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Ilustraciones y correccién: ‘Vanina Muraro Imégenes de este mtmero: Extractos de fotos de Linda Sunshine, ‘Amantes, Valencia, ‘La Méscara, 1992; y de James M. Saslow, Ganimedes en el Renacimiento.La homosexualidad en el arte yer Ia sociedad, Madrid, Nerea, 1989 Conrorvaconer, ATENEO Responsables: Pablo Russo y Blanca Sénchez Asesores: Ménica Torres, ‘Linda Katz y Fabién Fajnwaks Integrantes: Lelicia Acevedo, Mariel Allende, ‘Alejandra Antufia, {aura Baumarder, MénicaBiaggio, Liliana Bilbao, Patricia Brunacci, Nota Chern, Jorge Fareoni, Nilda Hermann, Gerardo Heumann, Ménicaax, Alejandra Loray, Maria Laura Marandino, Angélica Marchesini, Liliana Mauas, Lasis Mosa, Vanina Muraro, Marcelo Olmedo, Graciela Schnitzer, Walter Sierra, Sendra Teira, Leticia Var; Monica Won, Boletin del Ateneo de Investigacién (ICF - ICBA) Los semblantes del matrimonio Editorial jHablemos del matrimonio! Pablo Russo y Blanca Sénchez A.comienzos de 1988 y en el marco del Instituto del Campo Freudiano {ICF] hemos comenzado la experiencia de un trabajo colectivo de investigacién sobre la socio-historia del matrimonio en Occidente desde el punto de vista psicoanalitico. Hoy nos sumamos al Instituto Clinico de Buenos Aires [CBA] que comienza el gran desafio de una transmisién tan exten- dida -multitudinaria, podria decirse- como seria. Quésentido tiene para los psicoanalis- tas tomar como obje- todeestudio y de de- bate al matrimonio? zAqué nos referimos hoy cuando hablamos siento apresurado, por ejemplo—du- rante el transcurso del andlisis y, por su parte y en varias ocasiones, Lacan proponia al analista no tomar parti- do acerca de cémo cada quien se las arregla con su cada cual, ambos han reflexionado sobre el matrimonio. @Por qué no continuar haciéndolo? Ya en los tiempos de la creaciGn dela Es- cuela de Orien- tacién Lacaniana [EOL] Jacques- Alain Miller, en su conferencia De mujeres ysem- blantes, tomando el enigmatico fi- nal del escrito de Lacan “Ideas di- de matrimonio? ‘Tanto Freud como Lacan se han referido Katharine Hepbum y Spencer Tracy cn La costilla de Adin (1949) rectivas para un congreso sobre Ja sexualidad fe- en varias ocasiones al matrimonio. Si bien Freud, en una primera época, re- comendaba que el analizante pospon- ga las grandes decisiones ~un casa- ‘menina”, se interrogaba sobre la deca- dencia o el mantenimiento del matri- monio en laactualidad, como una cues- tién que merecia una reflexién. Sumagro. Editorial: (Hablemos del matrimonio! 1. Artéculos: Nudos de Victoria, semblan- tes de Emesto 3; De los amores que maian alas palabras de amor 10; Un matri- ‘monio de puro semblante: el PACS 12. Comentarios: Resefia de 1a Mesa Redonda sobre el matrimonio 15; Resefia de la clase “Sintomatizar el amor” 16; Resefia: Courrier “Les nouvelles langues de amour” 13. Vinietas: ELarchivo y la bibliote- ‘ca del Ateneo 18; Resefia sobre "Las uniones del mismo sexo” 19.” Conexiones: Matrimonio y cine 22. Bibliogratia y referencias 24. Calendario de actividades 24, Informacién ¢ Tntercambios 24, Préximo niimero 24. Recientemente Eric Laurent, en su presentacién plenaria del En- cueniro Internacional de Barce- Jona sobre “La pareja-sintoma”, tomando lo que llamé la historia del parentesco, destacé la impo tancia del pasaje de la historia de la familia a la historia delmatrimonio en la perspectiva del trabajo sobre el partenaire- sintoma.! Animados por una verificada transferencia de trabajo nos he- mos abocado al estudio de Tas variedades histéricas del matri- monio, para poder cernir la gé- nesis y la permanencia de esta convencién cultural que ha regu- lado durante gran parte de la his- totia occidental las relaciones en- tre los sexos. Nos proponemos cierta formalizaci6n sobre los an- tecedentes, las causas y las coor- denadas de sus profundas trans- formaciones en el tiltimo siglo. Este recorrido se sostiene en una hipétesis, la de concebir al matrimonio como un semblante en la medida en que se trata de un pacto simbélico vestido imaginariamente por diferentes ritos, ceremonias, ficciones, creencias y fantasias; pacto que ademés de tomar del semblante este rasgo de ser un mixtode sim- bélico ¢ imaginario, puede asu- mir la funcién de velar lo real de lano-relacién entre los sexuados. El carédcter socio-historico de nuestra investigacién nos condu- jo a sumergimos en un discurso no muy familiar y quizs un tan- to extrafio para nosotros, en el que circula una idea de verdad muchas veces diversa a la que concebimos desde el psicoandli- sis. Sin embargo, en “Funcion y campo de la palabra y el lengua- } Hemos referido una version (nuestra, no revisada por el autor) de las palabras de Eric Laurent —inéditas fen espafol- en la presentacién del Ateneo para La Carta... de la EOL n° 78, octubre de 1998, je en psicoandlisis” Lacan equi- para el psicoandlisis con la histo- ria aludiendo a la impostancia para el psicoandlisis de buscar los. acontecimientos particulares de la historia de un sujeto, en oposi- cién a referirse a “estadios orgé- nicos del desarrollo individual”, del mismo modo en que se dife~ rencian la investigaci6n historica auténtica de las pretendidas le- yes de la historia, caprichosa- mente sujetas a los valores de la €poca y del filésofo que las enun- cia. Lacan sostiene en dicho tex- to que afirmar det psicoandlisis como de la historia que en cuanto cciencias son ciencias de lo particu lar, no quiere decir que los hechos con Jos que tienen que vérselas sean pu- ramente accidentales, si es que no ficticios, y que su valor tiltimo se reduzea al aspecto bruto del trauma; ubicando que no siempre un acontecimiento histérico tiene el mismo valor para todos. Desde este terreno, que nos es opaco, la historiadora Michelle Perrot ubica, en su “Introduc~ cién’” al Tomo IV de Historia de ta vida privada, que para este tipo de investigaciones son insuficientes Jos métodos clasicos de la historia econémica y social -lo que pode- mos leer como una especie de justificacion anticipada de nues- ‘ro intento. La demografia histo- rica ~dice M. Perrot ofrece sélo una tosca armazén. La antropolo- gia historica y la llamada historia de las “mentalidades”, resultan mis estimulantes. Las sugestiones procedentes de! interaccionismo [puesta en escena” de lo cotidia- no, 0 del andlisis detallado de ta microhistoria 0 de la sociologia cultural, incluso det feminismo, hari sido eficaces. Sigue en pie para ella~ladificultad de conocer algo que no se reduzea'a la cara externa y piiblica de la vida prioada: la imepo- sibilidad de pasar al lado de alld det espejo. En este terreno, lo decible produce lo indecible; la luz segrega la sombra. Lo no-dicho, lo descono- cid, lo incognoscible, progresan al mismo tiempo del saber que abre bajo nuestros pasos misterios insonda- bles. Serian precisos sin duda ~con- cluye-otros métodos de lectura,ins- pirados en la semistica y el psicoa- nilisis. Serd quiza en esta via que la investigacién de nuestro Ate- neo encontrar su lugar. Desde el psicoanalisis, ya en 1938, en su texto sobre La familia, Lacan al introducir la “estructn- racultural de la familia” asi como su “estructura jerarquica”, reco- mienda ilustrar la interpretacién de sus relaciones psicolégicas en pos de dilucidar “los modos de ‘organizacién de su autoridad, las eyes de su transmisién, los con- ceptos de descendencia y de pa- renlesco que comportan, las leyes de le herencia de la sucesion que se combinan con ellos y, por ultimo, sus relaciones fntimas con las leyes del matrimonio”, to- mando los daios compparados de la etnografia, de la historia, del de- recho y de la estadistica social Con este desafio de trabajo, que esperamos contintie siendo inten- sa y constante, apuntamos a que la perspectiva psicoanalitica nos permita también cernir el envés de Ja historia, sus itppasses y sus para- dojas. Pero también nos vemos en- frentados al desafio de aplicar la his- toria al psicoandlisis, puesto que ereemos que puede no solamen- te enriquecerio sino que quizés sea una via mas para que el psi- coanélisis pueda estar a la altura de este fin de siglo. Durante milenios el matrimo- nio ha funcionado en Occidente, en lineas generales, como estre- chamente enlazado con la figura del padre y con el patrimonio, asf como también con las formas de reproduccién y el poder del or den politico-econémico en su re- gulaci6n de lo sexual. En princi- pio hemos ido ubicando diversas figuras del padre: el Dios, el pa- dre romano y feudal en tanto pater familias, el padre cristiano © protestante, el Rey padre, el pa~ dre revolucionario, el victoriano opuritano, el guerrero moderno, y el alicafdo padre del sigo XX, por ejemplo. También, en el ca- mino para ubicar al matrimonio ‘como designando un estado ci- vil, nos hemos ido encontrando con una serie de representantes de aquello que ha ido quedando fuera del mismo en diferentes €pocas ~y no por ello menos per- tinentes, creemos, para nuestra lectura—los solteros por cleccién por profesién 0 por vocacién, se- guin la distincién que G. Tomasi di Lampedusa hace en un pasaje de El gatopardo-o aquellos segre- gados por algunas condiciones de seleccién, entre ellos los horno- sexuales (en algunos perfodos), los dandys y los amores corteses © pasionales que se han presen- tado en oposicién al matrimonio. Durante gran parte de nuestra historia, amor y matrimonio no han hecho pareja Es asf, entonces, que nuestro wrimer encuentro con Ja historia a sido a partir de un ordena- miento sincrénico de perfodos hist6ricos para poder delimitar Jos semblantes del matrimonio dominantes, pero sin el propési- to de arribar a generalizaciones demasiado precipitadas, ya que era -y sigue siendo- posible que diferentes semblantes del matri- monio convivieran en una mis- ma época. Se conformaron grupos de tra- bajo que durante 1998 se dedica- zon a trabajar sobre un perfodo dado y algunas conclusiones pre- liminares de ese recorrido han sido publicadas en los mimeros 79, 80, 81, 82 y 83 de La Caria de Ia Escue- 1a... También se publics informa- cin sobre el primer ato del Ate- neoen losntimeros 2,3, 5y 6 de El Mensaje, boletin del ex-Centro Ex- perimental del Campo Freudiano. Actualmente, sin cerrar 0 ago- tar completamente ese primer trabajo, el Ateneo ~constituido actualmente por unas 30 perso- nas- se reorganiz6 y cada inte- grante va construyendo su pro- pia linea de investigacién, pero desde un punto de vista diacré- nieo, lo que ha conducido a una permutacién de integrantes y grupos, ahora funcionando a modo de carteles. En este primer niimero de Enlaces publicamos algunas producciones surgidas dei -o ligadas al- trabajo del Ate- neo. Continuaremos publicando en los préximos ntimeros otros resultados del proceso de funcio- namiento y elaboracién. Dos grandes ¢jes tematicos organizan dichos grupos de tra- ‘bajo: por tun lado, lo real de hom- bres y mujeres, ya sea abordado desde la vertiente de los semblan- tes y valores de miijer, o bien des- de los arreglos de 1a sexualidad frente a los impasses del sexo -el sexo y sus representaciones-. Por otto lado, las corvenciones y dr- denes discursivos, es decit, las regulaciones simbolicas a partir de las cuales se configuran las tramas de la estructura familiar y del matrimonio-donde los nom- bres del padre ocupan un lugar principal, tejidos que intenta- mos abordar incluso como ficcio- nes desde la cultura, la literatura y el cine. Hemos decidido que esta se- gunda etapa del trabajo era un buen momento para que nuestra interlocuci6n con otros campos del saber sea también abierta, es decir, con otros; por lo cual esta~ mos organizando una serie de actividades con invitados perte- necientes a otras disciplinas; se- rie a la que desde ya quedan in- vitados. El viernes 30 de Abril es la primera cita, tal como se infor ma en La Caria de la EOL, esta vex.con la sacisloga e historiado- ra Dora Barrancos. El tema, con- Bnlaoe versar y debatir alrededor de un interrogante: Matrimonio ver- sus familia? En el segundo en- cuentro, el 11 de junio, se trataré de una charla con Leonardo Funes (Profesor Adjunto de la Catedra de Literatura Espanola de la Facultad de Filosofia y Le- tras de la UBA) sobre el matrimo- nio en la medievalidad. Habra otros encuentros que serén opor- tunamente anunciados y a los que también invitamos a los par- ticipantes del ICBA y a todos los miembros y adherentes de la EOL interesados en pensar y conver- sar sobre el matrimonio. ‘Como en una conversacién, ‘como si se tratase de la escena de una pareja de comedia holly- woodense de los afios 40 0 50, y esperando que nuestro trabajo les, interese e incluso les sea ttil, les, proponemos hablar y debatir so- bre el matrimonio. Nudos de Victoria, semblantes de Ernesto* Linda Katz y Blanca Sanchez Linda Katz Dos coordenadas orientan este trabajo: por un lado, el malenten- dido entre los sexos y el decir del sexo, para situar una clinica de lo real; por otro lado, la polémica de nuestro tiempo respecto a la proliferacién de los semblantes y Ja inexistencia del Otro. A partir de la lectura de Freud y Lacan, asi como del seminario de J.