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CAPITULO I Deseubrimientos y Relaciones de Viaj (1502-1512) ‘Resumen,—Resonanciade viaje de Vasco de Gama.—Colén st cuaiio viaje--tmportanla que le daba.~S {Eibumnfento en Sento Domnngo,--Las tompestades le s Descubre desde la festede lea de Grace pdnera er nian asta gla de Ta Fluertayel pueblo de Cariar(—Topogralla delincowtadeseubleria,-Notitia se sts habitantes “Lo que {de estos dicen las erdnicas de los frailes —Oigen de las fribus ‘tomadas-—importancia de. Veragua segin Colon, Vuelve Gate a Espana y reclama sin éxito. Muere eu Vaiadolid Su hijo Diego" promiueve [ulcio a la corona de Castil Rey wombra gobernadores & Ojeda y Nieuesa, ~Corresponde Ar dilmo ef Gobierno de Veragua que sbrazaba la costa hast E1eae deGacun. “Quien ae Diego Niue Edrmala {uc deel Papa t lor congufstadores. Salen las expediciones ESino Doningo.~Dessetre de fade Ojeda en Cartagena, Le ayuda nobleente Niewesa.—Parte ésle para Chagres: Se eutravia con su buque y nauiraga.~—Coniinda a ple au car nino. Sus companeros,efeyendolo muerto fundan un pueblo. mesmo laged Nicnesnfenntese con los auyos-—Funda la co: ioninde Nie de Bios Elia de Panam donde no {ele tecibercLo obligam a contiauar su viaje y nauteaga Su yobernacign tue no El feliz éxito del viaje de Vasco de Gama a la India por el Sur de Africa, resoné por toda Europa produciendo en los primeros dias una impresién que igualaba por lo menos a la Pforielda por fos descubrimientos ‘de Cristébal Colon en el luevo Mundo, porque se veian mds claras las consecuencias inmediatas y las incalculables ventajas. Esto fué para Colén. tun motivo de emulacién que lo sacé del abatimiento en que vivia sumido desde su regreso a Espafta cargado de cadenas por Bobadilla, concibiendo inmediatamente el plan de una nueva expedicién que debfa, segiin pensaba, exceder a todas las demas; opinin de la que fécilmente persuadié a los Reyes Caidloos, porque les demostié que Espafa iba a re- portar extraordinario provecho. Pero las influencias ocullas que se agitaban contra el ilustre genovés en’ el seno mismo del poder espafiol, lograron aplazar mucho tiempo los pre- 8 JOSE DOLORES GAMEZ parativos, y las cuatro carabelas o sean grandes embarca- Giones sin puente, que se le habfan concedido, no estuvieron dispuestas para dejar el Puerto de Cédiz sino ‘hasta muchos meses después. ‘Aquella expedicién, de apariencta tan mezquina; estaba destinada sin embargo nada menos. que a una circunnave- gacién completa de la tierra segiin el pensamiento de Colon. Los reconocimientos que é! habia hecho anteriormente en las dos costas del Mar de las Antillas, aunque incompletos, Ie habfan persuadido de que ambas costas paralelas se pro- Tongaban a lo lejos hacia el Oeste, y presumia que iban a ‘erminar en algin brazo de mar o estrecho, que daria acceso al Mar de las Indias. Queria encontrar aquel estrecho y pe- netrat asf en el Océano Indio, al que Gama acababa de llegar por el derroterro de Africa; y después de haber abierto aque! Camino al pabellén castellano para un comercio opulento, volverse a Europa, bien por el Mar Rojo y Jerusalén, bien siguiendo las rutas portuguesas y dando la vuelta a la punta de Africa. Tal era el magnifico plan que Colén se habia trazado; y aunque no pudo encontrar un estrecho que no existia, nt penefrar en el Mar de las Indias, del que le habria separado, por olta parle, todo un inmenso océano, cuya existencia no Sospechaba, no por eso ha dejado de ser su cuarto viaje, después de los descubrimientos de 1492, el mas importante de los que hizo al Nuevo Mundo, y el més rico en resultados geogrdlicos. (') é E19 de Mayo de 1502 salié nuevamente de Cédiz el almirante Colén, en su cuario y ciltimo viaje, llevando como dijimos antes, ctiatro carabelas y 140 hombres, entre los que se contaban su hermano, el adelantado don Bartolomé, y su hijo