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JORGE KANESE
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Protréptico para el reino de la Nada
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antes de lanzarse a las llamas del Etna) en la atmósfera de
pesadilla de las microfonías, los zumbidos, los efectos Larsen,
las oscilaciones de ondas de radio cabalgando tormentas en su
viraje cósmico (o de cambio de ciclo, acaso), la voz quizá de
uno de los “Carlos”, pero ahora demente, que declara un coup
d’etat a la realidad... Los Halcones1 no son aquellos, que nos
fastidian desde 1961, denunciados por el anarco-capitalista
Antonio Escohotado, sino una panda de granujas erigidos en
decadentes inteligentes que toma su nomenclatura de gran
guiñol de una supuesta enciclopedia tardomedieval ñembo
borgiana que registra esta especie de falcónidos que por un
exceso de fecundidad, para mayor gloria de la superación dar-
winiana, termina desapareciendo: su propia vitalidad, para-
dójicamente, los mata. Su rareza, su “queeridad”, si se nos
permite el neologismo anglicizante, es más caricaturesca que
literal, pero idónea, en todo caso, para practicar, con arte,
todos los excesos propios de ciertas sectas heterodoxas ―co-
mo la de los jlysty, famosos por haber servido de humus a la
carrera falocrática de gente como Rasputín―. El dramatismo
y la paradoja del radical viraje del mundo (el fin del stro-
nismo) sorprendiéndolos vocingleros y pedantes en un burdel
evoca la intensidad extravagante de los ambientes eslavos
(recordemos que Kanese tiene sangre rusa), desde Dostoievski
hasta el Underground de Kusturica. El poema se extiende so-
bre, o se pierde entre, el híbrido ruido de fondo de un jopara
que exhibe los dos genitales del hermafrodita (ideal) para-
guayo. Del poeta paraguayo: primer genital, el español (fáli-
co, agnativo, señorial) y, segundo genital, el guaraní (matri-
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Los “halcones”, concentrados en Viena en torno a la División de Estupe-
facientes, la Comisión de Estupefacientes y la Junta Internacional de Fiscali-
zación de Estupefacientes (JIFE), eran opuestos a las “palomas”, integrantes
del Comité de Expertos de Ginebra, que abogaban por un cambio de menta-
lidad y por la adopción de una postura positiva en vez de punitiva. Puede
consultarse sobre el tema la Historia General de las Drogas, de Antonio
Escohotado, Espasa Calpe, Madrid, 2001.
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cio, cognativo, yanaconizado). Los tiempos finales se visten
con la terrible alegría de la desesperación, con el paroxismo
triste y jovial de la fiesta, como en Kusturica, en un éxtasis al
mismo tiempo de misticismo y lujuria. Pero Kusturica en el
fondo juega a veces demasiado con un realismo mágico algo
tópico que quiere obnubilar y destensar por medio del asom-
bro carcajeante, mientras que esta voz hermafrodita nos con-
duce hacia aires más abismales y mefíticos. ¿Finis Austriae?
Tibio. ¿Apocalipsis feliz? Tibio aún. ¿Petrogrado (esa San Pe-
tersburgo eslavófila) antes de la revolución bolchevique? El
predicador alucinado del burdel no es Rasputín, sino el Gor-
do. Lanzando insistentemente sus “sopapos espirituales”, co-
mo él los llama. Despertando a la revelación del comienzo del
fin como un profeta o un iluminado, como un iracundo starec
con un lupanar a manera de ermita o de PC proselitista para
perifonear sus verdades. Esnifando sus dos últimas líneas ra-
quíticas de merca, chupando su whiskey mau, culeando niñas
destinadas a la virginidad, todo su cuerpo verbal tiembla con
la epilepsia de los oradores semibestiales de la época pasada,
del ancienne régime stronista. Su vulgaridad y su argelería
acercan por momentos a este Gordo a otros célebres obesos de
nuestra pequeña y reiterativa historia. Pero lo suyo es liderar
una estrategia para fines infinitos Quebrar letras y palabras
para “apenas” dejar un mensaje. Un simple y clásico protrép-
tico2, no para políticos y gobernantes que sueñen con utopías
y reformas, con islas puras e incontaminadas ―Nueva Creta,
Pala, Zardoz, la Polis platónica, San Ignacio Guasu, etc.―,
sino para el jefe del reino llamado Nada.
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Como explica Werner Jaeger (Aristóteles, FCE, México, 1993, pp. 69-70),
la misiva que el Estagirita dirige a Nicocles es un protréptico; en él indica al
joven gobernante los mejores principios de un justo e inteligente régimen. La
forma protréptica tuvo su origen en el método educativo de los sofistas. Los
protrépticos conservados permiten inferir que un protréptico era una exhorta-
ción, semejante al sermón helenístico para ganar prosélitos, relacionada con él
en forma y espíritu y adoptada por la Iglesia cristiana.
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La segunda sesión de análisis, psico-poë-analítico, es
El Xamán Xapucero. Han sido remontados la exhortación fu-
ribunda, el énfasis vehemente, el rotundo patoterismo verbal.
El falansterio-burdel y su santón-proxeneta han dejado lugar
al brujo conservador. El Gordo enajenado cede el paso al Xa-
mán Xapucero; la secta de los Halcones, a un linaje estéril y
en peligro de extinción. Ciertamente, el chamanismo tuvo su
origen un poco más al este que la Santa Rusia. Su lenguaje
puede ser japucero o japulo, pero no chapucero. Su arte para
curar o salvar no es una mentira, pero puede ser, en cambio,
torpe, impotente, “chapucero”. Su mensaje es más modesto,
menos “grosso”, menos imponentemente gordo. Se limita a
insinuar que el mal ha muerto (lo que está en todas partes no
está en verdad en ninguna) y que, por ende, es imposible ya
encabezar revoluciones sangrientas, trastrocamientos radica-
les de la gramática, cumplir, en suma, con la misión heredi-
taria del chamán. Que sólo podemos ahora chapucear en el
chapurreo del jehe’a del jopara nuestro de cada día. Mal de la
lengua que lo invade todo, como un virus borrougsiano, desde
los experimentos de vanguardia hasta las bromas inofensivas
pero rentables de los mass-media ―véanse los periódicos y su
monótono y necio cuchicheo salmodiado como mantra auto-
complaciente para demostrarse que sí, que son un poder, aun-
que se trate solamente del cuarto―. Incluso el poder ejecutivo
lo esgrime como un slapstick chaplinesco en sus puestas en
escena ―siempre chapuceras― cotidianamente.