-A. * Extracto establecido de la clase dictada el 20-4-98 en la EOL, en el marco del seminario Nudos y semblan- tes del amor de Ménica Torres y Linda Katz, ¥ como actividad conjunta con el Ateneo, Exlwces Miller y E. Laurent titulado “FI Otro que no existe y sus comités de ética”, se desprenden algunos interrogantes: qué de hombres y mujeres en este fin de siglo y cual es el decir del sexo de nuestro tiempo; el sexo de fin del siglo pasado y el de nuestro tiempo, écoinciden o se diferencian? Para esto consideraré lo que podemos llamar variedades del amor, variedades del semblan- te, diferentes semblanies de mujeres. G. Duby -que ha escrito va- ios textos sobre el amor y el matrimonio, sobre todo en rela- cién con la Edad Media, en una obra de dos tomos: Mujeres del siglo XIL. Recordando el linaje feme- nino, al hablar de la pareja y el matrimonio, afirma que la Euro- pa del siglo XII descubrid el amor. En esto acuerda con D. de Rougemont ~autor de El Amor y Oceidente~aunque el acuerdo sea parcial y ambos autores no pien- sen exactamente lo mismo res- pecto del amor. Duby seiala que Ja paz. social descansa en el ma- trimonio, en tanto la turbacin viene por el lado de las mujeres y en ese sentido se produce una ‘ensién entre el matrimonio y la pareja. Un ejemplo de las damas de ese tiempo esta representado por Leonor, quien tuvo dos ma- Tidos, de los cuales el primero fue el rey Luis Vil de Francia, y que transgredié las normas de conyugalidad de su época: pidié y obtuvo el divorcio, Su segundo ‘marido seré Enrique Il. Duby nos dice que Leonor, como las damas de su tiempo, se movia de emba- Tazo en embarazo y su marido, que solia estar ausente como casi todos los maridos en esa época, sacaba total provecho de st po- der de procreaci6n, El diario Clarin del 28 de mar- zo de 1998 informa sobre un es- tudio que hicieron varios inves- tigadores de todo el mundo, quie- nes Ilegaron a concluir que en di- ferentes especies animales al ele- gir pareja es la hembra siempre la que decide. Qué es lo que de- cide? {Qué es 1o que ella elige? Las hembras prefieren los ma~ chos que pueden garantizar la ria. Por otro lado, la revista No- ticias publica un articulo titulado “Ellas se cortan solas” y cita mu- cchos ejemplos de mujeres famo- sas como Diane Keaton 0 Jodie Foster que se inscriben en este nuevo modelo, Enire las hembras que buscan a los machos por ser Jos que pueden garantizar la cria, tenemos a estas mujeres de fin de siglo que ‘se cortan solas’ y eli- gen ser madies y padres a la vez, ya sea a través de inseminacién artificial, via adopei6n 0 recu- rriendo al banco de semen -sis- tema que todavia no esté legaliza- do en Buenos Aires— via Internet 0 cen paises que lo permitan. Duby muestra la tensién, en el siglo XII, entre pareja y matri- monio, y entre amor y matrimo- nio, Este autor se muestra mas a favor de cierta conjuncién entre el amor y el matrimonio, mien- tras que D. de Rougemont, se i clina por el segundo término de la dupla, pues, para él, el amor siempre es amor-pasién, es la pasidn del Uno y por lo tanto Tle- vaa la muerte, est ligado inevi- tablemente ala pulsion de muer- te, en tanto el matrimonio esté del lado de la pulsion de vida. Para demostrarlo trabaja el ejemplo de Tristan e Isolda, Entre las muje- res que Duby trabaja también es- tén Tsolda, Leonor, Magdalena, Juliette, pero los autores difieren notoriamente en su enfoque res- pecto del mito de Tristén e Isolda Pareciera que en el fin de si- glo la tensiGn entre el amor libre y el matrimonio se borré; no hay mas necesidad de casarse para formar una familia, En ese senti- do la tendencia serfa legalizar las distintas variedades de parejas ya existentes, por ejemplo, las stio- nes del mismio sexo, la adopcién de hijos, las ‘familias gays’, ete. Ubicamos asi ef avance y la importancia del discurso de la ciencia; la reproducci6n por fue- ra de la sexualidad. Es precisa- mente en EEUU donde la reali- dad esta cada vez menos alejada de la ficci6n, buscando hacer exis- tirla relaci6n sexual cada vez. con més fuerza. Me llam6 la atenci ver que en New York no hay chi- cos y los pocos con los que me cruzaba siempre eran trillizos, cuatrillizos, quintillizos. Existen pues, nuevos sem- blantes del matrimonio. Nuestra €poca es polémica, cada vez es mayor la globalizacién; se trata de la tendencia hacia una sola ci- vilizacién donde lo simbélico en lugar de acotar lo imaginario lo acentiia, dando lugar a la proli- feracién de los semblantes. Diferentes nudos y semblan- tes del amor que nos levan a in- troducir la cuestidn de la tension entre el semblante y lo real, en tanto el semblante noes un nudo y nos queda situado del lado del dos. Dice Miller, en una conferen- cia que dio en’Buenos Aires en 1991, titulada “El analista y los semblantes” -y publicada en el Cuaderno del Pasador n° 1-, que lo que demanda el neurético esta fundado en el semblante, mien- tras que el deseo del analista esta fundado en lo real. Miller trabaja Ia cuestién del semblante que Lacan introduce en el Seminario 18, "De un discurso que rio fuese semblante” ~que pertenece a la iiltima parte de la enseftanza de Lacan, del 71-, en un Seminario que se lama “La naturaleza de Jos semblantes” y en "Los divi- nos detalles”, del ato 1989. Ac- tualmente, en cl seminario que leva por titulo “El partenaire-sin- toma”, en la clase del 19-11-97, sitia la tensién entre semblante y real. Al semblante lo ubica del 4 lado del dos, en cambio el nudo yueda situado del lado del tres, le la equivalencia de los tres re- dondeles. A diferencia del sem- blante, el nudo testimonia de un real, del Ello freudiano, del “eso”, siendo lo real correlativo de la inexistencia del Otro del fantas- ma. Elsemblante, asi definido, re- curre a lo imaginario y hace de velo a lo real, supone una cons- truccién que, al apelar a lo ima~ ginario, viene a dar un velo, una vestimenta a un agujero, a algo para lo cual no hay significante que pudiera escribir la relacién sexual, hacer existir La mujer. Tensién entre semblante y real en la que el sintoma ~dice Miller en esa clase~ va a mediar en tanto que, para acotar lo real, no basta con el objeto a, es necesario tam- bién el sintoma. Tenemos, por lo tanto, simb6lico, imaginario, real y el sintoma, pero el sintoma en sus dos vertientes, la de la pri- mera parte de la ensefianza de Lacan, cuando el sintoma es una formacién del inconsciente, es decir, en relacion a lo simbélico, y la de la segunda parte de su ensefianza, el sintoma situado en el registro de lo real. Y es preci- samente desde los textos de la tercera parte de Ja ensefianza de Lacan, a partir de los afios 70 y con relacién a la légica del no- todo y del nudo borromeo, que intentamos situar una clinica de Jo real, una clinica del decir del sexo en la que lo real, lo simbéli- co y lo imaginario lejos de opo- nerse se homogeinizan. Lacan intentaré con el nudo situar -como dice Miller en el se- minario “Los caminos de la for- macién del sintoma”, publicado en la revista Freudiana n° 19- el sintoma sin conflicto, una clinica sin conflicto. Es en “RSI” donde Lacan hace equivalentes los tres registros, apuntando a un sintorna sin conflicto, Freud, en cambio, re- currié al dualismo pulsional como manera de sostener el conflicto y esto lollev6 a una clinica de las for- maciones del inconsciente. Qué es una mujer para un hombre? Lacan sostiene en "RSI", en la clase del 21-1-75, que una mujer puede constituirse en un sintoma para wn hombre; prime- ro dice ‘puede constituirse’ y lue- go que ‘para todo hombre’ es un sintoma, 2Qué es un hombre para una mujer? Lacan va a decir en el se- minario “Joyce, el sinthoma”, en la clase del 17-2-76, que el partenaire fanciona como tun sit toma-estrago, el hombre estrago para una mujer. El hombre busca en el campo del Oiro el objeto pequefio a, y las mujeres, en su goce ilimitado en relacién con el significante de la falta en el Otro, pueden ubicar al partenaire preci- samente en ese lugar de goce ili- mitado y, por lo tanto, por no ser un sintoma reducido, puede pro- ducir un estrago en el hombre o hacer del hombre un estrago. UBL partenaire puede devenir sintoma para ambos sexos? Lacan Enabaces dice que el sintoma puede ser el partenaire sexual, considerando que partenaire puede ser el objeto a, el fantasma, el sintoma, puede ser el gran Otro, porqué no la Escue- la, puede ser el psicoandlisis. Por supuesto que de alli se desprenden diferentes maneras de pensar la doctrina del fin de andlisis. Lacan, en la clase del 11-2-75 de “RSI”, para referirse aun amor que no tiene nada que ver con la relacién sexual, menciona a la Reina Victoria, La version que ‘Lacan lee de la biografia de la Rei- na Victoria es la de Lyton Strachey. Yo he tomado una ver- si6n tiltima, de enero de 1998: La vida prioada de la reina Victoria de Carolly Erikson. Lacan dice que L, Strachey -a mi gusto también C. Erikson— hace perceptible que el amor no tiene nada que ver con Ja relacion sexual y que eso parte de una mujer. Respecto de la reina Vic- toria sefiala que tenemos alli una mujer, no La mujer que no existe sino una mujer entre otras, y por ser una entre las mujeres es, en cierto modo, sin medida. A con- tinuacién agrega: "Si yo debiera localizar en alguna parte la idea de libertad, seria evidentemente en una mujer que la encarnaria, una mujer no forzosamente cual- quiera, puesto que ellas son no- todas, y el cualquiera destiza ha- cia el todas”. La historia de la reina Victo- ria, segiin la referencia que he tomado, es la siguiente: el rey Jor- ge IV tenia 64 afios y estaba muy preocupado por quién iba a ser su sucesor. Su hija Carlota habia muertoy los hermanos del rey no eran confiables para sucederlo, algunos porque no tenian hijos, 2 Brikson, C,, La vide prionda de la reina Victoria, Bs. As, Vergara, 1998 3 Lacan, J,, Seminario 22, “RSI”, clase del 11-2-75, inédito S Enlaces otros porque no estaban a la al- tura de asumir el reinado. Enton- cesel rey elige como futura reina a quiien era su sobrina, que en ese entonces contaba con 7 aiios de edad; era la pequefia hija del di- funto hermano del rey, lamado Eduardo. El duque, en su lecho de muerte, le pide a un amigo lla- mado John Conroy que vele y cuide de su esposa la duquesa y de la pequeia Victoria (también tenia una hermana pero el padre hacfa mas hincapié en Victoria), La infancia de Victoria trans- currié en la maxima soledad; re- Jata en una de las cartas de la co- rrespondencia que mantuvo con sus hijas que toda su infancia fue muy desgraciada, que transcu- rrié vigilada por su madre y por este amigo del padre que la ob- servaban de cerca, que no la de- jaban tener amigos ni salir y que Ja preparaban para el momento en que iba a ser reina. Como la madre tenfa poco dinero todos los compromisos que hacfan eran pagaderos al momento en que Victoria fuera reina. La madre dormia en la misma cama que Victoria. De nifia Victoria inten- taba oponerse a todas estas re- glas, era una nifia que no sabia eer ni escribir y rechazaba la memorizaci6n del alfabeto; era su manera de oponerse a todas es- tas reglas que le imponfa su ma- dre, En la vida de Victoria hay una figura central que es la gobernanta llamada Lehzen que hacia de madre sustituta, y fue quien pudo leer la relacién a la verdad de la pequefia Victoria. Ella no mentfa, pero podriamos decir que cuando ella no mentia suponia quizas cierto saber acer- ca de que el significante miente en tanto que no puede fijar radi calmente el goce. El goce del sin- toma es una mentira sobre el goce. La gobernanta, entonces, en posicién de analista cree en su verdad y puede de esa manera ensefiarle el abecedario. Ast Vic- toria lee y escribe, y a partir de ese momento se transformé en una gran lectora; leer fue lo que mas le gust6, algo que compar- ‘facon su marido. La gobernanta, si bien tenia un lugar privilegia- do en la vida de la reina, era ce- losa de todo aquél que se le acer- caba, inclusive del principe Al- berto Coburgo. A la edad de 16 afios Victoria enferma. Esta enfer- medad seiiala un antes y un des- pués. Durante su convalecencia s6lo la acompafian su gobernanta ysu tiomaterno, que también fue una figura importante en su vida. Agudizada su enfermedad y en un conflicto cada vez mas severo con su madre se sentia traiciona- da por ella;no habia asumido atin el teinado y ya habia tomado la decisién de ser un soldado va- liente, no cederia ni un centime- tro, costara lo que costase. A los 18 ahos asume como reina. Lo primero que hace es alejar a su madre de su cuarto, de su cama y de su vida. La reina reduce al ‘maximo el contacto con su prom pia madre, podriamos decir que se abre asi la cuestién del partenaire. Antes de asumir el reinado, a los 17 aftos, Victoria se pregunta quign va a ser su marido ya que el elegido iba a tener un lugar muy dificil al tener que someter- se ala obligacién de representar el papel de esposo de una reina No sdlo reclamaba la actitud tier- nade un hombre sino que supie- ra que tenia que ocupar ese lu- gat tan dificil que era el de espo- so de Ja reina. Conoce a varios primos, ninguno le gustaba, has- fa que aparece Alberto Coburgo, que es hijo de un hermano de la madre de Victoria; a Alberto, en cambio, no Ie entusiasmaba Ia idea de casarse. Luego de asumir empieza a preocuparse por la cuestién del matrimonio y manifiesta su te- mor a casarse porque teme per der el control. :Habré un hom- bre que intente controlarla? Tam- bign esta su temor ala maternidad. Finalmente tiene un nuevo en- cuentro con Alberto. Lo manda Hamar al cuarto en el que estaba sola y después de unos pocos minutos le dice que creia que se- guramente sabia por qué desea- ba su presencia y que se sentiria feliz siél consenifa con lo que ella deseaba. Con esos rodeos ella se le declaza, se abrazan y Victoria le dice que se sentia completa mente indigna de él y que enten- dfa que para Alberto era un gran sacrificio renunciar a su indepen- dencia para casarse con ella. Al- berto negé que se tratase de un sactificio y dijo que se sentia muy complacido ante la posibilidad de compartir con ella su vida. En la biografia aparece Victoria como alguien muy enamorada de Al- berto y él muy desenamorado. Enos primeros momentos del matrimonio la reina intentaba que su lugar fuera muy consis- tente, le dejaba claro cada vez que podia que ella era la que daba las Grdenes y no a la inversa. Habia hecho una divisién muy tajante entre su vida familiar y su vida como reina, no lo dejaba partici- par en las reumiones con los mi nistros, etc. Alberto se sentia to- talmente excluido de su confian- za. Dice C. Frikson que en la batalla por el afecto de Victoria, Alberto habia vencido. La reina no slo habia echado a su madre sino también a su gobernanta Lehzen. Pero sin embargo, y a pesar de esta confianza que Vic- toria Ie va otorgando a Alberto, las peleas entre ellos eran muy asiduas. zEn qué consistian? La reina lo obligaba a callar, Alberto se retiraba del dormitorio de la reina, ella lo perseguia por los pasillos y é1 se encerraba en sti cuarto; la reina le ordenaba que abriera la puerta diciendo: “Soy 6 Ja reina, la reina”. Pero hubo una ver. en que dejé de repetir eso y dijo: “Soy tu mujer, tu esposa”;, es en ese momento que Alberto abre la puerta. Podriamos decir que hay un encuentro entre el yo amo y el hacerse amante. Segiin la biografia, la relacion entre Victoria y sus hijos era me- nos intensa que con Alberto, ella volvia los ojos sélo hacia él, era Jo tinico que la mantenia viva =Lacan dice que Alberto no esta- ba interesado en las mujeres y menos en casarse. Qué hizo la reina Victoria?, {qué fatalidad hizo que Alberto cayera en las garras de la reina? ¥ gpor qué Alberto no tuvo el mismo destino que el principe consorte de Isabel de Inglaterra? Dice Lacan que cuando uno en- cuentra una vagina dentada de la talla excepcional de la reina Vic- toria, que tan bien pinta Degas - una mujer que es reina es en ver- dad lo mejor como vagina den- tada, es incluso una condicién esencial-, es una mujer, la reina, la que encuentra a un hombre que la ayude a poner un limite al ‘goce félico.