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del
como
inmuebles que al perderse se llevan con ellos parte importante de nuestra memoria
histrica.
Los nuevos propietarios de las viejas casonas decimonnicas desposedos de la ms
elemental cultura, en un fin de semana, destruyen de manera silenciosa las bellas
construcciones pertenecientes a sus antepasados, ms lcidos, que supieron crear obras
con carcter y apegadas a la voluntad esttica de aqulla poca. En el mejor de los casos
hacen desaparecer los interiores, dejando un llano y la fachada o parte de sta- que slo
sirve de muro y a los pocos das ostenta un letrero promocionando un estacionamiento
pblico.
La crisis de identidad que estamos viviendo en la sociedad se refleja en la destruccin
masiva del casco histrico de nuestra ciudad, sustituyendo los slidos y antiguos muros
por fachadas acartonadas y de oropel que envuelven edificios posmodernos
amanerados y carentes del ms elemental valor formal. Las obras urbanas impulsadas
por los gobiernos en el centro histrico, como construccin de puentes, ampliacin de
calles y remodelacin de plazas son tmidas y pobres; denotan inmediatamente la
ausencia de una propuesta urbana arquitectnica. No resuelven problemas sino que los
generan al ser simples palativos carentes del ms elemental sentido del respeto
histrico. Por eso es que resulta apremiante el estudio de pocas y estilos arquitectnicos
de los que an quedan evidencias que nos permitan conocerlos y valorarlos, antes de que
la devastadora destruccin de la sociedad que se supone moderna acabe con ellos.
. La cultura material producida durante esos treinta aos, constituye una de los mejores y
decentes ejemplos en nuestra arquitectura de todos los tiempos. Ahora nuestros
gobiernos parecen ignorar su importancia y se cruzan de brazos ante su destruccin y
abandono. Una vez ms me parece que el aislamiento y atraso est dando cuenta de
nuestra ciudad. Ojal que este tipo de estudios nos sirva para dar testimonio de la
importancia de esa cultura material y crear conciencia de que, al destruir parte de
nuestra memoria material, corremos el riesgo de perder nuestra cultura.