La conspiración de los ginecólogos es el punto final
de la inmersión oniromántica, fin que sin embargo, de algún
modo, es también el comienzo. (“Lo primero por lo último”,
dirían los griegos, “ústeron próteron”). El fin, porque hay un
regreso a lo colectivo, al imperativo del “hacer juntos”, a la
desconfianza frente a lo individual. Porque ya no hay lugar
para liderar revuelta alguna, pero persiste la farsa de un su-
puesto cambio. Ahora en manos de los ginecólogos. Y los co-
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nejillos de indias son, no el mundo, la cultura o la literatura,
sino la pareja doméstica, íntima, edípica, psicoanalítica. Los
sexos separados que, según El banquete, sueñan con su reu-
nión en un narcisismo pleno y prístino. Pero es el comienzo
porque la voz, en este tercer texto que da título a la trilogía,
parodia la de los tiempos aurorales, jahvistas, de las cosmogo-
nías y su mítico primer día, el de la creación, y el locus ame-
nus de su edén inocente: «Koncha dijo y el cetro rompió. La
última zanjita. El kaos se enlenteció. El hastío y la melancolía
abarcaron casi todo. El trabajo como castigo se expandió y
ocupó hasta los reductos más impensados. KXK xiöli fue el
primero. Quiso ser patriarca, guerrillero. Salvador, surrealista.
Murió en el anonimato y la desolación. KXK xyke (pe) el se-
gundo. Menos comprometido que comprometedor se abocó a
los suyos tratando de evitarles lo inevitable. Criticoneando y
sermoneando a full. Conoció a la (única) auténtica Xamana
Xapucera andante y (calentón incurable) se enamoró de ella.
Aterido de tanta iluminación sexótika murió dudando hasta de
su capacidad curativa. KXK ky’a heredó el mando. No hizo
gran cosa (fue lo mejor que hizo). Más conocido como KXK
xiriki por su inveterada costumbre de darle duro y parejo al
trago y a los trances. Hoy (el-K-suscribe) he heredado el sis-
tema. Me llaman KXK ipahaguë, ambu’a, angaite. Alias tem-
bó». Parodia de la Biblia nacional: el himno patrio. Y sin em-
bargo la voz, a pesar de encontrarse al inicio del libro, piensa
ya en el mejor método para morir. Pese a que sucumbe
momentáneamente al complot copulatriz y se embriaga con la
enumeración de los sustantivos genitivos, fecundadores, luju-
riantes. No puede hacer otra cosa, pues estos son los instru-
mentos que posee para alcanzar una levitación capaz de
suspender la historia y sus angustias, la sensación de derrota,
impotencia y desesperanza que constituye, bien sabido es, al
hombre moderno. Elevación paralela al florit de la carne, a la
espuma del orgasmo. Palingenesia desatada por el verbo, por
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otra parte, precisamente en el momento en el que el hombre
considera con seriedad su fin. Asistimos así a la irrupción
revitalizadora, en tan macabro ambiente, de la alegría ado-
lescente de pronunciar “las grandes palabras prohibidas”. De
hablar del sexo y la muerte. De la creación y la desaparición.
En este punto de la estructura oscilante ―de puertas batientes,
de dos vientos― del libro nos detenemos paralizados ante una
sospecha. La estrategia de Kanese, ese hacernos recorrer la
(ir)realidad cronológica de su experiencia onírica mediante
una escritura de raíces al descubierto y ramas subterráneas,
cobra aquí todo su sentido. Como el espermatozoide-Woody
Allen en Todo lo que siempre quise saber sobre el sexo y
nunca me atreví a preguntar, o como los chamacocos primi-
genios tras el anabser Nemur, el último dios salvado de la ma-
tanza originaria, corremos fuera de lo conocido, la realidad
caótica y enceguecedora, hacia el punto de luz que promete
borrar la maldición de la ley de la germinación y de la muerte:
la travesía inversa aspira a desbaratar esa estructura demiúr-
gica chapucera, narratológicamente idiota, para hozar en el
ombligo del sueño del poema. El lector deberá tener más as-
tucia que Alejandro, más sabiduría que Edipo o más virtud
que Arturo en esta ocasión. Iñaka yagua la iñua. Su espada
guerrera son su padre y su madre fusionados. Desatar el nudo
de lo perverso o destruir lo monstruoso no es parte del juego.
Sí, en cambio, seguir anudando y enredando más aún, inven-
tando neologismos, construyendo solecismos, asumiendo
nuestra inevitable errancia onirológica y el círculo vicioso de
su nihilismo y, cansados ya de la música de unas esferas final-
mente oxidadas después de tanta Historia y tantos siglos,
girar, ebrios, sobre el ruido de fondo del jopara de ese híbrido
de sueño y realidad, poesía y prosa, sentido y absurdo: el
mundo que nos es dado, este “cuento de un idiota, lleno de
ruido y de furia”. Magia de anulación (de lo real) que repro-
duce, pero en sentido contrario (“inverso”), los actos del he-
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chicero al que combate para acabar con su maleficio, este
libro chapucero y chamánico es el rito de un mago que recorre
los hechos al revés para anular el embrujo de lo sido y hacer
posible el sueño de lo que no fue nunca.
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LIBRO 1
LA CONSPIRACIÓN DE LOS
GINECÓLOGOS
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Teodolina. Hacía (como) mucho tiempo que había pasado
la época del Xamán Xapucero. Apenas un vago muy vago
recuerdo quedaba del héroe y sus descabelladas travesuras.
Kaxike miró a Konxita que volaba con sus mejores (p)artes. La
muerte florecía y las coincidencias (köinsidensias, como
románticamente les gustaba pensar) fluían como callos rascados
por el po´ëta. El po´ëta también era un vago-viejo muy viejo
rekuerdo. Hasta los mundos habían cambiado. Tanto que se
hacía difícil creer en las leyendas de los ginecólogos. Como si
la vida se hubiera desmaterializado, pareciéndose más a los
sueños que a la muerte. La ansiedad y el deseo animal habrían o
hubieran debido mermar. Todo el mundo en bolas (y a los
gritos). Sin educación. Sin tanta pantomima. Época de la
Conspiración de los Ginecólogos. KXK estiró la mano y agarró
una teta. Los calores subieron. Kon-X-ta entreabrió las piernas
y se empezó a ir. Qué fácil, pensó: lo mejor de la vida es(tá en)
Saber Morir. Metáforas eran las de antes. Así como decir como-
quien-no-quiere-la-kosa que el sexo salvará a la especie.
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darle duro y parejo al trago y a los trances. Hoy (el-K-suscribe)
he heredado el sistema. Me llaman KXK ipahagüé, ambu’a,
angaité. Alias Tembó.
