las del cuento ortodoxo, dando lugar a la experimentacin con las fronteras de diversas formas de escritura: libros pardicos y heterclitos como El mago (Isidoro Blaisten, 1974), acuaciones fragmentarias como las de Salvador Garmendia en Difuntos, extraos y voltiles (1970) o Los escondites (1972), ficciones basadas en testimonios directos como Vagamundo (973) de Eduardo Galeano. Sin lugar a dudas, esta tendencia no es nueva ya hemos sealado que la produccin cuentstica de estas dcadas no puede caracterizarse por la novedad sino ms bien por el reciclaje de elementos y tcnicas avanzados en pocas anteriores- pues la concepcin del texto como encrucijada de discursos y escrituras diversos se vincula indisolublemente con escrituras que abren dentro del paradigma de la modernidad, aqul de la posmodernidad (F. del Toro, 1991), como Borges y Arreola. 4. Resignificacin de modos, como el fantstico y el absurdo, y de especies otrora consideradas como menores, como la ciencia ficcin y el policial, en relacin oblicua con un referente histrico que se sugiere mediante el smbolo y la alegora. La pluralidad expresiva que exhibe la cuentstica no es ajena a la productiva exploracin de las posibilidades entraadas en la vertiente fantstica del gnero, como lo prueban las variadas modulaciones con que dicha matriz result enriquecida por entonces. Entra las experiencias matizadoras se cuentan, entre otras, la implacable representacin de una cotidianeidad alienante y de la consecuente anulacin padecida por el hombre en la sociedad actual que muestran los cuentos de Salvador Garmendia (Difuntos, extraos y voltiles, 1970 y El inquieto anacorbero, 1976) erizados de situaciones crueles y revulsivas y, en ocasiones, abiertos a juegos imaginsticos que abren cauce a cierto humorismo de cariz intelectual. El corpus cuentstico de los 70 y los 80 alberga, entre otras estrategias, la derivacin del fantstico hacia la alegora (o la neoalegora segn propone D.W. Foster, 1990), como lo prueban los cuentos como Adis a mam de Reinaldo Arenas (vase el estudio que le dedica Daniel Altamiranda en este mismo volumen de El cuento en red) y algunas de las piezas incluidas en Aqu pasan cosas raras (1995), de Luisa Valenzuela, que dan pie para la reflexin sobre acuciantes problemas sociales de su tiempo. Tambin rozan lo alegrico algunos cuentos de Elvio Gandolfo (La reina de las nieves, 1982; Sin creer en nada, 1986), cuya cuentstica tambin acoge, al igual que la de Anglica Gorodischer, motivos de la ciencia ficcin en diestra combinacin con recursos generadores de efectos humorsticos, manipulados como herramienta de crtica social. Con respecto a Gorodischer (Bajo las jubeas en flor, 1973; Casta luna electrnica, 1977; Trafalgar, 1979) cumple destacar que su escritura est atravesada por una voluntad exploratoria de mltiples poticas: es as como adems de motivos y estrategias propias del fantstico y de la ciencia ficcin, sus cuentos tambin exhiben marcas del gnero policial. La personal reelaboracin de diversas poticas y la pluralidad de mundos pergeados, en conjuncin con el despliegue de una mirada con valor de ruptura en relacin con estereotipos culturales de variada ndole, hacen de esta verstil escritura un paradigma de libertad creativa y originalidad. 5. Renovada exploracin de las potencialidades de una potica realista ngel Rama (1986), Fernando Ainsa (1986), Donald Shaw (1995), entre otros crticos, han destacado como constante de la narrativa latinoamericana de los aos 70 y 80 una impetuosa reinvencin realista, preocupada por las tensiones poltico-sociales del
entorno, aunque no adherida a cnones de representacin y verosimilizacin estrictos,