menor don Fernando Colén entonces de trece afios es- casos de edad, Impulsado por los vientos monzones arrib6 ‘muy pronto a la Isla Martinica del grupo de las Caribes, y después de tres dias, confinud la navegacién a lo largo de la cordillera de las Pequenias Antillas y costa meridional de Puerto Rico, hasta el 29 de Junio que ilegé Coldn a la embo- caduta del Ozama. Solicité alli del gobernader de Santo Domingo, Fray Nicolés de Obando, que le permitiera el ‘cambio de uno de sus buques que estaba averiado, por otro en mejor estado, y ademds el permiso de ampararse en el puerlo con sus barcos, porque vatios indicios le hactan pre- Sumir la proximidad de un fuerte temporal. Ambas cosas le fueron negadas y no le qued6 més recurso que el de dirigirse (Saint Martin—Historla de la Geografia, HISTORIA DE LA COSTA DE MOSQUITOS 9 a lo largo de Ia costa en busca de un refugio. De cami se desato la tempestad y pudo pasar lo menos mal aprox méndose cuanto le fué posible a la costa, hasta llegar a la Bahia de Aztia al Oeste de Santo Domingo, en donde pudo ampararse. Un segundo temporal, que sobrevino adelante, fué también pasado sin pérdidas en la bahia de Puerto Brasil, hoy Vacmel, desde donde se dirigi6 Colén ala costa del Con” te Sur; pero las calmas que aparecieron poco después, entorpecieron el avance de sus barcos, los cuales fueron artastrados por las fuertes corrientes del Mar Caribe hasta el archipiélago de las islas que llam6 Jardin de Ta Reina. Sin tocar en éste y aprovechando una brisa favorable avanz6 hacia el Sudeste y Ileg6 a una isla llamada de Pinos, hoy la Guanaja, en donde recibié nuevos informes de que al. Occi- dente existfa un gran pais rico, cultivado y lleno de habitantes industriosos; pero Colén alucinado con la creencia de quela gran corriente que eruza aquel mar debia desembocar en algiin estrecho que permitiera circundar el supuesto conti- nente de Cuba, en el que crefa encontratse atin, y que por este medio podria realizar un cruce para las Indias delanteras, hizo rumbo al Este, a lo largo de la costa de Honduras, y egé al cabo que llamé de Cajinas, del cual pas6 a la boca de un rio denominado La PosesiGn y conocido después con el norabre de Agudn, Aquella exploracién de las costas de Honduras, en los meses de Agosto y Septiembre fué verdaderamente angus- fiosa para los expedicionarios que tuvieron que Iuchar con Tas borrascosas tempestades, casi permanentes, que agitan aquellos mares, dificulténdoseles avanzar por las fuertes co- nfes, a tal extremo que para llegar al cabo préximo, dis- fanie setenta leguas, tuvieron que tardar cuarenta dias. Com- atian sus débiles’ naves contra los elementos desencade- nados, que las remolinaban sobre el grueso oleaje, y hubo un momento en que creyéndose perdidos los tripulantes, se confesaron unos con otros preparéndose para una muerte proxima. Después de larga y azarosa lucha lograron por fin doblar un cabo que habfan tenido mucho tiempo a la vista, calméndose la tempestad poco a poco. Colén, penetrado de gratitud y religioso respeto, se arrodill6 a Bordo, or6 fervorosamente y did a aquel lugar el Hombre de Cabo de Oracis @ Dios, que conserva hasta el dia, La primera tierra de Nicaragua, en su costa oriental, o Atléntica, acababa de ser descubierta por el propio Colén de ‘un modo providencial, el 12 de Septiembre de 1502, En el 10 JOSE DOLORES GAMEZ siguiente dia continué Colén la explotacién a lo largo del mismo litoral hasta llegar con sesenta millas a la embocadura del Rio Grande de Maiagalpa en cuya rada perdi un bote con su tripulacién, por lo cual lo lamé Rio del Desastre. De alli, guidndose siempre por la costa, avanz6 hasta Ia em: bocadura de otro hermoso tio, que segtin creen algunos fué el Rama Inferior en territorio de Nicaragua, y segtin otros el Matina en el de Costa Rica, y anclé entre una isla llamada Quiribri, a la cual dié el