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a la tribu. Era de las descomposiciones. Destrucción de
verdades y valores (como libertad, amor, belleza) será el
camino de los próximos profetas. Y tratar de reconectar lo poco
que queda del espíritu a la materia con tecnologías
definitivamente obsoletas. Frente a la robotización las
expectativas son mínimas-nulas. La polución y corrupción letal
(por siglos) de la conciencia crearon condiciones de
magnetismo y mala onda que terminaron destrozando el
mecanismo racional. Amóntema-xe-irü.
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esbozar. Es al revés: encimando tanta gente sobre gente lo único
que hemos conseguido es más angustia, más locura y menos
pan. Revolvéle si-que su karakú. Revoleále-bien-que. Total. Yo
crepo. Tú crepas. Nosotros creparemos. Nosotros-vosotros
creparíamos gustosos. Malgastamos estúpidamente el tiempo.
Liquidaremos el espacio. Contaminaciones (cada vez más
puras) de la cosa-en-sí. ¿Gustaríamos (de) reconstruir una
clarividencia menos espasmódica? No me digáis después que la
cosmovisión de los guaraníes era más sana que la vuestra. Nada
de condolencias afeminadas. Si a-vista son los humanos de sexo
femenino los (las) que mejor sobrellevan el kilombo. Hora de
las pijas fundamentales para reconvenir la sole(y)dad. ¿Qué
historias de ángeles (caídos o no) y/o demonios más o menos
trolos? La tecnología, la grandilocuencia, el cataclismo en
cuentagotas. No queda adónde huir. Pura katástrofe de la
vanidad. Opá la-pleito. Después del último infinito sólo cabrá
esperar algún alivio.
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La caverna de Platón y el mameluco chino. Más que
esperma una grasa antigua nos unta. Gotea. Más que esperma
(que de espeso no tiene casi nada, se licua en un ratito) esa
crema gruesa (como grasa de ballena, como protector solar 45)
brilla-overapáva en la penumbra del bulevar. Palpita respira.
Salud. Después qué-te-kuento. Haremos delicia de la
monotonía. El kulo se ablanda tambalea-tiembla y su ojete
duro-único se contrae como termómetro de un calentamiento en
el límite del decolage. Un pijón konchudo incursiona
lentamente en la alcoba, su hogar, en medio de ese aceite de
castor con aroma a tutifruti que es mucho más que una
eyaculación a 4 manos. Cualquier indú moriría por un nirvana
así. Palpito el boscaje interminable de su cuerpo transformado
en kalentura milimétrica. Me estoy pasando. La tensión
aumenta con apretones y fricciones de(l) todo contra (el) todo.
Lo Klásiko: el misionero, de atrás, a-la-paraguaya. Por el kulo.
Volamos re(in)ventados en alas de ballena, ritmo de catarata-
falls y fuselaje de langosta. Se goza una espermaticidad casi
perfecta; hasta que algo apura, supura, reinfecta; se intuye el
clima(x), la pija (emb)alada, la concha feliz; seres cada vez más
tensos-tersos, casi imposibles de una entropía desbordante.
Feroz. Kon-cencia se perdió hace rato. Rugidos-pataleos-
espasmos despanzurrados (como tren lechero) apurando una
coordinación exacta de secreciones, semen, llovizna, primavera.
Pieles sobre pieles, uñas porque pinchan, suman o arruman, se
amamantan felices. Me engaño pero no importa. El imparable
éxtasis metafísico de los ginecólogos.
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concepto moderno apto ndajé para abrir el nuevomundo-sexo-
espiritual. Las coordenadas de la materia (burda) entorpecen los
caminos del deambular erótico pues como todos sabemos la
perfección está en las líneas curvas. Otra de interminables
manoseos que por lo visto era el meollo de la questión. Seguido
de canto coral colectivo-copulativo. Te cogeré por el ombligo.
Por el oído. Haré croché con tus pezones, con tus groseros
pichulones, con el klítoris (plural) de tus hermanas. Kogeré tan
lenta o vertiginosamente que las tribus aulladoras heredarán
vuestras conchas opulentas (siempre abiertas), nuestras pijas de
metal y asfalto derretido. Cogeré la aurora a medianoche. Hasta
el desafío-delicia-delirio final de los tocólogos: chupando cuello
de útero. Si alcanzás enano. Derecho de piso.
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El arte de morir. Adeus mandolinas del desierto. No más
rinocerontes ni bisectrices en las cornisas (o colinas) de la nada.
No más conchilamentos, cefaleas, pastillitas, porquerías. No a la
pijicultura constructivista. El culto al vómito. O la imbecilidad
latinoamericana. El mundo es(tá) ahora más redondo que nunca
y el humano será el solo y mismo insecto achicharrado (como
cucaracha amarilla) contra su infinito. No habrá Job ni Mesías
que altere la sinsal(i)vación de la raza. Serían pocos-muy-pocos
(como siempre) los sincerotes, los solitarios, los castrados sin
logias ni sectas, ni diezmos ni curas-cogedores, ni chamanes-
temboreí. Y dios habló desde su altura: cogéos hijos e hijas (de
la Gran Puta) mías/míos, cogéos bien cogidos y viviréis
conmigo para siempre. El Katesismo de los Ginecólogos. ¿Por
qué no? Así que me embarqué en la Ginecología Profunda. La
ironía, la burla, el sarcasmo, la hipérbole salvaje y tantos
rebusques apenas sirvieron para nada. Para descubrir al final
que la poesía es un kuento chino. Artesanía barroca
insoportable. Igual que la filosofía. El juego (el chiste) consiste
en poner y/o sacar más pijas que palabras. En la Universidad del
Bañado Sur nos dejamos caer juntos a las clases de Terapia
Intensiva en Conchipichología comparada. Más toqueteos
invasivos-avasalladores. Y después (incontinenti) meta pija y
esperma sobre espuma; a la postre: toneladas de crema sobre la
leche derramada. El tantra llegaría con el tiempo.
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del futuro. Protestó diciendo que era mucho. Que el sistema era
sincrónicamente abusivo. La vida tosca, descreída y violenta. El
lujo alevoso. Mediocridad y mentira por todas partes. Bla-bla,
bla-bla y bla-bla. El lenguaje había estallado como el pororó.
Nada consistente. Humanos vivían el ateísmo tecnológico y las
religiones sectarizadas como ghettos. ¿Desarmar gua´u el
laberinto? Opá. Se acabó la nada. Todo es cogi-miento.
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Kulito blanco-blando: te quiero más. La poesía nunca
conectó con el mundo anímico-genital. Mundo aparte que no
necesita de comentarios ni explicaciones. En el principio era el
verbo ndajé. A no ser que traduzcamos verbo x pija: será un
error. Bengalas para los auténticos iniciados. Kururú azulejo.