sino abierta a perspectivas subjetivas, impregnadas de lirismo, as como tambin a la integracin de motivos fantsticos, orientados a la redescripcin artstica de una realidad compleja y plena de contradicciones. Ejemplo paradigmtico de este redescubrimiento de un realismo ensanchado (Ainsa) es el volumen Los viejsimos cielos, del uruguayo Enrique Estrzulas (1975), en cuyas pginas desfila una galera de personajes extraos que padecen distintas formas de marginalidad en el escenario urbano de una Montevideo poticamente redescripta. En esta tendencia se alinean volmenes de cuentos orientados hacia temticas especficas que cobran relevancia en estas dcadas, como el tema del exilio (Daniel Moyano, El estuche del cocodrilo, 1974; Antonio Di Benedetto, Cuentos del exilio, 1983; Hctor Tizn, La casa y el viento, 1984, entre muchos otros) y la problemtica del Gnero, no limitada ahora a una matriz de la perspectiva narrativa sino francamente asumida como eje semntico y vector escritural (F. Warschaver, Secuencuas de Ams, 1973; Hebe Uhart, El budn esponjoso, 1977; A. Gorodischer, Mala noche y parir hembra, 1983). Los artculos reunidos en este volumen asedian crticamente un conjunto de textos ilustrativos de algunos de los plurales itinerarios discernibles en el vasto mapa trazado por la cuentstica latinoamericana de los 70 y 80. Cada uno de los exponentes analizados constituye, a nuestro criterio, un hito relevante en tal sentido; si bien cumple sealar que su seleccin no invalida el posible reconocimiento de idntica condicin en otras expresiones coetneas del gnero. Resta expresar que las expectativas relativas a la recepcin que pudiera encontrar este volumen quedaran plenamente colmadas si estos estudios constituyeran un punto de partida estimulante para el desarrollo de futuras investigaciones, complementarias de las que aqu ofrecemos, en la indagacin de las poticas del cuento latinoamericano del periodo que nos ocupa. Referencias bibliogrficas Ainsa, F., Catarsis liberadora y tradicin reasumida: las nuevas fronteras de la realidad en la narrativa uruguaya contempornea en ngel Rama (comp.) La novela en Amrica Latina. Panoramas 1920-1980, Universidad Veracruzana, Mxico 1986, pp. 807-825. Boldori, R., Cronotopos y posmodernidad en la narrativa latinoamericana de los setenta., en Revista Latinoamericana de Bibliografa, vol. XLI, n.1, 1991, pp. 24-32. Del Toro, F., Posmodernidad y Latinoamrica con un modelo para la narrativa posmoderna), en Revista Iberoamericana, Pittsburg, ns., 155-156, vol. XLVII, abril - septiembre, 1991, pp. 443-467. Drucaroff, E., Introduccin a La narracin gana la partida, vol. Dirigido por Elsa Drucaroff, de Historia crtica de la literatura argentina (dir. No Jitrik), Bs. As., Emec Editores, 2000, p. 8. Foster, D.W., Directrices del cuento hispanoamericano contemporneo en Antologa del nuevo cuento hispanoamericano 1973-1988, Walter Rela, Ed. De la Plaza, Montevideo 1990, 99.11-26 Lyotard, J.F., La condicin posmoderna, Ctedra, Madrid 1984. Mora, G., Notas tericas en torno a las colecciones de cuentos cclicos o integrados, en Ins Azar (ed.) El puente de las palabras. Homenaje a David Lagmanovich. OEA/OAS, Washington, 1994, pp.317-326 Rama, ., Garca Mrquez, edificacin de un arte nacional y popular, Universidad de la Repblica, Montevideo, 1987, p.31 Rincn, C., El cambio en la nocin de la literatura, Instituto colombiano de Cultura, 1987, p. 44 Shaw, D., The Post-Boom in Spanish American Fiction en Studies in 20th Century Literature, 19.1, 1995 pp. 11-27 Tomassini, G., El espejo de Cornelia. La obra cuentstica de Silvina Ocampo. Plus Ultra, Buenos Aires, 1995 Vattimo, G., El fin de la modernidad, Gedisa, Barcelona, 1986