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José Marti EMERSON Muerte de Emerson—El gran jilésofo americao ha mucito.—Emerson filisofo y pocta.—Su vida pura—Su aspecto—Su mente, wu ternura y 38 célera.—Su casa en Concord—Extasis—Suma de méritos.—Su_mé- todo.—Su filosofie—Su libro extracrdinario: “Neturaleza” —sQué es le vida? —2Qué son las ciencias?—¢Qué ensefia la naturaleza?—Filosofia de lo sobrehumano de lo humano—La virtud, objeto final del Unt. verte.—Su moda de escribir-— Sus maravillotos vertos Obras Completas Vol. 13 En los Estados Unidos. Norteamericanos, Letras, pintura y articulos varios. Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1992 http://bibliotecavirtual.clacso.org.ar/arilibros/marti/marti.htm| Tiembla & veces la pluma, como sacerdote eapar de pecado que se crce indigno de cumplir su minister. El espiritu agitado vuela a lo ats Alss quiere que lo encumbren, no pluma que lo taje y moldee como cl Excribir es un dolor, es un rebajemiento: e8 como uneit céndor @ un cairo, Y es que cuando un hombre grandioso desaparece de la tierra, deja tron de si claridad pura, y apetito de paz, y odio de ruidos. Tem: plo semeja el Universo. Profanacién el comercio de la ciudad, el tu rmulty de la vida, el bullicio de los hombres. Se siente como perder de piss y nacer de alas, Se vive como ale luz de una estiella, y como sen- tado en lane de flores Blancas. Una lumbre pélida y fresca lena ta si leneiosa inmensa atmésfera. Todo es cispide, y nosotros sebte ella. Esta 1 tierra & nuestros pies, como mundo lejano y ya vivido, envuelto en sombras. Y esos cartos que ruedan, y esos mercaderes que vocem, y vee allar chimencas que cchen al aise silboe poderosos, y ese ciusaiy caracoleat; dispatar, vivir de hombres, nos parecen en nuestro casto re regalado, los ruidos de un ¢jército barbaro que invade nuestras Y pone el pic en sus faldas, y rasga airado la gran sombra, tras la que surge, como un campo de batalla colosal, donde guerreros de pie- dre llevan corsza y caseo de oro y Janzas rojas, Ia ciudad tomuliuosa, riggua y resplandeciente, Emerson ha mucsto: y se Usnan de dulces li agrimas los ojos. No da dolor sino celos, No llens.el pecho de angusti, sino de ternura, La muerte ¢3 una victor, y cuando se ha vivido biea, el feito es un carro de triunfo, El llanto es de placer, y no de duclo, Porque ya cubren hojas de rosas les heridas que en las manos y en los pies hizo la vida al muesto, La muerte de un justo es una festa, ex que fa tierra toda se sienta a ver como se abre el ciclo. Y brillan de es Peranze los rostros de los hombres, y cazgan en sus hrazos haces de pal: mas, con que alfombran la tierra, y con les espadas de combate hacen enllo alto béveda para que pase bajo ellss, cubierto de ramas de roble y vieja heno, el euerpo del guerrero victorioso. Va a reporsr, el que lc 18 anti / EN Los ESTADos UNIDOS dio todo de si, ¢ hizo bien los otros. Va a trabajar de nuevo, el que hizo mal su trabajo en esta vida. ;Y lox guerrerot jévenes, luego de ver tsar con ojos celosos, al vencedor magno, cuyo cadaver tibio brilta coo tods le grandeza del reposo, vuelven « Ia faena de los vivos, 3 merccer que pare ellos tiendan paloias y hogan bivedas! {Que quién fue ese que ha muerlo? Pues lo sabe ioda ta tetra. Fue un hombre que se hallé vivo, ae sacudié de los hombres todos esos mantot y de los ojos todas esas vendas, que los tiempos pasados echan sobre los hombres, y vivid fax a faz con la neturaleza, como si toda la tierra fucse sa hogar; y el sol au propio sol, y 4) patria quienes In naturateaa se revela, y se are, y extiende los miltiples brazos, ‘cubrie con ellos el cuerpo todo de su hijo. Fue de aquellos « ‘quienes es dada Is ciencia suma, Is ealma suma, el goce sumo. Toda la naturaleze palpitabs ante él, como une desposada. Vivid feliz porque pputo sus amores fuera de la tierra. Fue su vida entern el ananecer de tuna noche de hodas. (Qué deliquios, los de au alma! ;Qué visiones, las de sus ojos! jQué tablas de leyes, sus libros! Sus versos, ;qué vuelos de fingeles! Ere de nifo, timido y delgado, y peresia a los que le mitaban, {guile joven, pino joven. Y luego fue seteno, arable y rediante, y los nos y los hombres se detenian a verle pasar. Era su pato firme, de aquel que sabe adonde ha de ir; su cuerpo alto y endeble, como eso Sr. holes cuya cope mecen aires puros. Fl restr cia enjuty cal de hosnbee hhecho a abstraerse, y a ansiar salir de si. Ladera de montaéa pareele sa frente. Su nariz era como la de las aves que vuelan por cumbres. Y sus ojos, enutivadores, como de aquel que esté lena de amor, y tranqui- los, como de aquet que ha visto lo que so se ve. No era posible vele sin desear besar su frente. Para Carlyle, el gran filésofo inglés, que se re: zolvis contra la tierra con brillo y fuerza de Satan, fue la visita de Emer. son, “ura vision celeste", Para Whitman, que he hallado on la natura: leza una nueva poesia, miracle era “pasar hora bendita”. Pare Ested- men, eritco hueno, “habia en el pueblo del sabio una lur blancs". A Fue uno de aquellos 6 Alcott, noble anciano juvenil, que piensa y canta, parece “un infortunio no haberle conocido”. Se venis de verle come de ver un monumento vivo, © um ser sumo. Hay de esos hombres montafiosos, que dejan snte sy detris de si, llana la tierra. Elon era familiar, peso era tierno, por que era la suya imperial familia cayos miembros habian de ser todos emperadores. Amaha a sus amigos como a amadas: para él la amistad tenia algo de Ja solemnidad del erepisculo en el bosque, El amor x su tad en que crea hijos, Io amistad es euperior al emor DOATEAMERICANOS » fen que no tea deseos, ii la fatiga de haberlos satisfeck, ui el dolor de sbendonar el templo de los descos suciados por el de los de ves, Cerco de él, habia encanto. Se ofa su vox, come la de un niensa jero de lo futuro, que hablese de entre ube lumsinoss, Parecis que un impalpable lozo, hecho de luz de luna, ataba a los hombres que scudia ‘ev justo a ofele. ban a verle los eabios, y alian de verle como jados, y como reconvenidos, Los jévene+ andaban luenges leguas a pie ber verle, y a recibia sontiendo a los trémulos peregrinos, y les hacia seular en toro @ su recia mesa de caoba, lena de grandes libros, y les servia, de pie como un siervo, buen jeree viejo. 7Y le acusan, de entre los que fo leen y no lo entienden, de poco tierno, porque hecho al per- rumnente comercio con lo grandioso, veia pequefo lo suyo personal, y cosa de secidente, y ni de eseneia, que no merece ser uarrada! Frings de Ia pena son es0s podillos jereriacos! jAl hombre ha de decitse lo que es dizno del hombre, y eapar de exakarlo! jEs taren de hormizes andar contendo en rimat deemayadas dolorcillos propio! El dolor ha de ser puddoroso, Su mente era sacerdotal; su ternura, angélica; su eélera, sograda. Cuando vio hombres eselavos, y pensé en ellos, hablé de modo que pe rerid que sobre las faldas de un nuevo monte biblico se rompian de nuevo en pedaros las Tablas de Ja Ley. Fra moisiaco su enojo. Y se sacudia asi les pequerieces de Iz mente vulgar, como se sacude un Ieén, tabanos. Dikcutic para él era robar tiempo al descubrimiento de ta verdad. Como decia Io que vei le invitaba que pusicsen en duda lo que decia. No era edlera de vanidad, sino de sinceridad. {Como habia de ser culps suy2 que los dems no poreyszen aquella luz esclarecedora de sus ojos? No hha de negar la eruga que el iguila vucla? Desdeiaba la argueia, y como para él lo estraordinario era lo comin, se asombraba de la necesidad de dlewostrar a los hombres lo extraordinsrio, Si no le entendian, ee encogin de hombros: I naturaleza so lo habia dicho: él era un sacerdote de Is naturaleza, El vo fingia revelaciones; él no construia mindos mentales; €1no ponia voluntad ni esfuerzo de su mente en To que en prosa 0 en verso cseribia, Toda su prosa es verso, Y su verso y a pros El veia detris de si al Espirita creador que a través de él hablaba a le awuralera. Elee yeia como pupile transparente que lo vefe todo, lo refle ba todo, y sélo era pupile. Parece lo que escribe trozos de Tuz que- byrada que daban en él, y bafiaban su alma, y In embrisgeban de la em Diaguez que da Ja luz, y salfan dé él. Qué habian de parecerle esos mentecillas vanidosas que endan moatade sobre convenciones, come 20 anti / EN Los EsTADo8 UNIDOS sobre rancos? Ni esos hombres indignos, que tienen ojos y no quieren ver? 2Ni esos perezosos u hombres de rebaiio, que no usan de sus ojos, y ven por los de otro? {Ni esos seres de harro, que anden por la tierra amoldados por sustres, y zapateros, y sombrereros, y esmaltados por jo- yeros, y dotados de sentidos y de habla, y de no mis que esto? Ni esos pomposos fraseadores, que no saben que cada penssmiento es un dolor de la mente, y lumbre que se enciende con olio de la propia vida, y ci pide de monte? Jamis se vio hombre alguno més libre de la presién de Jos hombres, y de la dd su époce. Ni el porvenir le hizo tembitr, ni le eeg6 al pasarlo. La luz que trajo en si le sacé en salvo de este viaje por las ruinas, que es Ia vida, El no conocié limites ni trabas, Ni fue hombre de su pue- bilo, porque lo fue del pueblo humano, Vio Is tierra, la hallé inconforme ‘si, sitié el dolor de responder las preguntas que los hombres no hacen, y te plegé en si. Fue tierno pare’ los hombres, y fiel a si propio. Le feducaron para que ensefiara un credo, y entregé a los erédulos su levite de pastor, porque sintié que levaba sobre los hombros el manto.auguato de la naturalezs, No obedesié a ningin sistema, lo que le parecia acto de ciego y de siervo; ni cred niaguno, lo que le parenfa acto de mente flace, baja y envidiosa. Se sumergié en Ia naturalesa, y surgié de ella radiante. Se sintié hombre, y Dios, por éerlo, Dijo lo que vio: y donde no pudo ver, no dijo. Revelé lo que percibid, y veneré To que no podia percibir. Miré con ojos propios en el Universo, y babl6. un len propio. Fue ereador, por no querer serlo, Sint 8 deleitosos, y celestiales. Cono tasis. Ni alquilé su mente, ni su lengua, ni su conciencia, De él, como de vun astro, surgia luz, En él fue enteramente digno el ser humano. Asi vivid: viendo lo invisible y revelindolo, Vivia en ciudad ‘rade, porque alli, cansados fos hombres de ser esclavos, se deci ser libres, y puesta la rodilla en tierra de Concord, que fue el pueblo del sabio, dispararon ta bala primera, de euyo hierra se ha hecho este pue- blo, a los ingleses de casaca roja, En Concord vivia, que es como Tisculo, onde viven pensadores, eremitas y poctas. Era su casa, como él, amplia y swlemme, cercada de altos Fincs como en simbolo del dueio, y de ambrosos eastafios. En el cuarto del sabio, los libros no parecian bros, sino huéspedes: todos llevaban reps de familia, bojas descolorides, lo- mos usados. El lo leia todo, como guile que salta, Era el techo de le casa alto en el centro, cust moreda de aquel que vivia en permanente vuelo a lo alto, Y salfan de la empinads techumbre penschos de humo, MORTEAMERICANOS a ‘como ese vapor de ideas que se ve # veces surgi de una gran frente pen sativa. Alli feia @ Montaigne, que vin por si, y dijo cosas ciertas: « Swe: denborg el mistico, que tuve mente oceanica; a Piotino, que bused « Dios y extuvo cerca de hallarlo; los hinds, que esisten trémalos y sumisos ale evaporacién de su propia alma, y a Platén, que vio sin miedo, y con froto no igualado, en Ia mente divina. O cerraba sus del cuerpo, para darse el supremo regalo de ver con el alma. O se par seaba ogitado © inquieto, y como quien va movido de volunted que no azotaba 08, y los ojos es In suya, y llameante, cuando, genosa de expresién preci sus labios, como presa entre brefias que pugna por abrirse paso al une idea, O te sentaba fatigado, y sonreia duleemente, eomo quien ve ‘cosa solemne, y acarieia agradecido sa propio espirita que la halla. ;Oh, qué fruicién, pensar bien! iY qué goro, entonder los objetos de Ia vida! igozo de monarea!