Mera manera de pasar. Y como si todo fuera un sueño volverá
Morpheo con su (s)onda tántrica-nasogástrica y sus pesadillas
visionarias. Compartiremos un sueño justo: el sueño de los
justos. El mundo no nos entenderá KX. Corre creyendo que
escapa. Pero la boca del lobo está ahí, de la sartén al fuego: la
esquizofrenia. Sinfonía kakofónika de gritos, antropofagia y
espectros por todas partes. Un camello kogido por un elefante.
Pijachos sin ningún temperamento. Concha seca, kaxuxa gris:
¿a eso le llaman amor? Dirían los po´ëtas que siempre mienten
demasiado: que no es verdad. Que no puede ser. Que cada cuál
con su locura y su chiquero a cuestas. Peor que peor.
Apokalipsis: mezcla de poko, moco y slip en proporciones
desiguales. Después del sexo nos quedará la gula.
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Diosas pa(sa)jeros inician el baile-danza-sagrada-ritual con
estribillo y todo: ¿Temboreí, Temboreí, por dónde andarás
Temboreí? Alguna palabra de más como te quiero o mi amor
kogeme: lo que demuestra la impertinencia del lenguaje. Los
orgasmos interminables no hacen al meollo de la questión. KXT
y KXK se aman. Papá y mamá cogen como bestias. Kuentito
difícil (pero indispensable) de trasmitir a la prole. A los amigos.
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LIBRO 2
EL CHAMÁN CHAPUCERO
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El error garrafal de todos los demonios es creer que Dios
necesita público.
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Sangre argel. Primero aprendí a chupar. Bastante más tarde
aprendí a ser y a mentir. Temboléitor tatuhéitor. Funcionarios
del mal hay cantidad. La civilización no es más que un mal
sistema represivo que administra el lucro, las deyecciones y la
impresión de los periódicos. Demonios de cuartísima categoría
dominan el planeta. Administran la política. Manejan la mafia.
Ñembyahýilos hambreados. No todo es calentura. Al pedo
nomás no vale la pena adentrarse en estas dimensiones. Re-ku-
tú. Te-vi-né. Oi-pe-yú. Con el tiempo me fui creyendo médium,
sacerdote, espíritu propiciatorio. Ahora puedo ser un chamán
chapucero más o menos actualizado e irresponsable. Kolchoneta
ari. Raro negocio. Hoy en día los magos auténticos no abundan.
Y la felicidad (que como todo fenómeno estrictamente espiritual
es colectivo) tampoco. Takumbú tinfunké topepirurú. Mortero
de palo santo. Jugo de naranjas agrias. Si no: cambiando
naranjas por melones o vidrio-kuí por ansiedad espiritual. Que
la mayoría prefiera el oscurantismo no quita que la luz pueda
estar a la vuelta de la esquina. Pireka ha kysé-yvyrá. Rigidez de
nuca ndajé. Basura cósmica. Que se vean los que piensan que la
escritura salvará a la especie. O que en el principio era el verbo.
¿Na-chéi? Mo´o jaikuaapata heí pombero tujá opívo ojupíva
Torre Eiffel-pe. Para observar el reviente de los demonios no
hace falta tanto esfuerzo. Que para jefes de logia este mundo de
mierda es un semillero interminable. Me pongo la boina y
acciono el conmutador. Abro mi nuevo dispensario pyahueté
para fieras cebadas de la mejor cepa; a ver si pican. Sancta
santorum y delirium tremens. Un mundo de tareas domésticas
inconclusas. Chupá latín.
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pide porquerías: hay que dárselas. Chuí chaï churí. Qué harían
los pobres de espíritu si no temieran a Lucifer, Satanás y su
patota. Mundillo paranoide que Dios creó exclusivamente para
que no rompan las bolas. Zanja hü. Krital o sea virdio. El mal
en estado puro es una de las mejores energías, siempre y cuando
se disponga de los secretos adecuados para el reciclaje.
Cambiarles el viento. Sacudirlos un poco. ¿Jubileo a
contrapierna? Kelembú. A los geniecillos del mal se los reco-
noce a la legua. Petulantes pretenciosos. Sobradores. Incultos.
Orgullosos a decir basta. Al final terminan patinando solos.
Pisando la propia kaka-cascarita de banana que esparcieron para
joder a otros. Uno se empeña en tratar de exorcizarlos. Es al
pedo. Salen unos vienen otros. Soportar y manejar el dolor sin
asustarse ni conmoverse es uno de los mejores recursos para
seguir en la lucha. Usando esa enorme carga de energías ne-
gativas para el factor sorpresa. Ñemopichy ha kirirï. Algo se
intuye. Se acerca. Los pelos se erizan. El aura vibra. Añaraity
pijéitor temboreí kamanduléitor. Se abre el telón. El paisaje
interior se ensancha. El enemigo debe estar desprevenido (y
desprovisto de bastimentos básicos). Oikóta la jekutú, la jepokó.
¿Remedio yuyo? Nada peor que pendorcho frío. Nudismo
casero. Opívo katú: la tecla.
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algún osado/a tendría aún un obstáculo más para alcanzar el
mundo espiritual de los valientes, lúcidos y descreídos no
coimeables: terreno vidrioso de la inmortalidad. Puro paková
piré. Ikuelelepáva. Los 7 polvos. Los 9 infiernos. 4 x 7 = 28; 4 x
8 = 32. Calibre 9, 12, 38 y 45. Propósito de enmienda, perdón
de los pecados, resurrección de la carne y vida perdurable.
Puros cachivaches. El tema no es Dios sino la plaga inmensa-
enorme de la estupidez humana. La conciencia es una cloaca
mental que goza con los exterminios, la tortura y la maldad
gratuita. Tentación mayor que el espíritu puro dio a su criatura.
Para que abuse. Jajokó. Japytá. Jatapý. Japiró. Kaliú. Después
de todos los diluvios. Paranoia asumida y correctamente
simulada. Todo demonio es un ser bastante lerdo. Su peor
defecto es la falta irremediable de sensibilidad. Unicanales
como son. Unicornios mochos. Lapimbyký lechuguéitor. Un
basural de estas características podrá servir de abono para
varios universos. Yepiquéitor. Yapiréitor. Ye´uséitor
poro´uséitor. Y al que le duela: que se borre. Cirugía mayor.
Eutanasia. Ni sus grititos histéricos ni sus suicidios en masa nos
harán moquear. ¿Sudando lacre? Un tendal de olores fuertes es
lo que se siente después de la muerte. Amóntema Damocles.
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primeras libertades. ¿Liviandades? El sujeto se oxigena.
Respira. Dejaron de existir las categorías del bien y del mal.