nombre de Isla de la Huerla, y el pueblo de Cariari que estaba sobre un terreno florido sem- Hrado de colinas y de arboles de extraordinaria altura, De aquel pueblo y de sus habitantes dejé hecha el almirante Col6n una relacion detallada, a la cual nos referiremos opor- {unamente cuando tratemos de las tribus aborigenes que po- blaban la costa oriental. En frente de las playas del Mar Caribe se levanta a modo de valla gigantesca, una elevada cordillera que las separa del interior del pafs y Ia cual desciende en forma de un inmenso plano inclinado asia el propio mar, arrasirando las aguas tonlintias de numerosos rios y corrientes que avanzan al través de selvas seculares y de fértiles praderas. En aquella fica y variada zona de terreno, existian palenques y tolderias Ge varias tribus primitivas, muchas de ellas descendientes de indios caribes, o caraibes de las Antillas, las cuales favore- ceidas por la espesura de las selvas y las asperezas del suelo, se resistieron siempre a la dominaci6n castellana. Ese suelo privilegiado sitve de fondo a la costa que descubri6 el almirante Colén en su viaje postrimero y que explord desde el Cabo Cajinas hasta el Escudo de Veragua, fen la cual quedé localizada mas tarde la Costa de Mosquitos limitada por las embocaduras de los rios Tinto o Aguan de Honduras y el de San Juan en Nicaragua; zona que por sit fiqueza y su importante posicién geografica desperté la co- Uizia inglesa por mds de dos siglos y se convirti6 en teatro de numerosos episodios hist6ricos. arias tribus primitivas, como hemos dicho antes, po- blaban esa parte de territorio, la mds férlil y valiosa del istmo centroamericano; pero a lo largo de su costa, que corre de Norte a Sur, predominaba la de una raza que parecfa ser mas tulla y mejor conformada que las de las olras tribus que po- blaban aquel suelo. El Padre Las Casas, hablando del pueblo indigena de Cariari, que estaba inmediato a los palenques que se extendfan a uno y otro lado de la embocadura del i Rama Inferior, refiere que existia alli la mejor gente y la mejor tierra que hasta entonces habian encontrado; y segdn el in- forme de Colén, a la Corona de Castilla, los naturales de HISTORIA DE LA COSTA DE MOSQUITOS W aquel pueblo eran altos, robustos, bien proporcionados y de semblante risuefio, aunque su idioma era diferente del de los ‘anillanos. Usaban camisas de algodén sin mangas, el ca- Dello trenzado encima de la cabeza y el cuerpo pintado con figuras extrafias de colores rojo y negro. Los jefes llevaban como distintivo una gorra de algodén tejido, adornada con pumas, y las mujeres cenfan su talle con vistosas telas y Ile- vaban los labios, orejas y narices agujareadas y adornados con pendientes de oro muy bajo. En sus chozas guardaban hhetramientas de cobre y de pedernal, objetos fundidos y sol- dados, crisoles y fuelles de pieles; y en el interior del mismo pueblo se vefani sepulcros con cadaveres embalsamados, per- fectamente conservados, envueltos en {elas de algodén y adortiados con joyas; luciendo tapas de madera con escul- turas de hombres y animales hechas con alguna perfeccién. La gente se alimentaba con la caza.y con la pesca. La mayor parte de los habitantes de la zona que se tla después Costa de Mosquitos estaba compuesta de ‘caqlues, crutzados muchos de ellos con caraibes de las Antillas {que en sus parciales emigraciones a la costa se iban quedando en ésta, aportando un regular contingente de sangre y de in- dustria, El resto, y especialmente hacia el interior, se hallaba poblado por ofras varias tribus que llevaban distintosnombres. __ En 1610, osea un siglo después de haber pasado Coln, si hemos de creer lo que aseguran en sus erdnicas los misio- neros franciscanos de Guatemala que eniraban por el rfo Yare a la costa de Honduras conocida en esa fecha con el nombre de Taguzgalpa o Tauzgalpa, o bien por Matagalpa a Ja de