— Se sonrie a la ap de una hermosisima doncella. Y se tiembla, como en un misterioso des pposorio, La vida que suele ser terrible, sucle ser incfable. Los goces co: mines son dotes de bellacos. La vida tiene goces suavisimos, que vienen de amar y de pensar. Pues zqué nubes hay mis bellas en el cielo que Jas que se sgrupan, ondean y ascienden en el alma de un padke que mira su hijo? Pues gqué ha de envidiar un hombre a ta senta mujer. no porque sifre, ni paraie ahimbre, psesto qe am pensamfento, por lo que tortura antes de nacer, y regoctja después de haber nacido, e9 un hijo? La hora del conocimiento de ls verdad es embriagadora y au guste, No se siente que se sube, sino que se reposs. Se siente ternura fiial y confusién en el padre. Pone e gozo en los ojos brillo extrem en el alma, calnuns en la mente, alas blandas que acerician. jEs como tentzse el crineo poblado de estrellas: béveda interior, silenciosa y vasta, que ilumina en noche solemne le mente tranquila! Magnifico mundo. ¥ Juegs que se viene de él, se apasta con la meno blandamente, como cor pieded de lo pequeiio, y ruego de que no pertarbe el recogimiento sacro, todo lo que ha sido obra de hombre, Uvas secas parecen los libros que poco ha parecia» montes. Y los hombres, enternioe @ quienes se trae cure, Y parecen los arboles, y as montafas, ¥ el cielo inmenso, y el mar Djante, como nuestros hermanos, o nuestros amiges. Y se siente el hom: bre un tanto creador de fa naturalcza, Le lectura estimula, enciende, sobre la hoguers resquardads, que jeiém de una verdad, com a Ia aviva, y es como soplo de aire frese te lleva las cenizas, y deja al sire el fuego. Se lee lo grande, y si se es capaa de lo grandiozo, se queda en mayor capacidad de ser grande. Se 2 Mantl / EN Los ESTaDos UsIBoS despieita el leén noble, y de su melena, robustamente sacudida, caen pen: samientus como copos de oro, Era veedor sutil, que veia cémo el sire delicado se transformabe ex palobras mnelodiosas y sabias en la garganta de los hombres, y escribio como veedor, y no como meditedor. Cuanto eseribe, es mixima. Su pluma no es pincel que diluye, sino cincel que esculpe y taja, Deja la frase pura, como deja el buen escultor Ia Tinea pura. Una palabra. in necesaria le parece una arzuga en el contotno. Y al golpe de su cincel salta la arruga en pedazos, y quedo nitida la frase, Aborrecia lo inne cesorio. Dice, y agota lo que dice. A veces, parece que salta de una cosa a otra, y no se halla a primera vista la relacién entre dos ideas inme iatas. Y es gue para él es paso natural lo que para otros es salto. Va de cumbre en cumbre, como gigante, y no por las veredas y caminillo: por donde andan, eargados de alforjs, los peatones comunes, que come miran desde tan abajo, ven pequeiio al gigente alto. No escribe en pe jodos, sino en elencos. Sus libros son sumas, no. demostraciones. Sus pensamicntos parecen aislados, y ex que ve mucho de una ver, y quiere dle una ver decirlo todo, y lo dice como lo ve, a modo de lo que se lee 4 la luz de un rayo, 0 apareciese a una lumbre tan bella, ue se eabe que lia de dessparecer. Y deja a los demés que desenvuelvan: él no. puede perier tiempo; él anuncia, Su estilo no es Iujoto, sino limpide. Lo de- piuraba, lo acrisolaba, Io aquilataba, To ponia a kervit. Tomeba de | médala, No es su estilo monticulo verde, leno de plantas florecides y fragantes: es monte de basalt, Se hacia tervir de Ie lengua, y no era servo de ella. El lenguaje es obra del hombre, y el hombre’ no ha de ser esclavo del Tenguaje. Algunos nv Je entieaden bien: y es que no « puede medir un monte « pulgadas, Y le acusan de oscuro; mas zeuéndi tho fueron acusedos de tales los grandes de la mente? Menos mo canle es culpar de inentendible lo que se le, que coniestr nuestra inca pacidad para enlenderla. Emerson no discute: establece. Lo que Ie en sefie In naturaleza le parece preferible w lo que le ensefa el hombre Pate él un dtbol sabe ms que un libro; y'una estrella enseia més que tuna universided; y una hacienda es un evangelio; y un nifo de Ia ho wionla ests mis cerca de la verded universal que ua anticuario. Para 41 no hay citios como los astros, ni altares como los montes, ni predies ores esmo las noches palpitantes prof Emociones sngélicas le llenas si ve desnudarse de entre sus velos, rubia y alegre, la maiiana, Se te ins poderoso que monaree asirio o ray de Persia, cuando asiate 2 wia yuesta de sol, o @ un alba riente, Para see bueno no necesita mis NORTEAMERICANOS 23 aque ver lo bello, A esas Ustnas, escribe. Caen sus ideas en la mente como Piedrecilles blancas ow -mar luminoso: jqué chisparos! jqué_rclampa gueos! qué venas de Cuego! ¥ se slente véztigo, como si ae viajare en €l lomo de un teén volador. El mismo lo sintis, y salié fuerte de él. Y se aprica el ilra contra el seno, como 3 un amigo bueno y generos0; 0 sel acaricia tiernamenté, como a la frente liwpia de una mujer Je. Peasé en tua lo hondo, Quiso penetrar el misterio de la vida: quiso escubric Ine ieyes de ln existencia del Universo, Criatura, se sintié fuerte, y salié en busca del Creador. Y volvié del viaje comtento, y diciendo que Yo habia hallado, Pasé el resto de su vida en Ja beatitud que sigue a este cologuie. ‘Temblo como hoja de arbol en esas expansiones de su espi- rita, y vertimientos en el esptitu universal; y volvia asi, fregaute y fresco ‘come hoja de érbol. Los hombres le pusiezon delante al naser todas esas trabas que han scumulado los siglos, habitadoe por hombres presuntuosos, ante la cunu de los hombres nuevos, Loe libros estan Ienos sutiles, que inflaman la imaginacién y enferman el juicio. El apuré to- das esas copas y anduyo por si mismo, tocado apenas del veneno. Es el tormento humano que para ver bien se necesita ser eabio, y olvidar gue so lo es, Le posesion de In verdad no es mis que Is lucha entre las erclaciones impuestas de los hombres. Unos sueumben y son eras voces de otro c-piritu. Otros triunfan, y afaden nucva vor a Ja de la naturalezs. Triunid Emerson: he ahi su filosofia, “Naturaleza” se llama su mejor libro: en 2 se abandona a eses deleites exquisitos, uasza es0s paseos snaravillosos, @ revuelve eon magnifico brio contra lus que piden ‘ojos para ver, y olvidan sus ojos; y ve al hombre sefior, y al Universo blando y sumiso, y a todo Ta vivo surgiendo de un seno y yendo al seno, y sobre todo lo que vive, al Espiritu que vivird, y al hombre en sus bea 20s, Da cuenta de si, y de lo que ha visto, De fo que no sintid, ne cle cuenta, Prefieve que le tengan por inconsisteute gue por imagine. Donde ya wo sen sus ojos, anuncia que no ve. No siege que ottis vem peru mantiene lo que ha visto. Si en lo que vio hay cosas opuestas, alco comenta, ¥ halle la distineidn: él narra, Elan ve amis Yue anstugios: Gl no halla contradivetones en fx naturaleza: él ve que tode en ella es six bola del hombre, y todo lo qae liay en el hombre Je i que le naturalea. influye en cl hombre, y que Sst hace a Ia natyesteaa alegre, 0 Witte, 0 ulocuente, 2 muda, 8 ausests. 9 pressate, a su expr icho. Ve la isa hursems eefiora de Ia water's. untzoree Is here usa fisien siguriat y disp.ne el expicit del hor tre a lo hemos al Ve gue el espisity desolads tuzga +t a, Ve ame +! es 4 ataxti_/ EX Los EStaDOS UNIDOS pecticulu de la naturaleza inspira fe, amor y respeto. Siente que el Uni- verso que se niega a responder al hombre eo fSrmules, le responde ins: piréndole centimientos que calrian sus ansias, y le petmiten vivir fuerte, corgulloso y alegre. Y mantiene que todo se pareve a todo, que todo tiene cel mismo objeto, que todo da en el hombre, que lo embellece con su mente todo, que a través de cada criatura pasan todas las corrientes de Ia n: turaleza, que cada hombre tiene en si al Creador, y cada eosa creada t alge del Creador en si, y todo id a dar al cabo en el seno del Es creador, que hay una unidad central en los hechos,—en los pensamientos, y en les acciones; que el alma humana, el viajar por toda Ia natureleza, se sila asi enisma en toda ella; que Ia hermosura del Universo fue ereada para inspirazse el deseo, y consolarse los dolores de [a virtud, y estimular al hombre a buscarse y hallarses que “dentro del hombre estd el alma del conjunto, la del sabio silencio, fa hermosura universsl a Ja que toda parte Y particula esta igualmente relacionada: el Uno Eterna”. La vida no le inguieta: esti coutento, puesto que obra bien: lo que importa es ser vire tuose: “a vietud es la tlave de oro que abre las puertas de la Eternidad” Ja vida no es sélo el vomercio ni el gobierno, sino es mis, el comercio con las fucraes de ta naturaleza y el gobierno de si: de aquilias viene éste: el forden universal inspira el orden individual: Te alcgria es cierta, y e5 la impresién sumo; luego, sea cualquiera In verdad sobre todas las cosas awisteriosas, cs racional que ha de hacerse lo que producs alegria real, superior a toda otra clase de alegria, que es fa virtud: Ia vida no es mas que “una estaciin en la naturaleza”. Y asi corren los ojos del que lee por entre esas piginas radiantes y serenas, que parecen excritas, por sobre humana favor, en cima de montaiia, « luz no humana: asi se fijan los ojos, encendidos on deseus de ver esas seductoras maravillas, y pasear por cl palacio de totes esas verdades, por entre esas paginas que encadenan y relween, y que parccen espejos de acero que tellin, a ojos alrades de tanta luz, imagenes gloriosas. Ah, leer cuendo intiendo el golpea de le Haina en el cerebro—es como clavar un iguila viva! ;Si la mano fuera rayo, y pudiera aniquitar el crdneo sin cameter crimen! 2Y Ia muerte? No allige Ja mouerte a Emerson: la muerte no allige sta a quien ha vivido noblemente: sélo ln teme el que tiene mo- tivos de teinor: seri immortal el que merszea serlo: morir es volver lo finito a lo infinto: rebelarse no le parece biea: la vide es un hecho, que tiene raxén de ser, puesto que es: sdlo es un juguste para los imbéciles, Peso es un templo para los verdaderos hombres: mejor que rebelaree es MORTEAMERICANOS 25 vivir adelentando por el ejercicio honesto del espiritu sentidor y pens sador. 