* Blanca Sanchez {Como se podrian pensar los ‘udos y semblantes del amor? En la primera época de la en- sefianza de Lacan lo simbélico se oponta a lo imaginario, inciden- ciaen la que Lacan ubicaba la no- cién de intersubjetividad, por la que el amor no se jugaria sola mente en el plano imaginario sino también en el pacto inicial del “tii eres mi mujer” o “tii eres mi esposa”. En un segundo mo- mento la oposicién seré entre cl semblante y lo real; es por eso que el semblante ~tal como lo ubicb Miller en su curso “De la 3 Lacan, J,, Seminario 22, “RSI”, clase del 11°2-75, inédito, naturaleza del semblante”- po- dria pensarse como un paso in- termedio hacia los nudos, porque en él se equiparan lo simbélico y lo imaginario frente a lo real, mientras que lo que sucede en los mudos es que estén los tres regis- tros homogeneizados. Es importante recordar que el semblante es solidario del discur- 50, y que al fin y al cabo, todo discurso no es ms que del sem- blante. Por otra parte, encuentra su punto de apoyo en lo simbéli- co en Ia medida en que tres de los cuatro términos que circulan en os discursos son significantes: el Sel S, y el S. Fl cuarto térmi- no, el objeto a es, en este contex- to, del orden de lo real Lo que Lacan ha denominado discurso es una adecuacién de hi- bitos, us0s y costumbres que pro- pone a cada comunidad histori- ca una regulacién de los goces garantizandola configuracion sa- ludable y estable del lazo social. Por este sesgo, las aporias estruc- turales del sexo se dominan 0 se destrayen inventando figuras del amoro pricticas de desapego. Fi- guras del amor que se inventan a través del discurso que produ- ce los semblantes que lo cauti- van.‘ Esto nos conduce a inten- tar ubicar las distintas figuras del amor en los diferentes tiempos, Jo que implica caer en la cuenta de que los semblantes del amor, en tanto articulados al discurso, son sumamente variables. (Quizas habria que pensar cual podria ser la relacién a lo real de las figuras del amor sostenidas desde los semblantes, Podriamos suponer que se trataria de las va- riedades del amor, que lejos de aceptar en su seno la contingen- cia del encuentro, por donde des- punta lo real como lo imposible, “Soler, C,,“ELamor no loco”, Pers pectioas del sintomia, FOL Seecién Cor= doba. Bilvoor se mueven en el registro del dos imaginario, del concepto del amor narcisista freudiano. Un amor que se engaftard con los sefinelos del objeto y estar regi- do por el fantasma. Sitomamos la obra de teatro de Oscar Wilde La importancia de Ua- arse Ernesto, notamos que pode- ‘mos ubicar en ella no solamente la cuestién del semblante y su arti- culacién con loimaginarioylosim- bélico, sino también los semblan- tes del amor propios desu época y la pregnancia de los ideales, cues- tiones abordadas por Wilde consu caracteristico estilo irénico. Es una obra del siglo XIX, tiempoenel que se intentaba destacar la virulencia de la pasién, la eleccién del suemo en ver. de la vida, las esperanzas del pasado conira la experiencia del deseneanto. > Laobra de teatro es una come- dia en la que hay cuatro perso- najes principales: Jack, Cecily, Algernon (amigo de Jack) y ‘Gwendolen. Jack es tutor de Cecily y viven en el campo. Eljoven, para poder hacer sus escapadas a la ciudad donde se divierte -como 61 mismo dice-se inventa un her- mano llamado Ernesto al cual dice tener que sacar de terribles complicaciones. Pero eso no es todo: Jack en la ciudad se hace llamar Ernesto, tal como su su- puesto hermano. Es interesante notar e6mo lo presenta O. Wilde: cuando Jo hace entrar en escena, en el texto aparece entre parénte- sis “entra Jack” y el mayordomo Jo presenta como “Mr. Ernest’. Jack esté enamorado de Gwendolen, la prima de su ami- go Algernon, y aprovecha su via- je a la ciudad para declararle su amor, pero deja olvidado una es- pecie de tarjetero que tiene una dedicatoria de una tal Cecily aun tal Jack. Este detalle es lo que permite que de entrada su ami- * fbidem, Grloces go, al igual que nosotros, descu- bra que no era Ernest sino Jack. En la escena en la que Jack le declara su amor aparece clara- mente la cuestion de la importancia de lamarse Ernesto. Le dice: "Des- de que la vi por primera vez la admiré més que a cualquier otra ‘muchacha...”. Ella contesta: "Si, estoy completamente segura de 30" (..) “Ud. siempre ha ejercido sobre mf una gran fascinacién, atin antes de conocerle ya no me era indiferente. Vivimos como us ted debe saber en una época de ideales, mi ideal fue siempre ‘enamorame de alguien que se lla- mara Ernesto. En el momento que Algernon me dijo que tenia un amigo llamado Emesto, supe que estaba predestinada aamarle...”. Elle pregunta si lo amaria ain cuando su nombre no fuera Er- nesto,sise llamara Jack. Para ella Jack es un nombre con poca mui- sica; es que, segtin su decir, “No conmueve. No produce absolu- tamente ninguna vibracién... He conocido a varios Jack, y todos, sin excepcién, eran mas feos de lousual. Ademas, Jack es el nom- bre familiar de John, y es corrien- te entre los criados. Compade: coa la mujer que se case con un hombre llamado John. Probable- mente nunca podré conocer el ex- traordinario placer de un mo- mento de soledad. Realmente, el tinico nombre que ofrece seguri- dad es Emesto...".” La madre de Ia muchacha, tia de su amigo, somete al joven a un interrogato- rio muy comtin en esa época dado que se trata de gente de la alta burguesia para quienes estas cosas no se tomaban demasiado a la ligera. Deseaba saber sobre sus intenciones de casamiento y sobre los atributos del candida- & Wilde, O, La importance de ta arse Ernesto, Madrié, EDA, 1993, Pag, 39. * idem antesior, pig. 40. to: le pregunta la edad, las ren- tas, incluso si fuma... Las aparien- cias son una cuestion muy impor- tante. Sin embargo, él debe con- fesar su origen: es huérfano, ha sido adoptado por un ford y en verdad no sabe quiénes son sus padres. Fue encontrado en un bolso en una estacién de tren y leva por apellido la estacién ala que se dirigia el caballero. En cuanto al nombre, le han puesto uno de los mas comunes. Estos datos contrarian mucho a Ja ma~ dre de la joven quien lo increpa a inventarse unos padres en el trans- ‘curso de una semana, Sin embar- g0, esto no aleja a Gwendolen, quien declara: “...aunque ella (se refiere a la madre) puede impe- dirnos que seamos marido y mujer, aunque yo pueda casarme con otro y casarme muchas ve~ ces, nada podré cambiar mi eter na devoci6n hacia usted... La his- toria de su origen, como me lo ha contado mamé, con comentarios desagradables, ha conmovidolas més profundas fibras de mi ser. Su nombre de pila tiene una irre- sistible fascinacién. La simplici- dad de su carécter hace que us- ted sea para mi exquisitamente incomprensible...”. Entre tanto, Algernon viaja al ‘campo y se hace pasar por Ernes- to, este hermano que Jack se ha- bia inventado para poder viajar ala ciudad. Sucede que Cecily se enamora de é1, y otra vez.se ena- mora antes de conocerlo. El se ‘enamora también de ella y le de- clara su amor. Ella revela su si- tuacion: “Desde que el querido tio Jack nos confesé que tenia un hermano menor que era muy malo, usted, naturalmente, entr6 a formar parte del tema princi- pal de las conversaciones entre Miss. Prism (la institutriz) y yo. Y, desde luego, un hombre del que se habla mucho se hace muy atractivo, Una siente que en él debe de haber algo especial. Fue una locura, pero yo me enamoré deusted...”.” Elle pide casamien- to, ella accede, aunque en reali- dad ya esiaban comprometidos desde hacia tres meses. Ella ya habia clegido una fecha de com- promiso, un lugar, incluso habia armado una pelea porque no era posible que si estaban compro- metidos no se hubiesen peleado nunca. El, entrando en este jue- go, le pide que no vuelva a rom- per el compromiso que tienen. Las cosas se complican cuan- do Tega al campo la prometida de Jack. Las dos “prometidas” de Emesto se encuentran, antes de que pudiera mediar explicacién alguna. Wilde juega con la esce- na de la hora del #8, en la que la cortesfa tan caracteristica de la so- ciedad burguesa de Londres se va al demonio: una pide torta y la otra le sirve pan con manteca; S idem, pag, 54 9 idem, pas. 8 Enlaces una pide sin azticar, la otra le Me na la taza de azticar. Las dos em- piezan a pelearse porque ambas estaban prometidas a Ernesto, hasta que aparecen en escena los dos caballetos. Alli se descubre todo. En el momento en el que ninguno es Ernesto entonces no estén comprometidas con nadie. Sin embargo ellos dan satisfacto- tias explicaciones, pero un obs- ‘téculo insalvable resta: no se lla- maban Ernesto. Ellos deciden ‘autizarse para poder sostener, podriamos decir, ese semblante del amor apuntalado desde lo simbélico. Se podria confundirla cuestién del semblante con la apariencia, Jack teniendo apa- tiencia de Emesto, pero en ver- dad la trama se arma siendo Er- nesto, no es que hace de cuenta que es otro, es Emesto. Para mayor complicacién de Jas cosas, llega también al campo la madre de Gwendolen, que la va a buscar y se encuentra que su sobrino esta comprometido con Cecily. Hace las averiguacio- nes pertinentes en el caso de la candidata de su sobrino y se da cuenta que la joven tenfa una ren- ta bastante interesante y la acep- ta. Jack aclara que en el momen- to en que la seftora consienta su matrimonio con Gwendolen ten- dré sumo gusto de permitir el enlace de su pupila. De lo con- trario un celibato apasionado es to que a todos les espera En medio de todo esto entra en escena la institutriz, sor- presivamente conocida de fa ma- dre de Gwendolen quien empie- zaareclamarle a Miss. Prism por el nifio que se habia llevado un dia de la casa de su hermana y que no habia vuelto a traer. En- tre dimes y diretes se descubre la verdad: Jack era el hijo de la her- mana de la madre de su prome- tida, es decir que los amigos eran hermanos. Finalmente Jack tenia un hermano menor ynoera huér- fano. Habfa encontrado sus oxi- genes, y también cudl era su nombre: en realidad se llamaba Ernesto. Averiguan en los anua- ios del ejército y encuentran que, por ser el hijo mayor, su nombre era el de su padre, Ernest John. En verdad él era Ernesto, y tam- bién Jack, puesto que es el dimi- nutivo de john, més alld de que uno podria decir que era Jack haciéndose pasar por Ernesto. Podriamos decir que Wilde cons- ‘truy6 esto, no tanto por el sesgo de la apariencia sino por el del semblante. Finalmente todos se casan. La obra concluye con una frase de Jack en la que afirma: ”..me he dado cuenta por primera vez en mi vida de la vital importancia de ser formal’. Deeste modo, algo del Emesto armaba “Ia vital im- portancia de ser formal”, porque ademds esto era muy importan- te para los semblantes del amor de la época. La importancia de amarse Er- ‘esto nos demuestra la importan- cia que pueden llegar a tener los semblantes en las cosas del amor, ademas de poder ver cémo cada ‘uno porsfsolo construye sus pro- pios semblantes, y cémo puede el otro ser soporte de esos mis- mos semblantes. Peroel semblante no es la apa- riencia. Mientras que la aparien- cia siempre es apariencia de otra cosa y tno puede encontrar en ella cierta referencia a la verdad como adecuacién a la cosa, el semblante se presenta como lo que tiene por funcién velar la nada y esté relacionado con la fic- cidn de la verdad, ya no como adecuacién sino como estructu- ra de ficcién. Pero, zqué hay de los nudos del amor? En el Seminario “Los no incautos yerran”, en la clase del 12-3-74, Lacan se pregunta {dem pig. 126, para qué nos sirve el nudo borromeano de tres, a lo que res- ponde: “Me sirve, por asi decir, para inventar la regla de un jue- go de manera tal que pueda articularse con él la relaci6n de lo real con lo simbélico y lo imagi- nario. Lo real con respecto a lo que localizamos de lo simbélico y lo imaginario, es lo que hace de él tres...”