Вы находитесь на странице: 1из 1

CAPTULO XVII

DE LA CLEMENCIA Y DE LA SEVERIDAD, Y SI VALE MAS SER AMADO QUE


TEMIDO
Todos los prncipes desean ser tenidos por clementes y no por crueles, deben
cuidarse de emplear mal esta clemencia. Un prncipe no debe preocuparse por
que o acusen de cruel, y siempre cuando su crueldad tenga por objeto el
mantener unidos y fieles a los sbditos; con pocos castigos ejemplares ser
ms clemente que aquellos que, por excesiva clemencia dejan manipular sus
rdenes. Por ende, a un nuevo prncipe le es muy difcil evitar la fama de cruel
pero finalmente eso es necesario para mantener un orden.
De esto se deriva el dilema: si vale ms ser temido que amado, ya que por
naturaleza del hombre, ste tiende a atreverse ms a ofender a quien se hace
amar que a quien se hace temer, por una simple razn: el miedo al castigo
inmediato, que es algo que nunca abandona a los hombres.
De este lado el prncipe que se hace temer, sin al propio tiempo hacerse amar,
debe evitar que le aborrezcan, ya que cabe inspirar un temor saludable y
exento de odio, cosa que lograr con slo abstenerse de poner mano en la
hacienda de sus soldados y de sus sbditos, as como de despojarles de sus
mujeres, o de atacar el honor de cada una de stas. Si le es indispensable
derramar la sangre de alguien, no debe determinarse a ello sin suficiente
justificacin y patente delito.
Si el prncipe con semejante temperamento, hubiera conservado el mando,
habra alterado a la larga su reputacin y su nombramiento.

Вам также может понравиться