2Y las ciencios? Las ciencias confirman lo que el espiritu posce: la snalogia de todas las fucrzas de la naturaleza; la temejanza de todos lot seres vivos; 1a igualdad de 1a composicién de todos loa elementos del Universo; la soberonia del hombre, de quien se conocen inferiores, mas 8 quien no se conocen superiores. El espiritu presiente: las ereenviae ratifican. El espirtu, sumergido en lo abstracto, ve el conjunto’ la cia, insecteando por lo concreto, no ve mis que el detalle. Que el Uni verso haya sido formado por procedimientos lentos, metédicos y ani: logos, ni anuncia el fin de Ia naturaleza, ni contradice la existencia de Jos hechos espirituales, Cuando el ciclo de las ciencias esté completo, y ‘span cuanto hay que saber, no sabrén més que lo que sabe hoy cl es: piritu, y sabrin lo que él sabe, Es verdad que la mano del sautio ee pa rae # la mano del hombee, pero también ex verdad que el espiritu del hombre llega joven a la tumba a que el cuerpa llega viejo, y que siente fen su inmersiin en ef espirita universal tan penvirantes y artebatadlores placeres, y tras ellos una cnergia tan fresca y prterts. y una eerenidad fax majestuosa, y una necesidad tan viva ie amar y peadonae, que ext, que es verdad para quien lo es, aunque no To sea para quien no llega esto, es ley do vida ton cievta como la seniejanaa entee la mann «lel saurio y la del hombre, 4Y el objeto de la vida? El ubjeto de ta vida es la satisfaccion del achele de perfecta hermosuras porque camo In virtad have hermosos los Ingares en que obre, asi los Jugares hermosos obran sobre Ia virtud. Hay cures moral en todos los elementos de Ia nacuraleza: puesto que todos avivan este carictet en el hombre, puesto que todos lo producen, todos Yo tienen. Asi, son une la verdad, que es la hermosura en el juicios Ia bondad, que es la heemosura on Ios afectos: y In mera bellezs, que e= la hhermosuea en el arte, El arte no sa més que la naturelera creada por el hombre. De esta intermezels no so sale jamés. La naturaleza se postra ante el hombre y le da sus diferencias, para que perfeccione su jvicios sus maravillas, para que avive su voluntad a imitarlas; sus exigencias, para que eduque su expiritu en el trabajo, en les contrariedades, y en Ia virlud que las vence. La naturalcra da al hombre sus objetos, «pie se reflejan en su rcente, la cual robierna su habla, en Ia que cada objeto va a transformarse en un sonido. Los astcos son mensajeros de hermosuras y lo sublime perpetuo. Bl bosque vuelve al hombre a ta razdn y a ta fe ¥ es la juvontud perpetua. Fl esque alegra, como una buena accidn. Ta 26 Manr{ / EN 103 ESTADOS UNIDOS naturaleza inspira, cura, consuele, fortalece y prepara para la virtud al hombre. Y ef hombre no se halla completo, ni se revela si mismo, ni ve lo invisible, sino en su intima relacién con la naturalers. El Univereo va en miltiples formas # dar en el hombre, como los redios al centro del circulo, y el hombre va con los miltiples actos de su voluntad, a obrar sobre el Universo, como radios que parten del centro, El Universo, con ‘er miltiple, es uno: la mésica puede imitar el movimiento y Jos ealores de te serpiente. La locomotora es el elefante de la creacién del hombre, Potente y colosal como los elefantes. Sélo el grado de calor hace diver ‘as el agua que corre por el cauce del rio y las piedras que el rio bai Y en todo ese Universo multiple, todo acontece, » modo de simbolo del ser bumano, como acontece en el hombre. Va el humo al aire como a | Tnfinided el pensamiento. Se mueven y encrespan las aguas de los mares como los afectos en el alma. La sensitiva es débil, como la mujer sensible. Cada cualidad del hombre esta representada en un animal de Los arboles nos hablan una lengua que entendemos. Algo deja la noche en el oido, puesto que el corazén que fuc a ella atormentado por Ia duda, smanece henchido de paz. La sparicin de la verdad ilu. rine sibitamente el alma, como el sol iluming la natureleza, La mafana hace piar-a las aves y heblar a los hombres. El crepisculo nocturno re- coge las alas de las aves y las palabras de los hombres. La virtud, a la que todo conspira en la naturaleza, deja al hombre en par, como si hu biese acabado su tarea, 0 como curva que reentre en si, y ya no tiene ‘mis que andar y remata el cfreulo. El Universo es siervo y rey el ser bu mano. El Universo ha sido creado pora la enseiianza, alimento, placer y educscién del hombre, Ei Hombre, frente a la naturalera que cambia Y pasa, siente en si algo estable. Se siente a le par gternamente joven ¢ iamemorablemente viejo. Conoce que sabe lo que sabe bien que no aprendis aqui: lo cual le rovela vida anterior, en-que adquiri5 esa cien cia que s dato trajo. Y vuelve los ojos @ un Padre que no ve, pero de cuya presencia esté seguro, y cuyo beso, que Hlena los imbitos, y le viene fen les aires nocturnes cargados de sromas, deja en ou frente lum. bre tal que ve « su blanda palidez confusamente revelados el universe in- terior, donde esté en breve—todo el exterior,—y el exterior, donde eté el interior magnificado, y el temido y hermoso universo de le muerte. aPero esta Dios fuera de la tierra? 2Es Dios la misma tierra? ;Esta sobre la Naturaleza? ;Le neturaleza es creadora, y el inmenso ser es Piritual cuyo sero el alma hureana aspira, no existe? zNacid de si tismo el mundo en que vivimos? ;Y se moveré como se mueve hoy pet- Js naturales peinamente, 0 se evaporaré, v mecidos por sus vapores, ireinos + enne fundirnos, en compenetrecin aseusta y deleitoss, con un ser de quien Ja naturaleza es mera. spaicién revuelve este hombre gigsate Is poderosa mente, y busce con los ojos abiertos en la sombra el crse ‘sino, y lo halla prévido, invisible, uniforme y palpitante en la lur. e: 4a tierra, en los aguos y en si mismo, y siente que sabe To que no jiusde decir, y que ef hombre pasar eternamente fa vida toeanda con x= mo nos sin egar a palparlos jams, fos bordes de las alas del épuila de aro, cen que al fin ha de sentarse. Este hombre se ha erguido frente al Uni vero, y no se ha desvaneeiio, Ha osado ani exteaviado, Ha tendido los brazos, y ha ahareado con ellos el secreto de ta vida De su cuerpo, cestlla ligera de su alado espirit, ascendis entee Is ‘lolorosas y mortales ansiae, a esas cispides puras, desde done so di: Fujan, como en premio al afin det viajedor, las tinieas bordadas de Iu ertelar de los seres infinitos, Ha sentido ete deshorde misterioso del alera en el cuerpo, que es ventura solermne, y Ilena los Isbios de hesos y las manos de caticias, y los ojos de llanto, y se parece al siito Kin chamiento y rebose de la naturaleza en primavera. Y sintié Tuero esa calna que viene de Ie plitica con lo divino. Y esa magnifica arrogancia de monorea que la conctencia de ou poder da al honubic. Pues cue hombre duefio de si no rie de un rey? |A veces deslumbrado por etos libros resplandecientes de los hindi. para Tos que Ia eritura humana, Iuego de purificada por Ia vietud, vueln como mariposa de fuego, de su escoria terrenal al seno de Brahma. sién (ave a hacer lo que censura, y a ver la natursleza a través de ojos ajenos, porque ha hallado esos ojos conformes a los propios, v ve oseuramente y desluce sus propias visiones. Y et que aquella filosofia india embriaa ‘cowo un bosque de azahares, y acontece con ella coma con ver volar aves que eneiende ansins de volar. Se siente cl hombre, cuando yeretra en alla, dulcemente aniquilado, y como mecido, camino de Io alto, en amas azules. Y ce pregunta entonces si no e3 fantasmazoria Ia astra lera, y el hombre fantascador, y todo el Universo una idea, y Dine la iea pure. y el ser humano Ia idea sepiradora, que iri a pacar al cabo: como perla en su ecincha, y flecha en tronco de arbol. en el seno de Dive ¥ mpieza a andamiar, y a edifiear el Universo. Pero sl punto cha ahsjo lor andamios, avergonaado de la ruindad de su edifico, y de Ja pobrera de ta mente, que parece. cuando se da construir mands. hor ix que arrasta @'su espalda una cadena de montafia. 8 mati / EN Los ESTADOS UNIDOS Y vuelve a sentir correr por sus venas aquellos efluvios misticos y Vagos; a ver cémo se epaciguan las tormentas de su alma en el silencio amigo, poblado de promesas, de los bosques: a observar que donde Ia mente encalla, como buque que da en roca seca, el presentimiento surge, como ave press, segura del cielo, que se escapa de la mente rota; 2 tr ducir en el lenguaje encrespado y brutal y rebelde como piedra, los hie cidos trasportes, los piidicos deliquios, los deleites balsimicns, los goces cenajenadores del espiritu trémulo a quien Is cautiva naturaleza, sorpren- dda ante el amante osado, admite a su consorcio. Y anuncia @ cada hom- bre que, puesto que et Universo se le revela entero y directamente, con él Te es revelada el derecho de ver en él por si y saciar con los propios Ia- bios Ia ardiente sed que inspira, Y como en esos coloquios aprendié que fl puro pensamiento y el puro afecto producen goces tan vivos que el it siente en ellos una dulce muerte, eeguide de una radiosa resurrec- ign, anuncia a lox hombres que sélo se es venturoso siendo pufo. Lego que supo esto, y estuvo cierto de que los astros son Ia corona del hombre, y que cuando su créneo se enfriase, su espirity sereno hen dirin el vire, envuelto en luz, puso su meno amorosa sobre los hombres atormentados, y sus ojos vivaces y penetrantes en los combetes rudos de la tierra. Ses miradas limpiaban de escombros. Toma puesto familiar- mente a la mesa de los héroes. Narra con lengua homériea los lances de los pueblos. ‘Tiene la ingenuidad de los gigantes. Se deja gular de cu intaiefén, que le abre el seno de las turnbes, como el de las nubes. Como te eenté, y volvié fuerte, en el eenado de los astros, se sienta, como en en el senado de los pueblos. Cuenta de historia vieja 1. Analiza naciones, como un gedlogo fosiles, Y pa- rocen sus frases vértebras de mastodonte, estatuas doradas, pérticor grie= 03. De otros hombres puede decirse: “Es un hermano”; de éste ha de decirse: “Es un padre”. Escribi6 un libro maravillose, suma humans, fen que consagea, y estudia en sus tipos, a los hombres snagnos. Vio a la vieja Inglaterrs de donde le vinieron sus paires puritanos, y de ou visita hizo otro tibro, fortisimo libro, que llamé “Rasgos ingleses”. Agrupé en hhaces los hechor de la vida, y los estudié en mégicos “Ensayos”, y les dio leyes. Como en un eje, giran en esta verdad todas sus leyes para Ja vida: “toda lz naturaleza tiembla ante la conciencia de un nifio”. El culto, cl destino, el poder, fa riqueza, las iusiones, Ia grandeza, fueron por dl, como por mano de quimico, desenmpucstos y analizado Deja en pie lo bello. Echa a tierra io falso. No respeta pricticas. Lo vil, aunque esté consagrado, es vil. El hombre debe empezar a ser angélico. Ley es le NORTEAMERICANOS 2 ternura; ley, la resignacién; ley, le prudencia, Esos ensayos son cédigos. Abruman de exceso de Tienen ta grandiosa monotonia de una coriillera de montaias. Los realza una fantas ble y ua buen sentido singular. Para él no hay contradicciin entre lo grande y lo pe- quefo, ni entre lo ideal y Io préctico, y las leyes que darn el triunfo definitive, y el derecho de corovarse de astros, dan Ia felicidad en la tierra, Las contradicciones no estin en Ie naturaleza, sino en que los hhombres no saben descubrir sus analogias. No desdefia la cfencia por falsa, sino por lenta. Abrense sus libros. y rebosan verdades cientificas, ‘Tyndall dice que debe a él toda eu ciencia. Toda In doctrina transfor. risa esti comprendida en un haz de frases de Emerson. Pero no cree 4que el entendimiento baste « penetrar el misterio de la vida, y dar paz al hhombre y ponerle en posesién dd sus medios de crecimiento. Cree que intuicién termina lo que el entendimiento empieza. Cree que el expi- tu eterno adivina lo que la ciencia humana rastiea. Esta, husmea como tun can; aquél, salva el abismo, en que el naturalist anda entretenido, ‘como enérgico céndor. Emerson observaba siempre, acotaha cuento veia, ag 8 libros de notas los hechos semejantes, y hablaba, cuando tenia que revelar. Tiene de Calderdn, de Platén y de Pindaro. Tiene de Franklin, No fue cual bambi hojeso, euyo ramaje corpulento, mal sus tentado por el tallo hueco, viene a tierra; sino como baobab, 0 sabino, ‘© sumin grande, cuya copa robusta se yergue en tronco fuerte. Como desdetioso de andar por la tierra, y malquerido por los hombres juicio. 