. Justamente, Lacan aclara més adelante que la regla del juego que intenta cernir es la rregla del juego que se sigue en el amor, ya que en el amor se juega un juego cuyas reglas no se co- nocen. Entonces, si de lo que se trataes de tres, ;edmo poder ubi- carlo respecto del amor en don- de ‘aparentemente’ hay dos? Lacan nota que hay un inte- és por el dos, pero se trata de ese dos por excelencia que es el amor de la propia imagen, esencia de la si- metria. Si es en el plano del nar- cisismo, de lo imaginario, hay dos que aspiran al Uno, pero no hay tres, Se trata quizés del amor narcisista, del amor homosexual como amor a lo mismo, que lejos de poner en juego la articulacién de los tres registros, intenta ta- ponar lo que fenga que ver con lo real. Ademés, reduce toda alteridad al patrén de medida falco. Lacan diré que el nudo borromeo ilustra que el das -ya no hablamos de este dos imagi- nario, de la simetria, de hacer de dos uno- no se produce sino con la articulacién del tno y el tres, y es por esto que se regocija de ser impar. En el amor se trataria de dos, aunque en verdad son tres, ¢s decir, un hombre, una mujer y a no-relacién sexual. O incluso Uno, Otro y esta imposibilidad, Lo real del dos no solamente quie~ bra la ilusién de hacer de dos, uno, sino que aun habiendo dos, * Lacan, J,, Seminario 21, “Les non dupes errent*inéito. Enlaces entre esos dos hay un vacio en el que no se puede mediar. Enesta linea se podria retomar el titulo del Seminario 24: “Lono sabido del inconsciente adquiere alas para el juego de las morras” © “Lo no sabico del inconsciente es el amor”, tal como Lacan se ocu- pa de explicarlo en la clase del 10- 5-77 de dicho seminario. Se trata dee ese juego entre dos person: donde cada una debe decir un nt mero entre uno y diez, y al mismo tiempo ambas deben indicar con una mano un mimero del uno al cinco; gana aquel que haya dicho elntimero que coincide con el que resulta de la suma de los dedos indicados por cada una de las dos manos. Se trata de un juego de dos participantes, pero entre ellos, entre esas manos hay un encuentro. Indica que, si bien hay dos, hay entre ellos ese encuen- tro que serd contingente, suma- mente ligado al azar, justamente por la imposibilidad que entre ellos exista la relacién sexual. Es decir que en ese caracter contingente del encuentro, uno puede dar cuenta de cémo se pone en juego algo de lo real como imposible. Quizas sea en este punto en el que radica la diferencia entre los semblantes y los nudos del amor, en qué hace cada uno de ellos con loreal. De los amores que matan a las palabras de amor Liliana Bilbao {El matrimonio mata a Ja pa- sién entre los amantes? {La pa- sién mata? Denis de Rougemont dice que cuando los apasionados estan obligados a vivir juntos el filtro del amor deja de actuar, esto en lara alusién al matrimonio y a una de las historias de amor-pa- sién més conocida, la de Tristin © Isolda, La forma de regular los vin- culos libidinales -a falta de la relacién sexual siempre es un problema, pero se hace mas acuciante cuanto mas violentos son los tiempos. La sociedad medieval era vio- Ienta. La Iglesia intent diferen- tes métodos de regulacién, entre ellos el matrimonio sacramental, pero si algo distingue este per: do de la historia es Ia invencién del amor por parte de aquellos que sabfan que la pasién tiene caras: una que mira hacia rénatos, a la que es mejor apaci- guar, y la otra hacia Eros. Esta mejor es conservarla ya que es la que nos hace elegir la vida. En una sociedad tan masculi- na, ristica y agresiva, los trova- dores inventaron una forma de relacién entre hombres y mujeres basada en la “cortezia’”, en el arte de cortejar ala dama. Esto impli- ‘aun gran cambio en cuanto a la concepcién de lo femenino: la ‘mujer va dejando lentamente de ser esa figura peligrosa, dificil de someter a la servidumibre y ala que se le atribuia siempre Ia pro- babilidad de cobrarse venganza. Tanto en la mitologia celta como enlanovela caballeresca se repre- sentaba este aspecio inquieiante ¢ inhumano del goce femenino, en la figura del “hada”. En provenzal, el amor es femenino Lafin’ amors-sinonimodeamor cortés- sintetizaba prodigio- samente una serie de valores pro- venientes de distintas culturas y épocas histéricas: cristianismo, humanismo grecolatino y culturas orientales. Este amor de libre eleccién, dificil, discreto, clandestino,en la mayoria de los casos platénico y a la vez adiiltero; considerado como “el verdadero amor” venia a hacer frente al matrimonio por conveniencia 0 “falso amor”, ya su vez enfrentaba a la Iglesia, como la tinica capaz de garanti- zat el orden social. La del siglo XII fue una ver- dadera revolucién amorosa que aporté sus propias leyes del amor, sus propios tribunales pre- sididos en todos los casos por mujeres que dictaban sentencia y creaban jurisprudencia, e inchi- sive existia la instancia de la ape- laci6n. Pero, “amor cortés” es un nombre general que en verdad nombra cosas diferentes. La “lirica trovadoresca” es es- pecifica de la Provence ~en el su- deste francés- y el “roman courtois” es del norte de Francia, mas precisamente de la Bretagne. Con una marcada influencia de la mitologia celta, las novelas ca- ballerescas, parecen surgidas de! més puro estilo roméntico, muy cerca siempre de la tragedia y el exceso. Hubo una reina, figura feme- nina prototfpica de La Dama, que parece haber producido una vin- culacin entre estas dos corrien- tes. Se trata de Leonor, esposa de dos reyes franceses, nieta de Guillermo IX, de quien se dice fue el primer trovador. Dos veces ‘excomulgado por la Iglesia -una por escindalos amorosos-se dis- \gufa por su cardcter extrema- damente alegre; escribié por ejemplo: “Haré un verso sobre absolutamente nada...” En su viaje de regreso de Oriente, la reina se hizo portado- rade este mensaje: “sé cortés con las damas, héblales de amor’ Como se traté de un intercam- bio, también la fin’amors se enti- quecié con los aportes bretones bajo la forma de los tipicos valo- 10 Enlaces res caballerescos: el desprecio del sufrimiento y de la muerte. Para tratar de remarcar dife- rencias de estilo y de concepeién del amor podemos citar a dos monjes: Bernardo ~quien procla- maba que “amaba por amar” y dedicaba sus versos a la Virgen— y nuestro muy conocido ‘Abelardo -el apasionado esposo de una mujer muy especial: Eloisa—ubicado mas del lado del “amanie tragico”. Hay en el fenémeno del amor cortés una subversién del orden masculino, un desplazamiento del modelo femenino al mundo de las emociones, y también un desplazamiento della figura dela madre a la de la mujer, es decir, de aquella que valia por los hijos que trafa al mundo a la idealiza- cin del misterio de a feminidad. No encontramos en toda la lirica provenzal referencia alguna al amor filial como si las hay en el roman courtois. Origenes de la poesta provenzal Influencia érabe-andaluza. Esta influencia mora fue intro- ducida a través de los condes de Poitier que tenfan contactos regu- lares con Espana. La tradicién érabe del amor udrf pone el acento en la seduc- ion casi sexual- de la dama, no de parte del poeta sino por la poesia, por el verbo. Los Udries eran un antiguo pueblo del oriente medio (n roeste de Arabia) que por vivir aislados entre montafias no ad- hirieron répidamente al Islam. Para ellos, la mujer estaba en el lugar de Dios, pero la mujer de cada uno de los enamorados, es decir, una mujer. Pero preferfan la perpetuacidn del deseo a ex- pensas del goce sexual, pues la pasién conducfa irremediable- mente a la muerte. Entonces, era preferible la castidad, pero la de ellos. La clave para estos aman- tes era amar contra toda esperan- za, pues la mujer era inalcanza- ble: “cuando él busca el bien de Ja amada, ella le expone a la muerte”, sostenfan. La renuncia también tenia una razén de or den social: ellas amaban a estos poetas pero se casaban con algiin hombre rico y poderoso. ‘Hubo tres obras fundamenta- les de la poesia udri que contri- buyeron al traspaso de esta ideo- logia del amor a tierras del midi francés: EI libro de Ia flor; El trata- do del amor y El collar de la palorna ELtiltimo con la particularidad de defender abiertamente la unién carnal de los amantes; verdade- ro tratado de amor y de aman- tes, habla de la esencia del amor, de sus sefiales, sus secretos, unio~ nes y rupturas, traiciones, en- fermedad y muerte por amor. Es un libro lleno de teorias, historias, anécdotas y personajes que sir- ven al amor, como por ejemplo el extrafio placer de un hombre depravado que ponia la carta de su amada sobre su miembro. Los poctas udries hacen referencia al enfermo de amor que ama su dolencia y no quiere curarse. El autor de El collar de 1a palo- ‘ma conocia a Platon y lo seguia en su teoria de las almas esferas partidas, Los trovadores también reci- bieron la influencia de los cétaros, pero transformando su riguro- 50 ascetismo, la mort per amor -muerte para llegar mas pronto al paraiso- en gay amors, E] punto en comtin entre tro- vadores, udrfes y cétaros es el grado de sublimacién amoroso y Ja posicién hereje de los dos tilti- mos grupos con respecto de sus Iglesias. Para los cétaros, la opo- sicién radical entre el bien y el mal se extendia al cuerpo ~de creacién diabélica—y el alma y el espiritu -obra de Dios-. Recha- zaban el matrimonio porque la procreacién condenaba a Jas al- mas a vivir prisioneras de la ma- teria. El problema entre los citaros entonces, era tener hijos. Los trovadores por su parte rechazaban al matrimonio por encarnar el falso amor que res- pondia a algiin interés, ‘Ambos compartian el lengua- je sagrado que luego utilizarian muchos misticos, principalmen- te las beguinas como Matilde de ‘Mandeburgo, Margarita Porete o Beatriz de Nazaret. La fin‘amors Era un amor solitario, secreto y complicado, que conferia saber Yalegria. La figura del marido era fundamental pues hacia del amor luna experiencia peligrosa pero al mismo tiempo de cierta forma posible, porque se lo podia en- gaftar. Estamos hablando de un amor extraconyugal y an- ticonyugal, pues atin cuando ha- ia unidn carnal, se confirmaba que amor, pasién y matrimonio estaban irremediablemente sepa- rados. No seré sino hasta el final de la Edad Media que se ira pre- parando el terreno para que el matrimonio se transforme e in- cluya la relacién afectiva, aunque siguié siendo autoritario. ‘Para los poetas corteses, la se- guridad de posesién que propor- cionaba el estado matrimonial no daba cabida al deseo, tinico ali- mento del verdadero amor. Hacia el final del siglo XII el amor cortés aspiraba al acto sexual aunque, en importancia, el goce del amor por si mismo era mayor siempre. Ellos parecian saber que la pasi6n hecha de go- zosa tristeza (fol amors), en el ic mite se ve amenazada por la muerte, Los trovadores idealizaban a Ja Dama para exacerbar el deseo, para prolongar la joie d'amour y 11 Enlaces para destacar que ain cuando hubiera contacto fisico con algu- na mujer, La mujer no existe. Los antiguos Sefiores feudales preferian gozar antes que amar, los amantes corteses gozaban amando. Es necesario tener en cuenta que en el mundo de los trovado- res, esa muerte por amor era sim- bélica, y el grado maximo de la ‘pasién éra representado en la figu- ra del “loco enamorado”, aquel capaz. de amar a una que ni siquie~ ra conocia, tan s6lo por haber ofdo hablar de ella, un sentimiento a la ‘vez luminoso y sombrio. Pero en verdad, no se conoce un solo caso de un trovador que haya realmen- te muerto por amor. El amor cortés es un paso més allé del amor caballeresco, que si podia conducir ala muerte a su protagonista, alli cuando el peli- R10 fisico y el erotismo se entrecruzaban abiertamente. En este més alld podemos ver el pa- saje del fol amior a la fir’amors. En el trobar se produce esa alquimia entre estas dos partes, 0 sea, en- tre el amor-pasién -en el sentido de padecimiento- tan proximo a la muerte y la fir'amors, mas del lado del deseo y de la vida; po- niendo al mismo tiempo de relie- ve que en cuestiones de amor, lo més importante es ser amante y no amado y la imposible unién entre ambos. Para René Guenon, amor vie- ne justamente de “a mor” es de- cir, a muerte; pero no hay que olvidar que la palabra clave delos trovadores era “joi”, es decir, ale- gtia, alegria de amar no disocia~ da del deseo y del placer, pues la fin'amors nunca borraba total- ‘mente la idea de felicidad carnal. El amor y el Lazo social Elamor-pasi6n dejaba al suje- to fuera del orden social; cada uno de los amantes esté solo con su sufrimiento; tanto es asi que ‘en muchos casos se perdia la vida enel intento (Tristan e Isolda), En cambio, el amor cortés introdu- fa dentro del orden social, ha- iendo posible el lazo puesto que si bien el amor era secreto, la as- piracién de los trovadores era ser escuchado. Se puede considerar al amor cortés como una forma diferente aladel matrimonio de regularlas relaciones entre hombres y mu- jeres que incluia leyes propias que se hacian valer através de las “cortes de amor” que fallaban so- bre cuestiones de derecho publico ‘0 casos particulares, es decir en el orden privado. La misma reina Leonor y también su hija Maria residieton estas cortes, La primera de estas leyes del amor decia que el matrimoniono era excusa valida contra el amor. Y las preguntas que se plantea- ban en las cortes eran de este te- nor 2Puede darse el verdadero amor entre esposos? Quiero citar como ejemplo una de las més bellas de las sentencias dictas: una dama que hirié a su amante =un escudero- con un beso fue condenada a curar todos los dias Ja herida con sus labios. El historiador Huizinga sefia- 16 que la aspiracién suprema de Ja sociedad medieval en elnivel de la ética fue dar un estilo al amor, elevara la altura de un rito, la vio- lencia desbordada de la pasién. La Iglesia habia hecho a su vez sus propuestas: las cruzadas y luego el matrimonio sacramental. Para Duby fieun medio muy sutil, més refinado para intentar superar el malestar provocado por el descu- brimiento del punto muerto de la sexualidad y de enfrentar el in- sondable misterio del goce feme- nino. En este pasaje de! temor, del tabi de la mujer a la exaltacién parecen decimos que La mujer no existe, pero que en nombre de esa inexistencia se inventa un saber sobre el amor que produce ale- aria de vivir. Trobar, en lengua de oc es a la ver inventar y descubrir y tambign saber expresarse con “tropos”, es decir emplear las palabras en'un sentido diferente del habitual. Los mismos trovadores bautizaron au. arte gaya ciencia 0 gay savoir, e in- ventaron un lenguaje para corte- jar a las damas segiin las leyes del amor. Jugando o enmarafiando Jas palabras exaltaban a la figura femenina conservando todo su valor de enigma. La poesia se transforma asi en una experien- cia de saber y la lengua en un ins- trumento de creacién. Jugando con las palabras cernfan algo del orden de lo desconocido, de lo in- gobernable. Fl arte del gay savoir consistfa en inventar algo singular a partir de esos “lugares comunes", dando asf testimonio de un real ~ el de la no relacién sexual- que contimtia siendo enigmatico, ‘Tanto el matrimonio como el amor cortés fueron instrumentos pata encausar la sexualidad, regu- lar el goce desregulado y velar lo real del sexo. En el caso del amor cortés, con un halo subversivo, desafiando la palabra del padre. Eran ellas las que tenian la tiltima palabra en materia de amor. Dela pasién tragica de los ca- balleros a la alegria de amar de los trovadores, el sentimiento dominante era el mismo: “Sélo el amor hace digno al hombre”. Un matrimonio de puro semblante: el PACS Fabidn Fajmwaks, desde Paris La aprobacién por la Cémara de Diputados a favor del PACS (Pacto Civil de Solidaridad) en Francia constituye quizas una oca- sin para algunos interrogantes y reflexiones a los que abre la pro- 12 mocién de esta forma de algtin modo inédita de contrato entre dos personas, en la perspectiva de los semblantes del matrimonio. 