Traspasar el quinto plano es imposible. Si caemos (por indicar
la intransitividad de la acción) llegaríamos al sexto cuerpo o se-
gundo paraíso celestial. Reino de lo cósmico. Auténtico jardín
de las delicias. Territorio donde la bebida es el (h)eireté, la
quintaesencia. Pasar al último y séptimo plano (que en realidad
no existe) es un mero producto del azar. Las sensaciones dejan
de existir y pasamos a formar parte de la anti-nada básica que
constituye el sustrato de todo. Alternativa 1: correr hacia
delante; pistoletazo en el pecho. Título: boludo ilustre. Alter-
nativa 2: correr hacia atrás; apuñalado por la espalda. Traidor
asqueroso. Alternativa 3: Morir clavado paralizado quieto;
boludo sublime. Los acondicionadores de aire sirven para
despistar a los curiosos. Como los unicornios de la pradera o los
pingüinos del Ártico. ¿Chupando cuello de útero? ¿Chupando
clavo? Eliminación del lenguaje. Eliminación de la educación
obligatoria. Eliminación del sistema métrico-decimal.
Eliminación de la carta universal de los derechos humanos.
Eliminación de los 10 mandamientos de todas las religiones.
Elegí la impertinencia pura por su eficacia, por su brevedad.
Simplificaciones del laberinto ndajé. Al que le quepa el sayo
que se lo moje. Que se la monte.
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verdad no es fácil. Territorio de (al menos) la cuarta dimensión
y del sexto sentido. Faltará solamente estirar la cadena y entrar
en el fragor de la cañería principal. Jarýi o la satanización del
método. ¿Torturéitor? Pretender des-satanizar o no querer sata-
nizar algo resulta una inconvención social. Hacerse del ñembóta
y soportar el tufo un tanto fuerte del azufre que tanto les gusta.
¿Secreto de las zonas frías? El tema es la percepción. Y no
siempre es el mismo pedestal al que cada uno se sube para hacer
sus necesidades. Un incipiente aspirante a chapucero de primer
tipo debe estar en condiciones de superar el escollo de la
persona indicada y el momento justo. Tener puntería. Saber
distinguir entre la simple repetición y las auténticas coin-
cidencias. Otyryrý. Electroshock. Descuereando enanos
tampoco se consigue nada. Ahora recién me explico muchas
cosas: eso es clarividencia. Y caigo en la cuenta de que: eso es
iluminación. Fenómeno que suele acaecer a los poetas, que de
estos destellos del más allá hacen sus buenos negocios.
Abusando de la paciencia divina. ¿Frontera gruesa? Un buen
chamán no debería quejarse.
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restante (o sea más o menos el 0,000001 % del total de la
muestra) recién tendremos la improbable posibilidad de en-
contrar algún que otro perdido candidato. ¿Cuántos de estos
pueden llegar a considerarse auténticos? La velocidad de la
corrupción es inversamente proporcional a la distancia. Cedrón
kapií, ñangapiry, kokü. Final de las maldiciones. Olvidarse del
Apocalipsis. La atávica estupidez conducirá a la raza a cometer
todas las equivocaciones para su desaparición lenta como
supuestos elegidos de Dios. La cultura del tercer milenio será
una glaciación de las peores. Verba volant o el elixir de las
letanías. Ka´ukuévo o video-clip. 7 doblado y el último sin
sacar. No confundir el mundo de las plantas con la ciencia de la
jardinería como terapia espiritual. El humor como recurso más
eficaz y barato que existe. Si los practicantes de la chapucería
supieran hacer uso de este medio sobrarían los demás. Poder
oculto de las asimetrías. Alineamientos aleatorios de las
energías cósmicas. El que no tenga manada que se joda. Kairö
chugüi. Ejupína cerro-ari ha upéi epotí.
33
hice león y jabalí para incorporar la selva a mi destino. Soporté
estoico el rigor de los camellos-bebés gigantes que como todos
los cuadrúpedos y los cuadripléjicos tiemblan al intentar
pararse. Me hice reciclador de tantas entelequias que se me
gastó la memoria; y hasta la inteligencia oxidé en medio de
tanta porquería. Desearía jubilarme como chapucero-en-jefe de
primera generación, con el viático que sanamente corresponda.
Pero lastimosamente somos pocos. Por eso estimo que el exceso
de trabajo empedrará una vejez inquieta. ¿Cuarteles de
invierno? Debo ser justo. El próximo universo será diferente.
Barriga fría: ejú-lúne. Lorito. Segurola. Te queda: la libertad.
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LIBRO 3
35
36
HOMO-SAPIENS
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destartaló el antiguo portón de dos vientos. Ni los perros osaron
acercarse. ¡Quiero chupar carajo! ¿Dónde mierda se metieron
estas hijas de una Gran Puta? ¿Viste lo que te dije? Estas
boludas de mierda ya ni cogen carajo. En el fondo del zaguán se
encendieron pálidas luces verdes y rojas mientras una mujer
semi-en-bolas se acercaba alumbrada por la oscilante y
fantasmal luz de una linterna. La patota acompañó sigilosa los
pasos firmes del Gordo atravesando a grandes zancadas el
patiecito delantero del quilombo. ¡Lucy! ¿Qué carajo están
haciendo? Quiero chupar. Que despierten a todas las pendejas.
Me tienen podrido. Histéricas de mierda.
38
fuera catalogado casi eufemísticamente (muy a la paraguaya)
como un clítoris gigante. Cosas de este país. La consiguiente
corroboración de la completud dual de toda la cadena de
genitales, tanto externos como internos, de ambos sexos en el
mismo individuo, hizo furor en el pobre mundillo de la ciencia
médica paraguaya de aquel entonces. Este país pertenece a la
categoría que los romanos denominaban de pueblos y/o culturas
bárbaros. Hasta decir basta. Plagado de bravucones prepotentes
y pretenciosos. Provocadores ostentosos. Petulantes
superficiales e impenitentes oportunistas. Matriarcas y
maricones enbravecidos. Ladrones, piratas y traficantes de
todos los colores y pelajes.
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Tatú-vaí o el origen de la guerra de los sexos. Es cierto,
la historia de Lucy es oscura, como son siempre las historias de
este tipo. El tabú lo deforma todo. Como el pus. Viejos
quilomberos cuentan que la que años después llegaría a ser la
más experta culeadora del aún incipiente cine pornográfico
norteamericano, precozmente, ya se encontraba ejerciendo en
Nueva York a mediados del caluroso mes de mayo del 71. De
caficho. Podrida angá-la-pobre con el tema del clítoris gigante,
pensó razonablemente en darle un mejor uso a la cosa.