1806, andaba por Is tierra el idestismo, Emerson Jo ha hecho humano: no aguarda 8 Ia ciencia, porque el ave no necesita de zuncos para subit «8 toy alturas, ni el dguite de rieles. La deja atrés, como caudillo impa ciente, que monta caballo volante, a soldado despacioso, cargado de pe- lerrajeria, El idealismo no es, en él, deseo vago de muerte, sino con- viecién de vida posterior que ha de merecerse con la préctica sereaa de Ia virtad en esta vida. Y la vida es ten hermosa y tan ideal como la ravirle. {Se quiete verle concebir? Asi concibe: quiere decir que el hhombre no consagra todas sus potencias, sino la de entender, que no es le més rica de ellas, al estudio de fa noturaleza, por To cual nv penetra bien en ella, y dice: “ex que el eje de la visién del hombre no coincide con el ee de la naturaesa”. Y quiere expicar eémo todas las verdades morales fisicas ee coutienen unss y olras, y eitin en cada vn2 talus les demés, y dice: “son como los eirculos de una circunferencia, que s° comprenden todos los unos # los otros, y entran y salen libremente sin ‘que uinguno esté por encima de otto”. {Se quiere oir cémo habia? Asi inka 30 Matti / EX Los ESTADOS UNmDos hobla: “Para.un hombre que sufte. el calor de su propia chimenea tiene tristeza." “No estamos hechos como huques, para ser sacudidos, sino como edificios, para estar en firme.” "Cortad estes palabras, y sengear ” “Ser grande es no ser entendid.” “Leénidas consumié un dia en morit.” “Estriles, como un solo sexo, son los hechos de la histo tural, tomados por si misimos." “se hombre ands pisdteando en el fango de la dicléctica.” Y au poesia esté hecho como aquellos palacios de Florencia, de colo- sales pedruscos irregulres. Bate y olea, como agua de mares. Y otras veces parece en mano de un nifio desnudo, cestillo de flores. Es poesi de patriarcas, de hombres primitivos, de ciclopes. Robledales en flor semijan algunos poemas suyos. Suyos 2on los tinicos versos poémicos que consagran la lucha magna de esta terra. Y otros poemas son como arro- yuelos de piedras preciosas, 0 jirones de nube, o trozo de rayo, ZNo ae sabe ain qué son sus versos? Son tna veces como aneiano barbado, de barba serpenting, cabellera tortuosa y mirada llameante, que canta, apo: yado en un vistago de encina, desde una cveva de pieda blanca, y oteas veces, como angel gigantesco de alas de oro, que se despeia desde alio monte verde en el abismo. jAnciano maravillase, a tus pies dejo todo ri haz de palmas fresens, y mi espada de pla sosé santi Lo Opinién Nacional. Caracas, 19 de mayo de 1882 HENRY WARD BEECHER SU VIDA Y SU ORATORIA 18 aunrt / EN Los xstapos ipo Era habil en improviser recursos y afrontar con planes nuevos los cambios sibitos del enemigo; habituaba al soldado a poner atencién en las mayores sencilleces, pare que las sorpresas en el aprieto de la pelea le fueran més difiiles; jel soldado ex mi ia; el soldado es el que gena les batalas!: “jllévenme con mucho mimo a la grupa a ese pov brecito herido!” Siempre, mientras dueé la campafia, estuvo de bota y létigo, como si los rebeldes fueran a caer sobre au campariento; salia de un ataque y ya estaba dando drdenes para precaverse de otro; por a comida de su gente era celosisimo, lo mismo que por le de loa cabs Ios; y aunque luego, con la fiestas de Weshington, se hizo a caldos ‘mosos y salaas superfinss, en la guerra era de tanta sencillez, que cambi tun dia, después de 1a embestida de Chattanoogs, una codorniz con pan y miel que tenia para cenar, por unas cuantas ostras y galletas, Era tan irado en preparar sus planes "como veloz en acometerlos; y encontré el mejor modo de hacerse adorar por los soldedos, que es no sacrificarlos sin necesidad y pelear # eu cabeza. “Sin miedo?” le pregunté Dans, el director del Sun, después de Cedar Creek “jMiente el que di tiene miedo! Lo que es © mime de un miedo del diablo, y s! pudiera, ime echaris & correr; eso del valor no es més que el poder de In voluntad sobre Ia mente.” jPero bastabe mirar « aquellos ojos, ya bovinos por Je vida regalads de sus siltimos aos. para aaher queen aquel pecho, vasto como una caverne, no se apagé jamés la lama! Desverglienzas, decia més que un espaol. Era brotal una vez que otra, Pero cuando ofendia en las filas, sin razén, a un oficil valiente, él, el mayor general, en las filas le iba a pedir perdén, sombrero en mano. Jost aarti La Naciin. Buenos Aires, 3 de cotubre de 1888 EL POETA WALT WHITMAN’ Fiesta lteraria en Nueva York—Vejer patriarcal de Whitman—Su.elo- {Go a Lincoln y el canto a su muerte—Corécter extraordinario de la poesia y lenguoje de Whiman—Novedad absolua de aw obra podtica — Se jos, x adoracion det cuerpo humano, wm jlcdad, eu método pottico—La poesia en los pueblos libres—Sentido religioso de la tad.—Desnudeces profundidad det libro prohibido de Whitman Nueva York, 19 de abril de 1887 Seiior Director de El Partito Liberal: ~Parveia un dios a sl cabello blanco, mano en un eayad man, snciana de se loche, sentado en su sillén de terciopelo rojo, tude 1a subre el pecho, las eejas como un bosque, la Esto dice un diario de hoy del poeta Walt Whit- wa quien los eriticos profundos, que siempre jos, asignan puesto extraordinario en la literatura de su pais ¥ de su época. Sélo los libros sagrados de la amtigiiedad ofrecen una doc- trina comparable, por su profitico lenguaje y robusta poesia, a Ia que en grandiosos y sacerdotnles apotegmas emite, a manera de bocanadas de luz, este poeta viejo, euyo libro pasmoso esta prohibido, {Cémo no, st es un libro natural? Las universidades y latines han puesto alos hombres de manera que ya no se conocen; en ver de echarse lunos en brazos de los otros, atraidos por lo esencial y eterno, ee aparten. piropeindose como placeras, por diferencias de mero accidente; como 1 budin sobre la buiinera. el hombre queda amoldado sobre el libro 0 maestro enérzico eon que le puso en contacto ef azar 0 Ia moda de su tiempo; las escuelas ilwsifiens, religiosas lite som Tos 1 encogullan « los lejen marcar, come van por el mundo ostentanda su hierto; de modo ‘que, cuanto se ven delante del hombre desnudo, virginal, amoroso, sin: ero, polente—del hombre que camiina, que ama, que pelea, que rema, lel hombre que, sin dejarse ceger por la desdicha, lee la promesa de final ventura en el equilibrio y la gracia del mundo; cuando se ven frente al hombre padce, nervude y angelica de Walt Whitman, huyen como de eu propia eunciencia y se resisten a reconocer en esa humanidad fragante y superior el tipo verdadero de su especie, descolorida, encasacs ecada, hombres, como al lacayo In libre; los hombres se los eaballes y los toro 132 marti / EN Los EsTapos verDos Dice el dierio que ayer, cuando ese otro viejo adorable, Gladstone, scabube de aleccionar a sus adversarios en el Parlamento sobre le jus Aicia de conceder un gobierno propio a Irlands, parecia él como mastin Pujante, erguido sin rival entre la turba, y ellos a aus pies como un tro- pel de dogos. Asi parece Whitman, con su “persona natural”, con au “naturaleza sin freno en original energia”, con sus “‘miriades de man- ‘cebor hermosos y gigantes”, con ou ereeacia cn que “el més breve re tofo demuestra que en realidad mo hay muerte”, con el recuento formi dable de pueblos y razas en su “Seludo al mundo”, con su determina. in de “callar mientras los demés discuten, e ir a baiiarse y a admi arse a s{ mismo, concciendo Ia perfecta propiedad y armonia de las coses"; asi parece Whitman, “el que no dice estas pocsias por un peso’ el que “esta satisfecho, y ve, baila, canta y rie”; el que “no tiene cite: ra, ni pilpito, ni escuela”, cumado se le compars a esos poetas y filéso- {fos canijos, flésofos de un detalle o. de un solo aspecto; poetas de agus: rmiel, de patrén, de libro; figurines filoséficos o literatios, Hay que estudiarlo, porque sino es el poeta de mejor gusto, es el mis intrépido, abareador y desemberazedo de su tiempo, En eu casita de ma- dera, que casi esté al borde de la miseri, luce en una ventana, orlado de eto, ol retrato de Victor Hugo; Emersom, cuya lecture purifica y exalts, le echaba el brazo por el hombro y le llemé su amigo; Tennyson, que es de los que ven las races de las cosas, envie desde u sila de roble en In. laterra, ternisimos mensajes al “gran viejo”; Robert Buchanan, el inglés de palabra briosa, “'zqué habéis de saber de letras—grite los norte americanosy—si eats dejando correr, sin los honores eminentes que le ‘eorresponden, la vejer de vucstro colossl Walt Whitman?” “La verdad es que su poesi, aunque al principio csusa asombro, deje en el alma, atormentada por el empequefiecimiento universal, una eensa- ign deleitose de convalecencia. El se crea su gramética y su légica. El lee en el ojo del bucy y en In savia de la hoja.” “jEse que limpia sucie: dades de vuestra casa, Ge e¢ mi hermano!” Su irregularidad aparente, que en el primer momento desconcierta, results luego ser, salvo breves instantes de portentoso extravio, aquel orden y composicién sublimes con que se dibujan las cumbres sobre el horizonte. El no vive en Nueva York, su “Manhattan querids”, su “Manhattan de rostro soberbio y un mill6n de pies”, a donde ve asoma cusndo quiere eatonat “el canto de lo que ve a Ie Libertad”; vive, cuidado por “aman- NORTEAMERICANOS 133 tes amigos", pues sus libros y conferencias apenas le producen para com- rar pan, en una casita arrinconada en un ameno recodo del campo, de ‘donde en su carruaje de anciano le llevan los caballos que ama a ver los “jévenes foraudes” en sus diversiones virile,» los “cam no temen codearse con este ieonoelasta que quiere establecer tucién de Ia camaraderie”, a ver los campos que crinn, los amigos que psan cantando del brezo, les parejas de novios, alegres y vivaces como lus codornices. El lo dice en sus “Calamus”, el libro enormemente ex- tuafio en que canta el amor de ios amigos: “Ni orgias, ni ostentosas pa- rades, ni la continua procesiin de las calles, ni las ventanes atestadas de comercios, ni Ia conversacién con los eruditos me satiface, sino que al psar por mi Manhatian los ojos que encuentro me ofrezean amor; aman- tes, continuos amantes es lo Gnico que me satisface.” El es como los a cimnos que anuncia al fin de su libro prohi “Hlojas de Yerba “Anuncio miriadas de mancebos gigantescos, hermosos y de fina sangre; ‘nuncio una raza de ancianos salvajes y espléndidos.”- Vive en el campo, donde el hombre natural Iabra al Sol que lo eurte, junto a sus caballos plicidos, la tierra libre: mas no lejos de la ciudad |smable y férvida, con sus ruidos de vida, su trabajo graneado, su mil- tiple epopeya, el polve de los earros, el humo de Ins fabricas jadeantes, el Sol que 10 ve todo, “los rafianes que charlan Ia merienda sobre les piles de ladrillos, la embulancia que corre desalada eon el héroe que acabs de caeree de un andamio, la mujer soxprendida en medio de Ta turba por Ia fatiga augusta de Ia rosternidad”. Pero ayer vino Whitman del campo para recitar, ante un concurso de lesles amigos, su oracién sobre aquel ‘otro hombre natural, aquella alma grande y dulce, “aquella poderosa ex- trella muerta del Oeste”, aquel Abraham Lincoln. Todo lo culto de Nueva Yerk asists en silencio religioso a aquella plitica resplandeciente, que por sus sibitos quiebros, tonos vibrantes, himniea fuga, olimpica fami- liarided, parecia @ veces como un euchicheo de astros. Los criados # Teche latina, académica o francesa, no podriah, acaso, entender aquell racia heroice. La vida libre y decorosa del hombre en un continente nuevo ha creado une filosofie sana y robusta que esti saliendo al mundo fen epodos atléticos. A la mayor sume de hombres libres y teabajsdores que vio jamis Ia Tierra, eorresponde une poesia de conjunto y de Se, trenquilizadora y solemne, que se levants, como el Sol del mar, incen- diando las mubes; horileendo de fuego las erestas de las olas; desper- tardo en las selvas fecundes de lo orilla tas flores fatigadas y los nidos. ‘Vuela el polens tos picos cambian besos; se aparejen las rames; buscan 134 MAKTE / EN LOS ESTADOS UNIDOS 1 Sol las hojas, exhala todo misica: con ese lenguaje de luz ruda hablé Whitman de Lincoln. ‘Acaso una de las producciones mis bellas de 1a poesia contemporines es la mistica trenodia que Whitman compuso a la muerte de Lincoln. La Naturaleca entera acompafia en su viaje a la sepultura el