Академический Документы
Профессиональный Документы
Культура Документы
2
Daniel Arroyo
Introducción
1
Artículo publicado en: El desarrollo Local como eje de la Política Social (2006), Ministerio de Desarrollo
Social-PNUD, Buenos Aires.
2
Licenciado en Ciencia Política (UBA). Secretario de Políticas Sociales y Desarrollo Humano del Ministerio
de Desarrollo Social de la Nación. Investigador y docente de FLACSO y de la Universidad de Buenos Aires.
Profesor de la Universidad de San Martín y Belgrano
1
En los primeros años de la década del `90, predominó una visión del Desarrollo Local
asociada al crecimiento económico, planteándose básicamente cómo hacer crecer la
economía. El proyecto insistía en la necesidad en primer término del crecimiento de la
economía y después en las mejoras de las instancias locales, en los instrumentos de
intervención y en la distribución de los ingresos. Esta noción de desarrollo como
crecimiento económico fue predominante en la década del ’90 no sólo en América
Latina sino a nivel mundial, siendo la concepción preponderante aún hoy en las
Ciencias Sociales. (Arroyo, 2003)
Empero, las políticas sociales activas eran poco relevantes en este esquema; lo
principal era la creación de las condiciones para “el interés” de las inversiones.
A mediados de la década del ’90 la noción de desarrollo local se orienta hacia una
visión emparentada con la Ciencia Política, en donde se incorpora la idea del desarrollo
local como calidad institucional. (Arroyo, 2003)
De todas formas, este enfoque puso mucho énfasis en el aspecto político institucional y
dejó lo económico en un segundo plano. La posibilidad de generar consensos, abrir la
participación, generar redes de participación y articulación, sería un primer paso hacia
la discusión acerca del perfil productivo local.
2
Asimismo, esta teoría se asoció a una noción que cobra fuerza a mediados de los ’90:
la democracia local. El diagnóstico proyectaba una idea acerca de que la calidad
institucional y a la verdadera participación ciudadana podría, enfrentar la crisis de
representación y “la desafección” de la gente con la política.
Avanzada la mitad de la década del ’90, principalmente en los años 1997, 1998 y
1999, aparece una tercera idea que vincula el desarrollo local al planeamiento
estratégico. Esta visión intenta pensar integralmente la ciudad en términos políticos,
sociales, económico-productivos y culturales. A partir de allí el objetivo es delinear
estrategias de mediano y largo plazo.
3
El modelo de planeamiento estratégico argentino se estructura de la siguiente manera: 8 meses de
diagnóstico a través de una metodología de talleres (barriales, sectoriales, de distintos modelos), 4 meses de
diseño y el segundo año, la ejecución. Sin embargo, este proceso no se posicionó sobre ejes estructurales,
sino que focalizó sobre aspectos particulares como salud, educación y medio ambiente.
3
Entre los años 2000 y 2001 surge un pensamiento sobre el desarrollo local entendido
como una articulación de lo público y lo privado. La idea es poner en marcha la
producción y el modelo institucional, articulando el sector privado, el sector público y
las organizaciones de la sociedad civil. Este planteo se asocia a instancias de consenso
para definir proyectos productivos, apoyar a los productores, a los pequeños
emprendedores y a las microempresas. Esta perspectiva permitió un interesante
aumento exponencial de las agencias de Desarrollo Local, llegando a un total de 42
hacia el año 2000. Sin embargo, las dificultades de financiamiento impactaron en estas
instituciones disminuyendo su cantidad a 16 agencias hacia 2001, muchas de las
cuales tuvieron serias dificultades para sostenerse, porque muy pocos actores las
identificaban como estratégicas y por lo tanto de difícil financiamiento.
Las de crisis abrupta son aquellas localidades en donde, el motor del desarrollo se
paralizó en un momento, por el efecto de las reformas económicas neoliberales:
Cutralcó, en Neuquén; Tartagal, en Salta; San Nicolás con Acindar y Palpalá en Jujuy
con los Altos de Hornos Zapla. Otros municipios que se habían desarrollado en base al
ferrocarril, al cerrar este se quedaron sin ninguna fuente de desarrollo. Aquí se
presenta un problema central a resolver que es la (re)definición del perfil del municipio
a partir de metodologías simples, concretas y el consenso de los principales actores
involucrados. En este sentido es prioritario desarrollar políticas sociales con estrategias
socioproductivas.
4
Los municipios que padecieron crisis4 paulatinas no retienen en su memoria colectiva el
día en que se paralizó la producción porque cerró la fábrica más importante del
lugar o dejó de funcionar el ferrocarril o YPF dejó de extraer petróleo, sino que se
sigue realizando la misma actividad de siempre, pero ahora con menor producción y
empleo.
