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DE LA SEMIOTICA Y LA PRAXIS EDUCATIVA

*Delio Herrera Ortiz


Docente Facultad de Odontología
Universidad Cooperativa Villavicencio

El presente documento es un intento por formular algunas aproximaciones o


mejor, algunas proposiciones acerca del estudio exploratorio de la Semiótica como
una oportunidad mas que como una estrategia, la cual facilita que el proceso
enseñanza-aprendizaje sea más ameno, reflexivo, crítico y ético.

Empiezo por referirme a los Espacios de Relación en los cuales tanto estudiantes
como docentes se dan la oportunidad o no , de dejar fluir sus ideas, de manifestar
sus inquietudes , sus expectativas y en los que fácilmente se puede también
destruir o “ castrar “ posibilidades u opciones sino se les da la importancia que
demandan.
Se hace además necesario entrar a identificar los procesos simbólicos que de
estos espacios se generan y los productos que de hecho van apareciendo tras
ellos, de una manera dinámica y continua.
Abordaré en esta ocasión dos aspectos generales :

Relaciones de poder : por un lado identificamos al estudiante con su


disposición cognitiva y sociocultural propias . Por otro lado al docente con su
bagaje de información la cual traduce en su praxis mediante su “autoridad
pedagógica “.
Surge entonces un encuentro de historias distintas , de argumentos también
diferentes propios de las relaciones sociales de fuerza que por su propia dinámica
deben transformarse en relaciones de sentido eso si, en la medida en que los dos
actores se apropien conscientemente de sus contextos y se dignifiquen en uno
sólo ya sea de forma temporal dentro del ejercicio académico o bien de manera
permanente como parte de un proyecto de vida.
Para descifrar un poco la anterior trama retórica pondré por cada espacio de
relación un ejemplo : cuando el docente se presenta ante el estudiante, emana de
su ser perceptible una sumatoria de gestos, expresiones confusas, movimientos
distractores y actitudes que solo a través del tiempo el segundo va descifrando y
haciendo de ello casi un templo de admiración o de repulsión dependiendo claro
está, de si los ambientes permiten o no un desarrollo fluido de valores, principios
y de responsabilidades éticas.
Cuando el estudiante se deja percibir como un ser activo o pasivo, también
emanan de si todas aquellas tramas simbólicas propias de su experiencia
educativa, social y cultural ; entonces se inicia un juego de intercambio de
intereses con sentido práctico que paulatinamente se van haciendo racionales en
la medida en que se identifiquen mutuamente como parte integral de un curriculo
o de un plan de estudios. Aquí hay expresiones de carácter subjetivo. Lo objetivo
va apareciendo cada vez que dicho juego adquiere espacio en lo consciente y deja
de ser espontáneo . Pregunto entonces : ¿ en qué momento se pierde esa fluidez
del juego? ¿ cuál o cuáles son los causales ? . Empezamos entonces a formalizar
una respuesta desde el aporte semiótico ya que ella per se , es diálogo,
intercambio, relación , construcción colectiva de simbologías e imaginarios
sociales.
Pues bien , volviendo a las relaciones identificadas entre el estudiante y el
docente, existen algunos “ momentos de intención “ caracterizados por su
temporalidad y poca oportunidad para hacer del diálogo un verdadero espacio de
encuentro eficaz para estudiantes y docentes. En este momento, el ímpetu por
conocer, aprender y enseñar parecieran tener barreras y las estrategias
pedagógicas se hacen innecesarias para lograr una comunicación óptima , pero ¿
qué hace que prosperen en el tiempo? , tal vez porque la actividad docente
continúa siendo tan sólo una rutina y se concibe como un simple ejercicio
profesional que no involucra en su telos la responsabilidad por la formación
integral del estudiante.

Otro momento importante a tener en cuenta es el “ momento concreto “ el cual se


caracteriza porque contempla verdaderos puntos de encuentro , de concertación ,
de acuerdo tanto para estudiantes como para docentes y de los cuales se
esperan productos en los que trasciende el quehacer académico rutinario y la
dinámica compleja de la relación docente – estudiante. Este momento es
permanente en su dialéctica y en su búsqueda efectiva de resultados. De aquí se
obtienen ambientes naturales que propician mejores relaciones pedagógicas
recíprocas sin subordinación , es decir, se podría realmente hablar de “ el
aprender a ser “ , partiendo del “ aprender a vivir con el otro “.
En este momento surge otra pregunta : ¿ comó se legitiman y mantienen dichas
relaciones ?

El signo y su mediación en el proceso cognitivo : empiezo por recodar que


existen signos innatos y otros que son aprendidos . Para este aspecto
determinante me permito recordar algunos momentos del diario acontecer en el
campus universitario : clases , estudiantes interactuando entre sí, docentes en
sus cubículos preparando clases o revisando evaluaciones , laboratorios y
bibliotecas dejando percibir algún intento de investigación, algunos docentes
queriendo tímidamente entrar a hacer parte de un espacio de relación en el que
los recuerdos del pregrado parecen llegar a su mente . No se visualiza una
entrega abierta y espontánea al diálogo sino mas bien un ambiente matizado por
la cordialidad propia de los ordenes jerárquicos que regulan las conductas y la
convivencia académica de una manera incipiente y desarticulada de los contextos
en que se desarrolla el proceso enseñanza- aprendizaje . Pareciera una simple
respuesta de la inercia social en la que algunos han caído .
Se propone entonces hacer de la convivencia académica el mejor “momento
concreto” para que fluyan las palabras, los gestos, las ideas , las inquietudes , la
crítica y , a partir de ello, empezar a definir una arquitectura de comportamientos
que facilite la estructuración de proyectos educativos serios , articulados, con
prospectiva , sensibles ética y moralmente en donde tengan cabida tanto las
representaciones individuales como las colectivas ; es decir, que los procesos
cognitivos sean posibles mediante el flujo de información recíproca entre el
estudiante y el docente y de ellos hacia la sociedad. En otras palabras : las
actividades no sólo académicas deberán proveer momentos para que surjan
respuestas a preguntas como : ¿ las representaciones mentales producto de los
espacios de relación contribuyen realmente en la construcción del conocimiento ?
¿ se está trabajando desde la convivencia diaria en el campus universitario para
que se construya conocimiento a partir de las representaciones internas y
externas de los actores y sus contextos?.

Tendríamos que ocuparnos del estudio detallado , responsable y crítico de todo


cuanto ocurre no sólo en los “momentos de intención” sino además en los
“momentos concretos” , haciendo de la semiótica el instrumento de estudio
permanente para comprender aún mas su naturaleza , su aporte a la pedagogía ,
al proceso cognitivo y al desarrollo de convivencias mas asertivas en lo solidario ,
en lo tolerante. ¿ Estamos dispuestos a formalizar el estudio de la Semiótica
como una parte determinante en la construcción del conocimiento ? .

La Semiótica permite interpretar y adaptar los signos y ponerlos a la orden del


conocimiento y además aporta una reflexión crítica acerca de cómo y por qué se
produce la significación de los diferentes fenómenos . No pretende resolver los
problemas específicos que constituyen el objeto del conocimiento sino que aporta
pautas operacionales y procedimentales que hacen más fácil identificar , organizar
y contextualizar esos problemas.

*Odontólogo Universidad Nacional de Colombia


Especialista en Administración de Salud y Seguridad Social. Universidad Javeriana
Estudiante Maestría en Educación Universidad Santo Tomas .

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