del Comandante__
Hugo Chavez Frias
a la NacionVENEZUELA ES UN
CAMPO DE BATALLA
La percepcién objetiva que se tiene de la realidad na-
cional es de extremo grado de complejidad. No acep-
ta, por tanto, ningiin tipo de simplificacién, sino que
debe ser enfocada con un lente de amplia captacién y
segregacidn de imagenes,
Al echar un vistazo general al panorama, nos damos
‘cuenta, inmediatamente, de que estamos en un cam-
po de batalla donde un conflicto histérico se desaté
con furia 0, para ser mAs exacto, se volvié a desatar,
después de muchos afios de calma aparente, entre las
fuerzas de dominacién que se enquistaron en el cuer-
po nacional desde la conquista y las fuerzas liberado-
tas que existen desde siempre en el seno de las mayo-
rias explotadas y engafiadas por 500 afios.
Claro que ahora, a finales del siglo XX, se manifiesta
con las particularidades del tiempo presente y las ca-
racteristicas que le imprimen los nuevos actores y las
circunstancias politicas, econémicas, sociales y milita-
res vigentes en el escenario nacional e internacional.
Ahora bien, scémo se aprecia la evolucién de las
fuerzas en pugna sobre el rea de combate, cuyos It-
mites trascienden incluso el émbito nacional?La primera consideracién apreciable, real, es que las
fuerzas transformadoras han tomado la ofensiva y ya
esto trae consigo un efecto psico-social de tremendo
impacto moralizante.
Esta realidad se hizo més evidente en el afio 1992
con las insurrecciones cfvico-militares de febrero y
noviembre, as{ como en las elecciones de diciembre.
Mientras tanto, las fuerzas de la conservacién del
viejo régimen adoptan una actitud defensiva con ac-
ciones desesperadas, empleando todos sus recursos y
tratando de aferrarse a sus posiciones.
Elavance del sector transformador-revolucionario es
tan concreto que se puede medir con bastante aproxi-
macién sobre el Campo de Batalla. Corresponderé a
los investigadores sociales hacerlo, valiéndose de los
recursos que proporciona la Ciencia Historica.
Sin embargo, a pesar de los estallidos tan préximos
y la cernia de lo ocurrido, que impide la perspectiva,
podemos atrevernos 2 sefialar, sin coordenadas muy
exactas, los espacios conquistados y consolidados, asi
como aquellos ocupados y por consolidar.
Comencemos por el acontecimiento més recien-
te, es decir, las elecciones (atin no concluidas) del 6
de diciembre pasado. El sesenta y tanto por ciento
de abstencién consolida definitivamente un espa-
cio conquistado por el propio pueblo venezolano. La
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abstencién es ya el fenémeno electoral del siglo en
Venezuela, y si la desagregamos, podremos darnos
cabal cuenta de su magnitud aplastante. En las clases
marginales llegé a 90%, especialmente en las gran-
des ciudades.
Detengdmonos a pensar, los revolucionarios, el sig-
nificado de esta parte de la realidad politica. Existe
allf, nos rodea, un inmenso territorio ocupado ya s6-
lidamente por la masa popular, fuera del alcance de
la accién psicoldgica, manipuladora y disuasiva del
régimen y de todo su poder. Es una zona liberada con
limites cada dia menos difusos y en la cual debemos
concentrar esfuerzos, para, desde alli, lanzar nuevas
operaciones que arrollen, sin eludir nada, las lineas
defensivas del sistema de dominacién.
El 4 de febrero abrié el telén y permitié apreciar
las primeras acciones del teatro ‘de la guerra. A las
00:00 Hrs comenzé la ofensiva que luego adquirié un
ritmo galopante. Doce horas bastaron para poner en
evidencia otro fenémeno que incidié profundamente
en el curso futuro del proceso histérico venezolano:
En la Fuerza Armada Venezolana, también, fueron
ocupados importantes espacios de lucha por parte de
las fuerzas transformadoras, los cuales vinieron siendo
conquistados, construidos y sembrados durante més de
dos décadas, desde el mismo comienzo de los aftos 70.
E14 de febrero quedé al descubierto Ia avanzada del
Movimiento Bolivariano Revolucionario 200 y fue
: 9generada una gran brecha en el frente desgastado
del anciano régimen.
‘Aun la Nacién no se ha dado cuenta, seguramen-
te, del inmenso potencial transformador existente en
las nuevas generaciones de militares venezolanos.
Quienes dedicamos nuestra vida, en estos dltimos
veinte afos, a transitar por cuarteles, bases aéreas y
bases navales tenemos una mas o menos clara percep-
cién del palpitar que anima el corazén de los hombres
y mujeres de uniforme y sabemos lo que allf hay: un
valioso capital para invertirlo en la construccién de la
Patria que no tenemos.
Este espacio conquistado y consolidado no es nada
desdenable para los combates que vendrdn entre la
vieja y la nueva civilizacién. El tiempo lo dird y la
Historia lo recogeré en sus paginas.
Hay otro espacio, no menos importante, que fue to-
mado por la nueva fuerza, atin con limites muy impre-
cisos, y ahora, mas que nunca, necesita ser consolida-
do: la revolucionaria corriente ideolégica Bolivariana-
Robinsoniana-Zamorana. Alli el combate sera mucho
mas dificil, lo sabemos. Pero habré que darlo, en estos
tiempos que algunos pensadores han llegado a Hamar
“El Fin de la Ideologias”.
Y el 27 de noviembre, finalmente (y no por tener
menos importancia), se abren nuevos espacios en
cl campo de batalla. Uno de ellos, el apoyo del pue-
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blo venezolano a Ja insurreccién,