En gran medida, se puede decir que este es el caso del interior de la provincia de
Buenos Aires, cuyo perfil sigue siendo el mismo (agrícola-ganadero), no hay un cambio
significativo en el perfil, pero cada vez se observa más exclusión social.
De igual manera, los municipios grandes (áreas metropolitanas) deben tener varios
perfiles, teniendo en cuenta por ejemplo que La Matanza tiene 1 millón y medio de
habitantes. Y lo mismo ocurre con localidades Rosario o Córdoba donde lo importante
es pensar como articular tres o cuatro perfiles productivos de desarrollo.
Desde esta última perspectiva un Desarrollo Local inclusivo puede entenderse como la
capacidad de llevar adelante un proyecto que considera las potencialidades
territoriales, (sociales, naturales, técnicas, económicas, institucionales, culturales) de
manera sustentable. Por ello, significa pensar desde abajo teniendo en cuenta qué
recursos se manejan y cuáles no; y así -en función de los actores y potencialidades
existentes- promover actividades socioproductivas.
4
Existen también localidades que han recibido el efecto de la crisis pero no tienen un perfil definido. Esto
no quiere decir que la localidad no tenga un perfil, sino que no lo tiene definido para el desarrollo local. Por
ejemplo, la ciudad de Viedma en Río Negro no tiene un perfil definido porque la mayor parte de la gente
trabaja en la administración estatal (municipal o de gobernación). Es claramente una ciudad administrativa y
su perfil no está orientado al crecimiento económico con impacto social.
5
Asimismo, el objetivo es concebir una convergencia entre Desarrollo Local y políticas
sociales a partir de una dinámica territorial propia, actuando en forma coordinada
desde el terreno geográfico, delimitado por una lógica que les resulta inherente. Esto
implica también transformar la estructura territorial en favor de actividades que
generen valor agregado y procesos económicos que articulen regiones y formen
cadenas y corredores productivos sólidos en las localidades. En suma, desarrollar una
noción de políticas sociales inclusivas.
Es impensable abordar las políticas sociales desde lo local sin la existencia de actores
que vehiculicen las acciones. En la práctica esto implica definir: qué hace la
municipalidad, qué le pedimos a la sociedad de fomento, qué le solicitamos a los
colegios profesionales, cuál es la tarea de las cooperativas y las empresas en los
próximos dos o tres años. Para realizar esta estrategia, la opción es rescatar, fortalecer
y apoyar espacios locales de concertación preexistentes, asegurando de esta manera
no superponer formas y modelos de gestión que resultan ajenos a la realidad local y al
mismo tiempo no interferir en las formas participativas con las que se encuentran
familiarizados los actores locales y la sociedad civil.
6
dirección, para promover determinados resultados de la acción pública en su conjunto,
y no sólo de cada una de sus parcelas sectoriales o institucionales.
El Plan Manos a la Obra: una política social con eje en el Desarrollo Local y la
Economía Social
La situación social actual es de alta complejidad, según los informes del Instituto
Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC), la evolución de la desocupación y
subocupación luego de la crisis (en donde llegó al techo de 24,1 % y 18,6 % en el 2°
trimestre de 2002) alcanza en la actualidad un 11,1 % y 13 % 5 respectivamente.
Por lo tanto la política social debe priorizar los ingresos de las familias a partir de
compatibilizar crecimiento con inclusión social, consolidando actividades económicas
viables y relacionadas con el contexto de cada localidad.
5
Corresponde a octubre de 2005.
6
Los datos son tomados del INDEC, quien define como pobre en Argentina a una familia de cuatro personas
cuyos ingresos no superan los $ 828,65 por mes. Noviembre de 2005.
7
El INDEC modificó en 2003 la metodología de la Encuesta Permanente de Hogares, que mide los datos para
calcular la incidencia de la pobreza y la indigencia y las tasas del mercado de trabajo. La EPH se realiza
desde entonces en forma continua y no, como ocurría anteriormente, en dos semanas puntuales del año.
El cuestionario de la encuesta introdujo mejoras para determinar con más precisión los ingresos de las
personas y los hogares.
8
Para el INDEC, los indigentes son aquellas familias que tienen ingresos menores a $ 385,42 por mes.
Noviembre de 2005.
9
Esto implica 700. 000 menos pobres que en el segundo semestre de 2004. De todos modos, estas cifras
no incluyen a la población rural, que no es relevada por la EPH pero en la cual, generalmente, la pobreza es
mayor que en las zonas urbanas.
