El retrato del bendecido, entre las reliquias y los santos, entre las rosas y los escapularios, escondido entre las sombras. La ausencia de esperanza y gloria. El retrato del bendecido y el retrato de la humanidad, el mismo. El culto al miedo, el culto a las corrompidas maas de superioridad, el culto al olvido y el culto a la perfeccin: motivo de luchas y guerras. El retrato del bendecido, perdido e indolente; soportado en las mesas, paredes y altares. Todas las palabras: culpa, condena y perdn; fidelidad, recompensa y salvacin. Personalizado de mil maneras y mil colores. Presentado a todas las culturas, de occidente a oriente. Amado por todos los latinoamericanos y adorado en otros lugares del mundo. Por eso, el retrato del bendecido y el retrato de la humanidad, vistos en el tiempo, en medio del silencio, entre la ausencia de esperanza y gloria, perpetuados como l mismo.