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LIZETH BETANCOURTH

Texto sin verbos personales


El retrato del bendecido, entre las reliquias y los santos, entre las rosas y los escapularios,
escondido entre las sombras. La ausencia de esperanza y gloria.
El retrato del bendecido y el retrato de la humanidad, el mismo.
El culto al miedo, el culto a las corrompidas maas de superioridad, el culto al olvido y el culto a
la perfeccin: motivo de luchas y guerras.
El retrato del bendecido, perdido e indolente; soportado en las mesas, paredes y altares.
Todas las palabras: culpa, condena y perdn; fidelidad, recompensa y salvacin.
Personalizado de mil maneras y mil colores.
Presentado a todas las culturas, de occidente a oriente.
Amado por todos los latinoamericanos y adorado en otros lugares del mundo.
Por eso, el retrato del bendecido y el retrato de la humanidad, vistos en el tiempo, en medio del
silencio, entre la ausencia de esperanza y gloria, perpetuados como l mismo.

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