Abandonó la casa. Tiró las polleras. Y embarcado (ahora Lucio)
abordó de polizón un carguero porteño con destino a la gran
ubre norteña. ¿Cómo el Tira se enteró de su existencia? Es un
misterio más de su larga trayectoria. Lo que sí es perfectamente
comprobable es que se la vio instalado/a, no muchos años
después de sus éxitos en la pornografía yanki, entre los
allegados del noble Jefe, como pre-seleccionador/a ijyképe de
los manjares cuerperiles que el viejo degenerado degustaba en
una oscura vivienda del barrio Takumbú. En ella todo siempre
fue dual. Dicen también que era la que mejor se los cogía a
todos los maricas que abundaban dentro del entorno del Tira.
Ya que con ella era fácil. Fungiendo de fémina cualquiera
pasaba por un machote. Y adentro, en la intimidad, meta bola.
Los emputecidos exquisitos la describen como una culeadora
insaciable.
40
costado. Así son los vicios en esta vida. Bastante caros y poco
rentables. Además, en este paisito de mierda nos conocemos
todos. Así que, con Lucy como asesora y madama, pensamos
que lo único que nos quedaba por hacer después de tanto probar
y probar, a fin de solucionar los problemas del país y del
universo, era el terrorismo verbal. Táctica gastada pero segura.
Al menos, eso era sinceramente lo que creímos que haríamos al
instalar la logia. Y el quilombito pyharé.
41
Añaraity. Vosotros (peë): vampiros sanguinarios y
angurrientos, demonios andrajosos, energúmenos acomplejados,
enanos de pijas cortas y vaginas secas; a vosotros increpo. ¡Un
trago, necesito un trago! Os contemplo. Gusanos. Criaturas sin
destino. Sin espíritu y sin paz. Tomo distancia. El planeta se
pudre, se hunde y no se ve ni por asomo a ningún mísero
humano (espécimen dudoso) que diga algo, que reaccione.
¿Dónde escondísteis el grito eterno, dónde empeñásteis el santo
misterio del aullido? ¿Quién tocó y robó inmisericorde el fuego
de los dioses, quién osó alterar los ritmos, quién (malditos)
poluyó los mares, quién fue el asqueroso que orinó y se cagó en
el misterio de la creación del universo sin empacho y sin
permiso? El Gordo seguía puteando a sus anchas en el living del
quilombo. Yolanda y Clorinda dormitaban a sus anchas. A
vosotros miserables de toda laya y toda época: os convoco, os
invito a mirarnos todos juntos en el espejo de la muerte,
desnudos como al principio, sin máscaras y sin los miramientos
cobardes que esta sofisticada civilización (pagana) pregona.
¡Agua! Qué habéis hecho de los lustrales arroyitos campesinos.
Del rocío. Hoy en día llueve mierda y mañana serán cangrejos o
hasta elefantes. Atajáos infelices caminantes de dos patas.
42
culeador, que es un camino como cualquier otro. Y cuanto más
palúdica fuera la serie de culeadas apabullantes planteadas
como método, mejores eran las posibilidades de levitación
espiritual para la sujeta eventual de la experiencia. ¿Martes? En
realidad ya era martes. Una catarata de imágenes fugaces
atropellaba mi cerebro mientras escuchaba las boludeces que
arengaba el Gordo. Estábamos inspirados. La farreada estaba
comenzando bien.
43
silencio atonta. El sexo es ancho y ajeno. Algo más fuerte que
mi ser empuja desde atrás. Vellos. Grasita del borde. Mojadura
empapada de... ¿tibiezas? Entrepiernas. Pequeñas salpicaciones.
Modelo de universo. El microscopio diseca una cúbica ventana.
MUTATIS-MUTANDIS
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clientela quilombera mayoritaria y, c) Espíritu docente, que
engloba la creencia empírica de que a coger sólo se aprende en
el quilombo.
45
paleontología oficial no registra (por razones obvias); un
fecundo período de hermafroditismo racial absoluto, o sea la
presencia de los dos sexos completos en cada individuo; lo que
explica (entre tantas otras cosas) todas las tilinguerías históricas
de la civilización y el desamparo caótico-culturo-pornográfico
que padecemos ahora. Y sus consecuencias. Las sectas. Los
disipados heterólogos. El trencito. Y el candado o la
penetración autóloga constante como técnica meditativa.
Paludismo traumático para monos indefensos.
46
equivoco? Las cinco y media. El Gordo era el único de la patota
que se tenía en pie (es un decir) en medio de la somnolencia
generalizada... a mitad de la epopeya. Omanó Mariscal López.
El Gordo se interrumpió. Había que delinear también la
metafísica prospectiva de los burdeles modernos. La
trascendencia, la paradoja y los cuentitos chinos. Los mitos del
mal.
47
infaltables siestitas disimuladas. El quilombo sumió en un sopor
telúrico que ninguno osó interferir. Cada uno con su tema y su
vaso. De pura lástima Lucy apagó la luz del living. ¡Ay Lucy
cuándo te curarás! ¿Culeando? Lo dudo. Alguien soñaba en voz
alta. El tema de ponerle un nombre a la patota fue una discusión
de nunca acabar. Hasta que a alguien se le ocurrió Los Halcones
Rosados, en memoria de la noble logia de los primeros
maricones paraguayos asumidos, que tuvieron que defender su
identidad con uñas y otros adminí-culos corporales para
sobrevivir en un ambiente hostil a su especie. Cuentan los
putócratas que alguna mítica vez que uno de esos santos se
encontraba en la vieja Europa, hurgando sin necesidad y al azar
en una oscura biblioteca de barrio, se topó por casualidad con
un montón de papeles viejos. Y que hojeando al descuido los
mamotretos destartalados observó un catálogo borroso de
imágenes pergeñadas a mano y palabras latinas que denotaban
su clasificación. “Rara avis” era el remanido título que el
copista le había ensoquetado. Según cuentan, la tercera
casualidad del azar hizo que su atención reposara sobre la
página diez y la letra h: Los Halcones Rosados. Especie en vías
de extinción a comienzos del siglo dieciséis. Lo único que pudo
sacar en limpio fue algo referente a la contradicción de que un
ave de presa tuviera un color tan maricón. La famosa teoría del
mimetismo. Allí el copista deliraba a su antojo, explicando que
la mariconería plumífera le aventajaba a la bestia las mejores
condiciones para fagocitar otras especies de aves y pequeños
roedores caseros o peridomiciliarios, especialmente proclives a
la coquetería y el despiste existencial. Curiosamente, acotaba
finalmente el chanta de la última edad media, él creía que la
especie estaría extinguiéndose debido justamente a las
facilitaciones que el ecosistema, al final, utilizaba en su contra.
La patota tenía su nombre oficial.
