El tango es uno de esos gneros a los que el afn por
el estereotipo y la apremiante incultura de nuestros
das, le ha hecho un flaco favor. De sus primeros pasos, cuando era milonga danzada, cabe deducir su origen rural y de sus primeras letras, hablando del placer y de la muerte, el tufo cido de la inmigracin bonaerense. El compadrito, el malevo, figuras extradas de una negra guardarropa que en funciones de tarde y noche echaba en cara a la sociedad su fracaso, fueron evocados magistralmente por Borges en su poema El tango: Dnde estar repito- el malevaje/ que fund en polvorientos callejones/ de tierra o en perdidas poblaciones/ la secta del cuchillo y del coraje?. Y se responda: Aunque la daga hostil o esa otra daga:/ el tiempo, los perdieron en el fango, / hoy, ms all del tiempo y de la aciaga /muerte, esos muertos viven en el tango. Tambin es cierto que el tango los mat al darlos vida, sublimndolos y convirtindolos en motivo potico. De ese modo, el tango (cantado y bailado primero entre varones en la calle y despus en los prostbulos) pas a las academias y escuelas de baile y se convirti, por arte de inolvidables poetas, de extraordinarios msicos y de portentosos bailarines, en esa msica de saln y cabaret que sedujo al mundo entero, alejndose definitivamente de sus balbuceos carnavalescos. Pocas personas en el mundo contaron como Carlos Montero toda esa historia en palabras y msica, de
forma tan personal y fidedigna. Bonaerense de
nacimiento y formacin pero vecino del universo, fue uno de los pocos privilegiados que tuvieron las claves adecuadas para interpretar con su voz profunda e irrepetible la grandeza de un gnero. Gracias Carlos. Siempre te recordaremos siempre nos acompaarn tus canciones