2Qué implica el nuevo texto aptobado por la Cémara de Di- putados (sera discutido en sena~ cores proximamente)? Los bene- ficiarios son dos personas mayo- res, cualquiera sea su sexo, con Ja excepcién de aquellos que no han concluido un matrimonio. Puede tratarse de familiares en- tte si (el PACS puede establecer- se entre miembros de una mis- ma familia). Sus signatarios se aportan “asistencia mutua y ma- terial” y se les solicita “sostener solidariamente las deudas con- traidas por uno de ellos para las necesidades de la vida corriente y para los gastos relativos al alo- jamiento comin’, El PACS se di- suelve por la muerte, el casa- miento © por voluntad conjunta. El partenaire en un PACS resulta beneficiario de los mismos dere- chos sociales, sanitarios e impositivos de Tos que gozan los cényuges en un contrato de ma- trimonio. El PACS permite, por ejemplo, que dos hermanos (ma- yores) que viven juntos hagan Teconocer esta union, “se casen” de este modo, para gozar de los beneficios de un matrimonio. Si- mulacro del incesto (v. Baudrillard J. Las estrategias fatales). Que se trate de un “matrimo- nio homosexual” (via por ahora excluida, en el texto aprobado) como lo ha denunciado la dere- cha aqui, ya que abrirfa el reco- nocimiento a las parejas del mis- mo sexo y les daria derecho a gozar de una misma cobertura social, ayudas del estado, etc., es quizés secundario en relacién al hecho del que creemos se trata: de refundar ese contrato que constituye el matrimonio, segiin Axistotéles, alli donde este se ha ‘casi definitivamente vaciado del sentido civil que tenfa hasta hace un tiempo (su sentido religioso se perdié de manera progresiva con la necesidad de casarse para asegurar la reproduccién), en un contexto donde las relaciones so- ciales, el “Iazo social” se ve con- frontado a su disolucién por el triunfo del discurso que determi- na la época, el discurso del capi- talista y el consecuente indivi- dualismo que se denuncia. El matrimonio aparece asf casi ex- clusivamente en su valor de “semblante”, de pacto, despoja- do de todo velo que podria acordarle otra finalidad, como era el caso en otros tiempos (asegu- rar el linaje, la procreacion, la hetencia de las tierras 0 el circui- to del capital familiar), Qué vemos en este intento por refundar el matrimonio que constituye este “pacto civil de solidaridad”? Lo que aparece en primer lugar es su cardcter casi de “puro semblante”’ (recorde- mosla proposicién de JA. Miller de “semblantizacién del mun- do”, que fue precedida, cierta- mente, por muchos otros: Baudelaire y Benjamin, en prin- cipio, con sus consideraciones acerca de la obra de arte en la era moderna), en la medida en que no se trata de otra cosa que de algo asf como de un matrimonio civil que se puede establecer en- tre dos personas que viven jun- tas, para tener acceso a los mis- mos derechos que da el matrimo- nio. Hay algo asi como un simulacro de matrimonio (v. Baudrillard en Las estrategias fata- les, todosu desarrollo sobre “rezical del amor” por saturacién y aburri- miento, su lado “neoromantico” luego de haber atravesado el amor-pasi6n y el amor-loco), una vez. que lo libidinal y lo pulsional han entrado, con la era moderna, enel matrimonio. Pero lo que nos parece fundamental es sefalar stu valor de sintoma, de indicador de vaciamiento de toda significacion Brhow (lo que va junto a su cardcter de “semblante”) del sentido del matrimonio, que coincide con la irrupcidn del valor de la mercan- cfa en Occidente, a partir de la revolucién industrial, y de ubi- carlo, como lo propone J.-C. Milner en su obra El triple de pla- cer, en una perspectiva historica. El matrimonio sin cualidades En su libro, Milner propone un recorrido histérico, desde la Grecia antigua hasta la moderni- dad, del anudamiento entre amor, placer y la materia (de la cual se puedé gozar), a partir de lo que constituia el paradigma del placer en la antiguedad y en laedad moderna: respectivamen- te, incorporaci6n y uso. Sefiala el modo por el cual el matrimonio en la Grecia antigua exclufa el amor, que se jugaba en la philia, en el amor homosexual a los muchachos, segtin lo desarrolla- ra Foucault, y cémo la unidn en- tre los conyuges estaba basada en el placer, cuyo modelo era el de laincorporacién (ola devoracién) del otro como objeto de placer. De lo que se trata en la mo- dernidad segun Milner, y es el punto que nos interesa ubicar aqui, perdénesenos el atajo que tomamos ya que el desarrollo del libro es mas extenso y erudito, es el desplazamiento del paradigma de placer, de la incorporacién (del objeto de placer) al uso, y seftala como una de las causas principa- les la introduccién de la mercan- cfa en los tiltimos siglos como determinando, segun el analisis de Marx, el valor de cambio que determina a su vez, el valor de uso. El cardcter de “fetiche de la mercancia” que presentaba Marx en El Capital, converge en la lec- tura de Milner con la "sexualidad perversa polimorfa” de Freud, lo que le da su caréeter a su vez fetichista, ya que cualquier obje- 13, Enlaces to puede satisfacer la pulsién sexual, incluido su valor metafs- rico como desplazamiento del placer auto-erstico (presente en el fetiche freudiano) una vez que la pulsién se fija a un objeto. La sexualidad es entonces fetichista (condena al Otro a reducirse a una cualidad, que es la de la “condicién erdtica”), pero que vacia asi, por esta razén, al obje- to de toda cualidad, del mismo modo que la mercancia introdu- ce el valor de uso, sobre el fondo del valor de cambio, que le otor- ga al Capital su valor de fetiche. “Toda sexualidad es fetichista, del mismo modo que todo pla: cer es preliminary mercantil”, plantea Milner, ubicando al bur- gués moderno como “perverso Polimorfo”. El modelo de placer noes ya la incorporacién del otro sino su “valor de uso”, lo que quizas determina el valor de feti- che que rige la vida amorosa moderna (en el libro antes cita- do, Baudrillard hablaba del “ca- acter fetichista dela demanda de amor” que rige actualmente los intercambios amorosos y que re- valida su cardcter narcisista: “amame para poder seguir amandome”). No se trata aqui, nos parece, de revisitar el analisis de Levi- Strauss concerniente a la circula- cidn de las mujeres, sino de de- sarrollar lo que funda el modelo de la forma de placer que deter- mina a esta época, que converge con lo que dicta el discurso del capitalista, segtin lo formula Lacan: es el objeto, el plus-de- goce que de él se puede obtener, el que determina la subjetividad contemporénea, mas alld de toda la légica de “consumo” y de sus- titucién en serie que este discuz- so supone (se trata también del goce de la sustitucidn de los ob- jetos segiin una l6gica estableci- da por el valor de cambio). Re- cordemos la proposicion de Lacan en Televisién en lo que con- ciemne a “la precariedad de nues- tro modo de gozar, que sin Otro para situarlo en su desvario, des- de ahora no se ubica més que del plus-de-gozar”.? Permitasenos formular como hipétesis que la proposicién del PACS parece sacar las consecuen- cias institucionales de este lugar crucial que el parienaire parece ocu- par segtin Milner en nuestros tiempos, algo asi como la insti- tucionalizacién del parteniare en el lugar del objeto que viene, con la mercancia y en el discurso que lo rige, a ocupar el lugar del feti- che en la vertiente del valor de cambio; lo cual encuentra cierta realizacién en el vaciamiento de sentido del matrimonio, en su promocion de puro semblanie como Pacto civil de solidaridad, promocion que indica, por otro lado, que algo en su valor de real ha sido trastocado. De este modo se intenta re-in- ventar el matrimonio, segiin una corriente contemporénea, res- pondiendo a la transformacién deloreal y de lo que funda el lazo social, es deciz, segiin Lacan, el nudo de lo simbélico (Felacién 8, =5,) que produce este discurso que Lacan calificé de discurso del capitalista, y cuyas consecnencias, enssu irrupcion en la modernidad, empiezan a hacerse sentir Un amor mas digno Sefialemos, por ejemplo, lo que Michel Foucault, que en sus Liltimos afios se interesara en es- tas cuestiones a través de su His- toria de Ia Sexualidad, declaraba en tuna entrevista en 1987? en rela- cién a las parejas homosexuales 2 Lacan, J, Radiofonia y Television, Anagrama, pag. 120. 2™"De amitié comme mode de vie”, entrevista publicada en Gai Pied, Dits at Ecrits, TV, Gallimard, Paris, pég, 163 ya lo que éstas proponen como Jo que lama en esta entrevista “modos de vida" a inventar. Para Foucaultel hecho més inquietan- te en esos afios no era tanto la sexualidad homosexual como el modo de vida homosexual que este tipo de parejas invitaba ains- tituir, lo que encuentra su reali- zacién en el “matrimonio homo- sexual” que tanto algunos paises europeos como algunos estados americanos han comenzado a aceptar. Este tipo de pareja, lo que abria para Foucault, y alo que 61 invitaba en esta entrevista, era a “modos de vida" alternativos, a Ja pareja heterosexual a partir del “modo de vida homosexual” que para Foucault era analizador de lactisis del modelo “hetero”. No se trataba para Foucault de “nor- malizar la homosexualidad” ode reproducir los modos de relacién existentes, como lo preconizaban en aquellos afos los movimien- tos de liberacién (feminista y otros), sino de participar en una cultura “que invente modalida- des de relacién, de modos de existencia, de tipos de valores y de formas de intercambio entre individuos que sean relamente nuevos”, lo que reconocfa en aquellos aftos en el movimiento “gay”, pero tambien en la amis- tad, en lo que esta puede tener de original y creador,y sobre todo ena sexualidad, la propia sexua- lidad, como generadora de nue- vos modos de relacién. “La pre- gunta no es tanto traer el cuestionamiento de la homo- sexualidad al problema de “equién soy?’, ‘,cual es el secreto demi deseo?’, sino de preguntar- se mas bien: qué relaciones pue- den ser inventadas, multiplica- das, moduladasa través la homo- sexualidad. El problema no es descubrir en sila verdad del pro- pio sexo, sino més bien utilizar a partir de aqui la propia sexuali- — 14 Gp baces dad para llegar a multiples tipos de relaciones”.” Ciertamente esta cuestién se reduce si nos quedamos sola- mente con el modelo homo- sexual, pero si tomamos algunas proposiciones de Lacan concer- nientes al amor una vez atrave- sado un andlisis y Ia dimension transferencial del amor,en lo que lama en Encore “un amor mas digno”, podemos encontrar qui- 245 un eco (quizés incluso un antecedente, cuando se sabe que la Historia de Ia sexualidad consti- tuye en cierto modo la “respues- ta” de Foucault al modo en que fueron recibidos sus estudios concernientes al psicoanilisis por algunos psicoanalisias, Lacan in- dluido). En una conferencia en la Es- cuela de a Causa freudiana, A. Badiou, hablando sobre el amor, sefialaba que el amor es “a sola experiencia disponible de un Dos que se cuenta a partir de si mis- mo, de un dos inmanente [ Cada amor singular tiene esto de universal que, aunque ignorado por todo el mundo, ha contribui- do por su parte, y “rengueando” tanto tiempo como pudiera, a esiablecer que el Dos puede pen- sarse en su propio lugar, lugar que se sustrae parcialmente a la hegemonia del Uno como a su inclusién en el Tres [...] Ni la ab- soluta trascendencia, ni la dialé- ctica Trinitaria; es a partir de esta perspectiva que se puede apre- ciar hasta qué punto el amor es ateo. Ya que el ateismo no es, a fin de cuentas, otra cosa que la inmanencia del Dos. El amor es ateo porque el Dos no pre-existe nunca a su proceso”. Perspecti- va a la que habrfa que agregar que “Dios es inconsciente”, pero 8 Bid, pag. 163. 4 Badiou, A., La seine du Deux", cen Sur amour, Champs Flammarion, Paris, 1999. que justamente encuentra una modulacién en las proposiciones del tiltimo Lacan, cuando sefiala que justamente el amor es el “fra- caso del incosnciente”, ex-siste alli donde el Uno del inconscien- te no puede reducir esta esencia del Dos de la que parece hablar aqui Badiou Asi, la problematica de reinventar el matrimonio para cada uno de los cényuges, pre- sente en el andlisis, “mds allé de Ja neurosis”, un matrimonio “post-neurosis”, donde el desa- fio es no querer hacer de dos®, uno, encuentra quizas su justo lugar, mas acé del PACS, como respuesta postmoderna a la sis del semblante del matrimonio. Comentario: Resejia de la Mesa Redonda sobre los semblantes del matrimonio Leticia Acevedo En el marco de una Noche de Variantes de la EOL, el 4 de di- Giembre de 1998 se llev6 a cabo la primera mesa redonda del Ateneo Los semblantes del matrimonio, coordinada por sus responsable Pablo Russo y Blanca Sanchez. Participaron Linda Katz -ase- sora del Ateneo, junto con Ménica ‘Torres y Fabién Fajnwaks-, Anibal Leserte, Luis Dario Salamone y Gustavo Stiglitz. La Presentacin del Ateneo estuvo a cargo de Blanca Sanchez 5 Russo, P,, “Lo real del dos y los medio-decires”, en Las nudos del amor, asi como “El dos y el partenaire analista” presentado en el Encuentro de Barcelona, en julio de 1998, y la cuestion del nudo de tres que alli esta implicada. quien sefial6 Ia doble implican- cia de esta mesa redonda, como cierre del primer afto de su fun- cionamiento y como inicio de una segunda etapa de trabajo que continuard aproximadamente dos afios més. Luis Salamone presenté un trabajo titulado "El deseo y el ma- trimonio”,en el que realizé un re- corrido a través de varios autores, como ser D. de Rougemont, des de su texto El amor y Occidente, §. Freud, J. Lacan y J.