48
El pasmo creador y fornicador de su propio lenguaje. La
pobrecita está un poco nerviosa. Clorinda se resistía. ¡Dadle un
poquito de morfina! o valium en mega-dosis. Qué diréis
seguramente, vosotros los nigromantes pretenciosos, los
rectores y los decanos de la palabra, los pretendidos augures de
la panacea tecnológico-financiera contemporánea. Complacéos.
Y culeadla. Como Dios manda. Aquella culeada ritual de las
mellizas de Caraguatay se había vuelto uno de los pasatiempos
favoritos del Gordo. Yolanda la pizpireta y Clorinda la monja.
Paloma blanca paloma negra. O al revés. Justo es reconocer que
habían venido ya re-culeadas de New York. Pero igual. ¡Amor!
No me hagáis reír pues moriré de cáncer de laringe.
¿Escatología? Ante esta miserable modernidad hubiera debido
preferir el claustro, el honorable silencio de los muertos, la
rigidez y aun el asco de los cadáveres insepultos. Imposible ser
ni parecer sensato en semejante coyuntura, el vértigo de las
porquerías inunda las pocas cloacas mentales que restan y
después de esta especie de epilepsia esquizofrénica colectiva es
previsible que de nuevo definitivamente todo calle.
49
aburrido de tanto amarillismo y chirimbolitos raros, sumados a
sus dudas sobre la buena fe del chinito de mierda, deambulando
por los pasillos vacíos, le llamó la atención un libraco de tapa
rosada. No dijo nada y salió. Volvió al día siguiente con la
consabida camarita oculta y fotografió cinco páginas al azar. A
su vuelta, al revelar las fotos se encontró con la sorpresa de que
estaban escritas en un mal latín que casi parecía español. El
libro era un original que daba a entender vagamente que había
sido escrito por un jesuita en las misiones del Paraguay. Y
mencionaba la secta secreta: los Halcones Rosados. Una rara
especie de ñembo-templarios indígenas contreras. Uno de sus
rasgos geográficos, ja´e chupé, era la homosexualidad
masculina ritual y, por supuesto, un anti-jesuitismo rabioso.
50
Psicoanálisis salvaje. Albores de la civilización.
Remiremos el mapa y los tiempos. Los hermafroditas
deambulan felices sobre la faz de la tierra. Pacíficos y
meditativos, candado mediante. Nada los inmuta.
Estadísticamente: cero de violencia. ¿Período masturbatorio?
Onanismo trascendental más bien. Pero si había penetración eso
ya es violación... de la norma, dirían los puristas. Hasta que un
buen día se da la mala leche. ¿Deficiencias fálicas, clitorídeas o
mentales? ¿Pequeñez? ¿Curiosidad acaso? Otro de los apóstoles
que se arrastraba recontra-en-pedo trató de tocarle (una vez
más) el culo a la tímida. Ese culo mítico de Clorinda que nos
tenía flechados desde hacía rato. ¡Nadie se mueva dije... ish!,
rugió el Gordo desde su esquina. Aquí el que dice lo que se va a
hacer soy yo. Chupen tranquilos y no les rompan las bolas a
estas pobres putas de mierda, que a esta hora están más que re-
culeadas. Préndanse al vaso y punto. Zánganos. Casi
rutinariamente (por disciplina interna, por método), el Gordo
pateó una silla que mansamente fue a descoyuntarse contra la
puerta del gallinero. Ese pequeño gesto lo inspiró. ¡Gallinas-
gallinas, más whisky! Quiero cacareos carajo.
51
la rosqueta es algo que casi se podría calificar de innato, animal
o hasta telúrico inclusive. ¡Novelistas! A vosotros me dirijo:
reverendos hijos de una gran puta, inútiles depredadores
ensañados, carniceros impenitentes, antropófagos reprimidos;
vosotros, los de mirada clara y alta, rubios engreídos, soberbios,
mamelucos piojosos que os creéis dueños del planeta, emisarios
del más allá, agentes del infinito; ampulosos cogedores sin
perdón y sin permiso, sin criterios, alquitranados, pastosos,
repelentes mendicantes de cariño. Peë tembó tujá. ¡Cherejápe!
Denles con todo. A gozar enanos.
52
Castración oral. Culeásteis asquerosamente a nuestras
mujeres. Violásteis miserablemente a nuestros Dioses y
nuestros templos. Masacrásteis sin respeto y sin mesura a
nuestros (pobres) hijos. Arrasásteis nuestras campiñas y
nuestras ciudades. Está hecho. Y está dicho. Los Halcones
Rosados: templarios terminales, al final triunfaríamos sobre la
inclemencia espiritual y la barbaridad ofuscante. Estas
porquerías no saben ni cómo tienen que abrir las piernas. ¡A ver
vos, vení! ¡Ponéte de cuatro! La pobre putita se escabulló como
pudo y tuvo que aparecer Lucy de vuelta, porque el Gordo
estaba pasado de revoluciones. Ah... ¿te acordás de los tiempos
de la revolución? ¡Esos eran tiempos carajo! El secre alargó dos
líneas y todos aspiramos lo que el Jefe disponía. No había tanto.
¡Esta basura te enchufaron! Mirá que sos boludo. Inútil. Esto es
puro bicarbonato. Esta porquería me va a matar. ¿Dónde está mi
whisky? La presencia del caficho no logró infundir ningún
temor a la patota, que, habiendo cumplido a cabalidad con su
sagrada misión (de farrear a lo grande en este mundo de
mierda), se disponía a hacer las primeras maniobras para
retirarse mansamente del quilombo. Sin patotear al pedo. Sin
armar quilombo. Su destino no era destartalar el universo.
¿Algo? ¡Resurrección de la carne por lo menos! Grito blasfemo
y angurriento de otro Judas sugiriendo una parada final en
alguna parrillada para rematar la noche. Eran casi las seis pero
aún no amanecía. Era junio.
53
IN-EXTREMIS
54
pedir coherencia. Rebrotaba el indio. Candado. Era lindo. El
recuerdo del mito andrógino más plausible. Autocomplaciente.
Pacífico. Fundador de la civilización. Mejor que los grupófilos.
Que los ascetas. Aun que los aristócratas. Exquisitos gua´u co-
no-ce-do-res. A penetración constante. Los dientes se movían
devorando la carne fría, mientras clareaba francamente.
55
Geografía mínima. Me niego a ser un escritor profesional.
