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Sagrada Escritura; lo cual debe hacernos entender que todos los otros elementos
deberan vivirse en funcin de esa proclamacin y sin buscar nunca oscurecerla. Y
esto significa que no slo es importante cuidar la manera de proceder, sino incluso
el tiempo que se dedica a uno u otro momento.
Si nos quedamos en esa parte principal, podramos puntualizar lo que todos
nosotros sabemos: cada vez que celebramos la Eucarista proclamamos una
primera lectura, seguida siempre de un salmo responsorial, a veces se toma una
segunda lectura y finalmente se pasa al momento del Evangelio, cuya lectura
est unida al canto de un versculo bblico que puede ir acompaado de la
aclamacin aleluya.
Adems, el numeral once hablaba de una parte de desarrollo que consistira
en la homila, la profesin de fe y la oracin universal de los fieles. Momentos que
no deben considerarse de menor valor, pero s han de entenderse siempre en
vinculacin y dependencia de la Palabra de Dios que se proclama; son elementos
rituales que ayudan a que las lecturas proclamadas no sean slo una informacin
que se me da, sino el medio para encontrarme con la persona de Jesucristo y recibir
la salvacin que l nos ofrece.
Todos estos elementos que hemos enumerado nos dan el programa de lo
que estaremos reflexionando en los prximos volmenes de La Misa de Cada Da.
Sin embargo, por razones que luego iremos explicando, proponemos ordenarlos de
la siguiente forma:
Evangelio y verso que lo antecede.
Primera lectura y salmo responsorial.
Segunda lectura.
Homila.
Profesin de fe.
Oracin universal de los fieles.