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Artesanía de Ucayali

Las artes populares del departamento de Ucayali han sido fuertemente marcadas
por la artesanía de las comunidades nativas de las etnias Shipibo-Shetebo-Conibo,
pertenecientes a la gran etnia Pano, cuyos integrantes están acentuados en ambos
márgenes de río Ucayali, aguas debajo de Atalaya.

Las tres etnias mencionadas influyen no solo en la producción artesanal de la


zona sino que, además, en opinión del conocido estudioso de la Selva, Róger Rumrill
García, son los padres originales del arte y de la cultura en Pucallpa y en toda la cuenca
del Ucayali.

Sus integrantes aportaron a la creación de la moderna cultura amazónica no sólo


sus extraordinaria compenetración en el ecosistema fluvial, el cual conocen a la
perfección, sino también, y sobre todo, la representación de este universo, que se
expresa en una cerámica y en su textilería, posiblemente las más refinadas, en su
dimensión simbólica, de toda la cuenca sudamericana.

La artesanía amazónica se limitaba hasta hace realmente poco al ámbito familiar y


los objetos eran sobre todo utilitarios, salvo algunos adornos típicos fabricado
especialmente para venderlos a los turistas. Hoy, en cambio, en que ha obtenido
reconocimiento mundial, la artesanía Shipibo-Coniba ha transcendido su ámbito natural
y es posible encontrarla en muchos establecimientos de venta de artesanías. Felizmente
éste éxito no ha desnaturalizado su esencia. Su elaboración sigue efectuándose por los
métodos tradicionales, excepto algunas inevitables inclusiones occidentales, algunas de
ellos presentes desde hace muchas décadas, como, por ejemplo, las cuentas de vidrio - y
ahora plástico – que intervienen en la elaboración de las chaquiras, o el tocuyo con el que
se hacen unas chusmas. Lo que sí ha variado en la comercialización de estos productos,
que ahora se canalizan también a través de empresas y ONGs dedicadas a promover los
pueblos nativos.

Entre las principales expresiones artesanales de los Shipibos-Conibos tenemos


la cestería, la cerámica, la textilería, y los adornos con maderas, semillas y plumas.
Cestería
Los cestos para cargar son hechos de bejuco partido que se teje por
entrecruzamiento diagonal. Por ejemplo, el sintans es una cesto de aproximadamente de
30 centímetros de diámetro y con los lados inclinados de 10 centímetros de altura.

Está hecho de hojas de palmera yahuaranqui.

Cerámica

Mahuetá, vasija de cerámica coniba de gran tamaño, generalmente utilizado para almacenar
masato. La decoración geométrica se traza con pigmentos minerales, generalmente de colores
rojo, blanco y negro.

Ésta es una ocupación exclusiva de las mujeres. Las vasijas que se hacen son
tanto para uso doméstico como para la venta. Se moldean empleando el conocido
método del enrollado en espiral, sobre todo en el caso de las tinajas: se hacen delgadas
tiras de una arcilla llamada neapo, muy dúctil, con las que se forman las paredes del
recipiente, las cuales se ven adelgazando con un pedazo de pate, para luego superponer
otra tira y así hasta llegar a la boca de la tinaja. Las ollas para cocinar son de color negro,
y no se pintan; las demás vasijas son pintadas con arcilla de color o con extracto de
genipa.
Existe una gran variedad de formas en la cerámica, desde las sencillas
mocahuas, especie de platos de bordes altos, hasta los objetos de formas antropomorfas
y zoomorfas bastante estilizadas: otorongos, tortugas, tucanes, etc. La decoración es
pintada y consiste en motivos geométricos de –valga la contradicción- una sencilla
complejidad. Los colores predominantes son los matices del ocre y el marrón, sobre
fondo blanco marrón u ocre claro.

Decoración interior de una vasija de cerámica shipiba llamada kencha

Textilería
Al igual que la alfarería y la cerámica, es arte desempeñado por las mujeres. Ellas
se encargan de todas las etapas de que consta la producción, desde el cultivo del
algodón hasta el diseño decorativo de los tejidos.

Mucha de la tela utilizada es producida por ellas mismas. Casi siempre se utilizan
el telar horizontal de cintura. Por los diseños textiles, se utilizan tintes de corteza.

Como en la alfarería, para la decoración se utiliza el característico diseño


geométrico, con variaciones dependen de la habilidad artística y la imaginación de la
persona ejecutante. Se supone que estos diseños representan la imagen del mundo que
percibe en las visiones que les producen las plantas mágicas, en especial, la ayahuasca.
Estas telas son realmente bellísimas y se pueden considerar entre las expresiones más
altas de la artesanía peruana.

Adornos
Los Shipibo-conibos trabajan la madera para fabricar pipas, figuras de animales y
objetos para turistas, como arcos, canoas y remos en miniatura. También trabajan las
cuentas para tejer chaquiras que sirven como pulseras o collares, que ellos usan y que
son igualmente muy solicitadas por los turistas. Igualmente elaboran collares de semillas
“las del huayruro son las más vistosas y plumas de diversos y coloridas aves. Algunas de
estos objetos son todavía rituales, como las coronas que usan los jefes o los chamanes,
pero también se hacen para el comercio.

La artesanía Shipibo-coniba nos da la oportunidad de acercarnos a una actividad


que todavía está viva, es decir, no ha perdido su carácter mítico-simbólico. Aun que
existen imitaciones y es probable se masifique, en la actualidad basta con llegar a alguna
comunidad asentada en las orillas de un río en la cercanías de Pucallpa para conseguir a
estas hermosas pieza.

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