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Un Tesoro Especial

El monte Sinaí o monte Horeb es una montaña situada al sur de la península


del Sinaí, al nordeste de Egipto, en Asia, y es el lugar donde, según la Biblia,
Dios entregó a Moisés los Diez Mandamientos. Desde la época de Santa
Helena ha sido identificado con Jabal Musa, o Gebel Musa, nombre árabe que
significa monte Moisés. Su altura es de 2.285 metros. En tiempos del éxodo
Israel acampó en este sector en donde le fueron dadas instrucciones
esenciales, Dios quería convertirlos en un reino de sacerdotes y gente santa
modelo para todas las naciones de la tierra, y el pueblo se comprometió a
cumplir todo lo que el Jehová (Dios) les dijo. Sin embargo no pasaría mucho
tiempo para que tal compromiso quedara en olvido y el corolario fue el
esperado, quienes salieron de Egipto (excepto Josué y Caleb) perecieron en el
desierto.

La iglesia de Cristo está llamada a extender su reino de esperanza y justicia en


un mundo caótico, como el especial tesoro de Dios comprada a precio de
Sangre en la Cruz, se le demanda excelencia en todas sus actuaciones de
modo que el sacerdocio efectivo según Cristo y la Santidad sean el común
denominador en el verdadero hijo de Dios.

Es entonces que Dios plantea de entrada los extraordinarios beneficios


derivados de la obediencia para luego exponer las condiciones puntuales que
al hombre le conviene seguir (Deuteronomio 30: 14 – 15)

Pautas para ser Especial tesoro

1- Valorar los Grandes Hechos de Dios (Éxodo. 19:4)

(Salmos 100:3) Un Dios lleno de gloria y majestad, tuvo a bien venir al mundo
en la persona de Jesucristo para traer su reino y otorgarnos vida eterna, sin
haber tenido mérito alguno, asimismo reconocer su soberanía y poder.

2 – Prestar atención a la voz del Señor

Cristo invita a seguirle, caminar en su palabra, aprender a conducirse de


acuerdo a las pautas que Él da por medio de la oración y el estudio de su
palabra, por lo demás es especial tesoro quien guarda los mandatos del Señor
no solo de manera contemplativa sino efectiva, esto es con la verdadera
conciencia de saber quién es el que habla y por lo que se precisa atenderle.
(Hebreos 3: 15)

3- Apropia los mandatos de Dios


Habiendo ido a la cruz para hallar salvación y regeneración, se sabe parte
integral y funcional del cuerpo de Cristo, no importa un pasado de exclusión o
aislamiento, ahora la realidad es de cercanía y comunión con Dios, uno de los
grandes inconvenientes para Israel es que en buena medida no llegó a
identificarse como pueblo de Dios, ni validaron las promesas recibidas, sus
mentes y corazones seguían en Egipto en los campos siendo subyugados por
el enemigo, aunque en efecto eran libres, sus mentes estaban presas y no
hubo cabida para lo nuevo de Dios, no creyeron llegar a ser especiales, por lo
que el mundo con sus deseos (lo único que eran capaces de conocer) los
abrumó hasta destruirlos.

Muchos pueden llevar una vida cristiana aparentemente correcta, pero no han
abrazado el Pacto (Cristo), no han hecho a Jesús el verdadero Señor de sus
vidas, entonces las dificultades, las pruebas o la tentación les agobia de tal
manera que ahogan lo recibido de Dios y no disfrutan del reposo que Él
representa. (Isaías 56: 4 – 5)

4 - Aprender a Caminar con la Presencia del Señor

Habiendo incorporado la palabra a la mente y el corazón es preciso


permanecer, la existencia nunca será la misma, una cosa fue Egipto, otra el
desierto y una muy distinta Canaán, en cada etapa se requirió la dirección y
respaldo de Dios, porque una misma estrategia no servía para todos los
contextos, quienes no lo entendieron así apelaron a su entender y perecieron.

Un Tesoro especial para Dios es aquél que no claudica, porque ha pasado el


proceso de conocer y reconocerse en la palabra y una vez allí se alimenta de la
presencia del Señor, la Savia del Espíritu Santo que le hace fuerte (Juan 15: 4
– 8)

Conclusión:

Israel es ese Tesoro escondido en un campo, por el que Cristo dio su vida pero
aún no le recibe (Romanos 11:25), pero el Mercader (Jesucristo) también pago
con su sangre por la Perla de Gran Precio, su Iglesia, que debe ser formada
entendiendo cuánto vale para Dios (Hechos 5: 14), ése reino de Sacerdotes y
gente Santa, cuyas vestiduras han sido emblanquecidas, para anunciar las
virtudes de Aquél que nos llamó de las tinieblas a su luz admirable. (1Pedro
2:9)

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