Nicaragua, llamada Tologalpa, lograron formar reduc- ciones apostélicas, que duraron poco tiempo, con las tribus zensas, tahuas, alhasuinas, xicaques, mejicanas, payas, jaras, faupanes, taos, fantasmas, gualas, alancas, guanaes, gualaes, limucas, ‘almagualcas, iguyalas,” cuges, bocayes, tomayes, bucatahuapas, ghicamas, panamacas, iziles, guagaes, mo: fucas, barrucas, apazinas y nanaycas. ‘Aquellas, segiin el decir delos mismos frailes, formaban una raza barbara y guerrera, de buena constitucién y ga- llardas formas. Hacian una vida némada vagando en grupos de familia por las montafias, levantando rancherfas de débil y sencilla construccién en los lugares en que sembraban sus inilpas; rancherfas que formaban con dos postes allos y dos bajos, seis tijerales y unas cuantas hojas de Sijagua, y que solo ocupaban en el tiempo de la recoleccién de sis co- sechas, En cambio construfan forlalezas inexpugnables en los dsperos picachos para defenderse de sus enemigos. pena i 12 JOSE DOLORES GAMEZ En aquella fecha todo el vestido de los hombres se re- ducfa a unas hojas de drbol 0 a pellejos de mariscos a modo de faparrabo, y el de las mujeres a una faja de algodén que ellas mismas tejfan. No habfan perdido lacostumbre de agu- jerearse las narices y orejas y de ponerse colganies, aunque no de oro, como los de sus antepasados, sino de piedras de colo; levando en vez de las gorras blacas con, que s¢ ftingufan los jefes, plumas de papagayo alrededor de la cabeza. Todas aquellas tribus, sin embargo, aunque hablaban idiomas o dialeclos distintos, reconocian pocas diferencias ‘en su origen. Se reducfan por su sangre a solo cuatro ramas fundadoras, que eran: la gran familia’ de los jicaques 0 ji- cacos de Honduras, el producto de 1a mezcla de éslos con os caraibes antillanos, y las iribus descendientes de chon- fales y caribisis que procedentes de Nicaragua avanzaban en suis emigraciones hacia la costa. A su vez y con variedad de hombres, segtin los lugares que ocupaban 0 cualquiera otra circunstancia, las tribus de 1610, se convirtieron en nuevos troncos fundadores de la sociedad costefta, o sea de aquella zona en que el poder espafiol no pudo hacerse seni que con Ia llegada posterior de diferentes emigrac tranjeras y particularmente de negros africanos, se formé otra raza sui generis de Zambos-Mosquitos, que dié nombre a la localidad. Los descubrimientos del almirante Colén a lo largo de la costa, que recorrid de Norte a Sur, le llevaron hasta Ve- ragua, a Ia cual did tal importancia en cuanto a su riqueza, que procuré que nadie otro pudiera ir a aquel lugar y asi lo escribi6 en su informe. Mas todavfa, pensando que el con- tinente descubierto era el de Asia, confundié a Veragua con el Aurea Chersonesus de la tradici6n hebrea y crefa que era inagotable en oro y piedras preciosas. Vuelto Colén a Espafa, traié de nuevo de que la Co- rona cumpliera con lo que se habia obligado en su contraio ptimitivo con él, La reina Isabel, que tanto lo habfa favo- tecido, murié el 26 de Noviembre de 1504; y su viudo con- sorte, el rey Fernando, que tan pérfidamente se portaba con G,, lo estuvo entreteniendo con buenas palabras hasta el 20 de Mayo de 1506, en que la muerte lo sorprendié en Valla- dolid en un estado rayano de la miseria, Muerto el Almirante, su hijo y heredero don Diego ‘ocurrié a los tribunales de justicia para que obligasen a la corona espafiola a cumplir con las estipulaciones del contrato celebrado con su padre. Mas de diez afios habjan yatrascurrido desde que Colén descubrié el Nuevo Continente, sin que los espanioles se hu- HISTORIA DE LA COSTA DE MOSQUITOS 13 biesen establecido en ningdn punto del mismo; y solo fué en el afio de 1509 cuando ésto se intent6 seriamenie, no por el gobierno de Espafia, sino por auidaces, codiciosos y fanticos aventureros, algunos de los cuales adquirieron merecida ce- lebridad por