féretro lorado. Los astros lo predijeron. Las nubes venian ennegreciéndose un mes antes en el pantano un canto de desolacién, Entre el pensamiento y 1a seguridad de In muerte viaja el poets por los campos conmovidos, como entre dos compatieros. Gon arte de misico agrups, esconde y reproduce estos elementos tristes en una armonia total de cre pisculo, Parece, al acabar In poesie, como si la Tierra toda estuviese vestida de negro, y el muerto la eubriera desde un mar al otto. Se ven las nubes, Ia Luna cargada que anuncia la eatistrfe, las alos largas del Pajaro gris, Es muicho més hermoso, extrafio y profundo que “El Cuersn” de Poe. El poeta trae al féretro un gajo de lilas Su obra entera es eso. Ye sobre Jas tumbas no gimen los sauces; la muerte es “Ia cosecha, Ja que abre la puerta, la gran reveladora”; lo que esté siendo, fue y vol verde ser; en una grave y celeste primavera se confunden las oposicio. hes y penas aparentes; un hueso es una flor. Se oye de cerca el ruido de los soles que buscan con majestuoso movimiento su puesto definitivo en <1 cspacioy ta vida es un himmo; 1a muerte es una forma oculta de Ja vide; santo es el sudor y el entozoario es santo; los hombres, al pasar, dcben besarse en la mejilla; abracense los vivos en amor inefables amen Je verbo, el animal, el aire, ef mar, el dolor, Ia muerte; el sufrimiento c= ‘menos para Tas almas que el amor posee: la vida no tiene dolores para cl que entiende «tiempo su sentido; del mismo germen son la miel, Ia Jus y el beso; jen Ia sombra gue esplende en paz como una hiveda ma- sina de estrellas, levintsse con miisica suavisima, por sobre los mundos dormidos como canes a sus pies, un apacible y enorme arbol de las! Cada estado social trae su expresién a la literatura, de tal modo, que pot las diversas fases de ella pudiers contarse In historia de los pueblos, con mis verdad que por sus crouicones y sus décadas. No puede haber contradicciones en la Naturaleza; Is misma aspiracién humana a hallar en el amor, durante la existencia, y en lo ignorsdo despuca de In muerte, tun tipo perfecto de gracia y hermosurs, demuestra que en Ia vide total hhan de ajustarse con gozo los elementos que en Ia porcién actual de SORTEAMERICANOS 135 vida que atravesemos parccen desunidos y hostiles. Le literatura que anuncie y propague el concierto final y dichoso de fas contradicciones aporertes, Is literatura que. como espontineo consejo y ensefianza de la Naturaleza, promulgue la identidad en una par superior de los dogmas y pasiones rivales que en el estado elemental de los pueblos los dividen y onsengrientan; Ia literatura que iaculque en el expititu espantedizo de Jos hombres uns conviecién tan arraigada de la justicia y hellesa cefi- nitivas que las peuurias y fealdades de Ia existencia no las descorazonen aj acibaren, no s6lo revelaré un estado social més cercano # la perfeccién que todos los conocidos, sino que, hermanando felizmente la razén y la sracia, proveerd a la Humanidad, ansiosa de meravilla y de poesia, con la religion que confusamente aguarda desde que conocié la oquedad e incuficiencia de sus antiguos eredos. Quin es el ignorante que mantiene que Ia poesia no es indispensable 4 fos pueblos? Hay gentes de tan corta vista mental, que creen que toda ba en Ia eéscara. La poesia, que congregs o disgrega, que fortifiea o angusti, que apuntele o derriba las almas, que da o quite @ Jos hombres la fe y el aliento, es mis necesaria « los pueblos que Ia ine dustria misma, pues ésts les proporciona el modo de subsistic, mientras que aquélla les da el deseo y la fuerze de la vide. 24 dénde ira un pue- bic de hombres que hayan perdido el habito de pensar con fe en Ia significacisn y aleance de sus actos? Lox mejores, Tox que unge le Na- turaleza con el sacro deseo de lo futuro, perderin, en un aniquilamiento dolororo y sordo, todo estimuio para sobrellevar les fesldades humanas; y la masa, lo vulgar, la gente do apetitos, loa comunes, procrearén sin santidad hijos vacios, elevardn a facultades esenciales las que deben sex- virles de meros instrumentos y sturdirin con el bullicio de une. pros ppetidad siempre incomplete Ie efliccién irremediable del alms, que adlo se complace en lo bello y grandioso. La libertad debe ser, fuera de olras razones, bendecida, porque su ove inspira el hombre moderno--privado e su aparicién de Ia calma, estimulo y poesia de la existencia,—equella pez supreme y bienestar re- ligioso que produce et orden del mundo en los que viven en él con Ie arro- gancia y serenidad de su albedrio. Ved sobre los montes, poetas que regiis con ligrimas pueriles los altares desiertos. Crviais la religion perdida, porque estaba mudando de forma sobre ‘uestras cabezas. Levantacs, porque vosotros sois los sacerdotes. Le li- bertad os la religidn definitive. Y le poesia de la libertad el culto nuevo, Ia fruta 20 a 136 anti / EN Los EstaDos UNOS lla aquieta y hermosea lo presente, deduce ilumina lo futuro, y ex: plica el propésito inefable y seductora bondad del Universo. Oid lo que canta este pueblo trabajador y satisfechos oid a Walt Whitman. El ejerciefo de si lo encumbra a la maj le justicia, y el orden a la dicha. El que vive en un credo autocritico et Jo mismo que una ostea en su concha, que sélo ve Ta prisiém que la en- cierra y cree, en la oscuridad, que aquello es el mundo; la likertad pone ales a la ostra. Y lo que, oido en lo interior de le concha, parecia por tentoss contienda, resulta # la Juz del aire ser el natural movimiento de Ja savia en el pulso enérgico del mundo. El mando, para Walt Whitman, fue siempre como es hoy. Basta con que una cosa sea para que haya debido ser, y cuando ya no debs ser, no seré, Lo que ya no es, lo que no se ve, se prueba por lo que es y se esta viendo: porque todo esté en todo, ¥ lo uno expliea lo otros y cuando lo que es ahora no sea, se probara a sit ver por lo que esté siendo entonces. Lo infintésimo colabora para lo infinto, y todo esta en su puesto, Ia tor- tuge, el huey, los pajaros, “peopésitos alados”. Tanta fortuna es mori como nacer, porque los muertos estin vivos; nadie puede decir lo tran quilo que esté él sobre Dics y Ia muerte!” Se rie de To que laman des lusidn, y conoce la amplitud del tiempo; é acepta absolutamente el tiempo. En su persona se contiene todo: todo él esté en todo; donde uno se de- rads, él se degrada; él es la marea, el flujo y reflujo: cémo no ha de tener orgullo en si, si se siento perte viva ¢ intaligente do la Natura- leas? {Qué le importa 2 ét volver al seno de donde partis, y converse, al amor de ta tierra hnimeda, en vegetal itil, en flor bella? Nutriré & los hombres, después de haberlos amado. Su deber es ercar; el étomo ‘que crea ex de esencia divina; el acto en que se crea es exquisite y a grado. Convencido de Ia identidad del Universo, entona el “Canto de mi rmismo”. De todo teje ei canto de si: de los credos que contienden y pa san, del hombre que proctea y tabora, de los animales que te ayudan, jah! de los animales, entre quiexes “ningono se arrodilla ante otro, mi cs superior al otto, ni se queja.” El ae ve como heredero de! mundo. Nada le es extrafo, y lo toma en cuenta todo, el caracol que se arta tra, el huey que con sus ojos misteriosos Jo mize, el sacerdote que de- nde une parte de la verdad como si fuese la verdad entera, El hombre debe brit los Brazos: y apreterlo todo contra su corazén, Ja virtud lo sismo que el delito, la suciedad lo mitmo que Ia limpieza, la ignorancia Jo mismo que Ja sabiduria; todo debe fundirlo en su cora26n, como en tun hornos sobre todo, debe dejar caer Ia basba blanca, Pero, e30 si, “ye NORTEAMERICANOS 137 se he denurciado y tonteado bastante”; regaiia a lov incrédulos, « los sofistes, « los hebladores; jprocreen en ver de querellarse y sfiadan al mundo! ;Créese con aquel respeto con que una devota besa la escalera el altar! El es de todas las castas, eredos y profesiones, y en todas encuentra justicia y poesia. Mide las religiones sin ira; pero cree que la religién perfecta esta ca In Naturaleza. La religién y In vide estin en In Natu- ralezs. Si hay un enfesmo, “idos”, dice al médico y al cura, “yo me apegaré a él, abriré las ventanas, le amaré, le hablaré al oido; ya vescis como sana; vosotros sois palabra y yerba, pero yo puedo mis que Yor ‘otros, porque soy amor”.El Creador es “el verdadero amante, el cama- rads perfecto"; los hombres son “camaradas", y valen més mientras més ‘aman y ereen, aunque todo lo que ocupe su lugar y su tiempo vale tanto ‘como cualquiera; mas vean todos el mundo por si, porque él, Walt Whit- ‘man, que siente en si el mundo desde que éste fue creado, sabe, por lo que el Sol y el sire libre le ensefian, que una salida de Sol le revela mis que el mejor libro. Piensa en los othes, apetece a les mujeres, se siento poseido de amor universal y frenético; oye levantarse de las escenns de Ja creacidn y de Jos oficios det hombre un eoneierto que le inunda de ventura, y cuando se asoma al rio, a la hora en que se cierran los tae eres y el Sol de puesta enciende el agua, siente que tiene cita con el Creador, reconoce que el hombre es definitivamente bueno y ve que de su cabezo, reflejada en la corriente, surgen aspas de luz. Pero zqué dard idea de su vasto y ardentisimo emor? Con el fuego de Safo ama este hombre al mundo. A él Te parece el mundo vn Techo igantesco. El lecho es para él un alter, “Yo haré ilustres, dice, las pelabras y las ideas que fos hombres han prostituido con su sigilo y su folsa versiienza; yo canto y consagro lo que consagraba el Egipio."” Una de las fuentes de su criginelidad es Ia fuerza hercilea con qus postta 22 as ideas como si fuera a violarlas, cusndo sélo va a darles un beso, con Ia pacién den santo. Otra fuente es Ia forma material, brutal, cor- ‘pérea, con que expresa sus mis delicadas ideslidades, Ese Ienguaje ha pparecido lascivo a los que son incapaces“de entender su gtandeza; im- iles ha habido que cuando celebra en “Calamus”, con las imagenes sis ardientes de la lengua humana, et amor de los amigos, ereyeron ver, ‘con remilgos de colegial impidico, el retorno a aquelles viles ansies de Virgilio por Cebetes y de Horacio por Giges y Licisco. Y cuando canta 138 MARTE / EN LOS ESTABOS UNIDOS en “Los Hijos de Adin” el pecado divino, en cuadros ante los cuales pa lidecen lor ms calurosos del “Cantar de los Cantares”, terbla, se eneoee, se vieile y dilsta, enloquece de orgullo y viildad satisfecha, recuerda al dios del Amazcnas. que cruzaba sobre los busques y los rios es ciendo por la tierra la semillas de ta vida: ” canto al cuerpo cidctrico", dice ex “Los Hijos de Adén”; y es preciso ober leido en hebreo las genealogiaa patriaxcales del Génesis: es pre iso haber seguido por Tas selvan no holladas las comitivas. desmudas Y carnivoras Ge los primecos hombres, para hellar semejenze apropieds 4 la enumeracién de satsnica fuerza en que describe, como un heroe hhombriento que se releme los labios sanguinosos, les pertenencias del cuerpo femenino, ZY decis que este hombre es brutal? Oid esta. compo sicién que, como rouchas suyas, no tiene més que das versos: “Mujeres Vermosas”. “Las mujeres se sientan o se mueven de un lado para otro, jévenes algunas, algunas viejass las jévenes son hermosas, pero las vieja som mas hermosas que las jévenes.” Y esta otra: “Madre y Nigo”. Ve el nifio que duerme anidado en el regazo de su madre. La madre gue ducrme, y el niio: jsileneio! Los estudié largamente, largamente. EL prevé que, asi como ya se juntan en grado extremo la virlidad y To ter niura en los ho:nbres de genio superior, en Ia paz deleitosa en que des cansari la vida han de justarse, con solemnidad y j. lo dignos det Universo, los dos energias