7
Por ello, el Plan Manos a la Obra tiene por objeto la detección de necesidades y
demandas, la formulación de propuestas viables y la implementación de proyectos
productivos. En particular el Plan desarrolla tres componentes principales:
8
deriven en beneficios económicos, sociales y comunitarios. Por estar
marginados del mercado de crédito formal, cuentan con escasas oportunidades
para recibir algún tipo de formación que potencie su propia capacidad
emprendedora. Muchos cuentan sólo con su propia capacidad de trabajo, así el
resultado se ve reducido por la escasa formación general sobre el sostenimiento
y organización de una actividad productiva. Otros, en cambio cuentan tal vez
con bienes o insumos pero necesitan mejorar su situación optimizando sus
canales de producción y/o comercialización. El Plan Manos a la Obra prevé
brindar acompañamiento integral y asistencia a todos los sectores mencionados
para que puedan generar un impacto positivo sobre el proceso productivo.
Hasta el momento el Plan ha tenido una serie resultados que permiten proyectar
escenarios inclusivos en el futuro. En primer lugar, el mismo ha experimentado en
términos de actividades productivas: masividad. No es un programa “suelto” y pequeño
sino que es sostenido y masivo con transferencia de recursos para aquellos que están
fuera del sector financiero formal y que tienen capacidades productivas asociativas o no
asociativas. Por ello, en los primeros dos años de gestión se han llegado a financiar a
54.274 unidades10 productivas en el ámbito urbano y rural con un total de 510.975
pequeños productores beneficiados, con una inversión de $ 300.000.000.
9
sino también en la gestión de las políticas sociales. En este sentido se han constituido
14 unidades de evaluación provinciales en diferentes lugares de nuestro país cuyo
objetivo fue favorecer la intervención descentralizada del Plan, dejando gradualmente
la lógica de “microproyecto” para pasar a una lógica de “fondos estratégicos”.
Sin duda esta situación no implica ahorrar esfuerzos en la lucha contra las causas de la
pobreza y la exclusión, por el contrario, expresa que a partir del impacto producido por
el Plan se deben priorizar iniciativas que originan mayor valor agregado y empleo
genuino.
A modo de conclusión
Teniendo en cuenta los aspectos destacados hasta el momento, las políticas sociales
de tipo inclusivas deben entenderse como una conjunción entre el Desarrollo Local y
la economía social, a partir de la generación de un proyecto de desarrollo sustentable
en el que se aprovechen las diferentes capacidades.
En particular, las acciones del Estado deben procurar, además de una eficiente
asignación del financiamiento a través de la descentralización de la gestión,
profundizar acciones relacionadas con capacitación. Esto implica el desarrollo de
diferentes tipos de eventos y la consolidación de una estructura “de formación de
formadores” que permitan articular acciones en los componentes sociales, productivos
y comerciales.
En este sentido, el rol del municipio es central como actor articulador y promotor de las
políticas sociales, no sólo para la constitución de diagnósticos sino también para la
ejecución de políticas públicas que fortalezcan y construyan un determinado perfil
local.
10
hotelería pequeña, etc.), la producción de madera y muebles, la producción textil (cría
y faena del animal, aprovechamiento de la piel ,etc.), la producción de agroalimentos
(siembra e industrialización de los alimentos), las cadenas metalmecánicas
(especialmente en los grandes centros urbanos) y las producciones no tradicionales
que pueden representar una alternativa al perfil de la localidad.
Hasta el momento las políticas sociales y en particular el Plan Nacional Manos a la Obra
en Argentina han desarrollado una infraestructura institucional y masiva de apoyo a los
emprendimientos productivos de todo el país, llegando a diferentes localidades de la
Argentina. A partir de aquí, el desafío es dar un salto en calidad de la producción y
fortalecer eslabonamientos productivos, explorando nuevas vías y mecanismos de
comercialización, a partir de la consolidación y generación de espacios de legitimidad,
de representación y de consenso. Esto es que los diferentes sectores generen espacios
asociativos y tengan reconocimiento por la comunidad y continuidad en el tiempo.
De esta manera, todos los sectores tomarán como legítimo el espacio y se permitirá
avanzar hacia la inclusión social.
11
Bibliografía utilizada
ARROYO, Daniel (2003) “Los ejes centrales del desarrollo local en Argentina”. En
Jefatura de Gabinete de Ministros. Desarrollo Local. JGM, Buenos Aires.
ARROYO, Daniel (Coord.) (2003 a.) “Evaluación de los niveles de participación de las
organizaciones de la sociedad civil en los Consejos Consultivos y la capacidad de
aprovechamiento de los recursos locales”. FLACSO, Buenos Aires. Mimeo.
GARCÍA DELGADO, Daniel. (2003) “Desarrollo local y reconstrucción del país”. Revista
del CIAS, núm. 525, Agosto.
12