-A. Miller, para situar c6mo en el matrimonio apa- rece lo que no funciona. Su desa- rrollo, sostenido en 1a linea freudiana de la disyuncién del de~ seo y ¢l matrimonio, culmina en la pregunta acerca de la posibilidad deque el psicoandlisis permita que los matrimonios se sitvien en la perspectiva del deseo. Gustavo Stiglitz, siguiendo esta misma linea, presenté un caso elfnico con el titulo ";Dén- de esté la Tecla 0 cOmo hacer de la Esposa una mujer”, en el que intenté situar cémo la eleccién de su esposa por parte de un sujeto aba sovterice deode el txtar ma. No obstante, lo “indomestica- ble del sexo” hizo su irrupcién y lo condujo al analisis, en donde la pregunta acerca de cémo hacer de su esposa una mujer que cause su deseo fue tomando forma. Linda Katz, en cambio, se re- firi6 al cine de Woody Allen y re- cordé las palabras de Lacan en la Universidad de Yale, en Estados Unidos, cuando sostuvo que lo que lo habia levado a ser peicoundlista es que “entre homy- res y mujeres eso no anda” Ubicé ademas que el cineasta, casi igual que Lacan, aunque no como analista sino quizas como analizante, también interroga en sus films es0 que no anda entre un hombre y una mujer. Por este sesgo, y para trabajar la relacién de la pasion amorosa y el matri- monio, se centré, entre otras, en 15 Enlaces la pelicula Maridos y esposas, en a que W. Allen se pregunta si la pasién puede sostenerse entre los cOnyuges. Segtin su parecer, co- incide con la definicién que el propio W. Allen hace de sf mis- mo, como “un autor que se atre- vea pensar que el matrimonio no es una cércel”, Para L. Katz lo interesante del cine que hace Woody Allen es que permite per- cibir claramente que no hay re- gla en el amor, demuestra que “no hay programa en el amor, no hay sentido comin de los sinto- mas, no hay sentido comin del amor”, s6lo hay "historias de amor” -tomando el titulo que Anibal Leserre dio a su ponen- cia— una por una. Es asi entonces que, a su tur- no, A. Leserre presents una his- toria de amor del siglo XII, la de Abelardo y Eloisa. Seguin su pa- tecer, ésta ilustra el intento de si- ‘metria en la pareja y, finalmente, la no-simetria que presenta. Co- ment6 que podria inscribir esta historia en la Iinea de los textos de Lacan en los que el sintoma podria establecer cierta simetria enla pareja, el sentido de que uno hace del otro su sintoma y vice- versa, pero también en la linea de Ia asimetria, es decir cuando la mujer puede ser un sintoma para un hombre, pero no el hombre sintoma para una mujer. Eldebate se inicié con una pre- gunta que Ménica Torres hizo a la mesa acerca de cémo ubicar el problema del partenaire a partir de cada uno de los momentos de la ensefianza de Lacan. Resalté que, de alguna manera, esta cuestién aparecié en los trabajos presen- tados en la mesa, y ubicé las cua- tro parejas que pocemos encon- trar a lo largo de la enseftanza de Lacan, la pareja imaginaria, la simbélica, la pareja del deseo y la pareja-sintoma, que fueran tra- bajadas por J.-A. Miller en su se- minario “El partenaire-sintoma’, Para entrar en la conversacién pregunté también si es posible pensar que la via del sintoma, es- ‘ozada por el trabajo de G. Stiglitz y trabajada masa fondo por L. Katz y A. Leserre, permitiria la conver- sacién a pesar del malentendido que siempre hay entre dos. Pablo Russo, por su parte, plan- 26 cémo seria posible pensar los semblantes del matrimonio desde la perspectiva partenaire-sintoma, ya que considera que es aquello desde lo cual se justifica estudiar Ja historia de los semblantes del matrimonio y se interrog6 acerca de qué podria esto aportar al psi- coandlisis. Cabe destacar que el clima de trabajo logrado y los interrogantes que el debate suscité y que han quedado abiertos, han permitido que la Noche se haya erigido en un espacio de transmisién fecun- do, sobre todo en lo que hace al entusiasmo que la animé y que sgener6en cada uno, para continuar investigando sobre los semblantes del matrimonio. Resefia de la clase “Sintomatizar el amor”, dictada por Monica Torres y Linda Katz en su seminario “Nudos y semblantes del amor” Nora Cherni “Cuando ella me dejo, se re~ vel, sin cura posible, el vacio de los ideales que se habian conver- tido en inconsistentes y qued6 al desnudo el agujero al que la pa- sion habia dado cuerpo”, Antonio di Ciaccia, “Pérdida y felicidad”, Lino por Uno, Nov./ Dic. 1991. La tensién entre el amor, el matrimonio y la pasiGn es uno de los ejes que atraviesa, como inte- rrogacién, el seminario “Nudos y semblantes del amor” que Ménica Torres y Linda Katz han dictado en la EOL durante el afio 1998. En la tiltima clase se recorren algunos de los conceptos mas tra- dajados, ubicando asf desde el original titulo “Sintomatizar el amor” ciertas particularidades del problema de la relacion entre los sexos. M6nica Torres toma del arte cinematografico algunos relatos =recomiendo el apartado “La cos- tilla de Adan” del libro Los nudos del amor de M. Torres y L. Katz~ desarrollando especialmente una pelicula, estrenada en Argentina a fines del ano pasado, titulada Cuando ouetve ef amor. Nos dice que el argumento de esta pelicu- Iasitda al amor-pasién como tini- ‘co amor posible, pero que, en tan- to tal, conduce a los implicados en esta pasién hacia lo mejor y lo peor a la vez. La pelicula trata, entre otros temas, de un matrimonio que se separa por un perfodo de diez aiios, para luego volverse a en- contrar y unirse por segunda vez. Esdecit, encontramos|a cuestién del segundo casamiento, pero no con otra persona -seftala M. To- rres~ sino con la misma, tal como es trabajado por E. Laurent en el Seminario "El Otro que no existe ¥ sus comités de ética” dictado junto con J.-A. Miller, tomando de Freud el concepto a partir del cual la elecci6n del primer espo- so, para la mayoria de las muje- res, se ubica del lado del modelo materno, y recién en la segunda cleccién surge el modelo paterno. Sin entrar en el detalle de los hechos que se desencadenan, las escenas dan lugara cierta conjun- cin entre el matrimonio y el manicomio a partir del amor. M. 16 ‘Torres sostiene que es el amor- pasién -cabe destacar que no se frata del sexual-, “es el amor loco, Jo que hace parecer a todo to de~ més ordinario y vulgar”. lla, la protagonista, deja todo por él, su casa, sus hijos, como- didades, etc. El amor, entonces, est planteado més que en opo- sicién al matrimonio, en oposi- Gi6n a la farnilia, Uno se pregunta si no hay algo de la “verdad” del amor puesta en juego en el mensaje de esta pelicula, sobre todo p. que el director, que es Nick Cassavetes, es el hijo de quién escribis el guién, John Cassavetes “conocido director de varias peliculas sobre el amor, en espe- cial el tormentoso-, detalle en el que insiste M. Torres y que po- driamos pensar en el sentido de una singular sabiduria familiar transmitida en el texto cinema- togratico. ‘Un amor que hace estrago y que por lo tanto da cuenta de que ellazo con el Otro incluye al amor y al goce, conceptos que la auto- a desarrolla a través de textos como El hueso de un andlisis y el Seminario “El partenaire-sinto- ma”, ambos de J.-A. Miller o el articulo”Sintoma y nombre pro- pio” de E, Laurent, entre otros. De esta forma articula lo que Miller ubica como la teorfa de los, ‘goces, del Seminario 20 de Lacan, con relacién a los tipos de pareja: la imaginaria, entre el moi y el otro especular; la simbélica, en- tre el sujeto y el Otro; la parcja Gel deseo, entre el sujeto y el a, y la del partenaire-sintoma, conceptualizada por Miller, que incluye a la pulsiGn Conchuye entonces Ménica Torres que el sujeto, en tanto ser hablante, no hace clase. No hay Jo mejor para las mujeres o para los hombres, y que es por la mis- ma raz6n que “no hay sentido comin del amor”. Linda Katz realiza un répido y preciso recorrido de lo trabaja- do durante el aiio, partiendo de a pregunta abierta en el Semina- tio anterior a éste, que se lamé “Los nudos del amor”, y que re- fiere a la ya mencionada tension entre matrimonio y amor, es de- Gir si hay disyuncién 0 no. En este sentido ubicé, por ejemplo, la leyenda de Anfitrién, para situar la relacién entre el marido, la mujer y Dios, tema que fue trabajado y publicado en un capitulo del ya mencionado libro Los nudos del amor, y en un articulo de El Caldera N° 61 de julio de 1998, Retomé la tesis de Denis de Rougemont de su libro El amor y occidente, a partir de la cual plan- tea la oposicién entre el matrimo- nio y el amor-pasién, Continué con algunos desarro- los de la clase “Fiistoria de los sol- teros” dictada por Liliana Bilbao y Ménica Biaggio, quienes se acer caron al tema intentando respon- der a la pregunta sobre si el matri- monio mata la pasién o si el amor- pasién queda del lado del estrago. Este tema es trabajado por L. Bil- bao en el articulo "De los amores que matana las palabras de amor”, publicado en este boletin. M. Biagio ubica, entre otras cosas, al movimiento de Las pre- ciosas, del siglo XVI, del lado de la conversacién, es decir, como una forma de amor diferente al amor-pasién entre hombres y mujeres. Otro tema trabajado, muy ac- tual, es el de las parejas homo- sexuales, para las cuales no hay ‘una respuesta universal como no Ja hay para las parejas hetero- sexuales. Esta cuestién fue abor- dada por M. Torres en un articu- lo publicado también en El Cal- deroN° 61. Como nos dice L. Katz, “no hay céiculo posible en el amor’, planteando su acuerdo con D. de Gpleroes Rougemont en el sentido de que no hay un amor seguro, y tam- bién su desacuerdo con él respec- to de la imposibilidad de antici- par la evolucién de la pareja. Fueron estudiados conceptos como el de la mujer como sinto- ma del hombre y su posible o imposible reciprocidad, de aqut Ja pregunta acerca de qué cate- gorfa para el concepto de estra- goen Lacan, ya que segtin el caso esta del lado de lo peor o de lo mejor, como vimos con el ejem- plodel film Cuando vuelve et amor. Sintomatizar el amor, enton- ces, quiere decir que hay cierta conjuncién entre el amor y el sin- toma, que hay algo necesario para ambos. Este tema fue traba- jado especialmente en una clase dada por M. Torres y Pablo Russo en el mencionado seminario “Nudos y semblantes del amor”. En tanto el sintoma no dice lo que se quiere escuchar, es nece- saria la conversacién, por ello L. Katz plantea que la pareja soste- nida en la repeticién no tiene lu- gar para palabras diferentes, par- tiendo del Seminario “Los no in- cautos y/erran”, donde Lacan plantea el amor como un decir. Olra cuestion es la que abre a la diferencia entre el supery6, el amor y el sintoma ubicada en el Seminario “RS.L” y también en “L’Etourdit” con los conceptos de “creer en” y “creer alli”, desde donde el empuje a la mujer en- carnando la funcién del superyé no permite la conversacién. Enla clase “Los partenaires de la civilizacién del semblante” de L. Katz y P. Russo, se introduce la diferencia entre semblante y nudo: el semblante como borde entre lo simbélico y lo imagina- rio, y el nudo més del lado de lo real. Este tema esta planteado desde la primer clase, llamada “Nudos de Victoria, semblantes de Ernesto”, de L. Katz y Blanca Sanchez, de la cual aparece una 17 Enlaces transeripcién en este nimero de Enlaces. El comentario de dos casos: nicos presentados por Leticia Acevedo y la que suscribe dieron el marco practico necesario al tra- bajo de construccion conceptual realizado, De esta forma se produjeron como efecto del seminario nuevas interrogaciones acerca del saber- hacer con los semblantes del amor y de lo real en juego en Ia pareja, especialmente enel matrimonioen tantosemblante privilegiado. Ellos dicron origen al Seminario de este ao, Iamado “Enlaces y desenla- 28”, que se inici6 el 12 de abril il- timo, con la idea de encontrar res- puestas a lo dificil que es para el sujeto, hombre o mujer, enfrentar que “siempre es un pastor que res- ponde a la falta de una pastora” (E. Laurent en "El deseo de ‘entra- da’ al psicoandlisis”, Fasciculos de Psicoandlisis, Folia). Resefia: Courrier International “Les nouvelles langues de l'amour” —Suplement, Aoiit, 1996- Ménica Biaggio “Las nuevas lenguas del amor” agrupa una extensa varie~ dad de articulos extraidos de dis- lintos medios graficos de varias y variadas nacionalidades. Profesionales de diversas dis- ciplinas analizan los nuevos mo- dos del amor en el mundo actual y cudles pueden ser las particula- ridades de estas nuevas modali- dades de acuerdo a contextos socioculturales diferentes. En el prologo, extractos del pe- riGdico Ber Spree! de Hamburgo anuncian queha comenzadolaera de la “revolucién neosexual”. La paradoja que produce el ‘en materia de libertad sexual -afir- ma el sexélogo Volkmar Sigusch— es que el goce para todos ha pro- Gucido Ta miseria sexual general Allema “hagamos el amor y no la guerra’, de décadas pasadas, se impone hoy otra modalidad para el goce capturada por lo imagina- tio. Pero gcomo entender, al mis- mo tiempo, que precisamente por la intervencién de lo imaginario se ogre en ocasiones lo que muchas veces los pactos simbélicos no con- siguen, teniendo en cuenta que lo