que han necesitado divdirse pera continosr “jmi deber es crear Ia faena de la exeacién. Si entra en ta yerba, dice que la yerba Te acaricia, que “ya siente mo- ver sus coyunturas"; y el mis inguielo novicio no tendria palabras tan fogosas para deseribir la alegria de su cuerpo, que él mira como parte de su alma, al sentirse abrasado por el mar. ‘Todo lo que vive le ama: I tierra, Ia noche, el mar le aman; “[penétrame, oh mar, de huniedad amorosa!” Paladea el aire. Se ofrece a la atmésfera como un novio tte mule. Quiere puertas sin eerradura y cuerpos en su belleza natural; eree que snmtifica cuanto toca o le toca, y halla virtud a todo lo corpéreo; aes “Walt Whitmsn, un cosmos, cl hijo de Manhattan, turbulento, een- sual, carnoso, que come, bebe y engendra, ni mis ni menos que todos Jos de:nés. Pinta a le verdad como una amante frevétiea, que invade wu cuerpo y, ansiosa de poscerla, lo libesta de sus ropas, Pero cuando en Ia clare medianoche, Isbre el alma de ocupaciones y de libros, emerge entero, silenciosa y contemplativa del dia noblemente empleado, medita cen los temas que més la complacen: en la noche, el sucio y Ia muerte; en et canto de lo universal, para beneficio del hombre comin; en que SONTEAMERTCANOS 139 “és muy dulee motir avanzando” y caer al pie del arbot primitivo, mor ido por Ia siltima serpiente del bosque, con el hache en les manor, Imaginese qué nueva y extrafi efecto producira ese lenguaje henchido de animetidad soberbin cuando eelebra la pesién que ha de unis a los hombres. Recuerda en una composicién del “Calamus” los goces mis 108 que debe # la Naturaleza y a la patria; pero s6fo a las olas del ‘céano halla dignas de corear, a la luz de Ia hina, su dicha al ver dor. mido junto a si al amigo que ama, El ama a los humildes, a loa eaidos, 4 los heridos, hasta q los malvados. No desdefia a los grandes, porque bara l slo som grades Io ities. Echa el brato por el hombre a los carretos, a los marineros, a los labradores. Caza y pesca con ellos, y en In siog sube con elos a tope del carro cargade. Me hell gue tn com perador triunfante le parece el negto vigoroso que, apoyado en In lanza deteis de sus percherones, guia su carro sereno por el revuelto Brondway Ex entiende todas las virtudes, recibe todos los premios, trabaje en todos los oficios, sufte con tedos los dolores. Siente um placer heroico cuando se detiene en el umbral de una herreria y ve que los mancebes, con el torso desnudo, revuelan por sobre sus cabezas los martllos, y dan cada tune tu tenes El cool ccdavy el prey ef gue pees f que oa, cl rmeadigo. Cuando cl esclavo Mega a sus puertss perseguido y sudoroso, Te ten in Baer, lo sista a mean} en el cb tee carpe escopeta para defenderlo; ai se lo guidor y volverd a sentarse a la meso, vibora! _ Walt Whitman, pues, esta satisfecho; jqué orgullo le ha de punzar, si athe que se para en yerba o en flor? qué orgullo tiene un clavel, una hhoja de salvia, una madreselva?. geémo no ha de mirar él con trangui lided los dolores hurnsnios, si sabe que por sobre ellos esté ti se inaca able 2 quien eguarda la inmersién venturose en la Naturaleza? Qué prisa le he de azazar, si cree que todo esti donde debe, y que Ja vo. luntad de un hombre no ha de desviar el camino del mundo? Padece, si, padece; pero mira como un ser menor y acabadizo al que en él sufre, y siente por sobre las fatigas y miserias a otzo set que no puede sufrir, porque conoce la universal grendeze. Ser como es le es bastante y asiste impasible y alegre al curso, silencioso o loado, de su vida, De un solo bote echa a un lado, como excrecencia initil, Ix lamentacién roméntic: “ino he de pedirle al Cielo que baje a la Tierra para hacer mi yoluntad!” car, mataré a su perse- aso auanti_ / EN Los EsTAD0s UNTDOS Y qué majestad no hay en aquella frase en que dice que ama a lot animales “porque no se quejan”. La verdad es que ya sobran los acobar- dadores; urge ver emo es el mundo para no convertir en moates las hhotmigas; dése fuerzes a los hombres, en vex de quitarles con lamentos les pocas que el dolor les deja; pues los llazedos ivan por las calles ensefando sus lagas? Ni las dudas ni la eiencia le mortifican. “Voso- tos sois los primeras, dice a los cientifices: pero Ia ciencia no es més que un departamento de mi morada, no es toda mi morada; iqué pobres pparecen las argucias ante un hecho heroico! A la ciencis, salve, y salve fl alma, que esti por sobre toda la ciencia.” Pero donde su filosofia ha domado enteramente el odio, como mandan los magos, es en Ia frase, no exenta de ta melancolia de los vencidos, con que arranca de raix toda razin de envidia; gpor qué tendria yo eelos, dice, de aquel de mis her- manos que haga lo que yo no puedo hacer? “Aquel que eerea de mi rmuestea un pecho mas ancho que el mio, demuestra la anchura del mio.” “;Penetre el Sol la Tierra, hasta que tode elle sea lur clara y dulce, como mj sangre. Sea universal el goce. Yo canto la eternidad de la existencia, Ia dicha de nuestra vida y la hermosura implacable del Universo. Yo uso zapato de becerro, un cuello espacioso y un bastin hecho de una rama de arbol!” Y todo eso lo dice en frase apocaliptica, zRimas o acentos? jOh, nol su ritmo esti en Jas estrafas, ligadas, en medio de aquel aos apa: rente de frases superpuestas y convulsas, por una sabia composicién que distribuye en grandes grupos musicales las ideas, como la natural forma ppoética de un pueblo que no fabriea piedra a piedra, sino a enormes bloguesdas. FI lengusje de Walt Whitman, enteramente diverso del usado hasta hoy por los poetas, evzresponde, por la extraficza y pujanza, a su eiclica poesia y a Ia humanidad nueva, congregada sobre un continente fecundo con portentos tales. que en verdad no eaben en liras ni serventesios remil- pails. Ya no sc trata de amores escondidos, ni de dawas que mudan de galanes, ni de la queja estéril de fos que no tienen Ja energia neve saria para domar la vida, ni la discrecién que conviene a los eobardes. No de rimillas se trata, y dolores de aleaba, sino del nacimiento de una era, del alba de la religién definitiva, y de ta renovacién del hombres trétase de una fe que ha de sustituir a la que ha muerto y surge mm claror radioso de la arrogante par del hombre crdimido; tritaee NORTEAMERICANOS ui de escribir os Libros sagrados de un pueblo que reine, al eaer del mundo fntiguo, todas Tas fuerzas virgenes de la libertad s las ubres y porpas cicldpeas de la salvaje Naturaleza; tritate de reflejar en palabras el ruido de las muchedumbres que se asientan, dle las ciudades que trabajan y de los mares domados y los rios esclavos. ;Apareara consonantes Walt Whitman y pondré en mansos distioos estas monteias de mereaderias, Dosques de expinss, pueblos de barcos, combates donde se acvestan a abo: nar ef derecho millones de hombres y Sol que en todo impers, y se de rraroa con limpido fuego por el vasto psianje? ih! no; Walt Whitman habla en versiculos, sin misica aparente, aunque # poco de oirla se percibe que aquello suena como el easco de la tierra cuando vienen por él, descalios y gloriosos, los ejércitos triunfantes, En ocasiones parece el lenguaje de Whitman el frente colgedo de resea de une earniceria; otras parece un canto de patriaxcas, ventados en coro, ‘con la suave tristeza del mundo a la hora en que el humo se pierde en les nubes; suena otras veces como un beso brusco, como un forzamiento, como el chasquide del cuero reseco que revienta al Sol; pero jamés erde le frase su movimiento ritmico de ols. El mismo dice cémo habl ‘en slaridos proféticos”; “tas son, dice, unas poces palabres indi doras de lo futuro”, Es0 es su poesia, indice; el sentido de lo universel pervade el libro y le da, en la confusién superficial, una regularidad Brandiesa; pero sus frases desligadas, flagelantes, incompletas, sueltas, ids que expresan, emften; “Janzo mis imaginaciones sobre las cenosas ‘montafias”; “di, Tierra, viejo nudo montuoso, ;qué quieres de mi?” “hago resonar mi barbara fanfarria sobee los techoa del mundo”” No es él, no, de los que echan a andar un pensamiento pordiosero, que va tropecando y arrastrando bajo la opuleacia visible de sus ¥ duras regies. El no infla tomeguines para que parercan dguilas: él riega ‘Aguilas, cada ver que abre el puio, come un sembrador riega granot. Un verso tiene cinco silabas; el que le sigue euarenta, y diez el que le sigue, El no esfuerza la comparacién, y en verdad no compara, sino que dice lo que ve o recuerda con un complemento grifico e incisivo, y dues seguro de la Impresién de conjunto que se dispone a crear, emplea ou arte, que oculta por entero, en reproducir los elementos de su cuadro ‘con el mismo desorden con que los observé en la Naturaleza. Si des- varia, no diswena, porque asi voga la mente sin orden ni eaclevitud de lun asunto a sus andlogos; mas luego, como ai x6lo hubiese aflojado las riendes sin solterlas, recdgelas de 1 domador, la cuadriga encabritade, ous versor van gelopando, y como 142 anti “FS Los FSTADOS UNto0s ‘engullendo la tierra a cada movimiento; unes veres relinchan ganosos, como eargados sementales; otras, espumantes y blancos, ponen el casco sobre las nubes; otras se hunden, osados y nezros, en lo interior de Ja tierra, y se oye por largo tiempo el ruido. Fshoza: pero i con fuego. En cinco lineas agrups, como un hax de huesos x todos los horrores de le guerra. Un adverbio ke basta pera dilatar 0 re- coger ta frase, y un adjetivo pars sublimarla, Su método ha de ser grande, puesto que su efecto lo es; pero pudiera creerse que procede sin rmétode alguno; sobre todo en el uso de las palabras, que mezcla con nunca visto atrevimiento, poniendo las augustas y casi divines al lado de les que pasen por menos spropiadas y decentes, Ciertos cuadros no los pints con epitetos, que en él ron siempre vivaces y profundos, sino por sonidos, que compone y desvanece con destreza cabal, sosteniendo asi con el tarno de lon procedimientos el interés que 12 monotonia de un modo exclusive pondria en riesgo. Por repeticioncs atrae ta melancolia, como los salvsjes. Su cesura, inesperada y cabalaante. cambia sin cesar, y sin conformidad a regla alguna, aunque se percibe un orden sabio en sus cevoluciones, paradas y quiebros, Acamular le parece el mejor modo de escribir, y tu raciocinio no toma jams las formas pedestees del argu- rnento ni las altisonantes de la oratoria, sino el misterio de la insinuacion, ol fervor de Is certidumbre y el giro igneo de In profecia, A cada paso co hallan en su libro estes palabras nucstras: vive, comarada, lihertad, ane: riconos. Pero jqué pinta mejor su caricter que I3e voces franceses que, con arrobo perceptible, y como para dilatar su significacién, incrusta en sus versos?: ami, exalté, accouckeur, nonchalant, ensemble, sobre todo, Ie seduce, porque él ve el cielo de la vida de los pueblos. y de los mundos. Al italiano ha tomado una palabra: bravura mnsemble: Asi, celebrando el miscule y el artojo: invitandy a Jos transedntes ‘8 que pongen en él, sin miedo, su mano al pasar; oyendo, con las palmas abjertss al aire, el canto de las cosas; sorprendiendo y proclamendo con Aeleite fecundidedes gigantescas: recogiendo en versiculos édicos las se: rillas, las batallas y los orbes; seialando a los tiempos pasmados Tas colmenss radiantes de hombres que por los valles y cumbres americanos se extienden y roran con aus alas de abeja le fim de Ia vigilante Tie berted; pastoreendo los siglos amigos hacia el remanso de la calma terns, eguarda Walt Whitman, mientras sus amigos le sirven en man: teles campestres la primera pesca de la Primavera rociada con champafia, NORTEAMERICANOS 143 la hora feliz en que lo material sea selado al mundo un hombre veraz, sonoro y amoroso, y en que, sban. donado a Io sites purtendore, germ lores germine atime en ts onda, "den ‘embarazado, triunfante, muerto!” , ssa parte de a, después de haber re- 0sé sMaRti Li Peride Liberal. México, 1887 OSCAR José Marti Obras Completas Vol. 15 Europa Il. Critica y Arte. Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1992. http://bibliotecavirtual.clacso.org.ar/arilibros/marti/marti. html WILDE Vivimos, los que hablemos lengua castellana,llenos todos de Horacio v de Virgilio, y parece que las fronteras de nuestro cpiritu son Ina de nuestro enguaje. ZPor qué nos han de ser fruta casi vedads las lteraturas exranjeras, tan sobrades hoy de ese ambiente natural, fuerza sincera y capita actual que falta en la moderna literatura espafola? Ni la uella que en Niiiex de Arce ha dejado Byron, ni le que los poctas slemanes imprimieron en Campoamor y Béequer, ni una que otra traduccion palida semana o inglesa, bastan a darnos ides de In literatura de los cslavos, germanos y sajones, cuyos poemas tienen a la ver del cisne niveo, de los castillos derruidos, de las robustas mozas que 4 asoman ¢ su baleén lleno de Gores, y de la luz plicida y mistca de las suroras boreales. Conocer diversas literaturas ex el medio mejor de libertarse de la tirania de slgunas de ellas; asi como no hay manera de salvarse del ticsgo de obedecer ciegamente a un sistema filos6fica, sino nuitirse de todos, y ver como en todos palpita un mismo espiritu, aujeto 4 semejantes accidentes, cualesquiera que sean las formes de que le imaginacién humana, vehemente © menguada, segin los cli revestido esa fe en lo inmenso y esa ansia de salir de si inconformidad con ser bo que es, que generan todas las escutlas fi He ahi « Oscar Wilde: es un joven sajén que hace execlentes verso Es un cismitico en el arte, que acusa al arte inglés de haber sido cismétizo ‘en la iglesia del arte hermoso universol. Es un elegente apéstel, llens de fe en su propaganda y de desdén por lox que se a censucan, que teeorre en estos lnstantes los Estados Unidos, diciendo en blandas y digeretas voces eémo le parecen abominsbles los pueblos que, por el culto dle su bienestar material, olvidan el bienester del alms, que aligera tanto los hombros humanos de le pesadumbre de la vida, y prediapone tatemente al esfuerzo y al trabajo. Embellecer la vida es darle objeto. Salir de si es indomable anhelo humano, y hace bien a los hombres q ‘de modo que vengan «vivir contentos procure hermosear su existen 362 Mant / EoROPA Prometeo. con estar en si, Es como mellar el pico del buitre que devor Teles cosas dice, aunque no acierte tal vez & darls esa preci todo ese eleance, el rebelde hombre que quiere sacudirse de sus vest de hombre culto, la huella oleoss y el polvillo de carbén que ennegrece €l cielo de tas cfudades inglesas, sobre las que el sol brilla entre tupidas 8 como opaco globo carmesi, que lucha en vano por envier su color Vivificante a Jos miembros toseos y al cerebro aterido de los aspecos nortefios. De modo que el poeta que en aquellas tierras nace, aumenta su fe exquisita en les coves del espiritu tan desconocido y desamado. No ay para odiar la tirania como vivir bajo ella. Ni para exacerbar el fuego pPoitico, como morar entre los que earecen de él. Sélo que, falto de almos fen quienes verter le suya deabordante, muere ahogado el poets. iVed « Oscar Wilde! Es en Chickering Hall, case de anchos salones, donde en Nueva York acude el pablico a ofr lectures. Es la casa de Jos lectores aristocréticos que ya yozan de fama y de fortune para lamar esshogedamente a ella. En esas cristiano, te est @ lo viejo y se predica le nuevo. Expican los viajeros sas viajes, acompafiados de vistes panorémicas y dibujos en une gran Plaerra, Estudia un eritico a un poeta. Diserta una dama sobre Io conv ‘ inconvenieneia de estos o aquellos trejes. Desenvuelve ui fildlogo las leyes de la filologia. En une de eaaa sales va a leer Wilde fu discurso sobre el gran renacimiento del arte en Inglaterra, del que Je llaman maestro y guia, cuando no es mis que bravo adepto y discipulo activo y ferviente. El propega su fe. Otros bubo que murieron de ella Ya llegaremos a esto. Le sala estéllena de suntuosas dames y de celectos Caballeros, Los poetas magnos falten, como temerotos de ser tenidos por ‘eémplices del innovador. Los hombres aman en secreto- los verdades peligroses, s6lo iguale su miedo a defenderles, antes de vetlas aceptadas, I tenacidad y brio con que las apoyan luego que ya no se corre riesgs fen su defense, Oscar Wilde pertencee 9 excelente familia irlandess, y ba omprado con su independencia pecuniaria el deretho a Is independe de su pensamiento. Fate es uno de los males de que mueren Jos hombres de genio: acontece « menudo que su pobreza no les permite defender la verdad que los devora ¢ ilumina, demasiado nueva y rebelde para que puedan vivir de ella. Y no viven sino en cuanto consieaten en ahogar Ja verdad reveladora de que son mensajeros, de cuya pena mueren. Los crruajes se agolpan a las puertas anchas de le solerme casa de las lecturas. Tal deme leva un lirio, que es sirabolo de los reformistas. Todas hhan hecho gala de elegancia y riqueza en el vestir. Como los estetas. sue INCLATERRA 363 son ex Inglaterra los renosadores del arte, quieren que stan siempre arminicos los colores que se junten en la ornamentacién a en los vestidos, el esornatio es simple y nitide Una alla vacia, de alto espaldar y gruesos bra sillas de coro, espera al poeta, De madera oscurs e8 la § fscuro st tespaldo y su asiento, De castaiio mis suave cs el lienzo que ‘ocupa la pated del fondo. Junto la sila, una mesa elegante sostiene wna antisica jarra, en que brilla, como luz presa, el agua pura, {Ved a Oscar Wille! No viste como todos vestimos, sino de singular manera. Ye enuicia su traje el defecto de su propaganda, que no e3 tanto crear lo nuevo, de lo que no se siente eapaz, como resveitar lo antiguo, El cabello le cuelga cual el de Tos eaballeros de Elizabeth de Inglaterra, sobre el uct y los hombros; el abundoso cahello, pertido por esmerada raya hhacin Ia mitad de la frente. Lleva frac negro, chaleco de seda blanc, calzin conto y holgado, medias largas de seda negra, y zapatos de hebilla Fi cuello de su camisa ex bejo, como el de Byroo, sujeto por caudalosa cconbita de seda blanca, snudada con abandono. Fn Ia resplandeciente pechera luce un botén de brillantes, y del chaleco Je cuelga une artistico Jeopoldina. Que es preciso vestir bellamente, y él se da como ejemplo Sélo que el arte exige en todas sus obras unidad de tiempo, y hiere Jos ojos ver a un galn gastar chupilla de esta época, y pantalones de Ie prasada, y eabello a lo Cromwell, y leontinas a Io petimetre de comienzos de este siglo, Brilla en el rostzo del poeta joven honrada nobles. Es ‘mecurado en et alarde de su extravagancia, Tiene respeto a la alteza de ss miras, e impone con ellas el respeto de si. Sonrie como quien esta seguro de st mismo, El auditorio, que es granalo, euchichea. Qué dice el poeta? Dice que nadie ha de intentar definir la bellera, luego de que Goethe Ia hy definido; que el gran renacimiento inglés en este siglo une al smor de ls herimosuta geiege, 1a pasion por el renacimienio italiano, y el anhelo de aprovechar toda Ia belleza que ponga en sus obras ese espirtu modernos dice que la escuela nueva ha brotado, como la armoniosa eufonia del amor de Fausto y Helena de Troya, del maridaje det espirita de Grecia, donde toe fur bello, y el individuslismo sediente, inquisidor y rebelde de los ‘modernos roménticos. Homero preeedis a Fidias; Dante prevedié a 1 rencaciéa maravillosa de las artes de Malia; los poetas siempre preceden. Los prerrafaelistss, que fueron pintores que amaron la belleza real, natural y desnuda, precedieron a los estetas, que aman la belleza de todos y cults, Y Kests, el poeta exuberante y plistico, ‘como. nuestra: Ila, y de marroqui Tos tiempos, artist 364 Masti / EuRoPA recedié a los prerraftelites. Querian estos sectatios de los modos de Pinter usados por los predecesores del melodioso Rafael, que hiciesen tun lado Jos pintores cuanto sabian del arte venian ensefiando los maestros ¥-eon la paleta llena de colores, se diesen a copiar los objetos directamente de la Naturaleza, Fueron sinceros hasta ser brutales. Del odio a la convencién de los deais, cayeron en la convencién propia. De au desdén de las reglas excesivas, cayeron en el desdén de toda regle, Mejorar no puede ser volver hacia atrés; pero los prerrafaelistas, ya que fueron ‘incapaces de fundar, volearon sl menos idolos empolvados. ‘Tras de ellos, Y em gran parte merced a ellos, empezaron a tenerse por buenas en Tnglaterra ls libertad y la verdad del arte. “No preguntéis a los ingleses ~-tecia Oscar Wilde—quiénes fueron aquellos beneméritos prerrafacistas: no saber nada de sus grandes hombres es uno de los requisites de le educacién inglesa. Alld en 164%, se reunian los admiradores de nuestro Keats para verle sacudir de su lecko de piedra la poesia y la pintura, Pero hacer esto es perder en Inglaterra todos sus derechos de ciudadano. Tenian lo que los ingleses no perdonan jamis que se tenga: juventad, Poder y entusigsmo, Los satitizaron, porque In sétira es el homenaje que In mediania celosa paga siempre al genio, lo que debie tener muy contento de si « lor reformadores, porque estar en desacuerdo con las tres cuartas partes de Jos ingleses en todos los puntos es una de las més legitimas causts de propia satisfaccién, y debe ser unt ancha fuerte de consuelos en Ios momentos de desfallecimiento espirit Oid ahora a Wilde hablar de otto armoniosisimo poeta, William Morris, que escribi6 Bt Paraiso Terrenal, y hacia gala de su belieza euma Y condiciGn sonora de sus versos, vibrantes y tranaperentes como porcelena japonesa. Oid a Wilde decir que Morris creyé que éopiar de muy cerca 4 Te Naturalezs es privarla de lo que tiene de més bello, que es el vapor, que « modo de halo luminoso. se deeprende de sus obras. Oidle decit que 2 Morris deben las letras de Inglaterra aquel modo preciso de dibujar las imagenes de Ja fantasia en la mente y en el verso, a tal punto, que no conoce poeta alguno inglés que haya excedido, en la frase mitida y en Ia imagen pura, a Morris, Oidle recomendar Ia prictica de Teéfilo Gautier, que creia que no habia libro més digno de ser leido por un poeta que el diccionario, “Aquellos reformadores—decia Wilde—venian cantando cuanto hallaban de hermoto, yx en su tiempo, ya en cualquiera de los tiempos de la tierr8.” Querian decirlo todo, pero decirio bellamente. La hermosure era el inico fteno de la libertad. Les guiaha el profundo amor de lo perfecto, INGLATERRA 365 No shogaban la inspiracién, sino le ponian ropsje bello. No querian que fuese desordenada por las calles, ni vestida de mal gusto, sino bien restida, Y decia Wilde: “No queremos cortar Ins alas a Jos poetas, sina ‘que nos hemos habituado a contar sus innumerables pulseciones, a caleular su fuerza ilimitada, a-gobernar su libertad ingobernable. Cantelo todo 1 bardo, si cuanto canta es digno de sus versos. Todo esté presente ante 1 bardo, Vive de espiritus, que no perecen. No hay para él forma perdida, si asunto caducado. Pero el poets debe, con la calma de quien ve siente en posesion del seereto de la bellers, ceptar lo que en lot tiempos halle de irreprochablemente hermovo, y rechasar lo que no siuete a su cabal ides de Ia hermosura, Swinburne, que es también gran poeta inglés, cuya imaginacién inunds de riquezss sin cuento sus rimas ‘musicales, dice que el arte es le vida misme, y que el arte no sabe nada de In muerte. No desdetiemos lo antiguo, porque acontece que Jo antiguo refcja de