No vale la pena. Me niego a ser profeta, héroe, santo o defensor
de tantas cosas imposibles (opáma la verbo, opaitéma la
cosmogonía-kuera, ro´upáma la lógica). Me niego a ser
paraguayo, uruguayo, europeo, yanqui o chino (es igual). Me
niego a ser esquimal, mby´a, guaikurú, morocho, amarillo,
negro, pielrroja... Me niego a ser idiota, genio, malhumorado,
raro, impertinente. Todo cansa. Me niego a ser. Y no me vengan
ahora ni después con lamentaciones o vítores. Ore-katu la
perseguidoité. Garmesán tera keronséngui. Ha´ekuera-ko
ndoponderai orerehé. No comprendéi ore sistema, ore mundo-
apytepe. Ndoikuaasei mba´eveté ni-kaúre ore protesta
sistematiko-pe. Cielo arriba derrengan caparazones disonantes.
Susurran drogas. Ahuecan alas. Tekoreí-partida: creen que la
felicidad se alcanza apenas viviendo. Ha ñandé aveí
(jarrekonocéke lo-mitä) naporokambiamo´ái. ¿Los Alkones
Rozados? ¿Ajépa ñaneinkorregible? Contemplo infinitas
copulaciones pululantes. Guerras indoloras. Y muertos por
casualidad. Ha´ekuera ohenduporä katú. Ha´ekuera
oñedefendente. Tomanó. Como dicen que dijo el maestro:
muchos parecen ser los llamados y muy pocos los precavidos.
Iporäta hína (sapy'areiröguareicha) la pombero okule´ane
formalmente ijupekuera. Oiméne umicharö ikatú ojekorregíta.
Sin tiempo, sin cuerpo y sin detalles superfluos: la eternidad es
un chiste. Ñane yvaga ha´e katú peteï oga michimi, aserrín
apytepe, oparupi. ¿Ajépa iporä? ¿Ajépa igustosova?
56
ha´e (ha´ekuera he´iva) jaku´ipaité ojepresentaröguaré,
sapy'ánte. Orefrentepe: yvá, yvaga, umicha. Jakurupaitetante
anga oimeraëvante. Es una risa: la simetría. Sin embargo existe
toda una categoría de muertos que insisten en acercarse a los
vivillos. ¿Para qué? Kavajú, avá, ryguasú: enteropaité ipochy
ñane rembiapó productope. Haékuera ko ipochyreí. No entendéi
la biblia, la asunto ojetratava. Ha´ekuera ko noponderái Tupá ni
Ñandejarare. Tembó partida. No entendéi mba´eveté Kiritó,
Mariskalope ha Etroner he´i akué. ¿Guarañol? La estúpida
teoría de la energía.
57
Taguató-pytanguyportetujape. Yma tiempopeguareicha.
¿Napendemandu´ai-pikó lo-mitä, kuñá, mita´i? ¿Ajépa
peneakävaí, peneakäkurú? ¿Ajépa pene indio, pene kaigué, pene
dejado-atyra? Estoy diciendo que los muertos tenemos un
idioma. Mínimo-minimorum: michimi. Ñamba´apókena lo-
mitä. Japensá, jakalkulá, jafilosofá ha jameditákena. Jaleé ha
jañe´e, jakonsientisákena ñaneprójimo proletario, ñaneirü
kaigué, ñanerapichá imembyvéa, imboriahuvéa, iñinutilvéa.
Melodías poco convencionales. Aflicción. Nada de oficio. Y
poco condimento: lo que nadie pensó. Oíd mortales: suena
simpático. Sin sentido y sin fondo terminan las desgracias y el
circo sacrificial. Ñamba´apota katu lo-mitä. Ha upeicharö oré
roganata, oré rotriunfata, oré roimponeta ore pensamiento, ore
sistema, ore autentical-way-of-life.
58
trampolín después de todo. El cadáver putrefacto que se murió
cogiendo. Chau morochos mocosos. Mulatas del porvenir.
Angelitos traviesos. Y más allá de los cuerpos: un saludito a los
curas y a los santos, a las putas y los pretendidos poetas. Que os
coma el cuco. Que os arrulle el huracán. La última etiqueta.
Este es mi cuerpo. Y es tu vino. Otro saludito último-pahagué a
los monos, a las feas y a los maricas de toda laya, porque ellos
(con toda seguridad) no entrarán jamás en el reino de los
muertos. Idiotas solemnes: son inmortales. A todos vosotros
pues: chau-ché, hasta jamás de los jamases, porque aunque
procuréis como tarados no llegaréis a entender ni así de nuestro
(maldito) idioma. Peikatunte anga chetelefoneáke, terapa emo´i
ne-mensaje kontestador automátikope, ikatu uperö (anga che
tiempope) porodevolveta la llamada katueteí. Cherenóike. Ani
peneresarái. Terata-pa eiké-katu nderevikuaitépe peë
añaraköpeguaré-partida. Poro´u-laya. ¡Vairos! Que ni pintados
para prometer amores y revueltas que nunca cumpliréis. Epytá
upépe. ¡Atrás!
59
60
Índice
1. LA CONSPIRACIÓN DE LOS
GINECÓLOGOS (2006)....................................................13
Teodolina............................................................................15
Ministerio de la calentura...................................................15
Terapia Intensiva................................................................16
Cómo salvar el mundo en 5000 polvos..............................16
Derechos y deberes sexuales..............................................17
Jodido pero contento..........................................................17
¿Aipo’opio?........................................................................18
La caverna de Platón y el mameluco chino........................19
Confesiones de un sexópata tímido....................................19
Vuelta al mundo en 80 mundos..........................................20
El arte de morir...................................................................21
El último polvo...................................................................21
Tatú pochý..........................................................................23
Kulito blanco-blando te quiero más...................................23
Las pijas fundamentales.....................................................23
Koger × Koger....................................................................24
61
3. LOS HALCONES ROSADOS (2000)..........................35
Homo-sapiens
Mutatis-mutandis
Curación.............................................................................44
Kurtiendo moko.................................................................45
Maldición rosada................................................................45
¿Las palabras mágicas?......................................................46
Canis fagocitosis bolam tuam............................................46
¿Medir el aceite?................................................................47
En su ser natural.................................................................47
El pasmo creador................................................................49
La novedad del sopapo espiritual.......................................49
Muerte definitiva del pensamiento animal.........................50
Psicoanális salvaje..............................................................51
La Bestia Rubia..................................................................51
Paranoico en concha ajena.................................................52
62
Castración animal.............................................................53
In-extremis
La patria............................................................................54
Omanó takó-ari.................................................................54
Profesión de fe..................................................................55
Geografía mínima.............................................................56
¿Apurope mante?: no gracias............................................56
El idioma de los muertos...................................................57
Ñane authentical way-lo-life.............................................57
Bombachita kunu’ü...........................................................58
Última cena........................................................................58
63
64
65
Se terminó de imprimir
en el mes de febrero del 2006
en la imprenta Marben S.A.
Asunción-Paraguay
66