imaginario promueve siempre la guerra més feroz? Bajo otra mirada, entonces, des- de un articulo del Asahi Shimbun de Tokio, se nos plantea mediante un caso peculiar cémo la falta de conversaci6n en un matrimonio puede ser reemplazada por el chateo via Internet. Akemi decide “conversar” con desconocidos y ‘conoce por este medio cibernéti- co a su amante virtual Hyakkun ~Kimio Hyakuno, su verdadero nombre. Luego de un tiempo de amorios a través de la pantalla, Akemi se divorcia de su marido, para luego conocer a su “amante” y formalizar una pareja con él. Cabe preguntarse: de qué nue- va erética se trata, sies quelahay, zqué condiciones de amor, deseo Y goce participan en un encuen- ito virtual? Porotra parte, en el The Observer de Londres, Maureen Freely cita la pelicula Indiscrétions (cuyo titulo original es The Philadelfnia story) de George Cukor, con Katharine Hepburn y Cary Grant, asi como os famosos ejemplos de Elizabeth Taylor y Richard Burton, entre otros, para hablar del “remariage”.? *Término de imprecisa traduccién, refiere a ‘re-matrimonio’ o ‘segundo matrimonio’. Segan el diccionario Larousse el verbo remarier, del cual remariage seria el sustantivo, significa ‘wolver a casarse” Su hipétesis es que quienes deci- den volver a casarse lo hacen por causas mds importantes que cl Sexo: conveniencia econémica, miedo a la soledad o simplemente Por amor. También nos presenta el caso de un matrimonio que deci- de volverse a casar luego de estar divorciados por otra razén dice una tal Susan: “extrafiabamos nuestros chistes... nos podiamos refr de los buenos viejos tiempos’. ¢Seré posible pensar que lo que los vuelva a unir sea el Rumor, como tun medio para soportar la diferen- cia entre los sexos y un nuevo modo de conversacién? El archivo y la biblioteca del Ateneo Comisién de Biblioteca y Archivo: Leticia Acevedo, Monica Lax, Graciela Schnitzer y Alejandra Antuiia Asesoran: Méntica Biagio y Blanca Sénchez Hemos confeccionado un Ar chivo informatico con los traba- jos que van produciendo los in- tegrantes del Ateneo y un indice tematico de referencia bibliogra- ficas, disponibles para consultas. Se ha creado también la Bi blioteca del Ateneo, que esté co- menzando a existir por las donaciones de algunos textos, como ser el Tomo I de la colec” cién Historia de la vida privada, dirigida por P. Ariés y G. Duby ~agolada y muy dificil de conse- guir-, La éscuela de las mujeres, de A.Gide, Los nudos del amor, de M. Torres y L. Katz, Le Courrier International “Les nowvelles langues de Vamwour”, sobre el que podran encontrar una breve resefia pu- dlicada en este ntimero, y El Mur- —— 18 Enlaces: ciélago n° 2, donde aparecen pu- blicadas las respuestas de S. Freud a la “Encuesta sobre las reformas de las Leyes del matri- monio” de Kulturpolitische Gesellschaft. Como podran encontrar en este ntimero, iremos publicando en os siguientes una seleccion de bibliograffa y referencias sobre el matrimonio, Estamos comenzando a con- feccionar ademés un dossier de prensa con articulos de diarios y Tevistas sobre el matrimonio y temas afines. Resefia socio-histérica de las uniones del mismo sexo Liliana Mauas y Walter Sierra Silas uniones del mismo sexo tienen una historia, el surgimien- to del reclamo de la legalizacion de estas uniones es un tema de la actualidad. Vigente ya en algu- nos paises europeos como Dina- marca, Suecia y Noruega, Ménica ‘Torres lo presenta como un sem- Blanite de nuestro tiempo, como un modo particular de uniones o el partenaire-sintoma particular de nuestro tienspo. De su comentario en la segun- da clase del seminario en la EOL “Nuudos y semblantes del amor”, a comienzos de 1998, sobre el arti= culo de Eric Laurent “El incons- Gente homosexual”, nos interesa desiacar para este primer trabajo que “lanueva aceptacién de la ho- mosexualidad, en la atmésfera permisiva que siguié a la segunda guerra mundial, se ha manifesta~ do en la trama cultural de la épo- ca"; ast llegamos a la actualidad en que la homosexualidad deja de ser una perversiGn para convertir- se en un estilo de vida. Para intentar aprehender cué- les han sido los diferentes cam- bios que se produjeron para arri- bar aesta concepcién, nos plantea- ‘mos como primer interrogante: cual habia sido el devenir histéri- co del concepto de homosexuali- dad, que Foucault sitia comocrea- cidn del siglo pasado. Es por este sesgo que, tras un rastreo histérico-sociol6gico, cer- nimos tres momentos con sus quiebres epistemolégicos, que son los que planteamos a lo lar go de esta presentacion. En a antigua Grecia era acep- tada, al menos para los hombres, laactividad sexual con miembros de los dos sexos. La aceptacién social de un acto sexual no venia determinada por el sexo delas per- sonas sino por el equilibrio de po- der entre ellas. Para los griegos la sexualidad estaba vineulada ala dominacién. Conceptualizar los actos sexuales en términos de do- minacién y sumisién permitia humillar a los enemigos conquis- tados. Como John Winkler refie- re en su libro Las coacciones del deseo, antropologia del sexo y el género ent la antigua Grecia: “el céleulo de la correccién no ope- taba sobre la identidad/diferen- cia de los géneros, sino sobre el predominio/sumisi6n de las per- sonas involucradas. El sexo era percibido, como dice Halperin (1989:30), en términos de ‘0 acto o impacto’, dador o receptor, ha- cedor o hecho a. La ‘naturaleza’ se atarea con las jerarquias y la dependencia, no con cuestiones periféricas como el color del ca- bello oel género. Como lo expre- 86 Aristételes, la naturaleza nos da guerra para que podamos se- parar alos amos naturales de los esclavos naturales”. Se permitia el contacto sexual entre hombres de la misma con- dicion social, pero en estos casos se lo debia practicar de acuerclo a normas que garantizaran que ninguna de las partes fuera de- gradada o pudiera ser acusada de Lbertinaje. La relacién sexual ideal y tolerada entre hombres consistia en una pareja compues- ta pot un hombre mayor activo al que se denominaba erastés y uno més joven pasivo, el erémenos. Una vez que el erdmienos habia superado esta etapa lo es- perado era que la relacion termi- nara. Fl anteriormente erémenos se casaba entonces con una mu- jet, pero podia tomar el papel de cerastés en una nueva relacién con otro hombre. Como nos dice John Winkler “en la pederastia, como demostraron cuidadosamente Dover, 1978; Golden, 1985; y Foucault, 1985, se combinaban varias convenciones para prote- get al miembro menor de la pa- reja del estigma de afeminamien- to, de ser un kinaidos”. Estas relaciones se establecian y se regulaban por el sesgo del saber epistémico. Tal como lo re- fiere Foucault la verdad y el sexo se ligaban en la forma de la pedagogia, por la transmisin, cuerpo a cuerpo, de un saber precioso; el sexo serota de soporte a las iniciaciones del co- socimiento. En la Edad Media la Iglesia Catélica adquirié un papel pre- dominantemente represivo sobre el sexo. “Para la religién la ver- dad y el sexo se liganen la confe- sién, por la expresién obligatoria y exhaustiva de un secreto indi- vidual. Pero esta vezes la verdad la que sirve de soporte al sexo y sus manifestaciones”, nos dice Foucaulten su Historia de la sexua~ lidad. Cuando el emperador Cons- tantino proclamé que el cristia- nismo era la religion estatal del imperio romano y Ia ley canéni- ca se convirti6 en la legislacién civil de toda Europa, se produjo un cambio radical en lo que res- pecta a la sexualidad: la conduc- ta sexual privada, que las autori- 19 Gabaoes dades de Grecia y de Roma pre- vias al cristianismo consideraban unasunto personal, se vio some- tida a la reglamentaci6n eclesias- tica y por consiguiente guberna- mental. Con a filosofia derivada de los filésofos estoicos, que planteaban Ia idea de que la tinica sexuali- dad natural estaba constituida por las relaciones sexuales cuyo propésito fuera la procreacion, toda forma de sensualidad pasa a ser considerada pecaminosa. Los actos sexuales desaprobados se denominaron sodomia e inclu- 80 algunos tedlogos incluian bajo este término a las relaciones sextales entre cristianos y judios © musulmanes y a los actos sexuales dentro de parejas inapropiadas por su clase social. EL exponente de este pensamien- to fue Santo Tomés de Aquino con su obra Summa Theologica. Durante los siglos XII y XIII el papado consolidé su poder por a centralizaci6n que se produjo mediante la instauracion de los legados pontificios. En 1215 se Uevé a cabo el IV Concilio ecu- ménico lateranense, donde se ins- tituy6 un tribunal episcopal para la persecucion de la herejfas: la Inquisicién, cuya misién consis- {i6 en «inquirir» y punir las doc trinas contrarias a la ortodoxia. Asi, pecados como la herejia con tra la doctrina eclesiéstica y Ia sodomia se convirtieron en ofen- sas que debian ser castigadascon la pena capital. Es necesario acla- rar que las categorias sexuales medievales no clasificaban a los actores sexuiales sino a los actos, un sodomita no era un tipo de persona en particular que come- te un tipo determinado de peca- do:el sexo “antinatural”, cl femor ala sodomia se debia a que era un pecado que cualquiera podia verse tentado a cometer. Jeffrey Weeks sefala que “ha- bia una brecha entreel acto sexual y el ser social. La préctica de la sodomia no hacia del individuo, en un significado ontol6gico un ser diferente. Un sodomita era alguien que llevaba a cabo actos sodomiticos y la ley, aunque draconeana, e7a selectiva y arbi- traria en cuanto a su impacto”. Conel deteriorodela autoridad de la Iglesia, en el Renacimiento, ‘ces6 la prohibicién de muchas for. mas de sodomfa. Sin embargo en Ja mayor parte de Europa sesiguié condenando a aquellos que tuvie- ran contacto con personas del mis- mosexo, sino.con la pena de muer- te, con la pena de cércel u otros castigos mas severos. EI libro Gantmedes en el Rena- cimiento. La homosexualidad en et arte y en la sociedad de James Saslow, resulta muy interesante para tomar en consideracién lo que sucedié con la homosexuali- dad en ese perfodo. Fl autor hace un paralelismo enire Ja toleran- cia social hacia Ia homosexuali- dad y las distintas formas de re- presentacién artistica del mito de Ganimedes hasta su desaparicién como fuente de inspiraci6n artis- tica en ol siglo XVI Antes de resaltar algunos de sus pérrafos debemos recordar que Ganimedes, segtin nos dice el Diccionario de Mitologia Griega y Romana de Pierre Grimal, “es un joven héroe perteneciente a la estirpe real de Troya y descen- diente de Dardano.... era joven, apenas adolescente, y guardaba los rebafios de su padre en las montafias que rodean la cuidad de Troya cuando fue raptado por Zeus y llevado al Olimpo. Su be- Meza ~Ganimedes pasaba por ser ‘el més hermoso de los mortales'— ~habia inflamado de amor al mas poderoso de los dioses. En el Olimpo servia de copero; él es- canciaba el néctar en la copa de Zeus y reemplazaba en su fun- cién a Hebe, la divinidad de la juventud”. Por la temtica del mito, el amor de Zeus por un joven ado- lescente, Saslow reflere que Ganimedes sirvié mas de lo que se hha querido admitir como un velicu- lo artistico para intereses explicita- mente erdticos 0 sexuales, y los cant- bios sufridos en su popularidad, for- mae iconografia estén fntimantente relacionados con los cambios de ac- titud con respecto al erotismo y especificamente al homoerotismo. Si bien durante toda la época medieval y la renacentista la sodomiaera considerada técnica mente tanto un pecado como un delito, en un momento de esta ultima época la inaceptabilidad social aument6. Como ejemplos de esta situacién pueden leerse los procesos que se Ilevaron a cabo contra los artistas Leonardo Da Vinci y Benvenuto Cellini: “En 1476, Leonardo, cuando to- davia era s6lo un ayudante de Verrocchio, pudo escapar sin con- dena de una acusacién de sodo- mia gracias a la respetada, aun- que lejos de ser influyente, posi- cin de su padre. En 1587, el mucho mayor y més destacado Cellini fue condenado a cuatro aitos de prisién por un asunto parecido, y a pesar de su exce- lente relacién con el duque Cosimo’. La fuerza total de este cambio respecto de Ganimedes aparece con los decretos tridentinos que marcan una reordenacién dog- matica y disciplinaria, que influi- ra decisivamente en Ia posterior evolucion del catolicismo. Junto a las Sagradas Escrituras se afir- ma, como fuente de la fe, la Tra- dicién; la presencia de Cristo en la eucaristia os real (transustan- ciacion) y la Iglesia se reserva el criterio de autoridad sobre la Bi- blia. Saslow nos dice que “el des- pertar religioso de Miguel Angel ya habfa empezado en esa déca- da, En 1545 el Concilio celebré su primera sesion, y entre 1545 y 20 Galaces 1548 Cellini esculpis su grupo de obras homoerdticas de despedi- da. Su Ganimedes, que tiene un regalo de amor en la mano alza- da'y que acaricia afectuosamen- te el Aguila, es probablemente la tiltima representacién en el arte italiano que destaca el aspecto sexual de modo tan explicito; y es desde luego la tiltirna realiza- da por un artista con conocida inclinacién hacia el amor homo- sexual. En 1549 Paulo Ill, el vini- co papa que adopté a Ganimedes como una de sus emblemas per- sonales, fue sucedido por Pio IV, que ordené que se vistieran las figuras del Juicio final de la Ca- pilla Sixtina. La serie de Ganimedes creada para Cosimo de Médicis desde la década de 1540 hasta finales 1560 ilustra tanto el fin de la tolerancia hacia Jaexpresién homoerética como el descenso del interés por todos los temas sexuales. Estos cambios son el reflejo de un amplio con flicto que con el tiempo se exten- dié por fuera de Italia, limitando el uso de Ganimedes en toda Europa”. La batalla moral entre las con- cepciones griega y cristiana del amor se hace sobre todo patente en los Ganimedes de los dos ar tasa cuya historia individual se tie~ ne acceso: Miguel Angel y Cellini. EI primero forj6 una vigorosa y convincente amalgama de erotis- mo