modo perfecto lo presente, puesto que la vida, varia en formas, = perpetus en su esencia, y en lo pasado se la ve sin esa ‘bruma de fanilinridac’ 0 de preocupacién que Ia anubla para los que vamos ‘existiendo en ella, Mas no basta Ia eleccién de un adecuado asunto para conmemorar las almas: no es el asunto pintado em un lienso lo que cencedena a él las miradas, sino. el vapor del alma que surge del hibil ‘empleo de Jos colores. Ast el poeta, para ser su obra noble y durable, ha de adquirir ese arte de la mano, meramente téenico, que da a sus cantos fe perfume espirtual que embriage lox hombres. jQué importa que ‘marmuren los criticos! El que puede ser artista no se limite a ser critico, yon artistas, que el tiempo confirma, s6lo son comprendidos en todo ta valer por los artistas, Nuestro Keats decia que sélo veneraba a Dica, ‘li memoria de los grandes hombres y a la bellezs. A eso venimos lés ‘etetas: « mostrar a los hombres la utilidad de amar Ia belles, a excitar al eatudio de los que In han cultivedo, avivar el gusto por lo perfecto, y dl sborrecimiento de toda fealded; poner de nuevo en boge Ia ndmiracién, el conocimiento y Ia préctica de todo lo que los hombres han ndnirado como hermoso. Mas, Zde qué vale que ansieraos coronar a forma aramiticn que intentd nuestro poeta Shelley, enfermo de amar al cielo fen una tierra donde no se le ama? {De qué vale que persigamos con thineo 1a mejora de nuestra poesia convencional y de nuestras artes pilidas, el embellecimiento de nuestras cases, la gracia y propiedad de nuestros vestidos? No puede haber gran arte sin una hermosa vide nacionel, y el expiritu comercial de Inglaterra la ha matado. No puede bbaber gran drame sin una noble vide nacional, y és también hia sido 300 marti / crOnrcas de os genios sutilea y complicados como Dante a través de los tiempos diversos, poblados de mesas vulzeres. La fantesia desbordada, es un caballo loco,—se puede echar a voler un ledn; pero se ha de ir cabalgando sobre él, y se le ha de tener perennemente de la riends. Este y un Leloir, en que unos pintores, de joyantes y pomposos vestidos, retratan a una dama francesa en los tiempos en que no era pecado el ammor,—fueron las dos bellas prendas que a aquellos armarios ‘concurtides llevé el arte raoderno. La América, Nowra York, exero, 1634 José Marti Obras Completas Vol. 19 Viajes, dlarios, cronicas, juicios Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1991 http://bibliotecavirtual.clacso.org.ar/arilibros/marti/marti.html NUEVA YORK Y EL ARTE NUEVA EXHIBICION DE LOS PINTORES IMPRESIONISTAS Los vencidos de ta luz.—Influjo de la exhibicién impresionista.—Bstética y tendencias de los impresionistas—Verdad y luz—Dessrdenes de color—El reader de Renoir Nueva York, Julio 2 de 1886 Seftor Director de La Nacién: Tremos adonde va todo Nueva York, a la exhibicién de los pintores impresionistes, que se sbrié de nuevo por demands del piblico, atraido por la curiosidad que acé inspira lo osado y extravagante, 0 subyusado tal vez por el atrevimiento y et brillo de los nuevos pintores. Cuesta trabajo abritse paso por las salas flenas: acd estin todos, naturalistas e impresionistas, padres e hijos, Manet con sus crudezas, Renoir con aus japonismos, Pissarro con eus brumas, Monet con sus desbordemientos, Degas con sus tristezas y sus sombras. Ningune de allos ha wencido todavia. Le lus los venec, que es gran vensedora. Ellos Is asen por las alas impalpables, ia .arrinconan Drutalmente, la aprietan entre sus brazos, le pidep sus favores; pero Ia enorme coguete se escapa de sus asaltos y sus ruegos, y sélo quedan de Je magnifica hotalle sobre los lienz0s de los impresionistas esos regueros de color ardiente que parecen la sangre viva que echa por sus heridas la toe rota: jya es digno del cilo el que intents escalaslo! Esos son los pintores fuertes, los pintores varones, los que cansedos del ideal de la Academia, frie ‘como una copia, quieren clavar subre ‘el lienao, pslpitante como wna esclava desnuda, « la naturaleza. jSl0 Jos que han bregado cuerpo « cuerpo con la verdad, para reducirla a la frase 0 al verso, seben cusnto honor hay en ser vencido por ella! La elegencia no basta @ los espiritus viriles. Cada hombre trae en si dl deber de afiedir, de domer, de revelar. Son culpables las vides ‘empleadas en Ia repeticiin eSmoda de tas verdades descubiertas. Los artistas jévenes hallan en el mundo una pintura de sed, y con su soberbia grandiose de estudiantes, quieren un artesano de tierra y de sol. Luzbel se ha sentado ante el caballete, y en ou magnifica quimera de venganza, 304, mantt / crOntcas quiere tender sobre el lienso, sujeto como un reo en el potro, el cielo azul de donde fue lansado. ‘Al olor de la riqueza se ovté vaciando sobre Nueva York el arte del mundo. Los ricos para alardear de tnjo; los municipios pera fomentar Ta cultura; las casas de bebida pare atraer « los curiosos, compran ea grandes sumas lo que loe artistes europoos producen de més fino y atrevido. Quien no conoce los cusdros de Nueva York no conoce el arto moderno, Aqui esté de cade gran pintor Ia maravilla. De Meissoniet cstin aqui los dos Napoleones, el mancebo olimpico de Friburgo, el hombre pétreo de la retirade de Rusia. De Fortuny esta aqui “Le playa de Pértici", el euadro no acabsdo donde parece que la luz misma, alada Pispireta, sirvié al pintor de modelo complaciente: jparece une cesta e rayos do sol este casdro dichoto! {No fue aqui Is colosal venta de Morgan? ~ Pero toda aquella coleccién de obras macstras, con ser tan opulenta y varia, no dejeba en el espfritu, conio deja la de los impresionistas, cat ‘creadora inquietud y obsesin sabrova que produce el sparecimiento ibito de lo verdadero y lo fuerte, Rios de verds, anos de rojo, cerros de ‘amarillo: exo parecen, vistos en montén, los Lienzos locos de estos pintores Parecen nubes vestidas do domingo: unas, todas arules; otras, todas violetas; hay mares crems; hay hombres morados; hay woe familia verde, Algunos lienzos subyugan al instante. Otros, a la primera ojeada, dan deseos de bundirlos de un buen puietazo; a In segunda, de esludar ‘eon respeto al pintor que 086 tanto: a la tercera, de acariciar con ternura al que luchd en vano por vaciar en el lienso las hondas distancias y teouidades impalpables con que suavisn ol vapor de le lus Ia intensidad de os colores. Los pintores impresionistat vienen zquién no lo sabe? de los pintoros aturalistes;—de Courbet, bravio eepiritu que i en arte ni en politice centendi de mis autoridad que Ia directa de In Naturslesn; de Manet, ‘que no quito saber de mujeres de porcalana ni de hombres barnizador de Corot, que puso en pinture, con vibraciones y misterios do lire, Ins voces veladas que pueblan el sire, De Velasquez y Goya vienen todos,—esor dos eepafolee gigentescos: Velésquet creé de nuevo los horabres olvidados; Goys, que dibujaba ‘cuando siffo con toda la dulcedumbre do Rafael, bajé envuelto en una ‘capa oscura 1 las entrasias del sor humano y con los colores de ellas cont aaTe 305 el viaje a su vuelta —Velazquer fue el naturalista: Goye fue el impresion risa: Goya ha hecho con nes manchas rojas y parduzcas una Casa de Locos y un Juicio de la Inquisicién que dan fries mortales: alli est come sangrieuto y eterno retrato del hombre, el esqueleto de Ja vanidad le maldad profundas. Por los ojos redondos de aquellos encapuchados se ven las escaleras que bajan al infierno, Vio la corte el amor y la guerra y pinté naturalmeste la muerte, Los impresionistas, venidos al arte en una época sin altares, ni tienen fe en lo que no ven, ni pedecen el dolor de haberla perdido. Llegan a la vida en los paises adelantados donde el hombre ee libre. Al amor devoto de los pintores misticos, que aun entre las roses de las orgias se les salia del pecho como una colurmna de humo aromado, sucede un amor fecundo y viril de hombre, por la natursleza de quien se va sintiendo igual. Ya se sabe que estin hechos de una misma masa el polvo de la tierra, los hhuesos de los hombres y la luz de los aatros. Lo que los pintores ankelan, faltos de ereencias petdurables por que batallar, es poner en el Jienzo la cosas con el mismo esplendor y reslce con que apstecen en le vida Quieren pintar en el lienzo pleno con el mismo relieve con que la [Naturaleza eres en el espacio profunde. Quieren obtener eon artificon de pincel lo que la Naturalezs obtiene con Ia realidad de ls distancia. Quieren seproducir los objetos con el ropaje flotente y tornasolado con que Ia luz fugar los enciende y reviste. Quieren copiar las cotas, no ‘como fon en si por su constitucién y se Iss ve en la mente, sino como en una hora transitorie las pone con efectos caprichosor Is caricie de Ja luz. Quieren, por la implecable sed del alma, lo nuevo y lo imposible: Quieren pintér como el sol pinta, y eaen, hhumano no es nunca fitil, aun en lo que no tiene de ser trascendental. Es, por esencia, trascendental strauna rebelién de Pero el espiri yolunted 0 intenci el espirity hamano. Toda rebeliin de forma csencia. Y esa misma angélica fuerza con que los hijos leales de la vido, que tracn en si el duende de Ia luz, procuran dejar cresda por le mano del hombre una naturaleza tan espléndida y viva como la que elaboran incesantemente los elementos puestos a hervir por el Creador, les leve por inesistible simpetie con lo verdadero, por natural unién de los angeles esidos del arte con los angeles eaidos de la existencia, « pintar com ternure fraternsl, y con brutal y soberano enojo, la miseria en que viven los ‘humildes. Ess son las bailarinas hambrientas! jEs0s son loa glotones 305 wantt / cnéntcas sensuales! jEsos son los obreros elcobolizados! jEsas son las madres sects de los campesin 308 son los hijos pervertidos de los infelices! iEsas son les mujeres del goro! jAsi aon: descarades, hinchadas, odioses y brutales Y no surge de esse piginas de colores, incompletas y sinceres, el peefume autil_y venenoso que trasciende de tanto libro fino y cuadto elegente, donde In villaoie sensual y los crimenes de alma se recomiendan con Ins tenteciones del ingenio; sino que de esas'mozuelas abrutedas, de esas madres rudas de pescadores, de exas coristas huesudas, de esos Iabriegos gibosos, de esas viejecitas santas, ve levanta un espiritu de humanided ardiente y compasivo, que con ssludable energia de gain fecha o un lado los falsos placeres y procure un puesto en I éCémo saldremos de estas selas, afeades por mucha figura sin dibujo, por mucho paisaje violento, por mucha perspective japouesa, sin saludar luna vee mis @ tanto euadro de Manet, quo abrié el camino con su crud pinture a ews desbordes de aire libre, sin detenernos ante el Organo de Lerolle, con su sobrehumano organista, ante los cuadros resplandecientes de Renoir, ante los de Degas, profundos y higubres, ante aquel Estudio ssombroso de Roll, recuerdo de la leyenda de Pesifae, de donde emerge una poesia fragante, plena y madura como las frutes en sazin? Los Renoir lucen como una copa de borgoii al sol; son euadtos claros, wasnicnto y desafio. Hay un Scurst que in tombra, bajo el sol del cenit, el rio ‘lgodonoso: una mancha violeta es un ba la es ua perro: azules, rojos y amarillos se mezclan sin arte ni grados. Los Monet zon orgias. Los Pissarro son vapores. Los Montemard ciegan de tante luz. Los Huguet, que copian el mar drebe, inspiran amistad hacia el artista, Los Caillebote son de portentoso atrevimiento: unas nifias vestidas de blanco en un jardin, con todo el fuego del sol; una nevada deslanbrente ¢ implacable; tres hombres arrodillados, dewoudos de cintura, que cepillan tun piso: al ledo de uno, el vaso y In botella

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