el extraordinario valor y brillantes cualidades que desplegaron en tan osada empresa, El intrépido Alonso de Ojeda, que habfa hecho ya dos viajes en solicitud de descubrimientos, en los cuales habia adquirido mucha reputacién y ninguna fortuna, fué el pri mero que arm6 una expedicién destinada a establecerse en elcontinente americano. Acompanabanto Balboa, Juan de Ja Cosa, Pizarro y otros llamados a figurar en primera linea en Ia historia de la conquista, no habiendo podido hacerla a causa de una enfermedad, el después tan celebrado Hernan Coriés. En esta misma época Diego de Nicuesa, que se habia enriquecido en la Espafiola, noticioso de la riqueza de Ve ragua por los informes del finado almirante, solicit6 simulté- neamente con Ojeda la autorizacién necesatia para ir_a des- cubrir y poblar en aquellos lugares, Fernando el Catélico aprobé y foment los deseos de ambos solicitantes, y si bien no quiso prestarles auxilios de ninguna clase, les prodigé th tulos y patentes, nombrando a Ojeda gobernador de los paises comprendidos desde el Cabo de Vela hasta la mitad del Golfo de Darién, y a Nicuesa de los sittados desde la otra mitad de dicho golfo shasta el fin de la tierra que tlaman de Veragua, que es adonde postrimeramente habia llegado el almirante Colén> Era Diego de Nicuesa un hidalgo natural de la ciudad de Baeza, antiguo criado de don Enrique Henrfquez, mayor- domo y tio materno del Rey Catdlico, de cuya casa salié para Ja Espafiola con el comendador mayor Fray Nicolds de ‘Obando. Este, al hacerse cargo del gobierno de la isla, le did en compafifa, o mejor dicho al partir de las utilidadeslas encomiendas de indios con las cuales y explotando cruel- mente a éstos, sacé de las minas grandes cantidades de oro ¥ se procuré tnucha hacienda. Enviado més tarde a Espana por los vecinos de la Espafiola a solicitar del Rey la perpe- tuidad de las encomiendas, Nicuesa aproveché la. oportt- nidad para negociar al mismo tiempo la goberacién de Ve- ragua para sf. La capitulacién por la Corona, con Ojeda y Nicuesa, Hleva la fecha de 9 de Junio de 1508, y en ella se consignan los limites de ambas gobernaciones a las que el Rey did los nombres, respectivamente de Nueva Andalucia y Castilla del Oro y se dié a ambos gobernadores la isla de Jamaica para que de alli se proveyesen. Pero como don Diego Colon se ‘opuso en virtud del asiento firmado con su padre, las expe- 4 JOSE DOLORES GAMEZ HISTORIA DE LA COSTA DE MOSQUITOS 15 diciones hubieron de detenerse dos afios, no obstante tra- arse de las dos primeras gobernaciones concedidas con el propésilo de poblar dentro de la tierra firme del nuevo continente. En 1509 lleg6 Nicuesa a Ia isla Espaftola con cuatro navios grandes y dos bergantines; habiendo tomado de ca- mino ciento y fantos indios de la isla de Santa Cruz, que vendié como esclavos, segtin le estaba permitido hacerlo por su siento ocontrato, y compré otro navio en Santo Domingo. Ojeda por st parte estaba también listo con su expedicion que se componia de tres buques montados por trescientos hombres, para ir a tomar posesin de su gobierno; pero antes de zarpar hubo desavenencias entre los dos futuros colonizadores, telativas al deslinde de las respectivas juris- dicciones; que al fin fueron arregladas por el gedgrafo Juan de la Cosa que dividi6 el litoral comprendido desde el cabo de Vela hasta el de Gracias en dos porciones que artancaban del fondo de Urabé, 0 Darién, seftalado como punto divisor comin. ‘Ambos gobernadores, para dar apariencia de legalidad a la conquista que iban a emprender, llevaban_ preparada tuna férmula que el Papa habia hecho extender a una co- misién de sabios y jurisconsultos y la cual emplearon en lo sucesivo todos los demas conquistadores. Ese documento curiosfsimo, es muy digno de ser conocido por la posteridad. —Dice ast:

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