clésico y espiritualizado fervor neoplaténico. Aunque los cultos amantes del arte sabian que Ganimedes de Miguel Angel era ‘un homenaje a Tomaso Cavalieri, ni su arte ni su amor provocaron el tipo de escandalizada reaccion piiblica que sufrié Cellini s6lo quince afios después. Las vidas de Miguel Angel y Cellini -el primero terminé stis dias con una relacién espi- ritualizada con una mujer con quien compartia su creciente fer- vor religioso, y el otro luego del atresto domiciliario con el que fue castigado, se volvié més religioso yatentoa lasnormas sociales y pre- ‘ocupado por la familia y la respe- tabilidad=ejemplifican una amplia respuesta, tanto individual como colectiva, ante el pensamiento antihomosexual que dominé toda Celi, Gent y gl nirmol Florencia la cristiandad eatélica y que afecté también a las actitudes morales en los paises protestantes; la supre- sién de lo pagano en favor de un ortodoxia y un fervor religiosomas Intenso. Enel siglo XIXse produjoel otro gran cambio conceptual, dado que con el surgimiento del discurso cientifico el tema de la sexualidad pasa al campo de la medicina. Como ya dijimos anteriormente, la oposicién a lo largo de gran parte ela era cristiana habia sido sexua- lidad reproductiva/sexualidad no- reproductiva. Elsiglo XIX produjo entonces una nueva definicién ‘un nuevo significado del sodomi- ta, Foucault nos dice que “la ho- mosexualidad fue rebajada de la ‘préctica de la sodomia a una suer- te de androginia interior, de ‘hermafroditismo del alma. Elsodlo- ‘ita era un relapso, el homosexual es ahora una especie. Pasa a ser tuna especie junto con esos peque- fios perversos que los psiquiatras del siglo XIX entomologizan dan- doles extrafios nombres de bautis- mo, La categoria psicolégica, psi- quiatrica y médica de la homose- xualidad se constituyé el dia en que se la caracterizé en un articulo sobre las sensaciones sexuales con- trarias en 1870”. Hacia el final del siglo pasado el homosexual surgi6 como un tipo distintivo de perso- na, el producto de una nueva di- cotomia: heterosexual/homo- sexual. Las précticas sexuales se habian convertido en el raserocon el cual se definfa una persona. Serd el siglo XX el que va a traer los nuevos discursos sobre el sexo y una visién critica sobre las posiciones religiosas y cienti- ficas. Freud, Lacan, Foucault, ten- drain algo que decir al respecto y ellos van a ser retomados por los te6ricos de la actualidad para dar una nueva vuelta, incluyendo tuna visi6n politica que sirva de soporte a los discursos de nues- tro tiempo. Esta primera etapa tuvo como fin rastrear socio-histéricamente el concepto de homosexualidad para, a partir del mismo, poder cernir la pregunta que nos con- dujo al trabajo que se centra en repensar spor qué sobre el sin de siglo las parejas homosexuales piden legalizar sus uniones? 2Qué semblante adquieren? Si consideramos que a lo lar- go de la historia el homosexual pas6 desser un perversoa ser una estilo de vida-como nos dice Eric Laurent-, ser un estilo de vida dhabilitarfa entonces a repensar un anudamiento distinto de la trfada amor-deseo-goce que ten- —— 21 Enlaces dria como consecuencia deman- dar al Otro social, al Otro de la cultura, los mismo derechos? Bibliografia consultada: Foucault, M., Historia de la sexuali- dad,’"Lavoluntad de saber", Bs As, Siglo veintiuuno, 1990. Mondimore, Francis Mark, Una historia natural de la homosexua- Tidad, Barcelona, Paidds Ibérica, 1998, Winkler, John J., Las concciones det deseo, antropologia del sexo y el género en In antigua Grecia, Bs. As,, Manantial, 1994 Weeks, Jeffrey, El malestar de la sexualidad, Madrid, Talasa, 1993, Saslow, James M., Ganimedes en el renacimiento. Li homosexualidad enelarte yen la sociedad, Madrid, Nerea, 1989. ‘Torres, Ménica, Seminario Nudos y semblantes del amor, clase del 04/ 5/98, inédito. Bibliografia inicial proyectada: Aliaga, J. V., Bajo vientre. Represen- taciones de la sexualidad en la cul- tura y el arte contemporsincos. Bersani, Leo, Homos. Boswell, John, Untiones det mismo sexo. Butler, Judith, “El problema del sgénero, el feminismo y la sub- Wersion de la identidad” = "Variaciones sobre sexo y gé- nero: Beauvoir, Wittig y Foucault”. Freud,S,“Cartaa una madre ame- ricana”. Fuchs, E,, Historia dela moral sexual. Lacan, J. Radigfonia y Television. “Kant con Sade” = “Juventud de Gide...” = “Latercera”. = “Conferencia en Ginebra sobre el sintoma”. — Seminarios:4, La relacién de obje- 40, 17, El reverso del psicoand- lisis,19,..0u pire” y 20, Aun. Lamas, Marta, El género: la cons- truccién cultural de la diferencia sexual. Laurent, E., “El inconsciente ho- mosexual” y “Los nuevos sin- tomas y los otros” Miller, J.-A., Acerca det Gide de Lacan, Millot, C., Gide, Genel, Mishima, La inteligencia de la perversion. Platén, B! Banquet. Soler, C., Variables del fin de la cura. Stone, L,, Familia, sexo y matrimo- rio en Inglaterra 1500-1800. ‘Torres, M. Katz, L-y otros, “El sexo es un decir” y Los nudos delamor. EI matrimonio en el cine Liliana Bilbao y Pablo Russo Comisién de cine: Alejandra Antuia, Laura Baumarder, Luis Mosa y Walter Sierra En la medida de lo posible y siempre que la cartelera portefia asi lo permita, nos tomaremos la libertad de sugerir aquellos films que por su tematica considere- ‘mos pertinentes para el trabajo de investigacién propuesto por el Ateneo. En este momento ~pri- meros dias de abril- tres son las peliculas que aconsejamos ver: Las afinidades electivas, Shakespeare in love y Elizabeth. ‘Noes nuestro propésitohacer un comentario ni una critica de las peliculas sino indicar en qué se relacionan con nuestro tema * Las afinidades electicas, de los hermanos Paolo y Vittorio Taviani ¥ con los un tanto desentonantes ¥ poco expresivos protagonistas franceses Isabelle Hupert, Jean- Hughes Anglade y Marie Gillain, una floja versién de la novela homénima de J. W. Goethe, habla de lo que fue el letmotio del roman. ticismo: la oposicién entre pasion y taz6n, de la eleccién de amor narcisista y dela fatalidad que con- eva esta elecci6n de lo mismo; la discusién entre el matrimonio comorazényy el amor como pasién. Propone asi, en un “debate” que se da entre las dos parejas prota- gonistas dela historia, al matrimo- nio como un contrato renovable cada 5 afios. Este intento de acuer- dorazonable, tragicamente, no lle- gard a cumplirse. * Shakespeare in love y Elizabeth comparten, ademas de muchas nominaciones para el Oscar —aun- que no asf premios, pues se los lle- 6 casi todos la primera y algu- nos de sus actores principales, la referencia al mismo periodo hist6- rico: la época isabelina. La prime- ra muestra a la Reina en sus tilti- ‘mos afios; la segunda nos presen- ta a una joven Isabel en el momento de trancisién de prince- saareina. Peroademés, resulta su- mamente interesante el contrapun- to entre el mundo de los semblan- tes, representado especificamente por el ambito del teatro, en ‘Shakespeare apasionado, y loreal que deja su marca en el cuerpo de esa ‘mujer que se consagra como una virgen para gobernar, y para ello desdefia el matrimonio con un hombre para declararse casadacon su pueblo, en Elizabeth Por otra parte, recientemente salida de cartel y distribuida en video puede encontrarse la tiltima realizacion de Nick Casavettes, Cuando ouetve el amor, de la cual ha hecho imperdibles comentarios ‘MGnica Torres tanto en su clase del seminario en la EOL, de la que publicamos aqui una resefia de Nora Cheri, como en su articulo “Cenizas y diamantes”, publicado ena revista Dis Finalmente, les presentamos a continuacién una seleccién de co- medias sobre el matrimonio de los aftos 40 y 50 de George Cukor y algunos datos sobre el director “que aparece criticado por frivolo cen Dioses y monstruos, atin en car- tel, entre ellas: 22 Enlaces * La costilla de Adan (Adam's Rib), 1949, 101’, USA. “el matrimonio de abogados formado por Amanda Bonner (Katharine Hepburne) y Adam Bonner (Spencer Tracy) se ven involucrados en una violenta se- paracién matrimonial. Mientras Amanda B. defiende a Doris Attinger (judy Holliday), que ha disparado sobre su maridoal ver- le con su amante, Adam B. defiendie a Warren Attinger (Tom Ewell), que ha estado a punto de morir a manos de su celosa es- posa... Una de las mejores come- dias norteamericanas...”? Este film es un prototipo de las comedias matrimoniales holly- ‘woodenses de esa época yhasicio tomado por Ménica Torres en el cap. VII del libro Los nudes del Amor y por J.-A. Miller y E. Laurenten L’Autre quin’existe pas et ses comités d'éthique, como mo- delo de las conversaciones matri- moniales. © Vivir para gozar (Holiday), 1938, USA, con Cary Grant y Katharine Hepburne. * Historias de Filadelfia (The Philadelphia story), 1940, USA, con Jos mismos protagonistas a los que se suma James Stewart. * Doble vida (A double life), 1948, USA. * Nacida ayer (Born yesterday), 1950, USA. + The model and the marriage broker, Chica para matrimonio (The marrying Kind) y La imposto- ra (Pat and Mike), todas de 1952, USA. * La actriz (The actress), 1953, USA. © La rubia fendmeno (It should happen to you), 1954, USA. Cukor, George: (1899-1983, USA) “Nacido en el seno de una acomodada familia judia de ori- gen hiingaro, su padre le anima * Diccionario Cine, Augusto M. To- res, Espasa, pag. 212. a que estudie derecho, pero pre- fiere dedicarse al teatro. A los 20 aftos comienza a trabajar como ayudante de direccién y cinco aos después dirige su primera comedia en Broadway. Contrata- do por los estudios Paramount sencer Tracy, como director de diélogos, en 1929 llega a Hollywood y, tras codirigir tres peliculas, no tarda en realizar sus propias obras, en- tre las que destaca Girls about town (1931)”.? Filma las adapta- ciones Cuatro hermanitas o Mujer- citas (Little women, de Louisa May Alcott), David Coperfield (de Ch. Dickens), Romeo y Julieta (W. Shakespeare) y Margarita Gaui (de Camille, A. Dumas). También la innovadora comedia La gran aventura de Silvia (Sylvia Scarlett, con K, Hepbume), la famosa co- media Hisiorias de Filadelfia (The Philadelphia story, con C. Grant y 2 Op.cit. K Hepburne) y el policial de épo- ca Luz que agoniza (Gaslight). A finales de los 40 y comienzos de los 50, sobre guiones de Garson Kanin y Ruth Gordon, realiza la mayoria de las citadas comedias realistas. En color y Cinemas-Cope, el periodo mis importante de su carrera, filma brillantes musicales como Ha nacido una estrella (1954) y Mi bella dam (1964), y los censu- rados dramas Cruce ‘de destinos (Bhownni junction), Vienio salvaje (Wild is the wind) y Confidencias de ‘mujer (The Chapman report), Si obra posterior parece decaer no gene- rando tanto interés. Su tiltima pe- Kula es Ricas y famosas, de 1981. Estas breves notas surgen de Iainiciativa de un grupo del Ate- neo que esté investigando la re- lacién cine, psicoandlisis y matri- monio, trabajo a partir del cual iremos presentando otras vifhetas © informaciones acerca de lo que vayamos trabajando 23 sk Enlaces Bibliografia y referencias sobre el matrimonio Arits, P, Duby, G. y otros, Historia de Ia vida privada (5 tomos), ‘Taurus. Boswel, J, Les unions de méme sexe, Fayard. Burguilre, A. y otros, Historia de la Faila (@ somos), Alianza Cavell, S,,A la recherche du bonheur; Hollywood et Ia comedie du remariage, Cahiers du Cinéma. Duby,G. yotros, Historia de las niujeres 6 tomos), Taurus. Duby, G,, Amor y matrimonio en ta Edad Media, Losada, Engels, F, Los origenes del estado, la Jamnilia y la propiedad. Foitcault, M. Historia de la sexualidad G tomos), Siglo Veintiuno. Freud, S,, “La moral sexual ‘cultu- ral’ y la nerviosidad moderna”, Amortortu, Volumen 9. Lacan, J, Li familia, Angonauta. LeviSitansy ©, Las elec de ‘mentales del parentesco, Planeta. Miller, J-A., De mujeres y semblan- Jes, Cuademos del Pasador. Miller, J-A. y Laurent, E,, “L’Autre ‘qui wexiste pas et ses comités de éthique", seminario 96-97, iné- dito. Proudhon, P.J., Amor y matrimonio, Hispamérica Rougemont, D. de, El amor y Occi- dente, Kairés. Russell, B., Matrimonio y moral, Le- viatan, Stone, L., Familia, sexo y matrimonio cent Inglaterra 1500-1800, ECE, Torres, M. y Katz, L. Los nudas del Articulos de revistas: Freud, S, “Respuesta sobre la refor- ma de las leyes del matrimo- nio”, El murciélago n° 2. Laurent, E,, “La familia moderna”, Registros n® 4. Miller, JA. ,“Eldestino y la familia”, y otros textos, Pliegos n°5, Varios Freudiana N° 12 “Familia Moderna: Viejas crisis, nuevos escenarios. —— 24 Calendario de actividades * Actividades conjuntas del Ateneo con el seminario EOL En- laces y desenlaces dictado por Linda Katz. y Ménica Torres: 12-4, Nue- vos Anudamientos, Linda Katz y Pablo Russo; 26-4, El laze con el (Otto, Linda Katz y Blanca Sanchez; 10-5, El hombre gris, Ménica ‘To- 115,245, El dolor de amar, Liliana Bilbao, Blanca Sanchez. y Monica Torres; 7-6, La amistad, Monica Biaggio y Pablo Russo. * Actividades abiertas del Ate- neo en las Noches de Variantes de la EOL: 30-4, ¢Matrimonia vs. fa- milia?, invitada: Dora Barrancos; 11-5, El matrimonio en la me- dievalidad, invitado: Leonardo Funes, participacién de Susana Amado. Informacién e Intercambios A todos aquellos interesados en recibir o intercambiar informa- én, material 0 ideas, enviarnos trabajos, propuestas o bien sim- plemente acercarse al Ateneo, aqui van nuestros teléfonos, fax y direcciones de e-mail. Les re- cordamos que en La Carta de Ia Escuela..., en El mensaje del ICBA y en la pagina web de la EOL podrén también ir siguiendo las informaciones sobre nuestro Ateneo. Tel: 4961-3689 4902-0237 4631-2990 Fax: 4964-0091 4712-5770 Exmail: prusso@psiwuba.ar guereno@cvici.comiar Préximo namero "Dali haciendo Gala de su sintoma”, Ménica Torres. “Matri- monioy amor’, Pablo Russo. “El matrimonio en Grecia”, Nora Chemi. “Solteros”, Liliana Bilbao y Ménica Biaggio. Traduccio- nes, Referencias, Matrimonio y cine, Resefias, Actividades...

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